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Atrapando Al Mafioso

Atrapar al mafioso

Región de Italia: Lumbardia, 3:40Am

Una batalla infernal fue desatada, dónde Giada Santoni, una mujer determinante está luchando por atrapar al Mafioso más buscado de Italia para obtener su puesto como directora de Polizia, un gran puesto para poder estar en las grandes ligas.

Ha asesinado a varios hombres malignos, pero ahora ha quedado sin municiones, trata de contactarse con su acompañante, pero no tiene respuesta, la mujer se escabullé, siendo precavida, sale en busca de Rogelio, pero para su mala suerte, su escuadrón ha sido asesinado, cosa que le causa a ella más cólera.

Ella continúa caminando, debe estar alerta, si la ven, no le van a perdonar la vida, ella escucha gritos, por lo que se acerca cuidadosamente, y para su mala racha, el mafioso junto a su secuaces, tiene a su merced a su compañero Rogelio.

—¡Miren a quién tenemos aquí!— sonríe malicioso, el hombre vestido de un traje color negro ceñido a su cuerpo —¿Solito?

—¡Púdrete maldito infeliz!— habló con mucha furia Rogelio

—¿Y tu compañero?— pregunta el mafioso, ya que no pudieron descartar que es una mujer, debido a que Giada, viste un poco varonil

—¡¡Lo mataron!! Ustedes son unos malditos

El mafioso sonríe, y su diente de oro reluce en su perfecta dentadura. —¡Estás en terreno ajeno! La mercancía que querías agarrar, ya la envié al otro lado ¿No es grandioso? Es que nadie puede conmigo.

Giada, empuña sus manos por no poder hacer nada al respecto.

—¡De rodillas!— ordena el mafioso y Rogelio se niega a hacerlo, lo peor de todo, es que escupe al MAFIOSO en el rostro, y eso es estrictamente delicado

—¡Púdrete maldito!— bufo Rogelio con todas sus fuerzas

—¡De rodillas ante mí, ahora!— ordena el mafioso y sus hombres se acercan y lo hacen ponerse de rodillas a la fuerza.

Giada está agitada, solloza en silencio, ella trata de asomar un poco su cabeza, y lo único que puede ver primero, son unos zapatos de cuerpo DaVinci, color negro.

—¡Nos vemos en el infierno pedazo de mierda!— el mafioso a punto, y sin pensarlo, disparo tres veces seguidas a la cabeza de Rogelio, sin darle la oportunidad de responder.

Giada cubre su boca con sus manos, llora desesperadamente, vuelve a asomar su cabeza, y puede ver al mafioso claramente.

—vamos, los sapos no tardan en llegar— ordena el mafioso, Giada al escuchar aquello, sale corriendo para esconderse

El Mafioso se salió con la suya, escapó junto a sus hombres.

Giada, al saber que se han marchado sale silenciosamente y puede ver su prometido, la sangre derramada, sin vida, ella se aferra a él y llora con profundo dolor.

—no, nooo, cielo nooo— llora ella en silencio, desea gritar, pero no lo puede hacer

El segundo escuadrón llegó tarde, el mafioso y sus secuaces se han marchado obteniendo la victoria, Giada fue encontrada abrazando el cuerpo sin vida

Giada trabajo durante años junto a Rogelio en el departamento policía: Polizia di Stato.

Donde la belleza natural, gentileza y dureza de Giada, cautivo el corazón del Rogelio, Asistente importante del departamento.

—jefe, es el momento— informo el agente scelto, Bianca

Giada, que tenía su mirada fija en la venta, pasa saliva, y voltea a mirar a su mano derecha tratando de ser fuerte.

—jefe, por favor, toma está aromática, ayer no probaste bocado, y hoy más o menos, debes estar fuerte— Giada mira la taza de té y niega con la cabeza

—no me apetece, vamos— ordena Giada y su mano derecha respira profundamente

Al llegar al cementerio, hicieron una ceremonia en honor al Asistente, como excelente policía que murió haciendo lo que le corría por las venas, atrapar a los malos. Giada camina lentamente con su frente en alto, su traje impecable como asistente, ella desea tener el puesto como Asistente Capó: ser la directora, por eso se ha esforzado tanto en trabajar, para llegar a tener ese ascenso

Los de bajo rango le abren camino sin mirarla a los ojos, con mucho respeto, lo más triste, son aquellas melodías de las trompetas, despidiendo a un gran guerrero.

Giada se acerca y coloca su mano derecha sobre el cajón de madera fina, y luego mira al cielo.

Cuando Giada alza su mano como señal, de que ya se despidió, da unos pasos atrás y procede a sepultar a su amado, con el que compartió momentos agradables, tanto como en el trabajo y su vida privada.

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Pasaron dos meses y Giada esta preparada para la guerra.

—¿Puedo pasar?— su mano derecha, Bianca, le trae una taza de café, siempre es muy atenta

—adelante

—jefe, tienes un esquema completo de ese hombre

Bianca está perpleja al ver tanta información en la cartelera, es como si día y noche estuviera investigando sobre el mafioso.

Giada, agarra la taza de café y la lleva a sus labios, mientras mira la cartelera.

—deseo que pueda lograr su objetivo jefe

—¡Claro que lo voy a lograr! Por culpa de ese maldito Mafioso, casi me dan de baja, es que no entiendo por qué todo fallo, si todo estaba perfecto, quedé en ridículo con el director, debo demostrarle que yo estoy capacitada para tener su puesto

—yo confío en usted jefe, se la ha pasado encerrada en esta oficina trabajando duro

—gracias Bianca, ya tengo todos los puntos, las regiones que él visita con frecuencia en Italia

—¿Cuándo inicia, jefa?

—el plan debe salir perfecto, en estos momentos está en Sicilia, en esta temporada se están por meses, y luego se marcha nuevamente

—es una lástima que sea tan guapo, jefa, porque ese maldito hombre tan malo, es guapísimo

Giada, coloca la taza de café, vacia, encima del escritorio haciéndola resonar —guapo, millonario, lo que sea, pero de que logro seducir al mafioso para arruinarle la vida lo hago, estoy segura de que ese hijo de puta lamentara todo el daño que ha hecho, te puedo asegurar, porque me llamo Giada Santoni, que atrapo al mafioso, Stephen Bernardino Verro y así, lograré mi ascenso.

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El cisne negro

El teléfono de Giada, suena.

—contesta por favor— ordena Giada y cubre con una manta negra, la información que tiene del mafioso

—¿Si?— Bianca fija su mirada en Giada 

—solicitó la presencia de la asistente Giada— ordena el director de Polizia di Stato.

—si señor.— Bianca le informa a Giada, la cual se dirige de inmediato a la oficina del director

Toca levemente la puerta. —Adelante.— ella ingresa, y se para firme como un soldado

—A sus órdenes señor.

—asistente Giada, han traído al detenido mafioso Luciano

—eso es perfecto señor

—va a colaborar, con tal de rebajar su condena

—deseo que así no sea, ha causado mucho daño

—pero lo necesitamos, asistente Giada, en estos momentos está en el área de transformación, es todo suyo, y espero que no me defraudes, tráeme al mafioso,  Stephen Bernardino Verro, te recalco que si vuelves a fallar, estas despedida

Sabes que si lo logras, este puesto será tuyo; directora de Policía di Stato

—dare hasta mi vida si es necesario señor, pido permiso para retirarme— Giada está con su frente en alto, pero también con una fuerte presión en su pecho, sabe todas las cargas que se está echando encima 

El director le hace señas con su mano de que se marche, y ella sale rápidamente de la oficina, dónde Bianca espera por ella.

—¿Todo bien jefe?

—aquí está Luciano, el va a cooperar

—espero que no se ponga de tarado

Al llegar al área de transformación, ya que tenía muchos años en prisión, y estaba con un aspecto espantoso, lo están dejando como nuevo.

—¡Jefe!— se hace a un lado el oficial encargado de la imagen 

—Luciano, espero que no juegues sucio, porque así como te atrapé una vez, lo puedo volver hacer, y no dejarte ni respirar— lo sentencia Giada, Bianca la admira, porque tiene un carácter firme, con su mirada penetrante, dando a entender que ella tiene el control 

—no soy tan idiota después de todo, si hago esto mi condena bajara, y así puedo salir de ese cochinero donde me metiste— la mira con desprecio

Giada le sonríe siendo maléfica y luego lo agarra del cuello ejerciendo presión, Bianca parpadea varias veces. —Elimina tus putos pensamientos, porque se que me has dicho perra, pues déjame decirte rata asquerosa, que está perra te partirá el trasero.

Ella ejerce un poco de presión y él hace un gesto, de que no puede más, por lo que ella lo suelta y luego lo agarra de la camisa, teniéndolo a centímetros. —un mal paso que des y te vuelo la cabeza— dijo tales palabras con seguridad, ella lo suelta y él retoma aire —vendre en 20 minutos, necesito llevarme a esta rata, para iniciar nuestro trabajo

—¡Cómo ordené, jefe!— responde el oficial de imágen

Giada sale de la habitación. —esa mujer es dinamita— se sincera el mafioso Luciano y Bianca lo fulmina con la mirada.

Es el momento de que Giada Santoni, sea también transformada.

—te escucho Bianca— ordena Giada mientras mira al espejo todo lo que le hacen

—segun, usted es la socia de Luciano, su identidad si es italiana, solo que lo hacía todo en la oscuridad y Luciano era el que ponía el pecho en los negocios, su sobrenombre  es; el cisne negro

—¿Es en serio?— interviene Giada

—Luciano pidió que así fuera, dice que así, el mafioso Verro lo verá más creíble, además, siento que ese sobrenombre es perfecto para usted 

—continua— Giada está inquietante

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2 horas después...

—¡Odió cuando tengo que vestirme así!— se queja Giada acomodando sus grandes pechos

—¡Ay, jefe! Pero usted oculta mucho bajo ese uniforme, está guapísima— Bianca traga grueso

—deja de mirarme, quedas a cargo, que todos esos inútiles hagan su trabajo

—pruebe el sonido jefe— le sugiere Bianca y Giada lo hace —la escucho jefe, le deseo mucha suerte y que traiga a ese miserable hombre

Giada camina por todo el departamento de Polizia. Llega justo a dónde está Luciano, para salir por el estacionamiento.

—¡Vamos!— ordenó Giada 

—¿No era que la odiosa, de la asistente iba a hacer el papel? quizás se arrepintió— se burla Luciano

Y Giada sin pensarlo le agarra el torso y lo presiona, este hombre se puso pálido. —¡Eres... Eres tú!— exclamó con dificultad y ella lo suelta

—¡Si maldito imbécil! Ahora a trabajar— ordena Giada y todos suben al auto.

—¿Bianca, me escucha?— susurra Giada 

—sí jefe, bendita tecnología avanzada

—no los dejes ni respirar y tú deja de mirarme baboso

Ella roda los ojos, y luego saca su arma de oro con la inicial S.

Llegan a la mansión de Luciano y todo está solo, tendrá hombres infiltrados del departamento, como escoltas, para que Luciano no tenga ni el más mínimo pensamiento de traicionar a Giada.

—lujos, a punta de droga que lo único que hace, es perjudicar la salud del ciudadano

—puedes por favor, dejar de estar atacando a todo momento, hace poco casi me dejas sin bolas

—yo digo lo que se me da la gran puta gana, ahora colócate rápido esas vestimentas payasas que sueles usar

—¡Me ofendes! Es moda, nena 

—¡Muévete!— chasquea ella sus dedos, él no tuvo opción que obedecer, mientras es perseguido por los oficiales

Quizás es la ansiedad que siente Giada, pero ahora, está frente a la mansión del maldito mafioso que ella debe atrapar, el cual ha perseguido por años y ahora no está para atraparlo, si no para relacionarse con él siendo astuta para que nada fallé.

—no lo mires mucho a los ojos, a Verro no le gusta 

—no me digas cómo hacer mi trabajo— tan solo ella dijo esas palabras y varios hombres armados aparecieron de la nada, son los escoltas de Verro, los cuales se percataron de la visita

—¡Soy Luciano! Dile a Verro que estoy de vuelta

Los escoltas infiltrados de Giada, bajan la guardia al estar acorralados.

La mano derecha de Verro, Bartho, llama a través de la radio e informa lo que está pasando.

Giada está impaciente, y su sangre hierve al sentir cómo aquellos hombres la miran, por lo que ella se acerca a Luciano y deja un beso en sus labios, haciéndolo tragar grueso, ella lo toma de la mano.

—pueden pasar, pero primero, hay que revisarlos — Bartho, vuelve a mirar a Giada con deseo

Tanto como Giada y Luciano alzan las manos, como aprobación, pero cuando ella siente que Bartho le mete la mano por debajo del vestido llegando casi a su intimidad, inmediatamente saca su arma de oro y le apunta directamente a la cabeza.

—¿Te quieres morir?— la mirada penetrante de Giada y la forma en que sostiene el arma, trasmite maldad

—¿No será que la que se quiere morir, eres tú?— el mafioso, Stephen Bernardino Verro.

Ella voltea a mirarlo, sin dejar de apuntar a Bartho.

Por fin lo tiene frente a ella, pero Bianca tiene razón, en persona ese maldito mafioso es guapísimo. Ella alza su mentón, para no dejarse, intimidar de él. —¡Baja el arma!— ordena Stephen, pero ella no está dispuesta a hacerlo —¿Quién te crees para desobedecer mis órdenes?— la fulmina Stephen.

—el cisne negro, tu perdición 

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Ohhhh hola amadas, este capítulo es un premio, para aquellas que dejaron su voto como apoyo a esta nueva aventura, las quiero, gracias por el apoyo.

Ni en tu propia sombra

Stephen sonríe perfectamente. —¿El cisne negro?— se acerca el mafioso a ella, por lo que Giada lo apunta a él, ahora todo se volvió mierda, porque todas los escoltas apuntan hacia Giada, y Luciano está demasiado asustado.

—Cisne, baja el arma— le ordena Luciano

—¡Eres un puto cobarde! Esa es la razón por la que caiste y me hiciste perder mucho dinero, hubiera sido más gratificante que yo hubiera salido a la luz, así no me hubieras hecho perder tanto dinero, se que eres el mafioso más importante y más buscado de Italia, tienes poder, y eso es lo que quiero, tengo bastante dinero, y quiero volver a entrarle al negocio

Stephen sonríe, y en breve movimiento, la mano con la que Giada sostiene su arma, la hace girar a ella, por lo que Giada no suelta su arma, el sostiene su mano apuntando al corazon de ella, siendo Giada astuta, retira su dedo del gatillo.

Giada puede sentir su perfume tan varonil, además, él muy miserable, aprovecha que la tiene de espalda para rozar su torso en el trasero de Giada. —primero, no tolero qué se crean mejor que yo y segundo, tienes una maldita boca que quiero callar con mi amiguito, y agregando al tercero estas en mi territorio, por lo tanto debes obedecer, ¿Quieres entrar en mi negoció? Entonces vamos a mi habitación y así me convences— pasa Stephen su mano libre por el vientre de Giada, ella, al sentir que está siendo muy atrevido, inmediatamente utiliza sus tácticas de defensa, dónde ahora ella lo tiene a su merced, dónde es la primera vez en que Stephen lo enfrenta una mujer.

—¡Cuida tus manos! No vaya hacer que haga, pedazos esa cosita que presumes mucho y al fin no es nada, no eres de mi gusto, así que pierdes tu tiempo— apunta ella su torso —vengo es hacer negocios, no a revolcarme con un hombre como tú, así que no vengas a sobre exaltar tu ego, porque me causa asco nada más en pensar, que me vayas a tocar.

Así que ¿O haces trato o me marcho? Porque tengo rutas, de las cuales te van a beneficiar.

Stephen sonríe, el alza sus manos en son de paz, mientras que Luciano está que se desmaya no pensó que la Asistente Giada fuera tan fuerte, de que ella tenga el coraje que a él le hace falta.

Giada baja su arma, sin dejar de mirar fulminantemente al mafioso.

—¿Quieres hacer negocios? Entonces vamos a negociar— hablo con firmeza, aunque su mirada trasmite la maldad

Lo que Giada no esperaba, es que dos hombres la agarrarán de cada mano, y también a Luciano.

—¡Eres un maldito traidor!— gruñó ella muy enojada

—soy el rey, para creerte una mujer empoderada, te hace falta algo, no confíes en nadie, ni en tu propia sombra— se burla Stephen

—espera Verro, no hay por qué llevar las cosas a las malas, venimos a hacer dinero, sabes que cuando estuve libre, hicimos un buen trabajo juntos, no hagas esto— Luciano intenta remediar la situación

—¿Crees que soy pendejo? Has salido antes de la prisión, ¿Qué me asegura que no estás con esta perra para jugarme sucio? Porque jamás la mencionaste

—no lo hice porque así ella lo quiso, sabes que hay muchos que trabajan desde la sombras, y si, salir antes de prisión, fue porque le dije a uno de mis hombres que metiera mano, estaba harto de estar encerrado, además tengo mi haz bajo la manga, sabes que mi mundo es este, matar, y traficar drogas, necesito volver a levantarme, estoy aquí, buscándote, porque tú eres el único que me puede ayudar— Luciano trato hablar lo más seguro posible

Pero Stephen mira a Giada, de pies a cabeza. —dale las bienvenida, y luego los mandas al infierno— ordena el Mafioso, y se adentra a su mansión

Giada mira a Luciano.

—si lo haces, te aseguro que está mansión saldrá a volar— lo amenaza Giada, y Stephen arquea una ceja

Pero aún así siguió su camino.

—voy a disfrutar de esta muñequita— Bartho siente que se le hace agua la boca

Giada está en silencio, mientras que Luciano está asustando, él sabe que esas palabras indican que los asesinen

—¿Jefe, me escucha? ¿Deme luz verde jefe? para entrar a rescatarla— Bianca que ha escuchado todo, está preocupada por Giada

Giada mira a su alrededor al ser entrada a la mansión.

—hubiera venido solo, a hablar con él— dice Luciano

—¡Cállate bastardo de mierda!— ordena Giada —no me pienso rendir— son palabras claves que claman a Bianca, su equipo está atento todo

—¡Oye, tú!— gritó Giada, y Stephen se detiene, voltea a mirar a Giada

—si no le dices a tus hombres que me suelten, los mato a todos— se atreve a decir ella, pues no le teme a la muerte

—¿Cómo puedes matar a mis hombres, son 10 y ustedes dos?

—Luciano es un impertinente, estoy diciendo que solo yo, acabaré con tus hombres— mantiene Giada su mirada firme

Todos los hombres se ríen, son unos machistas de mierda.

Giada procede a usar sus artes marciales, mientras Stephen la observa, ella dispara, mata a uno, vuelve a disparar, mata a otro, pelea como una experta, no le importa que se esté enfrentando a hombres malignos, pues ella es una mujer fuerte, segura, una mujer determinante.

Iba a matar a Bartho pues lo desprecia, pero justamente cuando le iba disparar, Stephen coloca su arma de oro en la cabeza de Giada, ella sonríe y con su respiración agitada, voltea a mirar a Stephen, ahora los dos se apuntan, justamente en la cabeza, con la firmeza y la decisión de disparar.

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Hola amadas lectoras, iniciamos está maratón, deseo que la disfruten mucho, por favor, recuerden dejar el me gusta, comentarios, en cada capítulo y dejen muchos regalos y monedas iniciamos está aventura.

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