Luego de una larga noche llega un nuevo amanecer, percibo la luz del sol que ingresa por una pequeña ventana, lo que provoca que comience a abrir mis ojos lentamente, mantengo la mirada fija en el techo por unos segundos, luego giro mi cabeza y observo detenidamente toda la habitación, miro con atención cada una de las camas, las chicas aún no se despiertan, todo se siente tan tranquilo.
Vuelvo a cerrar los ojos, los aprieto lo más fuerte que puedo y al igual que cada mañana, desde hace trece años, deseo con todo mi corazón que esto solo sea un mal sueño, anhelo despertar nuevamente en mi habitación, volver a escuchar nuevamente a mis padres decir “Kim levántate, te perderás de un gran día”, volver a cubrir mi rostro con las sábanas creyendo que así ellos no me verían.
Luego de aceptar mi realidad, me incorporo lentamente, despues de todo hoy será un día diferente, me pongo de pie y tomo entre mis manos la ropa especial que deje preparada para el día de hoy, sonrío levemente y me dirijo al baño.
Por ser la primera en levantarme podré tener algo de tiempo a solas, es decir un poco de privacidad, me detengo frente al espejo y miro mi reflejo, observo un nuevo brillo en mi mirada, hoy me siento diferente ¡Kim, Hoy será un día diferente! Debo aprovechar los minutos antes que las demás se despierten, por lo que tomo una ducha y comienzo a vestirme rapidamente, no tardo mucho en oír pasos y golpes en la puerta, lo que me indica que mi momento de privacidad ha llegado a su fin.
Me asomo a la habitación, son pocas las chicas que quedan en el lugar, como todos los días dejo la cama en condiciones y luego busco en el armario mi maleta, que para ser sincera lleva varios meses lista, la coloco sobre la cama y me dirijo a la oficina de la directora, golpeo la puerta y recibo la indicación de pasar.
- Buen día Kim, sabía que serías el primer rostro que vería hoy- No puedo disimular mi sonrisa, me dirijo hacia ella.
- Buen día Señora Leonor, pasé a ver si ya se encuentra firmada la documentación para mi retiro - sonríe, se pone de pie y toma mi mano.
- Primeramente, Feliz cumpleaños, no te apresures tanto, ya sabemos que hoy es tu último día aquí, pero no es necesario que ya te retires, ve a desayunar, despídete de las demás y luego ven por tu documentación-
Bajo mi cabeza, no estoy del todo conforme, pero la conozco y sé que no podré convencerla de entregarme nada en este momento, por eso me dirijo al comedor, busco mi taza sirvo mi último café con leche en este lugar y lo acompaño con una tostada, veo a las demás chicas ingresar al lugar, por mi mente pasan varios recuerdos, buenos y malos.
De pequeña tuve muchas peleas con algunas por los pocos juguetes, también recibí el apoyó de otras y con la mayoría hemos llorado la partida de varias, algunas con familias adoptivas y otras que llegaban a los dieciocho años y debían dejar el lugar, como ocurre hoy conmigo, se acercan y compartimos un último desayuno, charlamos un poco y lloramos otro tanto.
Me pongo de pie, algunas lágrimas de nostalgia recorren mi rostro, me detengo a saludar, abrazarlas por última vez, no creo que volvamos a vernos pero me llevo muchos momentos vividos con cada una de ellas; luego me dirijo nuevamente a la habitación, tomo mi maleta, la misma con la que ingresé aquí hace trece años, recorro el lugar con la vista guardando este momentoen mi mente.
Por última vez camino lentamente por el pasillo, que de niña me parecía tan largo y hoy lo puedo recorrer en muy pocos pasos, me voy despidiendo de cada rincón de este lugar que me vio crecer, me detengo frente a la dirección, observo que la puerta se encuentra abierta, ella levanta la mirada y me indica que tome asiento.
- Estos son tus documentos, con ellos puedes entrar y salir del lugar que sea, no los pierdas- hojeo estos documentos y puedo notar que estos no son mis nombres, al menos no como yo lo recuerdo.
_ ¿De qué se trata esto? Aquí debe haber un error _ ella comprendió a qué me refiero.
_ Kim ¿Recuerdas el día que llegaste? ¿Sabes quién era la persona que te trajo? _ la observo sin comprender a dónde quiere llegar, prefiero no responder a su pregunta, tengo un vago recuerdo de aquel hombre, pero jamás lo había visto.
_ Ese día él me entregó estos documentos, con ellos te registramos; por lo tanto esta es y será tu identidad, al menos si quieres estar a salvo _ vuelvo a observar la documentación, me enojo de hombros y asiento con la cabeza.
_ Igualmente es una locura, yo ni siquiera soy estadounidense, ¿Por qué razón debería mentir? ¿hay algo más que deba saber? _ ella se dirige hacia mí y me entrega un papel.
_ Lo sé, Kim, no olvides que fui yo quien te recibió el día que llegaste, recuerdo muy bien a esa pequeña niña asustada que solamente hablaba ruso, pero en todos estos años has aprendido a manejar muy bien el idioma, conoces todo sobre el país, como si realmente fueras de aquí y si esto es lo que te mantendrá a salvo entonces serás estadounidense…_ No tengo otra opción más que resignarme y aceptar.
_ Si, si… Lo haré, no me meteré en problemas _ observo el nuevo papel qué me entregó, este tiene una dirección, pero no pertenece a Estados Unidos.
La abrazo muy fuerte y me detengo un momento la Señora Leonor, como todos la llamamos es aquella mujer que me abrazó durante tantas noches de miedo, me cantó largas horas hasta lograr que me durmiera, fue quien estuvo a mi lado cada vez que me enfermé y curó cada golpe que me dí y aunque no pudo curar mis heridas más profundas, me ayudó a que se convirtieran en cicatrices y así poder vivir con ellas
Me dirijo al portal, aquel que siempre vi tan grande, tan lejano, por muchos años creí que nunca dejaría este lugar. Abrazo a las personas que me acompañaron hasta aquí, y avanzo, las lágrimas recorren nuevamente mi rostro, es inútil intentar detenerlas, miró hacia atrás para grabar este momento en mi mente, agito mis brazos despidiéndome, respiro con cierto alivio y hoy por fin comienzo a vivir fuera de estos muros donde crecí, una fortaleza que me mantuvo a salvo, pero que nunca me dejó ver más allá de ellos.
Luego de caminar bastante y alejarme de aquel lugar me detengo, vuelvo a mirar mis documentos, es hora de aprender quién soy, de lo contrario podría tener algunos problemas, desde hoy soy Aixa Brown, vaya a saber a quién se le pudo haber ocurrido semejante locura, siento como una lágrima recorre mi rostro y no logro contenerla, cierro lentamente los ojos y recuerdo a mi madre llamarme Kim; cuando ingresé al colegio pupilo me preguntaron por mi nombre, a lo cual respondí que me llamaba Kim y desde ese momento todos me han llamado de esa manera.
Han pasado muchos años ya, apenas y con mucho esfuerzo recuerdo los rostros de mis padres, quizas era aun pequeña para poder grabarlos para siempre en mi mente, muchos recuerdos se han ido perdiendo con el tiempo, pero si hay algo de lo que estoy completamente segura es que estos documentos no tienen nada que ver conmigo.
Continuo caminando, pocas cuadras después me detengo en la plaza, busco un banco y tomo asiento, necesito descansar y pensar cómo continuar, comienzo a buscar dentro del sobre que contenía los documentos a ver qué más hay, encuentro una tarjeta, se que debo buscar un cajero, anteriormente ya me han enseñado cómo utilizarla.
Mientras observo los niños jugar, no puedo evitar recordar el día que llegué a esta ciudad, fue un vuelo muy largo, no quería dormirme pero mis ojos estaban cansados de tanto llorar, sentía que pesaban demasiado, miraba al hombre que venía junto a mí, y aunque he tratado de escarbar muchas veces en mi memoria, no recuerdo haberlo visto antes de aquel día, era un hombre muy joven, pero completamente desconocido para mí. Sus palabras suenan en mi mente desde aquel día.
-Kimy, sé que un día me buscarás, y te explicaré todo… pero ahora es lo único que puedo hacer, no se me ocurre otra solución para que estés a salvo- En aquel momento no comprendía nada de lo que ocurría y mucho menos imaginaba el destino que me esperaba.
Traía entre mis pequeños brazos un peluche que me habían regalado mis padres, no podía dejar de llorar en todo momento, lo abrace muy fuerte hasta que me venció el sueño y dormí el resto del viaje; al descender del avión nos esperaba un coche que nos llevó directamente al colegio, iba mirando por la ventanilla para memorizar aquellos lugares, quizas por mi pequeña mente cruzaba la idea de escapar de aquellos desconocidos.
Al llegar al colegio aquel hombre habló con la Señora Leonor, se encerraron en su despacho, le entrego documentos y firmó varios papeles, luego me dejó allí, llorando y pataleando entre sus brazos. Durante muchos años estos recuerdos se borraron de mi mente, por más que me esforzaba no lograba recordar, con el paso de los años poco a poco algunos recuerdos han ido regresando, no son recuerdos completos, son como pantallazos, incluso a veces pienso que a algunos los he creado para tapar huecos en mi memoria.
Recuerdo haber sido una pequeña muy feliz que vivía en Rusia, mis padres eran bastante jóvenes, al recordar sus rostros deduzco que no tenían más de treinta años, también recuerdo a otras personas y a niños, pero no puedo ver sus rostros. Aquel día todo era risas y alegría, me llevaron a un parque de diversiones, cuando cierro los ojos puedo ver todas aquellas atracciones, la gente pasar de un lado a otro, niños riendo y gritando, el aroma a dulces… parecía ser el mejor día, hasta que un hombre se acercó a mí padre quien me tomó rápidamente en brazos y le hizo seña a mi madre para irnos.
Ella, era un sueño, recuerdo su rostro angelical; se veía preciosa con su vestido blanco y su cabello suelto, posaba su mano sobre su vientre, pero al ver a mi padre su mirada cambió y se dirigió apresuradamente al coche. Me encontraba en el asiento de atrás, mi padre conducía el coche a gran velocidad mientras hablaba por telefono con alguien.
Mi madre se veía asustada, su rostro se estaba muy pálido, pero ella solo intentaba calmarme, fue cuando otro coche se detuvo frente al nuestro y mi padre perdió el control, el coche giró y giró parecía que nunca se detendría, aquel momento duró pocos segundos y a la vez fue eterno, yo estaba en el asiento trasero en la silla de niño con la seguridad correspondiente, quizás por eso sufrí muy pocos golpes.
Escucho a mi madre quejarse por el dolor, en ese mismo momento veo a un hombre colocarse frente al coche con un arma en mano y disparar, al cerrar los ojos un disparo tras otro resuenan en mi mente, a pesar de estar aturdida ya no escucho quejas, ya no hay dolor; algunos coches se detienen en el lugar y algunas personas nos socorren, cuando alguien intenta sacarme del coche yo solo luchaba por continuar cerca de ellos, recuerdo conocer la voz de quien me sacó del coche y me abrace muy fuerte a su cuello, mis padres ya no respondieron a mi llamado, ya no atendían mi llanto, solo logré ver sangre, sangre en todas partes.
Solo lloraba, no podía hacer otra cosa que no fuera llamar a mis padres, la ambulancia rapidamente nos llevaron al hospital, a mi padre lo cubrieron completamente pero recuerdo que estaban haciendo algo con mi madre, ella no estaba en una bolsa como él, pasé horas allí sin dejar de llamarlos, luego aquel hombre fue a buscarme, presentó documentos se hizo responsable de mí, rapidamente subimos a su coche y fuimos a casa, tomó algunas cosas apresuradamente, las metió en esta valija y minutos después nos encontrábamos en un avión rumbo a Estados Unidos, lugar donde pasé los últimos trece años.
Me incorporo nuevamente, no hay mucho tiempo que perder, la noche no puede encontrarme en una plaza y sin saber si quiera qué es lo que haré, me pongo de pie y comienzo a buscar un cajero, la mejor opción que tengo en este momento es ver que contiene la tarjeta, en realidad lo lógico es que contenga dinero por lo que en realidad debo ver con cuánto dinero cuento para luego decidir qué camino seguir.
Recorro las calles y pronto me encuentro frente a uno, me han enseñado varias cosas que me ayudarían al salir del colegio, planeé tanto tiempo lo que haría una vez que estuviera fuera y ahora que he salido me siento tan indefensa, no tengo a nadie, no sé en quién puedo confiar, en quién no, no tengo claro quién soy ¿Qué debo hacer?
Introduzco la tarjeta, dígito la clave que se encontraba con ella y he memorizado, al ver lo que refleja la pantalla debo apoyarme en algo, suspiro con un poco de alivio, es muchísimo dinero, realmente mucho... Debo pensar bien qué haré, podría tranquilamente quedarme aquí, vivir una vida tranquila, invertirlo, vivir mi nueva vida como Aixa... Volver a Rusia en busca de respuestas, se me cruzan tantas ideas y también un poco de miedo a tomar el camino equivocado, a ponerme en peligro, retiro parte del dinero que me servirá para encontrar un lugar dónde pasar la noche mientras tomo una decisión.
Tomo parte del dinero, lo guardo en mi valija y al salir del lugar hago seña a un taxi, le pido que me lleve a un hotel, conduce varias cuadras y comienzo a ver mayor cantidad de edificios, todos son muy altos, negocios, los vehiculos que se dirigen de un lugar a otro, el taxi se detiene frente a un llamativo hotel, dudo un poco en bajar pero no hay otra cosa que pueda hacer hoy.
Me detengo frente al lugar, puedo observarme en los grandes espejos que decoran el lugar, también puedo ver que mi vestimenta y manera de areglarme no se parece ni un poquito al de las demás personas, siento que todos me observan de una manera extraña. Al ubicarme frente al mostrador, recibo una mirada aún más despectiva que las anteriores.
_ Necesito una habitación donde pasar la noche _ la joven me mira de los pies a la cabeza.
_ Creo que te has equivocado de lugar, seguramente unas cuadras más adelante puedes encontrar un lugar acorde a ti _ abro mis ojos muy pero muy grandes y siento que me comienza a hervir la sangre.
_ ¿A qué te refieres con acorde a mí? podrías ser más clara porque no te estaría comprendiendo _
_ Me refiero a un lugar que vaya con su presupuesto _ Poco faltó para que la agarre de los pelos y limpie los pasillos con ella.
_ ¿Y tú qué sabes de mi presupuesto? aprende a no juzgar un libro por su portada y dame la mejor habitación que tengan _ me miro muy incredula de lo que escuchaba, por lo que tuve que sacar dinero y pagar por lo que pedía.
En otro momento hubiera puesto a esa chica en su lugar y me hubiera ido en busca de otro hotel, pero como no tengo idea donde encontrar otro hotel y no quiero pasar el resto del día perdida en la ciudad prefiero cerrar el asunto ahí, presento mi documentación y me dirijo a la habitación, al ingresar lo primero que hago es pedir algo de comida.
Luego realicé un tour por la habitación, encendí el gran plasma y observe la enorme cama, obviamente no me pude contener y comencé a saltar sobre ella como si de una cama elástica se tratará, me dirigí al lujoso baño donde veo un jacuzzi y tampoco me puedo resistir a usarlo, todo está a mi disposición y nadie va a interrumpirme, por fin podre tomar un baño tranquila, sin que nadie esté golpeando y gritando para que salga pronto, que no me termine el agua caliente, que no abuse de mi tiempo, qué tanto haces en el baño, etc; me relajo, cierro los ojos y rapidamente me quedo dormida.
Al despertar me siento bastante relajada, observo que ya han pasado varias horas, salgo del agua, tomo una toalla para secarme y veo que mi piel parece una pasa de uva, tomo una bata que hay en el baño, me la coloco, me dirijo a la habitación y luego me acurruco en la cama para pasar el resto de la noche.
El tiempo a pasado muy rápidamente, una gran claridad invade toda la habitación, abro los ojos lentamente ya que tanta luz me resulta molesto, logro ver que continuo en la habitación de hotel, en mi rostro se dibuja una sonrisa, ya que no ha sido un sueño y decido comenzar este nuevo día.
Me preparo rápidamente, para ser totalmente sinceros no hay mucho que preparar, tomo mis pertenencias y dejo el hotel, hago seña a un taxi que se encuentra en la entrada, subo y pido que me lleve al aeropuerto, luego de una noche de descanso plena he tomado la decisión de mi voda.
Una vez en el lugar consulto por el próximo vuelo a Rusia, la joven me informa que faltan algunas horas para la salida del vuelo, una sensación que desconozco me invade, siento un nudo en mi estómago y garganta, pero también me siento segura de este paso, no dudo ni un segundo en comprar mi boleto y todo mi interior se prepara para regresar a casa.
No conozco muchos lugares en la ciudad, ni tampoco sé qué actividades podría hacer mientras pasan las horas, miro a mi alrededor y decido sentarme en la gran sala a esperar el vuelo, pero al hacerlo veo por el enorme ventanal un shopping, se ve tan bien desde aquí, esos si no los he visitado una que otra vez pude ver algunos anuncios en la tv del colegio, pero así tan cerca y en directo jamás.
Tengo varias horas para esperar no pierdo nada con cruzar y vivir la experiencia, arrastro mi valija y me dirijo al lugar, observó detenidamente antes de ingresar, es enorme, ni siquiera sé por dónde empezar, giro sobre mis pies sin encontrar dirección. Veo esas escaleras que suben y bajan sin que des un paso, veo centenares de tiendas, lugares para comer, y se me prendió la lamparita o me gruño el estómago, pero ya sé qué es lo primero que haré, me ubico en una de las mesas y pido un buen desayuno mientras observo a las personas subir y bajar, disimuladamente practico un pequeño saltito para subir aquella escalera, veo como lo hacen los demás, ya me he imaginado con un pie sobre la misma y uno no, y no me ha gustado el final imaginado.
Tomo valor, me dirijo a ella y subo disimuladamente, giro mi cabeza como un buho observando las expresiones de las personas que se encuentran cerca, se que he cambiado de color, he sudado y siento mi corazón salir de mi pecho y cuando comenzaba a calmarme vuelvo a entrar en pánico ya que no sé como bajaré al llegar arriba, ni siquiera lo había pensado, quizásfue un error subir aquí, pero aunque intento bajar mi esfuerzoes en vano.
Me apresuré tanto que de todos modos terminé cayendo, me dirijo a una tienda donde compro algo de ropa, zapatos, lencería, pijamas, debo equiparme, y también me realizo un cambio de look, estoy sorprendida, cómo he vivido tantos años sin conocer todo esto.
Puedo ver que las horas han pasado en un abrir y cerrar de ojos, estos lugares podrían ser mi perdición, ingresas aquí y el tiempo pasa volando frente a tus narices, me dirijo nuevamente al aeropuerto donde minutos después se anuncia el vuelo que debo tomar, con mi boleto en mano me dirijo a aquella puerta y lentamente dejo todo atrás.
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