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Tuareg: El Hombre Azul Del Desierto

Capitulo 1: Gazella.

Palabras del Autor :

Para todos aquellos que han leído algunas de mis obras y aprecian mí estilo de escribir les invito a leer mí producción literaria en esta App.

Libros de mí autoría :

1_ Ella es diferente. ( Romance con momentos trágicos)

2_ Maldito Violador ( romance – mafia)

3_ Mariposa De Alas Rotas ( romance superación personal)

4_ Solo Mia ( romance , separación y reencuentro)

5- RoK ( Romance – reencarnación )ñ

6- RoK 2. Alba ( Romance -celos posesivos)

7- Rok3. Sam. ( Romance, mafia, amores prohibidos, superación )

8- Z de Zorra. ( romance. Erotismo. Superación personal)

9- Mí ángel Azul ( Romance. Vientre de alquiler.)

10- La bella de la Máscara dorada. ( Romance. Superación personal )

11- Renunciaras a nosotros. ( romance. Mafia)

12- Tuareg, el hombre Azul del desierto ( Romance, fantasía, humor, tribus desconocidas )

13- Diez citas para el compromiso ( amor adolescente, reencuentro )

14- Abandonada en la boda ( Mujer fuerte. Humor- pasión y erotismo )

15- El Regalo de Federica: (Amor pasional. Erótica Amor dulce. Reencuentro. Sentimientos profundos )

16- Un padre para mí hijo. ( Romance. Equívocos. Hijo por fertilización. Mujeres fuertes. Humor )

17- Juana la loca. ( amor, época Antigua , fantasía ) .

Todas mis obras están en continua revisión y mejora, portadas, redacción y ortografía. Para ello valoro la crítica constructiva de los lectores o sus apoyos en cuanto a la ortografía.

Así también, espero sus comentarios en cada tramo de lectura , sabiendo que comentar y puntuar, como dar su voto de los domingos es vital para que el autor pueda destacar su producción.

Detrás de cada obra que la app Novelltom nos ofrece hay un ser humano que dona su tiempo para trasmitir en palabras sus mundos internos.

Para ello, la gran mayoría de los escritores reconocidos, lee mucho sobre el contexto temático que abordará y le imprime su sello personal y creatividad.

Hasta siempre. Disfruten de la lectura y los espero para conocernos en mí chat Noveleras.

Capitulo 1.

"El corazón no sabe olvidar pero aprende a seguir latiendo, así como todos los días siguen su curso a pesar de las ausencias".

Raph San Bernal

Gazella, su nombre oculto y clave que le regaló su amado Maestro, esperó que todos, camellos y comerciantes, salieran del Oasis Runhi y se perdieran en el desierto de arena.

El calor era un fuego infernal atrás de la duna de arena, su improvisado refugio.

Cuando los vio, suficientemente lejos, casi como puntos blancos brillantes en el mar ondulante amarillo, recién se arrastró hacia el oasis, que sería su refugio, durante una noche más, hasta que el Maestro venga por ella.

Una grácil figura blanca de alguien parecido a un muchachito, corrió hacia las palmeras del Runhi.

Descansó un rato bajo la sombra de la palmera, una sombra deshilachada y escasa, respirando profundamente debajo del paño blanco que cubría su rostro dejando ver solo sus grandes ojos.

Los ojos que se veían eran hermosos, grandes, abiertos y con iris negro que resaltaban en el centro, como una perfecta bola redonda de carbón.

La chilaba (Túnica) blanca cubría su cuerpo en dos capas.

La túnica inferior la recubría aprisionado sobre el cuerpo desnudo y la superior, holgada, era agitada por el viento del desierto.

Desenredo el turbante también blanco unido al paño que protegía su rostro y mojó en las aguas limpias del lago azul del Oasis su bello rostro y su corto y desparejo cabello negro.

Luego se tiró al piso y comenzó a beber agua tal como lo hacían los camellos de las caravanas que surcaban el desierto.

Sus tragos eran profundos y largos, sorbía y tragaba hasta quedar satisfecha.

Se volvió a envolver su túnica y supo que tenía hambre. Su estómago rugía y no era por el agua consumida. Revisó todo el lugar recorriendo el basto oasis con su mirada.

Allí lo vio, sobre una roca, tomando sol, como todos los varanos hacían. El varano (lagarto del desierto) tenía erguida solo su cabeza verde que resaltaba en la negra roca.

Sacó una flecha de su morral, le apuntó y la flecha atravesó su cabeza verde.

Mientras asaba el lagarto, pensó que faltaría poco para la llegada del maestro. Al amanecer vendría, el maestro nunca le había engañado. Mientras comía el lagarto asado recordó al maestro.

Ella lo amaba a pesar de su diferencia de edad.

Casi no recordaba cuando lo conoció. Hacía mucho, mucho tiempo cuando con su padre, llegaron a Níger.

Antes de esa época recordaba retazos. Antes de esa época solo su mente traía las manos y los besos de su madre en un hermoso parque que rodeaba un castillo blanco.

Recordaba subir y bajar saltando de escalinatas de mármol o corriendo un peludo perro llamado Lazy.

Recordaba el día que su madre ya no estuvo y su padre denotaba preocupación y tristeza.

Recordaba el entierro y su padre llorando y los hombres protegiéndolos.

Recordaba el viaje al centro comercial de una ciudad inmensa, sin nombre, porque el maestro nunca quiso decirle cómo se llamaba.

Recordaba ser disfrazada de varón por su padre y recordaba algo del viaje en auto y después en avión.

Recordaba el olor a cigarro de su papá y su abrazo. Y más tarde cuando vio por primera vez al maestro.

Recordaba perderse en sus ojos azules cuando el maestro abrazó a su padre y luego a ella.

Te cuidará hasta que yo regrese – dijo su padre. Pero nunca regresó.

En ese momento el maestro tenía una esposa llamada Talita. Talita tenía a la bebé pequeña del maestro. Su única amiga. Se llamaba Kaya.

El maestro le llamó Gacella.

_ Solo yo te llamaré así. Pero delante de gente te llamaré Niño. – le dijo.-

Y así fue. Aprendió Francés y nigeriano con Talita y además sabía español.

Pero ese idioma estaba prohibido. Solo podía hablar árabe rudimentariamente con la servidumbre. Jamás español, ni siquiera con su amiga Kaya.

Ella y Kaya jugaban, tenían su instructor particular, Kaya como niña, ella como niño. Estudiaban geografía, matemáticas e idioma inglés y francés. Kanya completaba su currículo con música en el Imzad (violín) y ella percusión en el tende (tambor), además ambas practicaban arcos, flechas y esgrima.

Cuando el maestro le dijo que a su padre también lo mataron como a su mamá, supo que nadie vendría a buscarle.

_ Te prometo que cuando cumplas dieciocho años volverás a ser Annie Donovan. Ahora para mí eres Gassella, para todos "niño", pero cuando cumplas 18 y ya no estés en peligro serás otra vez , Annie Donovan.-dijo el maestro.

Te llevaré muy lejos en una gran ciudad y tendrás mucho dinero.-le dijo.-

_ No quiero irme nunca. Quiero quedarme acá contigo y Talita y Kaya – dijo llorando.

Pero el maestro fue directo al decirle:

_ Jamás. Eres del occidente, de un gran mundo. Perteneces a maravillosas ciudades y mansiones de oro , no castillos de barro como este. –

Kanya y ella lloraron, pero aún más lloraron cuando Talita murió.

Verlo sufrir muchos años por su esposa fue lo que hizo que Gazella lo amara. O quizá fue su florecer de mujer.

Gazella no sabía el motivo pero lo amaba. Por eso cuando el trajo a la maldita pelirroja, de verdes ojos, endiabladamente hermosa ella y kanya la odiaron.

_ Es mala. Mira como insulta a los criados. Mira como te trata a ti. – le decía El niño a Kanya. Farah trataba mal a todos, pero realmente odiaba a Kanya.

_ Gazella, el niño, siempre hacía caso a su mentor, pero está vez, se animó y le dijo.

_ No te cases con ella maestro. Si quieres, cásate conmigo. Te amo y te seré fiel toda la vida. Esa mujer es mala. Odia a Kanya.

_ Me admiras. El amor es otra cosa. Farah me ama. Me dará un hijo varón – dijo el maestro.

Sin embargo, ni Kanya ni Gacella (el niño) amaron nunca a Farah. Un día la escucharon hablar en lengua extraña por el móvil.

Sabían ambas que esa mujer era una víbora. Y ya habían pasado dos años y esa mujer no le dio al maestro hijos varones.

Ella volvió a hablar con su maestro.

_ Maestro. Yo te amo y amo a Kanya. Puedo ser tu segunda esposa y cuidarte siempre. Farah es mala. Debes cuidarte de ella.-

Gacella ya tenía 17 años y sabía de qué hablaba. Esta vez el maestro pareció escucharla y la mando al desierto.

Mañana la buscaría y ella estaba segura que se casarían.

Gazella buscó un lugar para acostarse y miró a las brillantes estrellas del desierto.

Ella amaba al maestro y el sería su esposo por siempre.

Comenzó a cantar con voz hermosa y luego saltó y bailó.

El baile le hizo entrar en calor en la noche helada y silenciosa del desierto de Sahara.

Jaculus : ratón del desierto.

Amenokai estaba pensativo.

Apenas se levantó al amanecer su secretario Tamaz le trajo el sobre lacrado. Le entregó y él mismo hizo un gesto a la mujer de ébano que dormía a su lado.

Su lecho abarcaba todo el centro del espacio circular, forrado de tapices y pieles, bajo la blanca carpa ornamentada de jefe.

La morena levantó una tela de múltiples colores, se enroscó en su cuerpo y salió con la cabeza gacha.

Debía ser algo serio, pensó. Amenokai, tenía que emprender un largo viaje con sus caravanas de camellos y hombres atravesando el desierto.

Pidió en su interior a la diosa de la noche, la luna, que esa misteriosa misiva lacrada, no le traiga problemas.

Amenokai, era un jefe Bereber. Sus antepasados eran bárbaros que arribaron a Egipto en la época de la invasión de los romanos.

Desde la muerte de su padre fue nombrado jefe de esa tribu y transportaba sal, dátiles, cereales, tejidos pero también oro y armas.

Su carga era valiosa. No quería que ningún incidente retrase su partida.

Y la misiva lacrada parecía un problema. Quien mandaba esa carta de hecho no era árabe.

Los árabes mandaban pergaminos en tubos sellados ornamentados con Jade y obsidianas.

Quien mandaba esa carta era un hombre letrado. El sello no tenía ni una figura en especial impresa con un anillo. Solo era una gota roja de lacre en la hoja blanca.

Sin abrir el problema, se desnudó por completo y se lavó el rostro y el cuerpo.

Luego cepilló sus dientes y con los dedos peinó su ensortijado cabello castaño oscuro. Sus ojos claros brillaban en el rostro tostado. El resto del atlético cuerpo era blanco.

Comenzó a envolver su túnica azul índigo sobre su cuerpo. Colocó sus botas y su turbante.

Sus dedos volvieron a tomar otra vez la carta. En forma ruda rompió con decisión el sello y abrió la hoja. Apenas miró la letra supo que era el Maestro. Entonces leyó sus palabras que parecían todo un enigma.

"Amenokai, una vez hace tiempo te he salvado. Me debes una de tus vidas. Haz esto por mí y me pagarás. Recoge la persona que se esconde donde nos conocimos. Cuídala con tu vida. Es muy importante y está en peligro de muerte. Llámala, para que sepa que eres amigo y no enemigo con un nombre secreto: Gazella"

Amenokai leyó dos veces la misiva. Iba a romperla y luego la guardó entre sus ropas. Debía salir con la caravana y esto, sin dudas era una molestia.

El maestro fue su mentor, su guía y su amigo. Lo conoció en el oasis Runhi, hacía ya muchos Años, en esa época el tenía 16 y el Maestro le salvó la vida.

¿Cuántos años tendría ahora el maestro? Seguro más de cincuenta. Porque en esa época ya era un viejo.

Un viejo de ojos azules, más claros que los suyos que eran violeta o índigo como todos decían.

El maestro era sabio, y evidentemente no quería que nadie encuentre a esa persona porque no había escrito el nombre del Oasis.

Amenokai quedó pensando en quien sería la persona que tendría que cuidar porque estaba en peligro de muerte.

Quizá un religioso judío o un sabio musulmán, o un político turco o un empresario rico de Occidente.

Amenokai salió a la puerta de su carpa.

- Tamaz! Gritó a su secretario. Tamaz vino corriendo.

jefe? - dijo ya a su lado.

_ Ven conmigo - le dijo - vamos al desierto. Trae camellos, armas, carne seca y agua.

_ Soldados? - preguntó.

_ No. Solo tú y yo. Vamos, dijo.

Comenzaron a andar.

Era temprano aún pero el Sahara parecía de fuego. Los trotes de ambos camélidos eran largos y rápidos porque estaban descansados y bien comidos.

El jefe enfiló el animal hacia una duna enorme y ahí supo Tamaz que se dirigían rumbo al Runhi.

Llegaron cerca del mediodía a las primeras palmeras. Dos pares de ojos otearon todo el oasis de un solo pantallazo. Parecía desierto.

El jefe sacó de su manta azul un largavista. Oteo despacio cada roca y cada palmera. Y allí, escondido vio al muchacho.

_ Allí está Tamaz! Gritó. Es un muchacho. Vamos ,

_tráelo! - dijo.

Tamaz saltó del camello y comenzó a correr al chico que se movía y esquivaba el cuerpo del secretario como un ratón del desierto. Amenokai sonrió debajo de su litam (túnica).

_ Jaculus! Jaculus! (ratón), le gritaba Amenokai. La risa sacudía ya su cuerpo viendo a su secretario desparramarse unas cuantas veces y al ratón escapar como por encanto. La situación era tan cómica que el jefe no podía parar de reír. Sus ojos grises estaban llenos de lágrimas de contener la risa, cada vez que el chico hacia una voltereta y su empleado caía redondo en la arena.

Luego recordó la palabra clave que le mandó el maestro. Sacó su arma y tiró un tiro al aire. El sonido del arma produjo también el silbido de la bala atravesando el tórrido aire del desierto. Leyó el papel y Gritó:

_ Gazella !

El niño que corría paró en seco.

_ Gazella. El maestro me mandó por ti.- dijo.

Por fin Tamaz había podido agarrar al joven escapista. Lo subió al camello y comenzó a trotar hacia el.

Los ojos marrones inmensos lo observaban bajo la túnica blanca.

Amenokai le dijo entre risas:

_Para mi, serás Jaculos. Siempre Jaculos. -

El joven se debatía aún en los brazos de Tamaz.

_ Quieto niño. - Solo vine a buscarte por expreso pedido del maestro. Quieto o te dejaré aquí tirado y no cumpliré mi palabra - dijo el jefe.

El joven se tranquilizó. Tamaz pudo abrazarlo e iniciar la marcha.

Entonces Tamaz abrió los ojos muy grandes y con urgencia le gritó:

_Jefe!!!-

Amenokai lo miró aún sonriente.

Sacó una vejiga inflada y comenzó a beber a tragos largos el agua que contenía sin parar su camello de vuelta hacia su carpa.

_ Qué quieres Tamaz? - dijo - El Jaculos te molesta? -

_ Jefe. Es… Es una mujer - dijo Tamaz.

_Que !!! El grito del jefe se escuchó quizá en todo el desierto.

Viaje de Regreso.

Amenokai no podía creer lo que le había hecho el Maestro.

El Jaculus era una maldita mujer!Perdió un día entero de salida de su caravana y tendría que perder otro más para acercar a ese ratón del desierto a la casa del maestro, no pensaba quedarse con una inútil y desgarbada fémina a la que según el maestro debía "cuidar con su vida".

Comenzó a protestar en francés por semejante pedido y el Jaculus le respondió en Francés que nadie debía cuidarla , que ella sabía muy bien cuidarse sola.

Cómo al parecer ella sabía Francés comenzó a hablar en nigeriano con Tamaz, preguntándole que relación podría tener el Jaculus con el maestro:

_ Lo amo - Respondió ella - seré su segunda esposa. Lo Cuidaré y le daré el hijo varón que nunca le dará la víbora de Farah.

Amenokai largó una gran carcajada. El ratón del desierto lo hacía reír. Estaba enamorada de un anciano y odiaba a su mujer.

_ Oye Tamaz -dijo en español a su empleado- esa pelirroja debe ser hermosa y este ratón es desgarbado y flaco.-

Por fin había encontrado un idioma que el ratón no conocía porque estaba triste y callado.

_ Parece que no entiende español jefe- dijo Tamaz- ha dejado de protestar.

_Entiendo. Solo no debo hablar en español. Se lo prometí a mi amado maestro- dijo ella- no soy flaca. Solo hace una semana que prácticamente no como - dijo en inglés- solo comí una lagartija asada y tome agua de la naciente Runhi. Además de hablar algunos idiomas en forma rudimentaria y de criticar a la gente sabe hacer algo importante tu jefe Tamaz? - dijo en nigeriano la joven -

Amenokai miró a la insolente jovencita y su sonrisa desapareció:

_ Cállate maldito ratón del desierto. No quiero escucharte ni una maldita palabra en todo lo que queda de este viaje. - dijo

.

_ Debes dirigirte a él con respeto, entiendes? Y le llamarás Jefe- dijo Tamaz-.

Gazella se calló. Una de las cosas que el maestro le enseño es cuando utilizar la ironía para despreciar la inteligencia del rival y la prudencia de cerrar la boca y escuchar.

En el largo camino de regreso compartieron el agua de una bolsa de cuero blando con ella y en dos oportunidades pararon a hacer sus necesidades. Cuando ella levantó su túnica y se agachó a orinar el jefe, la miraba con atención.

Tanto la miraba que no vió el movimiento de la arena a su lado. Ella se levantó de inmediato, en un segundo preparó su flecha y ante el asombro de los dos atravesó a la víbora que se acercaba al jefe.

Luego se sentó y orinó con tranquilidad mientras los dos idiotas iban asombrados a mirar el animal.

Por ahora seguiría al jefe bereber se dijo Gazella. Pero apenas vea al maestro, iría otra vez a su casa.

La casa del maestro quedaba en Niger y ella conocía bien como llegar aunque fuera a pie, sin el jefe Bereber.

Gazella desconfiaba de los bereberes. ¿Quién confiaría en aquellos que tienen como Dios el Placer?

Muchos bereberes hablaban Árabe pero no adoran a Mahoma. Hablaban lenguas de origen latino como español, portugués y francés pero no adoraban al cristo católico.

Tenían muchas mujeres, algunos incluso varones para el placer.

Nadie puede confiar en ellos, pensó Gazella.

Él le había ofendido con palabras pero la miraba mucho cuando orinaba. Eso le alertaba sobre ese personaje. Gracias a Dios haber matado a la víbora hizo que ambos dejaran de burlarse de ella y comenzaran a mirarla de otro modo.

Esperaba que ese Bereber deje de llamarlo ratón del desierto.

La tarde caía sobre el Sahara cuando llegaron a las carpas de los bereberes. Eran pueblos nómades que se dedicaban al comercio.

El jefe le indicó una carpa para ella.Su grupo eran pequeños niños , seguramente hijos de las familias bereberes.

Todos eran adolescentes y púberes. Con ellos consiguió ropas masculinas limpias y se bañó en una carpa adecuada para ello.

Una mujer negra muy hermosa le trajo una fuente de comida:

_ Había pan, arroz, carne de cabra, yogur ácido árabe, dátiles y miel.

_ Toma Jaculus. El jefe mando para ti - dijo la hermosa mujer.

_Solo llámame niño. - dijo a la mujer.

Habló un poco con los niños en árabe.Los niños bereberes eran la mayoría caucasicos de ojos marrones o negros. Eran sin dudas diferentes a los árabes que tenían tez trigueña oscura y cabellos negros. Había pocos con los ojos claros del jefe.

Se enteró que la hermosa mujer de tez obscura era la amante del jefe. Que el grupo de hombres se preparaba para iniciar una caravana comercial entre tribus hacia el sur del Sahara.

Todos allí la trataban como niño por su vestimenta y sus modales, modales que había ensayado y practicado por orden de su amado Maestro.

Lo extrañaba demasiado. Quería de inmediato irse , quizás al amanecer del otro día y se lo diría al jefe.

Cuando levantó la tela gruesa que cubría la carpa más hermosa de todas , que era la guarida del jefe, sus ojos se desorbitaron.

La mujer de Ébano estaba desnuda frente al jefe también desnudo.Su cuerpo negro contrastaba con el formidable cuerpo claro del jefe.

Ella estaba prendida con sus dos manos en su sexo y lo chupaba mientras el mordía sus labios con una mirada de placer.

Jamás Gazella había visto tal aberración en toda su vida. Esa mujer estaba loca y ese hombre era un pervertido.

_ Jaculus ! Quieres probar? - dijo el maldito.

El corazón le saltaba en el pecho a Gazella mientras corría a su carpa. Quería irse de ese lugar.

Quería volver con su maravilloso maestro. Quería olvidar el cuerpo desnudo de ese demonio rubio jefe de los bereberes. Ese lugar no era para ella.Era un antro de pecado y de lujuria.

Se tiró en su camastro y tardó en dormirse. Cada vez que cerraba los ojos su mente traía el espectáculo que quería olvidar.

Con mucho esfuerzo hizo sus oraciones nocturnas, tal como el maestro le enseño y finalmente el sueño le abrazó fuertemente y le llevó a un lugar pacífico donde los ojos Grises del jefe Bereber la miraban.

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