NovelToon NovelToon

Mi Mancha, ¿Mi Perdición? 1

Capítulo N°1

Era una cálida mañana de primavera en España y Sor Margarita se encontraba realizando una cadena de oración, cuando siente que alguien golpea con insistencia la puerta del convento. Ella es una monja de mediana edad, algo robusta, que tiene una discapacidad para caminar por tal motivo usa un viejo bastón, así que con dificultad se levanta del suelo, ya que se encuentra arrodillada ante el altar, se persigna y sale de la pequeña capilla. Luego abre la vieja y deteriorada puerta del convento para encontrarse con una canasta de mimbre.

La hermana alza en brazos a la pequeña y mira para ambos lados, no ve a nadie, recoge la cesta e ingresa con la pequeña envuelta en sus sábanas rosas. Solo trae una medallita con la letra " A", un paquete de pañales y su biberón con leche tibia. Él o la que la abandonó se preocupó de que estuviera a salvo.

Acunó a la bebé hasta que la policía y la asistencia social vinieron a tomar la denuncia. Como nadie reclamó a una niña tan pequeña, la dejaron al cuidado de las monjas.

⎯ Hermana, ¿está segura que quiere conservarla en este hogar?⎯ pregunta una de las monjas.

⎯ Por supuesto, es un bebé como cualquier otro.

⎯ Pero su aspecto es…

⎯ Es hermosa y no debemos juzgarla por esa condición.

⎯ Espero que sus padres la reclamen.

⎯ Eso espero. Ahora la llevaremos con las demás niñas.

⎯ ¿Qué nombre le pondremos?

⎯ Creo que Abril Castro. El apellido, como es la tradición, se lo da el fundador del hogar.⎯ la chica la mira extrañada.⎯ Te explicaré ya que eres nueva por si te toca recibir a otro bebé. Cuando él falleció dejó estipulado un mandato que consistía en que cada bebé que fuera abandonado en la puerta llevaría su apellido y la monja que lo recibiera le pondría un nombre.

⎯ Ese hombre pensaba en todo. ¡Que Dios lo tenga en su santa gloria!

⎯ Amén.

⎯ Bueno. Bienvenida a tu nuevo hogar, Abril Castro.

La pequeña se movió en brazos de la monja y durmió muy plácidamente. Los días fueron pasando muy rápido para luego convertirse en meses y nadie reclamó a la pequeña por más que hicieron de todo para ubicar a sus padres biológicos.

Abril era una niña sana y hermosa, pero no conseguía familia. Todos los candidatos se emocionaban por conocerla y llevarla a su casa, pero al verla la rechazaban inmediatamente y ella continuaba esperando.

Todo por ser tan peculiar. La pequeña nació con una mancha oscura que cubre la mitad de su rostro derecho, es como un parche de pirata pero alargado. Apenas la ven genera temor. De un lado es hermosa y su ojo celeste es divino, pero su perfil derecho o lado oscuro, se asoma un ojo negro y ese lunar gigante que es su perdición.

Es un caso en un millón.

⎯ Abril, hoy vendrá un matrimonio que desea con el alma a una niña, y no le importa que tengas cuatro años.⎯ dice emocionada Sor Margarita.⎯ Así que vamos a ponerte un vestido rosa.

⎯ ¿Puedo ponerme una máscara de princesa?

⎯ No. Tú no necesitas una máscara, ya eres toda una princesa.

⎯ Entonces, ¿puedo esperar al otro lado de la puerta?

⎯ Abril.⎯ Sor Margarita se sienta con la pequeña en la cama.⎯ Verás que esta familia te querrá. No tienes que usar nada raro, solo se tu misma.

⎯ Ese es el problema. Ser yo misma.

⎯ Dices cada cosa. Mejor vamos a apurarnos. Se hace tarde.

Cada vez que alguien se postulaba, la niña ya sabía lo que iba a pasar cuando la vieran. Así que recurría a simples trucos, y trataba de ocultar su ojo, con mechones de pelo, gorros, pañuelo, lentes oscuros, pero todo era en vano, siempre la monja le descubre su rostro. Ese día no fue la excepción y volvió al orfanato, triste como siempre y con otro oso de peluche.

Resulta que al entrar a la oficina inmediatamente el matrimonio dijo que hubo un error y ellos querían un varón, así que Lucas fue el afortunado de conseguir una familia.

Con el tiempo ya no quería ver a nadie y habló con Sor Margarita.

⎯ Por favor, Sor Margarita, ya no quiero ver a nadie.

⎯ Abril, sabes bien que es por tu bien.

⎯ Mi bien es estar contigo.

⎯ Ya verás que Dios tiene mejores planes para ti.

⎯ Si, por eso me dio esta mancha.

La niña salió secándose las lágrimas de la oficina y con un nudo en la garganta. Ya no quería que la postulen nunca más en adopción. Se quedaría sola en el mundo. Su hogar era con ella que la protegía y la quería como una madre.

Fue al jardín y como siempre el jardinero se acercó al banco donde estaba deshojando una margarita.

⎯ ¿Mal día, princesa?⎯ dice Felipe, el jardinero, mientras le entrega un caramelo.

⎯ Horrible. Ni Sor Margarita me quiere adoptar.

⎯ Ahhh entiendo, mira, no es que no te quiera adoptar es que no puede.

⎯ ¿Y tú, no quieres a una hija?

⎯ Me encantaría tener a una princesa como hija, pero con mi esposa ya tenemos un niño y no tenemos dinero para más.

⎯ Está bien. Gracias por el caramelo.

⎯ De nada, princesa.

⎯ Yo sola seré mi propia familia.

Se hacía la fuerte en decir esas palabras pero la verdad moría por dentro.

Los días fueron pasando y otra vez habían nuevos candidatos, ella no quería ir pero Sor Margarita no estaba de acuerdo y le hizo poner ese vestido rosa que le traía tanta mala suerte.

La hermana creía que merecía la oportunidad de ser feliz en un hogar, tener padres y una familia que la cobije.

Pero al final del día cuando regresaron al orfanato con otro oso y llena de lágrimas, la niña la convenció e hicieron un trato.

⎯ Mi niña, si en los próximos meses nadie te acepta, te quedarás en el convento con nosotras. Pero debes ver unos candidatos antes.

⎯ Solo si tu me acompañas.⎯ dice fregando sus ojitos y con su nariz toda sucia.

⎯ De acuerdo, seguro no es tan terrible como dices. Ten, toma un pañuelo.

⎯ Siempre es lo mismo, y ya estoy grande. Se que nunca voy a tener un papá y una mamá.⎯ la niña se suena la nariz y se tira a llorar en la cama.

⎯ No pienses así.

⎯ Ten, dáselo a los bebes.⎯ le entrega el oso.⎯ Yo no lo quiero.

⎯ Está bien. Mañana te traeré otro cuento de la biblioteca.

⎯ Gracias.

Era lo mejor que Sor Margarita le podía ofrecer y estaba contenta con la idea de criar a su niña tan peculiar.

Llegaron las dichosas entrevistas. Entonces, antes de entrar a la oficina, Sor Margarita le comentó a la asistente social que necesitaba entrar con la niña, que era para darle confianza, pero en realidad necesitaba ver con sus propios ojos el rechazo que la niña decía experimentar. La asistente aceptó y las dos ingresaron.

⎯ Hola, ella es Abril y yo soy Sor Margarita.

⎯ Debe haber un error, esto no es lo que pedí.⎯ dice la mujer indignada mirando a su esposo.

⎯ ¿Disculpe? No entiendo a que se refiere.

⎯ Queremos a una niña, para que podamos presentarla a la familia y amigos.

⎯ ¿Quieren un trofeo? Me parece que sí hubo un error, ustedes no son los candidatos perfectos para mi niña. Buenas tardes.

Sor Margarita, agarró a la niña de la mano e iba hablando sola. Estaba indignada, nunca se imaginó que personas sin escrúpulos, ni de tan poco corazón se postularan para adoptar a niños, siendo este un gran gesto de amor.

Pasaron unos meses y luego de tres entrevistas, Sor Margarita cansada de observar las miradas de esas personas y sus rostros que no disimulaban su asombro y desagrado, finalmente aceptó que lo mejor era que ella misma se quedara con la pequeña. En ese momento comprendió su dolor y dejó de insistir en buscar un hogar.

Capítulo Nº2

Con el tiempo Sor Margarita se volvió una madre sustituta para Abril, así que le dieron su propio cuarto cerca de las demás monjas. El lugar era austero, pequeño pero perfecto para la niña que por fin tenía algo que le pertenecía y no debía compartir con nadie más. Ella lo podía acomodar como quisiera y nunca nadie entraba sin su permiso.

En el convento Abril tenía una rutina, todas las mañana se levantaba a desayunar, luego había que ordenar las habitaciones y después mientras las hermanas rezaban la pequeña ayudaba en la cocina.

La cocinera era una mujer bastante mayor que no le gustaba mucho estar con niños, pero la pobre de Abril era tan solitaria que le partía el corazón y se volvió su debilidad.

⎯ Muy bien corazón, hoy vamos a hacer pan. Así que tú serás la encargada de contar las tazas de harina.

⎯ Bueno.

⎯ Pon quince tazas en este recipiente mientras preparo la levadura.

⎯ Jajaja esa palabra es graciosa.

⎯ Tú eres graciosa, mi niña hermosa. Y cuidado tienes la cara toda blanca.

Abril al escuchar que su cara estaba blanca, se bajó del banco y corrió al baño. La hermana no entendía qué le pasaba, nunca la había visto tan feliz. Abril estaba tan emocionada que le dolían los cachetes de tanto sonreír, pero al llegar al espejo y ver su cara con solo harina, se entristeció. Escuchó tantas veces hablar de los milagros que pensó que su mancha había desaparecido. Pero no, ahí estaba igual que siempre.

Volvió a la cocina a seguir contando las tazas y su semblante ya no era el mismo. Estaba triste.

⎯ ¿Estás bien?

⎯ Si.

⎯ Bueno, se me acaba de ocurrir que además de pan podríamos hacer una torta de chocolate. ¿Qué dices?

⎯ Es una gran idea. Pero ¿puede ser de vainilla?

⎯ Como tú quieras corazón.

Así pasaron toda la tarde, entre harina, horno y dulces. La monja logró hacer que la pequeña cocinera se olvidara de su mal día y al final todo fue diversión.

Con los demás niños le costaba relacionarse, así que la idea de tener amigos no estaba en su mente, prefería el cariño y la contención de las hermanas. Ellas entendían perfectamente sus sentimientos y aceptaban su realidad. Estaba condenada a estar sola. Hasta que un día pasando junto a la puerta de la oficina principal, escuchó una conversación. Las monjas estaban hablando de algo que realmente preocupaba a la pequeña y era tener que comenzar la escuela.

⎯ Si hermana. No tengo dudas, es momento de inscribir a Abril en el mejor instituto. Este año comienza su escolaridad.

⎯ Pero es muy chica y su condición.

⎯ Tienes que ver a Abril más allá de su aspecto físico o si no ¿ cómo quieres que los demás la acepten?

⎯ Perdón hermana, tiene razón.

⎯ Mañana la llevaré a comprar los útiles. Necesita varias cosas y el uniforme.

⎯ Está bien.

Abril al escuchar tal noticia, sale corriendo al jardín, no tiene que ser descubierta, tiene prohibido espiar ¡Eso está muy mal! Se sienta en una hamaca, comienza a mover sus piernas y tiene sus ojitos cristalizados por las lágrimas que se asoman. Esta sumida en sus pensamientos, ya el preescolar fue una tortura con solo cinco años, no quiere imaginar lo que se le aproxima. Los chicos solían ser crueles y no la aceptaban tan fácilmente. Su vida hasta ahora era simple, pero feliz no quería cambiar nada.

⎯ Hola princesa.

⎯ Hola Felipe.

⎯ ¿Quieres hablar? te veo preocupada.

⎯ ¿Qué es eso?

⎯ Quiere decir.⎯  el hombre se agarra la cabeza, no sabe cómo explicarle así que le dice.⎯  Es cuando estás pensando mucho en algo y no se va de tu mente.

⎯ Si estoy popurada.

⎯ Preocupada.

⎯ Bueno, eso.

⎯ Y dime ¿en qué piensas?.⎯ dice el jardinero y se sienta en una hamaca e imita los movimientos de la niña.

⎯ Tengo que ir a la escuela.

⎯ La escuela es muy interesante. Vas a aprender muchas cosas, como escribir, leer, contar.

⎯ Yo ya sé todo eso. Sor Margarita me enseñó a los cuatro años.

⎯ Ya veo. Entonces ¿por qué no quieres ir?

⎯ No me gusta hacer amigos. Todos se burlan de mi ojo.

⎯ Tu ojo es hermoso.

⎯ Por que estas del lado bueno.⎯ la niña gira su rostro con pena para luego ver al hombre y se refleja en sus ojos que la miran con cariño.⎯ Este es el lado que me popura.

⎯ Ok. Escucha, si alguien alguna vez te molesta tú me lo dices. enseguida y yo voy a decirles que nadie puede molestar a mi princesa o los convertiré en un árbol.

⎯ Tú no puedes hacer eso. Jajaja.

⎯ Pero ellos no lo saben.

⎯ Gracias. Eres mi mejor amigo.

⎯  Y tú eres mi princesa.

La pequeña se baja del columpio y va a los brazos del hombre que cálidamente la acoge en un tierno abrazo.

Al otro día, muy temprano la monja y la niña caminan en dirección a las tiendas, y compran todo lo necesario.

Sor Margarita se preocupó tanto porque ella tuviera un buen futuro y una excelente educación, que sin pensarlo dos veces gastó todos sus ahorros en darle lo mejor de lo mejor. Ella quiso enviar a su pequeña al mejor instituto de la ciudad, creía que pagando un buen lugar, con abonar una cuota cara y teniendo buenos profesores, la niña estaría protegida. Pero todas sus buenas intenciones no tenían fundamentos. Ella no conocía la maldad. Vivía en el hogar rodeada de amor y profanando la hermandad en su comunidad. Todos sus esfuerzos fueron en vano. No pudo lograr comprar con dinero que Abril este con buenas personas o que los chicos no le hicieran daño.

¡Que equivocada estaba! Las burlas y el maltrato eran constantes, la pequeña tenía varios apodos que hacían referencia a su marca de nacimiento y lo que más le molestaba es escuchar cómo la trataban como si fuera una apestosa.

⎯ Cuidado, no se acerquen a esa niña o se contagiaran esa mancha.⎯ decía un niño.

⎯ Yo guardería las cosas, es una pirata, seguro nos roba.⎯ decía otro.

⎯ Ahí viene la apestosa corramos.

Al principio la pequeña se encerraba en el baño a llorar o simplemente se escondía en los recreos.

Todas las tardes después de tocar el timbre Carmela una voluntaria la esperaba en la esquina. Abril fingía una sonrisa hacía lo posible para no se diera cuenta lo mal que estaba.

⎯ Hola Abril ¿qué tal tu día?

⎯ Bien, aprendí muchas cosas.

⎯ ¿Y ya tienes amigos?

⎯ Egem.

⎯ Abril esa no es una palabra.

⎯ Si, ya tengo.⎯ dice cruzando los dedos atrás de su espalda, ya que ha dicho una mentira.

⎯ Eso es maravilloso. Vamos a celebrar.

Todos los días volvía a su hogar con el corazón destrozado y sin decir una palabra.  Se encerraba en su cuarto y leía por horas, era su escape, vivía a través de las historias. Nunca le comentó nada a su mamita y con el tiempo aprendió a manejar el dolor y se hizo más fuerte. Ya estaba acostumbrada a ser la diferente y un blanco andante para las ofensas. Pero no le importaba. Tenía en claro su meta, debía ser una buena estudiante para que Sor Margarita esté orgullosa de su hija de corazón, el resto no le interesaba. Era solitaria y eso estaba perfecto, no necesitaba tener amigos.

Capítulo Nº3

Abril continuaba abocada únicamente a sus estudios, el tiempo fue pasando a pasos agigantados y ella era una niña solitaria pero con un corazón muy noble. Sor Margarita estaba preocupada porque aún no lograba socializar con sus pares, pero todo cambiaría cuando sin imaginarlo tendría a su primer y único gran amigo.

Habían pasado unos días del comienzo de clase, la pequeña ya estaba en 4to grado, cuando la maestra les dijo que hoy tendrían un compañero nuevo. Ella se imaginó que sería uno más del montón así que continuó haciendo garabatos en una hoja.

⎯ Chicos hoy tendremos un compañero nuevo, es extranjero así que hagan que se siente como en casa.

El niño entró al salón y todas las niñas comenzaron a suspirar. Era muy apuesto para su corta edad.

⎯ ¿Quieres presentarte?

⎯ Bueno. Mi nombre es Facundo, soy de Italia y tengo nueve años.

⎯ Que bien ¿tienes algo más para decir?

Él siguió hablando por un rato.

Abril al escuchar su voz levantó la vista y vio que era un niño precioso, ahora entendía a sus compañeras. Su tés era clara, ojos claros pero su pelo era de un negro azabache que lo hacía ver pálido.

Abril lo miraba desde lejos. Ella se sentaba al final del aula solo para evitar a sus compañeros. Sabía que si le querían hacer algo, primero tendrían que darse vuelta y la maestra los vería. Técnica que descubrió tarde, después de años de maltrato.

Él era de muy buena familia, se le notaba en sus prendas hechas a medida y sus zapatos finos. Al hablar se le notaba un tono italiano que lo hacía parecer muy interesante. No le prestó atención al apellido. Era hijo único. Le gustaban los dibujos y leer historietas de superhéroes. Cumplía años en Abril. Y era muy respetuoso. Tenían muchas cosas en común salvo que le gustaba hablar demasiado. En su presentación también contó que se mudó con su familia y se instalaron en la ciudad, porque su padre fue transferido como vicepresidente en una compañía. Y justo le tocó comenzar el año escolar en ese instituto.

⎯ Muy bien Facundo puedes sentarte con algún compañero. Escoge algún banco libre.

⎯ Gracias.

Abril lo seguía observando sin decir una palabra. Cuando él comenzó a caminar ella guardó sus dibujos para distraerse y no prestar atención a los comentarios de sus compañeras que le decían mientras él caminaba entre los bancos que no se acerque al panda, al pirata del colegio y un montón de insultos más. Estaba tan acostumbrada a escucharlos que ya no se defendía y solo los ignoraba. Abril bajó la vista porque no quería sentir su presencia y cubrió su mancha con su cabello. Pero para su sorpresa, no sabe si fue de pena o curiosidad se acercó hasta su pupitre y puso sus cosas en el banco contiguo al de ella. La pequeña temblaba y levantó su rostro, Facundo le sonrió tiernamente y comenzó a hablar como si ella no fuera rara.

⎯ Hola ¿me puedo sentar aquí?

⎯ Si.

⎯ ¿Cómo te llamas?

⎯ Soy Abril.

⎯ ¿Puedes prestarme tus cuadernos? El director nos dijo antes de entrar que eras la mejor de la clase y tengo que ponerme al día.

⎯ ¿Cómo te diste cuenta que me tenias que pedir las cosas?

⎯ Me da pena decirlo.

⎯ Descuida, seguro te dijo la chica de la mancha.

⎯ En realidad la niña de cabello rojo.⎯ dice y sonríe.

Al principio ella sentía desconfianza, pero él le demostró lealtad. Desde ese día su amistad creció a pasos agigantados. Por fin tenía alguien con quién hablar y compartir sus días.

Él era el único que sabía que era huérfana y guardaba su secreto.

Al pasar el tiempo sus compañeras la odiaban más todavía. Ya no estaba sola y tenía quien la protegiera, ya no le podían hacer bromas ni insultar que él siempre salía a su defensa.

Un día ella llegó como siempre al colegio, Carmela la acompañaba hasta la esquina y volvió al convento. Ese día Abril llevaba un peinado diferente y se veía preciosa.

Flor una de sus tantas rivales la esperaba en la entrada, Abril la trató de esquivar pero igual ella la golpeó y la tomó de su larga cabellera despeinando su tan delicado cabello. Flor solo le gritaba.

⎯ Alejate de Facu o le vas a contagiar tu mancha. Él es muy lindo para ser tu amigo.

⎯ ¡Basta! Deja a Abril en paz. Eres una mala persona.⎯ como siempre que ella estaba en problemas él aparecía de la nada.

⎯ Facundo, yo quiero ser tu amiga pero no puedo si siempre estás con la chica panda.

⎯ Yo no quiero ser tu amigo.

⎯ Pero mira yo soy más linda.

⎯ Pero tienes un corazón horrible.

La pequeña  solo frotaba su mejilla y miraba con odio toda la escena. Flor comenzó a llorar y a hacer un escándalo hasta que intervino la maestra. Por esa absurda pelea terminaron en dirección. El director se encargó de llamar a los padres de Flor y a los de Facu y en el caso de la pequeña a su tutora.

Cuando Abril reconoció a los padres de Flor, le dio miedo. Ellos eran personas influyentes que siempre hacían donativos al orfanato. Solo esperaba que no retiraran las donaciones por su culpa y que Sor Margarita no saliera afectada. Muchos niños dependen de la caridad de esa familia.

En cambio los padres de Facu la miraron y luego se miraron extrañados. La niña pudo notar que la madre no le sacó los ojos de encima, tenía una tristeza y pena en la mirada que la estremeció. El padre tenía una cara que se le hacía familiar pero no sabia, de donde. Él solo sostenía la mano de su esposa y le hablaba al oído. Todo era muy raro.

Facu le dijo que su mamá se llamaba Silvina y el nombre de su padre era Lorenzo. Estaban sentados en el mismo banco y él le hablaba al oído para tranquilizarla ya que no paraba de temblar.

⎯ No tengas miedo. Yo te voy a defender.

⎯ Seguro nos van a castigar.

⎯ No creo, Flor empezó la pelea.

⎯Si, pero a ella siempre le creen.

⎯ Descuida a mi también.

Sor Margarita llegó unos minutos tarde, pero cuando empezó la reunión por fin se enteró de la realidad de su princesa. Ella la abrazaba cuando escuchaba hablar a Facundo. Él no omitió detalles y les contó todo lo mal que pasaba Abril el día a día, entre bromas, maltratos y apodos. Si antes su mamá estaba triste ahora lloraba junto a Margarita. Él siguió hablando. Se aseguró de que sepan que él era su único amigo. Pensó que con eso las cosas se solucionarían y Flor recibiría su castigo pero nada salió como esperaba.

⎯ Lo que te faltaba era ser huérfana y vivir con las monjas.⎯ se burlaba Flor.

⎯ ¡Cállate! Sor Margarita es mi mamá.

⎯ Eres huérfana. Jajaja No tienes mamá.

Flor fue beneficiada enterándose de su secreto. Pronto todos sabrían que era huérfana y las burlas serían peor. Ya se imaginaba las cosas que les diría a sus compañeros, algo más para la lista. Pero al finalizar la reunión, el caos se hizo presente. Decidieron que lo mejor era que Abril se cambie de colegio.

⎯ Señores estarán de acuerdo que para cortar el problema de raíz, lo mejor es este cambio.

⎯ No me parece justo que solo mi niña sea castigada.

⎯ Le recuerdo, Sor Margarita, que su niña este año es becada y nosotros decidimos si sigue o no en la institución.

⎯ No es justo. Ustedes le dieron esa beca sólo para mejorar el nivel del colegio. Mi niña es la única que sobresale en las calificaciones.

⎯ Entenderá que ahora es más importante el comportamiento de los niños y su bienestar.

⎯ Está bien. Vamos corazón, tú no perteneces a este lugar.⎯ le dijo la madre pero ella no quería irse.

Abril no quería dejar a la única persona que la quería. Los niños se miraron y luego se fundieron en un largo abrazo, ambos lloraban desesperados y no querían separarse. Eran los mejores amigos.

⎯ No te preocupes, siempre serás mi amiga.

⎯ Y tu mi amigo.

⎯Te prometo que nos volveremos a ver.

⎯ Te quiero Facu.

⎯ Yo también Abril.

Todo acabó en un par de horas. Ella vivía en una zona humilde y se inscribió en una escuela pública, él vivía en una zona residencial y siguió en el instituto. Eran de mundos diferentes y nunca más se volvieron a cruzar. Tiempo después Sor Margarita se enteró que su familia ya no estaba en la ciudad y las esperanzas de encontrar a su único amigo desaparecieron.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play