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Triángulo Perfecto II

Emociones encontradas

—Ya... Leonell por favor, deja de llorar...- Le decía Naoki, intentando consolarle. Si bien, él no era el más indicado para aconsejarle, ya que también sentía profundos deseos de llorar, su prioridad en estos momentos era calmar a Leonell.—... Yuuki tendrá que entenderlo...

Lucía notablemente afectada, aún a semi vestir y con el cabello mojado, hundía su rostro entre sus manos que recibían sus lágrimas.

—...Yuuki kun ha sufrido mucho por mi culpa... no puedo imaginar lo mal que debe sentirse...fui demasiado lejos esta vez...-

—...Yo también me la he pasado mal...— dijo suspirando. Ella de pronto dejó de llorar y le miró con complicidad.

Podía advertir la gran atracción que se tejía entre ambos; era tan fuerte que se sentía impulsado a besarla, pero sabía que no era el momento. Se acercó a ella y antes que pudiera decirle algo, la ayudó a levantarse.

—Debes vestirte, puedes resfriarte... a fin de cuentas, está nevando afuera y aquí está frío.

—Naoki kun...— ella le tocó la mejilla con suavidad— Yuuki te golpeó muy fuerte... dime... ¿Estás bien?

—... Supongo

Se sentía levemente resentido, pero no podía negar que estaba algo nervioso por la resiente visita de Yuuki. Le tomó la mano y la condujo hacia la habitación, ella no llevaba sus pantalones y sus gruesos y albos muslos le llamaban la atención poderosamente. Ella se soltó de él y avanzó hasta el closet para buscar algo que ponerse. El contorneado trasero de Leonell resaltaba entre su ropa interior blanca y podía deleitarse desde lejos con ese hermoso cuerpo de guitarra.

Ella aún notablemente nerviosa, se terminó de vestir y al fijarse que Naoki le miraba, se sonrojó.

Naoki sin aguantarse más, se acercó a ella, le tomó la mano y la jaló hacia él de la cintura, la besó dulcemente en los labios, le acarició el cabello y suspiró. No sabía cómo pero quería pedirle que por favor solo se fijase en él.

—¿Te gusto?- le preguntó mirándole fijo.

Ella se puso nerviosa y comenzó a tartamudear —¿Por...por..qué me, me pregun...—

—¿Te gusto?, ¿Sí o no Leonell?-

—...Si

—¿Viajarás conmigo a Sepang?

Ella de pronto se quedó pensando. No faltaba mucho para viajar y debía comprar los pasajes cuanto antes.

—Naoki kun... yo... no lo sé... Yuuki kun... Estoy muy preocupada por él... todo esto ha sido mi culpa...

—Leonell...- Le tomó con suavidad del mentón y la miró directo a sus ojos verdes — Yo también estoy preocupado por mi hermano, no te culpes, creo que fuiste sensata con él... pero ... en verdad, quiero que me des una respuesta.

Ella le miró como perdida en él durante unos segundos, le parecían tan brillantes y sinceros aquellos ojos color miel, que su mente se había quedado totalmente en blanco por unos momentos.

Se dio cuenta que ella estaba aún afectada por la discusión reciente y no la veía decidida como la noche anterior, ni tan segura como hace unos momentos, parecía confundida y arrepentida y aquello le hizo sentir mal. Entendió que lo mejor era darle su espacio y decidió alejarse de su lado.

Se abrigó y caminó hacia el living, estaba checando que nada se le quedara cuando vio a Leonell que le abrazaba por detrás, volvió a sentir sus firmes pechos en la espalda y se quedó quieto.

—Lo siento mucho, tengo grabado en mi mente el rostro de Yuuki kun... yo... lo que menos quiero es que ustedes se odien... son familia...

—Lo entiendo, pero yo no odio a mi hermano, al contrario... sé que debería haber creído lo que decía sobre ti... pero no puedo negar lo que siento.— le tomó las manos y suspirando las retiró haciéndose a un lado— mañana iré a comprar los pasajes para ir al tester en Sepang... si no quieres acompañarme no te obligaré.

—Está bien... iré contigo... pero...

—¿Pero?— se quedó mirándola inexpresivamente.

—Solo iré como tu intérprete, no quiero que pienses mal.

Aquellas palabras habían puesto un freno importante en el actuar de Naoki. Se sintió idiota, como si ella estuviese jugando con sus sentimientos. ¿Qué era todo lo que había pasado entre ellos en la mañana?, ¿Ahora lo olvidaba?, ¿Ahora hacía como que nada había ocurrido?. Chistó un instante — Como quieras.

—... Lo siento...

—Dijiste muy claro que saldrías con los hombres que tú quieras sin darle explicaciones a nadie— se puso su chaqueta y abrió la puerta para salir.

—¡Eso lo dije porque estaba molesta! Además, dijiste que ya no podías verme como a una novia. ¿Lo olvidaste?

Decidió salir dejando a Leonell atrás, cerró la puerta y salió de allí, toda la armonía y atracción que tenían, Leonell la había tomado y se había encargado de hacer un gran nudo con ella. Se sentía pasado a llevar y molesto.

—Debería haberla callado a la fuerza, debería haberle dicho que la amo y que la quiero a mi lado, pero la muy tonta solo se preocupa por Yuuki... que fastidio.

Al alejarse de Leonell, empezó a sentir su cuerpo resentido, Yuuki le había pateado con fuerza por el costado y le dolía bastante, por lo demás no había siquiera dimensionado todos los golpes que recibió en el cuerpo, se sentía avergonzado y culpable por haber estado con ella, pero no podía escapar ante lo que sentía.

Se sentó un momento en el hall del edificio, quería llorar realmente, ya que sabía que había lastimado a su hermano y no tenía idea cómo lo resolvería. De pronto vio a Leonell que bajaba afligida, seguramente a buscarle.

—¿Que es eso de irte así?— le dijo afligida. Le miró un segundo y queriendo sentarse a su lado añadió: — Dijiste que me invitarías a desayunar...

Encanto en la nieve

Apenas habían dado un par de pasos fuera del edificio y Naoki no le decía más, estaba callado y miraba hacia adelante, avanzaba lento al ritmo de Leonell quien cojeaba levemente producto del dolor que sentía en su pie. La nieve caía sobre ambos y le helaba las mejillas.

Se acordó de la noche anterior; el besarle mientras bailaba sensualmente frente a Naoki, las luces de colores que giraban una y otra vez entre ellos y la música fuerte y vibrante. Él le había respondido el beso y es más; le había afirmado el vestido para que no se le subiese más. Lo recordó frente a ella, mirándole divertido mientras ella le empujaba hacia la pared de su departamento y le besaba apasionadamente el cuello. Tragó saliva un momento, ya que además de todo ello, lo que había sucedido en la ducha había sido algo muy privado y ahora que caía en cuenta de lo privado de la situación, no pudo evitar cubrirse la boca con una mano, al mismo tiempo que caminaba al lado de aquel hermoso muchacho, le miraba de reojo y se sonrojaba por todo lo que recordaba. Él continuaba caminando inmutable, sin advertir el mar de confusión y vergüenza que circulaba por el interior de ella.

Sin darse cuenta se tropezó y nuevamente, con un reflejo casi felino, Naoki la afirmó de la cintura, ella se apoyó en la chaqueta del muchacho y le miró completamente avergonzada.

—¿Estás bien?

Le preguntó con aquel rostro serio de siempre, ella asintió, se fijó que Naoki la soltó y retomó la marcha, ella le siguió y comprendió que algo le pasaba a Naoki.

Se fijaron que había una pequeña fila para entrar a la cafetería, al parecer mucha gente había decidido refugiarse dentro de los locales por la nieve y el frío.

......—Que guapo, ¿Viste?, Parece un artista.......

Una chica que estaba a su lado, le decía a su amiga sobre Naoki, ambas le miraban casi con disgusto, Leonell decidió tomarse de su brazo y él se lo permitió. Avanzaron lentamente en la fila y miró sonriendo levemente hacia aquellas muchachas.

No podía negar que se sentía horriblemente atraída hacia aquel hombre rubio y alto, y aún sentía su corazón agitado por lo que habían hecho en la ducha.

—Él fue respetuoso pero muy sexy...- se dijo para sí al tiempo que apretaba sus piernas al recordar aquella sensación. Sintió que el muchacho sacaba de su bolsillo su celular y mientras avanzaba por la fila, ignoraba prácticamente a Leonell.

—¿Qué hace?- se preguntó al tiempo que alzando un poco la vista, se puso a intrusear que hacía en el móvil.

El muchacho leía Twitter y las noticias deportivas, se fijó que mientras leía, varios mensajes le iban llegando, pero él no les prestaba atención, aquello le dio un poco de ansiedad. Detestaba esa despreocupación de Naoki por su teléfono. De pronto recordó que no podía hacer como si nada hubiese sucedido y volvió a pensar en Yuuki y lo enojado que estaba.

Llegó su turno de entrar al local y los ubicaron cerca de una estufa, allí Naoki se desabrigó un poco y se internó de lleno en su celular. Ella estaba frente a él y no lograba articular palabra. Lo sentía molesto, distante y serio.

—Oye...- Le dijo después de mucho esfuerzo por romper el silencio.

Naoki le miró fijamente.

—Me da la sensación que no quieres estar conmigo...

—Claro que quiero— Le tomó la mano y la sujetó con fuerza. Ella se sonrojó. —Pero la que dijo que no piense mal, eres tú.

Aquello le hizo recordar sus palabras. —...Me refiero a...tenemos que ir de apoco... yo...

—Explícate

—...¿No entiendes?, hicimos algo demasiado privado y...no me puedo imaginar si estuviéramos en el mismo cuarto de hotel...

—Hicimos algo que ambos quisimos hacer Leonell, ¿Acaso lo vas a reprimir?, tú me gustas y quiero que lo sepas.

Su seriedad y forma directa de decir las cosas le hacían sentir deseos de esconderse. No entendía como podía hablar con tanta naturalidad sobre esos temas. Mientras apretaba las piernas y rezaba por que nadie más les oyera él añadió:

—De todas formas te respeto, y si no quieres que estemos en el mismo cuarto, pediré habitaciones separadas.

Ella asintió y mientras llegaba un muchacho a tomar su pedido, comprendió que aquel hombre le encantaba al mismo tiempo que le producía sensaciones que nunca había experimentado.

Deseó en el fondo de su corazón que la situación con Yuuki se arreglase y que pudiera perdonarles, pero ella también tenía sentimientos por el jóven muchacho. No sabía qué iba a suceder, se sentía vulnerable y no podía visualizar su futuro. De ahora en adelante solo se dejaría llevar por sus emociones, finalmente, ella siempre había sido honesta y deseaba el bien tanto para Yuuki, como para Naoki.

Cita forzada

Los pasos que daba Yuuki cada vez se le hacían más pesados y gélidos, llevaba siguiendo a Hinoko durante un rato completamente desorientado. Todo lo que había vivido recientemente en el departamento de Leonell se le repetía en fragmentos, incluso a ratos intentaba negarlo y cambiar las cosas.

—Ellos no estaban juntos, seguramente Naoki por algún motivo fue a verle...- se mentía— pero Naoki no pasó la noche en casa... tal vez ella se sintió mal y solo le cuidó...

La voz de Hinoko estaba de fondo, le hablaba de un viaje que había hecho antes de conocerle y tenía que ver con la nieve y no sabía que más. Quería creer que Leonell solo estaba molesta por cómo había reaccionado con su hermano y por eso ella le había tratado así.

La recordaba acariciando su miembro, y respondiendo a sus besos. No era posible que ella no sintiese algo por él, es más, lo había reconocido en su momento. Aunque había dicho que ella sentía atracción por ambos y a Naoki le quería de una forma distinta... poco a poco volvía a la realidad —... ella estaba a medio vestir y él también...- sé dijo, mientras intentaba aceptar que ella, por algún motivo, lo había dejado de lado y había preferido a su hermano.

—Llegamos- ella le tomó la fría mano y lo hizo entrar a un cálido restaurante. Allí se sentó a su lado y le sobó las manos, no se había percatado pero las tenía casi moradas del frío y el rostro lo sentía palpitar al reaccionar con el calor del local.

No había consuelo, solo quería que Leonell estuviese allí y le aclarase todo.

—¿Qué me podría aclarar?... que le gusta el imbécil de mi hermano...

Apretó los puños, pero sus manos se sentían adoloridas, se dio cuenta que Hinoko le miraba con lástima, como si en verdad pudiese estar sintiendo lo que él.

—Lasaña por favor— ordenó, sin siquiera consultar con él y se acomodó en su hombro sin dejar de sostener sus manos. No estaba en sus cabales realmente, se sentía algo adormecido y en negación. Se percató recién que estaban en un lugar público y que aquellas muestras eran mal vistas.

—... Hinoko chan... nos están viendo...- sé animó a decir a la vez que se movía hacia el lado, acomodándose en el asiento y viendo como un mesero se acercaba a arreglar su mesa.

A decir verdad, nadie les miraba feo, seguramente lucían como una pareja adolescente, como todas las veces que les juzgaron por estar juntos. Sabía que pronto tendría que enfrentarse a todo el salón y mentir diciendo que era novio de aquella chiquilla.

—Yuuki kun... mi padre quiere que nos juntemos a cenar en un restaurante el lunes por la noche.

Yuuki no dijo palabra, seguía serio y ensimismado, en estos momentos no le importaba nada más que Leonell y lo que había sucedido. Sacó su celular por si acaso ella hubiera vuelto a estar en línea, pero ni siquiera había revisado los mensajes.

Nunca se había sentido tan mal, no sabía cómo lidiar con el dolor que estaba consumiéndole en su interior. Era una mezcla de un vacío en su pecho, con la sensación de caer lentamente hacia un abismo sin fin, además, cada minuto que pasaba, más cansados iba sintiendo los brazos y las piernas, probablemente por haber golpeado a Naoki.

—El día lunes según Takahashi kun, el salón va a intervenir con lo que pasó con Mitsui kun... Estoy preocupada.

Aquello le distrajo de su caída interior. —Es cierto, y mamá fue citada a hablar con el director... De todas formas, dije que estábamos saliendo, mantendré aquel discurso, no te preocupes...

Ella le esbozó una sonrisa y se dispuso a comer, pero Yuuki no tenía hambre, se iba quedando cada vez con menos fuerzas y sentía profundos deseos de irse a casa. Hinoko le obligó a probar bocado, ella también lucía preocupada, ya que el rostro de Yuuki estaba pálido e inexpresivo.

Salieron del local y caminaron durante un par de cuadras, ella le tomaba del brazo y le cuidaba. Sabía que no podía dejarle solo o sería darle chance de deprimirse. Tenía miedo que volviera a intentar lanzarse al tráfico, o quisiera hacerse daño.

—...Yuuki kun- dijo con la voz más dulce que pudo— Quiero regalarte unos guantes, ¿Me acompañas a la tienda?

—... bien

Fueron hasta la tienda, glamurosa y elegante, le compró unos suaves guantes negros y aprovechó de probarse un hermoso abrigo café.

—¿Dime Yuuki, me queda bien este?

Ella se veía realmente linda, Yuuki asintió y luego de comprarlo, ella le invitó a ver una película. No quería en verdad, no se sentía de ánimos de seguir fuera de casa, rechazó la invitación y se despidió de Hinoko. Ella decidió acompañarlo a casa, quería cerciorarse que Yuuki estuviese a salvo.

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