Era una noche oscura y tormentosa en la ciudad. La lluvia golpeaba implacablemente las ventanas de mi pequeño apartamento mientras permanecía absorto en mi computadora, distraído por las luces parpadeantes de la pantalla. Estaba sumido en un juego en línea de fantasía, donde encarnaba a un poderoso guerrero que luchaba contra dragones y criaturas místicas. Era mi forma de escapar del estrés y la monotonía de la vida cotidiana. Sin embargo, aquella noche, algo extraño estaba por suceder.
De repente, un extraño resplandor envolvió la habitación, cegando mis ojos por un momento. Al recobrar la visión, me di cuenta de que algo fuera de lo común estaba sucediendo. Era El resplandor
Mi entorno había cambiado por completo. Ya no estaba en mi acogedor apartamento, sino en medio de un espeso bosque, rodeado de altos árboles y vegetación exuberante. El aroma de la tierra húmeda y la fragancia de las flores llenaban el aire. Me levanté de un salto, sintiendo la tierra blanda y húmeda bajo mis pies. No podía creer lo que estaba viendo; esto tenía que ser una especie de broma o un sueño muy vívido.
Mientras intentaba asimilar lo que estaba sucediendo, me miré las manos y me di cuenta de que no eran mis manos humanas. Ahora tenía pequeñas garras y una piel escamosa. Era un goblin. En un estado de shock, recordé mi amor por las novelas de fantasía y los juegos de rol, pero nunca me imaginé que terminaría siendo un personaje en uno de esos mundos.
A lo lejos, escuché un susurro en mi mente, una voz melódica que parecía estar conectada con la magia que me había traído a este lugar. "Bienvenido, viajero. Has sido elegido para una nueva vida, una vida en un mundo lleno de maravillas y peligros. Eres ahora un goblin, con el poder y el potencial para ser algo más que un simple espectador."
Busqué alrededor, pero no había nadie a quien pudiera ver. Solo el bosque y la naturaleza en silencio. La voz misteriosa me llenó de incertidumbre, pero también de una extraña sensación de emoción y aventura. No diez
Me adentré más en el bosque, tratando de encontrar alguna pista sobre lo que había sucedido. La noche era ominosa, pero mi nuevo cuerpo parecía adaptarse a la oscuridad. A medida que avanzaba, los sonidos de la naturaleza se volvieron más intensos: gruñidos, aullidos y otros ruidos misteriosos que nunca había escuchado antes.
De repente, me topé con un grupo de goblins. Eran seres similares a mí, pero parecían más fuertes y astutos. Me observaron con desconfianza y, al principio, sentí miedo de que pudieran atacarme. Sin embargo, para mi sorpresa, uno de ellos se acercó y habló.
"¿Quién eres tú, extraño?", preguntó con una voz áspera pero curiosa.
Tragué saliva, todavía tratando de comprender lo que estaba sucediendo, y respondí: "Soy... no lo sé. Me desperté aquí de repente. No sé cómo llegué."
Los otros goblins intercambiaron miradas, claramente desconcertados por mi presencia. El líder del grupo se acercó más y escudriñó mi rostro con sus ojos brillantes.
"Es raro que no recuerdes cómo llegaste aquí", dijo. "Pero si eres un goblin, entonces eres parte de nuestra tribu. No importa cómo hayas llegado, ahora eres uno de nosotros."
Asentí con incertidumbre, sintiendo una extraña mezcla de miedo y emoción. Aunque me asustaba esta nueva realidad, también me intrigaba la idea de vivir aventuras en un mundo de fantasía. Si esta era mi nueva vida, entonces estaba decidido a aceptarla y aprender todo lo que pudiera sobre este extraño lugar.
Con el tiempo, fui aceptado por la tribu de goblins. Me enseñaron a cazar, a sobrevivir en el bosque y a usar mis habilidades para proteger a los míos. Aprendí a comunicarme con ellos en su lenguaje y a comprender las complejidades de su sociedad.
A medida que pasaban los días, descubrí que mi reencarnación en este mundo no fue un mero accidente. Había una fuerza poderosa que me había traído aquí con un propósito. Un propósito que todavía no comprendía por completo, pero que sentía que estaba destinado a descubrir.
Mi vida como un goblin ultra poderoso había comenzado, y estaba listo para enfrentar cualquier desafío que el destino tuviera reservado para mí en este mágico y peligroso mundo desconocido. Con cada paso que daba, sabía que mi destino estaba entrelazado con este nuevo mundo, y estaba dispuesto a desentrañar sus secretos y encontrar mi lugar en él.
La noche pasó, y el sol se alzó sobre el horizonte, iluminando el bosque con una cálida luz dorada. La tribu de goblins se preparaba para un nuevo día, y yo me uní a ellos con determinación en mi corazón. Atrás quedó mi vida como un humano común y corriente; ahora, era un goblin ultra poderoso, listo para enfrentar la aventura más grande de todas.
Mi tiempo en la tribu de goblins transcurría sin contratiempos. Me había adaptado a mi nueva forma y vida, y había forjado amistades cercanas con algunos de mis compañeros. Sin embargo, no podía evitar sentir una profunda curiosidad por mi pasado humano y cómo había llegado a este mundo.
Una noche, mientras el cielo se cubría de estrellas, me encontraba sentado frente al fuego junto a mi nuevo amigo, Grunk, el goblin más sabio de la tribu. Tenía el cabello plateado y una barba larga, sus ojos brillaban con una intensidad enigmática.
"Grunk, necesito saber más sobre mi pasado. ¿Cómo es posible que me haya reencarnado en este mundo como un goblin?", le pregunté con sinceridad.
El anciano goblin se tomó un momento antes de responder, como si estuviera considerando qué compartir conmigo. "Es un misterio, joven goblin", comenzó a decir con su voz profunda y sabia. "A veces, seres de otros mundos son transportados aquí por fuerzas desconocidas. Estos fenómenos son raros y enigmáticos. Quizás tú fuiste uno de esos seres."
Me quedé pensativo por un momento, asimilando la información. "¿Y cómo puedo recordar algo de mi pasado humano?", pregunté ansiosamente.
Grunk suspiró y miró las estrellas con tristeza. "Los recuerdos de tu vida pasada pueden ser borrosos y confusos. La reencarnación no siempre permite retener todos los detalles de tu vida anterior. Pero si deseas recordar, debes buscar pistas y rastros de tu pasado en este mundo."
Asentí, comprendiendo que no tendría respuestas inmediatas. Decidí seguir el consejo de Grunk y buscar más pistas sobre mi pasado humano. Me embarqué en exploraciones más extensas, hablando con criaturas y viajeros de otras razas que habían conocido a seres de diferentes mundos. Pero cada búsqueda de información parecía llevarme a callejones sin salida, y la verdad seguía siendo esquiva.
Una tarde, mientras vagaba por un antiguo bosque encantado, me topé con una figura sombría entre los árboles. Se trataba de una hechicera de aspecto enigmático, vestida con túnicas oscuras y una capucha que ocultaba su rostro. Mi instinto me decía que debía tener cuidado, pero mi curiosidad me llevó a acercarme.
"¿Quién eres?", pregunté con voz firme pero cautelosa.
La hechicera levantó la cabeza y me miró con unos ojos brillantes y penetrantes. "He oído hablar de ti, duende reencarnado. Tienes el potencial de ser una fuerza poderosa en este mundo", respondió con una voz misteriosa.
"¿Cómo sabes de mi reencarnación?", inquirí sorprendido.
"Los eventos inusuales no pasan desapercibidos en el mundo de la magia y el misterio. Tu llegada ha generado ripples en la telaraña del destino", explicó la hechicera. "Puedo ayudarte a recordar tu pasado humano y descubrir tu verdadero propósito aquí."
Mis ojos se iluminaron con esperanza. Finalmente, alguien podría darme respuestas sobre mi pasado. Sin embargo, la sabiduría de Grunk me hizo dudar.
"¿Puedo confiar en ti? No quiero arriesgar mi vida o la paz de la tribu por conocer mi pasado", le dije con prudencia.
La hechicera sonrió de manera enigmática. "Comprendo tus temores, joven duende. No tienes que confiar en mí ciegamente. Si decides buscar respuestas, puedes hacerlo por tu cuenta. Pero recuerda, el conocimiento puede ser poderoso, pero también puede ser una carga."
Tomé su consejo en serio y agradecí su ofrecimiento. Decidí que antes de buscar respuestas sobre mi pasado humano, debía asegurarme de que no pusiera en peligro a mi tribu ni a este mundo que ahora era mi hogar.
Continué mi travesía, encontrando nuevas aventuras y desafíos en cada paso del camino. Aunque seguía sin tener respuestas sobre mi pasado, me sentía más confiado en mi identidad como goblin ultra poderoso. Con el tiempo, sabía que encontraría la verdad y descubriría mi propósito en este misterioso mundo.
Con el paso de los días, me había adaptado cada vez más a mi nueva vida como goblin. Aprendí las costumbres y habilidades necesarias para sobrevivir en este mundo salvaje y mágico. Mi fuerza, agilidad y sentidos agudos me permitían cazar y defenderme con destreza, lo que me ganó el respeto de mi tribu.
Me levantaba temprano cada mañana y me unía a los otros goblins para cazar y recolectar alimentos. Aprendí a usar arcos y flechas, y también a rastrear a las presas con sigilo y paciencia. La caza no solo nos proporcionaba alimento, sino que también era una forma de fortalecer los lazos entre nosotros.
La vida en la tribu era simple pero significativa. Construíamos refugios con materiales naturales y vivíamos en armonía con la naturaleza que nos rodeaba. Cada noche, nos sentábamos alrededor del fuego para compartir historias y leyendas de antaño. Aunque en mi interior sentía nostalgia por mi vida humana, no podía evitar apreciar la belleza y la camaradería de esta nueva vida.
Mi relación con Grunk, el sabio goblin, se profundizó. Él se convirtió en mi mentor y guía, enseñándome más sobre la magia y los secretos ocultos del mundo. Aunque la magia no era inherente a los goblins, Grunk creía que mi reencarnación podría haber traído consigo habilidades latentes.
"La magia es el tejido mismo del universo", me dijo Grunk un día mientras caminábamos por un antiguo bosque. "Aquellos que aprenden a entenderla y dominarla pueden influir en la realidad misma."
Me explicó conceptos básicos sobre el flujo de energía, los elementos primordiales y las diferentes escuelas de magia. Aunque mi mente aún no estaba preparada para manejar la magia, sentía un destello de emoción por la posibilidad de explorar ese nuevo mundo de conocimiento.
Un día, mientras exploraba una cueva cercana, encontré un antiguo libro de hechizos. Las páginas estaban desgastadas y cubiertas de polvo, pero sabía que allí podría encontrar conocimientos que me ayudarían a desentrañar mis habilidades mágicas. Decidí llevarlo conmigo y estudiarlo en mis momentos libres.
A medida que el tiempo pasaba, me sumergía cada vez más en la vida goblin. Ayudaba a mi tribu en cada tarea, y ellos me aceptaban como uno más. Sin embargo, nunca dejé de buscar pistas sobre mi pasado humano. Aprovechaba cada oportunidad para conversar con viajeros y exploradores de otras razas en busca de información.
Un día, un grupo de elfos viajeros visitó nuestra tribu. Eran elegantes y etéreos, y su presencia irradiaba sabiduría y poder. Me acerqué a ellos con la esperanza de encontrar respuestas.
"Perdonad mi atrevimiento, pero soy un duende reencarnado de otro mundo. ¿Habéis escuchado alguna vez sobre tal fenómeno?", les pregunté con humildad.
Los elfos intercambiaron miradas, y uno de ellos, un anciano de cabello plateado, se adelantó para responder. "Sí, hemos oído hablar de la reencarnación en otros mundos", dijo con una voz serena. "Es un evento raro pero no desconocido. Se dice que las fuerzas del destino y la magia están involucradas en tales acontecimientos".
Me sentí reconfortado al saber que mi situación no era única, y eso alimentó mi determinación para descubrir más sobre mi pasado. Los elfos, con su profundo conocimiento del mundo y su conexión con la magia, me aconsejaron que buscara lugares antiguos y ruinas olvidadas, ya que a menudo albergaban secretos de tiempos pasados.
Seguí su consejo y me aventuré a lugares desconocidos, explorando ruinas y templos abandonados. En uno de mis viajes, encontré un artefacto antiguo que tenía extraños símbolos grabados en él. No entendía el significado de esos símbolos, pero sentía que había encontrado una pieza clave en el rompecabezas de mi pasado.
Mientras continuaba mi búsqueda, también participé en conflictos y batallas para proteger a mi tribu de amenazas externas. En cada enfrentamiento, descubría más sobre mi fuerza y mi valor como goblin ultra poderoso.
Mi vida como un goblin había empezado a tomar forma, pero la incertidumbre sobre mi pasado humano seguía latente. Sin embargo, estaba decidido a descubrir la verdad, no solo por mí, sino también por la tribu que me había acogido como uno de los suyos.
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