Era un día tranquilo como cualquiera, –narra un hombre misterioso en un abismo oscuro–, estaba en el servicio de emergencias del hospital, el día iba tranquilo hasta que se escuchó la sirena, pero no fue una sola, sino múltiples, eran cerca de cuatro ambulancias, activamos rápidamente el estado de alerta, además de pedir refuerzos a otros servicios, estábamos listos para cualquier cosa, o eso pensamos...
Había ocurrido un tiroteo, cada ambulancia venía con dos heridos, rápidamente estratificamos el daño, los dos que se encontraba en estado crítico se pasaron directamente a cirugía, mientras que los que podían aguantar un poco los pasamos a sala de reanimación, eran tres los que entramos a esta sala, por la perdida de sangre se estaban descompensados, sobre todo uno que presentaba una herida en la arteria femoral izquierda...
La arteria femoral es el principal vaso sanguíneo de las piernas, saliendo directamente de la arteria iliaca presenta un alto flujo sanguíneo, lo suficiente para que en cuestión de minutos la persona se desangre por ahí, haciéndole presión se puede disminuir la perdida de sangre, pero no sería suficiente, por lo que apresuradamente le introduje una sonda urinaria en la arteria, infle el balón de la última, deteniendo la hemorragia...
Con uno menos faltaban dos, me acerque al segundo que simplemente había recibido un disparo limpio, no había tomado ningún vaso importante o nervio, por lo que ordene la colocación de analgesia mientras llegaba el cirujano plástico, el siguiente paciente se encontraba estable, había sufrido de un síncope (desmayo) por la impresión del tiroteo, era una señora algo de edad, pero no pude hablar mucho con ella...
^^^¡Pow, Pow!^^^
¡Eran disparos!, salí a observar que ocurría, no era normal escuchar disparos dentro de un hospital, al salir me encontré con un hombre sosteniendo un arma, mientras apuntaba a uno de los pacientes estables que ingreso, este ya se encontraba muerto por los disparos, intenté hablar con el hombre, le pedí que bajara tranquilamente el arma, pero no me escucho, se giró hacia mí, y jalo el gatillo en dos ocasiones, dándome con un disparo directo en la carótida...
Trate de pedir ayuda, pero la perdida de sangre fue demasiada, la carótida gracias a su cercanía al corazón tenía un alto flujo, la herida de esta es tan letal que hace perder todo el continente sanguíneo en menos de dos minutos, logré ver cómo el guardia aseguraba al hombre armado, mientras que una enfermera se acercaba para intentar ayudarme, pero ya era demasiado tarde...
Poco a poco, el ruido de las sirenas se fue perdiendo, el calor de mi cuerpo aumento, poco tiempo después fue disminuyendo, ¡Oh, así se siente morir!, pensé, me hubiese gustado describirlo, me hubiese hecho famoso, la oscuridad me fue rodeando, al final de esta se veía una luz, no sé si era una lámpara o esa luz que decían que se observaba al morir, la que todos querían ver...
Una luz blanca encandecedora cubrió todo el espacio, ya no sentía nada, una abundante paz me lleno todo el cuerpo, así que esto era estar muerto, decidí tratar de colocarme de pie, vi un trono vacío, por lo que quise acercarme a él, aunque mi cuerpo no me respondía, simplemente me encontraba en el vacío, flotando dentro de esa nada frente al trono, hasta que una linda joven se sentó ahí...
Era una chica, de unos 12 años, con una larga cabellera negra, portando un vestido liso de color blanco, además de tener la cara más linda que nunca había visto, como si estuviera jugando, se sentó en el trono, mirándome fijamente, para luego soltar unas palabras que resonarían por toda mi conciencia, que a pesar de saberlo mi mente se negaba con todo su ser a aceptar...
—Has muerto, –dijo la chica–, pero no era tu momento para morir, por lo que te permitiré nacer nuevamente, no en tu mundo, pero en uno muy similar, además de concederte tres atributos que te ayudarán en tu nueva vida.
La noticia me cayó como un balde de agua fría, lo sabía, desde el momento que llegue a ese sitio, comprendí que había muerto, pero esperaba que solo fuese un sueño, uno muy retorcido, además de que es eso que no era mi momento, ¿no debí morir en ese momento?, exclamé, a lo que la chica suavemente al ver mi desesperación paso a explicarme...
Dentro del universo existen varios planos de realidad, pero los que le dan sostén a la vida son básicamente dos, el mundo terrenal que es donde vivía, el cual tiene múltiples versiones y ubicaciones en el tiempo, y el plano divino, donde viven dioses como ella, sí, es una diosa, la de la muerte para ser más exactos, a veces estos dioses deciden ir al mundo terrenal, lo que termina en tragedias como mi caso...
Según le entendí, un dios de la guerra e infortunio, había decidido visitar a los humanos ese día, por eso se desató un tiroteo dentro de un banco, siendo las personas que llegaron a emergencias, los que se encontraban dentro del sitio, este dios decidió seguir los heridos hasta el hospital, trayendo consigo el infortunio de uno de los familiares de los heridos, que al ver a un asaltante en la emergencia, decidió tomar el arma y el resto es historia...
Antes de enviarme al nuevo mundo, me hizo saber que este era uno lleno de magia, en el cual la ciencia no había avanzado mucho, encontrándose en una etapa similar a la edad media del mundo donde vivía, además de darme como compensación las habilidades de conocimiento universal, detección de objeto y creación mágica, con un aumento de características, de esta forma comenzó iba a iniciar mi nueva vida...
^^^¡Bua, Bua!^^^
Un bebé llora mientras un trueno resuena en el sitio, una mujer se lo pasa a su madre acostada sobre una cama, está se ve débil por el parto, su pálida cara demuestra su perdida inmensa de sangre, sin contar su evidente desnutrición visible a simple vista, en un último esfuerzo está mujer le dio un beso, para después decir "te llamaras Alexander", para poco después desvanecerse en el sitio...
La mujer que se encontraba en el lugar, pese a tener sentimientos encontrados, era consciente de no tener los conocimientos o las habilidades para ayudar a la mujer, lo mejor que podía hacer por ella era salvar a su querido hijo, tomándolo en brazos mientras calmaba al niño, fue retirándose del lugar, era una choza algo vieja y abandonada...
La mujer vestida de sirvienta de la realeza, se dirigió con el bebé en brazos a un carruaje que se encontraba fuera del lugar, donde un caballero vestido de gala le pregunto, "¿Nos podemos ir, señorita Isabel?", a lo que la mujer asintió con la cabeza mientras le colaboraban a subir en el carruaje, pero una pequeña lágrima se le escapó al mirar por la ventana hacia la vivienda donde yacía aquella mujer...
El carruaje fue tirado por caballos por medio de un camino de roca con pocas linternas al rededor, hasta que se logró deslumbrar en medio de la tormenta una gran casa, fácilmente podía ser la casa de un noble, el carruaje ingreso al lugar, donde un hombre imponente, con aires de realeza, se encontraba solitario con un paraguas esperando la llegada del mismo, tomando al bebé de brazos y comenzando a llorar en cuanto vio su cara...
...12 años después ...
—Señorito Alexander, –llama Isabel–, es hora de desayunar.
—Ya bajo Isabel, gracias.
Como ha crecido el joven Alexander, –piensa Isabel–, han pasado doce años desde que su madre murió y su padre se hizo cargo de él, pudo que haya sido lo mejor, su relación tampoco hubiese podido funcionar, al ser ella una plebeya, mientras que él es un noble, la nobleza lo hubiese obligado a eliminar a ambos, al menos de esta forma el señorito pudo sobrevivir...
Además, quién pensaría que el joven Alexander llegaría a ser tan apuesto a tan corta edad, con ese cabello blanco como la plata, sus ojos azules como el cielo, la estatura mayor al promedio de los niños de su edad, destaca en todos los deportes, superó incluso a su maestro de esgrima tan solo un mes después de haber comenzado las prácticas, y tiene un buen control de la magia...
—Isabel, –dice Alexander–, ¿por qué me miras así?, ¿estás llorando?
—No pasa nada joven Alexander, no se preocupe.
Isabel es algo extraña, –piensa Alexander–, aunque la conozco desde que tengo memoria, aunque esa memoria no sea del todo de esta vida, recuerdo mucho de mi vida anterior, pero desde los 5 años tengo conciencia en este mundo, pensé que tal vez había ocupado la vida de otra persona, pero no es más que la amnesia por edad, pasa normalmente en los niños durante sus primeros años de vida…
Terminé pronto de comer, y me retiré a mi habitación, durante mi estancia en este mundo había descubierto muchas cosas, tal como dijo la diosa, en este mundo dependen demasiado de la magia, pero está no es efectiva contra todo, ahora que lo recuerdo, cuando tenía siete años, Isabel callo enferma por una gripe, que evolucionó en una neumonía, mi padre trato de curarla usando magia, pero fue inefectiva...
Usando mis conocimientos de mi anterior vida, recordé que los gérmenes comunes en la neumonía son los virus, pero como ella se encontraba con expectoración verdosa con varios días de fiebre continua, me arriesgue por una bacteria, trate de explicarle a mi padre con que tratarla, pero parecía que le hablara en otro idioma, no sabía lo que era una bacteria y mucho menos lo que era un antibiótico...
Dependía de mí salvarla, así que recordé, dentro de las bacterias, lo más común son los cocos Gram positivos, pero recordé, si Isabel no había sido vacunada, podría ser un Haemophilus influenza, una bacteria que durante mucho tiempo fue un problema de salud pública en mi mundo anterior hasta que se aisló para la vacunación, debía tratarla, pero como, si no había antibióticos...
Mientras pensaba como conseguir antibióticos en la sala privada de mi padre, o que tan factible era colocar un sustrato en una ventana y que por azares del destino un Penicillium notatum, aunque no sería tan efectivo como una cefalosporina, a mi mente vino la fórmula química de la Ceftriaxona, un medicamento que en mi vida anterior usábamos para eliminar a los Gram negativos como es el caso de H. Influenzae...
Usando esos conocimientos que como por magia aparecieron en mi mente, realice un dibujo, y al ver a mi padre realizar magia trate de imitarlo, pero formando el antibiótico, mientras que un brillo fuerte se manifestaba sobre el papel, en ese instante recordé las bendiciones que la diosa me brindo, rápidamente frente a mí, un polvo blanquecino se creó, decidí probarlo, era igual de amargo...
Tomé el polvo, lo coloque en un vial, lo diluí con agua destilada que encontré dentro de la oficina de mi padre, corrí con la inyección, para colocárselo a Isabel, se encontraba cada vez peor, por lo que sin pensarlo y sin que nadie me dijera nada, se lo aplique, mi padre me tomo del brazo mientras me gritaba por lo que había hecho, según sus conocimientos no se debía hacer...
Poco tiempo después, mi padre salió de la habitación llorando, entre sollozos me dijo, "¿qué le colocaste?", en ese momento pensé que me había equivocado en la sinterización del medicamento, o quizás había dado una dosis muy alta, pensé lo peor, que Isabel había muerto por mi culpa, pero rápidamente mi padre afirmó, "la salvaste, no sé lo que hiciste, pero mejoro"...
Este comentario se me hizo extraño, los antibióticos no actúan tan rápido, era imposible que se hubiese sanado tan rápido, algo no me cuadraba por lo que le expliqué a mi padre el funcionamiento de los antibióticos, pese que no me entendió del todo, me pidió que se lo explicará después más a fondo, me comentó que con lo poco que entendió, mi medicamento detuvo la infección y al usar magia potenció la acción de la droga...
Unos cuantos días, Isabel se pudo levantar de la cama, le realizamos un esquema utilizado en mi mundo anterior de antibiótico terapia, lo que permitió eliminar la infección, pese a que Isabel deseaba continuar con sus labores, decidí evitarlo, las recaídas son comunes, por lo que necesitaba descansar unos cuantos días más, aunque solo descanso un par de días más...
Ella siempre ha sido así, incluso actualmente siempre me está protegiendo, aunque sé que me guarda un secreto, sé que me lo dirá cuando sea necesario, por lo que hasta entonces, deseo ser feliz junto a esta familia que el nuevo mundo me trajo, voy a protegerlos, pero deseo con todo mi corazón, disminuir las muertes evitables de todas las personas de este nuevo mundo...
Cuando cumplí los trece años, –escribe Alexander en un libro a modo de bitácora–, mi padre decidió hablarme sobre el mundo, desde que tengo uso de razón, él siempre se mantuvo algo distante a mí, me hablaba simplemente lo necesario, inclusive después de lo ocurrido con Isabel solo se acercó para que le hablara más sobre la medicina que utilice, pero está vez era distinto...
Me llamo a su habitación privada, un lugar lleno de artefactos utilizados para practicar la medicina, me pidió que me sentará, para comenzar a narrarme, en un principio comenzó a contarme acerca de la división geográfica, era un mundo tranquilo, muy similar en topografía al de mi vida anterior, con la principal diferencia que en este se encontraba la posibilidad de hacer magia, aunque solo algunos poco contaban con esa habilidad, la que a su vez, le daba el título de noble...
Nos encontramos en el imperio anglicano de Lidistri, una nación al norte del continente que se encuentra regida principalmente por el emperador y un pontífice bendecido por la gracia divina, mi padre ejerce como médico de la corte, por lo que ante un llamado deberá marcharse a la capital, debido al uso familiar de la magia es un noble, además al ser un médico de la corte, ejerce como duque...
Cómo duque tiene una gran cantidad de comodidades, comenzado por la finca en la cual nos encontramos, de un poco mas de 2000 hectáreas, varias residencias a lo largo de la nación, con multiples negocios a su mando, inclusive teniendo terratenientes a su mando, lo que para las decisiones del reino lo volvía muy importante pero también un blanco fácil...
Comenzó a narrarme un poco de la historia familiar, donde su abuelo fue quien comenzó a presentar magia en su cuerpo, el fue el primero que decidió utilizarla para sanar en lugar de matar como se venía haciendo hasta el momento en el mundo, dándole de esta forma un giro a lo que se conocía hasta ese momento, imitando las oraciones de los eclesiásticos pudo realizar un encantamiento para sanar a los enfermos...
En la actualidad a ese hombre se le conoce como Alexander el santo, de él heredé mi nombre, pero como todo ser, su tiempo en este mundo es fugaz, falleció tan solo a los 42 años, por culpa de una enfermedad pulmonar que no pudo ser tratada por su magia ni sus conocimientos, más, sin embargo, le dejo todos sus conocimientos a su hijo, es decir mi abuelo...
Mi abuelo, pasó su vida sin mucho que resaltar, fue un hombre tranquilo, el cual se centro en seguir el legado de su padre, entrenando a la siguiente generación de sanadores, además de dedicar gran parte de su tiempo a su familia, llegando a abandonar el título de duque con tal de llevar una vida tranquila, portando el nobiliario de barón hasta el día de su muerte...
Lo que nos trae de regreso a mi padre, al momento que lo reconocí como mi progenitor, no superaba los 30 años, actualmente con menos de 40 años, aún conserva su apariencia de hace una década, un hombre algo atlético, con musculatura evidente, acompañado de una cabellera plateada similar a mi tono de cabello, con un par de anteojos característicos que en ningún otro momento de mi vida volvería a observar...
Él a diferencia de su padre, decidió aumentar los conocimientos que mi bisabuelo había comenzado, creando la academia internacional de magia sanadora, logrando de esta forma cumplir el sueño de su abuelo de enseñar la sanación por todo el mundo, lo que a su vez le dio el merecimiento de portar el título de duque, y que sea considerado como un santo, el santo Edward Snow...
También me contó un poco sobre la política de este mundo, donde realmente es un mundo pacífico, por lo que me ha narrado, nos encontramos cerca del siglo XIX de mi mundo anterior, con la explosión de la imprenta, la industrialización y la redacción de los derechos humanos en conjunto con la abolición de la esclavitud, con la diferencia que en este mundo, las revoluciones armamentistas son silenciadas rápidamente con magia...
Hablamos un par de cuestiones más, hasta que me lanzó una pregunta directa, lo había notado, su cuestionamiento fue, ¿eres mi hijo?, en ese momento inclusive yo dude, no lo había pensado antes, a cualquiera le parecería raro que un chico de tan solo trece años tuviera tantos conocimientos, de incluso cosas que aún no han sido descubiertas, pero en ese instante mire sus ojos de preocupación, decidí decirle la verdad y asumir las consecuencias...
Comencé diciéndole que no, lo que logro aterrizarlo por su expresión, pero pidiéndole que conservará la calma se tranquilizó, con lo que proseguí diciéndole que no era consiente si había renacido como su hijo o había reemplazado a su hijo en cuerpo, lo que él me miró y respondió que no había ocurrido ningún evento traumático o mortal antes de mis cinco años...
Eso al menos me despejó la duda, no era un extraño reemplazando a alguien más, por lo que proseguí contándole, le hable acerca de mi mundo, de como este se encontraba en una posición muy similar con la diferencia de la magia, además de comentarle los siguientes avances de la humanidad que dentro de poco tiempo se cumplieron al pie de mis palabras...
En ese momento quiso comprender un poco más sobre la medicina que había creado y como había logrado hacerlo, así que le hable sobre la diosa que había visto, respondiéndome con el nombre –Lamus–, afirmando su asombro debido a que su abuelo también había hablado de Lamus durante sus bitácoras, irónicamente ahora lo estoy haciendo yo… –escribe Alexander mientras suelta una risa pícara...
Le hablé acerca de las tres bendiciones que me había regalado, además que había comprendido como sintetizar medicamento gracias a la enfermedad de Isabel, lo que lo sorprendió, preguntándome si eso había sido creado con magia de forma muy dudosa, aclarándome que nadie tiene la habilidad de sintetizar materia, lo que logran hacer es manipular la materia ya existente para transformarla en un nuevo tipo...
Duramos hablando un poco más de tiempo, hasta que llegamos a la conclusión que debía realizar esto, una bitácora en la cual describa todo lo que me ocurra, así en algún momento podríamos observar si hay un cambio en el mundo gracias a mis acciones, además de registrar las fórmulas estructurales de las medicinas, el como sintetizarlas con y sin magia, además de su utilidad, será una experiencia enriquecedora que deseo con toda el alma...
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