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Encontrando Mas Que... Amor

Capítulo 1: Una vista a mi vida

Soy Mariangel Lamar, nombre raro no? Muy angelical, pero con mucha imaginación y qué imaginación señores, ja, ja, ja, si supieran todo lo que a mis 17 años ya da vueltas en mi cabecita loca, le echaremos la culpa a las hormonas, pero siempre está por delante querer tener mis sueños y metas en mis manos, ya de esas les contaré después.

Mis padres son muy buenos como el pan y creyentes de que Dios nos mira desde el cielo todo el tiempo.

Se preguntarán y lo malo? Pues muy buenos ellos, pero muy entrados en sus propias vidas, inmaduros tal vez se casaron muy jóvenes, por mí al parecer.

Bueno les cuento que les ganaron las ganas y no esperaron a casarse, sin profesión ni trabajo, solo con mucho amor y yo en camino llegaron al altar.

Guapísimos los dos, mi papi era todo un galán, ya no digamos que mi mamá hermosísima, tuvo muchos pretendientes, pero mi papi les ganó a todos.

Claro que se comieron el postre antes de la fiesta, como decía mi abuelita, pero en su momento solo les valió lo que sentían y se olvidaron del resto.

Ellos muy animados me dejaban con mi abuelita y vivían la vida loca, eran jóvenes y se divertían, fui muy amada y cuidada hasta que mi abuela se fue al cielito, con 7 años mis padres tuvieron que dejar sus diversiones y habían acumulado muchas deudas porque ninguno mantenía un empleo constante o seguro y sin mi abuelita ya debían cuidarme y más aún a los gemelos que ya venían en camino.

Mamá es muy hermosa, pero recontra frágil o eso creyeron, confiados en que no quedó bien después de tenerme a mí y supuestamente no podía quedar embarazada, no pensaron más en eso, hasta que, oh sorpresa, ya un bebé estaba presente.

Mayor sorpresa aun cuando supieron que la bendición venía por partida doble, eran un par de hermosos bebes, varones ellos.

No se quedaron ahí y tuvieron más hijos, uff muchos hijos si me preguntan, no terminó su descansa postparto y mi pobre mami ya estaba embarazada nuevamente, más difícil aún, de mellizos otra vez.

Mis hermanitos, todos bellos y llenos de amor para dar, mis cuatro hermanos que tanto trabajo nos dan. Dos pares de mellizos y demos gracias, el médico no dejó que pudiera tener más, a donde ya. Bueno fue más por salud que por economía, pero era lo mejor de todas formas.

Se preocupan mucho por nosotros, pero los recursos no pueden con las necesidades de todos.

Mi papá se esfuerza y trabaja mucho, pero las preocupaciones y el peso de una familia numerosa lo dejan como espina de pescado, sin nada para él, no faltan los amigos que lo hacen perderse, nos deja por días, pero siempre regresa a dar todo en la chamba y no dejarnos sin comer.

Sin pensar mal, no se pierde a gastar, tiene un don, pero para las cartas, mi abuelita decía que era más una maldición que un don, en fin, se lo llevan porque gana mucho jugando.

Ay mi papá, es un boom a donde vaya, pero eso no le da dinero a él para la casa, el dinero que apuesta no es suyo y siempre los "amigos" que lo llevan se quedan con todo, con la excusa de que es su dinero el que se apuesta.

Esos malos amigos, mínimo le pagarían algo mejor, pero puede más su codicia y mi papá con algunas bebidas y un poco de dinero se conforma.

Había uno de ellos, Don Fernando, el peor de todos, de solo pensar en él me dan náuseas, me mira con unos ojos que me siento desnuda, wakala, es un enfermo.

Yo siempre creí que él sí cobraba bien y no le daban casi nada a mi papi, era ese tipo el que más lo buscaba y lo convencía de perderse, mi mamá muy preocupada usaba lo mejor que podía con lo que traía a casa.

Su trabajo en una fábrica era muy bueno y gracias a eso siempre lo aceptaban de vuelta, si no, no hubiéramos podido salir adelante.

Me crie con buenos valores, pero siempre con la sensación de estar sola, papá en su trabajo, mamá con los niños que son tan buenos pero tan canijos, traviesos por demás.

En fin, siempre fui demasiado callada para reclamar algo para mí, los veía tan afectados que no quería ser una preocupación más.

Mientras tuve a mi abuelita no me preocupaba tanto, ella se daba cuenta de lo que me pasaba y buscaba darme lo que necesitara, pero ya sin ella todo era diferente, por lo que aprendí a ver como consigo lo que necesito por mi misma.

Ya desde pequeña noté que mamá necesitaba que vea por mí, ella simplemente no podía con todos.

A los 8 años ya hacía postres, no tan buenos, pero en la escuela todos me compraban lo que llevaba, tal parece que era una niña muy linda y agradable, todos me querían y ayudaban, sabían que en casa nos faltaba dinero y siempre me apoyaban.

Me fiaban los ingredientes y siempre cumplía con pagarles, hasta que mejoraron mucho mis postres y el quiosco del recreo me los compraba a diario, pude ir ahorrando para mis libros, ropa y algún que otro regalito para los bebés.

Estudiaba mucho con una memoria buenísima y muchas ganas pues empecé a ayudar a mis compañeros, algunos padres me daban propinas por enseñarles o ayudarles con las tareas a los más pequeños.

No tenía muchos amigos, no había mucho tiempo para darles una amistad de calidad, compañeros sí tenía, muchos y todos me conocían bien y siempre me trataban con respeto.

Tuve una amiga que creí muy buena, pero me equivoqué, no volví a confiar en otra por su culpa, Elena se llamaba la des... malvada le diremos, les cuento que pasó:

Sin darme cuenta ya a mis 15 años contaba con un cuerpo muy bonito, pero de niña aún sin curvas que llamaran tanto la atención, pero con mi cabello negro, cejas y pestañas bien formadas y pobladas, labios carnosos de por sí, muy rojos porque tengo la mala costumbre de parar mordiéndolos de nervios, todo esto junto a un cutis tan blanco y traslúcido, nunca pasaba desapercibida, hacía honor a mi nombre y parecía un ángel, con unos enormes ojos de color plomo con tinte azul en los bordes que resaltaban más sobre mi piel.

Mi cuerpo no era problema en ese entonces, pero mi rostro sí, me asustaba cuando sentía que me miraban de más y algunas miradas realmente pueden ser muy desagradables, por lo que siempre usaba poleras o sacos con capucha, así me tapaba y me evitaba muchos problemas o líos innecesarios.

Puede haber gente con muy malas intenciones y era mejor tener cuidado.

Mis compañeros me ayudaban siempre, pero uno de ellos que se llamaba Mauricio estaba muy interesado en mí, gracias a él se mantenían a raya los otros con malas intenciones.

Desde pequeños siempre estaba para ayudarme, me seguía a todas partes y ahora al parecer quería que seamos más que amigos, oh que nervios, no lo podía creer cuando me lo dijo en un apuro mientras entrabamos a clases.

Se lo conté a mi amiga Elena, yo estaba muy emocionada ese chico siempre me gustó, pero nunca pensé que me veía como algo más que una amiga, una que siempre andaba necesitada de ayuda o muy apurada, pero amiga nada más; y bueno, le conté que él me había invitado al lago y me había dicho que tenía una sorpresa muy especial para mí, de seguro me pediría ser novios.

Elena se puso un poco rara, no la sentí feliz por mí, pero bueno nunca era muy expresiva y se fue rápido a su casa, no entendí, pero bueno. Algo tendría que hacer no?

Me demoré mucho en llegar, el bus en cada parada demoraba taaanto, daba ganas de bajarse a empujarlo o darle cuerda y por lógica se me hizo tarde. Emocionada y preocupada por la demora me acerqué al lugar corriendo y en el camino casi me llevo una ardilla por delante pero se salvó de mi emoción, al fin llegué al lago y sí que me llevé una enorme sorpresa.

Capítulo 2: Traición y decepción

Lo primero que vi al llegar tan agitada fue una hermosa manta en el suelo, una canasta sobre ella, unas sodas, frutas, galletas, todo muy lindo y especial, hasta había flores.

Y ahí estaba Él, Mauricio, oww, de hermosos cabellos castaños con unos rulos rebeldes que se le escapaban por el viento, muy formal con camisa y short de drill, con un cuerpo mas maduro que el de los chicos de nuestra edad.

Es que era del equipo de natación, ya se imaginarán que físico tenía y uno muy bueno déjenme decirles, para chuparse los dedos si que daba ganas de darle un mordisco o varios, ja, ja.

Lo observaba todo, estaba muy emocionada hasta que me di cuenta de que no estaba esperándome sólo, noo, estaba abrazando a alguien y nooo puede ser, la estaba besando!!! era a Elena, mi "amiga", mi supuesta amiga, esa a la que le conté de esto.

No se cuanto duro ese beso, ni la noción del tiempo real, pero para mi todo estaba en cámara lenta, cómo en un sueño, en una fraccion de segundo sentí romperse algo dentro de mí, mi corazón supuse.

No sabía lo que era enamorarse pero ilusionada sí que lo estaba, tenía 15 por favor, es el apice de las soñadoras.

Ver eso hizo desaparecer lo que vine soñando todo el camino hacia este lugar, pensando en mi primer beso, en ser novios o alguien especial para otra persona, mis ilusiones simplemente se vinieron al piso, las sentí a mis pies, a punto de ser pisadas por cualquiera que pasara.

Me di una cachetada mental, parecía que habia pasado muchos años en ese mismo lugar pero al parecer no fueron mas que unos segundos, muchas opciones pasaron por mi mente, desde agarrarla de los pelos y arrastrarla al lago, hasta prenderle fuego al picnic que aún continuaba intacto., mejor las dos juntas.

Pero bueno, primó la razón y me di cuenta que nada de eso valdría la pena, pero no me iría sin que vean lo decepcionada que estaba en este momento.

Me iba acercando cuando noté que él la empujó y algo le reclamaba pero nada me importaba, estaba bloqueada, molesta, demasiado molesta para comprender lo que pasaba ahí.

Lo llamé por su nombre y cuando volteo al escucharme le planté una cachetada que ni la había pensado, solo pasó. Ellos estaban arrodillados por eso con mi tamaño alcancé su rostro fácilmente.

Me miraba a los ojos directamente asustado, apenado, triste, que me importa ya.

Mientras tanto mi dizque amiga me decía que lo lamentaba, que se querían y no se otras cosas mas, no pude escucharla, sólo veía que su boca se movía.

Que? Ellos se entendían de antes? No entiendo nada, en fin, a él le dije un montón de improperios que ni recuerdo ahora.

Mauricio trató de acercarse a mí, pero no lo dejé, golpee sus manos que se extendían hacia mí, voltee lo mas rápido que pude y corrí, sólo corrí.

En un momento que voltee a ver si venía tras de mí y me dolió más lo que observé, vi a Elena que lo agarraba del brazo y se abrazaba de él, no me importó más, sólo me fuí.

Lloré mucho durante el viaje de regreso, pensando en todos los momentos en que sentí que alguien intentaba algo conmigo, yo estaba muy ocupada y siempre pensando en ver por mí y si podía por mi familia, nunca hacía caso a nadie.

Era aún muy chica y no quería pensar e ilusionarme en cosas que no traían bienestar a mi familia.

Tanto así fue mi aislamiento que no deje pasar nada con nadie, era inocente sí, pero con esto se perdió eso, nadie merece mis lágrimas y siempre debemos dudar de las intenciones de los demás, no todos tenemos el mismo corazón.

Bueno, ahora eso es sólo un mal recuerdo. Mauricio intentó hablarme muchas veces pero no lo escuché, agradezco haber tenido tanto que hacer porque no me detenía a pensar lo que había pasado, me dolía mucho, perdí a mi posible primer amor y a la única que pude pensar que era una amiga.

Me dediqué a enseñar a mas niños, busqué un trabajo de medio tiempo en una cafetería y estudié mucho, los dos últimos años que me faltaban de la escuela los terminé con honores y estaba lista para presentarme a los exámenes para una beca y poder estudiar en la universidad.

Capítulo 3: Se va un trabajo pero otro se pone mejor

Me iba muy bien enseñando y haciendo de niñera, a los niños los cuidaba muy bien, con cuatro hermanos pequeños, para mí era lo mas normal, ya tratar con dos o uno era lo más fácil del mundo.

Pero de pronto empecé a sentir un poco raras a las mamás, me miraban raro como con desconfianza y ya no eran tan amables conmigo como solían serlo antes.

Muchas empezaron a cancelar las clases que les daba a sus niños o a decirme simplemente que ya no necesitaban de una niñera, que ya estaban grandes.

Siempre los papás fueron sumamente respetuosos y nunca tuve problemas con nadie.

Pero ya en la cafetería donde trabajo vi a Don Julito impaciente por decirme algo. Este tierno viejito era considerado el ángel guardián de muchos jóvenes como yo, jóvenes que necesitamos apoyo, ayuda y lo más importante un buen trabajo.

Bueno, me comentó algo que circulaba por allí, un chisme y vaya que era algo muy feo, no faltó alguien que dijo unos comentarios de más con mucha maldad por supuesto y que fue? pues fue que yo me estaba entendiendo con hombres mayores, en específico con los papás de los niños a quienes cuidaba.

Eso se hizo peor y mas grande con la cizaña y envidia de algunas personas, bien dicen que la belleza a veces es una maldición, dijeron que coqueteaba con los papás que por eso todos pedían mis servicios y siempre se ofrecían a llevarme a casa cuando era muy tarde, para intentar o tener algo conmigo.

Queee???!!! Me quedé en una pieza, cómo podían creer algo así?, no soy de esas chicas que van coqueteando por ahí, imposible, eso no va conmigo.

Además una se da cuenta de esas cosas y esos padres me trataban con cariño como a sus propios hijos, claro está que del otro tipo de miradas y trato depravado si había, pero siempre me mantenía alejada de esas personas, nunca acepté entrar a esas casas.

Pero esos papás de mis niños eran muy buenos, que pena y rabia me da esto. Realmente quiero a esos niños, les tengo cariño, ya los conozco y se cómo tratarlos.

Me gustaba mi trabajo, de veras que sí, pero me daba cuenta que ya me había desarrollado más y tener un rostro llamativo conjugado a un buen cuerpo no era grato para algunas señoras que podían dudar de sus esposos.

Nunca me vestía vulgar ni nada, mas bien usaba ropa holgada junto a mis sacones y poleras de capucha, pero en fin, ya la duda estaba plantada y todo apuntaba en contra mío.

Como siempre, para evitarme mas problemas simplemente dejé de cuidar niños, hasta pensé y repasé mis acciones, que tal vez había fantaseado con algo pero nada de eso pasó.

Sí hubo una vez que un tío de unos niños llegó y wow que tío por Dios, protegeme de mis pensamientos, pero de verlo y soñar un poco con ese cuerpo que traía no pasé.

El tenía 21 años, era guapo, alto, fornido y sí me gané una vez que lo vi sin camisa por estar jugando con agua con los niños pero mirar era normal o no?.

En ese tiempo ya tenía 17 años y mis hormonas estaban bien despiertas, bueno igual eso fue todo, de emocionarme y una calentura que me obligó a ir a tomar agüita no pasó.

Si lo noté interesado en mí, hasta me quiso invitar a salir, pero a sabiendas de que sólo estaba en unas mini vacaciones y ya regresaría a estudiar, no permití que tengamos mas confianza, no estaba para algo así, de igual forma antes de irse se puso un poco raro y no me trató muy bien que digamos, estuvo distante y bueno igual se fué unos días después.

Me llené de cólera pensando quien podría ser tan cruel de empezar un rumor tan feo sobre mí, era buena y todos me tenían mucho cariño, mas aún sabiendo que trabajaba tanto por mi familia y mis estudios, esas eran mis prioridades.

No me quedó mas remedio que dejar ese ingreso, cancelé todas las clases que daba, a todos los papás les dije que ya no haría de niñera y me dedicaría a estudiar por las mañanas y la cafetería por las tardes, aumenté las horas en la cafetería y me comprometí a preparar mas postres especiales, lo que me pagaban por esas horas sería casi lo mismo que ganaba cuidando a los niños.

Ya faltaba poco para terminar el cole y estaba pronta a dar mis exámenes para la beca o para la universidad estatal, no podía dejar de estudiar, debía aprovechar bien el tiempo, me gustaba demasiado leer y soñaba con ser dueña y administrar mi propio negocio, yo sí podría, estaba segura y lo lograría, solo era cuestión de esforzarme un poco más.

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