Holaaa vengo con esta nueva historia aprovechando el concurso ABO la saqué del baúl, espero les guste e interactúen mucho🥰.

Besos y comenzamos...

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—pero que hiciste André? —la niña gritó más que preocupada, asustada al ver a su hermano mellizo de solo 12 años, llegar con el cuerpo lleno de tatuajes.

El otro sonrió feliz mientras le mostraba un fajo de billetes qué había conseguido.

André: mira Nay, cuando caminaba encontré un anuncio qué decía que buscaban modelos para una clase de arte en una escuela de ricos, luego hice de modelo en un lugar donde enseñaban a tatuar y mira conseguí suficiente dinero para pagar la renta, y hasta podemos comer una semana si lo hacemos rendir. —llevaban dos días sin comer nada decente, y además el casero había ido el día anterior diciendo que si no pagaban lo que debían los echaría a la calle.

El pequeño se había ido a la calle diciendo que conseguiría un trabajo para poder ayudar.

Nay: pero que fue lo que hiciste André?, papá va a golpearte otra vez y quizás hasta la muerte cuando te vea.

André: descuida, no son permanentes, se quitarán en unos días, además papá fue a gastarse el dinero de mamá, no volverá en un tiempo. —la pequeña sonrió, más tranquila.

Nay: de verdad te pagaron muchísimo, ¿cómo le hiciste para que te contrataran?

André: pues les dije que tenia 16, y como me veo un poco mayor me creyeron, y como les caí bien me pagaron un poco más.

Nay: eres increíble hermano.

André: vamos con mamá, se pondrá feliz cuando sepa que no nos van a echar.

Nay: si vamos —el estómago de la pequeña gruñó y bajó la cabeza apenada.

Nay: perdón, es que no hemos comido desde la mañana. —su hermano peinó su cabeza.

André: descuida, mejor vayamos a comprar para que podamos comer todos, ya separé el dinero de la renta y nos queda todo esto.

Nay: todavía es mucho, vayamos a donde trabaja mamá, ahí las cosas son más baratas y nos rendirá un montón.

André: si vamos, y así le decimos también.

Nay: dile primero que los tatuajes no son permanentes o se pondrá a llorar en cuanto te vea.

André: eso haré —los dos pequeños salieron de la casa felices y caminaron hasta el trabajo de su madre, que aunque quedaba un poco lejos no les pareció tanto, hacían ese largo viaje a pie casi todos los días.

Vieron a su madre en la caja, y aunque Nay quería primero ir a saludarla, su hermano le dijo que todavía no.

Tomaron un carrito de compras y fueron eligiendo los productos que necesitaban mientras hacían la cuenta con lápiz y papel para no pasarse del dinero que tenían.

Nay: André porque echaste esos útiles?

André: porque en dos semanas empieza la escuela.

Nay: pero oíste a papá, no nos alcanza para comer porque educarnos cuesta mucho, dijo que ya no iremos.

André: no le hagas caso, no nos alcanza porque él no trabaja y le roba el dinero a mamá para irse a apostar, pero tú vas a estudiar.

Yo dejaré la escuela y me pondré a trabajar, tendré que mentir sobre mi edad, y esconderlo de papá o también me quitara lo que gane.

Nay: pero hermano...

André: no está a discusión, tampoco puedes decirle a mamá que no iré a la escuela, le diré que me contrataron en las tardes.

Nay: mentir es malo.

André: morir de hambre es peor, no puedes decirle.

Nay: pero promete que no harás cosas malas.

André: no seas tonta, yo jamas haré nada malo, trabajaré como mamá honradamente, y ahorraré para poder terminar aunque sea la secundaria.

Nay: cuando sea mayor te ayudaré.

André: no, tú vas a estudiar y harás una carrera universitaria, así cuando seas una doctora, nos compararas una casa y viviremos bien.

Nay: pero falta mucho, además entrar a medicina no es fácil y es costoso.

André: si tú te esfuerzas puedes lograrlo, y entonces yo te prometo que lo pagaré.

Nay: lo prometo, seré la mejor y me convertiré en doctora.

André: así se habla, ya tenemos todo, vamos con mamá —se acercaron a la caja con una sonrisa angelical y un poco pícara

—bienvenido a Tienda Mas —la mujer apenas levantó su vista, para volver a mirar la pantalla, pero...

—Nay, André, ¿qué hacen aquí!? ¿Hijo qué tienes en el cuerpo?, esos son...

André: no son permanentes, mamá, lo prometo, hice de modelo y me pagaron, ahora podemos comer y además pagaremos la renta. —le entregó el dinero que había apartado a su madre.

Daira: pero hijo, apenas eres un niño, como es que te dejaron modelar, y además...

André: les dije que tenía 16 y me creyeron, mamá crees que pueda trabajar solo en las tardes?

Daria: de ninguna manera, tú tienes que estudiar.

André: pero desde que papá se quedó sin trabajo y toma tu dinero apenas podemos comer, ya ves que casi nos echan.

Daria: lo resolveré, conseguiré otro trabajo sin que tu padre sepa, y lo usaremos para nosotros.

Nay: pero ya tienes dos, y apenas puedes descansar mamá.

André: quiero ayudar, por favor.

Daira: muchas gracias hijo, pero deja que yo me encargue cariño, yo soy quien debe ver por ustedes.

André: está bien mamá. —esperaron a que su madre saliera del trabajo y los 3 llevaron las compras.

Daira: deben tener mucha hambre, les haré una deliciosa cena.

André: mejor descansa mamá, a las 8 empieza tu segundo trabajo, te despertaré cuando esté la comida.

Daira: pero...

Nay: descuida mamá nosotros sabemos que hacer, y como ya pagamos al casero hoy dormirás tranquila.

Daira: son unos niños tan buenos, bien me iré a bañar y luego a dormir un poco, no quemen nada.

André: descuida, somos expertos en la cocina. —su madre se fue y los mellizos se encargaron de la comida, algo rápido y muy sencillo, pero les quedó muy bien.

Llamaron a la mayor para cenar, esta los elogio por la comida y se fue a dormir.

...Días después...

Mientras los pequeños jugaban en la sala y su madre se encontraba en el trabajo su padre regresó.

El hombre venía ebrio y muy furioso, ya que había perdido todo el dinero que le quitó a su esposa, y además sus deudores estaban molestos porque no pagaba lo suficiente.

Cuando vio a su hijo con aquellos tatuajes que aún no se borraban le dio un fuerte golpe, haciendo que la cabeza del menor diera con fuerza contra el suelo y la sangre brotara al instante.

—sabía que serías un inútil bueno para nada, debí deshacerme de ti también, no quiero mantener un vago delincuente, te mataré ahora. —no paraba de patear al niño lastimado mientras desahogaba su ira.

Nay: basta papá ya no lo golpees —la pequeña asustada por todo lo que sangraba su hermano y de que ya casi no se movía se colgó de la pierna de su padre mientras suplicaba, para que lo dejara.

Nay: no son permanentes, se borrarán, mi hermano no es malo no lo golpees por favor. —el furioso borracho, fijó su mirada en la pequeña.

André: Nay corre, aléjate de él.

Nay: no me iré, va a matarte, no quiero que mueras. —la pequeña cayó al suelo por el fuerte golpe que su padre le dio.

—maldita mocosa, tu también eres una inútil, lo único que hacen es estorban y far problemas, por qué no se mueren de una vez. —siempre era lo mismo, pero hasta ahora, aquel borracho violento jamás había atacado a Nay, siempre se desahogaba con su esposa y su hijo.

Además de que cuando él venía, su hermano la ayudaba a ocultarse para protegerla.

Pero ahora, aquel furibundo hombre caminaba hacia la pequeña que no dejaba de llorar por el dolor y de temblar por el miedo.

André: no la lastimes, Nay no te hizo nada.

—cállate maldito mocoso, sabía que era mala idea dejarlos, pero esa zorra, quería jugar a la casita, tú, tu me vas a ayudar a mantenerlos contento, seguro será bonita en unos años —tomó a la pequeña del mentón, y sonrió parecía que su ira se había acabado.

André: no te atrevas, suelta a Nay —jalando a la pequeña por el brazo, volvió a golpear al menor que ya no podía moverse, y se dirigió a la salida.

Nay: suéltame, no quiero ir, hermano ayúdame.

—cállate y camina! —André que logró levantarse con dificultad golpeó a su padre con el gran palo de madera que usaban para asegurar la puerta. Ahora los dos se dieron a la fuga con aquel ebrio furioso detrás de ellos.

Nay: vayamos con mamá. —su hermano la jaló cambiando el rumbo.

André: no nos dejarán entrar somos niños, ve con la policía, hay una estación cerca de la escuela.

Nay: y tú a donde vas?

André: no puedo correr más, si no hubiera estado tan herido lo habría dejado inconsciente, pero tú si puedes correr ve y pide ayuda.

Nay: pero...

André: ve rápido, voy a estar bien, trae a la policía Nay. —su hermana se fue corriendo y llorando, André vio a lo lejos a su padre, podía esconderse y esperar, pero su hermana no había doblado la esquina, así que se quedó ahí, intentando descansar, mientras esperaba para desviar la atención de su padre.

Cuando Nay se perdió en la esquina él apresuró el paso tanto como pudo y cruzó la calle.

No podía ir muy lejos, y debía estar a la vista para que la policía y su hermana los vieran.

Llevaba varios minutos corriendo, si su padre no estuviera borracho, ya lo abría alcanzado, él no es que pudiera ir muy rápido.

Estaba por cruzar aquel solitario puente, pero se sentía mareado, su cabeza daba vueltas y todo le dolía, estaba en su límite.

Se decía a sí mismo que tenía que resistir un poco más, pero era inútil, su padre lo alcanzó.

—donde está Nay, donde escondiste a tu hermana.

André: no voy a decirte nada.

—maldito niño... —tomó al niño por el cuello y comenzó a apretar, un para de luces le cegaron y el ruido de unas sirenas le advirtió de quienes llegaban.

"Somos la policía, aléjese del niño ahora" el primer oficial qué salió, arma en mano y apuntando al hombre habló rápidamente.

—malditos entrometidos, largo de aquí, solo estoy disciplinado a mi hijo.

Policía: aléjese del menor y ponga las manos en la cabeza. —aquella persona no razonaba para nada.

—que me aleje?, no oyeron qué es mi maldito hijo, puedo hacer con él lo que yo quiera, largo de aquí. —si bien es cierto que en casos de disciplina normal a sus hijos la policía no interfiere, aquel no era el caso, podían ver lo lastimado qué estaba el niño, y las intenciones del hombre eran claras.

Por eso cuando en lugar de obedecer la orden del oficial el hombre levantó la botella qué había cargado todo ese tiempo, con la intención de golpearlo.

6 disparos se oyeron, y André grabó en su memoria, su primera cicatriz mental y quizás la más fuerte de su vida.

Su madre fue notificada de la muerte de su esposo, y además de que uno de sus hijos estaba en el hospital con heridas serias y su niña al cuidado de servicios infantiles.

Fueron días difíciles, estuvo a punto de perder a sus hijos, no solo por lo que su esposo hizo, sino también porque servicios infantiles consideraba que los niños no estarían bien cuidados con su madre, y debían entrar al sistema y encontrar una familia adecuada para ellos.

La verdad es que, esto es solo una excusa, debido a que hay mucha demanda de adopciones, por parte de familias adineradas que buscan ser padres, es común que en los hospitales especialmente en salas de parto, se sellen contratos de compra de bebés y esto es completamente legal, o el alquiler de vientres, aunque dado que a veces ni aun así se logra la primera es la mejor opción.

Así mismo, es normal ver que niños que son apartados de sus familias biológicas entren al sistema de adopciones para ver si son elegidos, obviamente los estudios son rigurosos, la mayoría de los padres postulantes, son personas adineradas qué buscan encontrar un perfecto heredero.

En este mundo, la taza de natalidad es muy baja, incluso en parejas de alfas y omegas, las probabilidades son mayores entre destinados, pero dado que es un caso único el encontrar a tu destinado la segunda opción es la compatibilidad.

Por ello, hay parejas que se realizan un costoso y novedoso examen que les da un porcentaje aproximado de compatibilidad, y saber si tendrán descendencia, este examen ha ayudado a unos pocos, a otros los ha separado, ya que de 100 personas con las que te realices el examen, solo una podrá ser compatible en un porcentaje aceptable.

Para quienes no pueden pagar ninguna de estas opciones tener un hijo, es más cuestión de suerte o divinidad.

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Daira tuvo que hacer miles de compromisos para conservar a sus hijos y dejar uno de sus trabajos.

Incluso si el sistema quiere quitar a los niños del lado de sus padres si estos no están dispuestos a ceder y las pruebas se concluyen insuficientes deben darles la oportunidad de mostrar que pueden hacerse cargo de sus hijos.

Daira: todo va a estar bien, lo prometo, ahora ya no hay razón para trabajar horas extras, los 3 podemos vivir con lo que gano. —la mujer abrazaba a sus pequeños, el funeral de su esposo fue hace dos días.

Y aunque era el peor y ella lo amaba, también sabía que aquella persona no les hacía ningún bien, y que sin él sus vidas serian mejor.

"Ojalá y los malos muertos se llevasen sus problemas con ellos" esta familia estaba apunto de descubrir que aquella persona no había terminado de robarles la felicidad.

El insistente y fuerte golpeteo en la puerta alertó a la madre y asustó al par de niños que dormía.

Espió por el pequeño agujero que había en la puerta, 5 hombres con apariencia nada amigables y armados estaban ahí. Pidió a sus hijos se ocultaran, ella no iba a abrir la puerta, pero no sabía si en algún momento esta ya no aguantara más.

"sabemos que están ahí, abran ahora!"

Daira: ya llamé a la policía!, más les vale que se vayan!.

"Irnos?", la voz del hombre sonó más furiosa.

"Su esposo nos debía mucho dinero, y nuestro jefe envía por lo que se pactó"

Daira: nosotros no tenemos dinero, y tampoco tenemos nada que ver con las deudas de juego de mi esposo.

"Verá, su esposo dijo que tenía una hija de 12 años, el jefe quiere verla y saber si vale la pena o no pactar por ella"

Daira: qué?, no se van a llevar a mi hija. —por cosas del destino o la buena suerte, se oyeron las sirenas de una patrulla.

"Nos iremos por ahora, pero vamos a volver en 10 días, y más le vale cooperar, solo tiene dos opciones: o nos entrega a la niña, o se compromete a pagar lo que su esposo debe. Huir no es una opción, ¿no le gustaría que sus hijos quedarán huérfanos de madre también o si?"

Después de aquella terrible visita la mujer temblaba de miedo.

André: vamos a estar bien mamá, yo también voy a trabajar.

Daira: no, ustedes van a estudiar, no dejaré mi segundo trabajo por ahora, pero tenemos que cuidarnos de la vigilancia infantil, pagaremos ese dinero y estaremos bien, seguro no es mucho, y tal vez pueda llegar a un acuerdo con esas personas.

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El día pactado aquellas personas estaban ahí, Daira le pidió a una vecina que ocultara a sus hijos en su casa, temía que igual se quisieran llevar a su pequeña.

Daira: pagaré lo que mi esposo debe, por favor dejen a mi hija fuera de esto.

"Su esposo nos debe medio millón de dólares más intereses" la mujer casi se fue de espaldas, ellos no podrían pagar esa cantidad.

Daira: no tenemos esa cantidad, pero vamos a pagarlo, por favor denos un tiempo... Mire, aquí está la prueba. —entregó el dinero que traía, el hombre lo contó y la miró furioso.

"Es broma?, esto no es nada"

Daira: es todo el dinero que gané con mis dos trabajos, no puedo pagar más.

"Incluso pagando esta cantidad semanalmente les tomará 20 años o más pagarnos, ¿donde está la niña?"

Daira: (tanto?) pagaré más la próxima vez, por favor, deje a mis hijos fuera de esto. —se arrodillo suplicando, el hombre indiferente miró su teléfono.

"Hay problemas, nos vamos, queremos el doble de esta cantidad o sus hijos se quedarán sin madre, y trabajarán el resto de su vida para nosotros"

La mujer no dejó de llorar incluso después de que esas personas se fueran, ella sabía que debía hacer algo.

Si ella faltaba y sus hijos quedaban en manos de esas personas a su niña la prostituirían y a André, a su pequeño, quizás lo convertirían en uno de sus matones, ella debía salvar a sus hijos a como diera lugar.

Estando su esposo este no dudaría en entregar a los niños al sistema solo por la compensación que se les entrega a los padres luego de un proceso así.

Ella todavía recuerda con dolor, cómo mientras ella se recuperaba de aquel duro parto de 5 bebés, su esposo hizo negocios con 3 de sus hijos.

Y habría vendido a también a Nay si ella no recupera la conciencia y se niega a aquel acuerdo. Incluso si no tenían los medios, esa era una decisión que ella también debía tomar, y por supuesto que jamás lo habría aceptado.

No pudo conocer el rostro de sus bebés, nadie le dijo nada acerca de donde o a quien fueron entregados, mucho menos si eran niñas o niños.

Su esposo malgastó todo el dinero en negocios mal hechos y sus vicios de apuestas.

Y además tenía el descaro de reclamarle qué el dinero no les alcanzó porque ella no quiso deshacerse de un bebé más.

Siempre se preguntó como pudo quedarse con alguien así?, al principio parecía tan adecuado, pero luego conoció el infierno. Y aunque nunca le perdonó lo que hizo con sus hijos, jamás pudo revelarse a aquel hombre y huir de él.

Ahora lo lamentaba el doble, si lo hubiera hecho no estarían pasando por todo eso.

Debió irse desde que supo que tendría 5 bebés, y él habló de la posibilidad de conservar solo uno.

Pero creyó que no lo haría, qué cuando viera a sus hijos, el amor fraternal nacería en él y querría luchar por ellos, cuan equivocada estuvo siempre.

Se lavó el rostro, decidida a buscar un tercer y si es posible un cuarto trabajo para su día libre.

Preparó una cena sencilla para sus hijos con lo último que tenían en el viejo refrigerador, estos días serian muy difíciles, no quería volver a oír a su pequeña quejarse por hambre, ni a su hijo fingirse fuerte o salir a buscar trabajo otra vez.

Fue por sus niños, diciéndole que todo estaba bien, cenaron y rieron hasta que la menor se durmió.

André: mamá yo volví y oí lo que dijeron.

Daira: por qué hiciste eso?, pudieron verte y...

André: voy a ayudar, yo no he estado yendo a la escuela, los papeles que me firmaste ese día, no eran un permiso de un maestro, es para que me dejen trabajar. —la madre estaba sorprendida.

Daira: me mentiste André, tu nunca habías hecho eso.

André: lo siento mamá, pero tenía que hacerlo, y mira, me pagaron esto, lo he estado guardando para dártelo. —la mujer vio el dinero, era casi la mitad de lo que ella había entregado a esos hombres

Daira: ¿de donde obtuviste tanto dinero?, ¿qué es lo que estas haciendo para ganarte esto André?

André: nada malo lo prometo, en la mañana ayudo a las personas en el supermercado y me dan buenas propinas, también ayudo a lavar autos en un lavadero, soy rápido y a la gente le gusta mi trabajo y me pagan por auto. Cuando termino limpio y aseo la casa de una señora muy buena qué me contrató.

Daira: perdóname hijo —estaba sorprendida, es cierto que por lo maduro y grande que es André no parecía tener 12, pero era un niño, y ella es quien debería trabajar.

André: si te preocupa que no estudie, puedes inscribirme en la noche, así podre ayudar.

Daira: quiero que tengas una educación normal.

André: y yo quiero ayudar, me escaparé de la escuela para ayudar en lo que pueda si no me dejas.

Daira: dejame por lo menos intentar resolver esto a mi hijo, tu debes preocuparte de ser un niño y ya.