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Robada Por Un Tritón

Encontre una perla

En una tarde cálida,

donde los rayos del sol se ven como hermosos corales, la brisa marina envuelve el aire, y el sonido de las olas, te hace sentir que no existe algo más maravilloso en todo el mundo.

Minerva estaba disfrutando ese momento, mirando el horizonte mientras sus pies sentían que las olas le acariciaban los pies, y la suave arena húmeda, le besaba delicadamente su piel.

Se sentía tan parte de ese mar, que disfrutaba con esos ojos de color verde esmeralda, cada ola y movimiento ondulante del mismo.

En la cual parecía que el tiempo no avanzaba.

Cuando de repente algo la sacó de ese trance de tranquilidad, ya que a sus pies llegó una vieja caracola.

Entonces la levantó y vio que dentro de ella estaba incrustada una hermosa perla.

Sus ojos verdes brillaron, y dirigió la mirada hacia el mar.

-Gracias, por este maravilloso obsequio mi mar querido-

Y se alejó con ese obsequio llevándolo en sus manos.

Minerva tenía 3 meses de vivir cerca de ese mar hermoso. Su familia se acababa de mudar por motivos de trabajo. Cómo a Minerva le encantaba hacer joyería como pasatiempo creó con la perla un hermoso dije que usaba todos los días.

Esa noche durante la cena, Minerva bajó a cenar luciendo la perla en un hermoso collar.

-Me encanta ese collar, se ve que es una perla de gran calidad -dijo su madre mientras les servía la cena.

Minerva y sus hermanos menores acomodaban la mesa.

-Nataniel, llama a tu padre a cenar -dijo su madre.

Minerva era la hija mayor de esta familia, Nataniel y Ximena eran sus hermanos menores y eran gemelos.

Después de la cena familiar de esa noche,

en la recámara de los gemelos.

Minerva siempre pasaba tiempo con sus hermanos, y esa noche no era la excepción.

-Minerva, ¿sabes qué es lo que cuentan los lugareños de las sirenas?.-dijo Ximena a su hermana.

-A poco... ¿Tú crees esas historias?- replicó Nataniel a su hermana Ximena.

-¿Qué es lo que cuentan?- preguntó curiosa Minerva.

Minerva tan solo tenía 17 años y sus hermanos tenían 10 años.

-Pues nos contaron la leyenda de las sirenas del lugar.

Nos dijeron que "durante la luna llena, una chica es elegida por el mar, aparece una extraña tormenta y el mar se la traga para convertirla en una sirena.

Y eso sucede algunas veces en el año.

Además que de bajo del mar existe un Reino diferente, donde hay un palacio de piedras preciosas, y también nos relataron que a un chico del pueblo, una sirena se lo llevó a ese fantástico reino..." -narraba con entusiasmo Ximena.

De repente le interrumpe su hermano Nataniel. - Dijeron que la sirena habita abajo del mar, es obvio es una sirena.- dijo sarcásticamente este.

Minerva miró a su hermanito, se le acercó y le dijo en voz baja: "Deja que Ximena me platique más de la sirena."

-Cuéntame más Ximena- dijo Minerva animando a su hermana con el relato.

A Ximena le brillaron sus ojitos y siguió entusiasmada platicando.

-Es un chico que fue llevado por una sirena y visitó ese reino, sin embargo no se pudo quedar con ella.

Por lo cuál lo regresó el mar en un día de luna llena, pero este chico nunca volvió a ser él mismo. Vagaba en la playa buscando una perla que le permitiría volver con ella.

Buscó y buscó pero ninguna de las perlas era la indicada ya que esta debía brillar durante la luna llena y entonces la playa cambiaría a un color azul brillante, durante la noche.- lo decía emocionada Ximena.

-Vaya... ¡Qué historia tan interesante! - Dijo Minerva.

-¿Y entonces qué pasaría si hubiera encontrado la perla? - preguntó Minerva.

-Pues vendrían por él y se iría con la sirena nuevamente..- Contestó Nataniel.

-Pues yo encontré hoy esta perla,

me imagino que quizás sería una así, como la que estaba buscando el chico de la historia- dijo Minerva mientras sostenía en sus manos su collar con la perla.

Nataniel, miró la perla del collar.

-Pues, no me agradaría que te robara el mar.- dijo Nataniel algo molesto,

observando la perla que traía su hermana.

Minerva le dio un abrazo apretado a su hermanito, que este trataba de soltarse.

Ximena se reía al ver a su hermano gemelo, haciendo caras de molestia por el abrazo.

-Pues sí es una bonita historia Ximena, aunque la mayoría de las leyendas de las sirenas tienen un final trágico- dijo de manera nostálgica Minerva.

-Hermana, tú sabes más historias de Sirenas- preguntó con curiosidad Ximena mientras se acercaba a Minerva.

-Claro, las leyendas de sirenas son mi pasatiempo - dijo sonriendo Minerva.

-Y esa perla que traes en el cuello me da mala espina - dijo Nataniel mientras miraba con desconfianza a la perla.

-¿Esta perla? ¡No seas tonto! Lo arrojó la playa hoy dentro de una concha.

Brilla hermoso. ¿Verdad?- dijo sonriendo Minerva.

-¿Te imaginas a Minerva como Sirena?

¡Sería tan hermosa! - decía Ximena mientras acariciaba el largo cabello ondulado de Minerva.

Minerva es una hermana mayor que ama sus hermanos, y estos la quieren mucho.

La apariencia de estos gemelos traviesos es de tez clara, con sonrojadas mejillas, ojos color miel y cabellos castaños.

En cambio Minerva su cabello es ondulado rojizo tirando al color de la zanahoria, ojos color verdes con pecas en nariz, labios bien definidos de tono rosa.

Sus piernas largas y delgadas como popotes. Le encanta usar pantalones cortos y blusas con mangas cortas.

Suele ir a la playa por las tardes.

El sonido de este le hace sentir dentro de ella que el tiempo parece que se detiene.

En la familia no había muchos pelirrojos, la última de la familia había sido su bisabuelo. Así que cuando ella nació con ese hermoso cabello su familia lo celebró.

De repente Nataniel volvió a decirle a su hermana:

-"No me gusta la perla"-.

-¿Por qué? - Preguntó Ximena.

-No lo sé, solo que tengo un mal presentimiento- dijo molesto Nataniel.

Minerva sonrió a Nataniel.

-¿Tienes miedo que vengan por mí?- Dijo Minerva a Nataniel.

- Qué tierno, eres un gran hermano que se preocupa por su hermana mayor.-

-Ya basta...- dijo Nataniel.

Ximena se le acercó a su hermana y le dijo: 'Entonces... ¿Te sabes otra historia de sirenas?

-Sí, se trata de una diosa llamada Atargatis, hermosa igual que Venus, la diosa de la belleza, pero esta se burló de Venus.- dijo Minerva, mientras Nataniel escuchaba poco interesado.

-Venus no toleró esa burla, he hizo que esta diosa se enamorara ciegamente de un hombre llamado Caistro, del cual nació una niña.

Sin embargo después del nacimiento de su hija, Venus hizo que el amor desapareciera. Al darse cuenta de su error esta Diosa, abandonó a la niña, y mandó a matar a Caistro por la humillación.

De la profunda vergüenza que sufrió a causa de Venus, se tiró al mar a morir. Sin embargo, los dioses no dejaron que muriera, la convirtieron en una sirena. Dando origen a las historias de Sirenas.-

-Aaah... ¿Y qué pasó con la niña? -Preguntó Ximena.

-Pues la encontraron unos pastores ya que habían visto que palomas se robaban queso y leche, los siguieron y encontraron dándole de comer en la boca a la bebé.

Se la llevaron a la aldea donde el jefe de este no tenía hijos. Él la adoptó como su hija, cuando ella creció se hizo hermosa y se casó con un Rey. -Terminó de relatar Minerva.

-Vaya, qué bueno - dijo Nataniel que había fingido que no estaba escuchando.

-¡Me cuentas otra historia! - Solicitó Ximena.

-Mejor les cuento uno mañana, ya es hora de dormir- Dijo Minerva mientras se acercó a la ventana para soltar la cortina y observó a la luna, estaba próxima a ser luna llena.

Brillaba esta majestuosamente.

La playa se veía tan hermosa por la noche.

...****************...

Cuando todos en la casa dormían.

Minerva empezó a soñar que cantaba como una sirena en la playa.

Y Alguien del agua empezó a salir.

Extendió su mano hacia ella, y ella tomó esa mano jalando hacia dentro del mar.

El sueño parecía tan real que se despertó sudando.

Se sentó en la cama, vio que estaba en la recámara.

Se asomó por la ventana y vió que el mar estaba tranquilo.

Tán solo había sido un sueño.

¿Verdad...?

El canto

Unos días después, Minerva estaba jugando con sus hermanos en la playa.

Estaba atardeciendo, así que se dirigieron a su casa, ya que era la hora de la cena.

-¡Mamá y papá ya llegamos!

Dijo Minerva al entrar por la puerta.

-Apúrense a bañarse y bajen a cenar - dijo su padre cuando los vio.

-¡Sí, papá! - contestaron en coro.

Había dos baños en la casa.

Ximena y Minerva entraron uno y Nataniel al otro.

Ximena salió primero de este, sin embargo, Nataniel ya había bajado al comedor.

Ximena alcanzó a Nataniel en el comedor.

Minerva aún continuaba bañándose que no se dio cuenta de que el brillo de perla empezó a intensificarse.

Era una noche tranquila con una hermosa luna llena gigante. La arena empezó brillar de color azul. Un gran espectáculo.

Minerva estaba bajando al comedor cuando vio que su mamá estaba diciendo que la playa estaba brillando en este momento, estaban subiendo fotos a las redes sociales de este espectáculo.

Ximena corrió a la ventana y dijo:

"Pues desde aquí no se aprecia nada."

-Habría que ir a la playa directamente.- Dijo su padre - pero iremos después de cenar.

Minerva traía una blusa negra y la perla había quedado debajo de esta.

Y el brillo de este pasaba desapercibido para todos.

Cenaron tranquilamente, y salieron como familia hacia la tranquila playa, la luna iluminaba más intensamente que se podía ver el camino hacia ella, la gente pasaba platicando del suceso.

Algunos iban todavía a ver si ese suceso estaba, y otros ya se retiraban.

-Vaya, sí es cierto- decía Ximena al ver que las olas al llegar a la playa se veían azules y la arena brillaba.

Nataniel observaba que el mar se veía tranquilo, y el cielo no tenía nube alguna, las estrellas no se distinguían por qué la luna gigante eclipsaba con su brillo a estas.

Minerva empezó a observar a su alrededor, de repente escuchó un canto de la cual le parecía familiar, le recordó a la canción que cantaba en el sueño.

Volteó a ver sus padres y a sus hermanos, pero parecía que no escuchaban esa voz.

Ellos estaban tomándose fotos.

De nuevo la voz de la canción aumentó y sintió que estaba dentro del sueño y vio que de su pecho salía una luz hacia el mar.

Sin embargo, era la luz de la perla que lo había emitido.

Entonces vio que hubo un brillo desde el mar respondiendo al brillo de la perla que parecía que se dirigía hacia ella.

De repente sintió la mano de Nataniel que la estaba jalando.

-Hermana te estoy hablando, ¿qué te sucede?

Te estábamos hablando para que vengas a tomarte fotos, pero estabas entrando al mar.- Dijo Nataniel preocupado.

Minerva lo miró como si lo que vio fue una ilusión.

-Perdón, no te escuché- contestó Minerva a su hermanito.

Minerva se tomó de la mano de su hermano y caminaron juntos hacia sus padres.

-Nataniel, ¿de casualidad escuchaste un canto?- le preguntó Minerva a su hermano.

-No... - Respondió Natatiel.

-Tú escuchaste algo?-preguntó Nataniel a su hermana y continuó diciendo.

-Hay tantas personas, puede ser que alguien traiga música en alguna bocina.-

-Sí, tienes razón- dijo Minerva observando a las personas de alrededor.

Llegaron al lado de sus padres.

-Minerva, sonríe en la foto -dijo su madre.

-Estás seria.

Vayan con su hermana quiero una foto de ustedes tres.

La fotografia quedó bien después de varios intentos.

-Es hora de irnos chicos- Dijo su padre.

Llegaron a casa y todos se fueron a dormir, pero Minerva no podía dormir.

-¿Qué fue eso que sucedió...?

Vio su perla pero no brillaba.

-¿Ese brillo salió de ti? ¿O me quedé dormida en ese momento?

Sin embargo, sé que escuché esa voz cantando y un brillo que venía del fondo del mar. Estoy segura de que fue real. -pensaba Minerva.

De tanto pensar se quedó dormida.

Pasaron unos días después de este suceso.

Todo había quedado en el pensamiento de Minerva, como si ese evento fuera un sueño.

Iba con sus hermanos esa mañana rumbo a la escuela en el auto.

Su padre iba manejando, los pasaba a dejar a la escuela y de allí partía al trabajo. Pero sintió que alguien estaba observando, miró por la ventana del auto.

Un chico de piel bronceada y cabellos negros la observaba, pero cuando fijó su mirada en él este simplemente dejó de mirar y siguió caminando.

Ella nunca lo había visto, aunque llevaba tres meses viviendo allí, nunca se había topado con él.

Llegaron a su colegio; sin embargo, el director dio un aviso antes de salir de este, que entraba una tormenta.

Se recordó los refugios de la ciudad.

Ya que se da prioridad a los que vivían cerca del mar.

-"Chicos, hay aviso de que va a entrar una tempestad. Vayan directamente a su casa.

Los refugios ya saben dónde quedan."- dijo la profesora.

-Minerva, avísale a tu familia - señaló la Profesora - ustedes son nuevos aquí.

Y la zona donde viven suele ser azotada cuando hay tempestad, ya que está su vivienda más cerca del mar.

-Sí, le avisaré a mi familia, gracias Profesora - contestó Minerva.

Al salir, vio el cielo azul y este no tenía nube alguna, el viento estaba tranquilo.

-Pareciera que no va a venir ninguna tormenta.- Pensó Minerva.

Caminó hasta su casa, encontró a su mamá empacando lo necesario en unas mochilas.

-Minerva, arregla tu mochila con lo más indispensable, nos vino a ver protección civil, tendremos que ir a uno de los refugios lo más pronto posible.

Creo que le avisaré a tu padre. Voy a llevar su mochila también.

Que nos alcance allá.- le decía su madre.

-Tus hermanos ya están listos.-le respondió su madre.

-¿Crees que realmente venga una tormenta mamá?

El cielo está azul y sin nubes.- dijo Ximena asomada a la ventana.

-Bueno, no lo sé.

Pero será mejor prevenir.-

Dijo su madre.

De repente, el viento empezó a correr y un aire frío se sintió, las nubes empezaron aparecer, y se oscureció el cielo, las olas estaban estar agitadas.

-¿Cómo cambió tan de pronto?- dijo su madre.

-¡Mamá, ya está lloviendo!- gritó Nataniel.

A Minerva todo esto le parecía un sueño que se estaba convirtiendo en una pesadilla,

acababa de llegar y todo parecía normal, un día soleado hermoso.

Y llegando a casa todo cambió tan rápido. El aire estaba agresivo, con trabajo pudieron salir de la casa y empezaron a subir, el sonido del viento se escuchaba fuerte.

-Agárrense bien de mamá -decía Minerva a sus hermanos. Cuando Nataniel volteó a ver al mar, gritó asombrado - ¡El mar no está!

¡Se retiró! -.

-¡Eso no está nada bien...! -Dijo la madre de Minerva- ¡Aprisa! ¡Viene un tsunami!-

De repente, se resbaló Ximena, cayó a unos tres metros de su madre.

-El viento está fuerte mamá, voy por Ximena, adelántate por favor, Nataniel y usted.

Hermano, cuida a Mamá.- Le dijo Minerva a Nataniel.

-Sí... Vamos mamá, ahorita viene Minerva.- Dijo Nataniel mientras jalaba a su madre para que se animara avanzar.

Minerva bajó hacia su hermana y no la podía levantar, ya que se le había torcido un pie, además del peso de la mochila.

Cuando de repente apareció el chico de cabellos negros, que había visto en la mañana.

Se le acercó y levantó a su hermana Ximena sin esfuerzo alguno. Subió aprisa a Ximena adónde estaba la madre de Minerva.

Sin embargo, Minerva estaba tratando de subir, ya que el suelo estaba más resbaloso. Y caían arroyos de agua por la calle.

El chico regresó hasta donde estaba Minerva y pareciera que el agua no lo mojaba, estaban subiendo ambos cuando una gran ola los tragó, el tsunami había llegado.

Su madre y hermanos estaban en estado de shock, protección civil decía a los refugios que fueran, sonaban las sirenas de alarma.

No podían creer que el mar se había llevado a Minerva y al chico que los estaba ayudando.

Los de protección civil jalaban a la familia de Minerva hacia un lugar más seguro, mientras su madre pedía con desesperación que rescataran a su hija.

Nataniel y Ximena no podían creer lo que acaba de pasar.

Su hermana, su preciada hermana, el mar se la había llevado.

En una isla perdida

Minerva abrió los ojos,

el cielo se veia tan hermoso,ese color azul inundaba la vista, escucho las olas cerca de donde estaba ella, sintió la cálida arena del mar. Giro su cabeza a su derecha y vio una playa con palmeras a su derecha, y volteo hacia la izquierda, se veía igual.

Como estaba acostada en la arena se trató de levantar, pero le dolía el cuerpo, como pudo se sentó.

Vio el mar nuevamente.

De repente un chico de cabellos negros y piel morena empezó a salir de este, sus ojos azules eran tan hermosos como el cielo mismo.

Con un cuerpo bien tornado, se veía atlético.

-Ah, ya despertaste...- Le dijo este al mirarla.

Minerva solo alcanzó a decir:" Sí..."

Después de una pausa Minerva lo miro, ya que este se había sentado a lado de ella.

-¿Quien eres?-

-¿Y qué sucedió?-

-Creo que antes de contestar tus preguntas primero debes beber algo.-dijo ese joven apuesto. - Por fin logramos llegar a la isla después de nadar durante toda la noche, en la que quedaste exhausta.-

-Nadamos?.. Y solo recuerdo que estábamos... ¿Donde está mi madre y mis hermanos?- preguntó ansiosa Minerva.

-Bebe de este coco, acabo de abrirlo para que te hidrates. - le decía mientras le daba el coco en sus manos el joven a Minerva.

Minerva tenía la boca seca y las manos le temblaban.

Minerva bebió lentamente, pero miraba alrededor, y se preguntaba si había más personas.

Pero solo lo veía a él.

Que parecía que estaba acostumbrado al mar.

-Ahorita es como las ocho de la mañana, ya baje unos cocos, para hidratarnos, y acomode unas hojas de palmas para que te recuestes. Tienes una herida en la pantorrilla. Estaba buscando unas algas que te ayudarán a sanar más rápidamente.- Decía el joven apuesto cuando de repente se puso de pie.

Se paró frente a ella.

Por cierto este solo traía unos pantalones de mezclilla color gris.

-Por favor coopera, te voy a levantar,

para llevarte a donde están las hojas de palmas,y estés más cómoda -dijo el joven que parecía que se sonrojaba mientras lo decía.

Minerva dejó que la levantará, era la primera vez que estaba tan cerca de un chico.

La recostó en las hojas se arrodilló a un costado de ella y empezó a curar la herida de ella.

-Me preocupa que se te vaya a infectar. ¿Te dolió ahorita que te levanté?- le pregunto el chico.

-No me había dado cuenta, que lo tenía, ignoró cómo me lastime.- contesto Minerva.

-Necesito que comas algo, buscaré un lugar más apropiado en la isla para refugiarnos.- le decía mientras observaba alrededor.

-¿Es que no hay más personas?- preguntó Minerva.

-No lo creo. Está isla está retirado del lugar donde estábamos, y no la conozco tampoco.

El tsunami nos arrastró, y simplemente nos perdimos dentro del mar.

Si no fuera por...

Nos hubiéramos ahogado los dos.- Dijo el joven.

Minerva lo observaba, que con mucho cuidado le limpiaba la herida. Y la cubría de unas algas marinas que nunca había visto.

-Entonces el tsunami nos llevó a los dos.

Espero que mi madre y mis hermanos estén bien. - decía preocupada Minerva.

-Si te aseguro que están bien.

Ahora debes descansar.- le aconsejaba el chico.

-¿Disculpa a qué te referías que nos salvamos con qué?- pregunto intrigada Minerva.

-Por eso que traes en tu cadena.- señaló el chico la perla que Minerva traia.

-¿La perla?- dijo Minerva mientras la observaba.

-Sí...

¿Y algo más, no recuerdas?- volvió a indagar este.

Minerva se quedó pensando sobre que había pasado.

-No te esfuerces, descansa primero.

Confía por favor en mí.- volvió a decir el chico de cabellos negros.

-Pero no sé ni como te llamas?- le respondió Minerva

-Mi nombre es Kai...- dijo el chico con voz apenada.

-Gracias por tu cuidado,mi nombre es Minerva.- ella le contesto sonriendo.

-Ahora descansa, y come algo de las frutas que traje.- diciendo esto Kai se levantó y empezó alejarse de ella caminando por la playa.

Minerva empezó a sentirse agotada y poco a poco se quedó dormida, mientras observaba que Kai se alejaba caminando, sin embargo le pareció ver que se metía al mar. Y entonces se quedó profundamente dormida.

Mientras dormía, empezó a soñar cuando el tsunami se los llevó a los dos en el agua revuelta, ella estaba siendo jalada por los remolinos de este que se habían formado cuando vio una mano que se estiraba hacia ella y la perla empezó a emitir una luz, escuchó un canto dentro del mar. Y vio que el chico la abrazaba su cuerpo brillaba como si tuviera escamas en su frente. Y la besó.

Eso hizo que de repente despertara sintiendo aún el beso del sueño.

Vio a su alrededor, y no había nadie.

Kai aún no regresaba.

-¿Ese sueño me mostró lo que pasó?

O solo estoy fantaseando...

Pero se sintió tan real.

Será que Kai realmente sabrá lo que sucedió.

Por eso me preguntó si me acordaba.

Se refería al beso...-

Minerva sintió que sus mejillas se ruborizaron reflexionando sobre aquel suceso.

Pero de repente al tratar de recordar sintió un fuerte dolor de cabeza.

Por lo cual volvió acostarse, y cerró los ojos; sin embargo, un tiempo después escucho ruido, algo se acercaba.

Eso hizo que abriera los ojos y vio a Kai caminando de regreso hacia ella.

Minerva se levantó despacio nuevamente por temor que el dolor de cabeza regresara.

Kai la vio, y se le acercó. Le puso la mano en la frente para revisar su temperatura. Afortunadamente, no tenía indicios de fiebre Minerva.

-Encontré un lugar adecuado para refugiarnos, pero tendremos que desplazarnos, pero caminando no podrás, será mejor que nademos, pero me temo que se abra nuevamente la herida si cambias de apariencia.

Así que por favor solo abrázame fuerte mientras yo nado.-Kai se lo decía a Minerva mirando de manera tierna hacia observando su herida.

Minerva se quedó analizado sus palabras cuando dijo: "cambies de apariencia", a que se refiere se preguntaba.

Sin embargo, él nuevamente la cargo y empezó a entrar en el mar con ella junto a unas rocas, adonde la sentó y le dio los pantalones de mezclilla que traía el puesto.

-No tengas miedo, por favor confía en mí. -Le decía Mientras Minerva miraba hacia otro lado, por qué le daba vergüenza mirarlo.

Minerva asentó con la cabeza y empezó a haber una agitación de las aguas debajo de su cintura.

Por lo que él se zambulló dentro del agua. Y logro ver que Kai era mitad pez...

Acaso era un tritón...?

Ese muchacho de cabellos negros se había convertido delante de ella en un tritón.

No podía moverse ni huir hacia donde...

Solo le llegaba a la memoria los cuentos de las sirenas.

Acaso ese tritón esperaba secuestrarla al fondo del mar para ahogarla.

Mil ideas e hipótesis pasaban por la mente de Minerva.

Cuando salió a lado de ella Kai.

Su cabello se veía diferente, tenía como mechones azules.

Y unas escamas en su frente que parecían tornasol.

-Por favor sube a mi espalda y respira profundo por qué me voy a sumergir para nadar más rápido. Si sientes que te falta aíre solo tira de mi cabello.-decia eso Kai mientras se ponía de espalda hacia ella.

Con eso Minerva se armó de valor y lo abrazo pasando su mano por el hombro.

Y sintió que rápidamente se sumergían.

Cuando sentía que le faltaba oxígeno le jalaba los cabellos.

Kai salía a la superficie para que tomara aire, y volvía a sumergirse.

Hasta que llegaron a una parte de la isla en la que había una masa rocosa y arriba de este se podía ver la entrada a una caverna.

-No temas no escalaremos hay una entrada debajo de ella. Entraremos nadando.- Kai señaló donde se encontraba la otra entrada.

De esa manera ingresaron, y justo a tiempo, por qué se veía que una tormenta se avecinaba.

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