Ciudad Valencia
octubre 2022
Dayan se encontraba en casa preparando una cena, tal vez sería la última noche en la que estaría a la mesa con ellos como una mujer soltera.
Se encontraba nerviosa, término de preparar la cena y colocar la mesa junto con su madre, sin embargo Albert aun no llegaba, se había retrasado con varios minutos
Ella miraba el reloj, él prometió que esta vez estaría presente para cenar con sus padres.
Ella esperaba que esa situación cambiara en cuanto se casaran.
Dayan era una chica de 24 años hermosa, complexión delgada, piel Clara su pelo era color canela con ondulaciones naturales que había heredado de su madre, ojos color ámbar lo que hacía que su rostro luciera angelical.
Pertenecía a una familia de clase media, hija única cuatro meses atrás acababa de terminar la universidad, sin embargo ella estaba dos días de contraer matrimonio con Albert Collins
Albert tenía 28 años, cuatro años más grande que ella, un soltero codiciado de complexión atlética, piel bronceada, ojos marrones, pertenecía a la segunda familia más conocida y potentada en Ciudad Valencia.
Próximo heredero y CEO del grupo Collins, ventaja que tal vez estaba a su favor porque ninguna mujer se le resistía o le decía que no, ya que atrapar a este hombre le cambiaria la vida a cualquiera de ellas.
Se conocieron en la universidad, ella cursaba el primer año mientras que Albert estaba en su último año, antes que Albert saliera de la universidad se dio la relación entre ellos, dos años más tarde Albert formalizó la relación.
En realidad él deseaba tanto estar con Dayan, sin embargo, no había logrado convencerla, ella deseaba que la primera vez, fuera en la noche de bodas finalmente, ella ya había entregado lo más importante el corazón, el cuerpo lo entregaría en la Noche de bodas.
a diferencia de dayan, Albert no entregaba el corazón, solo entregaba el cuerpo, cada noche había una chica diferente en su cama.
El matrimonio se celebraría con una ceremonia íntima sin medios ni nada, solo los familiares más cercanos a Dayan y Albert.
el no tenía mucho interés en el matrimonio, solo había formalizado para que Dayan accedería a estar con el, su relación comenzó por una apuesta con sus amigos, el siempre salía ganador en las apuestas, está vez le estaba costando bastante al grado de llegar a comprometerse.
Se dieron las 7 de la noche, Albert no se presentó a la cena.
Se encontraba en el apartamento de Cindy, una chica que había conocido algunos meses atrás, pertenecía a su mismo estatus social con la cual se veía casi todo los días.
Dayan se encontraba en silencio, sentada frente a sus padres, solo jugaba con su anillo de compromiso, solo miraba el lugar vacío que estaba al lado de ella.
-Dayan, hija estás segura del paso que vas a dar, el matrimonio no es un juego, aún estás a tiempo de dar marcha atrás- le comento a su padre poniendo su mano sobre la de ella en seña de consuelo.
Ella solo miró a su padre, regresó su mirada para observar con tristeza la silla vacía.
-Sí papá estoy segura, sé que después de que nos casemos, Albert y yo tendremos más tiempo para estar juntos - respondió a su padre, en sus pensamientos ella misma respondió -Eso espero.
Su madre se levantó y se sentó junto a ella
-Mi amor segura que las cosas cambiarán cuando se casen, el amor se demuestra con hechos no con palabras, la persona que te ama no te deja sola en un momento tan importante, te cuida y te protege, busca la forma de estar contigo aunque sea unos minutos y la verdad yo no veo que eso pase en esta relacion.
-A tu padre y a mí nos hubiera gustado que hubieras ejercido tu profesión unos años y que lucharas por esos sueños que tenías hace algunos años atrás -dijo su madre con tristeza
a Dayan solo se le dibujó una ligera sonrisa en su delicado rostro.
-Está bien mi amor tu padre y yo apoyaremos tu decisión y nunca olvides que estamos aquí siempre que nos necesites y si llegas a cambiar de opinión nosotros te apoyaremos - comentó su madre dándole un beso en su cabeza.
- eso es lo que le estoy rogando al cielo-dijo su padre en tono de Súplica
Mientras tanto en el centro de la ciudad Valencia Albert se encontraba en el apartamento de una chica
Albert recorría con desenfreno el cuerpo de la chica, se podia escuchar la respiración agitada de los dos por la necesidad de tenerse el uno al otro.
Albert llevo a la chica contra la pared, donde comenzó a besarla con desenfreno recorriendo Primero su cuello bajando hasta su escote mientras sus manos acariciaban sus piernas provocando que su vestido subiera hasta las caderas mientras besa el pecho de Cindy sus manos subieron a los pechos de ella, Albert tomo uno y comenzó a succionar el pezón de Cindy para después jugar con el.
ella dejaba escapar un gemido de excitación nuevamente el recorría su piel hasta encontrar su boca, ella se aferró al cuello de Albert, el la tomo de las caderas y la cargó llevándola a la habitación.
La colocó en la cama con delicadeza y comenzaron nuevamente con su deseo para apagar ese fuego que los consumía a los dos.
El celular de Albert comenzó a sonar , el solo metió la mano a la bolsa de su chaqueta, lo saco solo y lo arrojo al suelo sin mirar quien llamaba.
El celular cayó con la pantalla boca arriba, solo se observaba el nombre de Dayan en el identificador.
ellos siguieron con su juego Pasional, el celular volvio a sonar por segunda vez, lo cual los interrumpió, ya que Albert se detuvo, se levantó molesto tomó el celular del suelo y lo observó solo para decir.
-Otra vez tú- apagó el celular y se sentó en la cama, mirando fijamente a la ventana con un semblante molesto.
ella se acercó por la espalda y beso su cuello
-En que estábamos amor- comentó la mujer en tono coqueto.
-No quiero casarme, no estoy preparado para meterme en estos líos- comentó Albert su rostro reflejaba molestia.
realmente no amaba a Dayan, solo deseaba llevarla a su cama, como lo hacía con todas las chicas, sin embargo por no perder su apuesta, el había formalizado la relación, pensando que Dayan cedería estar con él, pero no fue así, ella aún no cedía.
-Sabes que preciosa no me voy a casar, menos teniéndote a ti- le comento tomando su rostro para besar su boca nuevamente.
-Pues no te cases mi amor, no necesitas casarte conmigo y comenzó a besarlo con más intensidad.
-Quiero que seas solo para mí, yo puedo complacer todos tus deseos finalmente ya te dije que no quiero compromisos contigo, esto solo es un pequeño cariño de amigos-le dijo la mujer entre besos y comenzaron nuevamente su juego de lujuria
Dayan Palmer
Albert Collins
En el aeropuerto de Ciudad Valencia aterrizaba un jet del cual descendía el ceo del Corporativo Anderson.
Dick Anderson hijo de William Anderson contaba con 27 años de edad, de piel blanca,ojos color avellana,de complexión delgada, pelo castaño claro, era como ver a un modelo de pasarela, pero con un semblante serio y una mirada fría, se decía que era un hombre sin sentimientos.
Era el primogénito de William Anderson pertenecía a la familia más reconocida y del más alto status social de la ciudad Valencia, su familia tenía grandes inversiones en diferentes sectores y giros empresariales.
- A su corta edad de 24 años, Dick Anderson se tuvo que hacer cargo de la empresa, debido a que su padre había muerto, cuando solo tenía 13 años, su abuelo se hizo cargo de el y de la empresa, pero por complicaciones de salud su abuelo se retiró y el tomo la dirección convirtiéndose en CEO, jamas se presentaba ante los medios de comunicación, solo los empleados de confianza conocían la identidad del del CEO del Corporativo Anderson pero se les había prohibido revelar que el nieto del Sr. Anderson había tomado la dirección.
se limitaban a llamarlo Sr.Anderson está regla solo fue por seguridad y protección de Dick
Dick descendió del jet, vestía camisa blanca, pantalón negro, chaleco negro, no portaba corbata ya que la traía en la mano junto con el saco, aún así el hombre se veia muy guapo y sexy.
Para su edad, era un hombre maduro con un alto rango de conocimiento en los negocios, muy inteligente ya que ahora el corporativo no solo hacia inversiones en diferentes sectores, también tenían acciones en el sector de la tecnología, sin embargo Dick se enfoco en tener una empresa propia en el sector alimenticio con la producción,venta y exportación de alimentos y productos orgánicos, la competencia del grupo Collins.
A lado de Dick Anderson caminaba un hombre Detrás de ellos dos guardaespaldas, el hombre que caminaba a su lado era su mejor amigo en realidad era como su hermano Brad Bianco,
-Brad ocupaba el puesto de director comercial, ambos tenían la misma edad, ellos crecieron juntos, estaban de regreso de una gira de negocios que había durado un poco más de tres meses.
-Dick irás a visitar a tu novia? Después de 3 meses Supongo que lo primero que quieres hacer es ir a verla- comentó Brad mirándolo para ver si reacción.
-No, iré primero a casa a ver a los abuelos y a Ruth, esa niña debe de estarles causando un gran dolor de cabeza-comentó con un tono serio
- cierto la abuela debe tener más canas-comentó Brad.
A Dick solo se le dibujo una ligera sonrisa, la mayoría del tiempo no sonreia, mucho menos dejaba ver sus emociones o lo que pensaba.
-Cómo crees? que va a tomar la noticia ese pequeño Chucky cuando le digas que te casarás- comentó Brad tratando de observar la reacción de Dick.
Dick solo respiro profundo y argumento-
-No estoy seguro de la reacción de Ruth, ya encontraré el momento adecuado para decírselo- comentó con un semblante serio.
-Antes de salir de viaje tuve una conversación con el abuelo sobre el acuerdo matrimonial, acordamos que cuando regresará del viaje tendría una respuesta para formalizar o no ese acuerdo matrimonial y anunciar que estoy al frente del corporativo Anderson- comentó mirando hacia la ventanilla del auto.
-He visto muy pocas veces a mi futura esposa, puedo decir que es guapa, sin embargo, aún tengo mis dudas, si me quiero casar o no
- ¿Y entonces qué piensas hacer hermano? Yo en tu lugar mejor esperaría al amor de mi vida- dijo Brad Cruzando los brazos.
- Tengo mis dudas, finalmente esto no es por amor, se que existe por qué lo observe en mis padres, pero no todas las personas lo encuentran, la mayoría se casan por conveniencia únicamente, siempre hay una segunda intención en todo, a que se le puede llamar amor en estos tiempos- argumento Dick con un tono frío sin apartar la vista de la ventanilla.
-Estoy seguro de que si dices que no los abuelos no te obligarán, aunque la abuela se muere de ganas por tener bisnietos- Brad comento en tono juguetón.
- y si los bisnietos se los obsequias tu- contesto Dick observando a Brad de reojo.
- No, no puedo, quiero llegar puro y casto al matrimonio, además aún no conozco al amor de mi vida, sé que anda caminando por la calle, pero aún no nos encontramos-comentó Brad girando su cara a la ventanilla y con tono de seguridad.
-claro por supuesto- dijo Dick miro a Brad levantando el ceño, le sorprendió la repuesta de Brad.
-El abuelo me dijo que lo pensara bien, respetaría la decisión que yo tomara, en realidad no creo que la fusion nos ayude mucho a nosotros- contestó Dick pensativo
-Creo que pensaré bien la decisión, me sirvió mucho tu consejo Brad, comentó Dick con el pulgar arriba y con una ligera sonrisa.
-ya sabes te puedo asesorar cuando tú quieras- contesto Brad regalando una sonrisa a Dick.
Dick Anderson.
Brad Bianco
Dayan
Subí a mi recámara, realicé varias llamadas a Albert, pero no contestó ninguna me desviaba a buzón.
Estaba triste, cansada de esta situación, siempre tenía un pretexto para cancelar las citas conmigo.
Solo salíamos, cuándo, a dónde y a la hora que él quería, no le importara esta relación a mi mente llegaron todos esos bonitos momentos que compartimos cuando nos conocimos.
Al principio fuimos amigos, él me trataba de una forma muy especial, lo cual me llevo a enamorarme de él, más tarde nos hicimos novios en los primeros meses siempre fui su prioridad, con el pasar de los meses algo cambio, comenzó alejarse y cancelar nuestras salidas decía que tenía asuntos que arreglar con su padre, me cancelaba en último momento o me dejaba plantada.
Por un momento pensé que esto terminaría, le propuse terminar nuestra relación, pero el me pidió otra oportunidad, fue entonces cuando formalizó nuestro compromiso ya que me propuso matrimonio, yo sin pensarlo acepte, desde hace un año estoy ansiosa por qué llegara el día de la boda, pero con su actitud me preguntó si el me dejo de amar?
Estoy a dos días de casarme con él, mis ojos se llenan de lágrimas, yo se lo que puede pasar si comienzo a cuestionarlo del por qué no llego a la cena, el podría cancelar la boda, recordé las palabras de mi madre.
-El amor verdadero se demuestra con hechos no con palabras, la persona indicada no te dejará sola jamás, siempre va a estar contigo en los malos y buenos momentos, siempre va a buscar tiempo para estar contigo aunque sea un momento, o llamara para saber de ti.
Así que me armé de valor, bajé las escaleras tomé las llaves del auto y subí a él, me puse en marcha al departamento de Albert, por mi mente solo pasaban los bellos momentos que pase junto a el que en realidad eran muy pocos, comencé a evaluar la situación.
Recordé una pequeña conversación que tuve con Fer, dónde me dijo.
-Dayan si te casas con Albert, será el peor error de tu vida, el no te ama, el no es un hombre de compromisos, no es de una sola mujer, mejor date tiempo ejerce tu carrera tendrás tiempo de conocer a otros chicos, solo te hará sufrir
Lo peor es que yo se que es verdad, pero no quiero perderlo, yo lo amo, mi sueño de casarme con la persona que amo se esta desmoronando.
Llegué al apartamento, toque la puerta pero no abrieron, tomé las llaves que en algun momento Albert me había dado, ya que era el apartamento donde viviríamos después de casarnos, abri la puerta lo llame por su nombre, Jamás había entrado al apartamento era un lugar grande muy bonito.
Recorrí cada parte del apartamento, la cocina la biblioteca, la sala, la recámara donde estaba dispuesta a entregarme en cuerpo y alma después de nuestra boda.
Estaba segura de que este sueño no sería posible, porque estaba cansada de la situación, no estaba dispuesta a seguir soportando esto.
Yo solo quería estar con una persona que fuera amigo, esposo para mí, que disfrutara cada momento cada detalle por más pequeño que este fuera, pero tenía que tomar una decisión buena o mala está cambiaría mi vida para siempre.
Me quedé sentada ahí en la recámara sola, como lo estaría quizá todos los días y noches, si me casaba con Albert. Aunque en el fondo esperaba que está situación se aclarara antes de casarnos aún no perdía las esperanzas de escuchar de sus labios, te amo y no volverá a pasar.
Fue cuando recordé que él jamás me había dicho, la palabra te amo durante los tres años que llevamos juntos.
Solo sé que mis lágrimas, sabía que esta relación no estaba bien que Albert no me amaba, sin embargo, yo misma me estaba mintiendo desde hace mucho el tiempo, yo amaba Albert en realidad no quería perderlo.
Pero tampoco podía continuar en esta situación dónde solo uno pone de su parte.
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