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Amar En La Oscuridad

1.- De Rosa a Negro.

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Hola queridas lectoras, hoy arrancamos con una nueva novela que espero que sea de su total agrado y espero que sigan apoyándome con sus comentarios y sus likes, sigue eternamente agradecida por el gran apoyo, recomendaciones y sus buenos deseos, solo me queda decir muchísimas gracias...

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Toda mi vida crecí rodeada de mentiras, pantalla y dinero del que nunca existió o a lo mejor si lo hizo en su debido tiempo, pero por malos manejos toda la dichosa fortuna, la alcurnia y el apellido se fueron por el caño.

Yo me enteré de la peor manera que pudiera haberme sucedido, que todo lo que me circundaba yo pensé que siempre era color de rosa, pero la noche de mi cumpleaños número diecinueve supe que era mucho más obscuro de lo que se veía a simple vista.

El matrimonio O'Kelly Murphy se casó cuando ellos tenían veintitrés y veintisiete, al año tuvieron a mi hermano mayor Fabián dos años después nació Filiph luego Francesco, Felder y Fabricio.

Hasta que dos años después llegamos nosotras las princesas de la casa, como mi padre Filipo nos llamaba, primero nació mi hermana Vanessa y yo siendo la menor de la descendencia de los O'Kelly.

Toda mi niñez fue lujos, fiestas, regalos y viajes costosos, siempre teníamos que estar presentables e impecables porque mi madre decía que una Murphy brillaba por su gran belleza y encanto.

La verdad nunca encontré relevancia en sus palabras, pero tenía que acatar sus órdenes, mis hermanos mayores a pesar de que eran varones nos protegían a mi hermana Vannesa y a mí por ser las más pequeñas.

Hasta que de la noche a la mañana todo cambio, Fabián y Filiph se comportaban extraño, eran reservados tanto que se apartaron de nosotros, hasta que un día Fabián salió por la puerta de la casa y jamás regreso y un año después sucedió con Filiph.

Sin explicación alguna solo se fueron y sucedió lo mismo con Francesco, Felder y Fabricio, temía que Vanessa hiciera lo mismo dejándome sola aquí.

Pero cumplió sus dieciocho y no sucedió, estaba feliz porque aún estaría conmigo, hasta que cumplió diecinueve la notaba distante, igual que mis hermanos y en un simple parpadear papá anunció su compromiso.

Tomándome por sorpresa no entendía con quien se casaría, si ella no salía, no tenía amigos y novio ni que decir, ella era lo contrario de mí, yo tenía una amiga y un novio a escondidas.

Porque papá me lo prohibía, ya que él decía que ningún hombre estaría a la altura de una O'Kelly y Tristán estaba muy lejos de poder ser aprobado, aunque el fuera modesto y con un trabajo simple yo lo amaba con locura, Tristán era un hombre amoroso y con muchas cualidades, pero lo que me cautivo de él me viera por lo que soy y no por mi posición.

Dos meses después de haber anunciado el extraño compromiso se realizó la boda de mi hermana, donde nunca la vi sonreír, tenía la necesidad de abrazarla, pero mi madre no me permitía acercarme a ella y en un descuido fui a su lado hasta abrazarla.

Mi hermana me iba a decir algo, cuando me jalaron y al ver de quien se trataba era papá, estaba furioso por haber desobedecido la orden de no acercarme a Vanessa, me llevo a la mesa donde estaba mi madre sentándome a su lado, rodeada de sus escoltas.

Al terminarse la boda solo la vi a lo lejos irse con ese hombre mucho mayor que mi hermana, me dolía verla así, no lograba entender del porqué del compromiso y la boda tan repentina, pero más me llamaba la atención el comportamiento de papá cuando me acerque a Vanessa.

Y desde esa noche jamás volví a saber de mi hermana igual como mis hermanos, es como si se desaparecieran o la tierra se los hubiera tragado al instante de haber atravesado esa puerta.

Pasaron un par de años en donde estaba a semanas de cumplir mis diecinueve, cuando papá me dijo que harían una gran fiesta en mi honor, estaba feliz.

Pero lo estaba, porque no sabía el trasfondo de la dichosa fiesta, hasta que el día llegó, estilistas llegaron me arreglaron, me puse el vestido que había hecho una modista, era muy pomposo para mi gusto y para un simple cumpleaños.

Una limusina me llevó hasta el casino, donde al entrar las bombas de confeti me recibieron junto a los aplausos de los invitados y la bienvenida del presentador.

Todo era hermoso hasta que papá subió al escenario, agradeciendo la presencia de los invitados en la fiesta y cuando dijo compromiso me quede en completo shock.

Mi mente no procesaba lo que mis oídos estaban escuchando, solo por instantes entendí que la familia Lam y los O'Kelly se unían en matrimonio.

Mi madre vino por mí, llevándome al escenario en donde estaba un hombre junto a papá, a empujones fui obligada a subir a la tarima, él se arrodilló frente a mí y bajo la mirada de todos los invitados sacó una cajita teniendo en su interior ese pequeño anillo que destellaba con la luz del escenario.

Era tanto mi asombro que no coordinaba, la mirada de papá solo la sentía atravesarme, juro que si el señor Filipo tuviera el poder de Superman en este momento estaría muerta y en vez de compromiso y boda sería mi funeral, aunque no sería una mala idea, pero por desgracia no existe ese poder, así que muy a mi gran pesar solo dije el SI, casi imperceptible y bajo la mirada de Filipo, que pesaba más que el mismísimo cemento.

La velada siguió y estaba aterrada de lo que me deparaba junto a ese hombre, sin ser vista me escabullí entre la gente hasta salir a escondidas de los escoltas de Filipo.

Corrí dos calles quite mis zapatillas y seguí mi andar, había hablado con Tristan sobre lo que sucedía y dijo que nos fuéramos lejos, estaba por cruzar la calle que nos separaba, él estaba en la parada de autobuses con una mochila en su espalda.

Agite mi mano y al intentar avanzar dos camionetas cerraron mi paso, de ellas descendieron los hombres de Filipo quienes me cargaron para meterme a una de las camionetas, pero antes de que lo pudieran hacer les puse guerra.

Cuando lo vi venir a mi dirección, con la mirada le suplicaba que no lo hiciera, sabía que los escoltas portaban armas y lo que menos quería en este momento es que a él, le pasara algo por intentar ayudarme.

Después de casi suplicarle lo entendió hasta asentir grité con fuerza que lo amaba, él solo toco su pecho y deje de poner resistencia, hasta que me subieron con fuerza a la camioneta.

Íbamos a alta velocidad hasta que llegamos nuevamente al casino, al bajarme Filipo ya me esperaba junto a ese hombre que a unas pocas horas era ya mi prometido.

Los escoltas al llevarme ante el gran Filipo solo me recibió con dos bofetadas demasiado duras y muy dolorosas, al voltear a ver a mi madre ella solo me veía con decepción por solo intentar huir del destino que ellos mismos me habian construido.

Me llevaron a casa solo para encerrarme en mi habitación bajo vigilancia de esos hombres, avanzaron los días o quizás semanas, en verdad estar en confinamiento tanto tiempo me hizo perder el sentido del día en que estaba, hasta que un día abrieron enterándome que era el día de la boda.

Me arreglaron y Vilena, mi madre me hizo ponerme lencería y sobre de ella el pesado vestido, ella por más que hablaba y me preguntaba yo solo estaba en silencio observando, antes de salir de mi habitación tomó mi brazo obligándome a voltear a verla.

— Vania, es por el bien de nuestra familia— la vi por unos segundos con mis ojos enrojecidos, suspire zafándome de su agarre y caminé hacia la puerta.

Al bajar las escaleras Filipo me esperaba al pie de ellas, me tendió la mano la cual no tomé y seguí mi camino hasta salir de la casa, para subir a la dichosa carreta como si fuera una maldita princesa.

En el camino, me paso por la mente más de mil veces detener la carreta y salir corriendo, pero estaba fuertemente custodiada, así que sería imposible y este horrible vestido me lo impedía más.

Al llegar a la iglesia, él me esperaba entrelace mi brazo caminando por el amplio pasillo y de fondo una melodía con violines, llege al altar, al verlo su mirada era muy intimidante tomó mi mano ejeciendo un poco de presión en mis dedos, todo lo que duró la ceremonia estaba perdida en mis pensamientos, intentando ser fuerte y reteniendo a toda costa mis lágrimas, lo que menos quería es ser débil frente a nadie.

En la fiesta me dediqué a tomar muchas copas de vino, quería ahogar este dolor que tenía en mi corazón, mientras que a él solo socializaba con todas las personas como si está unión fuera tan grata y feliz.

Al terminar la "fabulosa fiesta", yo ya no estaba tan completa, se acercó a mi y de mala gana me llevó casi a rastras hasta su auto, donde para subir a un pequeño auto deportivo fue una gran odisea.

Y en el camino pedía fervientemente al cielo, al universo y a Dios, que no me pasara nada en esta noche, porque entre más avanzaba su auto, el terror me invadía cada vez más.

Vania O'Kelly Murphy.

2.- Oscuro secreto.

Por el parabrisas pude ver un edificio lujoso, entramos al subterráneo viendo un letrero de color blanco con su apellido LAM, estacionó y sin verme o dirigirme la palabra solo bajo dejándome en el auto.

Abrí la puerta e intenté bajar siendo imposible, intenté muchísimas veces, pero este vestido era muy grande para el espacio de lado del copiloto y por mala suerte mía el maldito faldón se había atorado con algo en el asiento.

De tan concentrada que estaba no me di cuenta de que él, había regresado y solo me observaba en total silencio hasta que senti un jalon con tanta fuerza que termine cayendo al suelo, por un segundo lo vi, pero su mirada era tan penetrante e inquietante que solo desvíe mi vista.

Me levanté del suelo sintiendo dolor en mis rodillas por el fuerte golpe y al darme cuenta él ya se había ido, corrí al sentido opuesto de él, estaba a unas cuantas zancadas de atravesar el gran portón del edificio.

Cuando unos hombres aparecieron de no sé donde impidiéndome el paso, uno de ellos abrió su saco mostrándome su arma retrocedí con un poco de temor hasta que mi cuerpo topo en el suyo.

Me giró con fuerza y solo pude ver por instantes una sonrisa que helaría a cualquiera, me agarro del brazo ejerciendo fuerza llevándome a toda prisa hasta que subimos al ascensor siendo presa de un silencio sepulcral e incómodo.

Al abrirse las puertas sin darme tiempo de dar un paso, camino jalandome hasta sentarme con fuerza en una silla.

— Vania, Vania, Vania, dime, ¿qué se siente ser vendida por tu familia?— arrugue mi entrecejo junto con mi nariz sintiendo al mismo tiempo un gran dolor en mi pecho— ¿sabías que me costaste mucho?.

— no, no sabía señor— respondí notándose mi voz apagada y rota por mi situación.

Pero siendo sincera a estas alturas no me era ajeno el tema, Filipo y Vilena han hecho cosas muy raras que desde hace tiempo no he podido dejar de pensar y queriendo siempre encontrar alguna lógica.

Lo vi sacar una carpeta de una mesita, camino hacia mí y me la entregó, sentándose frente a mí, sacó una foto de su saco y la puso sobre la mesa.

—y soy Jake, pero volviendo al gran tema tú deberías agradecerme, ¿sabes por qué?, porque si no era yo, te hubieran casado con él— agarre la foto para ver bien.

Y era un hombre viejo de tal vez unos cincuenta y tantos, solo con verle su mirada un escalofrío recorrió mi nuca, levante mi vista y él solo sonreía, me molestaba su actitud, fruncí el ceño aventándole la foto.

— y, ¿qué quieres?, ¿qué te agradezca? — negué levantándome de la silla gritándole— ¡jamás!, yo no pedí casarme contigo, ni con él, yo no pedí esto.

— camine hacia el ascensor y él me jalo acorralándome hasta sujetarme del cuello— ya terminase, prin, ce, si, ta, pero no has leído la mejor parte sobre tu familia.

Me jalo hasta sentarme de nuevo en la silla, abrió la carpeta, agarre las hojas leyendo cada párrafo que contenía las tres hojas, todo era sobre mi familia.

Donde me enteré del oscuro secreto de mi, de los O'Kelly Murphy, donde detallaba el paradero de mis hermanos, todos se habían casado con familias acaudaladas y de la alta sociedad como Filipo siempre quiso.

Pero lo turbio que envolvía en la situación a mis hermanos y a mi, es de que ellos recibieron una muy buena compensación por cada boda, seamos realistas la palabra COMPENSACIÓN, solo era el disfraz perfecto a lo que era en realidad, una COMPRA-VENTA, clandestina o legal, lo que dolía era enterarme por el que ahora es mi esposo, de que ellos vendieron a sus siete hijos por obtener más dinero sin tener una sola gota de remordimiento por sus actos infames.

No pude contenerme más y derrame mis lágrimas, lo vi acercarse hasta recargarse en la mesa observándome y deleitándose con el dolor ajeno, me dio un pañuelo, al levantar mi vista para verlo tenía una enorme sonrisa que era muy terrorífica para mi.

— bueno, ya que sabes sobre la joya de tu familia, quiero dejar en claro, que mi vida continuará igual que antes de que estuvieras en mis planes, tu vida me vale un carajo y no te metas en la mía, ¿entiendes?— asentí sin más remedio, él se incorporó y camino hacia las escaleras— muévete que no tengo tu tiempo.

Me levanté para seguirlo, subimos las escaleras caminando por un pasillo, abrió la puerta y me indicó que entrará, mientras recorría con mi vista la habitación en mi mente aparecía una y otra vez una pregunta la cual él tenía la respuesta a ella y sin más rodeos me arme de valor para hablarle.

— disculpa— él posó su vista sobre mi— ¿puedo hacerle una pregunta?.

— dime, pero que sea rápido— solo veía su reloj y con su ceño fruncido— ¿qué no vas a preguntar?.

— si, perdón, ¿por qué dijo que había costado mucho?, ¿cuánto le dio a Filipo?— me acorralo, sonrió hasta acercar su rostro en mi cuello, dejando sobre mi piel un beso.

— suspiro hasta llegar a mi oído escuchando su aliento cerca— diez millones, princesa y espero que valga la pena todo el dinero invertido.

Me pego más a él hasta que me beso, al separarse de mi, volvió a sonreír y salió de la habitación, dejándome atónita por su respuesta.

Después de haberme quedado parada por más de diez minutos, reaccione y caminé hacia el armario viendo un sin fin de ropa, saque lo más adecuado y largo que había, me quite el vestido y me fui al baño.

Donde de nuevo salieron mis lágrimas, me odiaba por ser tan débil y mostrarme así ante los demás aunque intente ser fuerte no lo lograré.

Al cambiarme solo me senté en un pequeño sofá que daba hacia un gran ventanal, me senté observando la noche, no quería dormir, me daba terror hacerlo y más con las últimas palabras de Jake antes de irse así que solo me abracé a mí misma para sentirme un poco mejor y prepararme a lo que se me avecinaba.

No sé dé que sea capaz él; las horas avanzaron y pude ver el hermoso amanecer y solo pasaron algunos minutos donde escuché ruidos, me levante y fui hacia la puerta abriendo un poco donde podía ver a la perfección.

Y solo lo vi a él siendo traído por su gente, abrieron la puerta que estaba frente a la mía y lo acostaron en la cama y antes de ser vista solo cerré asegurando la puerta, camine hacia el sofá para acostarme y donde me quede dormida de inmediato.

No sé cuantas horas habían pasado, pero un gran golpe me hizo despertar más que asustada, me levante y lo vi a él con su rostro ensombrecido acercándose a mi.

— tienes prohibido cerrar con seguro, estás en mi casa, son mis reglas y las respetas— al finalizar la última palabra me dio una bofetada tan fuerte y cerca de mi oído que me hizo perder un poco el equilibrio.

Y solo salió de la habitación cerrando de un portazo, corrí hacia la puerta, al intentar abrir estaba bajo llave, moví la perilla con desesperación hasta golpear la puerta.

Pero aunque hiciera eso, estaría encerrada hasta que él quisiera, mis lágrimas salieron de frustración las limpie con fuerza por llorar nuevamente, me senté en el sofá y solo observe hacia el ventanal, viendo él maravillo azul del cielo con una cuantas nubes blancas que al cruzarse con los rayos del sol su color era extraordinario.

Jake Lam.

3.- Sus conquistas.

Me desperté por un rudio excesivo en la puerta, al girarme me di cuenta que era él nuevamente, con su ceño fruncido y su horrible genio.

— Vania, levántate — solo lo escuchaba gritar, pero en verdad recién despertaba y yo aún no coordinaba — te estoy hablando, carajo.

— no necesitas gritarme, ya te escuché Jake— se acercó a mi lo suficiente para hacerme sentir como un pequeño siervo frente a un león.

— necesito que te arregles, han llegado tus suegros de sus vacaciones y quieren conocerte— suspire hasta asentir.

Camine al baño duchándome rápido, al salir un conjunto de ropa estaba sobre mi cama, me molestaba que él quisiera dirigirme tambien en lo que yo tenía que usar así que me cambié sin ganas.

Al bajar las escaleras de nuevo estaba con el ceño fruncido viendo el reloj en su muñeca, hasta que por el ruido de estas incómodas zapatillas levantó su vista recorriéndome de arriba abajo.

— muévete carajo, ¡Vania!, ya vamos muy tarde, y tanta espera para nada— me grito y las últimas cuatro palabras me calaron en el alma, al estar a su lado entrelazo su mano a la mía.

Subimos el ascensor hasta llegar a una camioneta, el chófer abrió la puerta y subió, dejándome en claro que jamás sería un caballero conmigo si no un vil animal y creo que esa comparación es demasiado gentil para lo que, él es en realidad.

Después de unos largos minutos llegamos a una mansión demasiado exagerada, al estacionar vi por la ventanilla a una pareja de edad avanzada junto a una rubia demasiado operada, pero no niego que era aun así muy bonita.

Abrieron la puerta, bajo él y extendió su mano, sabía que en este momento sería diferente ante sus padres, al bajar me tomó por sorpresa que me besara algo que me incomodo demasiado, caminamos tomados de la mano hacia los señores.

Quienes no quitaban su vista casi escaniándome por completo, me presento al señor Kelvin y a la señora Gregoria, extendí mi mano por cortesía más que por gusto.

Y así tal cual me dejaron con mi mano extendida sintiendo mucha vergüenza, ahora entendía por qué él era así, si es el vivo retrato de sus padres, entramos, pero él, de la nada me soltó y al girar mi vista hacia atrás, él estaba abrazando a esa rubia.

Hubiera preferido quedarme en el departamento que estar presenciando estas cosas y aguantando los aires de superioridad de esta gente, que en definitiva el dinero no compra la clase, ni los modales.

Los minutos pasaban muy lento y era muy incómodo tomar té frente a dos mujeres que su mirada destilaba demasiado odió y no entendía el por qué, si yo jamás pedí unir mi vida a la de él.

Jake de mucho tiempo después apareció junto a su padre, le sonrió a la rubia y esta asintió siendo tan obvios en su juego de miradas y coqueteo, se acercó a mí levantándome hasta llevarme a la salida para ir a la camioneta, donde me di cuenta de que su auto estaba parqueado.

Abrió la puerta e hizo que subiera me vio por unos segundos y cerró con fuerza, al seguirlo con la mirada pude ver a la misma rubia abrazándolo y él la beso llevándola hasta el auto, abrió su puerta subiendo segundos después él.

Suspire y me acomode en el asiento estaba cansada de esta situación que vivía al lado de Jake en unos cuantos meses.

— me vio el chófer por el retrovisor y sonrio más que apenado— ¿a casa?.

— no, ¿puede llevarme a la mansión O'Kelly? — él asintió y manejo hacia el sur de la ciudad.

Necesitaba verlos y pedirles una explicación, pero fui solo para darme cuenta de que mis padres hace meses se habían ido a un crucero para visitar muchos lugares, aún mi inconsciente se rehusaba a entender que ellos eran las peores personas que pudieran existir, subí a la camioneta y sin más remedio fui al departamento.

Subí el ascensor y me fui directo a mi habitación, donde solo me acosté envolviéndome entre mis sabanas para perderme en los brazos de Morfeo.

Los días siguieron avanzando siendo iguales que los anteriores, sin nada que hacer y con drama de parte de Jake, hasta que una noche desperté por un ruido y al voltear a ver el reloj de pared me di cuenta que ya era de madrugada.

Me gire para volver a dormir cuando otro ruido me llamó la atención, me levante, abrí la puerta dándome cuenta que Jake estaba teniendo relaciones en su habitación y esos gemidos escandalosos me lo indicaban.

Volví a cerrar y obligándome prácticamente a dormir, no quería seguir escuchando sus voces y esos jadeos ruidosos; al despertarme ya era de día salí así con pijama para ir en busca de algo de comer, moría de hambre y ayer no traía nada más que un té, que me había tomado para calmar un poco mi dolor de estómago.

Me preparé un desayuno decente junto aún chocolate caliente como me lo preparaba mi abuela en aquellos bellos tiempos, me senté en la barra comenzando a comer, mi espalda daba hacia las escaleras.

Escuché pasos bajar las escaleras, pero no quería interrumpir mi delicioso desayuno por voltear a ver de quien se trataba, hasta que el cuerpo de Jake apareció en mi campo de visión con solo un bóxer dejando al descubierto su torso.

Seguí comiendo sin tomarle mucho en cuenta mientras él segua preparando su desayuno yo estaba por terminar, sacó dos platones dejandolos sobre la encimera y entendí que aún estaba esa mujer aquí, en verdad no quería tomarle tanta importancia, pero la humillación que me hacía era gigantesca aunque este matrimonio fuera de papel.

Giró hacia mí, me sonrió hasta quitarme el tenedor con un bocado de mi desayuno, se lo metió a la boca intentando, ¿seducirme?, me aventó un beso y en cuestión de segundos su mirada se fue hacia atrás de mí.

— Amber, ven ya está listo el desayuno — abrí mis ojos hasta que apareció una mujer de cabello rojo y con ojos color ámbar.

Los vi sentarse frente a mí, me sonrió y fue imposible seguir comiendo con su presencia, me levanté y subí las escaleras a toda prisa mientras solo se escuchaban sus risas burlonas.

Me encerré en mi habitación, esperando que las horas avanzaran para qué terminará este día y solo pedía con fervor no volver a ver aquí en el departamento a otra más de sus conquistas.

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