Desde que nací me he sentido excluida, odiada, que no hay lugar para mi en este mundo.
En mis primeros recuerdos que tengo de mi vida siempre ha sido así, cuando tenía 6 años le celebraron el cumpleaños a mi hermano (quien es 2 años menor que yo y cumple 3 días después de mí), mientras que yo solo observaba como él podía disfrutar lo que a mi nunca me darían, y en ese momento solo pensaba que en cuanto cumpliera 18 años podría ser libre de todo el sufrimiento.
Creo saber la razón del odio de mis padres hacia mi, cuando mi padre casi deja a mi madre por haber nacido.
Mi padre siempre ha querido un niño, todos decían que yo iba a ser hombre, mi familia parecía estar muy feliz pero al momento de mi nacimiento por muy mala obra del destino nací mujer y fue ahí cuando la familia perfecta y feliz se derrumbó, mi padre se molesto demasiado que en ese momento se fue con la esposa del hermano de mi madre, mi madre al ver eso trato de golpearla pero mi padre defendió a su amante y golpeo a mi madre, ya después de meses y de que mi madre le rogara como nunca mi padre al fin aceptó a regresar con ella, 2 años después tuvieron a mi hermano y a mi me dejaron en el abandono.
Hubo un tiempo en que tuve a alguien, mi profesora de preescolar quien me abrazaba y trataba bien, sentía que mi vida era buena hasta que entrando a la primaria ella jamás volvió, pensé que me había abandonado porque ya no me quería, días después supe que ella en verdad si me quería y que no se fue porque quiso sino que tuvo un accidente donde perdió la vida dejándome sola nuevamente con todo, mis padres me lo dijeron de una forma tan cruel que perdí el conocimiento.
Ellos me daban dinero, pero nunca me dieron cariño, lo único que quería era un abrazo de ellos, siempre trate de ser la hija ejemplar para que ellos me prestaran atención, pero nunca me hicieron caso.
En la primaria todos mis compañeros me golpeaban, hasta el punto de cortarme la mano con una navaja, todos los días lloraba en clases y llegaba a la casa con la esperanza de que algún día ellos me abrazaran y me quisieran tan siquiera un poco.
Mas si no era poco ellos me golpeaban por todo diciendo que yo era la culpable, si mi hermano hacia alguna travesura, hacia algo malo o se golpeaba, según mis padres la culpable había sido yo.
Pasaron los años y no sabía de mi fecha de cumpleaños hasta que cuando cumplí 13 años mi tío me dio un regalo, el primer regalo que obtuve, ese día llore hasta dormir preguntándome el por qué, por qué mi familia me golpeaba sin motivos, por qué aunque obtuviera las mejores notas no me felicitaban, y por qué no me defendieron cuando yo más sufrí.
Un año antes de eso mi abuelo a quien yo no le había hecho nada, me violo noche tras noche, lloraba suplicando que vinieran a ayudarme, pero ellos me ignoraban aún si gritaba con todo mi corazón, después de un tiempo me resigne a no ser salvada, que mi vida ya estaba destrozada y que ya no podría sonreír, que nadie estaría a mi lado y que ya no podría ser salvada.
Mi nombre es Carolina, tengo 21 años me gusta jugar ajedrez, voleibol, también me gusta estudiar y leer libros. Tengo el ideal de que nadie es feliz, que todos guardan el sufrimiento por dentro y eso los vuelve locos, pero nunca van a demostrarlo.
Cuando entre a la secundaria creí que podría cambiar con respecto a mis compañeros, creí que entrando podría hacer algún amigo, pero me equivoqué, aunque no del todo ya que mi abuelo quien tanto me había atormentado murió.
La forma de su muerte fue algo extraña, lo asesinaron a sangre fría en un callejón alejado de mi casa mientras que trataba de tocar a otra niña, no se sabía quien lo había asesinado ya que su familia no tenia ni idea pero en ese tiempo no le tome mucha importancia, yo solo estaba tan feliz de que ya no me hiciera nada, que ya podía dormir por las noches y que ya podría tratar de comenzar a vivir con un poco menos de dolor.
En el primer día de clase las mismas personas que en la primaria me habían molestado comenzaron a hacerlo nuevamente, a ellos les gustaba atormentarme, era ya bien sabido que mi familia no me quería y que no me iba a defender, eso me volvía en un blanco frágil para atacar. Cuando le respondí a la profesora sobre un tema demasiado fácil ellos dijeron que solo trataba de conseguir amigos, en ese momento cuando todos se estaban riendo de mí, yo volteaba a verlos a todos y por la impotencia de poder responder me hizo soltar lágrimas de tristeza la causa era que esa verdad pero me quede callada soportando las burlas y murmullos diciendo lo patética que me veía tratando de hacer amigos, tal humillación me hizo gritar que ya no soportaba las burlas que hacían hacia mi, lo peor fue que en ese instante en el que volteé a ver me quede con los ojos abiertos y aterrorizados cuando miré a mi profesora reír de la humillación que estaba pasando, una vez más las personas en las que trataba de confiar me decepcionaban haciendo e caer más y más en ese pozo sin fondo oscuro que no ves más allá de ti mismo.
Pasaron los días y las burlas no cesaban, mi cordura estaba en un límite, ya no quería vivir en esa oscuridad, ya no quería ver a todos reír a carcajadas de mí. Día tras día buscaba que eso parara, quería que la gente me ignorara y que ya no me hicieran daño, si sabían lo de mi familia, ¿por qué seguían molestándome?, ¿no les parecía suficiente ya?.
Lo peor es que muchas cosas malas estaban por venir sin darme cuenta...
En esos días mi familia decidió despedir a la señora que realizaba los quehaceres y en lo que contrataban a una nueva persona, no sabía si mi vida estaba destinada a sufrir por siempre o podría salir de esa tortura incesable que sufría sin parar.
Esa noche que regrese de clase me pusieron a arreglar la casa, mientras que lavaba los trastes al observar hacia el pasillo pude apreciar una sombra que pasaba en el frente, no le tome mucha importancia y seguí lavando los trastes cuando en un momento dado comencé a sentirme incomoda, sentía que algo no estaba bien, sentía que alguien me miraba, al voltear pude ver a aquel hombre parado justo en frente de mi, fue tal el impacto que no me podía mover mientras que me observaba, aquel hombre me sonreía con esa sonrisa tan horrorosa que tanto me aterraba, ese hombre que me había quitado mi virginidad.
El comenzó a caminar hacia mi, instintivamente comencé a dar pasos hacia atrás mientras que lo veía con los ojos muy abiertos, soltando lágrimas inconscientemente y temblando sin poder controlarme, retrocedí hasta tocar pared y me comencé a deslizar hasta caer al suelo, colocando mis manos en mis ojos impidiéndome ver lo que había frente a mi tratando de convencerme de que era falso, en ese momento sentí una respiración justo en frente de mí, quité las manos de mis ojos y los abrí lentamente viendo con horror ese rostro que tanto me asustaba, solté un grito tan fuerte como pude y me desmayé, al día siguiente seguía en el mismo lugar donde me había desmayado, nadie se dió cuenta pero eso es normal.
A la noche siguiente tuve un sueño hermoso y horroroso a la vez, soñé que vivía en otra familia, que me querían y una noche como me daba miedo de dormir sola, mi madre se durmió conmigo, yo la abrazaba mientras que me sentía muy cómoda, en ese momento sentí unas manos que no eran las de mi madre tomar mi cintura mientras que me decía que si no me había olvidado de él, que había regresado por mi y que no me dejaría ir tan fácilmente, me desperté de un salto viendo que estaba sola en mi habitación sudando y con lágrimas en los ojos, nuevamente comenzaba un nuevo día para ir a clase a sufrir.
Paso una semana y mi familia contrato a una nueva sirvienta, esta tenía una hija, eso era un poco mejor ya que ella tan siquiera me tomaban mas a consideración, su hija a veces se ponía a platicar conmigo mientras que limpiábamos la casa y en algunas ocasiones me acompañaba a comprar ropa y yo como agradecimiento por estar junto a mi le daba muchos regalos, dejaba que tomara mis cosas sin permiso, le ayudaba con los deberes que le ponía su mamá y la invitaba a cualquier lugar que ella quisiera ir, días después me enteré que ella me estaba utilizando para obtener muchos beneficios mientras que le contaba a su madre de lo siguiente que me iba a pedir.
Esa tarde tenía que ir a una clase, lamentablemente la cancelaron por lo que tuve que regresar a la casa, cuando iba llegando al momento de pasar por la cocina la oí decir que solo me estaba utilizando para obtener muchas cosas, también para poder parecer que tenía mucho dinero y presumirle a sus amigas, eso me dolió mucho, tanto que me puse a llorar, los días transcurrieron y yo trataba de evitar a la hija de la sirvienta, ella me buscaba tanto que un día no lo soporté y le dije que la había oído, que no iba a permitir que me hiciera eso y que no me volviera a hablar.
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