-Te extrañaré mucho, Emelie- exclamó Sophia mientras me abrazaba.
- y yo a ti- pronuncié mientras respondía a su cálido abrazo.
Realmente extrañaría pasar tiempo con ella, extrañaría su compañía y sus chistes. Sophia era una de mis primas paternas, aunque si no nos conocieran, pensarían que solo éramos amigas, ya que ella era una joven delgada, de piernas largas y cabello ondulado, oscuro como la noche, el cual hacía resaltar sus ojos azules y su tez clara. Por otro lado, yo soy un poco más bajita, de cuerpo delgado pero con curvas definidas y pechos pronunciados (así solía decirme ella), mi cabello castaño cae en cascada hasta mis caderas y mis ojos, un poco grandes para mi gusto, son de un color ámbar. Mi piel es, si bien apenas bronceada, suficiente para no encajar en la familia de mi padre, ya que todos tienen rasgos parecidos a los de mi bella prima.
A pesar de que nos veíamos solo en los recesos escolares, debido a la distancia de ambos hogares, ella era mi mejor amiga. Quizás la poca diferencia de edad o que éramos bastante parecidas en nuestra manera de ver el mundo, el caso es que congeniabamos muy bien. Después de la muerte de papá, ella se volvió mi Pilar, la hermana que nunca tuve. Y, a pesar de que mi madre aún vivía, la consideraba a ella y a mis tíos, los únicos familiares que tenía.
-Promete que tedrás en cuenta, lo de venir a estudiar aquí, cuando termines el colegio. Así podremos estar cerca- me dijo, aún con sus brazos rodeándome.
- Sabes que no quiero dejar la casa de papá, es el único recuerdo que me queda de él- le respondí un poco triste.
- No es lo único, nuestra amistad y nuestra familia también te han quedado, mis papás te quieren mucho y sería fabuloso tenerte con nosotros, al menos unos años mientras estudias en la universidad, ya verás tú luego si quieres quedarte o emprender tu camino a otro lado-.
- Está bien, lo pensaré- le respondí sonriendo.
Luego de eso, me subí al taxi que me llevaría al aeropuerto y emprendí mi viaje a casa. Un sentimiento de nostalgia inundaba mi pecho, pero también estaba feliz de poder ver nuevamente a mi Novio Marcus, ya que casi no habíamos hablado las últimas semanas, puesto que cuando lo llamaba, siempre debía hacer alguna cosa u otra, lo que me desanimó un poco. Pero eso ya no importaría, porque la semana siguiente comenzaría el nuevo ciclo escolar y como iríamos juntos al mismo grado, podríamos disfrutar del último año, antes de marcharnos a la universidad.
Al regresar a casa, me propuse descansar y preparar las cosas para el nuevo ciclo escolar, ya que, al día siguiente comenzarían las clases y quería estar preparada para el tan esperado último año. Al finalizar, me propuse llamar a Marcus por el teléfono de línea pero luego de varios intentos el no respondió y como ya era un poco tarde, no quería molestar. Me consolé con la idea de que lo vería al día siguiente.
El día comenzó sin más, me levanté para ir al colegio, me duché y preparé mi desayuno. Esto de vivir sola era ventajoso en algunos aspectos, pues no debía acomodar mis horarios con los de nadie. Luego de desayunar, me fui al colegio.
Allí me encontré con mis viejas amigas, Nicole y Roxane. Nicole, era una niña pelirroja, de contextura delgada, su cabello de color fuego y sus pecas resaltaban sobre su piel que era como el mármol, sus ojos verdes daban el toque final para el rostro dulce y picaresco que tanto la definía. Por otro lado, la melena larga y dorada como el sol de Roxane, sus labios y curvas abundantes hacían de la misma un espectáculo ante el cual, cualquier chico del colegio no podía evitar posar la mirada. Los cuales se derretían a sus pies al encontrarse con sus ojos grises. Cualidades que ella sabía aprovechar, pues cualquier cosa que ella pidiera a algún joven de nuestra sala, se le era concedida.
Ambas se acercaron a mí y me saludaron.
-Nicole, Roxane, las extrañé- les dije mientras las abrazaba.
- También te extrañamos- exclamó Nicole mientras me devolvía el abrazo. Su tono de voz parecía como si escondiera tristeza, pero no le di muchas vueltas al asunto, ya que, seguramente solo era porque estuve lejos un par de meses.
-Espero que hayas disfrutado de tu viaje- exclamó Roxane un poco distante.
- Lo hice- respondí sonriente. En ese momento unos brazos rodearon mi cintura desde mi espalda. Era Marcus, reconocería su perfume y sus brazos aunque no pudiera verlo.
Me giré sobre mis pies y quedé parada frente a él, rodee su cuello con mis brazos y lo besé.
Hola mi amor, te extrañé - le dije mientras una sonrisa se formaba en mi boca.
- ¿Cómo sabías que era yo quien había llegado?- preguntó un poco confuso.
- ¿Cómo no reconocería los abrazos de mi novio?- le respondí riendo.
- Cualquiera reconocería a Marcus y sus atributos- exclamó Roxane, quien se encontraba al lado de Nicole y habían presenciado aquella escena.
Lo cierto era que si, Marcus era un chico alto y atlético, su figura era esbelta, dado que practicaba fútbol desde niño. Sus ojos azules y su cabello corto y rubio, junto con las características anteriores, hacían de él una figura encantadora, como aquellos modelos de revista.
-Anoche intenté llamarte- le dije, mirándolo a los ojos. Realmente había extrañado estar en comunicación con él.
- Lo sé, lo siento. Es que estuve un poco ocupado, ayudando a mi papá con algunas cosas- respondió titubeante mientras miraba fugazmente a Roxane. O al menos eso me pareció.
Por su parte, Nicole mantenía una actitud silenciosa y una mirada triste. Aunque no sabía por qué, una sensación extraña se extendió por mi cuerpo y me propuse preguntarle qué era lo que sucedía cuando estuviéramos a solas.
El timbre sonó y todos nos dispusimos a entrar al salón de clases. Allí, la señora Walt, la profesora de biología, nos dio la bienvenida y se propuso a presentarnos a una nueva estudiante, la joven Marie.
El día transcurrió sin más novedades y al finalizar las clases nos propusimos volver a nuestras casas.
¿Te acompaño a casa?- preguntó Marcus mientras se apresuraba a alcanzarme en la salida de la institución.
- Claro - respondí con una sonrisa -realmente te extrañaba sabes- continué mientras lo abrazaba.
- Puedes demostrarlo cuando lleguemos, si quieres- insinuó mientras agarraba firmemente mis caderas.
- Sabes que no estoy lista- respondí apenada mientras lo alejaba un poco.
- Nunca lo estás, Emelie- espetó enojado.
- Solo quiero esperar un poco, para sentirme más cómoda con ello. Te lo he dicho antes de irme. Pero podemos ir a ver una película.-
-Sabes, recordé que mi padre me pidió que hiciera unos recados para él. Así que tendrá que ser otro día.-
- Está bien, nos vemos luego- le dije un poco desanimada. Mientras le daba un beso.
...
...Marie...
- Hola, tú eres Marie. ¿Cierto? Soy Emelie, es un placer- le dije mientras me acercaba a ella con una sonrisa.
- Así es- sonriendo- y tú eres Emelie, el gusto es mío.-
- Me gustaría invitarte a unirte a nuestro grupo, me gusta como te desempeñas en clases. Tus aportes nos harían bien y creo que podríamos ayudarnos mutuamente.-
- a mí también me gustan tus aportes y conocimientos- me dijo sonriendo. - Podemos ayudarnos, cuando tengamos dudas o dificultades.-
- y podemos empezar una amistad, también. Si lo deseas.- le respondí sincera. La verdad era que Marie parecía una buena chica, su actitud amable y su semblante tranquilo era algo que la caracterizaban. Marie era una chica delgada y estilizada, siempre vestía formalmente y con su cabello oscuro recogido, pero siempre con un toque sensual y femenino. Su piel era blanca y sus ojos negros como la noche, lo que hacían que su estilo y forma de vestir armonizara con ella.
-Claro, si quieres, puedes anotar mi teléfono- respondió.
Saqué mi libreta y lo anoté. Luego de cruzar algunas palabras más con Marie, guardé mi cuaderno y regresé con mi grupo, quienes estaban hablando de algo, en voz baja.
-Y tú quién te crees para meterte en nuestros asuntos?- Exclamó Roxane, mirando con frialdad a Nicole.
- ¿Qué sucede chicas?- pregunté sorprendida.
Ante el silencio del grupo, fue Marcus quien respondió. - Roxane y Nicole están divididas en cuanto a tu interés por la chica nueva- como intentando convencerse también a sí mismo y a las chicas, de lo que acababa de salir de su boca.
-¿Por qué? Parece una buena chica y es muy inteligente. Me gusta como se desenvuelve en clases.- Fundamente ante mis actos y observe a mis amigas, quienes permanecían en silencio. Nicole bajó la mirada, como evitando la mía.
- Como sea- dijo Roxane, un poco molesta.- ya da igual.-
Los días transcurrían y mientras Marie y yo nos íbamos haciendo más amigas, sentía que Nicole se distanciaba. Su actitud era algo que me dolía, pero decidí esperar un poco a que se le pasara su recelo hacia Marie, ya que imaginaba que su actitud era resultado de nuestro acercamiento.
Así pasaron un par de meses, pero Nicole seguía volviéndose más distante. No Solo conmigo, sino también con Marcus y Roxane.
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