En el hospital de ciudad A Evangeline Fraser recibe la prueba de embarazo y la lee, no sabe cuantos minutos ha pasado viéndola hasta que el médico la saca de ese trance en que está inmersa.

-Está embarazada y el nivel de progesterona está un poco bajo, por lo que le recomiendo que descanse un poco y ponga especial atención en su alimentación – lo escucha y a pesar de la prueba en su mano aun no cree que está embrazada

Ese mismo día le han informado que la enfermedad de su prometido Joshua Allen se ha visto revertida y ahora le confirman que está embarazada, no puede estar más feliz con esta doble bendición lo que significaba que ahora las cosas iban a estar bien.

No podía esperar ni un minuto más para contárselo a él y sin pensarlo dos veces toma el ascensor para ir a la habitación de Joshua, cuando el ascenso abre sus puertas lo primero que Evangeline ve es la mirada fría y terrible de su futura suegra lo que hace que inconscientemente proteja su vientre mientras siente que cada átomo de su cuerpo tiembla.

Ella era Hanna Allen una mujer que no reaccionaba ante la vida como lo haría cualquier otra persona, los sentimientos y la bondad no eran parte de sus pensamientos cotidianos, por lo que al ver a Evangeline tomó la hoja que tenía entre sus manos y solo se escuchó un golpe que fue a impactar en el rostro de esta mientras la saludaba.

-No te atrevas a dirigirme la palabra ¿no te parece que has hecho suficiente daño a mi familia? Y ahora buscas obligar a alguno de mis hijos a unirse contigo utilizando esta prueba de embarazo, eso no va a suceder ni en un millón de años ¡vas ahora mismo a deshacerte de ese error! – su voz sonaba tenebrosa mientras Evangeline intentaba proteger su vientre de ese demonio e intentaba dar un paso atrás

-Este pequeño es su nieto y será parte de la familia Allen, no creo usted sea tan cruel con un descendiente de su familia, es sangre de su sangre – sentía las lágrimas salir sin poder detenerlas

-Tu no estas a la altura de mi familia y no cuentas con las condiciones para darle una buena crianza a un miembro de la familia Allen – su rostro cada vez daba más miedo

-Llévenla a la sala de operaciones – dio la orden a los guardaespaldas que la acompañaban

-No – se escuchó el grito desgarrador de Evangeline mientras peleaba con ellos para evitar que la agarraran – no puedes hacer eso, si Joshua se entera nunca te va a personar

-¿Cómo te atreves a mencionar a Joshua? ¿por culpa de quien casi pierdo a mi hijo? Todo lo que le ha sucedido es por tu culpa y no quiero que tenga un hijo contigo, tu vientre está podrido y si fuera por mi tú también morirías – le dijo después de golpearla nuevamente

-Por favor no le hagas daño a mi hijo, acepto que muchas de las cosas que le han pasado a Joshua han sido por mi culpa, pero él me necesita a su lado y no puedo dejarlo, no en este momento… - suplicaba de rodillas cada vez más desesperada

-No te escucharé, solo te daré una opción y es que te deshagas de ese engendro que llevas en el vientre para después desaparecer, no quiero volverte a ver cerca de mi hijo – no había nada que la hiciera cambiar de parecer

Con muchísima rabia les volvió a gritar a los escoltas que se la llevaran a la sala de operaciones para que le practicaran un aborto y que después de aseguraran de que mas nunca volviera a pisar la ciudad, no quería volver a verla mas nunca mientras Evangeline hacia todo lo posible por soltarse del agarre de esos hombres, aunque mientras más luchaba menos podía moverse.

-No puedes ser una mujer tan cruel con alguien que es sangre de tu sangre – seguía intentando que la mujer se compadeciera de ella

Hanna Allen hacia como que no la escuchaba, por lo que simplemente se dio media vuelta demostrando su personalidad fría y su ausencia de humanidad al obligar a quien fuera su futura nuera a deshacerse de esa pequeña vida, mientras tanto Evangeline era llevada a rastras a la sala de operaciones.

Al llegar a la sala de operaciones sintió un leve pinchazo, alguien le había colocado una dosis de anestecia y mientras estaba recostada en una camilla fue sintiendo como perdía su conciencia, como su cuerpo se iba debilitando cada vez más.

Seis años después

En un departamento en ciudad M se encontraba Evangeline terminando su desayuno para luego retocar su maquillaje, debía salir de inmediato para no llegar tarde a una entrevista de trabajo, pero antes de irse le pidió a su pequeña un beso para la buena suerte.

-Mami no te pongas nerviosa en la entrevista – le dijo la pequeña con cara de suplica

-No te preocupes, voy a hacer todo lo posible para que salga bien la entrevista, tu madrina te recogerá y te llevará a tus clases, nos vemos cuando salgas, pórtate bien – le dio un gran abrazo a la niña

-Voy a estar esperando las buenas noticias, por favor, pórtate bien – le respondió la pequeña con su carita seria como si ya fuera toda una adulta

Cuando se llevaron a la pequeña Emma Evangeline tomó un taxi hasta el Hospital Principal de Ciudad M, el cual era uno de los mejores de todo el país y con el que ella siempre había soñado para trabajar.

Ya había pasado dos pruebas, entre las cuales una de ellas había sido escrita y había logrado el mejor de puntajes, obteniendo el numero uno y después de eso se había preparado cada día para la entrevista de hoy, por lo que estaba segura de que saldría victoriosa de ella.

Al llegar pudo ver como cada uno de los otros candidatos estaba notablemente nervioso fuera de la sala de entrevista y ella a diferencia de los otros se sentía bastante segura de si misma e irradiaba tranquilidad, por lo que un poco antes de que la llamaran fue al baño para evitar que la tensión de los demás se le contagiara.

-Estoy en ciudad M ahora y todo va a estar bien, lo voy a lograr – era lo que se repetía una y otra vez delante del espejo como un mantra

Cuando ya iba saliendo escuchó la voz profunda y seductora de un hombre fuera del baño, la cual había escuchado tantas veces antes haciendo que se quedara petrificada por unos segundos, para después lograr recuperar su movimiento y seguir esa voz, solo para ver como la figura de un hombre alto se desvanecía al final del pasillo.

Quiso alcanzarlo, pero le fue imposible y no pudo sino reírse de sí misma para repetirse una y otra vez que no podía ser posible, el debe estar a muchos kilómetros de distancia.

Se calmó y respiró profundo varias veces para volver a sala de espera a ser llamada para la entrevista, al llegar allí escuchó a varias mujeres hablar sobre aquel hombre tan apuesto que había pasado por allí hace algunos segundos.

Finalmente fue llamada, respiró profundo una ultima vez antes de golpear a la puerta, le avisaron que podía entrar y puso su mejor sonrisa, pero al entrar esta se congeló, vio a varios entrevistadores con sus inmaculadas batas blancas y entre ellos estaba él con su traje a medida que lo hacia resaltar entre los demás.

No pudo evitar mirarlo a la cara y notar como los años no habían pasado por él, era como si el tiempo se hubiera detenido, era nada más y nada menos que Joshua Allen.

¿Qué hacia él allí? ¿no era el CEO de Allen’s International Company?, realmente no lo podía creer, se quedó viéndolo como hacía muchos años atrás, pero simplemente vio un par de ojos negro que la miraban con frialdad haciendo que su corazón doliera como nunca.

A diferencia de ella que se veía sorprendida él estaba bastante tranquilo, como si no hubieran estado a punto de casarse hace seis años, era como ella fuera una total extraña para él, así que prefirió seguirle el juego y saludar con cortesía a todos los entrevistadores, incluyéndolo.

-Buenos días, mi nombre es Evangeline Fraser – se sentó en una silla que estaba dispuesta para los entrevistados y les regaló su mejor sonrisa

La entrevista comenzó y cada una de las preguntas fueron relativas a su respuesta como médico ante diversos tratamientos, como proceder ante un accidente en una operación y la relación que podría tener con los pacientes en general, ya que estaba preparada fue bastante sencillo dar respuesta a cada interpelación.

Sabia que los nervios le estaban jugando una mala pasada por estar ante él, pero intentó en lo posible responder a cada interrogante con la suficiente confianza, lo que hizo que al escuchar cada respuesta todos asintieran y haciendo gestos positivos que le hicieron pensar que todo estaba por terminar favorablemente él habló inesperadamente.

-¿Por qué escogió ser médico? – el primer pensamiento que pasó por su mente fue “por ti”, pero no se atrevería a decir eso sin llorar

-Porque al ser médico puedo ayudar a salvar vidas y curar heridas – sus palabras salieron de su boca con lentitud para no mostrar sus nervios al hablarle

-¿Qué crees que importante que debe tener una persona para ser médico? – notó como sus ojo recorrían todo su rostro

-Ética médica – respondió sin pensar

-¿Tu tienes eso? – la pregunta sonó agresiva y mientras él seguía preguntando la atmosfera de la sala se iba enfriando poco a poco

Cada uno de los entrevistadores que antes hablaban entre sí fueron poniéndose cada vez más serios, Evangeline comenzó a toman una esquina de su camisa para descargar sus nervios sin responder aquella pregunta.

-¿Cómo una persona que no sabe si tiene ética médica puede trabajar como médico? Es una total tontería – soltó con frialdad y lanzó su currículo a la basura

-Yo si tengo ética médica y le afirmo que puedo ser una excelente doctora – finalmente respondió

-¿Lo cree Señorita Fraser? ¿usted cree que alguien que abandonó a la persona que le salvó la vida puede ser un buen médico? – al escuchar cada una de esas palabras sintió como si hubieran agarrado su corazón y lo hubieran estrujado

Fue doloroso, cada palabra causó un gran dolor en ella, ya que durante los últimos seis años solo lo recordaba acostado y herido de gravedad en esa cama.

Sus manos estaban apretadas con fuerza y estaba intentado evitar llorar sin lograrlo, aunque se escuchaban sus sollozos por el silencio que reinaba en la habitación, mientras Joshua solo pensaba en porque ella lloraba después de haberlo dejado hace seis años en esa condición tan critica después de haber salvado su vida.

En lo que pudo Evangeline salió de esa sala con una tristeza que era imposible de ocultar, antes de entrar sabía que podía lidiar con cualquier cosa, se había preparado para casi cualquier cosa y de todas las contrariedades que ella había pensado que podían suceder no estaba incluido él.

Como pudo llegó al baño y abrió el grifo para luego echarse agua en el rostro tratando de tranquilizarse, pero cada vez se sentía peor, sintió una gran debilidad por lo que se recostó en una pared mientras las gotas de agua de su rostro caían haciendo que supiera si eran lagrimas o agua lo que corría por sus mejillas.

Se quedó en el baño por algún tiempo mientras lograba calmarse, luego salió e intentó salir del hospital lo más rápido posible, pero un joven la detuvo el llegar a la puerta de salida.

-Señorita Fraser soy el asistente del CEO Allen, él quiere hablar con usted un momento a solas – sus palabras mostraban el respeto que su jefe no había demostrado

-Ya me desechó, no creo que haya nada de lo que tengamos que hablar – dijo lo primero que le pasó por la mente e intentó salir de allí nuevamente

- Señorita Fraser solo el CEO Allen puede dar la última palabra en su caso\, así que si fuera usted no rechazaría esta oportunidad que le está brindando – su voz sonaba amable y si lo pensaba bien tenía toda la razón\, podría ser su ultima oportunidad

Siguió al joven asistente y al entrar en la oficina donde se encontraba Joshua pudo notar que él estaba revisando nuevamente su currículo, ella observaba como el sol se reflejaba en su rostro y hacia que se viera más hermoso de lo que lo recordaba, a la vez que notaba su postura que demostraba una elegancia natural.

-Debo decir que el currículo y el título académico de la señorita Fraser son excelentes - al escucharla entrar Joshua no la miró, solo veía la información contenida en el currículo

Evangeline acababa de culminar su doctorado y contaba con gran cantidad de premios por los trabajos que redactó, a la vez que contaba con una gran experiencia clínica, Joshua lanzó al escritorio la hoja que tenia en las manos y por fin la miró con desdén.

-Es una excelente opción, pero solo es algo superficial – existía un significado oculto en sus palabras por lo que ella solo se mantuvo en silencio

-Voy a ser sincero contigo no entras en mis esquemas, pero este hospital pertenece a mi hermano y no sé porque el tiene cree en ti, por lo que me dijo que te mantendrá cerca – hablaba de su hermano menor Michel Allen

-Por esa razón te daré una oportunidad y quiero que respondas a la pregunta que te hice hace un rato – no sabia exactamente cual de las preguntas quería que le respondiera y no quería seguir estando frente a él

-Lo siento, si no cumplo con los requisitos de su hospital creo que lo mejor sea que renuncie a la solicitud que hice así usted podrá contratar a otra persona que considere que se adapta a lo que está buscando – dijo cada palabra con toda la tranquilidad que podía

Cuando ella fue a tomar su currículo él también fue a hacer lo mismo y este cayó al piso, pero cuando ella se dio cuenta él estaba agarrando su muñeca y le dolía debido a su fuerte agarre.

-¿Qué estas haciendo? Déjame ir – no podía verlo a la cara, solo veía su mano tomando su muñeca

-Quiero que tengas en cuenta que solo eres una candidata más y dependerá del hospital si eres seleccionada o no, tu no tienes derecho a escoger – su voz sonaba fría

-Sé que solo soy una opción mas y puedes contratarme o no, pero eso no te da derecho a humillarme – Evangeline levantó la cabeza y lo miró por primera vez a los ojos desde que estaba en esa oficina y solo veía su mirada ardiente

-¿Quién dice que no tengo derecho? Que estes viva me lo debes a mí, así que no creas que puedes andar por ahí a tu voluntad y como tu decisión hace seis años fue dejarme voy a hacer que lo pagues – ella sentía como su corazón latía feroz y es que él tenia razón ella se lo debía

Ella dejó de luchar y pudo notar como el soltaba su agarre, ella dejaría que él le hiciera lo que quisiera, si quería quitarle su vida en ese preciso momento no haría nada para defenderse, tenía razón le debía su vida y si quería tomarla entonces podría hacerlo.

-El hospital le dará una respuesta en algunos días después de una segunda discusión de su caso y ahora vete – Evangeline sintió un gran alivio al escuchar que podía irse

Salió lo más rápido que pudo y tomó un taxi para ir a buscar a su pequeña hija, había tenido un millón de sueños en los que se reencontraba con él, había perdido la cuenta de las veces que había deseado volver a verlo y pensaba que podía actuar con una calma total, pero cuando comenzó a recordar cada una de sus facciones notó que su rostro estaba lleno de lágrimas.

Cerró por un momento los ojos y cada uno de los recuerdos te todos esos momentos que vivieron juntos comenzaron a cruzar por su mente como si de una película se tratara.

-Señorita ya llegamos – el taxi se detuvo frente al colegio de la pequeña Emma

Cuando el taxista vio a la mujer llorar le preguntó si estaba bien y ella solo canceló para luego salir de allí.

Cuando la niña salió del colegio Evangeline estaba allí esperándola ya un poco mas calmada, lo primero que hizo fue preguntarle por su entrevista y solo pudo mentirle contándole cosas que no sucedieron, lo único que si dijo era que existía la posibilidad de que no la llamaran por que no tenia la experiencia suficiente, escondiendo la verdadera razón y era que su encuentro con el pasado había eliminado cualquier esperanza de conseguir ese empleo.