**** Aurora ****
Diversas frases y dichos se viene a mi memoria, los cuales lo describen a la perfección, ¿Quién diría que la hipocresía podría ser una persona?. Controlando mi ira y mis ganas de decirle lo escoria que es sonrió, si quiere verme derrumbada no lo conseguirá, voy a demostrarle lo que perdió y que sus estúpidos ataques para hacerme sufrir, son lamentables y patéticos como él.
- Buenos días, señores. ¿Qué desean ordenar?.- a prieto mi libreta, al verlos besarse, sé que lo hacen con toda la intención de incomodarme y fastidiarme.
Con fuego en los ojos lo contemplo, como odio en estos momentos ser mesera y depender de mi maldito sueldo para subsistir, como quisiera mandar todo al demonio y huir de este infierno.
- ¿Así que eras tú?.- empieza a murmurar su maldita acompañante, mientras me empieza a estudiar de pies a cabeza.
Con ganas de sacarle sus ojos y hacerle tragar su prepotencia ancho mi sonrisa, que agradezca que estamos en mi trabajo y sobretodo en este restaurante de lujo, porque hace tiempo le hubiese dado su merecido.
- ¿Cómo dice, señorita?.- trato de mantener la cordialidad, mientras me repito mentalmente: "Es tu trabajo, tu sustento de vida, no merece perderlo por ratas como ellos. Además, la que saliste ganando fuiste tú no ellos, te libraste de un idiota como este".
- Ja, ja, ja, corrección, no señorita sino señora y para ti soy la señora de Fernández, hay niveles, así que respétalo gata igualada.- me insulta sin importarle que todos los presentes me queden mirando con ojos de lástima.
Hasta hoy he aguantado muchos insultos por parte de esta maldita familia, nunca me bajaron de naca, arrastrada y ambiciosa y todo lo soporté por el supuesto amor de este hombre que tengo al frente. Al cual no le importo echar a la basura tres años de relación y nuestro compromiso y todo por ella, pero si tan solo me hubiese dicho que necesitaba tiempo o que se había enamorado de alguien más, no me habría dolido tanto como me está doliendo ahora. Tuve que encontrarlo en nuestra casa, en mi cama y con nuestras sábanas teniendo sexo, y ahora resulta que la mala soy yo. Pero basta, se acabó la boba que era humillada por su origen humilde, yo también soy un ser humano, yo también tengo mi dignidad, así que se los demostraré.
Dispuesta a no quedarme con esta, tomo la copa de agua que estaba en la mesa y se la arrojo, si quería ver una gata inmunda enojada, lo verá.
- T..tu maldita perra.- se levanta de su asiento, con intenciones de abofetearme, pero es detenida por la basura que está a su lado, el cual no merece que pronuncie su nombre.
- Estás loca, Aurora. ¿Qué te pasa?, si algo le sucede a Macarena y al bebé por tu culpa, me las pagaras.- me amenaza.
Sin poder aguantar su descaro empiezo a reírme a carcajadas, tan solo ha pasado una semana de nuestra ruptura y ya está esperando su hijo, ¿cuánto tiempo me estuvieron viendo la cara?.
- Ja, ja, ja, entonces déjame felicitarte Sebastián, me alegra que el sueño de tener un hijo se te cumpla , déjame decirte que buscaste a una buena mujer para ser la madre de tu hijo; a una que no le importa meterse en una relación y en cama de otra, espero que tu amante sea tan buena madre como lo es quitando la pareja de otros…- suelto mi veneno.
Si antes estaba enojada ahora estoy encabronada, siento que fui una burla desde un inicio, me siento ridícula pensar que casi accedo a tener un hijo que no me sentía preparada para tener, solo por complacerlo, de tan solo recordar mi estupidez me dan ganas de reír locamente.
- Cállate la boca o no me dejarás más opción que yo lo haga, no me provoques porque me conoces.- me toma fuertemente de mi mano, obligándome a escuchar sus palabras.
Antes solamente hubiese agachado la cabeza, ya sea por temor de enfadarlo y que me tratara con frialdad, pero ahora no me importa nada, si quiere dar un espectáculo vamos a darlo, total, lo más probable es que esté despedida, no creo que el gerente pase mi conducta, desde el momento que le vertí agua a un cliente firme mi sentencia.
- Me golpearás, que te quede claro Sebastián Fernández ya no soy la misma estúpida que se deja manipular a tu antojo.- lo miro fijamente. - QUIERO QUE TODOS SEPAN QUE ESTE PEDAZO DE HOMBRE, SI SE LE PUEDE LLAMAR ASÍ A ESTO.- lo señalo.- ME TRAICIONO Y SE REVOLCÓ EN NUESTRA CAMA CON ESTA Y LO MEJOR DE TODA LA HISTORIA ES QUE SU FAMILIA SABIA DEL ENGAÑO Y DEL DEMONIO QUE ESTA "SEÑORA" LLEVA EN SU VIENTRE Y TODO LO APOYARON, MIENTRAS A MÍ ME TRATARON PEOR QUE UNA INFECCIÓN CONTAGIOSA.- grito a los cuatro vientos, voy a hacer que su preciada reputación se manche hoy.
- T.tu maldita.- dice furioso intentando abofetearme. No obstante, no lo consigue, ya que uno de seguridad lo detiene.
- Señores, le voy a pedir por las buenas que se calmen, porque si siguen en esta actitud, no tendré de otra que sacarlos a la fuerza... Y tu Aurora, el jefe te solicita en la oficina.- nos comunica con una expresión molesta.
Sabiendo que posiblemente son mis últimos minutos en este lugar, me quito el delantal mientras les sonrío, aunque me tenga que ir y pierda todo lo que he luchado, lo haré. Solo tres cosas me gustan de la gente con dinero, obviamente su dinero, poder y labia, todas mis palabras se esparcirán como pólvora. Al fin a cabo, hasta me hicieron un favor, venir aquí a trabajar todos los días sería una tortura, lastimosamente este fue el punto de encuentro donde conocí a esa rata.
Un tanto nerviosa, tocó la puerta y espero su respuesta, ya me puedo imaginar como debe estar el jefe, es un milagro que no me haya saco a la calle, pero no es mi culpa que esos tarados viniera a buscarme problemas. Al igual, no es mi responsabilidad que este lugar sea uno de los mejores restaurantes de Valencia-España, apetecidos por todo los acomodados y todas aquellas personas con ínfulas de riquillos.
Cuando me dispongo a decir algo para excusarme y recalcar que no todo fue mi culpa, me fulmina con la mirada.
- Quiero escuchar que tiene que decir, señorita Müller.- dice fon frialdad, mientras me observar entrar a su oficina.
En pocas palabras, me está exigiendo nada más que la verdad, cualquiera mentira sería mi condena.
- Señor Victor, se que mi reciente comportamiento ha sido bochornoso y hasta despreciable y nada de lo que diga o haga podrá justificar el mal rato que le hice pasar a nuestros clientes y a usted, por lo mismo le pido disculpas. Me deje llevar por mis sentimientos personales y no contemple la inmensidad de mis actos, por eso acataré cualquiera decisión que tome.- me inclino en señal de disculpa, la verdad es que me sobrepase, debí pensar con cabeza fría, ya mi vida es lo suficientemente miserable para añadirla más desgracias.
Esperando sus despiadadas palabras mantengo mi respiración retenida, es mejor salir bien librada de esto, no puedo darme el lujo de tener un negativo calificativo en mi hoja de vida, ese sería mi fin.
- Ufff, de verdad necesito tener paciencia contigo, Aurora, ¿sabes el escándalo que hiciste?. Agradece que llevas años trabajando aquí y eres una de mis mejores empleadas, porque sino, ya tuvieras tus pies fuera de mi establecimiento. Esta vez solo quedará en una advertencia y una disculpa con ellos, no lo dejaré pasar por segunda vez.- habla con autoridad.
Queriendo objetar sus palabras me contengo, aunque no me guste para nada tener que inclinar la cabeza frente a esos dos bastardos es lo mejor para todos, lo último que quiero es perjudicar al restaurante, ellos son como la familia que tengo lejos, ellos me ha demostrado su apoyo en mis peores momentos. Además, de convertirse en mi primera experiencia laboral.
- Lo haré, trataré de no meterme en mas problemas.- digo antes de retirarme e ir con las personas que son protagonistas de mi desdicha.
Aguantando mi orgullo y todo las palabras que se merecen escuchar, me inclino delante de ellos.
- Lo siento, me disculpo con ustedes, me deje llevar por la ira y no pensé muy bien lo que hacía, espero que mi actitud no los haya molestado.- aprieto mis manos, siento que toda mi dignidad está quedando aquí.
No debería ser yo quien este bajando la cabeza, ellos me causaron demasiado daño y aun lo siguen haciendo, todas las marcas que me han dejado siempre serán mis peores cicatrices, como maldigo conocer a esa familia.
- Yo también le ofrezco una disculpa y como muestra de nuestra sinceridad la casa invita, siéntase libre de ordenar.- también me imita mi jefe, como odio ver a las personas que abusan de su poder, para conseguir lo que quieren. Definitivamente el mundo es de los ricos y las órdenes para los pobres.
- Los disculpare está vez, pero no me apetece comer en este lugar, espero que a la proxima escoja mejor a sus empleados.- dice como desprecio Sebastián, terminandome de destruirme.
Si mi pecado fue amarte, como me arrepiento de hacerlo.
Luego de ver sus figuras desparecer y obligándome a terminar mi jornada laboral, me dirijo a mi casa, no puedo más con el dolor de mi corazón, por más que intente mantener fuerte, es inevitable. Ver como la persona que le entregaste tu vida y amor, te destroza solo para hacer feliz a otra te rompe.
Herida lloro, por más que me repita que no se merece mis lágrimas, es imposible contenerlas, tanto recuerdos y momentos felices son destruido en cuestión de segundo, realmente el amor es cruel. Como quiero pagarle con la misma moneda y que sufra al menos un poco de lo que estoy sufriendo, quiero verlo agonizando.
Después de sacar toda mi amargura, con los ojos inflamados y con la nariz congestionada decido contestar los mensajes de Daniela, lo último que quiero es preocuparla. No obstante, consigo todo lo contrario, no aguanto la presión y le suelto todo, ahora ella es la única persona que tengo a mi lado, a quien le pueda confiarle mis dolores. Luego de recibir un "ok" por respuesta, escucho mi timbre e inmediatamente voy a abrir.
No tengo que preguntar quien es, porque lo sé perfectamente, se que ella estará siempre para consolar mis pesares. Como una niña agraviada me lanzó a sus brazos, como agradezco que este aquí conmigo.
- ¿Calmada?, no debes llorar por una rata como esa, desde el principio no me dio espina, lo patán se le veía desde lejos ¿Echarte como un perro y sin darte plazo suficiente para sacar tus cosas?, de verdad es una basura, aun no entiendo como pudiste estar con un imbecil como él.- me empieza a recriminar y regañar mi mejor amiga.
- Dani, por favor.- le suplico.que pare.
Lo último que quiero es que me echen mis errores en cara, eso seria como echarle más sal a la herida.
- Bueno, bueno, no hablaré más de ese desgraciado, pero yo aquí veo dos soluciones: la primera es que te quedas aquí llorando por alguien que no lo vale y la segunda, es que te alista y vienes conmigo, puede que tal vez distraigas la mente.- me incita.
Tentada acepto, no recuerdo cuando fue la última vez que salí, siempre espere su aprobacion para hacer lo que me gustaba, mi tarea favorita era esperarlo en la casa como una tonta, me duele ver como era controlada bajo el supuesto nombre del amor.
- Esa es mi chica, ponte guapa, hoy haré que conozca los colores de la vida, voy a enseñarte que es gozar, vamos a sacar todos esos sentimientos retenidos- me sonríe mientras se dirije a mi armarío y saca un conjunto negro conformado por dos pieza, una top estilo corazón, acompañado de una falda.
Motivada por sus palabras, me dirijo al baño y me la coloco, complementandola con unas plataformas negras, para después permitir que me maquille. Hoy quiero olvidarme de todo y poder vivir una noche loca, donde pueda ser yo, donde nadie me mire con asco ni con superioridad, quiero poder disfrutar, ese es mi único deseo.
- Que bella estas, los hombres te van a llover.- dice al ver su obra maestra.
Con cierta timidez niego sus palabras, creo que solo esta exagerando.
- ¿Qué no me crees?, ven.- me arrastra al espejo y me obliga a contemplarme.- Dime que ves.
Sin saber que decir, repito las mismas palabras que he escuchado por esos ultimos tres años.
- Alguien sin gracia y desabrida.- digo con cierta nostalgia.
- ¿Qué?, acaso te lavaron el cerebro, no lo vez, eres hermosa Aurora, tu cuerpo es delgado pero esbelto, tu cabello castaño oscuros es perfección, tu sonrisa es deslumbrante, tus senos pequeños son encantadores, tus labios invitan a pecar a cualquiera, tu piel bronceada te vuelve sexi, tus largas y pobladas pestañas son magníficas, tus marrones ojos y hasta tu maldita estatura es sensual, que chica podría medir 1,75 con 23 años y verse tan espectacular como tu, ¿donde quedó tu seguridad?.- me cuestiona, provocando que yo tambien lo haga.
¿Desde cuándo deje que hicieran conmigo lo que quisieran?, ¿Dónde esta esa muchacha segura de si misma y con un fuerte carácter?, ya no me reconozco.
Gracias, Dani.- voy hacia ella y la abrazo.
De verdad le agradezco a Dios por mandarme a una persona como ella, su apoyo lo ha sido todo para sobrellevar esta oscura etapa.
- De nada, para eso estoy. ¿Qué tal si no nos vamos?, mucho trago nos espera.- hace un baile todo raro sacándome una sonrisa, realmente esa mujer ha perdido un tornillo.
Muy nerviosa y con ganas de regresar a mi pequeña casa, jalo su mano por tercera vez, estar tanto tiempo sin salir me ha afectado, tengo pánico de entrar y no saber que me espera.
- Vamos mujer, ¿donde esta tu valor?, solo vamos a beber, a bailar y regresar a tu casa, nada de otro mundo.- le resta importancia, lo que provoca que me tranquilice, ¿que puede salir mal?.
Confiadas entramos a la discoteca con ganas de comernos el mundo y dejar atrás las penas, hoy voy a emborracharme hasta perder la conciencia, solo por hoy voy a permitir esta fragilidad.
Con la mentalidad de dejarnos llevar por la efusividad del ambiente, empezamos a ordenar bebidas como locas, mientras platicamos de los bombones que pasan frente a nosotras. Absorta en este contagioso clímax empezamos a cantar canciones de Ádele, Beret y Lyli a pulmón; desperdicié tres años de mi vida en un alguien que no lo merecía, por eso desde hoy me dedicaré a recuperarlos y vivirlos para mí, voy a traer a la vieja Aurora.
Como avanza la noche, así mismo avanza nuestras ganas de seguir dándola toda en la pista de baile, toda esa moderación retenida ha desaparecido, al fin me siento libre, siento como mi alma navega tranquila. Cuando creo que nada podrá manchar esta noche, la misma persona que me ha hecho daño, vuelve a perturbar mi ser, ¿acaso no ha bastado con verme humillada?, ¿por qué seguir atormentándome?.
Enojada y frustrada me tomo mi trago de golpe, ¿por qué seguir enviándome este tipo de mensajes?, cuando fue él que daño esta relación. Una sonrisa irónica se forma en mis labios al percatarme de sus motivos, prefiero morir antes de rogarle o querer estar de nuevo con él, tengo mi dignidad y moriré con ella.
- ¿Qué te ocurre?, porque te viniste a la barra.- pregunta extrañada, mientras se acerca a mí.
Sin palabras le muestro la foto y el mensaje, que lo compruebe por sí misma.
- Es en serio?, realmente esto es el descaro, que hombre en sus cinco sentidos mandaría una foto de él, teniendo sexo con su amante y para colmo te escribe, "es mejor que tú" que basura asquerosa.- hace una cara de desaprobación, con claras intenciones de matarlo.
Consciente del imbécil que mi libre, curvo mis labios, ahora entiendo cuando dicen que las desgracias son bendiciones disfrazadas.
- ¿Quieres ver algo divertido?. - hablo con malicia, voy a hacer que se trague sus palabras, voy a pagarle con la misma moneda, total ya soy una mujer libre.
- ¿Qué vas a hacer? - pregunta intrigada.
- Solo observa.- digo con confianza.
Decidida me dirijo a la pareja de hombres que han estado muy silencioso desde su llegada, para poner en marcha mi plan, voy a demostrarle que el mejor castigo es que yo sea feliz y no llore por un estúpido como él. Así mismo, voy a enseñar que también puedo ser sexi cuando me lo propongo.
- Hola, chicos.- los saludo con una enorme sonrisa, dejando claro mis intenciones.- Los vi desde lejos y me parecieron intrigantes, que no resistí la curiosidad y quise comprobar con mis propios ojos.- digo nerviosa mientras acomodo mi cabello.
- Hola bellez....- se atraganta con su propia saliva, colocándose blanco, es como si hubiese visto un fantasma.
Preocupada le pregunto si se encuentra bien, solo para recibir una cortante respuesta de su amigo, el cual no me ha dejado ver su rostro desde que llegue.
- Lárgate, no estamos buscando compañía, así que vete.- dice con voz fría, congelándome.
Cuando me dispongo a protestar por sus filosas palabras, el chico rubio y de ojos claros lo golpea en sus costillas, obligándolo a prestar atención y que me mire y juro que en ese mismo instante contemplé a Cupido en persona, es malditamente apetecible, su cabello oscuro desarreglado, sus labios rojo entre abiertos, sus ojos almendras, su perfecta barba, su trabajado cuerpo, su adictiva mirada, su exquisito porte y su estatura, sin temor me atrevo a decir que mide como 1,93, creo que estoy en el cielo y tengo una angel frente a mi.
- Ves, lo que yo estoy viendo.- empiezan a murmurar entre sí.
Extrañada por sus actitudes e influenciada por el alcohol, trato de retirarme lo calmadamente posible, pero ante que pueda hacerlo, el hombre que se asemeja al sol me detiene y me sienta junto a su amigo, el cual no despega su mirada de mí.
Inquieta le sonrió, para después voltear mi rostro, rogándole ayuda a Dani, la cual parece estar muy entretenida con esta bochornosa situación, debí suponer que no tendría el coraje.
- Entonces dime, ¿cómo te llamas?.- se sienta al otro extremo de la barra, aprisionándome entre ellos.
- ¿Cómo?.- digo un tanto tensa, ¡Quiero irme a mi casa!.
- Ja, ja, ja, tu nombre.- se ríe de mi supuesta inocencia.
- Aurora.- trato de no dar muchos detalles, no creo volverlos ver después de esta noche.
- Bonito nombre.- me sonríe.
Más relajada empiezo hablar con él, no se ven como tipos malos, sé que las apariencias pueden engañar, pero inexplicablemente no me dan ese tipo de sentimiento, así que me arriesgaré.
- Y ustedes?- le sigo la corriente.
- Dime Leo y a ese amargado de tu otro lado es Julián...- se me acerca al oído.- Así es su naturaleza, te lo puedo decir yo.- me susurra.
Cómoda con su presencia empezamos a hablar y a tomar, mientras su compañero me mira fijamente, supongo que no le agrade. Con la consciencia nublada y con el valor reunido, le digo mi propuesta, total a eso vine.
- Leo, sé que puede sonar loco y hasta descabellado, pero me agradaste, por eso me atrevo a pedirte esto.- me obligó a pararme, aunque mi cuerpo y piernas no lo quieran.
- ¿Dime?.- me pregunta risueño, como si lo esperará.
- Quiero que me des una foto, quiero que me beses y nos la tomemos.- digo con mucha vergüenza mientras siento sus miradas sorprendidas.
- ¿Qué?.- dice alarmado, hasta pálido.
- Quiero que me beses.- lo vuelvo a repetir con más seguridad, aunque al principio mi plan fue pedírselo al hermoso hombre que está a mi otro costado, pero no creo que acceda en un millón de años.
- No, no puedo.- afirma con temor, mientras desvía la mirada.
¿Acaso pedí algo muy malo e imposible?.
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