ADVERTENCIA
ESTA NOVELA TENDRÁ CONTENIDO SEXUAL Y VIOLENTO. SI ERES SENSIBLE A ESTAS TEMÁTICAS, TE RECOMIENDO NO CONTINUAR CON LA LECTURA
ATENTAMENTE;
**LA AUTORA
GRACIAS**
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Rebecca Holter es una mujer que a muy temprana edad se tuvo que hacer cargo de sus dos hermanos menores; Lucile y Philip, quienes en la actualidad tienen 31 y 35 años, respectivamente. Cada uno formó su hogar, quedando Rebecca sola en casa de sus padres, quienes fallecieron cuando ella solo tenía 17 años. En la actualidad tiene 43 años, es una mujer hermosa, pero no luce su belleza pues se oculta tras pantalones de mezclilla grandes, camisetas anchas y zapatos Cross. Sus hermanos quieren que ella conozca a alguien y por fin, aprenda a vivir la vida y el amor.
Antoine Dumont es un hombre lobo de 2300 años, aunque aparenta tener 40 años humanos. Es de los más antiguos que existen. Hace siglos tuvo a su alma gemela, una hermosa loba Alfa que murió en un ataque de cazadores. Pensó que moriría de dolor, pero su sed de venganza fue más fuerte. Con la ira en su cabeza, exterminó a aquellos cazadores y sin piedad, a sus familias para no lidiar con problemas futuros.
Así pasaron los años, que se convirtieron en siglos y luego en milenios. Siempre solitario, ninguna mujer era su amada Elizabeth.
- DETENTE HIJO DE PERRA! ¡ATRÁPENLO! ¡ME HA ROBADO! - grita Rebecca, corriendo detrás del ladrón que haló su bolso llevandóselo.
De un golpe el hombre cae al suelo, boca arriba y mirando al cielo. Seguramente viendo pajaritos en el aire.
- Oh maldito ladrón - dice Becca mientras le da una patada en la cadera derecha al pobre hombre que aún no reacciona - eres un gil, mira que robarle a una pobre mujer indefensa.
Quiso patear de nuevo al sujeto pero fue elevada por los aires.
- Suéltenme, que le voy a dar su merecido.
- Ya basta! - una voz grave detuvo su intento de tomar la justicia por su propia mano - ¿Acaso está loca?
Cuando por fin estuvo frente del dueño de aquella voz. Era un hombre demasiado atractivo, con porte y elegancia. Tenía algo que hacía efecto imán en ella. Para él era una locura que existiera una segunda oportunidad, y sobretodo, que era una mujer cuarentona, además mal vestida y humana. La diosa Luna debía odiarlo para mandarle a esa horrenda mujer.
Al notar la mirada de desagrado que le estaba dando aquel hombre le molestó. Era cierto que ella no era una super modelo, pero tampoco merecía tan despectiva mirada.
- ¿Loca? ¡JA! - coloca sus manos en las caderas - Este sujeto me robó, se iba a llevar mi sueldo ¿y porque me quiero defender estoy loca?, loco usted.
- Si no fuera por mí, ese sueldo ya estaría siendo gastado.
Mientras los dos discutían, el ladrón aprovechó para escapar, Jacques, el beta de Antoine volvió a golpearlo, cayendo este nuevamente al piso, mirando al cielo.
- Pues, pues... - no sabía cómo responder, el galán tenía una mirada intensa - aaais... sabe qué, gracias, pero ya lo estaba alcanzando.
- Claro, pude darme cuenta de eso... Señora.
El tic en el ojo que siempre aparecía cuando alguien la llamaba ''Señora''.
- ¿Señora?, ¿señora? ¡Váyase a la mierda!
Dio media vuelta y se marchó, funfurruñando ante las palabras del lobo. Solo esperaba no tener que ver a ese vanidoso nunca más en su vida. Pero la diosa Luna, tenía otros planes para ambos.
Antoine Dumont
Rebecca Holter
En la ciudad se encuentran millones de historias, unas más alegres que otras, algunas en extremo, irreverentes. La historia de Rebecca Holter sería perfecta para hacer un drama. Sus padres murieron cuando solo tenía 17 años y sus hermanos 9 y 5 años, dejándola sola ante un mundo difícil para una adolescente que tuvo que ser madre y padre de dos niños pequeños. Dejó la escuela para dedicarse a trabajar, por fortuna la casa donde vivían era propia. No contaban con más familia, solo se tenían a ellos.
Al crecer, sus hermanos pudieron ir a la universidad por medio de becas, fue así como Lucile se hizo abogada y Philip economista, ejerciendo como profesor en la misma universidad donde se graduó. Sus hermanos la amaban en sobre manera porque ella sacrificó los mejores años de su vida por darles a ellos lo que ella no tuvo.
Rebecca Holter, o Becca, como la llaman sus allegados, merece el cielo por lo buena gente que es. Por eso sus dos hermanos se han propuesto registrarla en una página de citas web. De cierto, nunca le vieron un novio, ni siquiera un enamorado, pero eso pronto va a cambiar, porque ellos conseguirán al mejor partido para su hermana.
- Charles Lock! Se ve muy atractivo - comenta Lucile viendo la fotografía de un hombre pelirrojo - harían linda pareja.
- A ver, déjame verlo - Phill le echa un vistazo a la fotografía - mmm... no sé, con esa camisa a cuadros podría ser un sociópata.
- Tienes razón, mejor lo descartamos.
Buscar al hombre perfecto para su hermana, estaba resultando más difícil de lo que pensaban. A ese paso, Becca estará sola toda la vida, o eso es lo que ellos creen.
- ¿Crees que Becca aceptará alguna cita? - pregunta con preocupación Lucile.
- Espero que sí, ella de verdad, merece un buen amor. Ha dado tanto por nosotros, que anhelo que por fin conozca a su verdadero amor. Becca es hermosa, además, demasiado buena.
- Sí, tienes razón, ella lo ha dado todo por nosotros.
Pasaron el resto de la tarde revisando perfiles, cientos de ellos, pero solo cinco fueron los candidatos para tener una cita con su hermana.
Ahora, solo debían convencerla de que aceptara tener una cita con cada uno de ellos. Suele ser apática a tener citas, dice que ya es muy mayor para esas cosas, aunque siempre le dicen sus contadas amigas que ella está en la mejor edad.
Lo realmente impresionante es que jamás ha tenido sexo, pues se metió tan de lleno en la crianza de sus hermanos, que ni siquiera un beso real, llegó a dar. Claro está, eso nadie lo sabe, siente vergüenza de solo pensar el confesar que nunca fue besada.
Mientras sus hermanos se van a un centro comercial para comprarle un lindo vestido, ella se encuentra en su actual trabajo, como mucama en un lujoso hotel, perteneciente a una cadena hotelera de la familia Dumont. Ignorando que muy pronto conocerá a su destinado, pero también al Lobo de sus pesadillas. El juego de roles comenzará para ambos más pronto de lo que imaginan, Antoine Dumont conocerá también a su mayor dolor de cabeza. Una linda rubia de 43 años y 1.78 cms de altura. La mujer que le bajará los humos.
Las personas solemos tener sueños, que a lo largo de nuestras vidas, vemos si cumplimos o simplemente se quedan solo en eso, utopías que nunca pudieron ser. Becca siempre tuvo un sueño, era montar una pequeña librería donde los lectores pudieran hallar todo tipo de libros y tomar un café. Ese siempre ha sido su sueño secreto, desde que sus hermanos se independizaron, comenzó a ahorrar para cumplir su meta.
Había ahorrado cada dolar, privándose hasta de ropa. Es por eso que siempre usaba esa ropa de pacas, que la hacían ver desaliñada y para nada sexy.
- Hola hermana! - saluda Phil entrando a la cocina y sirviéndose una taza de café recién hecho. El de su hermana era el mejor - Becca, Lucile y yo queremos hablar contigo de...
- Si es nuevamente esa idea ridícula de buscarme un pretendiente ¡No! - pone un alto a la conversación.
- Pero hermana...
- ¡No! He dicho que no estoy interesada... ¿acaso tengo un letrero que dice ''Estoy urgida''? - realmente le molestaba que quisieran meterse en su vida íntima, bueno, realmente no había vida íntima - no estoy interesada en nada romántico, así que por favor, dejen ese asunto por la paz, o me iré a vivir lejos.
Salió de la cocina y subió las escaleras, hoy iría al banco a retirar por fin, todos sus ahorros. Ya tenía pactado el local donde estaría la librería, también había conseguido los proveedores de libros, solo faltaba firmar los papeles para poder entregar el dinero.
Se quitó la ropa frente al gran espejo de su baño, se miró de pie a cabeza. Su imagen reflejaba a una mujer hermosa con una piel impecable y buenas curvas. Aún era deseable, aunque muchas veces pasaba desapercibida.
- Algún día conocerás a ese galán que te quitará toda esa telaraña ahí abajo - se dijo así misma.
Para Antoine las cosas eran diferentes, había perdido las ganas de soñar desde que su amada había muerto a manos de los cazadores. Ahora solo buscaba satisfacer su cuerpo, ya que su alma se hallaba muerta.
Todo lo material, lo tenía, son 2.280 años enriqueciéndose. Su manada era supremamente rica, no en vano era alfa de alfas. Pese a todo eso, para él, los suyos eran lo primero, era un alfa muy querido y respetado.
Las mujeres caían rendidas a sus pies, tanto humanas como lobas ¿y quién no caería ante sus encantos?, si con sus 1.90 cms de altura y ese porte de hombre malo en traje formal, le daban un plus de belleza singular. Para las humanas era un cuarentón ridículamente guapo, en cambio para las lobas era un sexy lobo milenario. Como sea, en ambos mundos, Antoine llamaba la atención de cualquier mujer.
Gretta era quien más lo había disfrutado, aunque esta loba se creía la Luna de lunas por ser quien más compartía cama con el licano, creyendo por esto que todos debían rendirle pleitesía. Cabe aclarar, que este comportamiento solo lo tenía cuando el lobo no se encontraba en la manada.
Antoine mira la gran ciudad desde el ventanal de su oficina, busca, pero no sabe que exactamente busca. Su lobo, Eón últimamente está ansioso, pero como si predijera algo que va a ocurrir en los próximos días.
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