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Detrás De Ti

Preludio

Nuestro escenario estaba construido frente a nosotros y sin darnos cuenta nuestros ojos volvieron a encontrarse.

Nos quedamos estáticos por unos segundos, observándonos en silencio, preguntándonos sí era yo y sí eras tú.

Mi respiración se agitó al escuchar tu grave voz.

No había duda que mi primer amor estaba frente mío, totalmente otro pero con la misma expresión estoica; mi sonrisa se iluminó y tú volviste a ser la razón de mi alegría.

Ya no bastaban las mil preguntas que deseé hacerte, solo corrí a tu lado para abrazarte y así mismo reavivando mi amor a lo desconocido…

Perfil- Protagonista 1

Protagonista: Dasha Scarlett

Actualmente tiene 35 años y trabaja como oficinista en unas de las empresas de su padre.

Tiene una personalidad poco sociable y con una sonrisa de pocos amigos, al contrario como era en la universidad una chica alegre, sociable e imperativa.

Características:

• Color de ojos: Marrones claros

• Estatura: 1.60 m

• Tipo de sangre: A+

• Cumpleaños: 10 de octubre

• Tez: Marfil

• Complexión: Robusta

• Familia: Padres

• Hija única de familia adinerada

• Pasatiempos: Ver películas género romántico y salir a pasear con su mascota Dary.

• Actualmente soltera

Datos curiosos:

Dasha tiene pánico a los callejones oscuros y sin salida; no le gusta salir de noche por lugares desconocidos a menos que vaya con amigos.

Sigue pensando en su primer amor por eso ha evitado las citas a ciegas que sus padres le organizan.

1. Conociendo al chico “antisocial”

Antes que nada me presento; mi nombre es Dasha Scarlett (y si, ese es mi apellido), actualmente tengo 35 años y soy una simple oficinista trabajando en una empresa cualquiera.

Mi historia que voy a contar data de mis días como una universitaria quisquillosa y extravagante; era conocida como la chica de buenos y malos modales(y no los culpó, era demasiado entrometida y decía las cosas sin pelo en la lengua).

Aproximadamente hace diez años me encontraba en mi último año de la carrera de marketing digital, algo en lo que no fui demasiado buena pero escogí la carrera al azar.

Claro en ese entonces no me faltaba nada económicamente.

Digamos que provenía de una familia más o menos establecida(más bien rica pero no me gusta presumir), y siendo una hija única tenía todo a mano llenas.

Bueno continuando con mi historia…

Había llegado la estación más esperado por mi y era el INVIERNO, pues claro a mí me encantaba esos días de festejos navideños.

También llegando el invierno, en la universidad llegó un estudiante nuevo y justo en mi clase.

Recuerdo bien que ese día todos estábamos sorprendidos ya que en nuestra clase nadie podía entrar de última estancia.

Mis amigas empezaron a murmurar.

Daysi que tenía 24 años, pelo castaño y corto que estaba a mi estatura (1.60) y la otra que siempre sonreía de manera coqueta: Iris quién también tenía 24 años y era más alta que nosotras dos.

—Pero míralo. Tiene un aspecto sombrío.

—De seguro es un rarito.

Lo había inspeccionado de pies a cabeza y si, su aspecto era un poco desalineado sin dejar de lado el tono opaco de su ropa pero lo que había llamado mi atención fue su rostro.

En aquel tiempo no me llamaba la atención de ningún chico; cabe resaltar que era la sensación del aula por mi belleza (y no es por presumir pero sigo siendo bonita) pero no tengo un ego muy alto en alardear sobre mí misma.

En ese entonces si, me creía demasiado linda y sin dejar lado a mis amigas.

Éramos el típico grupito de las chicas sexys y bonitas.

A lo que voy, no tenía novio y no me interesaba estar en una relación amorosa.

Aquel chico había captado mi atención.

Era alto a la vista con un cuerpo formidable a pesar de la sudadera holgada que llevaba puesta.

Él entró tímidamente con la mirada al suelo.

El profesor le pidió presentarse pero él muy breve y frío dijo: —Soy Lance y…tengo 20 años.

—Woow él más joven de todos nosotros. —susurró Daysi con una risita burlona.

(Nada mal), pensé con una sonrisa.

El profesor le indicó que se sentará y para mi buena fortuna él se sentó a dos metros de mí, es decir a mi lado izquierdo.

No perdí de vista cada uno de sus movimientos hasta que él se sentó.

(Qué extraño que me llamé la atención.)

Suspiré.

—Parece ser el típico chico depresivo y callado. —comentó Iris detrás de mí.

Solo pensé que lo estaban juzgando mal.

Entonces los días pasaron y yo estaba pendiente de Lance.

En primer lugar, en las clases era callado y no hacia ningún tipo contacto con nadie más, excepto con los profesores.

A la hora de receso, él se quedaba en el salón con los auriculares puestos.

Ni una sola vez lo vi salir para comprar algún tipo de golosina o soda y lo más raro es que no comía nada en el aula.

Él también era atento y puntual con las tareas que se asignaban incluso un día lo habían felicitado por su excelente trabajo, sin embargo Lance solo asintió con la cabeza y regresó a su lugar como si nada.

Si fuera yo, hubiera sonreído de oreja a oreja.

Lo otro que había notado fue su apariencia; él no usaba ropa colorida y siempre traía el pelo revuelto ocultando casi la parte superior de su cara por eso mismo Iris seguía haciendo comentarios como que era un chico gótico y con problemas de familia.

Pero un día sucedió lo impensable.

Tuve que ir en contra de los comentarios despectivos de “mis amigas.”

—Ja Ja Ja. Es increíble lo bueno que son sus notas.

—¿Cómo lo sabes? —le preguntó Daysi.

—Soy la ayudante del Profesor Miros y pude ver que hace todo sin errores.

—¡¿En serio?! Debe ser un genio. —Daysi soltó con sarcasmo

Las conocía muy bien para saber que otra vez se burlarían de él.

—Ya lo dije. Es un rarito, no se junta con nadie más.

—Pobrecito. Probablemente lo sacaron de otra Uni por su terrible aspecto.

—Que repugnante ser compañeros de ese antisocial.

—Si, tienes toda la razón ja ja ja.

—¡Ya es suficiente! —les grité ferozmente.

Nunca antes había alzado la voz tan fuerte.

Las dos me miraron estupefactas.

—Ya me cansé de escucharlas.

—¿Qué te pasa Dasha? —me preguntó Daysi.

Suspiré profundamente.

—¿No creen que ya es demasiado? ¿Qué tiene de malo que sea sombrío y serio? —les expongo.

Ambas se quedaron calladas.

—Voy a demostrarles que no es un bicho raro. —les dije firmemente.

(¿En qué rayos estaba pensando en decirle aquello?)

Por supuesto que estaba molesta porque creía que era un chico solo tímido e indefenso tratando de adaptarse a nuestro ritmo pero jamás me creí capaz de defender a un chico desconocido para mí en ese entonces.

Iris y Daysi estaban más que sorprendidas y no respondieron nada al respecto.

Con la sangre hirviendo caminé hasta el aula y ahí estaba él con sus auriculares.

Solo y en silencio.

(Muy bien, voy a saludarlo para cerciorarme que no es ningún rarito.)

Estaba muy convencida que con mi dulce voz y carisma, Lance quedaría perdido en mi belleza pero…

—Hm. Hola Lance. —lo saludé sin temor alguno.

Pasaron los segundos y no escuché ninguna respuesta, ni siquiera un movimiento de su parte.

Así que opté por inclinarme lentamente y fijar mis ojos sobre su rostro.

No podía verlo con claridad ya que la capucha de la sudadera tapaba la mitad de su cara.

—¡Hola! —lo volví a saludar con entusiasmo.

¡Pero él me ignoro!

A ese punto mi rostro se estaba contorsionando para mantener mi hermosa sonrisa.

(¿A caso está ciego o por qué me está ignorando?)

No podía permitir que él me dejará con las palabras en la boca.

De alguna manera tenía que conseguir su red social o su número telefónico para demostrarle a mis amigas que no era lo que pensaban.

Entonces me atreví a tocarlo; puse mis manos sobre sus auriculares y él reaccionó de inmediato.

Me miró tan fijamente que mi cuerpo se estremeció y mi corazón latió como loco.

Lance tenía unos ojos hermosísimos digno de un Dios Griego.

Me perdí en el color de sus ojos…

Eran como una mezcla entre el azul cielo y verde como si estuviera viendo un hermoso lago cristalino.

Es que eran simplemente indescriptible.

Poco a poco mi vista curiosa fue bajando hasta llegar a sus labios carnosos y definidos.

Pero antes que pudiera decir algo más, él repentinamente quitó mis manos para alejarme.

Si cierro mis ojos puedo verlo claramente como me vió ese día…una expresión con indiferencia y el ceño fruncido.

Sus manos eran grandes y sin duda eso había provocado una sensación indescriptible en mí.

Tragué saliva con dificultad.

—¿Qué buscas? —inquirió con una voz grave.

Me quedé anonadada por unos segundos ante su voz electrizante y es que, escucharlo tan de cerca fue un shock.

Al siguiente segundo, él soltó mis manos sin dejarme de mirar con indiferencia.

(Siento que le parezco como alguien despreciable.)

—Me disculpo. —fue lo primero que salió de mis labios.

—So-Solo estoy saludando. —le dije casi tartamudeando.

Y no voy a negar que los nervios me invadieron de inmediato.

Lance suspiró.

Sin decir nada al respecto, él se levantó de la silla y me dejó allí…

(¿Ah? Él en verdad acaba de ignorarme.)

Mi pregunta era “por qué” había sido grosero conmigo.

Yo jamás en mi vida me hubiera atrevido a saludar a alguien más, excepto por mis padres, amigas y profesores pero aún así, para él fui como un bicho raro.

Por supuesto que aquello hirió mi orgullo.

—Ni si quiera conseguí su número. —murmuré derrotada.

Respiré profundamente y me dirigí a mi asiento esperando por la siguiente clase.

Después de ese bochornoso momento, él hizo como si nada hubiera pasado y los días volvieron a pasar en un cerrar de ojos.

Llegó la Navidad y con ella año nuevo pero nada diferente esa vez ya que como costumbre me la pasé en casa de una de mis amigas.

Yo no dejaba de observarlo furtivamente (Lance) porque a ese punto él me interesaba pero no estaba muy segura si me gustaba o solo era curiosidad respeto a él.

Además, mis amigas habían dejado los malos comentarios sobre Lance y también nuestra amistad fue tomando un rumbo diferente.

Sin darme cuenta, yo misma las estaba alejando por estar más interesada en conseguir o más bien ser la amiga de Lance.

(Debo encontrar una manera de acercarme a él pero cómo voy hacerlo.)

¡Sin embargo!

Una oportunidad de oro llegó.

El Profesor Miros dio la instrucción de trabajar en parejas y yo no iba a dejarlo pasar.

Claro, nadie de la clase quería acercarse a Lance por ser “misterioso” pero no me importaba lo que ellos pensaran.

Iris y Daysi ya habían acordado; y como siempre algunos chicos no perdieron la oportunidad para pedirme trabajar con ellos pero los ignoré adrede.

Entonces tome mi pupitre y fui directamente a Lance.

—Hola. Será un gusto trabajar juntos. —le dije muy sonriente.

Él me miró sin decir nada.

—¿Dasha Scarlett lo fue a buscar?

—Que suerte del rarito.

—Ella solo sintió pena por él.

(¡Ya cállense todos!), grité por dentro.

El Profesor nos dio las indicaciones para elaborar un modelo de mercadotecnia a futuro tomando en cuenta el ámbito que eligiéramos .

Traté de ignorar los murmullos pero eran demasiados así que estaba a punto de levantarme y alzar la voz para cerrarle las bocas.

—¿Por qué son tan ruidosos? Voy a tener que callarlos. —dije molesta.

Por un segundo pensé que Lance me ignoraría pero para mí sorpresa no fue así.

—La ignorancia es lo mejor que puedes hacer ahora. —me dijo sin mirarme a la cara.

Pero hice una pregunta que se desvío del tema.

—¿Por qué siempre usas sudaderas?

Fue una pregunta tonta y sin sentido, quizás para él.

—¿Quieres saber si soy un rarito como todos dicen? —me respondió con otra pregunta.

Yo no supe cómo reaccionar.

—Mejor concéntrate en el proyecto que tenemos que elaborar.

—S-Si.

Me hubiera gustado decirle que yo no era como demás y que solo buscaba ser su amiga, pero él me había callado la boca de un solo golpe.

El proyecto que teníamos en mente era crear la publicidad de un producto o servicio que aún no teníamos definido.

El mejor trabajo que conllevará al éxito de dicho producto se libraría de investigaciones posteriores por eso mismo debíamos trabajar fuera de la universidad.

En pocas palabras, uno de nosotros tenía que ir en casa de alguien.

Era una decisión que me tenía en ascuas porque no sabía cómo plantearle eso a Lance.

Lo esperé afuera de la universidad.

—¡Lance!

Él se detuvo de inmediato.

—Sobre el proyecto, hay que definir como vamos a trabajar y…

—Entiendo. Entonces hay que repartimos lo que hará cada uno.

Su respuesta fue concreta y en pocas palabras diciéndome que no quería trabajar en conjunto.

—Si pero es un proyecto y creo que es mejor si trabajamos juntos. —le dije sin titubear.

(¿A caso le caigo mal?)

Él sacó su celular.

—¿Es obligatorio trabajar juntos?

—El profesor dijo que teníam—

—Lo sé pero bien nos podemos repartir la información. —me interrumpió.

Yo me sentía pequeña ante él y sin poder contraatacar pero no me daría por vencida.

—Pero es mejor si lo hacemos juntos para tener un excelente trabajo. —refuté sin remedios.

—Por si no lo sabías, en una semana hay que entregarlo y en la aula no tendremos tiempo para avanzar así que tú o sea yo, irá a la casa de alguien. —terminé por decir.

Se produjo un silencio incómodo.

Lance volvió a mirar su celular.

—¿Una semana?

—Si.

—Hoy es viernes.

—Aja.

—Mañana en mi casa y el domingo en la tuya.

¡En shock total!

Es que no hay palabras para describir como él había aceptado.

—A las 9 de la mañana para avanzar lo más rápido posible.

(¡Es muy temprano!)

No quise quejarme así que dije que estaba bien.

Lance me había pedido mi número telefónico para mandarme su dirección.

No podía ocultar mi emoción que sentía justo en ese instante.

Sonreí por dentro.

De regreso a casa le conté a mi madre que iría a estudiar a la casa de un nuevo compañero y esa noche no pude dormir ya que me quedé esperando por su mensaje.

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