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Abriendo Las Alas

Cap 1 - Una familia "feliz"

Anette Dummont única hija del Marqués Paul Dummont, desde muy pequeña era amada por sus padres, sin embargo, perdió a su madre a la edad de 8 años, al poco tiempo su padre se volvió a casar con una mujer viuda la cual tenía dos hijos un varón llamado Cassius y su hija menor llamada Cassandra, tanto Mabel su nueva madrastra como sus hermanastros parecían llevarse bien con ella en un principio, la trataban con cariño como si en realidad fueran su familia, poco a poco se fueron ganando su confianza y debido a que su padre pasaba largas jornadas fuera de casa. Así ella se fue refugiando poco a poco con ellos, se sentía muy feliz de poder compartir en su nuevo hogar, ya que con su trato cariñoso había llenado el sentimiento de soledad que le había dejado la muerte de su madre, con el amor que su nueva familia le mostraba se sentía muy feliz. No obstante al cabo de un año todo cambió abruptamente y empezó a ser ignorada, en su inocencia siendo aun una niña de 9 años en afán por ser nuevamente aceptada por ellos y sumado a su falta de autoestima, adquirida a partir de la muerte de su madre Anette había caído en la trampa de aquellos narcisistas al punto de hacer todo lo que le pedían con tal de recibir algo de cariño, no se dio cuenta en qué momento, pero ya se había convertido en su esclava, incluso su padre había empezado a comportarse como ellos, era como si le hubiesen lavado el cerebro.

Anette no daba crédito a lo que veía, no se sentía bien con esas personas, se sentía miserable, hasta las muchachas del servicio eran mejor tratadas que ella, es más al ver la actitud de Mabel y de sus hijos hasta la servidumbre la hacía menos y se negaban a servirle. Se sentía muy mal vivir de esa manera, sin embargo, por un motivo que ella desconocía no podía alejarse de ellos, ya que de vez en cuando le daban algo de ese cariño que ella tanto deseaba la hacían sentir amada y protegida y por esto ella terminaba justificando el trato que le daban diciéndose a si misma que debía esforzarse más en agradarles puesto que creía que en el fondo ellos la amaban y que debía comportarse como ellos deseaban para que todo volviera a ser como antes. Anette lloraba e intentaba dar una explicación lógica, si estas eran personas que la querían ¿por qué recibía tal trato? Luego de 6 años de manipulación por parte de ellos su día consistía en cumplir todos los caprichos que se le antojaba a Cassandra y Mabel, Cassius salía con Paul para aprender de sus negocios, pues el marqués ya no podía tener más hijos por causa de un accidente y había decidido que al no tener un hijo varón propio Cassius sería su heredero ya que era el hijo de su amada esposa, además el lo había criado desde que este tenía 10 años. Un día como de costumbre Anette fue llamada por su madrastra con extrema urgencia.

-Anette ve con las criadas por agua al pozo, tu hermana necesitas estar lista antes del mediodía. Dijo Mabel con un tono arrogante y prepotente. Anette salió de allí para cumplir su mandato de manera inmediata y al llegar con las criadas estas la abandonaron y ella tuvo que hacer todo el trabajo, esto no era algo nuevo para ella pues no era la primera vez que le sucedía..

-Has demorado demasiado. Dijo Mabel con bastante enojo.

-Las criadas me han dejado sola con el trabajo. Contestó Anette con la cabeza gacha a lo que Mabel le contestó.

-¿cómo puedes quejarte y culpar a la servidumbre? Lo único que he hecho por ti es cuidarte desde que murió tu madre y ¿así es cómo me pagas? No puedo creer que haya gastado tanto en tí y me tomé el trabajo de hacerte una fiesta para tus 15 años, cuando sabes que no la mereces y no puedo creer que reciba de ti este tipo de mediocridad dijo fingiendo que pronto iría a llorar.

- Lo siento madre, dijo Anette con el rostro lloroso. Las palabras de su madrastra la hacían sentir culpable pues hace un mes había cumplido sus 15 y aunque su fiesta no fue tan grande como la de su hermana Cassandra había tenido una gran celebración, lo que la chica ignora es que Mabel lo hizo por su propio ego quedar como buena ante la sociedad.

-No me vengas con tu sentimentalismo, deja de llorar y vete rápido. Tu hermana y yo iremos a palacio a un banquete además hoy es la condecoración de tu padre y estoy pensando que tal vez te deje ir pero ya sabes, debes comportate. Con un poco de emoción en su rostro Anette fue e hizo conforme su madrastra le había dicho, se sentía feliz, por fin parecía que las cosas volverían a ser como al principio aunque no se emociona tanto, ya le ha sucedido varias veces en las que cree que todo cambiará pues están unidos como una familia y de un momento para otro vuelven a ser hostiles con ella.

Cuando estuvo lista Cassandra juntas fueron llamadas por la marquesa quien le regaló un bonito vestido a Anette y a Cassandra le dió unas joyas muy costosas para que usara en esta ocasión, Anette se emocionó por su regalo ya que esta era una de esas pocas veces en las que recibía un regalo de parte de su "madre". Mabel le ordenó alistarse pues saldrían pronto, una vez Anette corrio a su cuarto para alistarse Cassandra se quejó.

-Por qué le regalaste un vestido a la piojosa esa? Madre dijo con voz chillona y con n cara de molestia.

-De vez en cuando hay que darle un hueso al perro, para que te siga siendo fiel. Le contestó su madre dichas estas palabras las dos se dirigieron a la salida, con ellas iría Anette quién las alcanzó después, aunque no les gustaba la idea de compartir carruaje con ella debían dar una buena imágen ante la sociedad. Durante el viaje tanto Mabel como Cassandra trataron muy bien a Anette justo como el primer año en que vivieron juntas este era el cebo, de vez en cuando le mostraban algo de cariño y la hacían sentir bien para que se comportara diligentemente, cuando se quejaba o decía algo entonces era castigada con maltrato emocional y físico. Así la tenían en un bucle infinito del que era difícil salir.

Cap 2 - El banquete

Después de varias horas de viaje el carruaje se detuvo en el palacio, había una gran decoración y todo estaba listo para el banquete, ese día varios nobles serían condecorados; sin embargo, el principal homenajeado sería el marqués Dummont padre de Anette.

Una vez iniciados los actos protocolarios, los nobles presentes empezaron a ser condecorados por El Rey cuando, le llegó el turno al padre de Anette este pasó delante del Rey haciendo una reverencia.

-Por su gran labor y servicio será ascendido a Duque. Dijo el Rey. Todos los presentes aplaudieron a al ahora Duque Dummont y su familia. Los cuales también fueron llamados al estrado para ser vistos por todos como una familia ejemplar, se acercaron juntos al trono haciendo una reverencia, cualquiera que los viera diría que eran la familia perfecta, es más, eran admirados por todos en el reino.

-Enhorabuena, una familia ejemplar, sin duda se lo merecen decía uno de los asistentes. Estas palabras inflaman aún más el ego de Mabel y de sus hijos que no pierden oportunidad para ser el centro de atención. Les encanta ser alabados, en especial la ahora Duquesa, la cual recibe elogios por ser una buena madre al no tratar diferente a Anette pese a no ser su hija biológica, por esto muchas de las nobles sienten admiración por ella viéndola como una mujer benevolente y justa.

Estaban disfrutando del banquete cuando de pronto apareció el príncipe heredero Martín de Burnett, el cual robó las miradas de todas las jóvenes, sin duda era muy guapo y además no estaba solo, esta vez venía acompañado de su amigo, un joven Archiduque del país de Asdod.

Cassandra no perdió la oportunidad de presentarse ante ellos, se levantó de su silla y fue a su encuentro haciendo una reverencia ante ellos.

-Saludos, respetables caballeros. Hizo una reverencia a ambos. El Archiduque la saludó con una reverencia por educación y siguió su camino, pero el príncipe la ignoró por completo, al igual que había estado ignorando a todas.

-Qué desalmado es usted príncipe heredero. Dijo el joven Archiduque.

-Olvida la etiqueta Nick, somos amigos, además ya estoy cansado de todas ellas, parecen buitres en busca de carne fresca.

Siguieron su camino charlando de manera informal mientras Cassandra ardía de ira, no puede creer que el príncipe la haya ignorado de nuevo. Por suerte para ella no había venido sola, esta vez podría desquitar su coraje en Anette; sin embargo, debía hacerlo sutilmente para no dar mala imagen, con la cara más hipócrita que tenía buscó a Anette y la llevó a una sala contigua en donde había varias chicas tomando el té, estás al verlas llegar empezaron a hablar de ellas en voz baja.

-No sé como la señorita Cassandra puede ser amable con ella. Dijo una de las chicas allí presente.

-Sí, he oído que lady Anette es bastante egoísta y maltrata a lady Cassandra, pero bien que sabe fingir ser buena en público. Las chicas empezaron a ser amables con Cassandra mientras que Anette era ignorada e incluso una de ellas vertió del té en su vestido simulando ser un accidente, Anette tuvo que retirarse por causa de su vestido manchado, cuando se acercó a su padre este la regañó por su falta de educación y no quiso escuchar explicación alguna.

Cabizbaja se dirigió a un jardín cercano, el cual estaba vacío, no quería ser vista porque llevaba sucio su vestido y eso daría mala imagen a su familia, además sería castigada por Mabel, puesto que ella le había regalado ese vestido y no lo había sabido cuidar eso era lo que ella pensaba. El resto de la noche la pasó solitaria en ese lugar mirando al cielo y conteniendo sus lágrimas, estaba segura de que sería castigada por la mancha en el vestido, aunque no fuera su culpa dado que ya conocía a Mabel, estaba segura de su castigo, estando absorta en sus pensamientos dejó salir una frase en voz alta.

-Padre, si en realidad me amas, ¿por qué eres tan cruel? Su voz temblaba como quien tiene ganas de llorar, sin querer las lágrimas se hicieron presentes, fue entonces cuando una mano se posó sobre su mejilla con un pañuelo y secó sus lágrimas. Anette se sobresaltó y volteó a ver a la persona que le limpiaba el rostro.

-Lo siento, no ha sido mi intención asustarla ni ser grosero tomándome atribuciones que no me corresponden, pero no podía dejarla así.

-No es nada, simplemente me es muy difícil comprender ciertas cosas.

-Qué curioso, una persona no lloraría por nada; solo me queda decir una cosa, una persona que te ama no te lastima. Al decir estas palabras procedió a retirarse, Anette en vista de que aquella persona le había consolado, quiso agradecerle, así que antes que aquel joven se fuera le preguntó.

-Disculpe caballero, ¿puedo saber su nombre?

-Nick, Nick Zhayard ese es mi nombre, fue un gusto haberla conocido señorita Anette Dummont, por cierto dele al Duque mis felicitaciones por su ascenso. Dijo mientras aún caminaba saliendo del lugar, Anette estaba atónita por lo que acababa de suceder, era la primera vez que se veía con este joven, sin embargo, él parecía conocerla o por lo menos saber quién era.

No podía negar que el joven era bastante guapo, aunque su cara se le hacía familiar, no lograba recordar dónde lo había visto antes, puesto que ella casi no salía de casa y las pocas ocasiones en que salía siempre debía estar cerca donde Mabel pudiera verla, ya que la controlaba demasiado. Cerca de la medianoche terminó el banquete y tal como Anette había anticipado, fue regañada por Mabel, quien no quiso escuchar nada de lo que Anette pudiera decir, claro que no la castigó al verla para no perder su fama de mujer buena, sino que esperó a llegar a la mansión para poder hacerlo donde nadie la viera.

-Mocosa insolente, dijo mientras le daba una bofetada, la cual resonó en la habitación.

-Lo siento madre, dijo Anette con la voz entrecortada, pero conteniendo sus lágrimas. Sabía que si lloraba Mabel la golpearía más fuerte.

-No puedo creer que hayas dañado el vestido que con tanto amor te regalé, así es como me pagas todo el cariño que te he dado, ahora por tu insolencia y descuido te quedarás encerrada en esta habitación, sin agua, ni comida para que reflexiones sobre tus actos. Sin decir más salió él y encerró la habitación con llave. Cassandra que estaba viendo lo sucedido, no pudo evitar sonreír ampliamente al ver a su hermanastra castigada.

Cap 3 - Salvación

Luego de cumplir su castigo de 3 días sin agua ni comida, Anette salió de aquella habitación debilitada, se le dio de comer y de beber, dos horas de descanso pasado ese tiempo debía volver a sus labores de siempre que comprendían el vivir como una criada más. Intentó realizar todas las labores sin quejarse, y mientras lo hacía por dentro su mente empezó a despertar dándose cuenta de que debía escapar lo más pronto posible, entre más pasaba el tiempo iba ideando su plan para escapar.

Cuando la joven fue al pozo para sacar agua, desde lejos Cassius la vio pasar y se preguntaba cómo es que su hermanastra, a pesar del trato que se le daba, se veía tan hermosa incluso en esos harapos. «Esta noche serás mía» pensó para sus adentros, había decidido convencer a Anette para que se entregue a él y de no conseguirlo estaba dispuesto a hacerla suya por la fuerza.

El día había pasado con normalidad y aunque estaba cansada por el arduo trabajo, había logrado comer algo ese día, tomó panes y un odre lleno de agua los cuales había logrado esconder en el transcurso de sus labores, Anette se preparaba para huir de casa esa noche, había tomado de los vestidos que le había regalado María, una de las sirvientas la cual simpatizaba con ella y la trataba bien. Esta era la misma persona que durante su encierro de 3 días sin comida ni agua se había encargado de llevarle pan y darle de beber a escondidas, pues, secretamente, había copiado la llave del cuarto en donde solían castigar a la joven, ya que era recurrente ese tipo de castigos y María no estaba de acuerdo con lo que hacían, desde que llegó cuando Anette tenía 14 años llevaba ya un año tratando de convencer a Anette de huir de ese lugar. María se puso muy feliz cuando se enteró de que por fin su señorita huiría de aquel lugar y ella la acompañará, ya que por fin Anette se decidió a hacerlo y ella ya tiene todo planeado.

Pero Cassius tiene otros planes para Anette, desde las tres de la tarde empezó a fingir estar enfermo y se encerró en su alcoba, Mabel, su madre, quien estaba preocupada, se acercó a su habitación para verificar cómo estaba.

-¿Cómo te encuentras tesoro? Dijo con un tono preocupado. Desde su cama, el joven Cassius le contesta.

-Ya me estoy mejorando madre, ¿crees que podrías enviar a la inútil a que me traiga un medicamento para la fiebre?

-Claro que sí, ya mismo la enviaré con tu medicamento. Mabel salió a toda prisa hacia la habitación de Anette quien alcanzó a esconder su equipaje antes que su madrastra llegara.

-Tú, inútil, prepara la medicina para mi hijo.

-Si madre. Dijo Anette y sonrió disimuladamente, pues esta sería su última noche en aquella casa. Fue a la cocina a preparar la medicina para la fiebre, pues si de algo había aprendido cuando su madre vivía era sobre hierbas medicinales y tratamiento de heridas. Terminada la receta se dirigió a la habitación de su hermanastro para entregársela y darle de beber la medicina, en otras ocasiones lo había hecho de pequeños más pequeños.

-oh, Anette pasa, dijo Cassius fingiendo enfermedad. Anette se acomodó cerca de la cama y puso su mano sobre la frente del joven para comprobar la fiebre, pero este estaba a temperatura normal.

-No tienes fiebre, ¿para qué pediste la medicina? Cassius se incorporó sentándose sobre su cama y acercándose a Anette le susurró.

-En realidad solo quería verte y no se me ocurrió mejor idea que está para que mi madre te enviara a mí. Su tono era coqueto y halagador.

-Hermano, ya me has visto, dejaré tu medicina aquí y me iré, espero que descanses bien. Dijo Anette, pues si recientemente despierto sexto sentido le decía que algo andaba mal con Cassius.

Al ver que no lograría hacer que se quede por más tiempo, Cassius tomó a su hermanastra de la mano y la tumbó sobre él en la cama, la apretujo contra su pecho y le dijo.

Oyes esos latidos, estoy enfermo de deseo y mi fiebre de pasión, solo tú puedes calmarla. Cassius la alejó de nuevo para poder ponerla bajo su cuerpo, sin embargo, Anette en ese momento alcanzó a reaccionar y tomó la vasija de la medicina que estaba sobre la mesa de noche y con ella logró golpearle la cabeza con todas sus fuerzas, a pesar de estar muy delgada su trabajo era muy pesado por lo que tiene más fuerza que una mujer común así que Cassius cayó desmayado por el golpe lo cual Anette aprovechó para huir. Ya tenía su equipaje listo, está una pequeña valija de mano con lo necesario, además había quedado de encontrarse con María hacía media hora y ya iba tarde. Corrió con todas sus fuerzas y sacó sus cosas de la habitación para dirigirse al lugar acordado con María.

Mientras se alejaban de la mansión en una carreta que María había contratado para llevarlas lejos, Anette no podía ocultar su cara de preocupación.

-¿le sucede algo mi señorita?

-Creo que lo maté María. Decía sin dar crédito a lo que había sucedido antes dentro de la mansión.

-¿A quién mataste? Preguntó María muy confundida.

-Creo que maté a mi hermanastro, pero te juro María, que fue en defensa propia, intentó abusar de mí.

-No se preocupe mi señorita, usted no ha hecho nada malo, además no volveremos a esa casa nunca más. Y era verdad, María había estado planeando la fuga de Anette hacía más de 6 meses y ya todo estaba listo.

Lo único que faltaba Anette se decidiera a salir de esa casa, tomaron un, pues, rumbo al país del que provenía María, el cual quedaba pasando el mar para nunca más volver, allí María tenía una pequeña propiedad, la cual pertenecía a sus padres que eran campesinos hace 3 meses sé que se enteró de que sus padres habían muerto, así que por ser su única hija heredaría los bienes, pero María había pospuesto su viaje a causa de Anette debido a que quería llevarla con ella. Sabía que la pobre chica tendría una mejor vida como campesina junto a ella que en aquella mansión donde era ultrajada psicológica y físicamente.

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