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Romance Prohibido II

Capítulo 1

Narradora.

La alarma del teléfono suena, escuchándose en toda la habitación, pero no hacía falta que sonara, ya que Celeste Cruz se encontraba despierta desde hacía quince minutos, la ansiedad por su primer día de pasantías en el despacho de abogados más prestigioso de la ciudad la hicieron despertar más temprano, la joven ya se había preparado un desayuno rápido y justo ahora se estaba dando una ducha, después de varios minutos salió envuelta con una toalla en el cuerpo y otra en su cabello, se puso su ropa interior y miro la ropa bien puesta en la butaca, asegurándose de que todo estuviera bien con ella, sonrió, luego seco su cabello y a continuación se vistió y maquillo.

Se miró en el espejo y tomo su celular, se tomó una foto y se la mando a su hermana.

¿Me veo como una abogada? escribió en el pie de foto.

Se había puesto una blusa de color vino tinto, de mangas largas, de cuello alto, tenía un pequeño lazo que se amarraba en la parte de adelante, escote en V y unos pequeños botones, una falda gris, que le llegaba hasta las rodillas, tenía un detalle de correa en la cintura, de color negro y dorado, unos zapatos estilete negros, un bolso del color de la blusa, su maquillaje era sencillo nada llamativo, no se había aplicado sombras, solo un delineado, rimel de pestañas, rubor, base y polvo, y un labial vino tinto, su cabello lo amarro en una coleta baja, asegurándose de no dejar ningún mechón fuera de lugar.

Su teléfono sonó en ese momento, sonrió.

— ¡Buenos días, hermanita, te ves hermosa! — hablo Camila emocionada.

— Gracias y buenos días para ti también. — saluda está mientras guarda algunas cosas en el bolso. — ¿Cómo estás y el tonto de tu novio?

—! Te estoy escuchando enana! Yo estoy bien, gracias por preguntar por mí, sé que me quieres y que soy tu cuñado favorito. — se escuchó la voz de Justin.

— ¡Puff, es el único cuñado que tengo, iluso.— la chica sonrió y rodo los ojos.

— Estamos bien Celeste, él ya se va para la universidad, tiene un parcial hoy y más le vale que lo gane, porque si no, los servicios le serán cortados por una semana. — dijo Camila en voz alta

— ¡Sexy eso es hacerme trabajar bajo presión! — escucho que se quejó Justin, Celeste sonrió.

— Bueno, Celeste te dejo, tengo que irme al trabajo, deseo que te vaya bien y dejes impresionados a tu jefe, te amo, cuídate.

— Te amo hermana, también cuídate, dile al tonto ese que le deseo suerte en su Parcial

—Gracias yo también te quiero. — Le respondió Justin. — Espero que ahora que vas a trabajar consigas un novio en ese bufete y dejes de ser una amargada.

— ¡Justin! — escucho que su hermana lo regaño.

— Hablamos. — Celeste colgó la llamada, suspiro, su hermana era feliz al lado del tonto ese, ya habían pasado cuatro años desde que se mudó con él a New York, ella los visitaba en las vacaciones o ellos venían a Seattle, debido a que la habitación que le pertenecía a Camila estaba arrendada, ellos siempre se quedaban en casa de los padres de Justin. Camila y Justin eran una pareja hermosa, solo hacía falta interactuar con ellos cinco minutos para darse cuenta de lo mucho que se amaban, antes de salir con Justin su hermana salió con un tipo que le hizo mucho daño, así que ahora ella era feliz de que su hermana estuviera viviendo feliz al lado del hombre que amaba y que la amaba con locura.

Término de guardar todas sus cosas en la cartera y suspiro. Estaba lista para comenzar esta nueva etapa de su vida.

Celeste.

Llego al bufete y camino hacia la secretaria de quien sera mi mentor, aún no lo conozco, pues la entrevista me la había hecho otro abogado, ya que mi futuro jefe se encontraba en un juicio.

—Buenas. — Saludo a la secretaria.

— Buenas, ¿Dígame? — me responde y me pregunta la chica con una sonrisa amable.

— Soy Celeste Cruz la pasante de Derecho.

— ¡Oh mucho gusto! Soy Brittany Mei, la secretaria del señor Ivanov. — se presenta estirando su mano.

—Mucho gusto Brittany. — tomo su mano y sonrió.

— Espero que nos llevemos bien y hagamos un gran equipo. — comenta y asiento.

—Yo también.

— Bueno, mira estas son las llaves de la oficina del abogado Ivanov, entra y ve familiarizándote con el lugar, tu puesto ya está instalado. — informa mientras me ofrece unas llaves y señala la oficina a unos cuatro metros de nosotras.

—Gracias. — tomo las llaves y camino hacia la puerta.

Damián Ivanov Abogado penal y laboral.

Leo el letrero de la puerta.

Al parecer mi mentor es extranjero. Abro la puerta y me adentro al sitio, es bastante amplio, el escritorio se encuentra al fondo, detrás de este hay una estantería que contiene varios adornos y libros, frente a mí se encuentra un escrito más pequeño, supongo que es el mío, el lugar cuenta con unos sofás y mesa de centro, también tiene una gran iluminación gracias a las ventanas de frente, y a mi lado junto a la puerta se encuentra otra estantería repleta de archivos y libros.

Camino hacia el que supongo es mi escritorio y dejo el bolso en este, luego voy hacia la estantería interesada en saber cuáles son los libros, me sorprendo al ver que varios de ellos están en otro idioma y si no estoy más, es ruso. ¿De qué se tratarán? He de suponer que de derecho, me acerco al estante y acaricio la pasta de uno de estos, luego bajo mi mano hacia la otra columna, estos están en el idioma local, hay uno en particular que me gustaría leer, tal vez más adelante pueda pedirlo prestado.

— Buenos días — alguien saluda y giro mi rostro hacia un lado, me quedo estática de la impresión al ver al hombre frente a mí.

Es alto, bastante, debe medir uno 1,90 Centímetros, además de eso es muy guapo, demasiado diría yo, de piel clara, cabello lacio, negro, cejas abundantes, pestañas largas negras como su cabello y de ojos grises, pero más que el color de sus ojos, su mirada es la que impacta, es penetrante y hasta intimidante, tiene una pequeña desviación en el puente de su nariz, pero esto no le quita lo guapo, sus labios son carnosos, una barba tipo candado los rodea haciendo que resalten más, tiene hombros anchos, y brazos gruesos , se nota que está bastante en forma.

¡¡Oh Dios mío! ¿De dónde salió este hombre?

—M… Mucho gusto. — saludo en un hilo de voz, camino hacia él y le ofrezco mi mano. — Soy Celeste Cruz, la nueva pasante. — me presento logrando recobrar el tono normal de mi voz, él se mantiene callado por varios segundos, recorre mi cuerpo con sus ojos y debo decir que eso en vez de incomodarme como otras veces, causa cierta emoción en mí.

Sin decir nada él acepta mi mano, al juntar su gran mano con la mía, siento cierto cosquilleo en mi palma. Le sonrió.

—Espero poder aprender mucho de usted abogado Ivanov. — le digo aún sosteniendo su mano, él mira hacia allí y me doy cuenta de que el saludo esta durando mucho, suelto su mano inmediatamente y sonrió nerviosa. —Lo siento. — él se mantiene callado y pasa por mi lado, va hacia su escritorio y hago una mueca.

Al parecer lo que tiene de guapo, lo tiene de mal educado.

Tomo aire y camino hacia su escritorio a esperar que me dé una orden, o algo que hacer. Veo que se quita su saco y lo coloca en la espalda de la silla, trago saliva al ver sus gruesos y musculosos brazos flexionarse un poco, toma asiento, abre su portafolio y saca su MacBook, luego la enciende.

— Su correo electrónico.— habla por fin, sin despegar la mirada de la pantalla de la computadora.

— CruzCeleste-14@gmail. com — digo rápidamente, después de varios segundos él levanta la mirada.

— Le acabo de enviar a su correo electrónico unos archivos, tres de ellos son contratos que hay que corregir, en el archivo están todas las especificaciones que tiene que tener el contrato, los otros cuatro son también contratos, pero estos tienes que redactarlos de igual manera te envié las especificaciones. — guarda silencio por unos segundos. — Quiero todo eso para el medio día . — abro los ojos espantada. — ¿Por qué pone esa cara hay algún problema? - muevo la cabeza de un lado a otro.

— No señor, no hay ningún problema.

—Muy bien, haga lo que le pedí, y en silencio por favor.

Doy media vuelta y camino hacia mi escritorio, tomo asiento y saco la computadora de mi cartera.

Será una mañana larga, pero no importa, puedo hacer esto con los ojos cerrados.

Damien Ivanov

Celeste Cruz

Capítulo 2

Celeste

El reloj marca las 11:50 de la mañana y muerdo mi labio inferior, aún me falta terminar el último contrato, ha Sido una mañana agotadora, tengo mucha hambre, sed y necesito vaciar mi vejiga, no he querido levantarme de esta silla hasta no terminar, siento que esto es una especie de prueba y quiero pasarla.

Vamos Celeste, tú puedes, no te dejes.

Mi mentor se ha mantenido indiferente a mí, hace como si yo no estuviera en el lugar, ¿Siempre será así de callado? Desvío la mirada de mi laptop y lo miro, está tecleando en su computadora, su ceño está fruncido y pienso que aun así se ve guapo, mis ojos van directo a sus labios y por alguna extraña razón siento los míos secos, paso mi lengua por estos y al percatarme de mis actos me sorprendo y vuelvo la mirada a mi computadora.

¡Mierda Celeste concéntrate en esto!

Hago una mueca y leo el último párrafo que escribí.

— Okay, todo bien, sigamos.

Cinco minutos después, término y guardo el archivo.

— Listo. — digo en voz alta, él levanta la mirada de su MacBook y me mira. — He terminado los contratos. — ¿Todos? — asiento. — Envíemelos al correo. — vuelve a mirar su pantalla. Hago lo que me pide. — Listo. — asiente, — Vaya a almorzar. — me ordena sin quitar la mirada de su computadora. Sin decir nada me colocó de pie, tomo mi bolso y camino hacia la puerta. — Regrese en una hora.

— Sí señor.

Salgo de la oficina y puedo respirar aliviada.

— ¡Ey hola! — me saluda Brittany desde su puesto, le sonrió y camino hacia ella. — Hola.

— Chica, no saliste en toda la mañana de esa oficina. — sonrió. — El señor Ivanov me puso a corregir y a redactar varios contratos, solo me dio plazo hasta el medio día, no quise perder tiempo. — ella sonríe un poco lastimera. — Sí, él suele ser un poco.. Bueno, bastante estricto. — comenta y en voz baja. — Pero está demasiado guapo, ¿Cierto? — me guiña el ojo y yo siento mis mejillas arder un poco y asiento, ella sonríe pícara. — ¿Vas a comer? — Sí. — Bueno, vamos, yo también, me toma del brazo y juntas vamos hacia la cafetería.

___________

Una hora exacta después entro a la oficina, el aún está sentado en su silla, pero esta vez está leyendo unos documentos.

— Buenas, permiso. — camino hacia mi escritorio. — Señorita Cruz, acérquese. — me ordena con voz fría, siento mis piernas temblar al escuchar su tono y camino hacia él, su mirada se mantiene en mí y eso me pone nerviosa, siento que en cualquier momento voy a tropezar con mis pies y voy a caer. — Hizo un buen trabajo con los contratos. — dice cuando me detengo frente al escritorio. — ¡Oh! — exclamó en voz baja. — Le acabo de enviar a su correo dos especificaciones para dos demandas de divorcio, por favor, revise y redáctalas, las quiero para las cuatro y treinta de la tarde. — levanta su rostro y me clava su mirada imponente, asiento efusivamente sin poder abrir mi boca. — Muy bien. — me mantengo estática en mi lugar y él frunce el entrecejo. — ¿Qué espera? —me espabiló y asiento. — Sí, señor, disculpe con permiso.

!Ay celeste estás actuando como una tonta! ¿Qué te pasa?

Tomo asiento en mi sitio y enciendo mi laptop, mientras está carga miro hacia mi jefe y mentor. Nuevamente, está con los ojos metidos en su MacBook suspiro y miro la pantalla de mi laptop.

Será mejor que me concentre en esto.

__________________

Horas más tarde, llegó a casa, colocó las llaves en la repisa y noto que la lleves de Jennifer están puestas.

— Hola, ya llegué. — saludo en voz alta, no recibo respuesta como de costumbre, mi compañera de casa es introvertida, habla muy poco, al igual que muy poco sale de casa a no ser que sea para ir a la universidad o a trabajar. Voy hacia mi habitación y me quito la ropa, me meto al baño y doy una ducha con agua tibia, no lavo mi cabello, ya que lo hice está mañana, al salir me colocó una pijama suave y voy directo a la cocina a prepararme algo rápido de cenar.

Mientras sufrió unos vegetales, mi teléfono suena anunciando una llamada, deslizo el dedo en la pantalla y colocó el altavoz.

— Hola hermanita, ¿Cuéntame cómo te fue en tu primer día? ¿Ya estás en casa verdad? — sonrió. — Sí, estoy preparándome la cena, revuelvo mis vegetales y pruebo para ver si están bien de sal. — Y me fue bien, incluso mi jefe me felicitó. — ¡Oh qué bien me alegro! ¿Y como es?

— ¿Mi jefe?

— Sí, y tu trabajo.

— Oh bueno mi jefe es un hombre, joven, como de tu edad, algo serio y...

Y muy, muy, muy guapo.

— ¿Y?

—Y eso es todo. — digo y sonrió nerviosa. ¡No le puedo decir que pienso que mi jefe está buenísimo!

— Y bueno, el trabajo es, ya sabes, hoy solo revise contratos, realicé unas demandas de divorcio y así, más adelante muy seguramente iré a juicio y eso.

— Okay, bueno me alegra que te haya ido bien, espero que siga así.

— Yo también, ¿Y cuéntame. Cómo le fue a Justin en su parcial?

— Bien, enana, gracias por preocuparte por mí, hoy podré hacerlo con tu hermano como todos los días. — frunzo mi entrecejo. — ¡Justin! — me río y ruedo los ojos, esos dos. — Bueno, yo los dejo, debo de terminar de preparar mi cena y estudiar un poco. — Está bien, que tengas buenas noches y hablamos mañana, ¡Hasta mañana cuñada, — Hasta mañana.

Cuelgo la llamada y continúo Preparando mi cena.

____________

Abro mis ojos y estiró mi cuerpo, tallo mis ojos y me siento en la cama, miro la ropa que anoche saque del closet puesta en la butaca y frunzo mi entrecejo.

Una falda café claro, ajustada al cuerpo, una blusa negra, de mangas cortas, que tiene una especie de fajón en la cintura, unos tacones cerrados, negros y accesorios también negros, además de un saco también del color de la falda.

— Creo que buscaré otra blusa. — estiró mi mano y tomo el celular en la mesa de noche, presiono el botón y la pantalla se enciende, al ver la hora abro mis ojos.

¡Mierda son las 7:35 de la mañana es super tarde, olvide poner la alarma anoche!

Salgo pitada de la cama y corro hacia el baño, me doy una ducha rápida y lavo mis dientes, salgo me visto, no hay tiempo para buscar otra blusa, me maquillo rápidamente, la cepillada de cabello la de dejo para el camino.

¡Mierda llegaré tarde mi segundo día de pasantía!

___________

Llegó al bufete y corro hacia el escritorio de Brittany, ella me mira y sonríe. — ¿Se te pegaron las sábanas?

— Olvide poner la alarma. — ella asiente. — ¿Supongo que el abogado ya llegó? — vuelve a sentir asentir.

¡Mierda!

Camino rápidamente hacia la oficina y toco la puerta, escucho un adelante y tomo la perilla, me preparo mentalmente para el regaño y abro la puerta.

—Buenos días. — entro a la oficina y miro a mi mentor/jefe sentado en su escritorio, con su mirada pegada al la computadora. — Querrá decir buenas tardes, tiene quince minutos de retardo señorita Cruz. — levanta la mirada y sus impactantes ojos me miran con molestia y reproche. — L. Lo siento, yo... Anoche olvidé poner la alarma. — bajo la mirada sumamente apenada, tal vez buena impresión que le dejé ayer, hoy se ha ido al caño. — Odio la impuntualidad señorita Cruz, sé que eso es un rasgo que muchos de los abogados tienen, pero yo lo detesto, espero que usted aprenda eso de mí. — asiento efusivamente. — Así será señor, le prometo que no volverá a pasar. — Más le vale, esta vez lo dejaré pasar, pero a la próxima le colocó un memorándum a su hoja de vida, ¿Está claro? — lo miro espantaba y vuelvo a asentir.

— Muy bien, revise su correo le envié unos documentos, son acuerdos de divorcio, revise que todo esté bien, y corrija lo que haga falta. — Si señor.

Voy casi corriendo a mi escritorio, agradeciendo que no me fue tan mal como pensé.

________________

A media mañana termino lo mandado por el abogado, le envío el documento corregido y revisado y entonces me permito tener una pausa.

Después de ir al baño voy hacia la cafetería, necesito comer algo, está mañana no desayune y muero de hambre, en el lugar me compro un sándwich y un café, debí de comerlo rápido, pues solo tengo quince minutos.

— ¡Ey Celeste ven acá! — escucho que me llaman, le sonrió a Brittany y voy hacia donde está ella y otras chicas. — Hola. — saludo y sonrió amable. — Ella es Celeste, la pasante que tiene a cargo él aboga Ivanov, Celeste, ellas son Ana María, Julieta y Katherine, son secretarias de los otros abogados. — mucho gusto, chicas.

— El gusto es nuestro. — habla la que se llama juliana, es bajita, rellenita y de cabello color café. — Pero siéntate, no te quedes parada como estatua — me habla ahora Katherine, ella es delgada, alta y pelirroja. — Gracias. — tomo asiento y ella sonríen animadas. — Cuéntanos, ¿Cómo es trabajar con el abogado más sexy y más temible de este bufete? — me pregunta Ana María, ella es de piel canela y cabello negro.

— Ayer no salió en toda la mañana, hasta la hora de almuerzo. — habla Brittany y todas me miran horrorizadas, sonrió apenada. — Creo que lo de ayer fue una prueba, afortunadamente la pasé. — ellas asienten. — Y bueno, no habla mucho, es bastante serio y exigente. — Ellas asienten. — Lo que tiene de guapo lo tiene de frío, la verdad a mí me da un poco de miedo. — habla en voz baja Ana María. — A mí me intriga. — todas miramos a Katherine. — Dicen que los hombres más serios y callado, son los mejores en la cama. — las chicas abren la boca se ríen, yo siento mis mejillas arder. — Bueno, eso pregúntale a la abogada Yovana. — Miro a juliana con expresión interrogante, ella me sonríe. —Es su novia, es la hija del dueño del bufete, es engreída y un poco insoportable. — ¡Un poco! — la interrumpe Brittany. — Es de lo peor.

¿Entonces tiene novia? Debí imaginarlo, es un hombre muy guapo.

Un sentimiento de decepción y tristeza se apodera de mi, y eso no me gusta para nada.

Las chicas cambian de conversación y yo solo las escuchó y asiento, minutos después todas volvemos a nuestros puestos de trabajo.

Capitulo 3

Damien

La puerta de mi oficina se abre y por esta entra la estudiante que me fue asignada ya hace dos semanas. Intento no sonreír al verla caminar a paso apresurado y nerviosa.

Hace dos semanas entre a mi oficina y me encontré con una sexy chica husmeando en mi colección de libros, mis ojos inmediatamente recorrieron su cuerpo y cuando dió la vuelta después que le hable y ví su rostro, tuve que tomar de todo mi talento actoral para no delatar lo impresionado que había quedado, por la belleza de la chica.

Ni alta ni baja, podría medir 1, 68 centímetros, de piel clara, cabello algo rubio, sus ojos color miel, muy hermosos, pero lo que me pareció más atractivo, fueron sus labios: rosados, carnosos y muy sexys a mi parecer, su figura es otra cosa impresionante, pechos pequeños, cintura angusta y caderas anchas con un trasero fenomenal.

Decido dejar de pensar en ello y levanto la mirada.

— Señorita Cruz — ella me mira espectante. — Acérquese. — hace lo que le ordenó rápidamente y se detiene frente a mi escritorio. — En pocos minutos va a llegar una mujer, quiere que yo sea su abogado en la demanda de divorcio, necesito que anotes todo lo que ella diga y lo que exige. — ella asiente y se mantiene de pie. — Ya puedes volver a tu lugar. — vuelve a sentir y da media vuelta, no puedo evitar mirar su espectacular retaguardia, sonrió al notar que camina con algo de nerviosismo.

Minutos después el teléfono de la oficina suena. — Dime Brittany.

— La señora Rubios está aquí. — Muy bien hasta pasar. — levanto la mirada y encuentro a la señorita Cruz mirándome. — Es ella. — asiente y toma una libreta y lápiz, se coloca de pie, en ese momento tocan la puerta y ella camina hacia esta, yo me levanto de mi lugar y también camino hacia la puerta, segundos después está se abre dejando ver a Brittany y a una mujer de unos cuarenta y tantos años, rubia de ojos verdes, quién mira extrañada a la señorita Cruz. — Señora Rubios, un gusto conocerla. — le sonrió y ofrezco mi mano. — Damien Ivanov, ella es Celeste Cruz, es pasante de derecho. — la mujer asiente. — Mucho gusto, debo decir abogado y Ivanov que por su reputación lo imaginé de más edad. — le sonrió. — Siempre me dicen eso. — la mujer sonrie algo sonrojada. — Por favor tome asiento. — la guío hasta el sofá y está se sienta, yo hago lo mismo, miro a la señorita Cruz quien se queda de pie y frunzo el entrecejo. — Señorita, tome asiento. — ella asiente nerviosa y se sienta, la miro reprochando su comportamiento nervioso y luego miro a la señora Rubios. — Dígame señora, ya me dijo que quiere divorciarse de su esposo. — ¿Asi es? — ¿Dígame cuáles son sus demandas?

La mujer rápidamente comienza a explicarme los pormenores de esa situación, descubrió a su esposo en su tercera infidelidad, tienen 15 años de casado y dos hijos, uno de 13 y otro de 11 años, al casarse ella firmó un acuerdo prenupcial por bienes mancomunados, pero ella quiere divorciarse exigiendo un 30% de la empresa de su esposo, la cual dice; ella le ha ayudado a alcanzar la posición en la que está ahora, también manifiesta querer la custodia total de sus hijos, pues su esposo nunca ha estado pendiente de ellos.

— ¿Puede ayudarme abogado Ivanov? — me sonrió la mujer entristecida. — Por supuesto. — miro a la señorita Cruz. — Nosotros nos encargaremos de redactar la demanda de divorcio asegurándonos de que todas sus peticiones estén en ella, sin embargo debo decirle señora Rubios que ganar este pleito no va a ser tan fácil, Necesito una copia de ese acuerdo prenupcial. — la mujer lo saca y se lo entrega a la señorita Cruz. — Muy bien, estudiare esto, tal vez haya algo que podamos usar para anularlo. — la cliente asiente. — Muy bien, estaré redactando la demanda de divorcio y en dos días se la enviaré a usted y a su esposo. — la mujer asiente. Minutos después sale del lugar y miro a la señorita Cruz.

— Un concejo, jamás demuestra nerviosismo delante de un cliente, o un juez y mucho menos frente a su contrincante señorita Cruz, un abogado debe de ser seguro de si mismo. — ella baja la mirada, y asiente. — Tampoco haga eso, muestrese firme todo el tiempo. — levanta la cabeza y asiente. — Lea detenidamente ese contrato, encuentre algo que nos ayude a anularlo, y redacte la demanda de divorcio. — abre los ojos y vuelve a notarse nerviosa. — ¿Qué pasa no puede hacerlo? — la miro intimidante, ella traga en seco. — No,... Es decir, si puedo hacerlo. — asiento y camino hacia mi escritorio. — P.. pero... — doy media vuelta y la miro espectante. — Es un caso bastante difícil, los acuerdos prenunpcial son difícil de anular. — ¿Y? — baja nuevamente la mirada. — Le aseguro a la mujer que ganará. — sonrió. — Bueno, más le vale que haga un buen trabajo señorita Cruz, no queremos a esa mujer insatisfecha por los resultados. — abre los ojos y vuelve a tragar en seco. — U.. ¿Usted me va a dejar este caso? — asiento. — Espero que haga un buen trabajo.

Guarda silencio y camina hacia su escritorio.

Vamos a ver cómo se desempeña en este caso, eso me dirá si puede llegar a ser una buena abogada, o solo una más del montón.

Espero que no me decepcioné.

___________

Celeste

Leo, leo y releo, el contrato prenupcial de la señora Rubios tratando de encontrar algo con el que pueda anularse, pero tal como lo sospechaba no hay nada, ni siquiera las muchas infidelidades del esposo de ella anulan el bendito contrato. ¿Cómo se supone que logremos ganar este caso?

Suspiró y hago los papeles aún lado, la verdad todo lo que exige la señora Rubios en su demanda de divorcio es complicado de obtener, incluso la custodia total de los niños ella dice que su esposo nunca ha estado pendiente a ellos, pero eso no es causal para que un juez le dé la completa custodia a ella, después de todos los niños tienen derecho a estar con su padre. ¡Cielos!

Entiendo que las mujer este molesta pero, creo que se pasa. Hago una mueca ante mis pensamientos y luego paso mis manos por mi cabello.

Será mejor que comience a redactar la demanda de divorcio. Tomo la computadora, respiro profundo y comienzo a redactar el documento.

Tengo que hacer esto bien, no puedo rendirme por muy difícil que sea vea todo el asunto, nada es imposible, solo debo encontrar la forma de guiar esto a mi favor, o bueno a favor de la señora Rubios.

Y tal vez logré impresionar a mi jefe.

Dios, aún siento vergüenza al recoradar su llamado de atención por haber actuado nerviosa ante la señora Rubios.

Lo peor es que mi nerviosismo no se debía a estar frente a un posible cliente ni nada por el estilo, sino a él, algo me pasa con ese hombre, cuando estoy demasiado cerca mis nervios se alborotan y actúo como una idiota.

Pero es que como no, si es tan guapo, deberia de ser ilegal ser tan condenadamente atractivo, su mirada me hipnotiza y hace que mis piernas tiemblen.

¡Cielos no pienses de esa manera en tu jefe Celeste! Concéntrate en esto.

Muevo mi cabeza de un lado a otro tratando de despejar mi mente. — Voy a colocar música, eso me ayuda. — busco en mi celular la aplicación de música y colocó play list que he catalogado como "para estudiar" ahora sí, estoy lista.

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