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Flor De Olivo

Capítulo 1

— Es tu deber como hija mayor de la familia Roscent, Charlize. No nos avergüences.

La joven asintió sin poder objetar una sola palabra. Al final de la recepción de la boda, una mucama la llevó a la cámara nupcial. Con la ayuda de las criadas, se lavó hasta quedar olorosa e impecable y se sentó en la cama a esperar. Después de un rato bastante largo su esposo la siguió a la habitación. Entonces él, que estaba molesto y tenso por la situación espetó.

— Es tu deber cumplirme.

Nuevamente las palabras de su padre resonaban en su cabeza, ¿Era realmente su deber?

Charlize quien no conocía sus intenciones, mantenía sus ojos bien abiertos. No podía comprender por qué el hombre, que había ignorado por completo su presencia durante la ceremonia y el banquete, había hecho tal demanda de la nada.

No tenía ningún conocimiento específico, aunque era vagamente consciente, de que algo secreto sucedía entre parejas. Alguna vez en su corta vida pudo ver muestras de cariño como algún leve toque o los besos que el jardinero y su niñera se daban.

Esa misma le había dicho:

— Tienes que obedecer a tu marido incondicionalmente y aceptar todo lo que te pida en silencio, sin objeción.

Ahora en esa situación peculiar en la cual la camisa del ahora esposo caía al suelo pensó, "¿Cómo esa obediencia incondicional podía implicar quitarse la ropa?"

"¿Qué hago?"

— ¿Qué esperas?

"¿Debo quitarme la ropa también?"

Como si hubiese leído sus pensamientos la mirara de afirmación le dio la respuesta. Respiró profundamente mientras observaba el cuerpo enorme frente a ella, con pectorales bien marcados y cada cosa en su lugar. Definitivamente, nunca había visto algo así, en su casa el único hombre alto era el jardinero, pero debajo de su ropa ciertamente no era nada parecido. Sus hombros eran dos veces más anchos que los de ella, su cuello era largo y grueso, y su cintura era delgada y recta. Ella era ridículamente pequeña en comparación.

Tragó saliva.

"Es abrumador"

Si ese hombre grande decidía tratarla igual que su padre, realmente la mataría. Dolía cuando su padre la golpeaba, ¿Qué más daba si ahora era él quien la golpeara?

— Te vez fatal —una voz ronca, varoniles y fría le hizo temblar. El hombre se acercó a la cama y la miró abiertamente. Su enorme cuerpo, bloqueó su visión—. No te agrado mucho, ¿verdad?.

— Ah..yo..yo no

De repente se inclinó hacia ella, claro, porque el hombre fácil le sacaba de ventaja tres cabezas. Con una sonrisa cínica y temblorosa probablemente por el coraje observó su desnudez.

— Claro. Por supuesto, la hija de un duque nunca pondría en su corazón a un caballero de bajo rango.

 "Peligroso"

"Mentira"

Tras haber escuchado sus palabras provocaron un temblor incontrolable en su cuerpo cuando escuchó su voz llena de hostilidad.

"Una esposa pertenece a su esposo" pensó en lo que le dijo su madre cuando practicaban etiqueta.

Si lo desea, podía ser golpeada, al fin y al cabo la sociedad tolera un castigo corporal más severo que el de un simple golpe.

Charlize sudaba ante la situación, parecía un pequeño gato asustadizo que se erizaba ante cada aliento del amo.

—Ven aquí, ya sabes lo que debes hacer.

A Charlize no le quedaron ganas de preguntarle qué tenía que hacer exactamente, sentía que si llegaba a decir un simple 'Ah' este no dudaría y la golpearía y, en cambio, antes de que su boca terminara por arruinar algo que jamás estuvo bien miró sus dedos de los pies mientras que la paciencia del hombre se agotaba, una de sus manos cayó sobre su cabeza.

El hombre acarició con el mayor tacto posible la barbilla de Charlize quien alzó su cabeza pues este había prácticamente obligado a mirarlo. Sus dedos ásperos y largos casi del tamaño de su rostro tocaron sus labios, mismo que no sabía estaban heridos.

— Yo también fui obligado. Si no lo hacemos la primera noche, este matrimonio se considera inválido. ¿Quieres un divorcio de inmediato? —estaba acabada, el solo hecho de pensar en el divorcio la ponía loca—. Si quieres que me largue solo dilo. Una vez que comencemos no hay marcha atrás.

Era obvia la respuesta, los labios de Charlize se juntaron para fruncirlos, su garganta seca pasó saliva mientras recordó las palabras de su padre. "Si te regresan olvídate que alguna vez viviste" Claro, él jamás se lo perdonaría. No tenía opción.

Sin más que pensar, Charlize cerró los ojos rendida para después comenzar a aflojar el cinturón de su bata con manos temblorosas.

El miedo de lo que pudiera hacer su padre con ella si no cumplía con el matrimonio era más grande que el de ser humillada por ese hombre frente a ella, un completo extraño. No. No sería golpeada nuevamente, ni tampoco soportaría mas los castigos de su padre, ahora ese hombre frente a ella era lo único que la alejaba de ser golpeada o de acabar con un caballero más en días posteriores.

 Estaba claro que Charlize solo era una herramienta para el duque. No había mejor palabra que esa.

En ese silencio agudo, Charlize se quitó la ropa mientras lo único que se podía escuchar en la habitación era el crepitar del fuego y la respiración del depredador entre pausada quien observaba intensamente a su presa.

El aire denso y frío de una noche aún invernal recorrió la fina piel de su espalda desnuda. Toda ella se erizó al paso que cruzó sus brazos cubriendo la mayor cantidad de piel que podía.

Poco a poco soltó el resto de su ropa con timidez e inseguridad, realmente, ¿Qué harían? Nunca en su vida había experimentado situacion similar.

Seguido, Cedric la empujó suavemente hacia la cama mientras posicionaba una rodilla entre ambas piernas, mientras que con su mano recorrió lento y suave a lo largo y ancho de su pierna al mismo tiempo que la levantaba hasta quedar en su cintura. Ciertamente era una noble, de piel tersa y suave sin una sola imperfección.

— E..espera, ¡Ahora, espera un segundo...!

Las manos de Charlize cubrieron con insistencia sus senos que ahora no tenían tela para cubrir, y todavía sostenía la prenda cubriendo su parte de abajo. Cedric tomó el dobladillo del fondo y ella como pudo tiró de él para que este no se lo quitara.

— ¿Qué crees que haces? Quita la mano ahora.

— ¿Por qué? ¿Para qué?

Ella lo miró confundida, ¿realmente lo que harían implicaba retirar sus prendas?. El rostro del hombre estaba envuelto en una profunda sombra pues en ese momento la única luz alumbrando la habitación quedaba justo a su espalda donde la chimenea crepitaba y debido a eso ella no podía adivinar qué tipo de mirada tenía él.

— Te lo preguntaré por última vez, ¿Quieres que me quede? No soy un hombre con mucha paciencia —Charlize no respondió. De un movimiento rápido y preciso desgarró la última prenda mientras ella ahogaba un grito—. Ahora no hay vuelta atrás.

Las grandes y rasposas manos se siñieron a su cintura donde comenzó un recorrido lento y conciso. Eran cálidas, al menos las sentía así debido al frío que sentía. El hombre acarició su espalda mientras intentaba acercarla más a su humanidad pero ella estaba tensa.

Un extraño sentimiento la invadió, "¿Qué es esto?", pensó ella, jamás había sentido tal cosquilleo e incomodidad, quizá ese hombre provocaba un miedo jamás sentido o esa era la señal de que su vida se agotaba.

— Espera, espera solo un momento

Inquirió ella pues la incomodidad crecía más y más. Él por supuesto hizo caso omiso a la petición de la dama mientras estampaba con calidez sus labios muy cerca de los s*n*s de esta. Era un toque extraño, un beso que solo a los bebés recién nacidos se les permitía y ahora entendía porqué pues, la imagen de un hombre musculoso adherido a ella no era precisamente linda.

— Relájate.

Capítulo 2

Cedric acarició su espalda rígida y endurecida con una palma áspera. Su aliento húmedo en contacto con su piel le puso la piel de gallina nuevamente y la áspera barbilla frotada contra su piel le provocó cosquillas.

De un momento a otro un algo realizó una invasión más allá de la luz,

— ¿Qué, qué estás ...

— Quédate quieta, no podré seguir si continúas así y de uno u otro modo sentirás más dolor del normal.

Sus piernas temblaban, no, todo su ser temblaba ahora y claro, miedo era el sentimiento. El hombre quien solo la miraba a los ojos fijamente no dejaba de invadir la parte más íntima de su cuerpo sin dudarlo. Ella no podía creerlo. No tenía idea del porqué este hombre al que apenas conocía y ahora se hacía llamar su esposo estaba tocándola de tal manera.

 — E..espera, espera, no lo hagas, esto no..

Charlize colocó sus manos pequeñas y temblorosas justo en sus hombros anchos y gruesos mientras hacía el intento de empujarlo suplicando que no siguiera. Es entonces que bajo ese toque ella pudo darse cuenta de que no solo ella temblaba, sino también él.

"¿A caso también siente incomodidad?"

"Si lo siente ¿por qué no se detiene?"

El hombre siguió con su recorrido humedeciendo cada centímetro, saboreando esa piel lechosa, dulce y jugosa de la cual se desprendía un delicioso aroma.

En el intento de Charlize por volver a hablar fue silenciada por los labios salvajes de Cedric quien ciertamente disfrutó del intento de grito y una maldición salió de sus labios ahora juguetones.

Había luchado ferozmente contra sus instintos, aquellos tan bajos que probablemente lo llevaban a perder la cordura pero era adictivo o al menos ahora lo era, después de haber probado con ferocidad aquél lugar desconocido para él que poco a poco reconocía y reclamaba como suyo.

La mezcla del gemido sorpresivo de la mujer bajo su cuerpo y la maldición que salió de su boca lo llevó a perder la razón. Aunque por otro lado ella seguía luchando contra viento y marea, aquél sentimiento era indescifrable, ¿Qué sentía realmente?. Ahora eso no era importante, lo realmente necesario era liberarse del cuerpo enorme que la mantenía asfixiada. Ella era la presa.

El jugoso filete de premio para su depredador.

— Ya no puedo...maldición... no puedo seguir esperando.

En ese momento Charlize creyó que Cedric podría tener su mismo problema, en lo que llevaba de la noche lo había escuchado tartamudear levemente unas cuantas veces, "Quizá también se ponga nervioso"

Pero ahora eso no era lo importante realmente.

Cedric empujó con firmeza una de sus manos ya con un poco de humedad y la llevó hasta lo más profundo de Charlize.

"Tienes que aceptar todo lo que hace tu marido"

"Eres su esposa, es tu deber"

"Una esposa es sumisa y obediente"

El último respiro que Charlize tuvo fue justo antes de sentir tal cosa, lo único que pudo salir de ella fue ese aire retenido.

— Haaa, ah...

Su cabeza dolía y sus pensamientos ahora estaban muy nublados.

— Solo un poco, va a doler solo un poco.

Sin poder evitarlo un par de jadeos fueron los que salieron de su garganta, imparables, incontrolables y vergonzosos.

Los movimientos de sus dedos finalmente se detuvieron después de un tiempo, lo que a Charlize le pareció una eternidad. En su cansancio inerte, tomó una larga exhalación, su cuerpo rígido no pudo resistir más y cedió ante el agarre de Cedric quien con ambas manos la acomodó más pegada a su cuerpo provocando que ambos hicieran contacto. Sólo entonces se dio cuenta de que su cuerpo, así como el de ella, estaba resbaladizo por el sudor.

— Respira profundo y aguanta, esto pasará rápido.

Él le susurró ásperamente al oído, incomprensible para comprender completamente en el momento en que su espalda temblaba al tocar su piel. En un esfuerzo inconsciente, abrió las piernas y se aferró por su vida a los duros antebrazos del hombre. Luego, la parte inferior de su cuerpo se hundió pesadamente entre sus piernas separadas.

— ¡Ack!

Fue el único sonido impausible que ella pudo soltar pues el dolor la había afectado.

El dolor sordo llegó antes de que se diera cuenta de lo que estaba sucediendo.

Charlize luchó infructuosamente contra el miedo cuando el hombre la atrapó debajo de él con sus labios.

Ella no pudo escapar; su corazón fue aplastado contra su fuerte pecho mientras empujaba más profundamente en su cuerpo.

Ella solo podía llorar, rastrillando sus uñas sin piedad por todo su antebrazo.

— ¡Duele, por favor duele, esto duele, detente!

Era la primera vez en su vida que decía una frase bien, sin tartamudear o titubear, quizá era el dolor o simplemente el coraje.

— Es porque tu cuerpo está estrecho.

Gotas de sudor frío recorrían su rostro y parte de su cuello mientras inconscientemente doblaba su cuerpo para librarse del dolor, él se estremeció levemente y la agarró firmemente por la cintura con ambas manos. Mientras que en su rostro una pequeña incomodidad era reflejada. Acto seguido él se acercó a su oído y susurró suplicante mientras la rozaba.

— Solo quédate quieta, por favor.

Sin embargo lo único que pasaba en ese momento por la mente de Charlize era su bienestar. Era tragada por esa intensa agonía que sacudía cada parte de su ser y no cesaba.

— ¡Duele!...¡Duele!

Esta siguió golpeando el pecho y arañando sus brazos para que quitara su humanidad de encima de ella.

— ¡Maldición! ¡Deja de moverte por un segundo, por favor!.

Charlize pudo sentir sobre ella mientras era estrujada por los brazos del hombre cómo éste temblaba impaciente y por un momento dejando de respirar como si estuviese soportando también un gran dolor. Este la abrazó todavía mas acortando su respiración y sin más que esperar comenzó a moverse, ya no podía soportarlo.

Charlize gimió por el dolor agudo que vino. Cada vez que su cuerpo se movía; su propio cuerpo se  estremecía como un árbol en plena tormenta, era su fin, sentía que desgarraba cada parte de su ser. Su mente se volvía cada vez más turbia a medida que el tiempo pasaba y no podía razonar.

"¿Qué me haces?" pensó ella entre tanta tempestad. Lo primero que tuvo en sus manos fueron las sábanas que hacían el dolor un poco más llevadero y las apretó entre sus manos como si estuvieran a punto de romperse.

Cedric no podía parar, estaba tan ensimismado dentro de su arduo trabajo que solo se inclinaba hacia ella mientras está intentaba respirar lo mejor posible sin embargo, no podía dejar de gemir ahogadamente, el aire que entraba no era suficiente para abastecer todo su cuerpo, o gemía o respiraba.

— ¿Por qué estás llorando?

Solo después de ser interrogada por el hombre, es que Charlize se dió cuenta de que las lágrimas caían por sus mejillas.

Tarde. El hombre había visto su rostro, la iba a golpear seguramente. Mientras trataba de ocultar su rostro a toda prisa para evitar el golpe un invasor probó de estas cual agua bendita se tratase. "¿Qué?"

— No hagas eso. Déjame verte —sus ojos negros penetraban todo su interior recorriendo cada parte de su alma—. No hay vuelta atrás, eres mía y ya estamos juntos —aún con delicadeza, acarició la espalda desnuda de Charlize quien apenas si respiraba—. Besame..

Esa fatídica noche, no pudo contar cuántas veces lo repitieron. Después de perder el conocimiento, se despertó pasado el mediodía. Para entonces su ahora esposo Cedric Winter había sido obligado a irse, ya había partido a la expedición, y por supuesto su niñera le dijo que el sacerdote había identificado la sangre virgen en la cama y anunció que su matrimonio había sido un éxito. Esta era la confirmación de su matrimonio.

Eso fue todo lo que pasó entre ellos. Ella perdió su virginidad con él y él se fue a erradicar al gran Demonio negro hacia las montañas en Landow dirigiendo las tropas de Acron hacia una muerte segura.

No hubo más, ese había sido su gran matrimonio.

Capítulo 3

Charlize Roscent paseaba nerviosamente por el salón. Estaba tan tensa que ni siquiera se dio cuenta de que se estaba mordiendo las uñas hasta que entró el duque de Ross. Cuando escuchó su bastón golpear el suelo, rápidamente escondió sus manos detrás de su espalda intuyendo la reprimenda que seguramente le daría.

— ¿No te advertí mil veces sobre ese desagradable hábito tuyo?

— Lo si..si..siento, lo si..ento de verdad..

Charlize inclinó la cabeza ante la voz fría de su padre. El duque chasqueó la lengua mientras miraba la escena sin siquiera entender el mal hábito adquirido de su desagradable intento de hija.

— No me avergüences niña. Tienes más suerte de la que mereces. No te perdonaré si le causas problemas a nuestra familia con tu comportamiento sucio, eres una Roscent, como tal debes estar a la altura.

Un incontrolabre sudor frío goteaba entre sus manos. Su espalda se puso rígida de miedo y abrió la boca con dificultad.

— Haré t..todo lo que m..me digas padre. Lo haré... cumpliré c..con todo e..en cuanto él regrese, él, él..

Podía predecir ciertamente cuál era la cara de su padre sin mirar hacia arriba. Cuando ella hablaba, él siempre tenía una mirada de disgusto y ojos clavados en lo más profundo de su ser. Charlize trató de seguir con sus palabras lo más tranquilamente.

— ¿Me crees idiota?

— P..padre, lo intentaré, intentaré, esto, esto, no, este matrimonio, este…

El duque de Ross golpeó de nuevo firmemente el suelo con su bastón.

— Incluso hoy... solo hoy, pero no. ¿No puedes estar bien por unas horas? ¿Quién diablos querría una esposa como tú? Una maldita tartamuda cobarde que además no quiere cumplir su papel..

— Y..yo, y..yo..

— Cedric Winter no es mas un caballero de bajo rango, se ha convertido en uno de los maestros de la espada en el continente y es el guerrero que ha derrotado al Demonio Negro. Por supuesto si este le pide al templo que le de el divorcio no se negará y menos sabiendo que no consumaron el matrimonio —solo imaginarlo era horrible, respiró profundo y arrugó la frente—. Por el orgullo de la familia Roscent, de ninguna manera puedes dejar que la familia se convierta en el hazmerreír de todo el mundo porque no supiste llevar a cabo tu matrimonio.

Ella se mordió los labios arrancandose lentamente la piel hasta dejarse tan solo en sangre. La objeción de que no era su culpa se quedó atorada en su garganta. Ella nunca había querido casarse con el conde Winter pues sabía que este tampoco lo deseaba. Y ¿No fue el propio duque quien siguió adelante con el matrimonio que nadie pidió? Aprovechando que el conde no podía objetar mientras amenazaban su posición de caballero en la guardia del príncipe heredero fue que pudieron casarlos.

— Si tan siquiera fueras la mitad de hermosa que Aria o al menos una belleza promedio... ¡No habría optado por este camino! —cuando recordó a su media hermana, cuya belleza era comparable a una rosa, sus argumentos se desvanecieron como la arena. Mirando su rostro pálido y cansado, el duque de Ross añadió sin piedad—. Incluso si el rey George piensa darle la bienvenida a ese hombre como su nuevo yerno, estará bien incluso si la princesa se niega. ¡Y todo porque no pudiste ganarte su corazón!

— P..pero, él, él, se fu..fue al día si..siguiente..

Estando a punto de argumentar que realmente su misión no era la de capturar su corazón porque nunca tuvo la oportunidad de tener una conversación adecuada con él, justo antes de que pudiera pronunciar esas palabras, Charlize fue golpeada en el abdomen con el bastón y por inercia llevó las manos hacia el lugar con un grito ahogado. Solo se tambaleó por el inmenso dolor, incapaz de soltar un solo sonido cayó al suelo tras golpear el borde de la mesa mientras se retorcía de dolor.

— No te atrevas a responder todavía más. Eres una insolente basura que no conoce su lugar, deja de poner excusas baratas y dedícate a hacer tu trabajo.

Ella asintió apresuradamente por miedo a que el tubo de madera volara hacia su existencia por segunda vez. El duque, que tenía los labios fruncidos esperando la contestación para hacerle entender quién mandaba, solo se dio por vencido tras oír un ligero golpe en la puerta.

— Señor, los Caballeros de Acron han llegado.

— ¿A qué esperas? ¡Guialos al salón sirvienta inútil!

Charlize observó desde el suelo la mirada de reojo y con desdén que su padre le dedicaba. Este se acercó nuevamente hacia ella mientras intentaba hacerse un ovillo en el suelo.

— Déjale claro a Cedric que este matrimonio no lo puede terminar. Y te repito nuevamente mocosa insolente, avergüenza a la familia una vez más, y olvídate de tu asquerosa existencia...

Luego salió del salón dejando atrás a Charlize quien se puso de pie con dificultad y se apoyó contra la mesa que momentos antes la había lastimado, esperando todavía sin aire a que el dolor y las punzadas se fueran.

La intensa luz del sol primaveral atravesó sus ojos en su estado vergonzoso. Aun así, logró tragarse las lágrimas, enderezar su dolorida espalda y peinar ligeramente su cabello. Esa situación ciertamente no mejoraría, incluso si lloraba. En cambio, solo la haría parecer más miserable de lo que ya es. Y no precisamente gustaba de ser humillada, aunque tampoco tenía mucho que objetar.

Charlize pretó con fuerza su mano temblorosa cerrándola en un puño. Tenía que mantener la cabeza en alto. Para una mujer posicionada en tal círculo social, el divorcio era igualable a una sentencia de muerte. No se trataba solo de ser ridiculizada, o de llevar la deshonra y el deshonor a su casa, sino de una desgracia irrevocable para toda su familia.

Y pese a que la suya era realmente una basura tampoco les deseaba el mal. No, su manera de ser no era así. Bondadosa, benevolente, caritativa, cualquier "tontería" según su padre, menos, una mujer como tal. Como esas que metía noche tras noche a su cama.

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