...PRIMERA PARTE...
^^^Lisha Relish 8 Años.^^^
Mis ojos pesaban y no podía abrirlos, me obligué de todos modos y un sollozo de dolor salió de mis labios cuando vi a las sirvientas rodear mi cama con sus rostros preocupados.
Busque en la enorme habitación con los ojos entrecerrados al borde de las lágrimas porque no podía encontrarlo.
Mi madre estaba a mi lado sosteniendo mi mano, pero la aparté. No la quería a ella, ella me había quitado del lado de Dan.
—¿Dónde está Dan?.—Mi voz fue irreconocible para mis propios oídos, demasiado rota y grave porque me había negado a comer o beber lo que traían las sirvientas.
Mi boca estaba seca y mi garganta dolía, exigiendo algo de agua para calmar su dolor.
—Mi pequeña, Lisha.—Habló mi madre.—Si hubiera sabido que ambos enfermarían por dormir en habitaciones separadas, los hubiese dejado seguir compartiendo un mismo cuarto. Sabía que eran unidos, pero estaban creciendo y pensé que ambos necesitaban espacio y algo de privacidad.
He compartido la misma cama con Dan desde que tengo memoria. Nunca pasé una sola noche lejos de él, pero cuando cumplimos los 8 años mi madre decidió separarnos y me llevó a una nueva habitación.
La primera noche no pude conciliar el sueño y a la mañana siguiente me había enfermado, me dolía el cuerpo, el corazón y seguía empeorando con el pasar de los días mientras Dan se encontraba en mi mismo estado del otro lado del pasillo en su respectiva habitación.
—Mamá, quiero estar con Dan.—Casi fue una súplica.
Mi padre estaría en desacuerdo porque era quien había insistido en separarme de mi gemelo, diciendo cosas desagradables sobre nosotros y lo mimados que mi madre nos tenía.
—Bien, cariño.—Ella acarició mi cabello.—Ustedes ganan. Pueden seguir compartiendo una habitación, pero quiero que duerman en camas separadas porque su padre cree que ya eres una niña grande y tu hermano también se encuentra en crecimiento.
No sé qué intenta decirme con eso, pero de todos modos prometo ser una buena hija y obedecer la condición.
—Te llevaré con tu hermano.—Sonríe ella.
Mi madre me cargo entre sus brazos y salimos de la habitación que había elegido para mí hace unos pocos días. Han pasado 12 días desde nuestro cumpleaños y estás casi dos semanas, fueron el tiempo más prolongado que he permanecido lejos de Dan.
Mi hermano nunca vino a visitarme mientras estuve en cama, así que eso significa que él también se encontraba tan enfermo como yo porque Dan nunca se mantuvo lejos de mí por más de una hora.
—Espero que ahora se sientan mejor.—Susurró mi madre para ella misma, aunque estaba en sus brazos, así que pude escucharla.
Los mejores médicos del imperio habían venido a vernos, pero ninguno de ellos logró descifrar que había causado la extraña enfermedad que había mantenido a Dan y a mí en cama por los últimos 12 días. Pero, aunque ellos no lo supieran, yo sabía que lo había causado.
Me habían separado de mi hermano y esa era la única respuesta lógica. Me faltaba mi otra mitad y todo mi cuerpo lo sabía.
No puedes funcionar si no estás completo.
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Aviso: La siguiente historia tendrá contenido delicado con extremo tabú entre dos hermanos con lazos sanguíneos. Si no te sientes cómodo/a con el tema tratado, te invito a dejar la lectura ahora.
^^^Brendan Relish 8 Años.^^^
El sudor ha humedecido las blancas sábanas de mi cama. No recuerdo haber pasado más de unas pocas horas lejos de Lisha desde... desde el principio.
Ambos compartimos el vientre de nuestra madre por casi 9 meses, naciendo 13 minutos antes que ella y convirtiéndome en su hermano mayor por esa pequeña diferencia de tiempo al nacer.
Lisha.
La necesito a mi lado, es una necesidad vital porque se siente como si fuera a morir sin ella.
Padre dice que somos unos mocosos malcriados y que debemos madurar, pero él no entiende lo que se siente ser separado de tu otra mitad.
Lisha es todo lo que me falta y necesito para vivir.
No entiendo cuál es la necesidad de separarnos cuando lo único que queremos es permanecer juntos el tiempo que sea posible.
Abro mis ojos y me encuentro en la plena oscuridad de la enorme habitación medio vacía.
Mi madre me visitó unas cuantas veces, pero no pude hablar con ella porque fue ella quien había decidido llevarse a mi gemela a una nueva habitación.
Las sirvientas intentaron traerme algo de comer y beber, pero mi cuerpo lo rechazaba casi todo. Era algo extraño, pero bastante lógico.
No puedo sentirme bien cuando no estoy completo y mi otra mitad se encuentra lejos. Tal vez cerca para al resto, pero tan lejos para nosotros.
Mi corazón se estremeció cuando vi la puerta ser abierta por mi madre, quien traía consigo a mi pequeña gemela entre sus brazos.
Aunque todo mi cuerpo gritaba de dolor y agotamiento, hice lo posible para sentarme mientras observaba el cuerpo debilitado de mi hermana.
Tan pequeña y frágil.
Me sentí horrible lejos de ella, no quiero ni siquiera imaginar el dolor que Lisha tuvo que pasar sabiendo que ella es mucho más frágil que cualquier de nosotros. Tan frágil, pero tan valiente como ningún otro.
Estoy seguro de que ella podría superar este dolor, tal vez le cueste, pero lo haría eventualmente.
¿En cambio, yo?
Yo moriría sin ella, no podría soportar el vacío en mi corazón con su ausencia. No soy tan fuerte en ese aspecto, pero eso no importa ahora porque ella se encuentra aquí y ahora no hay nada que nos pueda afectar.
—Lisha.—Mi voz salió en un susurro agotador y grave.
No recuerdo haber bebido algo agua el día de hoy y viendo los labios partidos de mi hermana, sé que ella tampoco lo ha hecho.
A pesar de la oscuridad que nos rodea con la escasa luz del pasillo filtrándose a la habitación, podía ver el rostro enfermo de mi gemela a la perfección.
Su cabello rubio demasiado largo cubría la mitad de su cuerpo superior y parte de esos maravillosos hilos amarillos pegados a la piel de su rostro por el sudor me tentaron a ir hacia ella para apartarlos hacia un lado y dejar en descubierto las perfectas joyas verdes que poseía como ojos.
Éramos gemelos casi idénticos, pero ella era insuperable en belleza. Lisha era y será la chica más linda que haya conocido y tenga oportunidad de conocer.
^^^Lisha Relish.^^^
Mi pobre gemelo estaba en la cama que habíamos compartido desde siempre. Nuestros padres creían que dormíamos en camas separadas, mi cama estando a solo dos metros de distancia de la suya, pero cuando nuestra madre cerraba la puerta del cuarto era cuando bajaba de mi cama y me subía a la de Dan.
No podríamos dormir de otro modo, lo habíamos intentado unas pocas noches y nunca funcionó.
Dan era mi gemelo, pero la palabra correcta para definirlo era mi otra mitad porque sin él no estaba completa y no podía vivir.
¿Cómo hacerlo cuando él no estaba aquí para mí?
Padre odiaba que fuéramos tan unidos, pero no nos importaba recibir sus reclamos porque al final del día era nuestra madre quien decidía qué hacer con nosotros. Casi a menudo era comprensiva y nos permitía estar cerca del otro diciendo que es natural cuando los gemelos son muy apegados entre sí.
—Lisha.—Escuché la voz agotada de mi hermano.
Mi corazón se apretó contra mi pecho porque mi hermano lucía tan enfermo como yo. No me gustaba verle así.
Dan era el hermano fuerte y confiable, así que odiaba cuando era afectado por mi culpa.
Madre había sido cruel cuando nos obligó a permanecer casi dos semanas separados.
—Dan.—Susurré yo.
Mi voz se escuchaba aún peor y mi hermano hizo una mueca porque sabía que había sufrido sin él a mi lado.
Los médicos habían dicho que ambos estábamos en estado crítico y que nuestra vida estaba en riesgo. Tal vez eso hizo que nuestra madre decidiera dar su brazo a torcer y nos permitiera volver a compartir la habitación.
—Les traeré algo de comer.—Mi madre me dejó en la cama de mi hermano porque mi cama había sido retirada cuando me mudó a otra habitación.
Ella encendió las velas del cuarto y salió, dejándonos solos.
Abracé a Dan y rompí a llorar porque finalmente estaba con mi gemelo.—Dan... Dan...
Correspondió mi abrazo un segundo más tarde y sentí como si mi cuerpo estuviera recuperado sus energías poco a poco.
—Estoy aquí.—Habló en voz baja, probablemente, porque tenía su garganta tan adolorida como la mía.
—Te extrañé mucho. Sentí que moría sin ti.—Mi rostro comenzaba a ser un desastre entre lágrimas y mocos.—No me gustó, no quiero volver a sentirme así.
—Lo sé. Yo tampoco lo quiero.
Me obligué a romper nuestro abrazo porque necesitaba verle. Ansiaba encontrarme con esos ojos verdes que ambos compartíamos.
—Fue tan doloroso, Dan.
—Lo sé, Lisha.
—Se sintió muy mal, como si me estuvieran arrancando el corazón del pecho.—Necesitaba explicarle porque me asusta que vuelva a ocurrir.
Su frente descansó sobre mi frente y sus manos sostuvieron las mías.
—Te entiendo. No volverá a ocurrir, lo prometo.
—¿Y si madre nos intenta separar otra vez?
—No lo hará.—Promete.—Me quedaré a tu lado hasta que te canses de mí.
—¿Cansarme de ti? Eso es imposible, es como si estuviera rechazando lo más importante de mí misma.
—Lo sé. Pienso lo mismo de ti.
Mi hermano prometió quedarse a mi lado hasta que ya no lo necesite más, pero yo me prometí a mí misma que siempre lo necesitaré a él y nada más.
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