El viento soplaba frío por las calles transitadas de Ámsterdam mientras la joven Sabrina caminaba con pasos fatigados. Con sus cabellos oscuros, ojos verdes profundos, cintura esbelta, pechos generosos y un trasero prominente, poseía un cuerpo que despertaba envidia, sin embargo, llevaba consigo la carga de una vida marcada por la adversidad. A sus 21 años, trabajaba en un humilde bar de la ciudad, luchando para sobrevivir en un mundo que a menudo parecía hostil e implacable.
Sabrina no conocía a su padre, siendo criada únicamente por su madre, Soraia, una mujer luchadora y de escasos recursos, que quedó embarazada de Sabrina cuando era muy joven durante un viaje a Malta; fue un amor estival y nunca volvió a ver al padre de su hija. La falta paterna era una herida abierta en sus vidas, una ausencia que dejaba marcas profundas, sumada a la dificultad de criar a una hija en solitario.
No obstante, la vida todavía tenía más pruebas reservadas para Sabrina. Una noche funesta, un cliente del bar donde trabajaba, un atractivo ingeniero italiano que venía frecuentando el lugar desde hacía una semana, esa noche, drogó y abusó sexualmente de Sabrina. El dolor y la angustia la consumieron por completo, desgarrando su inocencia en un instante. Tras descubrir que el hombre había mentido su nombre y que ella no sabía absolutamente nada sobre aquel desconocido, se encontró sola y desamparada, cargando el peso de ese trauma silencioso.
Los meses transcurrieron y Sabrina enfrentó las consecuencias de ese acto devastador. Supo que se hallaba embarazada del agresor; su corazón se llenó de miedo e incertidumbre, pero no contaba con recursos económicos para abortar y le faltaba el coraje suficiente; pensó en dar en adopción a la niña, pero consideró que era una parte de sí misma y no podía hacerlo.
A pesar de saber que tendría que convivir con el recuerdo de la violación para siempre, Sabrina decidió continuar con su embarazo. A medida que la gestación avanzaba trajo consigo una avalancha de desafíos para Sabrina y su madre. La falta de apoyo financiero se hizo cada vez más dificultosa de manejar. Ellas luchaban por pagar las cuentas y satisfacer las necesidades básicas del día a día, mientras la inminente llegada del bebé incrementaba la presión sobre ellas; Soraia trabajaba duplicando sus turnos para auxiliar a su hija y a su nieta.
El momento del parto llegó, antes de lo previsto y la alegría fue ensombrecida por la tristeza y la preocupación. La bebé, delicada y pequeña por nacer prematura, fue diagnosticada con algunos problemas. Sabrina se encontró aturdida con la noticia y sintió la magnitud de la responsabilidad que caía sobre sus hombros.
Mavie, que significa "mi vida" en francés y se pronuncia "Mavi", la adorable hija de Sabrina, nació con problemas respiratorios que se volvieron cada vez más desafiantes conforme crecía. La pequeña enfrentaba dificultades cotidianas para respirar, requiriendo cuidados y atención constantes.
A medida que el tiempo transcurría, el diagnóstico médico reveló que Mavi padecía de una condición rara y compleja que afectaba seriamente sus pulmones. Sabrina, determinada a hacer todo lo que estuviera a su alcance para asistir a su amada hija, se sumergió en la búsqueda de soluciones. Investigó sin descanso sobre tratamientos médicos, especialistas y el trayecto no fue fácil. Noches sin dormir, visitas continuas al hospital y la presión financiera devinieron una constante en la vida de Sabrina.
La situación era desesperada. Sabrina y Soraia lucharon durante tres años, dedicando todos los recursos disponibles para asegurar la salud y el bienestar de Mavie. Sin embargo, las esperanzas empezaron a agotarse a medida que la falta de dinero se volvía cada vez más insuperable.
Fue en ese momento de profundísima angustia que Ieda, amiga de larga data de Soraia, tendió una mano amiga. Invitó a Sabrina y a Mavie a mudarse a su casa en Sicilia. Era una oportunidad para empezar de nuevo, para dejar atrás las sombras del pasado y buscar una nueva vida.
Sabrina sintió nacer una mezcla de gratitud y esperanza en su interior. Sabía que esa era una oportunidad única para brindarle a Mavie un futuro mejor. Dejar Ámsterdam y partir hacia Sicilia representaba un salto hacia lo desconocido, una posibilidad de romper con las limitaciones y encontrar una nueva esperanza.
La decisión fue tomada y las maletas fueron empacadas con cuidado. Sabrina abrazó a Mavie, mirándola a sus ojos verdes oscuros, prometiéndole un futuro distinto, una vida llena de amor y superación. Juntas, emprendieron un viaje hacia Sicilia, dejando atrás las calles frías de Ámsterdam en busca de un nuevo comienzo.
Mientras el avión despegaba, Sabrina sintió un torbellino de emociones. Miedo, esperanza, ansiedad y determinación se entrelazaban en su corazón. Estaba lista para afrontar lo desconocido, para abrazar la oportunidad de cambio y construir un futuro mejor para ella y para Mavie.
El viaje de Sabrina estaba apenas comenzando. Sicilia se extendía ante ellas como un lienzo en blanco, esperando ser llenado con nuevas experiencias, amistades y posibilidades. Sabrina estaba resuelta a romper el ciclo de dolor y construir un futuro iluminado por la resiliencia, el amor maternal incondicional y la valentía para enfrentar las adversidades.
Mientras el avión surcaba los cielos, Sabrina observó a Mavie dormida en sus brazos, prometiéndole un futuro de luz y esperanza. Sabía que el camino sería arduo, pero estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo en nombre del amor que sentía por su hija. Era el momento de iniciar un nuevo capítulo, un capítulo que sería escrito con valentía, determinación y la promesa de un porvenir mejor. Al llegar, fueron recibidas por una brisa cálida y perfumada, típica del clima mediterráneo. La belleza del lugar ya comenzaba a mostrarse, acogiéndolas en un abrazo cálido.
Ieda, amiga de larga data de Soraia, las esperaba. Juntas, siguieron en coche por la sinuosa carretera que atravesaba las colinas sicilianas, en dirección al pueblo donde Ieda residía. El paisaje robaba el aliento: colinas revestidas de olivos, viñedos y campos dorados se extendían hasta el horizonte.
El pueblo de Ieda era un refugio encantador, repleto de casas de piedra con fachadas pintorescas y jardines exuberantes. El aire estaba impregnado con el aroma del mar cercano y de las hierbas frescas que crecían en abundancia. Era un lugar donde el tiempo parecía transcurrir a un ritmo más pausado, ofreciendo paz y sosiego a quienes lo habitaban.
– Es tan bueno tenerlas aquí – dijo Ieda con una sonrisa después de acomodar todas las maletas. Se sentaron a disfrutar de un café que Ieda había preparado.
– Ieda, gracias por acogernos, el pastel está delicioso – expresó Soraia con entusiasmo.
– En verdad, tía Ieda, muchas gracias por recibirnos aquí – agregó Sabrina después de servir un trozo de pastel para Mavi.
– No hay por qué agradecerme, chicas, estoy contenta de que estemos juntas nuevamente. Amaba los momentos cuando vivía en Ámsterdam y compartía apartamento contigo, Soraia – recordó Ieda.
– Ay, Ieda, ni me recuerdes esos tiempos – dijo Soraia con timidez.
– Bueno, ustedes amarán este lugar, es cálido y las playas son estupendas – comentó Ieda, cambiando de tema.
– Tía, necesito encontrar trabajo, ¿me podrías recomendar algo? – preguntó Sabrina.
– Querida, no me llames tía, ¿vale? Me siento mayor así. Pero he pensado en ti y en tu madre para trabajar conmigo, soy costurera y confecciono los uniformes para un resort cercano. Tenía algunas ayudantes, pero puedo asignarles a ustedes la labor; el pago no es mucho, pero ayuda – explicó Ieda.
– Me parece estupendo, Ieda – confirmó Soraia.
– Bueno, yo no sé coser muy bien – confesó Sabrina.
– No hay problema, querida, yo te enseño. Tengo un pequeño taller en el sótano, lo que nos facilita el trabajo – aseguró Ieda.
– Genial, entonces, gracias Ieda. Estoy muy de acuerdo – sonrió Sabrina, y terminaron la velada con el café de la tarde.
A medida que los días transcurrían en el pueblo siciliano, Sabrina se maravillaba cada vez más con el paisaje impresionante y la cultura rica y vibrante. Se dedicaba a mejorar su italiano cada día más, explorando las tradiciones, los sabores y los festivales que poblaban el calendario siciliano.
Esta es Sabrina, de 25 años, madre de Mavie a quien crió con la ayuda de su madre Soraia.
Esta es Mavie, tiene tres años y es hija de Sabrina y nieta de Soraia.
Sabrina enfrentó desafíos para dominar las técnicas de confección, pero no se desanimó. Trabajaba con diligencia al lado de su madre, aprendiendo poco a poco y buscando perfeccionar sus habilidades. Mientras tanto, Sabrina asumía también responsabilidades extra en la casa, ayudando a Ieda con las tareas administrativas e incluso con la limpieza y la cocina.
Mientras se acomodaban en la casa de Ieda, empezaron a conocer a la gente del pueblo. Entre ellas estaba Camila, una joven de asombrosa belleza que vivía cerca y era una amiga cercana de Ieda. Con cabellos oscuros y ojos cautivadores, Camila era una presencia magnética en el pueblo. Se le conocía por su amabilidad y cordialidad, siempre lista para ayudar y compartir su alegría de vivir.
Camila Valadez, de 27 años, trabajaba de asistente del hombre más influyente de Sicilia, un empresario poderoso, respetado y cabecilla de la mafia siciliana. Aunque su vida profesional prometía mucho, anhelaba vivir un sueño: mudarse a Estados Unidos. Camila estaba ahorrando dinero con dedicación, ansiosa por empezar una vida nueva en el país de sus sueños. Al principio, la presencia de Sabrina, su madre Soraia y Mavie pasó inadvertida para Camila. Sin embargo, conforme transcurrían los días, Camila a menudo cenaba en casa de Ieda y poco a poco se fue acercando más a Sabrina y Mavie. Sabrina observaba el comportamiento y la determinación de Camila con admiración, y encontraba en su tesón una inspiración para sus propios anhelos. Pronto forjaron una amistad.
Un domingo soleado en Sicilia, Soraia e Ieda salieron a pasear con Mavie por la playa. Mientras tanto, Sabrina aprovechó para ganar algo extra y ayudó a Camila con la limpieza de su casa. Al terminar, Camila le pagó en euros y Sabrina le agradeció profundamente.
Camila invitó a Sabrina a tomar el sol en traje de baño en el patio y a compartir una botella de vino. Ella aceptó y ambas se sentaron disfrutando de la vista que, aunque a lo lejos, permitía ver el mar.
—¿Fumas, Sabrina? —preguntó Camila mientras encendía un porro.
—Bueno, viví bastante tiempo en Ámsterdam, así que fumo desde los dieciocho años para relajarme un poco. Pero no me imaginaba que tú fumaras —dijo Sabrina sorprendida, mirando a Camila.
—A mí también me gusta para relajarme. He visitado algunos coffeeshops en Ámsterdam; definitivamente son los mejores de Europa, pero este hierbajo también es excelente si quieres probar —dijo Camila exhalando el humo y pasando el porro a Sabrina.
Sabrina lo aceptó y dio una calada profunda, conteniendo el humo antes de exhalar lentamente. Ambas fumaban y bebían vino mientras conversaban sobre temas diversos, hasta que ahondaron más en la vida de Sabrina.
—Sabrina, perdona que te pregunte así, pero ¿y el padre de Mavi? Veo que te esfuerzas y te preocupas por la salud de ella, pero él debería estar a tu lado —comentó Camila.
—Lo sé, pero es complicado, Camila —respondió Sabrina, dando otra calada.
—Si no quieres hablar de eso, lo entenderé —mencionó Camila.
—En realidad, será bueno desahogarme contigo. Mi hija no es fruto de una relación normal, Camila. Pasaron muchas cosas —dijo Sabrina después de una calada, y pasó el porro de vuelta a Camila.
—¿Cómo así? —preguntó Camila, fumando un poco.
Sabrina sintió una conexión especial con Camila y decidió compartir más sobre su historia. Narró su proceso de superación, desde el abuso que había sufrido, su embarazo prematuro y las dificultades que había enfrentado para cuidar de Mavi.
Con lágrimas en los ojos, Sabrina expresó su deseo de brindarle una vida mejor a su hija. Camila, conmovida por la historia de Sabrina e inspirada por su fortaleza, decidió ayudar a su amiga a encontrar una oportunidad más prometedora.
—Sabrina, no tenía idea de que habías pasado por todo eso. Lo siento mucho —dijo Camila al terminar de fumar.
—Intento olvidarlo, pero es tan difícil, Camila. Si pudiera, borraría ese momento de mi memoria —confesó Sabrina, secándose las lágrimas.
—Me lo imagino, pero ese monstruo que te hizo esto pagará algún día, estoy segura. La ley del karma existe —dijo Camila, acercándose y tomando las manos de Sabrina.
—Solo quisiera no recordar más —admitió Sabrina.
—Cambiemos de tema. Creo que puedo ayudarte en cuanto al empleo y un plan de salud para Mavi —propuso Camila.
—¿Cómo? —preguntó Sabrina, interesada.
Camila miró a Sabrina a los ojos, sosteniendo su mano con afecto. Una sonrisa cálida adornaba su rostro mientras se preparaba para revelar su oferta.
—Creo que tengo una oportunidad que podría ser buena por ahora. Como sabes, trabajo como asistente personal del dueño del Resort Villa Serena, el hombre más poderoso de la isla.
Sabrina la miró con curiosidad, sintiendo crecer la expectativa.
—Sí, recuerdo. Siempre mencionaste lo prestigioso que es el resort y cómo estás involucrada en todos los detalles del lugar y que todos los negocios de Sicilia pertenecen a esa familia —dijo Sabrina recordando.
—Pues tengo un puesto para ti. No es un cargo muy alto, pero para empezar creo que es bueno. Sería trabajar como camarera en el Resort. El sueldo es excelente y hay beneficios increíbles, como planes de salud y acceso a una escuela privada para Mavi. Tendrías la oportunidad de darle una educación de calidad y un ambiente seguro donde crecer.
Lágrimas de gratitud se formaron en los ojos de Sabrina. Abrazó a Camila con fuerza, sin encontrar palabras para expresar su emoción.
—Camila, yo... No sé qué decir. ¡Es increíble! Casi no puedo creer que estés haciendo esto por mí.
Camila sonrió, sosteniendo las manos de Sabrina con ternura.
—Es un buen inicio, Sabrina. Mereces mucho más, tu fuerza y determinación son inspiradoras. Creo en ti y en lo que puedes lograr. Esta es una oportunidad para tomar un nuevo rumbo en tu vida y forjar un futuro mejor para ti y Mavi.
Sabrina sintió una mezcla de gratitud y esperanza llenar su corazón.
—Gracias, Camila. Desde lo más profundo de mi corazón, gracias por creer en mí y por ser una persona tan especial. Acepto esta oportunidad con todo el entusiasmo y dedicación que poseo.
Ambas se abrazaron y disfrutaron el atardecer juntas. Cuando Sabrina volvió a casa de Ieda, las encontró recién regresadas de la playa y compartió la noticia sobre el nuevo empleo. Sin embargo, Ieda reaccionó de manera sorprendente. Consideró que Sabrina debería buscar otras opciones y mantener distancia de la familia Menecucci, sin revelar el motivo de su preocupación, dejando a Soraia y Sabrina confundidas.
Esta es Camila Valdez, de 27 años, asistente personal de Don Mauricio, huérfana, criada en el orfanato de la familia Menecucci, con el sueño de vivir sola en Nueva York.
Las dos se abrazaron y disfrutaron del final de la tarde juntas. Cuando Sabrina regresó a la casa de Ieda encontró que habían vuelto de la playa y compartió la noticia sobre su nuevo trabajo. Sin embargo, Ieda tuvo una reacción que sorprendió a Sabrina, ya que creía que debía buscar otras opciones y mantenerse alejada de la familia Menecucci, no revelando el motivo de sus sospechas y dejando a Soraia y a Sabrina confundidas.
- Sabrina\, entiendo que estés pasando por problemas económicos y que esta oferta de trabajo pueda parecer tentadora. Pero tengo mis reservas en cuanto a la familia Menecucci. Creo que deberías considerar otras alternativas y mantenerte lejos de ellos – Ieda expresó su preocupación a Sabrina.
- Ieda\, no comprendo tus preocupaciones\, necesitamos este trabajo. Mavi tiene necesidades médicas que no podemos desatender\, y estos beneficios son fundamentales para su bienestar. Sé que no me lo estás diciendo todo\, pero estoy dispuesta a tomar el riesgo por mi hija.
- Sabrina\, confía en mí. Tengo mis razones para no querer que te envuelvas con esa familia. Sé que quieres lo mejor para Mavi\, pero piénsalo bien\, hay más opciones en la isla.
Sabrina, confundida y frustrada por la falta de franqueza de Ieda, se encontraba dividida entre la necesidad económica y el deseo de proteger a su hija.
- Ieda\, respeto tus preocupaciones\, pero no puedo simplemente pasar por alto esta oportunidad. Necesito este trabajo y los beneficios que ofrece. Estoy dispuesta a asumir ese riesgo por Mavi. Solo me gustaría entender mejor cuál es el problema con la familia Menecucci.
Ieda, en silencio, miró a Sabrina con una mezcla de preocupación y tristeza.
- Sabrina\, prométeme que vas a tener cuidado. No puedo decir mucho\, pero créeme cuando afirmo que hay cosas peligrosas implicadas. Mantente alerta y protege a Mavi a toda costa.
- Sabrina\, percibiendo que Ieda no estaba dispuesta a revelar más información\, aceptó la reluctancia de su tía y se comprometió a proceder con cautela.
- Prometo\, Ieda. Voy a tener cuidado y protegeré a Mavi por encima de todo. Entiendo que estás preocupada y respeto tu decisión de no compartir más detalles. Te agradezco tu preocupación y por acogernos en tu casa en este momento difícil.
La tensión flotaba en el ambiente, y Sabrina sentía una creciente curiosidad acerca de lo que Ieda quiso decir sobre la familia Menecucci. Ella fue al patio a jugar con Mavie, intentando no pensar demasiado en el asunto, sin darse cuenta de que estaba a punto de sumergirse en un mundo de misterios y peligros que nunca había imaginado.
- Ieda\, ¿qué es eso? ¿Cuál es el problema con esa familia? – Soraia\, que había estado en silencio escuchando la conversación\, interrumpió en ese momento.
- Soraia\, es mejor que no te preocupes por eso – Ieda respondió evasivamente.
- Ieda\, te conozco\, ¿qué estás ocultando? – Soraia se acercó y preguntó.
- Soraia\, esa familia es muy poderosa\, eso es todo – Ieda mintió.
- Sé que hay algo más\, solo no entiendo por qué no lo dices – Soraia insistió.
- Después te contaré\, voy a hablar con Camila – Ieda mencionó saliendo de su casa.
Ieda se dirigió rápidamente a la casa de Camila y, tras tocar repetidamente el timbre, ella apareció en la puerta con un albornoz.
- Camila\, ¿te has vuelto loca? – Ieda entró en la casa de Camila sin dejarla decir una palabra.
- Ieda\, ¿qué he hecho? – Camila preguntó confundida y cerró la puerta.
- ¿Ofreciste trabajo a Sabrina en el resort\, cerca de la mafia? ¿Te has vuelto loca? – Ieda expresó su preocupación.
- Claro que no\, Ieda. Ella me contó todo lo que ha pasado\, solo quería ayudar. El trabajo es de camarera\, no va a tener contacto con nadie. – Camila explicó.
- Camila\, me parece peligroso que Sabrina esté cerca de esa gente. ¿Y si alguien se encapricha con ella? ¿O si escucha algo y tratan de deshacerse de ella? Sabrina ya tiene suficientes problemas con Mavi. – Ieda mostró su inquietud.
- Ieda\, relájate. No sé por qué sientes tanto temor de la familia Menecucci. Mi jefe está en Estados Unidos\, y nadie de la mafia anda por ahí como crees. Te prometo que ella está segura. – Camila intentó tranquilizar a Ieda.
- Más te vale\, o te lo reclamaré\, jovencita. No me gusta esa familia porque tengo mis razones\, pero tú no necesitas saberlo. – Ieda salió por la puerta.
- Ieda\, relájate\, si tú lo dices\, no voy a cuestionar. Ahora necesito tomar mi baño y dormir\, tengo que trabajar temprano mañana. – Camila explicó y despidió a Ieda con un adiós.
Ieda continuó preocupada por Sabrina trabajando en ese lugar, pero decidió observar y confiar en Camila. Regresó a su casa y cenó con Soraia, Sabrina y Mavie. Ieda guardaba consigo un secreto que pocos conocían. En el pasado, cuando aún era joven, había vivido un romance intenso y prohibido con el gran líder de la mafia siciliana. Sin embargo, ese amor estuvo marcado por peligros y amenazas.
Un día, Ieda fue perseguida y secuestrada; estaba embarazada cuando le extrajeron a su hijo a la fuerza de su vientre. En un acto desesperado, decidió huir a Ámsterdam, dejando atrás su vida en Sicilia. Allí, encontró refugio y seguridad, pero nunca pudo olvidar el amor que sintió por aquel hombre.
Los años pasaron, e Ieda decidió regresar a Sicilia tras el fallecimiento de sus padres, pero su vida fue reclusa y reservada. Prefería quedarse en casa, manteniéndose alejada de miradas curiosas y de los dolorosos recuerdos del pasado, ocultando su verdadera identidad y manteniéndose distante del que un día le prometió amor.
Camila consiguió la vacante de empleo para Sabrina en la misma semana. El resort de lujo se ubicaba en un lugar privilegiado, en medio del exuberante paisaje siciliano y cerca de una playa paradisiaca. Era la perfecta combinación entre sofisticación y naturaleza deslumbrante.
Al entrar en el resort, los huéspedes eran inmediatamente envueltos en una atmósfera de elegancia y distinción. El vestíbulo espacioso e imponente, decorado con elementos de diseño contemporáneo y toques tradicionales de la región, destilaba encanto y buen gusto. El sonido suave de una fuente de agua añadía una sensación de tranquilidad al ambiente.
Las habitaciones, diseñadas cuidadosamente para brindar el máximo confort, presentaban una decoración moderna y elegante. Las amplias ventanas permitían la entrada de luz natural y ofrecían impresionantes vistas al mar o a los jardines meticulosamente cuidados. Las suites espaciosas y bien equipadas eran un auténtico refugio de lujo, con camas mullidas y sábanas de alta calidad que garantizaban noches de descanso reparador.
El resort ofrecía una amplia variedad de opciones gastronómicas que satisfacían a los paladares más refinados. Restaurantes renombrados, con chefs talentosos, presentaban desde platos de la cocina mediterránea auténtica hasta creaciones gourmet contemporáneas. Los huéspedes podían disfrutar de comidas exquisitas en entornos sofisticados, con impresionantes vistas al mar o a los jardines exuberantes.
Para momentos de ocio y relajación, el resort contaba con una piscina deslumbrante, rodeada por tumbonas confortables y cabañas privadas. Los huéspedes podían tomar el sol y refrescarse en las aguas cristalinas de la piscina. Además, una playa privada ofrecía arenas doradas y aguas azul turquesa, invitando a los huéspedes a sumergirse en el mar y disfrutar de momentos de pura serenidad.
El resort también disponía de un spa de clase mundial, donde los huéspedes podían disfrutar de una variedad de tratamientos relajantes y revitalizantes. Masajes terapéuticos, baños aromáticos y terapias de bienestar se ofrecían en ambientes serenos y lujosos, proporcionando una experiencia completa de rejuvenecimiento.
Camila estaba entusiasmada por mostrarle y explicarle a Sabrina todo sobre el magnífico resort Villa Sereno. Sabrina quedó encantada con la belleza del lugar y la arquitectura lujosa que irradiaba distinción.
Mientras caminaban por los pasillos, Camila iba explicando cada detalle del hotel a Sabrina. Los lustres resplandecientes colgaban del techo alto, los tapetes suaves amortiguaban el sonido de los pasos y las paredes estaban adornadas con obras de arte exquisitas. Las habitaciones eran suntuosas, con camas impecablemente hechas y vistas al mar azul turquesa.
Mientras Camila mostraba el área de la piscina, donde los huéspedes disfrutaban del sol y las aguas claras, un hombre alto y atractivo se acercó. Era Felipe, el mejor amigo y mano derecha de Don Mauricio Menecucci.
Felipe saludó a Camila con una sonrisa cálida.
- Hola\, Camila\, buenos días – Felipe dijo\, posando una mirada intensa en Camila.
- Buenos días\, Felipe – Camila contestó\, apartando la mirada mientras Sabrina observaba discretamente la escena.
Había una chispa de atracción mutua entre ellos, una conexión instantánea que no pasó desapercibida para Sabrina.
- ¿Quién es tu amiga? – preguntó Felipe\, girando su mirada hacia Sabrina.
Camila sonrió y presentó a Sabrina a Felipe.
- Felipe\, esta es Sabrina\, la nueva camarera del hotel. Sabrina\, este es Felipe.
Sabrina saludó a Felipe con una sonrisa cortés, mientras él volvía la vista hacia Camila. Ella notó el interés en los ojos de Felipe hacia Camila, pero se mantuvo callada sobre la atracción mutua que parecía estar formándose entre ellos.
Mientras Camila y Felipe intercambiaban unas palabras sobre los negocios del resort, Sabrina observaba atentamente, notando la familiaridad y complicidad entre ellos. Se preguntaba qué secretos podrían estar escondidos detrás de esas miradas.
- Bueno\, os dejaré\, búscame más tarde\, Camila\, necesito hablar contigo en privado – Felipe dijo con una sonrisa y una mirada intensa hacia Camila.
- De acuerdo – Camila respondió y continuó hablando sobre el área de la piscina con Sabrina\, dirigiéndose hacia la playa.
- ¿Es tu novio? – Sabrina preguntó cuando Felipe se alejó\, dejando a Camila ruborizada.
- Claro que no\, ¿por qué lo piensas? – Camila preguntó y ambas caminaron un poco por la arena.
- La forma en que te mira es intensa\, pensé que podrían tener algo\, pero disculpa por preguntar\, no tengo nada que ver con eso – Sabrina dijo\, apenada.
- Está bien que preguntes\, de hecho\, hemos coqueteado un poco – Camila admitió.
- Entonces\, ¿te gusta? ¡Es guapo! – Sabrina comentó con entusiasmo.
- Baja la voz\, no me gusta\, solo me dejo llevar cuando alguien coquetea conmigo – Ella dijo\, rodando los ojos.
- No te juzgo por eso\, pero está claro que a él le gustas\, deberías darle una oportunidad – Sabrina comentó.
- No sé\, tengo miedo de que las cosas se pongan raras después de que algo suceda. Felipe es muy mujeriego y no me gusta compartir mucho. Es complicado\, Sabrina\, no puedo hablar de esto aquí – Camila dijo\, mirando alrededor\, notando algunos guardias de seguridad.
- Entiendo\, podemos hablar más tarde si quieres desahogarte\, estoy aquí. Ahora dime\, Camila\, ¿por qué hay tantos guardias aquí? – Sabrina preguntó\, observando a su alrededor con curiosidad.
- Porque muchas personas importantes frecuentan este lugar. Por lo tanto\, toda la seguridad es necesaria. Incluso tenemos sistemas de cámaras en cada rincón del resort – Camila explicó\, señalándole algunas a ella.
- De acuerdo\, ¿y esos barcos descargando cajas pertenecen al resort? – Sabrina preguntó\, curiosa\, mirando alrededor.
- Sí\, son suministros frescos – Camila respondió rápidamente.
- Ah\, entiendo – Sabrina dijo\, mirando alrededor.
- Sabrina\, hay una regla esencial que no debes ignorar: no debes hacer preguntas ni escuchar ninguna conversación aquí. Haz tu trabajo\, gana tu dinero y vuelve a casa. Te lo digo como amiga\, es mejor no saber nada de lo que pasa aquí\, ¿entiendes? – Camila recalcó seriamente.
- Sí\, entiendo – Sabrina aseguró confundida.
- Excelente\, entremos que te presentaré a la gerente Ágatha y a tu supervisora\, que será Luciana – Camila dijo\, entrando con ella de nuevo en el resort.
Camila presentó a Sabrina a Ágatha, la gerente del resort, y a Luciana, la supervisora de las camareras. Ambas miraron a Sabrina de arriba abajo y no mostraron interés en hablar con ella. No obstante, Camila brindó todo el apoyo necesario a su amiga. Durante los primeros días, Sabrina contó con la ayuda de otra camarera y de Camila, pero con el tiempo fue aprendiendo y adaptándose mejor.
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