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Segunda Oportunidad Para El Amor

CAPITULO 1

¿Por qué las mujeres se quejan que los hombres no somos nada románticos?

Quisiera una explicación lógica, ya que durante toda mi adolescencia estuve totalmente enamorado y me desvivía por una chica, la llenaba de detalles, de palabras lindas, incluso la ayudaba con su tarea, le regalaba flores, no importaba el día, gastaba mi mesada para llevarla a comer helado. Para simplemente dejarme, si es mucho exceso digan cual es el límite. Y no me vengan que, con la inmadurez, que, si pasó durante la escuela, que son niños que no saben de amor. Cuando es amor solo el corazón lo sabe.

Y Aquí estoy yo, Samuel Villanueva, un hombre de 36 años, arquitecto, CEO de la empresa constructora, más reconocida del país, luego de ser un romántico y defensor de la belleza femenina , decepcionado del amor, de la fidelidad y del matrimonio.

No se si el desamor es un mal de familia, que en este caso se saltó una generación, ya que mí padre es totalmente feliz en su matrimonio con mi madre, por el contrario, mí hermana y yo, pagando con creces. Y de mi hermana ni se; diga, aún quiero matar al imbécil que la dejó embarazada, mi supuesto amigo, definitivamente no se puede confiar en nadie.

Les haré un relato de mi vida, para que entiendan y vean lo difícil que es volver a enamorarse, lo complicado que se vuelve confiar y entregar el corazón , no me juzguen, espero su comprensión y apoyo.

*Mi adolescencia*

Conocí a la mujer más hermosa del planeta, lo repito la chica más linda del colegio, nos hicimos novios cuando ambos teníamos 15 años, no tenía porque mirar a ningún lado, con ella era suficiente, claro, pensaran que las hormonas de la adolescencia me tenían pensando así, pero no, por ella era capaz de darlo todo.

Apenas la vi, mi corazón dio un vuelco de 360°, era la chica nueva, estábamos a mitad del año, las clases ya habían comenzado y justo entró en mi salón.

• Amigo, con ella me casaré. – Le digo a mi amigo Frank quien esta a mi lado en su silla, este voltea a donde estoy mirando.

• Parece un fideo. – Dice mi amigo en burla.

• Para mi es la más linda. – Digo sin dejar de mirarla.

• Límpiate, con la boca llena de babas no se acercará. – Dice sarcásticamente, le doy mi mejor mirada de molesto.

El profesor comienza a presentarla:

• Jóvenes presten atención. – Usa sus palmas para captar nuestra atención

• Les presento a su nueva compañera, se acaba de mudar a la ciudad, así que colaboren con ella para que este al día con las clases. – La señala y le indica que hablé.

• Hola a todos, me llamo Rebeca Prada, un gusto. – Lo dijo con mucha seguridad y una sonrisa. Para mi la sonrisa más linda.

• Es una engreída! – Susurra Frank a mi costado.

• Es perfecta. – Le digo.

• Si tu lo dices. – Este rueda los ojos nuevamente.

Al finalizar la clase, no dude en acercarme a ella, estaba en su mesa, mirando su teléfono, por mi parte yo me encontraba lo suficientemente nervioso, pero igual le hable:

• Hola, me llamo Samuel. – Digo algo titubeante , ella solo me mira y se vuelve a girar.

• Si quieres puedo ayudarte con las tareas pendientes. – Me ofrezco como excusa.

• De verdad? ¡Que amable! – Dice en voz aguda, sin voltear a verme.

• Sam, tenemos entrenamiento. – Me hala Frank de mi mochila.

• Te veo luego. – Le digo a la chica.

• Amigo, Te ignoró por completo. – Dice Frank mientras caminamos hacia la cancha de baloncesto.

• Tu nos interrumpiste, estaba a punto de darme su número. – Le digo serio.

• En tus sueños, algo le paso a tu cerebro. – Se ríe mientras me da un manotazo en la cabeza.

• Auch, ¿Estas celoso? – Le digo

• No eres mi tipo. – Me mira y hace gestos de negación.

• ¿Qué, qué? – Pregunto extrañado, no entendí eso.

• Vamos, el entrenador nos espera. – Sale corriendo Frank y hago lo mismo para alcanzarlo.

Estaba en el equipo de baloncesto desde primaria, esto me ha permitido obtener masa muscular y buen tamaño, ya mido 1.70cm.

Los días fueron pasando, luego las semanas, no hubo un día en los que no me acercará para intentar hablar con ella, pero me ignoraba, se hizo un grupo de amigas fácilmente, estaba con ellas, eran del grupo de animadoras, así que verla en sus prácticas, me desconcentraban totalmente.

- Villanueva!!! Concéntrate. – Grita el entrenador y hace sonador su silbato

- Quieres formar parte de las porristas?. – Vuelve hablar haciendo que todos los demás de rieran.

- De que se ríen. – Les llama la atención al resto, suena su silbato con mayor intensidad y dice

- Todos, 30 vueltas para que presten atención. –

Todos comienzan a correr quejándose y por supuesto yo era el culpable.

.

.

Luego de dos meses, aun no me daba por vencido, comencé a dejar chocolates, osos de peluche, notas en su casillero.

- Amigo, te convertirás en acosador. – Me dice Frank mientras coloco una rosa sobre su mesa.

- No, no, soy detallista. – Le digo muy convencido.

- Ja! Pero ella ni les presta atención. – Se burla

- Hasta no escucharlo de sus labios, seguiré insistiendo. – Le afirmo.

- Y que quieres escuchar? – Pregunta dudoso Frank.

- Que no me acepta. Debo escucharlo para rendirme. – Le alzó una de mis cejas, seriamente, ya que este solo se reía en mi cara.

No era suficiente con las burlas de mis amigos en el colegio, en la casa tenia una pequeña bully, Gabriela esa enana de 10 años, estaba atenta a cada movimiento.

- Ya tienes novia? – Gabriela me pregunta.

• Mmm. – Solo hago tipo gruñido

• Te has gastado todos tus ahorros y aún no te acepta. – Se burla.

• Gab, en este momento no te quiero ver. – Le hago señas molesto para que salga

• Hermanito, llévame a comer helado. – Me súplica esta antes que la saque con cara de cachorrito.

• Si me llevas, te ayudo a que te hable. –

• Me estas chantajeando?. – Levanto mis cejas interrogándola

• No, solo que te hable, pero no prometo nada. –

Luego de tanta insistencia, llevo a mi hermana al parque, cerca una heladería, para que al menos me dejara tranquilo por un día, amo a mi hermana, pero a veces se vuelve intensa.

Llegamos al parque, Gaby feliz con su helado en mano que previamente pasamos a comprar, la noto que mira a todos lados.

• Que pasa Gaby? – Le pregunto extrañado.

• La vi. Allá esta!! – Señala con su pequeña mano a un lugar, donde varias chicas estaban sentadas, al fijar mi mirada, estaba Rebeca y sus amigas.

• Ya vuelvo. – Sale corriendo la pequeña

• No, ¿Qué haces? – No pude detenerla.

Veo a lo lejos que les habla con mucha confianza, me sentí avergonzado, no tenía idea de lo que pudiese estar diciendo esa pequeña, sentía mi cara cambiar a todos los colores, ya no quería que me viesen.

• Listo, ya hice mi parte. Si no se acerca, es porque eres feo. – Regresa Gab, con su sonrisa despreocupada.

• ¿Qué le dijiste? – Pregunto con mucho interés.

• Nada! – Dice sin prestar atención, solo interés en su helado.

El resto de los días continuaron con normalidad, las clases y los entrenamientos, Rebeca algunas veces mi miraba, o creí eso, ya que igual no me hablaba. Hasta que un día , en estaba esperando las horas para la práctica, ella se acerca por sí sola, estábamos en una hora libre y yo estaba con Frank y el resto del equipo.

• Hola guapo. – Todos los chicos voltean inmediatamente preguntándose a quien se había dirigido.

• Es contigo guapo. – Me señala

• Yo? En que puedo ayudarte. – Pregunte, mientras los demás se burlaban y hacían sonidos.

• Quería saber si me ayudas con la clase de matemáticas? Me han comentado que eres muy bueno. –

• Es un nerd, no te acerques mucho. Yo te ayudo! – Seguían riendo en broma los chicos.

La verdad, si era un poco bueno para las matemáticas, de no ser por que también soy bueno en los deportes, seguro estos cabeza huecas que están en el equipo me tendrían como su mascota.

Pero a esa propuesta, no pude negarme, inmediatamente dije que si, así que luego de cada práctica, le explicaba matemáticas a mi bella Rebeca. Ese fue el inicio, antes de fin de año estábamos saliendo como novios.

Durante las vacaciones de verano nos veíamos más seguido, aunque ella se fue a un curso de modelaje y yo conseguí un trabajo de medio tiempo en un supermercado para tener mi propio dinero, así sacarla a pasear, nuestro primer año de novios, fue el mejor para mi.

Recuerdo en ese verano, mi padre estaba avanzando mucho con la empresa De construcción y arquitectura, ya tenía un nuevo socio, era Italiano, comenzó a frecuentar la casa e incluso llevó a su hijo, de la misma edad que yo, Cristian, creo que una vez lo vi cuando éramos más niños y ahora nuevamente, como éramos contemporáneos, logramos hacer una amistad, jugábamos video jugos e incluso le presente a mis otros amigos cuando salimos a practicar o en salidas. (Jamás pensé que luego lo terminaría odiando).

Realmente Cristian y yo, hicimos una buena amistad de verano, ya que solo venia en vacaciones, además se le dificultaba un poco el idioma , es Italiano, poco a poco fue aprendiendo hasta llegar a dominar. Al principio fue un poco introvertido, parecía tener poca confianza, incluso con su padre, a diferencia de Gabriela y yo, que siempre éramos muy cariñosos con nuestros papás. Pocas veces menciono a su mamá, solo dijo que estaba en su país, no preste mas atención, como adolescentes solo nos divertíamos.

En una tarde común ya tenia casi un año de noviazgo con Rebeca, estando con mi hermana, que pesar de ser menor que yo, siempre ha sido mi mejor amiga, nuestros padres nos han enseñado a que la familia siempre debe estar unida.

• ¿Cómo te va con Rebeca? — pregunta Gabriela

• Muy bien, es muy linda. —

• Me parece un poco engreída, incluso camina sin querer tocar el suelo. — Se burla esta.

• Oye, respeta, solo práctica, ya que desea ser modelo. — Le digo defendiendo a mí novia.

• Parece caballo de paso. — Gabriela se levanta del sofá y comienza a imitarla de manera ridícula, no niego que me causó mucha gracia y ambos reímos

• Bueno ya, no seas mala con ella. —Le digo aun entre risas.

• Si claro, mi cuñadita. — Esta gira sus ojos.

• Intenta llevarte bien con ella. – Le pido por favor.

• Me esta quitando a MI hermano y mejor amigo. – Lo dice rodando ambos ojos.

• Puedes tener otros amigos también. – Le digo.

• Como si tu dejaras, así que tampoco te dejaré. – Hace cara de molesta, cruzándose de brazos.

• Gab yo se que no dejo que ningún chico se te acerque, pero al menos deja que yo pueda tener novia, no hagas que se aleje. — Le digo en forma de súplica.

• Que bueno que aceptas que alejas a todos los chicos, incluso ni amigos me dejas tener. – Gabriela algo molesta.

• Puedes tener amigas, no hay problema. — Le digo despreocupado.

• Si, muy chistoso. Cuando te vayas a la universidad podre tener amigos. —

• Recuerda que no me iré muy lejos, así que igual nos veremos todos los días. — Me burlo

• Aff cierto! —Gab dice intentando parecer molesta y le saco la lengua.

• Que hacen mis niños? – Pregunta nuestra madre mientras nos entrega algo de comer.

• Mami Samuel, me esta cambiando por otra. – Hace pucheros Gabriela y yo ruedo los ojos.

• Ja, ja, hija no celes tanto a tu hermano, el siempre te va a querer. – Me mira interrogando.

• Claro que si mamá, más que a nada, ustedes son mis preciosas mujeres. – Las abrazo a ambas.

Estuvimos toda la secundaria y preparatoria juntos, sin dudas un noviazgo que para mi era bonito, era mi primera novia, me encantaba hacerlo saber a mis compañeros de clases, para que nadie se le acercara. En esa época yo era fanático de la mitología griega, así que no dudaba en pensar que Cupido me había flechado directo al corazón con su flecha dorada, pues apenas vi a esta niña hermosa ingresar a mí salón de clases, quedé anonadado de su belleza.

Los años pasaron y nuestra relación de adolescente estaba creciendo, era nuestro último año en la prepa ya incluso pensábamos en hacer planes a futuro e ir juntos a la universidad, pues claro, yo quería convertirme en un gran arquitecto y ella quería ser modelo y estudiar actuación, quizás no eran los mismo, pero siempre juramos apoyarnos.

Se imaginan lo emocionado que estaba, así que como tenía una buena relación con mi padre siempre le pedía consejos.

• Trata a tu novia como a una princesa, no te olvides que tienes una madre y una hermana. – Me recordaba constantemente mi padre.

• Si papá. — Siempre respondía, admirando a ese hombre.

• No te olvides nunca del respeto, debe ser mutuo y apoyarse en todo. — Hace una pausa pensativo.

• Recuerda esto hijo, nosotros los hombres podemos crecer y florecer. — Me mira y sonríe

• No me miras con esa cara, no estoy loco. — Hace esa pausa

• No he dicho nada pa. — Levanto mis manos en señal de paz y este ríe.

• Si, los hombres también florecemos, cuando la mujer que esta a nuestro lado, tiene Fe en nosotros, nos impulsa a realizar nuestros sueños, potencia nuestras virtudes y ama nuestros defectos. — Hace una pausa.

• ¿Comprendes? — Pregunta levantando sus cejas mirándome fijamente.

• Creo que si — Digo con algo de dudas.

• Muy bien, ahora te iras a la universidad. Puede que conozcas nuevas personas y ella también —

• Claro papá, estaremos rodeados de nuevas personas. – Le digo con tranquilidad.

• Bueno hija, ya aprenderás. – Termina de decir.

La verdad admiro a mi padre, pocas veces entendía lo que me decía, pero sé que sus palabras son sabias, cuando este mayor lo entenderé (Siempre pensaba eso). Apenas tengo 18 años, comenzaré una nueva etapa, par convertirme en un gran hombre como él.

CAPITULO 2

Comenzamos la universidad, allí mismo en la ciudad donde vivíamos, la verdad no era necesario irse tan lejos, había muy buenas universidades, ahí estábamos Rebeca y yo, ingresando a nuestro primer día como universitarios, tomados de la mano, yo super orgulloso de tener a esta preciosura como novia.

Rebeca es una mujer ahora con 18 años, de cuerpo esbelto, delgada, cabello rubio, ojos verdes, labios carnosos, en sí una mujer escultural. Yo hasta el momento sigo siendo bastante atlético, continúo en mis prácticas de baloncesto, así que en la universidad también logré ingresar al equipo.

- Amigo, tiempo que no te veía. – Saludo a Frank a mitad del campus.

- Amor, nos vemos luego. – Despide Rebeca

- Preciosa yo iba acomp... – No logre terminar ya se dirigía al edificio de artes.

- Creo que nunca le he caído bien. – Dice Frank

- Eso parece, pero cuéntame que hiciste durante tus vacaciones? – Le pregunto

- Estuve viajando con mis padres. – Me responde

- Que bien!! – Le digo con sinceridad.

- Hermano, me voy a clases. – Dice mirando su reloj

- Nos vemos luego. – Le respondo.

Mi amigo Frank estudia derecho, así que fue directo a su primera clase, al igual que yo. Emocionado e ilusionado por aprender un montón , ya quería trabajar en la empresa que mi padre estaba formando con su socio, hace pocos años han iniciado, así que cuando me gradué haré los mejores proyectos.

Al finalizar las clases de ese primer día, espere a Rebeca en la entrada del campus para irnos juntos, estaba agotado, las clases son buenas, con profesores exigentes, ni me imagino el resto de los años, además en las tardes prácticas con el equipo.

- Que esperas amigo? – Pregunta Frank quien se habían quedado en las duchas luego del entrenamiento.

- A mi novia. – Le digo con cara de diversión.

- Ja, mujeres. Buena suerte con tu espera! – Me dice despidiéndose.

Mientras escuchaba música con mis audífonos, aparece mi bella novia, ya habían pasado 15 minutos desde que comencé a esperarla.

- Hola preciosa. – Me acerco para darle un suave beso.

- Hola amorcito. – Me responde esta.

- Como fueron tus clases? – Le pregunto.

- Bien, creo que algo aburridas – responde sin mucho ánimo .

- Quizás por ser el primer día, ya luego cambian. – Trato de animarla.

- Supongo. – Me dice ella con cara de aburrida.

La acompaño hasta su casa y luego me dirijo hacia la mía, eso me lleva casi una hora, ya que aun me traslado en bus, estoy ahorrando para mi primer auto, pero me falta poco. Al llegar a casa mi madre y hermana me esperan para cenar.

- Hola hijo, te esperábamos. – Me abraza

- Gracias mamá. – Le correspondo em saludo.

- ¿Cómo te fue en tu primer día de clases? – Pregunta

- Feeeooo, por fin llegas, me muero de hambre. – Reclama Gabriela en broma.

- Hola hermanita bella, también te quiero! – Le respondo en sarcasmo.

- Dejen de pelear niños. –

- Y papá, aún no llega? – Me extraña el no verlo.

- Le ha tocado viajar, sabes la empresa está creciendo cada día más. – Me explica mamá.

- Eso es bueno, ya quiero poder ayudar. – Comento emocionado.

- Yi quieri ayudar. – Hace burla Gabriela

- Ya madura, enana. – Le digo, y ella rueda los ojos en fastidio.

- Sam no le respondiste a mamá ¿Cómo te fue en tu primer día? – Me pregunta Gaby.

- Creo que bien, me gusto conocer a los profesores, me emociona. –

- Que bueno hermanito, te irá muy bien. – Me responde de manera divertida.

Así somos, como todos los hermanos, bromeado, nos peleamos pero nos amamos, aunque esas peleas siempre son en broma, realmente somos muy unidos, siempre nos apoyamos .

Mi primer mes en la universidad fue como una revuelta, jamás imagine que sería tan complicado, pero igual sigo emocionado, me gustan las clases, pero llego tan cansado que casi ni tiempo de ver a mi hermosa novia, incluso por teléfono poco hablamos. Pero uno de los fines de semana logré apartar tiempo para salir con ella:

- Amor, veamos una película. – Le digo bastante emocionado.

- Esta bien. – Responde ella sin ganas.

- ¿Estas bien preciosa? ¿Quieres hacer otra cosa? – Pregunto preocupado.

- Si, todo bien, cansada por las clases. – Dice sin ganas.

- Claro preciosa, entiendo, igual yo he estado igual. –

- Y como te va en tus clases? – Vuelvo a preguntar debido a su silencio.

- Bien, eso creo amor – demuestra mucho desinterés.

- Amor te noto muy extraña. Se que no hemos pasado mucho tiempo. Dime lo que quieras hacer? –

- Nada Samuel, solo estoy cansada ya te dije. – Responde malhumorada

- OK, no te preocupes. – Nuevamente trato de entenderla.

Me acerco para abrazarla, y le doy un suave beso.

- Te he extraño mucho nena. – Sigo dejando suaves besos por toda su cara.

- Yo también Samu. – Recibe mis besos y ella intensifica la velocidad, dejándonos si aire.

Muchas veces evito, ese tipo de besos con ella, evitando no pasar los límites y controlarme, quiero respetarla hasta que lleguemos al matrimonio, estoy enamorada de esta chica y quiero que sea mi primera vez en todo, así que esperaré el momento adecuado. (Así pensaba en esa época, que tonto fui).

Luego de ver una película, casi no la vimos, de verdad ni siquiera recuerdo el nombre, pasamos casi dos horas, entre beso y beso, salí demasiado acalorado de la sala del cine, esto se me estaba complicando cada vez más. La llevo a su casa y tomo un taxi para mi, ya que estaba bastante tarde.

El resto de los días, intenten esperarla luego de finalizar las clases y el entrenamiento para pasar más tiempo con ella, muchas veces me acompañaba Frank, ya que el único lugar en el que nos veíamos era durante las prácticas.

- ¿Que onda hermano. – Le saludo

- Hola Samuel. – Me saluda de manos Frank y viene acompañado de otro amigo.

- Luis, como te va? – igualmente estrecho su mano.

- Esperando a tu noviecita. – Frank dice en broma.

- Siempre, sabes quiero pedirte un favor. –

- Que será? – este rueda los ojos.

- Quiero darle un regalo a Rebeca. – le miro expectante.

- Ya, te ayudo. Escojo algo y luego te muestro. – Frank me responde, siempre tiene buenas ideas.

- Perfecto hermano, gracias! – Le digo dando una palmada en su hombro.

- Hay viene mi chica. – digo al verla de lejos. Los chicos voltean y luego Luis quien estuvo callado habla:

- ¿Ella? Cuanto tiempo llevan juntos? – Algo extrañado pregunta.

- Desde la prepa, unos 3 años. – le digo orgulloso.

- Mmm, es mucho tiempo. – Dice Luis algo pensativo Y mira a Frank quien hace una cara que no logre descifrar

- ¿Por qué? – Pregunto dudoso.

- No, nada, creo que la confundí. – Me dice cuando ya esta más cerca Rebeca.

- Bueno, nos vemos. – Me dice y se retira al igual que Frank, como se que no se llevan muy bien, no le hago mucho caso.

Le acerca mi Rebeca, la abrazo y le doy un beso.

- Sam, nos van a ver. – Me dice apartándose.

- No hay problema nena, que sepan que eres mi novia. – Le digo dejando otro beso en sus labios.

Debido a su insistencia, nos vamos, esperamos a un taxi, ya que la veo bastante incomoda y me explica que esta cansada. Durante el camino la invito al primer juego interuniversitario de baloncesto, ya que comenzarían la temporada, sería mi primer juego a nivel universitario.

Para ese juego por supuesto invite a mi familia, estaban en primera fila para animarme, busque por todas partes y no logré ver a mi novia, pero a quien vi, bastante emocionada fue a mi hermana:

- Hola hermanito. – Se lanza a darme un abrazo.

- Hola pequeña, que bueno que ya están acá. – le digo recibiendo su abrazo, pero esta me suelta y corre en otra dirección.

- Frankiiii. – También se le lanza encima.

- Hermosa, me alegra verte. – Este le corresponde el saludo y la abraza.

- Ey, que se traen ustedes? Te advierto ella es menor de edad. – Apunto a mi amigo en forma de amenaza, pero estos se comienzan a reír.

- Ay Samu, no tenemos nada, es mi amigo. Que estoy molesta, ya que no ha vuelto a visitarme. – Dice Gabriela mientras rueda los ojos.

- Es cierto, somos amigos. – Afirma Frank mientras siguen abrazados.

- Ya, suéltense. – Los hago separar y estos siguen riéndose en mi cara.

• Y tu novia? – Pregunta Gaby de manera odiosa.

• Ya debe estar por llegar, me dijo que vendría. – Le respondo mientras busco su rostro entre las gradas.

Esa noche ganamos nuestro primer juego, y durante todo ese trimestre los juegos los teníamos cada sábado por la tarde, mis padres y hermana asistieron a cada uno de ellos, logramos llegar en segundo lugar en el torneo, era un logro deportivo, estaba emocionado, me extrañaba era no logre ver a Rebeca en ninguno de ellos, comenzó a darme excusas de tener muchas tareas y obligaciones.

CAPITULO 3

Culmine el primer año de la universidad, logré pasar cada una de mis materias con buenas calificaciones, estaba un poco deprimido solo por sentir a Rebeca un poco distante, mi madre me decía que le diera tiempo, que no todos se adaptaban bien a la universidad y quizás estaba presentando dificultad con alguna materia, así que siempre logre darle su espacio y entenderla.

Ese verano, en vacaciones mi padre llega con una sorpresa.

- Hijo, te he traído un regalo. – dice mi padre portando seriedad.

- Te lo has ganado, lo consulté con tu madre y estuvimos de acuerdo, es de parte de ambos. – Mira a mi madre la sostiene de su mano.

- Pero debes saber que es con esfuerzo que se logran estas cosas. – Me mira expectante. Yo solo espero que termine de hablar y Gabriela a mi lado igual, ambos estábamos con la curiosidad a mil.

- Si no te gusta, ya lo cambiaras cuando tengas tu propio dinero. – Me extiende su mano y me entrega una pequeña caja.

- Esperamos que seas prudente, confiamos en ti. – Esta vez es mi madre quien habla, yo solo sigo mirando la pequeña caja.

- Ábrelo ya hermano. – Dice Gabriela ansiosa.

Al abrir es la llave de un auto, Gabriela abre sus ojos y cubre su boca con ambas manos, por la emoción , comienza a dar saltos.

- Oh Dios mío. – Grita emocionada Gabriela, yo quedé anonadado.

- Gracias, gracias, de verdad, gracias. – Les comienzo a decir cuando reaccionó y les doy un abrazo.

- Vamos a verlo. – Indica mi padre para que salgamos de casa.

Al verlo no podía creerlo, estaba totalmente asombrado, pensé que era un sueño, pero los gritos de Gabriela me hicieron saber que era realidad, tendría mi propio auto, era hermoso de un color gris granito, brillante, con sus llantas grandes, un modelo que me enamoró inmediatamente, un Mazda “Visión Coupe”, el diseño impecable, elegante y sofisticado.

- Wow papá, mamá, de verdad, gracias, me han dejado sin palabras. – Les digo aun maravillado, no salía de mi asombro.

- Sigue dando lo mejor de ti. – Me dice mi madre y me da un abrazo.

- Vamos a probarlo. – Grita Gabriela

- Adelante, conduce con cuidado. – Dice mi padre.

Al subir al auto, los asiento de cuero, el olor a nuevo, Gabriela y yo veíamos cada detalle impresionados, encendí el auto y se sentía increíble , comencé a manejar lentamente hasta tener suficiente confianza, dimos una vuelta, Gabriela me indicaba a que lugares quería ir, pero yo quería mostrarle a mi bella novia, así que conduje hasta su casa.

Gaby me preguntaba y yo solo conduje en silencio, al llegar la llame por teléfono:

- 📲Hola nena, ¿Puedes salir? – Le digo

- Ay, tu odiosa novia. – Dice Gaby y le hago señas para que haga silenció.

- 📲 Puede ser más tarde? – Responde esta

- 📲 Estoy fuera de tu casa. – Digo aun emocionado.

- 📲 ¿Por qué no avisaste antes? – Pregunta extrañada.

- 📲 Vamos nena, sal un momentito. – Vuelvo a pedir.

- Vamos, ella ya ni te quiere. – Dice Gaby, pero trato de no prestar atención lo dice, solo por molestar.

- 📲 Esta bien. – Termina de decir de manera sosa.

Luego de cortar bajo del auto y la espero afuera, ella abre la puerta y la recibo con una gran sonrisa, extiendo mis brazos para abrazarle.

- ¿Y esta belleza? – Se dirige directamente al auto.

- El regalo que mis padres me han dado, quise venir a mostrárselo. – Le digo con inocencia y emoción.

- Mmm, para demostrar que si tienes dinero. – Dice pesadamente.

- ¿Qué? Claro que no preciosa, quería compartir la alegría contigo. – Mantengo mi entusiasmo.

- Vamos a pasear, entonces. – Me dice más animada.

Le abro la puerta detrás ya que Gaby estaba delante, Rebeca me mira extrañada y levanta una de sus cejas.

- Oh, lo siento. Gaby esta delante. – Abro la puerta del acompañante y le indico a Gabriela que pase a la parte de atrás, esta me mira de la peor manera.

- Hola Gabriela. – Ambas se saludan

- Podemos ir solos tu y yo. – Me dice al oído Rebeca, le susurro que sí.

- Subo al auto y comienzo a dar vueltas por algunas calles, luego tomo la dirección a la casa.

- Pequeña, te dejare en casa y en otro momento salimos. – Le digo a Gabriela.

- Aewm, esta bien. – Hace sus pucheros.

Al llegar a la casa, Gaby, se baja sin despedirse, estaba a punto de salir, cuando recordé que le tenia algo que buscar, le dije a Rebeca que esperara, subí a mi habitación y busqué entre mis cosas, al conseguir lo que quería, me dispuse a bajar nuevamente al auto.

Rebeca estaba esperando por mi dentro del auto, sonrío al verla y sentirme feliz de poder compartir tiempo con ella, como años atrás, conduje hasta un parque cercano y la invité a bajar, fuimos a unas mesas, con algunas sillas que tenía el lugar.

- Nena, me alegra poder vernos. – Le digo tomando sus manos

- Si, Sam, hemos estados muy alejados últimamente. – Responde ella cariñosamente.

- Lo se amor, ya tendremos que organizarnos mejor, además estas vacaciones podemos estar juntos. – Le digo.

- Gracias amor. – Se acerca me da un suave y casto beso.

Aun sigo locamente enamorado de esta mujer, como desde el primer día en que la vi. Aunque hemos cambiado, ya no somos ese par de niños de escuela, ahora estamos forjando nuestros futuros, cada uno en el área que le gusta.

- Nena, ¿Cómo van tus clases?

- Bien amor, ya creo que las entiendo, es que creí que sería mas de ensayos de obras o novelas, hay mucha teoría. – Dice con algo de fastidio, cosa que me hizo mucha gracia.

- Si amor, así debe ser, para que luego seas la mejor. – Comento

- ¿Quieres ir a comer algo? – Le pregunto

- No amor, estoy en una dieta, no quiero subir de peso. –

- Pero estas hermosa así. – Le comento, si es la verdad, esta hermosa, en un peso adecuado.

- Pero sabes que este medio, es muy superficial y se fijan mucho en la figura. – Defiende su postura.

- Vale, pero no pierdas tu esencia. – Le hago un niño.

Luego de varios minutos hablando, de darnos muestras de cariño, de poner al día nuestros temas, me decido en darle la sorpresa que tenía preparada, se lo había querido dar mucho antes, solo que no se dio la oportunidad, mi amigo Frank me ayudó a elegir, una pequeña cadena de oro con un corazón.

- Preciosa, tengo algo para ti. – Saco la pequeña cajita y le hago entrega.

- ¡Por Dios Sam! Esta hermoso, gracias amor. – Me dice con la mirada fija en la caja.

- Espero te guste. –

-¿Qué? Me encanta, gracias, gracias. – Me abraza y comienza a besarme de manera más intensa, casi sin poder respirar, aumentando el calor de nuestros cuerpos, saco fuerzas y me separo de ella con mucho cuidado.

- Preciosa te ayudo a colocarlo. – Le digo para cambiar mis pensamientos.

El resto de nuestras vacaciones, logramos compartir lo suficiente y reforzar nuestra relación, aun sigo convencido que es la mujer con la que me casare, mis padres siguen orientándome, me dicen que somos muy jóvenes, que llevemos las cosas con calma, que nos falta camino por recorrer, se que nos apoyan y quieren lo mejor para nosotros, así que no pierdo las esperanzas.

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