Suelo pensar de una manera egoísta.
Siempre evité pensar en alguien más. Porque mi felicidad y sobre todo mi salud estaba primero.
Es por esa razón que constantemente, opino sobre mí, en sí de verdad merezco la felicidad.
No sé si soy merecedor de una buena vida lejos de la tristeza y cada tipo de enfermedad. No lo sé, nunca me sentí digno de vivir algo bueno.
Pero he reflexionado muy a fondo que así como mi vida, existen quienes están destinados a vivir los peores momentos de su vida.
Y en sí, un momento devastador. Resulta ser algo que tarde o temprano le pasaría a una persona como yo, pero después de todo tampoco es como si uno viviera preparado para algo terrible.
Muchos pierden a sus seres queridos, una perdida resulta ser el peor suceso de la vida, pero no hay que temer. Todo tiene un proceso y aunque no lo quieras o creas que no es posible. Esa persona querida será dejado de lado, y no porque hayas decidido olvidar, sino porque ahora solo es un recuerdo un tanto doloroso que permanece en cierto rincón de tu corazón y claro está que si decides visitarlo ese dolor que decidiste guardar, volverá a ti como si nunca se hubiese ido.
Pero no se acaba ahí, también hay quienes viven su vida de ensueño desde que nacieron. No todos tenemos esa fortuna de vivir lo que siempre soñamos.
“Uno nunca sabe” Y como dicen: Quizá esas personas que nacieron en nido de oro no son las personas más felices del mundo, puede que posean riquezas, pero muy en el fondo se dicen. ¿De qué sirve el dinero si no tengo amor?
¿Por qué el destino es así?
¿Por qué hay vidas que están destinadas a vivir problemas de la peor manera?
¿Por qué el destino toma decisiones tan crueles? ¿Por qué el destino no nos permite decidir?
Así fue como comencé a pensar que el destino no era más que una completa basura. No le veía la necesidad de su existencia.
Incontables veces pensé: El destino es una mierda. Pero cada que pensaba en voz alta me gritaban: "Supéralo hay que saber cómo seguir y olvidar"
Puede que me encontrará fuera de mí, pero oír esas palabras me hicieron arder del coraje.
Esas personas desalmadas ¿Qué tanto daño les hicieron?
Tenían razón... Por ese motivo...
Odie cada palabra, Odie al mundo por ser tan cruel y por supuesto me odie a mí mismo por no saber cómo seguir adelante.
Por consecuencia las cosas rutinarias en mi vida se hicieron cada vez más insoportables.
Mi día a día estaba lleno de cosas que me sabía hasta de memoria.
Me sentía como una computadora a la cual le seleccionaban copiar y pegar. Cada minuto.
Una vida que se suponía debía ser de lo más tranquila pero para nada problemática, ese fue mi problema en primer lugar. Yo jamás escogí vivir algo así. En pocas palabras fue una obligación, fui dejado solo en un sitio completamente extraño y solitario.
Nunca tuve la oportunidad de tener a esas personas que me guiarán por el bien, que me aconsejaran, que me abrazaran y que sobre todo me consolaran cuando pasaba el peor momento.
(♡)
"Hoy, al sentir tu mano como encajaba con la mía a la perfección, entendí que lo que entre tú y yo pasaba era más que amor, era más que cualquier fuerza, porque no sólo fueron nuestras manos las que se unieron, si no nuestros corazones"
Hoy es una de esas noches donde aquellos recuerdos pesan, invaden mi mente, mi pecho. Esos recuerdos dolorosos volvieron a salir a la luz. Pensé que se habían ido, que ya no dolería más el pensar en ellos, pero me di cuenta que solamente se ocultaban en una esquina de mi corazón, pero de noche siempre salen a la luz y con mucha más presencia. Cada noche es igual, cada noche me corren lágrimas, lagrimas que me hacen entender que no estás aquí.
Me encuentro recordando desde el primer beso, cada caricia, cada abrazo, cada "te quiero" los momentos felices que pasamos y también los malos y como pudimos salir adelante después de ellos.
Pero hubo un día en que ya no daba para más, se acabaron los días felices, se acabó el "nosotros" era solo yo tratando de superar ese mal momento...
Pero es verdad que ese "mal momento " dolerá para toda la vida.
Constantemente pensaba en el hecho de como todo pasa como si el viento se lo llevará.
De cómo es posible que de un momento para otro, en un abrir y cerrar de ojos, aquellos que estaban a tu lado, simplemente ya no lo están más.
Yo nunca antes había tenido la necesidad de rogarle al cielo o a quien me oyera que por favor me permitiera más tiempo a tu lado.
Tenía en mente lo que significaba extrañar a alguien con todas tus fuerzas, pero nunca tuve que hacerlo o más bien nunca llegué a sentirlo tanto como lo sentí aquel día.
Sentí tantas emociones, algunas eran demasiado para mí corazón roto, porque así fue. Estaba frágil, como un tarro de vidrio a punto de quebrarse...
Eso era yo, era un completo desastre que buscaba de dónde permanecer de pie. Necesitaba de alguien que me brindará su mano.
Pero muy en el fondo yo lo sabía, es solo que no quería aceptarlo.
Ya nadie vendría, ya no sería yo y alguien más. Ahora solo era yo y mi inestable corazón.
Tenía que seguir...
¿Pero por qué? ¿Para qué?
Ya no había nadie más, por qué tendría que aferrarme a una vida que dejó de ser importante para mí, y para todo lo que llevaba dentro.
Eso pensé durante meses, incluso años. Ahora te pido perdón, te moleste.
Es que yo no sabía lo que era mirar al cielo y buscarte entre millones de estrellas, incluso te veía entre las constelaciones infinitas.
Al menos eso era lo que mi mente creo para ayudar a mi corazón a salvarse.
Demasiadas cosas que aprendí a hacer debido a que te marchaste muy pronto.
¿Vendrías si te dijera que aún no se prender la estufa? ¿O te parecería un mal chiste? No importa, aún no se muchas cosas, por eso necesito que vuelvas.
Los malos momentos eran y son eternos, noches llenas de lágrimas. Gritos de impotencia, sangre sudor y más lágrimas.
Cada momento y cada segundo fue aterrador, no sabía nada, era solo un alma pobre y abandonada.
Si.... Solo fue un mal momento.
Pero duele demasiado.
Día tras día repitiendo las mismas pesadillas. Es como si estuviera atrapado dentro de un bucle...
Y es verdad, quizás nunca salga de él.
—¿Qué tal estuvo esta vez? —pregunto la mujer frente a mí.
—Si trata de saber si mis pesadillas han disminuido... Pues yo diría que, al contrario, porque cada madrugada que despierto es aún peor. —le sonreí irónicamente.
Lo cierto era que ya no tenía ganas de seguir con la conversación...
¡NO!
Hace mucho que deje de tener interés por muchas cosas, y el hecho de estar presente en una sesión más era por simple obligación.
Solo eso...
—Bueno... era de esperarse esas pesadillas son producto de tus emociones y sabes bien cuál es la razón por la que siguen viniendo las pesadillas cada noche. Pero tranquilo, cada persona maneja sus emociones de la manera que le resulte más fácil. Y con todo lo que has pasado, sé que no es sencillo contarle a alguien extraño sobre tus sentimientos. —puse la mirada en blanco.
—Es verdad, no la conozco y no tengo intenciones de hacerlo, es una completa extraña para mí, y espero que tenga muy en claro que solo vengo aquí porque la señora Edwards dice que es por mi bien, además de que me receta muy buenas pastillas para dormir.
—Son ansiolíticos, no pastillas para dormir, pero es claro que es común que te den fatiga y sobre todo te provoquen somnolencia... y espero que tengas en claro que es mi deber como psiquiatra apoyarte y ayudarte hasta que estés listo y dar los primeros pasos por tu cuenta.
—Sigo sin entender cómo es que me sigue apoyando a pesar de que llevamos en el mismo lugar desde hace ya 7 años, todos los días vengo a este lugar porque sigo pensando que un día de esta podre dejar de tener estas pesadillas que me atormentan y arruinan la vida, pero por más que usted tenga paciencia conmigo para mi es más que desesperante no poder sacar lo que hay en mi mente. ¿Acaso tiene alguna idea de lo doloroso que es para mí? El tan solo repetir una y otra vez la misma pesadilla y el hecho de tener que revivir lo mismo cada noche es horrible, es como tener una maldición que no me deja seguir y conforme pasa el tiempo estoy empezando a creer que jamás saldré de este oscuro túnel. Temo que me quedaré atascado es mis horribles pesadillas. Realmente tengo miedo de oscurecer por completo, y que el miedo algún día me consuma, yo no quiero que esas pesadillas salgan a la luz porque me asusta que vuelva a pasar, y que todo quede arruinado tal como en esa noche. Todos murieron por mi culpa. —dije con el último suspiro que salió de mí.
Estaba harto, ya no podía más, ahora lo único que quería es ir a mi casa y tomarme cientos de pastillas para dormir, esta vez profundamente...
Pensamientos suicidas...
¿Estaría bien decirle algo?
¡No!
En definitiva, no, lo único que ocasionaría serían más sesiones de terapia, y más ejercicios que no me funcionan.
—Miedo... Claro eso era, siempre lo ha sido, tu mente está llena de pensamientos que solo te reducen a miedo. Solo tú lo vez así, quizás digas que no ha servido de nada todos estos 7 años, pero yo creo que estas equivocado, siempre te lo he dicho todo se trata de tener paciencia y dejarlo al tiempo, ¡Mírate ahora! —me señalo. —Diste un gran avance, un grandísimo paso que durante estos años no había visto, para mí, Has progresado mucho, recorriste un gran camino Andy, y yo sé que lograras superar todo lo que te ha estado atormentando, porque eres fuerte y no has dejado que nada te derrumbe, sigues adelante y a pesar de que digas que vienes a terapia porque la señora Edwards te lo dice, yo sé que muy en el fondo lo haces porque quieres que ese cambio suceda.
Limpié mi rostro bruscamente, las lágrimas no tenían ninguna intención de parar, ni siquiera me di cuenta de cuando es que comenzaron a salir. Me puse de pie repentinamente y miré el reloj de arena que se encontraba en la mesita.
—Bueno... ya se acabó mi tiempo. —dije aquello de una manera que la mujer entendiera. —Tengo que ir a trabajar, y será mejor que me apresuré si no quiero que me despidan. Adiós... y gracias por escucharme. —dije esto último en un ligero susurro.
Sentía algo de calidez.
Calma...
Mi cuerpo estaba aliviado por haber sacado algo de lo que llevaba dentro todos estos años.
Pero...
A final den día, siempre había un "pero"
Porque nada salía bien en mi vida, no desde que aquel fatídico accidente...
Dónde perdí todo rastro de felicidad y tranquilidad.
[Salí lentamente del consultorio]
Una persona traumatizada podría parecer bien por fuera. Pero dentro de su mente es donde está el desastre, y mi desastre me atormenta siempre que cierro los ojos.
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