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El Vientre De Manccini

Lizzy Rocci

Bienvenida al instituto, el trabajo es suyo señorita Rocci- dice la directora.

- Muchas gracias Miss, le agradezco la oportunidad- sonríe Lizzy.

Ella es una dulce joven que recién se gradúa de licenciatura en educación especial, estaba muy emocionada por conseguir su primer empleo, sale de la oficina y divisa el patio de juegos donde los niños juegan felices, no puede evitar sonreír, amaba profundamente a los niños, pero su sonrisa se ve opacada cuando observa a un pequeño en una silla de ruedas que solo observa triste a los demás jugar, se acerca lentamente..

- Hola pequeño- dice

Pero el niño no se inmuta y permanece en silencio.

- ¿Quieres ir a jugar con ellos?- pregunta

- ¿Eres ciega?, acaso no vez que no puedo caminar- dice molesto.

- ¿Y quién dice que no puedes jugar?- le insiste

- Sólo quiero estar solo- grita

-Señorita Rocci- la llaman

Lizzy da un último vistazo y observa quién la llama.

- ¿Sí?- contesta.

La directora la llama a un costado un poco dudosa.

- Señorita Rocci, no tiene que tener contacto con el pequeño Lorenzo, es difícil- advierte

- Es un niño- dice sorprendida Lizzy

- Tiene su tutora personal, su padre le paga todo lo mejor, le sugiero que se mantenga alejada de él- dicho esto se retira y la deja llena de dudas.

Lizzy da un paso hacia la salida, pero da un último vistazo a Lorenzo, su tutora estaba a su lado, era una mujer mayor, que a duras penas podía permanecer de pie, se marcha del lugar un poco preocupada.

Al llegar a su casa, su perro Napo la esperaba ansioso, Lizzy descarga su bolso y agarra las galletas favoritas de su can.

- Tengo trabajo Napo, ya no vas a comer las sobras- sonríe mientras besa emocionada sus mejillas.

sé prepara un té y se sienta a estudiar un poco algunas dinámicas para sus nuevos alumnos, realmente estaba feliz y entusiasmada, en su mente vagaba la imagen de ese pequeño que parecía estar muy triste y malhumorado.

Al día siguiente Lizzy llega temprano al instituto, desde su nuevo escritorio podía ver hacia el patio principal, tenía la mejor vista desde ahí, llama la atención las camionetas que se parquean en la entrada, observa con atención, un hombre abría la puerta del vehículo y alguien bajaba de allí, un hombre muy guapo, con un traje impecable y su peinado perfecto, le quita la respiración, sus facciones eran de una persona muy ruda, frío y calculador, no podía apartar su mirada, era un imán ese hombre, hasta que observa bajar al pequeño Lorenzo, sonreía cuando ese hombre lo tomaba en brazos para ponerlo con cuidado en su silla, verlo sonreír le daba esperanzas.

- Señorita Rocci?- dicen

Lizzy se sobresalta

- ¿Sí?- dice algo avergonzada

- Mucho gusto, soy Fiona- dice la mujer mayor que estaba ayer con Lorenzo.

Lizzy le sonríe y le ofrece su mano.

- Puede decirme Lizzy- contesta

- La directora me pidió que le mostrará las instalaciones, pero me duelen las rodillas, creo que puedes conocer el lugar por tu cuenta, verdad?- dice algo irritada

- No se preocupe Fiona, puedo hacer el recorrido sola, tome asiento y descanse- responde Lizzy y sale de la sala.

Camina por varios pasillos del instituto, y saluda algunos docentes que se cruzan, conoce las aulas y jardines hermosos y coloridos.

- Señorita Rocci- le llaman

- ¿Cómo está señora Ferrer?- contesta

- Solo Sonia, estamos en confianza ahora- sonríe

Lizzy la observa atenta, la directora ahora se mostraba cálida.

- Supongo que a Fiona le duelen las rodillas- se burla

- Bueno, algo así- sonríe

- Fiona, Fiona, es una holgazana, es la maestra más antigua del instituto,pronto se jubilara- dice con nostalgia

- En hora buena, es hora que descanse y le dé paz a sus rodillas- dice graciosa Lizzy.

La directora suelta una carcajada, parecía de muy buen humor.

- Me gusta su sentido del humor, sin duda sus alumnos van a amarla- dicho esto Sonia camina hacia la salida.

- Por cierto sus alumnos la esperan, aula 808- sonríe y se marcha.

Lizzy camina ansiosa buscando su nueva aula, la logra ubicar y para su sorpresa todo era silencio, esto le provoca una zozobra, solo eran cuatro niños, y todos parecían encerrados en sus cabecitas, Una auxiliar la esperaba igual de impactada.

- Eres la miss Rocci- pregunta

- Dime Lizzy- responde sin poder dejar de mirar los pequeños.

Se acerca con cuidado y acaricia sus cabezas, mientras les empieza cantar dulcemente, esto hace que los pequeños la observen por primera vez, la auxiliar se une a ella y cantan juntas.

- Es usted una buena maestra- le dice su auxiliar

- Gracias, lo siento, ¿Cuál es su nombre?

- Maggi, me llamo maggi- sonríe

Lizzy le agarra la mano.

- Gracias por ayudarme, amo hacer esto y es posible si mi auxiliar tiene la misma vocación, la tienes sin duda- le sonríe.

- Estamos juntas en esto, también amo lo que hago- dice Maggi

Ambas observan a los pequeños tratar de pintar algunos dibujos.

- Ayuda!!, Ayuda!!!, alguien que venga pronto- se escucha los gritos ensordecedores que provienen del aula contigua.

Lizzy corre asustada y encuentra al pequeño Lorenzo tirado en el suelo, convulsionaba, mientras Fiona miraba aterrada la escena, Lizzy lo acomoda de lado y pone algo en su cabeza.

- ¿Qué tiene?- grita nerviosa Fiona

- Es un ataque epiléptico, pronto pasará- trata de escucharse tranquila

- Es primera vez que le sucede esto- dice Fiona

Lizzy observa que el pequeño empieza a ponerse azul, y esto la altera, le trata de agarrar la lengua, se estaba ahogando.

- ¿Por qué no llega la ambulancia?- Grita Lizzy.

Logra agarrar la lengua del pequeño, inmediatamente el niño se queda quieto y vuelve el color normal..

Los paramédicos llegan y lo auxilian.

- Vamos a llevarlo a la clínica, alguien debe ir con él- dice un paramédico

- Ve tú Lizzy, a mi me duelen las rodillas, no tengo la vitalidad para esto- dice Fiona

- Pero mis alumnos, están con...

- Le ayudare a Maggi con ellos, ve la directora se encontrará contigo- interrumpe Fiona

Lizzy se marcha con los paramédicos y el pequeño Lorenzo.

Llegan a la clínica y de inmediato atienden al pequeño, Lizzy se queda afuera con los nervios de punta, hasta que observa al hombre guapo entrar muy alterado, ella se pone de pie, buscaba las palabras correctas para decir en un momento como este, la enfermera la señala, y el hombre la observa con una mirada intensa, corre hacia ella.

- ¿Quién es usted?- pregunta molesto

- Mmh, bueno soy Lizzy, maestra del instituto- contesta tímida.

- ¿Dónde está Fiona, que le paso a mi hijo?- Grita

- Señor, calmese, Fiona esta un poco enferma, yo solo traje al pequeño Lorenzo, él estaba estable- contesta calmada

- ¿Pequeño Lorenzo?- grita furioso

- Señor por favor,- trata de hablar

- Mi hijo no es ningún pequeño, es Lorenzo Manccini, no sienta lastima por él, esta prohibido minimizarlo- dice con una mirada Fría.

- Es un niño, como se atreve a cuestionar mi trato con los alumnos y por favor no me grite, lo escucho perfectamente- alza un poco la voz.

Lizzy se dispone a marcharse pero la enfermera llega, tomándolos por sorpresa.

- Ustedes son familiares de Lorenzo Manccini?- pregunta

- Sólo yo, soy su padre- responde

-Acompáñame caballero, el paciente a despertado- dice y se marchan juntos.

Lizzy siente un nudo en la garganta, sin duda ese hombre la había desestabilizado.

Tutora de tiempo completo

Lizzy permaneció sentada en la sala de espera, solo le preocupaba la salud del pequeño, observa a Sonia llegar muy alterada.

- ¿Ya llegó el señor Manccini?- dice nerviosa

- Sí- responde cortante

- Diablos- dice con frustración

- Puedes irte, yo me ocupo de todo aquí, descansa y gracias- le dice

- Quiero quedarme hasta saber que Lorenzo está bien- dice Lizzy

- No es una buena idea, te Llamaré- ve y descansa

Lizzy no tenía otra opción que irse, pero antes de salir, se encuentra cara a cara con el padre de Lorenzo que iba en dirección hacia ellas.

- Señor Manccini, ¿Cómo está Lorenzo?- pregunta nerviosa Sonia

- Usted sigue aquí, retírese por favor señorita- dice directo mientras observa a Lizzy.

- Ella ya se iba señor Manccini- responde Sonia

- ¿Cómo está el niño?- Pregunta ignorando el pedido de él.

- Lizzy, por favor vaya a descansar, todo estará bien- dice nerviosa Sonia.

Lizzy agarra fuerte su bolsa y se dispone a marcharse, pero antes de salir le da una mirada fulminante al hombre que tenía de frente, podía jurar que su mirada estaba llena de miedo, pero quería mantener una fachada de hombre inquebrantable.

Al salir a la avenida, podía respirar el aire frío, se maldice porque estaba lejos de su casa y no tenía un centavo para pagar un taxi, ni siquiera un autobús, a comparación del instituto que estaba a unas pocas cuadras, así que suspira fuerte y empieza a caminar, estaba tarde y el viento helado cubría su cuerpo, pasa por algunos restaurantes donde la comida se veía deliciosa, el olor era envolvente, se pregunta desde hace cuánto no se daba un buen banquete, la falta de empleo la tenía al borde de la inanición, su pobre napo, era la víctima directa, necesitaba urgente el primer pago o moriría de hambre junto a su amigo.

Dos horas después llega a su casa sana y salva, era muy tarde y estaba hambrienta, a pesar de todo su can la recibía feliz, ella le sonríe y le da las últimas galletas que quedaban.

- Lo siento amigo, no tengo nada más que darte, prometo que pronto esto va a acabar, vamos a comer muy bien- dice muy triste.

Se prepara el té y lo acompaña con las galletas de soda que tenía, después le da un pequeño paseo a su fiel amigo.

Al día siguiente Lizzy se despierta, se sentía cansada, su estómago estaba hambriento y no quería imaginar la de su napo.

Se dirige hacia el instituto, pensaba en como estaría el pequeño Lorenzo.

Al llegar, Sonia la esperaba.

- Lizzy, ven a mi oficina- le ordena

Lizzy entra preocupaba, toma asiento algo inquieta.

- ¿Cómo se encuentra el pequeño Lorenzo?- pregunta directamente

- Ya está en su casa, sé encuentra muy bien, hiciste un buen trabajo- le dice

- No es nada, ¿Dime para que me necesita?- pregunta

- Lamento mucho el comportamiento del señor Enzo, él es impenetrable y se vuelve histérico cuando sucede algo con Lorenzo.

- ¿Y su mamá?- pregunta

Sonia se mueve incómoda en su silla.

- Te sugiero que nunca vuelvas a preguntar por ella, pero te voy a responder, la madre de Lorenzo lo abandono cuando era un bebé, apenas se dio cuenta de la enfermedad de él, desde entonces el señor Manccini se hizo cargo de su hijo como padre soltero.

- Cómo puede una madre hacer esto, es horrible, ahora entiendo la actitud del señor Manccini- expresa.

- Él es el dueño de este instituto y así no parezca es una persona generosa, él costea absolutamente todo a los niños que están aquí.

- No puede ser!- Lizzy exclama sorprendida

- Lizzy, el señor Manccini me ha pedido que te despida, fuiste insolente ayer y él no tolera estas faltas de respeto.

- Por favor no, no se imagina como necesito de este empleo, amo esto, le pediré perdón de rodillas al señor Manccini, pero deme una oportunidad- dice alterada

- Cálmate Lizzy, logre convérselo de que era una buena maestra y logre que te dejará conservar su trabajo, pero ya no más en el instituto, ahora cuidarás de tiempo completo a Lorenzo.

- ¿Qué?, pero.. deja sin palabras a Lizzy

- Lizzy, vas a ganar el doble de lo que podías ganar aquí- informa Sonia.

- Él me odia, Lorenzo no me tolera, como voy a hacer esto- dice inquieta.

- Paso a paso, sé que vas a ganarte la confianza de Lorenzo- dice entusiasta Sonia

- ¿Qué pasará con los niños a mi cargo?- pregunta preocupada Lizzy

- Maggi se hará cargo, hasta que llegue la nueva maestra, no te preocupes- Sonríe

Sonia estira su mano por el escritorio y le entrega una tarjeta con una dirección.

- Te esperan, todo estará bien, buena suerte- sonríe

Lizzy observa con atención la tarjeta y puede ver que debía trasladarse a la zona más exclusiva de la ciudad y con exclusiva quería decir a las afueras, no podía caminar hasta allá, se podía tardar todo el día, Sonia puede ver su preocupación.

-¿Todo bien?- pregunta Sonia

- Es lejos, pienso en el traslado hasta mi casa- responde Lizzy

- No te preocupes, una camioneta te espera afuera, el señor Mancinni trata bien a sus empleados.

- Sonia, ¿Por qué yo?, Fiona aún no está jubilada y parece ser de la confianza de Lorenzo- Pregunta curiosa.

- No cuestiono las decisiones del señor Mancinni, al final él siempre tiene la última palabra- responde Sonia

Lizzy sonríe y sale de la oficina, efectivamente una camioneta la esperaba afuera, un señor de edad le sonríe y abre la puerta de la camioneta.

- ¿Señorita Rocci?- dice amablemente

- Muchas gracias- responde Lizzy

Suspira aliviada, su traslado parecía fácil.

Su estómago crujía con fuerza, estaba muerta de hambre, se sentía débil y esto la empezaba a preocupar.

Después de varios minutos por fin el conductor se desvía e ingresa por un camino de gravilla y a lo lejos observa una mansión lujosa.

- Woww, es un lugar hermoso aquí- se expresa Lizzy

El conductor le sonríe por el espejo retrovisor.

Por fin el conductor se detiene y Lizzy se baja sorprendida, una señora de edad la esperaba en la entrada, al verle le sonríe cálidamente.

- ¿Señorita Rossi?- pregunta curiosa

- Lo soy-

- Soy Mila, ama de llaves de aquí -sonríe mientras le ofrece la mano.

- Vamos el señor Manccini la espera- expresa Mila

Al escuchar ese apellido todo su cuerpo se eriza, no sabe a lo que se enfrenta y siendo sincera no quería perder la oportunidad, sigue silenciosamente a la señora.

Atraviesan varias salas enormes y elegantes, todo muy bonito y limpio, se veía que cada cosa estaba puesta con cuidado, temía tocar el suelo.

- ¿Desea algo de comer? - pregunta

- Sí, por favor- responde inmediatamente

Mila sonríe y asiente, mientras Lizzy entra a la oficina de Enzo Manccini.

Enfrentamiento

Lizzy sentía que le faltaba el aire, era una especie de adrenalina que había ingresado por su torrente sanguíneo, no entendía por qué le generaba tanto temor hablarle al señor Manccini.

- Pase!- dicen atrás de la puerta, una voz grave y directa.

Lizzy abre con cuidado la puerta y pone su mejor cara, aunque sus piernas parecieran no resistir.

- Señor Manccini, buen día, gracias- interrumpe

- Señorita Rocci, ¿Siempre es tan parlanchina?- dice serio

- Oh lo siento, no - responde con vergüenza.

- Solamente necesito que le dé clases a mi hijo aquí en la casa, Lorenzo no quiere ir más al instituto, pero quiero que esté activo- dice directamente.

- Por supuesto, ¿Cuándo empiezo?- dice entusiasta.

- ¿No quiere conocer un poco de Lorenzo?- dice severamente

- Eso lo descubriré yo, solo necesito su historia clínica para hacer un plan de ejercicios, alimentación- contesta.

- No eres su niñera, solo serás su maestra, entendido?- dice molesto

- Ser su maestra conlleva más obligaciones, no solo voy a enseñarle, debo - interrumpe

- Únicamente debes hacer lo que yo le ordene, solo le voy a pagar para que le enseñe a Lorenzo, no para que se crea su nutrióloga y doctora, ¿Acaso no entiende señorita Rocci?- dice severamente.

Lizzy se levanta molesta de la silla y agarra fuerte su cartera, estaba aguantando hambre, pero no permitiría que ese tipo la gritara de esa manera.

- Váyase al diablo- grita furiosa y sale azotando la puerta.

Mila que llegaba con una bandeja de comida se queda paralizada al ver el comportamiento de Lizzy, ella no pierde la oportunidad y agarra unos bocados mientras sale.

- Esto está delicioso, muchas gracias- dice con la boca llena.

Maldecía por el camino largo que tendría que caminar hasta su casa, pero era más su furia y frustración, antes de cruzar la puerta, siente un fuerte mareo y sin poder sostenerse cae al suelo.

Cuando abre los ojos se encuentra en una habitación muy lujosa, las sábanas era lo más suave que había tocado alguna vez.

- ¿Cómo se siente?- preguntan

- ¿Quién me habla?- contesta ella

Un hombre de mediana edad se asoma, tenía una bata blanca y parecía una persona cálida.

...****************...

- Enz-o, no puedes tratarla de esa manera, parece una buena chica- le dice severamente Mila

- No está capacitada para cuidar de Lorenzo, además es una insolente, como se atreve a hablarme en ese tono- dice serio.

- No tiene por qué bajar la cabeza, tiene carácter, por primera vez hay una chica que se enfrenta a ti y que cuidará de tu hijo por hacer su trabajo y no por tu cara bonita- recrimina Mila

Enzo se acomoda su corbata y toma una copa, era verdad, las chicas terminaban coqueteando con él y no hacían bien su trabajo con Lorenzo.

- Irás y le pedirás una disculpa a Lizzy, ahora mismo, es una orden- le ordena severamente.

- Claro que no, no haré tal cosa- dice dudoso

- ¿Enzo?- pregunta molesta

- Está bien, iré a ver como está, pero no sé si disculparme, me mandó al diablo- dice bufando

- Bien merecido lo tienes- dice esto y sale de la oficina

Enzo se queda girando el poco líquido que quedaba en su lujoso vaso, era real lo que decía Mila, nadie lo había enfrentado de esa manera y parecía que de verdad amaba lo que hacía, sin mucho ánimo se dirige hacia la habitación donde estaba Lizzy.

- Debes alimentarte mejor, tus exámenes me muestran tu falta de muchas vitaminas y estás baja de peso- le dice el médico a Lizzy

- Lo sé, son malos tiempos, espero todo mejoré- dice triste

Enzo que se disponía a entrar, logra escuchar esto, él era una persona generosa y siente algo de remordimiento, así que se dirige a la cocina.

- Preparen un buen banquete y lo llevan a la habitación donde está la señorita- ordena.

Vuelve de nuevo y toca antes de entrar

- Adelante- responde el hombre

Al entrar y observar a Lizzy puede ver una chica frágil, sus ojos se cruzan y solo por un momento se pierde en ellos, era real no había puesto atención a los detalles, era delgada, ella trata de sostener la mirada, pero termina rindiéndose y observa hacia la ventana.

- ¿Cómo está ella, Fito?- pregunta

- Está mejor, le enviaré algunos suplementos y una dieta alta en proteínas- contesta

- Perfecto- contesta Enzo

- Debo irme, sigue las instrucciones Lizzy y estarás bien- le ordena

- Muchas gracias- dice cortante

Fito sale del cuarto y Lizzy se trata de levantar, pero Enzo la detiene

- ¿Qué haces?- le dice molesto

- Debo irme- contesta

- Claro que no, debes comer y descansar- dice preocupado

- ¿Ahora se comporta amable?- le recrimina

- No puedo permitir que se marche así, sé desmayó en mi casa, ahora usted es mi responsabilidad-dice mirándola a los ojos

- No acepté el trabajo, así que no tiene ningún tipo de obligación- dice sería

- Las personas que estén en mi casa son mi responsabilidad señorita Rocci, no pienso discutir más- responde severo

En ese momento las empleadas entraban con un carrito de comida, había de todo un poco y Lizzy a observar todo eso, no puede evitar sonreír con entusiasmo, Enzo se percata de eso y sonríe internamente.

- Buen provecho- le dice Enzo

Pero Lizzy estaba concentrada con la cantidad de comida que le habían llevado, esta se dispone a comer y en eso Enzo aprovecha y sale de la habitación.

- ¿Todo bien?- sorprende Mila

- No era tan difícil, solo darle comida y seguramente olvidó el incidente- sonríe malvado y se retira.

Lizzy comía feliz y entusiasta, tenía tanta hambre, piensa en su fiel amigo, así que guarda un poco para llevarle, era injusto no compartir algo de lo que comía, mientras su amigo podía morir de hambre.

- ¿Cómo te sientes cariño?- pregunta Mila a Lizzy

- Estoy bien, gracias - sonríe

Mila entra y se sienta a los pies de la cama

- Me disculpo por el comportamiento de Enzo, en el fondo no es tan malo- suspira

- Pienso que el señor Mancinni es un gruñón, pero entiendo su posición de padre protector- sonríe débilmente

- enserió te necesitamos, sé que eres la persona perfecta para encargarse de mi Lorenzo- dice Mila

- Él no piensa lo mismo, pero me encantaría hacerlo, amo los niños y no sé cómo explicarle, pero desde que observe a Lorenzo tuve interés en él- responde Lizzy

- Te quedarás entonces?- pregunta Mila

- Solamente si el señor Manccini lo desea- responde LiZzy

- Entonces te quedarás, él sabe perfectamente que eres devota de tu profesión- le dice mientras agarra fuerte su mano

Enzo que escuchaba tras la puerta pone su cara más fría y se retira.

Llega a su oficina y llama a su hombre de confianza

- Patrick, ven a mi oficina- le ordena

Se sirve una copa de whisky, mientras toma asiento, pensaba que al final él siempre ganaba y Lizzy no sería la excepción, evidentemente necesitaba el trabajo y él necesitaba que alguien se hiciera cargo de la educación de su hijo.

- Señor Mancinni- dice Patrick

- Necesito que investigues todo de la señorita Lizzy Rocci, era maestra del instituto, hay puedes tener más información, quiero que la vigilen

- ¿Buscamos algo en especial, señor?- pregunta Patrick

- Únicamente has lo que te digo, necesito resultados para mañana- le dice de manera cortante

Lizzy

Enzo

Lorenzo

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