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Invencible Amor

Mujer Infiel

-¡Eres una sinvergüenza!- 

¡PAM!

Se escuchó por todo el gran despacho el eco de la palma de una mano chocando con la cara de aquella mujer pelirroja. Roxanne Salvatore sintió el ardor en su cara mientras la mano de su suegra comenzaba a formarse en su mejilla de un tono rojo vivo.

Miró a su suegra, Bianca Russo, boquiabierta e incrédula de lo acababa de hacer, llevó su mano hasta su mejilla hinchada para confirmar que fuera real, estaba anonadada. Su relación no era la mejor de todas, de hecho Bianca odiaba a Roxanne desde el día en que la conoció, no ocultaba que odiaba que fuera parte de la familia Russo, pero jamás la había atacado físicamente de esta manera. 

Roxanne corrió la mirada hasta el hombre que se encontraba detrás de Bianca, era su marido desde hace 7 años, Valentino Russo, buscaba apoyo de su parte pero el solo le dio una mirada fría como hielo quedándose en silencio total.

-¡Eres una maldita zorra! ¡Manchaste el nombre de nuestra familia y has humillado a mi hijo por última vez!- gritó a todo pulmón Bianca.

Roxanne no podía procesar lo ocurrido, no estaba entendiendo a qué se refería su suegra y no podía refutar lo que decía.

-¡Tu y tu bastarda son lo peor que nos ha pasado! ¡Esa niña inutil no nos sirve de nada! .- Fue entonces cuando Roxanne se enfureció.

-¿¡Cómo se atreve a hablar así de mi hija!?- Exclamó con rabia Roxanne, podían decir lo que quisieran de ella pero jamás meterse con su pequeña- ¡Ella es una Russo! ¡Ella es su nieta!- volvió a gritar.

Roxanne volvió a mirar a su marido en busca de apoyo, miro sus hermosos ojos azules que tanto adoraba pero no encontró nada en ellos, ni siquiera el brillo con el que siempre la miraba. 

-¡Ja!- Rio victoriosa Bianca y de su bolso sacó un sobre- ¡Esa pequeña basura no es un Russo!- Dijo mientras entregaba el sobre a Roxanne con una sonrisa en sus labios. 

Roxanne lo abrió a toda prisa, lo que leyó en él la dejó pálida, era un test de paternidad que dicta que no había parentesco sanguíneo entre Valentino Russo y Felicia Russo, su hija de cinco años. 

-¡Esto no puede ser! ¡Debe ser un error!- decía mientras apretaba el documento en sus manos temblorosas y sus ojos verdes se llenaban de lágrimas- ¡Exijo que la prueba se vuelva a realizar!- Gritó con frustración apretando el documento hasta arrugarlo. 

-No será necesario- Contestó Bianca con alegría mientras sacaba dos sobres más de su bolso- Hicimos el examen tres veces, en diferentes laboratorios y cada uno ¡salió negativo!- Gritó mientras le tiraba a Roxanne los demás sobres.

Roxanne boquiabierta negó con la cabeza mientras leía cada uno de los análisis, preguntándose cómo era posible que fueran todos negativos. Era imposible que Felicia no fuera hija de Valentino, era el único hombre con el que había estado en su vida, él fue su primera y única pareja. 

-Valentino… esto no puede ser posible- dijo llorando mientras miraba a su marido. 

-Roxanne, dudo mucho que tres laboratorios de tanto prestigio se equivoquen al mismo tiempo, realmente…realmente trate de no creerle a mi madre cuando me dijo que te veías con otro hombre– Roxanne boquiabierta miro sorprendida a Bianca– Pero esto… ¡es innegable!– exclamó impotente – ¡Te di…. todo! ¡Todo lo que quisieras ! ¿Y es así como me pagas? – Dijo muy enojado mientras sus ojos se enrojecían. – ¡No puedo creer que seas capaz de hacerme algo así! Eres una mujer horrible, sin corazón ¡Me hiciste creer que esa niña era mía, me hiciste cuidarla y quererla, me engañaste de una forma vil y horrible! Eres una mujer terrible- Le gritó Valentino. 

–Valentino…– murmuraba Roxanne con el corazón roto– ¡Te juro por mi vida que eres el único hombre con el que he estado!- Gritó destrozada.

-No.. no quiero escucharte– dijo dándole la espalda a Roxanne.

-Valentino, por favor.. –Rogaba llorando.

–¡Cállate mujerzuela! ¡llevensela y no la dejen salir hasta que sea hora de que se vaya! – ordenó molesta a Bianca a los sirvientes. 

–¡Valentino! – Gritó mientras era sacada a la fuerza del despacho.

Roxanne fue escoltada por los sirvientes hasta una habitación de invitados, le pidieron que aguardara hasta que terminaran de empacar sus pertenencias. Felicia también fue llevada con ella y fueron encerradas bajo llave con la excusa de que no se llevara nada que no fuera suyo. 

A solas Roxanne se rompió, se arrodilló en el suelo y comenzó a llorar, no quería hacerlo frente a su hija, pero ya no podía aguantar más, el hombre que tanto amaba creía que ella era una adúltera y que Felicia no era su hija.

-¿Mamá? ¿Qué pasa mamá?- Felicia asustada por la actitud de su madre comenzó a llorar con ella también. 

Roxanne abrazó con fuerza a su hija, mientras lloraba, el mundo que había construido junto a su marido se estaba cayendo a pedazos y su hija, su rayo de luz, su vida, iba a ser afectada por todo esto, la estaba ensuciando a ella también, acusándola de ser una bastarda. 

¿Cómo podían creer que no era hija de Valentino? ¿Acaso no ven el mismo azul en sus ojos? ¿No ven esa nariz tan similar? se preguntaba Roxanne entre lágrimas.

Cuando todo fue empacado, los sirvientes sacaron a Roxanne y Felicia de la habitación, las llevaron fuera de la mansión hasta un auto negro, donde fueron trasladadas hasta la mansión de los Salvatore, no fueron recibidas por nadie porque su padre y hermano estaban de viaje en ese momento.

A la mañana siguiente, un asistente de Valentino llamó a Roxanne para informarle que la estaban esperando en la empresa de los Russo y que debía ir de forma urgente. Roxanne esperanzada pensó que era una oportunidad para hablar con Valentino a solas y salió lo más rápido que pudo hasta allá. Llegó y fue directo hasta la oficina de su marido pero al entrar él no estaba por ningún lado, quien sí estaba adentro era un abogado de Valentino, Nicola Grimaldi.

-¿Dónde está Valentino?- dijo deprisa. 

-El no vendrá- dijo mientras caminaba hasta Roxanne con documentos en mano- el señor Valentino Russo le está pidiendo el divorcio- dijo con seriedad y extendiendo los documentos para que ella los tomara. 

 Roxanne sintió como un balde de agua fría caía encima de ella, negó con la cabeza mientras sus ojos se humedecieron, se le contrajeron la comisura de sus labios para frenar el llanto inminente. Tomó los documentos en sus manos y sintió cómo su pecho dolía, su vida se estaba derrumbando.

-Como usted fue la causante de la infidelidad, no recibirá ninguna propiedad y ningún beneficio económico, el señor Valentino no puede renunciar a la paternidad de la niña por ley, por lo que se le dará una manutención hasta sus 18 años también está dispuesto a seguir pagando su colegiatura- 

Roxanne no estaba escuchando nada de lo que el abogado le decía, lo único que tenía en su cabeza era la palabra divorcio, el hombre que tanto amaba le estaba pidiendo el divorcio, en su dolor y rabia Roxanne interrumpió al abogado.

-¡NO! ¡No firmaré nada hasta que hable a solas con Valentino!.- dijo mientras tiraba los papeles del divorcio sobre el escritorio. 

-¡Señora Roxanne! Desde ahora yo seré el intermediario entre usted y el señor Valentino, él desea tener cero contacto con usted- dijo apresurado- No haga esto más difícil, tiene que hacerse responsable de sus acciones y acatar las consecuencias-  Roxanne lo ignoró por completo y dejó de pronunciar palabra.

Nicola se rindió y decidió dejarla sola en la oficina, Roxanne rompió su templanza y se lanzó en el sofá agotada emocionalmente pero antes que pudiera hacer algo la puerta de la oficina se abrió

-¿Valentino!?- preguntó levantándose de un salto.

Pero quedó decepcionada al ver que era su suegra que venía acompañada de otra mujer que Roxanne conocía. 

Mentiras

Bianca entró a la oficina acompañada de una mujer elegante y hermosa, no era nadie más que la famosa modelo Gina de Rosa que irradiaba alegría y felicidad en su rostro. ¿Qué hacía esa mujer del brazo de su suegra? se preguntaba Roxanne confundida, no existía motivos profesionales o alguna relación consanguínea para que estén juntas. Lo pasó por alto cuando vio que su suegra se le acercó pisando fuerte y una mueca de asco al verla. 

-¡Niña! ¿Qué estás esperando para firmar? Valentino no va a cambiar de parecer- dijo en molesta Bianca.

-Necesito hablar con él a solas primero- dijo volteando la mirada, no tenía ganas de hablar con ella. 

-¿Vas a rogarle que no te abandone? No seas tonta- Dijo en tono de burla- Valentino no va a dejar que sigas avergonzando a nuestra familia ¡Solo divorciate! él está siendo muy generoso al darte una manutención, tu hija al menos tendrá una educación de primer nivel.

Roxanne no dijo nada, seguía firme en esperar hasta hablar con Valentino y defender su honor y el de su hija. Bianca por su parte estaba perdiendo la paciencia con ella pero se le iluminaron los ojos al recordar su gran carta.

–Querida, mi hijo no puede perder el tiempo criando a la bastarda de otro hombre– Roxanne la miró como si fuera a matarla y apretó los puños para contenerse

–¿¡Cómo puede hablar así de su propia nieta!?- gritó enfurecida Roxanne

– ¡Esa mocosa no es mi nieta! ¡Es un producto de tus mentiras para atrapar a mi hijo mujerzuela!- arremetió Bianca– Mi hijo en este momento necesita concentrarse en su propia sangre ahora mismo– Dijo mientras miraba a la mujer detrás suyo. 

–¿Qué estás insinuando?-- dijo incrédula Roxanne.

Fue entonces cuando Gina dio un paso al frente y se posicionó junto a Bianca, había estado esperando pacientemente para hacer su gran entrada como si de una actriz en una obra de teatro se tratase, estiró su brazo y le dio a Roxanne una ecografía de un embarazo de 2 meses que estaba al nombre de Valentino Russo. 

– Estoy esperando un hijo de Valentino– dijo mientras se tocaba el vientre con una sonrisa– además de ser un buen amante, es un buen hombre que quiere que su hijo nazca dentro de un matrimonio.

Roxanne quedó en estado de shock al escucharla se puso pálida y su cuerpo empezó a temblar, sus ojos estaban tan abiertos que parecía que iban a saltar sus cuencas, no podía creer lo que acababa de escuchar, su único amor, su alma gemela le había traicionado con otra, de solo imaginarlo en los brazos de esta mujer sus ojos se humedecieron provocando que su vista fuera borrosa, se tuvo que morder el labio inferior para no llorar.

–Esta jovencita le dará a la familia Russo el primogénito que no fuiste capaz de darnos– dijo mientras caminaba hacia el escritorio y tomaba una pluma y los papeles de divorció.

Sus palabras fueron como echarle sal a la herida, Roxanne ya estaba destrozada y solo quería lastimarla más para que se firmara de una vez.

–Roxanne, Valentino ahora quiere rehacer su vida y su familia con una mujer que sí aprecia– dijo con calma mientras le daba a Roxanne la pluma y los documentos. 

En su dolor y enojo decidió que era lo mejor separarse de ese hombre infiel, tomó los papeles de divorcio y los firmó sin leerlos, le tiró a la cara de Bianca los papeles y se fue a toda prisa de la oficina sin mirar o mediar palabras. No seguiría siendo la esposa de un traidor, pensaba mientras la ira se apoderaba de ella.

Roxanne siguió pensando en la situación en su cabeza comenzó a recordar el comportamiento extraño de Valentino este último mes, las llegadas tardes a casa, las salidas nocturnas y lo más evidente era que ya no quería besarla ni abrazarla. Entonces la voz de su suegra apareció de nuevo en su cabeza repitiendo lo que le dijo en la oficina anteriormente, repitiendo una y otra vez en su mente. 

"-Valentino ahora quiere rehacer su vida y su familia con una mujer que sí aprecia-"

Fue entonces cuando Roxanne se paró en seco y en su rostro una sonrisa apareció.

-Claro.. pero que estupida soy- Se dijo así misma Roxanne llevándose la mano a la frente, su mirada se iluminó y su sonrisa se volvió maníaca -¡Todo fue un maldito montaje!- dijo con frustración mientras sus ojos comenzaban a humedecerse de nuevo. 

Comenzó a reírse de forma neurótica y desenfrenada como si todo fuera tan obvio y ella fuera la única que no notara la situación, se sentía una tonta, como un bufón del cual todos apuntaban y se reían. Se sentía ridícula por no haberse dado cuenta mucho antes de lo que estaba ocurriendo, Valentino había hecho todo este circo del hombre engañado para poder divorciarse de ella y desligarse de su hija con reportes falsificados de paternidad ¡Todo para casarse con esa mujer!.

-¡Ese desgraciado hijo de pe….!- Maldijo con rabia mientras apretaba los puños- 

No podía creer hasta donde fue capaz de llegar Valentino para divorciarse y no tener que dar ni un solo centavo, pero sobre todo, querer sacar a su hija de su vida porque todavía odiaba que no fuera un niño, aún recordaba lo doloroso que fue ver el rostro de decepción de Valentino al ver a su hija por primera vez en el hospital.

Cuando quedó embarazada Valentino expresó su gran deseo de tener un varón para heredar el gran imperio que los Russo habían construido. La familia Russo tenía un historial de 60 años de solo tener hijos varones, por ello cuando nació Felicia fue una completa decepción para Valentino pero sobretodo para Bianca, si no fuera por Roxanne la persona que más odiaría sería Felicia su propia nieta.

Fue entonces cuando Roxanne se rompió por completo a solas dentro de su auto, sollozaba con fuerza y con desesperación. Roxanne no lloraba por ella o por su infiel marido, lloraba por su hija, Felicia, su familia y su vida van a cambiar por completo por culpa de su egoísta padre.

Cuando se calmó y pudo contenerse regresó a la mansión de los Salvatore solamente para encontrarse todas sus pertenencias en la puerta, Roxanne entró en la mansión para ser recibida por los gritos de su padre, Lucio Salvatore. 

Tres años después.

–¿¡Roxanne, que hiciste!? Bianca me llamó para decirme que crié a una mujerzuela – Preguntó el hombre furioso. 

–¡Son mentiras! ¡Me están calumniando, padre! – Gritó con frustración.

–¿¡Como que mentiras!? ¡Bianca tiene pruebas de lo que dice! – La cara de Lucio comenzó a ponerse roja de la ira.

–¡No puede tener prueba de algo que jamás ocurrió! – grito enojada Roxanne – ¡Nada de lo que dice es verdad!- 

–¡Cállate! ¡Me has humillado en frente de los Russo, ahora todos hablarán pestes de nosotros! ¡No cargare contigo y con tu vergüenza, lárgate ahora mismo con tu bastarda! –gritó su padre enfurecido – ¡Saquenlas a las dos de aquí! – ordenó.

Roxanne no le dijo nada, tomó a su hija entre sus brazos y salió enfurecida de la mansión, conteniendo las lágrimas para poder consolar a su hija que estaba aterrada de cómo su mundo estaba cambiando.

La noticia del divorcio de Roxanne y Valentino se esparce como la pólvora, siendo ella acusada como la causante del rompimiento por ser una adúltera. En la sociedad de los ricos y poderosos se veían con malos ojos a las mujeres infieles y a sus hijos bastardos, porque estaba lleno de personas conservadoras que quieren mantener el status quo de familia perfecta. Roxanne y su hija se convirtieron en parias, todos sus amigos y familiares le dieron la espalda, volviéndose persona no grata en diferentes círculos sociales a los que pertenecía, se quedó completamente sola por algo que no cometió. Al ser una mujer tan conocida fue comidilla de la prensa de chismes por muchos meses que no hicieron más que arruinar más su imagen, dejándola como una cualquiera, afectando en diferentes ámbitos de su vida como el laboral, no pudo conseguir un empleo tan fácilmente a pesar de experiencia y buen currículum, sólo una persona le tendió la mano y fue su hermano mayor, Matteo Salvatore, quien le consiguió un empleo en una empresa de publicidad perteneciente a un viejo amigo suyo, con la condición de mantuviera un bajo perfil desde ese momento, Roxanne prometió que así sería, para proteger a su hija y a ella misma de la mirada acusadora de los demás, se mantuvo alejada de toda relación social del pasado y de los medios de comunicación.

De esa manera vivió por tres años, como si nunca hubiera pertenecido a la clase más alta y rica, se volvió una mujer común, una madre soltera que solo vive para sus hijos. Se mudo al otro lado de la ciudad para no estar cerca de la gente que la conoce, vive en silencio y manteniendo su trabajo como oficinista en una empresa de publicidad, con lo que ganaba lo suficiente para sobrevivir, la manutención que recibe para su hija la ayuda cubrir otros gastos importantes y a darse pequeños lujos, a logrado mantener una buena economía para su pequeña familia de tres. 

–¡Mamá, León se volvió a dormir! –dijo Felicia sacudiendo a su hermano de 2 años que estaba tumbado en el sillón. 

– Leon aun tiene sueño dejalo, se despertara en la guardería– dijo amorosamente Roxanne. 

Leonardo fue el bebe sorpresa de Roxanne, se enteró luego de dos meses divorciada que estaba embarazada, pero más que darle alegría le otorgó una profunda tristeza y una tremenda culpa por darle a sus hijos un padre tan cruel y egoísta. Sentía mucho dolor de que sus pequeños crecieran sin una buena figura paterna pero era mejor para ellos estar lejos de un hombre como Valentino.

 A pesar del tiempo aún estaba muy enojada con Valentino por todo aquel drama que el género, al punto de odiarlo y maldecirlo todas las mañanas como una cábala de la suerte, pero estaba más enojada consigo misma por darse cuenta demasiado tarde el tipo de hombre que es, un hombre despiadado y lacerante que debe estar lo más lejos de sus hijos. 

La protección no el único motivo para mantenerlos alejados, también tiene la intención de cumplir una venganza silenciosa mantenido en completo secreto a su hijo, León, conociendo el deseo por un hijo varón no le permitirá a Valentino saber de su existencia, ni le permitirá conocerlo esa será su venganza. Nadie más que ella sabe que León existe, mantuvo su embarazo en secreto de todo el mundo, le fue muy fácil al tener sus relaciones pasadas cortadas por completo, escogieron a su ex esposo antes que a ella.

 De solo recordar a Valentino frunció el ceño y apretó los dientes de la amargura que sentia, agitó su cabeza para dispersarlo su recuerdo y comenzar su día de buena manera, esfumado el fantasma pudo hablar con Felicia d mejor ánimo.

–¿Estas lista? Es hora de irnos– La niña asiento y tomó sus cosas para salir.

De la gran mansión pasaron a un complejo de apartamentos de clase media baja, que tenía escaleras y la puerta de entrada daba al aire libre, por suerte en esa zona no era reconocida por nadie permitiéndole moverse libremente. Llegaron hasta su auto, comenzaron la ruta de viaje, llevó primero a León a su guardería, se despidió con un beso y lo dejó a manos del personal, siguió con su camino hasta la escuela de Felicia pero en el medio la niña tuvo algo importante que consultar. 

–Mamá…¿puedo preguntarte algo? – dijo tímida ella sentada en la parte de atrás. 

–Si, hija –

–Mamá hoy yo…… – dijo mientras buscaba las palabras adecuadas para hacer su pregunta –yo.. puedo…?.

–¿Si..?– 

-Mama…¿Puede llamar a mi papa hoy en la tarde?- dijo mientras se encogió de hombros por el miedo a la reacción de su mamá.

A Roxanne se le cambió la cara por completo, frunció el ceño y se mordió la lengua para no decir nada malo de él con su hija, dio un gran suspiro y se preparó mentalmente para lo que venía. 

–Felicia, hija, sabes que él trabaja mucho,  es un hombre ocupado y apenas tiene tiempo para vivir– Mintió, no podía decirle que era porque él no la quería.

-¡Pero! ¡Pero, no has preguntado! ¡Pregúntale primero si puede!- exclamó la niña ya con sus ojos enrojecidos.  

–¡Está bien! Esta bien, le preguntare pero quiero que te ilusiones con que dira que si – Le dijo fríamente. 

-¡Dile que quiero hablar con él hoy! ¡Que lo extraño mucho! – Felicia tenía los ojos cristalinos a punto de llorar– Quiero hablar con él más tarde- dijo mientras hacía un puchero y las lágrimas bajaban de sus grandes ojos.

Roxanne no dijo nada más porque no quería que llorara, odiaba esta situación en la que su hija preguntaba por su padre, siempre terminaba llorando por él, sufriendo por su rechazo y abandono. Rezaba en silencio para que algún día su hija deje de sufrir por esto 

Mientras tanto, Felicia se mordía el labio inferior para contener su frustración y tristeza, su madre era muy cruel cuando se trataba de su padre, ella solo quería que su papá fuera a visitarla y la abrazara de nuevo. 

Cuando llegaron a la escuela, Roxanne la acompañó hasta la entrada, le dio un fuerte abrazo y un beso muy largo en la frente, le deseo un buen día. Roxanne se quedó de pie en el mismo lugar hasta que vio a Felicia entrar en la escuela.

Continuó su camino hacia su trabajo a la velocidad que el tráfico le permitía, ya había empezado mal el día y aún no había terminado. 

-¡Llegas 5 minutos tarde!- le reclamó su gerente apenas la vio entrar. 

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