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Entregando Mi Corazón 3 - Mi Agente

TERESA (CAP. 1)

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Hola, soy Hika, la autora.

Solo ocuparé un pequeño espacio del 1er capítulo, para comentar que éste es el TERCER libro de la serie. Les pondré la lista, para que puedan seguir la secuencia, ya que no tienen los mismos personajes principales, pero están entrelazadas. De esa manera no habrá confusión.

Entregando Mi Corazón 1 - Mi Hacker

Entregando Mi Corazón 2 - Mi SEAL

Entregando Mi Corazón 3 - Mi Agente

Sin más me despido y disfruten de la lectura.

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TERESA 5 AÑOS

Salgo corriendo de una celebración en la sala y me escondo en un cuarto lleno de paquetes transparentes con un contenido verde. Veo pilas y pilas hasta el techo de esos paquetes. Escucho pisadas fuera de la puerta, mientras me acomodo en un pequeño espacio, para mi pequeño cuerpo.

Hoy es mi 5to cumpleaños. No me gustan mis cumpleaños. Mi padre solo acondiciona la sala para un fiesta, donde no hay niños, solo nuestros empleados. Mientras él solo me felicita por el día y se va, los empleados siempre mencionan susurrando que hoy también es el día que falleció mi madre.

Escondida, con mis brazos rodeando mis rodillas, vuelvo a soñar con mi vida de fantasía. Esa donde mamá no murió y somos una familia feliz. Sonrío mientras me imagino jugar con mis hermanas.

Sería mas fácil imaginarlas, si al menos supiera cómo es mamá. En toda la mansión no hay ni una foto de ella. Hubo una cocinera que me dijo que yo era la viva imagen de ella; cuando fui a buscarla al día siguiente, para que me cuente mas, ya no estaba. La habían despedido. Siempre me preguntaba el por qué. No era secreto que debo parecerme a mi madre, nadie mas se parecia a mi, ni mi padre.

Mientras todos eran de piel trigueña, cabello oscuro y ojos oscuros, yo era blanca con ojos azules y cabello rubio.

Estando metida en mis pensamientos no escuché la puerta abrirse, hasta que me tapé los oídos por el grito que sonó.

^ LA ENCONTRÉ.

Miro hacia el dueño de la voz y veo un niño, no mucho mas grande que yo. El me sonríe.

^ Hola, soy Gonzalo Chavez. Mi padre es el segundo en la organización.

Es la primera vez que lo veo, pero debe ser cierto lo que dice. No cualquiera puede ingresar a la mansión y los Chavez vienen después de los Quintana.

Por algo somos el Cartel Quintana. Hasta una niña de 5 años lo sabe, sobretodo si es la organización que le dijeron que heredará desde que tiene uso de razón.

Saca su mano, para que la tome y me ayuda a salir de mi escondite.

- Soy Teresa Quintana, heredera del mejor cartel de EEUU.

Mi padre siempre ha dicho que debo mostrarme orgullosa y demostrar mi herencia en mis presentaciones a los subordinados u otros carteles.

Me saca del cuarto de la mano y me lleva de regreso a la sala. Al ingresar recuerdo el porqué de mi huida. Este año, mi padre no se fue después de desearme un feliz cumpleaños; sino que me felicitó con una mujer y una niña a su lado. Soy pequeña, pero puedo notar que esa niña no se parece a su madre, quién tiene cabello negro, ojos negros y piel blanca. La niña se parece a mi padre: ojos pardos, cabello castaño oscuro con ligeras ondas y piel trigueña.

Gonzalo al ver a los tres, me suelta rápidamente la mano. Imagino que no quiere problemas con mi padre.

> Teresa, no me hagas quedar mal delante de nuestras invitadas y demuestra tu educación. Desde hoy ellas vivirán con nosotros, porque la sra Dora y yo nos casaremos y su hija pasará a ser mi hija, tu hermana.

Solo lo observé y quería creer en él. Alejé todo pensamiento contradictorio a las palabras de mi padre.

TERESA (CAP. 2)

Tenía 6 años, cuando vi que Gonzalo practicaba con cuchillos y pistolas. Le pedí a mi padre dejarme practicar también, pero él se negó.

- Padre, como heredera del cartel, debo ser letal.

^ Como heredera del cartel, tendrás subordinados que hagan todo por ti. Ahora anda con Regina y practica los modales de una futura dama del cartel.

Ahí empezó mi rebeldía.

Me escabullía al cuarto de armas y por la ventana veía todo el entrenamiento que le daban a Gonzalo, para después replicarlo. En buena hora, en ese cuarto, tenía todo a la mano.

Fueron pasando los años y los únicos niños en la mansión nos hicimos unidos. Regina y yo pasamos a ser hermanas. La quería mucho y ella me seguía a todas partes, siempre con una sonrisa. Mi relación con Gonzalo, era soñada. Desde muy pequeños fue muy atento conmigo, siempre llenándome de detalles y pequeños regalos. En ningún momento se sobrepasó conmigo, ni siquiera un beso; solo me tomaba de mano y me decía que poco a poco nuestra relación maduraría.

A los 17 años. Mi padre me dio la mejor noticia que podía esperar. El compromiso entre Gonzalo y yo era una realidad. Dijo que viendo nuestro amor sincero, no era necesario esperar tanto y la ceremonia estaba pensada para una semana después de mi 18vo cumpleaños.

Yo no cabía de la felicidad que sentía.

Un fin de semana fui a la iglesia y escuché a una señora llorando en el confesionario. El lugar estaba vacío, pero ella soltaba todas sus penas. Sobre como su marido la maltrataba y le era infiel, como no aportaba nada para sus hijos y solamente se dedicaba a tomar.

Escucharla me dio mucha lástima. Sé que mi mundo no es bonito o legal, pero nunca he visto ni escuchado una situación así.

Aparte de Gonzalo y Regina, empecé una "amistad" con una extraña, por internet.

Ahí empezó mi segunda rebeldía.

Me puse a buscar en internet por sitios donde ayudan a estas personas; sean mujeres, hombres o niños, siempre hay todo tipo de víctimas. Encontré una página "de mano a mano" donde se ayudaba a estas personas. Me di cuenta de que quién atendía el foro no era tan bondadosa, bueno no con los abusadores. Les hacía la vida imposible y todo a través de la computadora. Los llevaba presos e incluso añadía más evidencia para que no salieran en muchísimos años.

Empecé una relación laboral con esa persona. ¿Por qué laboral? Ella ponía sus conocimientos en pirateo y yo ponía el dinero. La única consigna era que no averiguara nada de mí. Yo era Riri y ella Lake.

Toda esta ayuda, era secreto para mi entorno. Hubiera sido gracioso que salga a la luz. "Heredera del más grande y criminal cartel de EEUU, trata de limpiar su nombre con beneficencia. Da consuelo a la viuda, cuando su familia fue quien mató al esposo".

- jajajaja

^ ¿Qué es tan gracioso?

La voz de Gonzalo me saca de mi cabeza. Minimizo rápidamente mi laptop y me giro hacia mi puerta. Apoyado en el marco, estaba él.

- La próxima toca la puerta, Gonz.

^ No hay nada que ocultar.

El me responde sonriendo. Guardo mi daga rápidamente y él se acerca a mi silla, se agacha y me besa la mejilla.

TERESA (CAP. 3)

Intento levantarme, pero no me lo permite. Sigue dándole besos a toda mi cara, menos a mis labios. No le digo nada y solo doy suaves risas. Sé por qué no quiere que me levante.

Desde hace dos años, ha habido un pequeño cambio en su manera de actuar. No quiero tocar el tema, porque cada vez que alguien dice algo con respecto a mi altura, él se pone serio instantáneamente. A mis quince años di un gran estirón. Regina quien es medio año menor que yo también lo dio, pero mientras ella pasó del 1.50 al 1.58; yo pasé del 1.59 al 1.70. Dejando a Gonzalo, a sus 17 años, con 1.67.

Desde entonces, le ha costado alcanzarme en altura. A mis 17 años, me quedé en 1.73 y Gonzalo con 19 años, en 1.75. Sé que los chicos tienen mas tiempo para crecer, pero ninguno de sus padres es alto, mi padre tampoco lo es. Por lo tanto, sí, soy la amazona del cartel.

Seguimos nuestros días normales. Donde Regina es toda sonrisas conmigo y Gonzalo es el mejor prometido que existe. No importa cuánto lo intente, a veces dudo de su manera de ser. En realidad tengo dudas de todos. Nunca vienen para hablar de temas serios, todo lo que comparten conmigo son asuntos banales.

Siempre que estoy ahí, todos son sonrisas y congratulaciones hacia mi. En algunas ocasiones, cuando regresaba de mis entrenamientos, pasaba por las ventanas de los cuartos de padre y allegados. En esos momentos todo eran murmullos de quejas y fastidio, pero nunca me hacían llegar sus motivos.

Trataba de ser la misma niña de 5 años, que creyó en su padre; incluso cuando vio que él y Regina compartían un extraño lunar en el hombro izquierdo, por la espalda. Lo vi cuando fuimos a la playa en verano de ese mismo año.

Todas esas dudas las compartía con Lake. Nunca damos nombres o lugares, pero compartíamos algunas preocupaciones. Yo le comentaba que me sentía sola, a pesar de estar rodeada de gente. Ella me comentaba de que estaba sola por elección, ya que no quería tener nada que ver con su familia, salvo su madre que está muy lejos.

Yo no sé lo que es tener una madre. Dora y yo ponemos nuestro esfuerzo para no coincidir en ningún lado. Me pregunto que sería tener una mamá genial y que por culpa de otros no pueda verla.

- Yo que tu los mataría.

Escribo en nuestra privada sala de chat del foro.

-* Yo estaría feliz de hacerlo, pero no puedo. Mi mamá es la epítome de la bondad, ella no me dejaría tocar ni un pelo a su familia.

- Que buena hija eres.

-* Si viera todo lo que hago ahora, me jalaria de las orejas.

- Bueno, al menos tienes alguien que es genuina contigo.

-* Riri, ¿estás segura que no quieres un poco de información? Te prometo que no te cobraré ;)

- No, Lake. Ya de por si, me siento sola y confundida. Si recibo información que corrobore mi paranoia, realmente estaría sola en todos los sentidos.

-* No estás sola...

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