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Amor Sin Fronteras

Prólogo

Cuando conoces a una persona en una discoteca, no quiere decir que será el amor de tu vida por siempre. La mayoría de las veces, para no decir que todas, nunca te lo tomas en serio, simplemente sigues como si nada la vida, aunque te haya roto el corazón.

Leda era la chica más directa del mundo, que nunca había tenido un novio de forma oficial, más que todo por la sobre-protección de sus padres, en su primer permiso para salir a bailar, conoce al que sería el dueño de su corazón.

Armin un gran empresario alemán de aerolíneas, llega al país de Leda, fuera de su continente, solo es trabajo, pero una noche decide salir y conocer las bellezas que presentan, y al verla solo piensa "Quiero que sea mía"

Culturas, países, hijos, tantos kilómetros de distancia, ¿de verdad iba a salir bien? ¿Cuándo él se vuelva a su país, qué harán? ¿Es algo pasajero o algo serio?

Capítulo 1

Leda

Mi primera ida a una discoteca en 19 años de vida que tenía, estaba emocionada por esta nueva experiencia.

Había rogado por este permiso, le había dicho a mis padres que me iba a comportar de la mejor forma, que no iba a tomar tragos de desconocidos ni nada parecido. Por fin me iban a dar el permiso que siempre quise, la experiencia que todos a mi edad ya han tenido, aunque no podía comparar demasiado una cosa con la otra.

—¿Segura que quieres ir? Tal vez no sea tu ambiente —Trata de convencer mi madre a última hora para no ir a la discoteca.

—Mamá, todo saldrá bien, confía en mí.

—Confío en ti, hija —Ella mira hacia la puerta donde mi hermana menor y mi padre nos miran.

—Recuerda los consejos de mi papá, no dejes el trago solo —Mi hermana de doce años me estaba dando los consejos como mis padres, solté una risa por lo que me decía.

—Sí, lo haré —La abrazo para mirarme por última vez en el espejo.

—¡Leda! El carro ya llegó —Una de mis amigas, para dejar que mis padres me dieran el permiso de ir con ellos, decidió arreglarse en mi casa y volver a llegar aquí para irse al día siguiente —No se preocupen, la voy a cuidar como si fuera mi hija —. Sonríe a mis padres, por su expresión estaba segura de que no estaban para nada calmados, pero era lo poquito que podía hacer para calmarlos.

—Estaré bien, se los aseguro —Les doy un beso en la mejilla a cada uno y salgo con Julia rumbo a la discoteca, donde nos íbamos a encontrar con nuestro grupo de amigos.

—Recuerda dejar el trago a un lado si te vuelves a sentar, aunque entre todos nos vamos a cuidar —Me dice otra amiga para irse a bailar con el novio, estaba sentada junto a Julia, no duro ni dos segundos conmigo porque la sacaron a bailar.

Veía el ambiente a mi alrededor, mucha gente, la música a todo volumen, todos pegados con todos, bueno, no era mi estilo de vida, estaba muy lejos de serlo, sin embargo, todo lo estaba haciendo por la experiencia, absolutamente por la experiencia.

—Eres muy guapa, ¿quieres salir a bailar? —Mire al chico que me estaba diciendo esto, no era mi estilo, no era mi gusto para nada, sin embargo, recordé los consejos de mi mamá "Si le dices a uno que no, le tendrás que decir a todos que no, porque podría ocasionar problemas" Asentí simplemente por un futuro.

No me quiso soltar en toda la noche, yo estaba bastante cansada de que se acercará tanto a mí, no me gustaba para nada su toque, aún más porque no paraba de estar encima de mí.

—La necesito un segundo —Fue Julia quien me salvo de ese pegote de chico, y me llevo afuera de la discoteca —¿Estás bien?

—Sí, no sé porque le dije que sí —Acaricio mis manos un poco perturbadas por ese sentimiento de asco que sentí por su toque.

—Cariño, si no estabas de acuerdo con bailar con él, no debiste decir que sí.

—Mis padres me tienen traumada, me dijeron que si o si tenía que aceptar todo o negar —Ella me mira y suspira.

—En ocasiones tus padres me caen muy mal —Suelto una carcajada mirando otra discoteca que estaba al frente de la de nosotros, se podría decir que estaba más lleno.

—Da igual, espero que alguien más me saque a bailar.

—Te puedo sacar yo, no te preocupes —Miro mi reloj de muñeca, no había pasado ni una hora.

—Vamos, veremos que pasa —Cuando volvimos a ingresar estaba el doble de lleno, mucha gente por todos lados, mis amigos seguían en la misma mesa, cuando levante la mirada me encontré con la mirada de un hombre, unos ojos que brillaban incluso en medio de la discoteca, no eran marrones de eso estaba segura. Me estaba analizando y no le dio para nada de vergüenza cuando cruzamos miradas, lo supe de inmediato, era un extranjero que estaba de paso.

Demasiado guapo, significa problemas, desvíe mi mirada mientras suspiraba.

—¿Quieres bailar? —Levante mi mirada, esta vez era otro diferente, asentí mientras me levantaba de mi asiento. Cuando termino la música, me da un beso, un beso en la mejilla y siento sus manos en uno de mis bolsillos —Escríbeme.

Cuando llego donde mis amigos, se empiezan a reír.

—Yo vi mano —Dice uno mientras le da un beso en la mejilla a su novia, la cual ríe junto a los otros.

—Cansones —Suelto riendo mientras me siento.

—¿Qué te dio?

—Su número —Respondo sacando el papel que contiene su número.

—¡Eso! ¡Con toda! —Todos ríen al tiempo y eso llama la atención de las personas, pero no me daba nada de pena, levanto nuevamente mi mirada y el extranjero me mira con una ceja arqueada, le habla alguien que está a su derecha y el hombre asiente para no verse más desde el balcón. Su mirada era tan penetrante que no pude seguir.

—¿Quieres bailar? —Otro me busco para bailar, y seguí casi toda la noche bailando, de esa manera el trago nunca me afecto, al menos no del todo.

Cuando ya estaba cerca de la media noche, salí nuevamente de la discoteca por el calor, Julia se devolvió a mitad del camino por su celular, la traté de acompañar; sin embargo, la gente no me dejo pasar, entonces le dije que la esperaba fuera se esté.

—Por fin estás sola —Una voz ronca me hace girar, por un momento pensé que sería el extranjero, sin embargo, fue el primer chico que me había sacado a bailar, agarrándome de mi muñeca con fuerza —¿por qué estabas bailando con más chicos?

—¿Qué? —Ejerce más fuerza en mi muñeca, que me hace jadear del dolor.

—No puedes bailar con más, solo conmigo —Vida desgraciada, ¿qué mierda me estaba diciendo?

—Usted no es nada mío, suélteme —Indico bastante enojada e indignada por un imbécil.

—Cuando aceptaste bailar conmigo, aceptaste salir conmigo —A mí esto no me advirtieron, ¡la gente está loca!

—Maldita sea —Murmuró y siento mi muñeca siendo presionada con más fuerza, respiro profundo para agarrar la fuerza que necesito, tratando de quitar el dolor de estómago por la ansiedad que estaba sintiendo.

—Suel... —La frase de una tercera voz frena cuando doy un golpe en la boca del estómago del chico loco.

—Vete a la mierda —Cuando su agarre se suaviza, me quito con fuerza y le doy una patada en su pierna, donde está ubicado el hueso, cae al suelo mientras giro mi cabeza para ver la tercera voz, el extranjero estaba frente mi, con una sonrisa en su perfecto rostro. Sentí que me ahogaba cuando vi la altura de este hombre.

Pude con el otro por la estatura, media casi lo mismo que yo, por eso pude derribar con mucha facilidad, pero el sujeto frente a mí, tenía que levantar mi cabeza para mirarlo y esto casi nunca me sucede, mis 1'69 ayudaban bastante.

—Resultas bastante fuerte —Da un paso al frente y yo retrocedo, ladea su cabeza sin dejar de sonreír —¿Tienes miedo?

—Sí —Respondo de forma automática.

—¿por qué?

—Un loco me acaba de decir que era suya solo porque baile con él, ¿cómo crees que voy a sentir?

—¿No estás acostumbrada? Eres lo suficiente hermosa para que muchos chicos hagan eso —Suspiro por ese comentario, la sobre protección de mis padres ayuda bastante en estos casos.

—No, es mi primera vez saliendo en este ambiente —Miro el cuerpo del chico que no para insultar mientras se sostiene su pierna —Y creo que no volveré a salir.

Los de seguridad llegan y preguntan la situación con mi amiga al lado.

—No podía contra él, tuve que llamar a seguridad —Asiento mientras le quito importancia, siempre me supe defender sola.

—Ven —El extranjero hablaba perfectamente español, me extendió su mano.

Mi lógica me decía "No hagas eso" Pero bueno, siempre fui alguien impulsiva y agarre su mano como si de un perro se tratará.

—Carajo —Murmuro al ver lo que hice, porque me jala para agarrarme de la cintura.

—Du wirst mein sein (Tú serás mía) —Me dice como si yo hablará takataka, sin embargo, los dos hombres a su alrededor se sobresaltan al escuchar lo que dice.

—No hablo takataka —Comento un poco enojada, suelta una risa que me hace palpitar mucho más que mi corazón.

—Oh, meine Königin (Mi reina) —Mi ceño se frunce por volver hablar en otro idioma —Dame tu número —¿Debería? De por si los hombres a su alrededor se reflejaban que no era cualquiera, giro a ver a los de seguridad y están pálidos.

—Señor Meyer, muchas chicas están preguntando por usted —¿era su nombre o su apellido?

—No me interesa, ¿o quieres que baile con ellas? —Esta pregunta va dirigida a mí.

—No me meto en esas cosas, es tu vida, ¿no? —Nuevamente ríe, pero esto solo ocasiona que sus compañeros se pongan más nerviosos.

—¿Y tú bailarás con más?

—¿por qué no? —Su agarre se hace más fuerte en mi cintura, y trato de que no me palpite nada que pueda palpitar; era la primera vez que alguien me agarraba de esta forma, no me gustaba la forma en que hacía sentir.

—Dame tu número.

—¿Por qué?

—Porque quiero conocerte.

—¿por qué? —Él suspira exasperado por mis preguntas.

—Me pareces guapa, llamativa y podría decir que eres perfecta para mí.

—No me idealices —Suspiro, para separarme un poco de él y extender mi mano, como si fuera un perrito, me agarra la mano —Dame tu celular, te lo voy a anotar —Él ríe satisfecho, cuando saca el celular y lo desbloquea puedo distinguir sus ojos correctamente, eran grises.

—Muchas gracias —Estaba bastante feliz por obtener mi número, nunca me había pasado una cosa de estas.

—Leda, se está haciendo tarde, y tus padres se podrían preocupar —Todos mis amigos estaban saliendo de la discoteca, cuando me fije en la hora había pasado bastante.

—¿Deberíamos ir a comer? —Dice mi amiga mientras abraza a su novio.

—¿Cómo te llamas? —Giro mi cabeza para mirar al extranjero.

—Armin Meyer —Asiento y escucho el jadeo de sus compañeros.

—Que te vaya muy bien, señor Meyer —Me alejo de él mientras voy hacia mis amigos, Julia me agarra de la mano con fuerza.

—Vámonos rápido —Indica ella, y todos se giran para ver al hombre, agarran un paso rápido.

—¿En qué te metiste, Leda? —Indica Ana mientras me señala enojada —Ese hombre no es de aquí, estoy segura.

—Yo pregunté a uno de los de seguridad, me dio miedo esa presión que daba hacia ellos —Julia suspira mientras come unas papas —Parece que es alguien importante, era un VIP.

—¿Por qué se interesó en Leda?

—¿No vieron como la miraba desde arriba? No podía quitar la mirada de ella, entro parejo con nosotros.

—¿Entro al tiempo que nosotros?

—Mientras hacíamos la fila, él entró como Pedro por su casa; sin embargo, al ver a Leda se detuvo un segundo para repararla y sonreír entrando a la discoteca.

—Nopuedeser —Murmuró cubriendo mi boca con mis manos —Dos locos en una noche, genial.

—¿Dos? —Les cuento lo que sucedió y como tuve que golpear a un imbécil.

—Maldito hijo de puta —Una amiga entierra su tenedor en una papa que no tenía la culpa —Los hombres son tan estresante —Los hombres del grupo giran a ver —Ustedes no se salvan —Todos reímos.

—¿le diste tu número real?

—Pues, sí —Respondo mientras me meto unas papas a mi boca con tranquilidad.

—¿por qué?

—¿Se imaginan que me busqué por todas partes? Nah, solo le va a durar hasta que encontré alguien mejor.

—Mujer loca —Todos niegan con la cabeza y yo solo puedo reír por la forma en que me cuidan.

Al llegar a mi casa y anunciar que seguía viva y virgen aún, mis padres se calmaron un poco.

Dentro de poco iba a iniciar mi nuevo semestre de la universidad, estaba bastante emocionada por continuar mis estudios, por esa razón no preste mucha atención que el extranjero tuviera mi número, estaba ocupada con mis cosas, sin embargo, un día antes de iniciar mi nuevo semestre el ojigris me hablo.

"Hola, soy Armin, ¿cómo estás, preciosa?" 

Capítulo 2

Armin 

No podía describir lo que había sentido con ella, la primera vez que le hice una inspección, su cabello ondulado hasta sus caderas, tenía unas caderas que me hacían querer dejar mis dedos marcados en ella. No tenía un vestido, tenía unos jeans pegados a su cuerpo, una camisa que se la había puesto por dentro, unos tenis que la hacía ver más juvenil, su leve maquillaje me hizo sentir amor a primera vista. 

Subí a la sala VIP, habían muchas personas también, mis guardaespaldas estaban a mis costados, y yo estaba bastante aburrido, me levante de la silla para mirar por el balcón, dando una vista rápida, cuando encontré a la chica que encontré en la entrada, estaba riendo con una de sus amigas, era un grupo un poco grande. 

El primer chico que la saco a bailar, ella se le noto en la cara las ganas de no querer bailar con él, y no la quería soltar, vi toda esa escena, con unas ganas terribles de agarrarlo y darle un golpe que lo dejará en el otro mundo, estaba apretando cada vez más fuerte la baranda del balcón.

Cuando su amiga la salvo de él, pude ver como salía, quería salir para buscarla, pero había visto como la mayoría de sus amigos la cuidaban, tanto con los tragos como la gente que se le acercaba. Si no hubiera sido por ellos, muchos la hubieran sacado a bailar desde el principio. 

—Der Chef (Jefe) —Giro mi cabeza para mirar al hombre —Du willst mit niemandem tanzen? (¿no quieres bailar con nadie?) —Niego con mi cabeza mientras veo como un chico le pone un papel en el bolsillo trasero, podía jurar que era su número, siento una rabia un poco irracional por ese chico. 

—Verdammt (Maldito)  —Giro mi cabeza para mirar a las chicas que estaban buscando bailar conmigo, cada una con pelo liso, algunas pelinegras, otras pelirojas y otras rubias teñidas, me parecía estar en Alemania viendo las mujeres, lo único diferente era el tipo de cuerpo, pero no me gustaban, solo podía imaginar esa linda chica encima mío sin nada de ropa, me mordí el labio inferior para calmar ese pensamiento. 

Volví mi mirada a la chica, la cual cruzo por segunda vez su mirada con la mía, se veía tan hermosa con su expresión de confundida. 

Cuando la vi salir con su amiga, suspire, tal vez iba a perder la oportunidad, fueron segundos después que vi a la amiga llegando donde sus amigos, aproveche esa oportunidad para salir donde ella, me encontré al primer hombre agarrándola, iba a interrumpir, pero ella le proporciono un golpe en la boca del estómago de una manera sensacional. Lo insulto y le dio otro golpe en la pierna y se giro a verme, su cabello se movía por el viento, lo acomodo detrás de su oreja para mirarme. 

Era demasiado guapa, quería agarrarla y ponerla contra la pared, pero comerme esa boquita suya, unos labios jodidamente calientes. 

Su forma de responder me hizo querer domarla, y ella sin hacerme nada me domo. 

—Señor, es mejor no meterse con una joven de aquí —Habla uno de mis guardaespaldas.

—Eso no le va a gustar a la señora —Lo miro unos segundos. 

—A ella no le debe importar, total la que se va acostar con ella, soy yo —Respondo cortante para ir por el carro, ya no valdría la pena entrar nuevamente a esa fiesta. 

—Las de aquí son bastante fáciles, no debe olvidar eso. 

—No abras la boca —Contesto tajante, él baja la cabeza y me sigue. 

No pude hablarle en los siguientes días porque tenía razón, mi madre se volvería como una bestia donde le dijera que metí con una chica que no era alemana, me iba asesinar si tenía la oportunidad. Sumado que este mundo era bastante cruel para una chica promedio como ella, sin embargo, podía destacar que tenía la suficiente fuerza para sobrevivir. 

Una vez la observe de lejos, su risa junto a su familia, padre y madre aún juntos, su hermana menor que era casi igual a Leda. Se podía notar que no tenía la confianza para casi nada, sabía en que universidad estudiaba, su futura profesión, debía destacar que era una mujer sensacional, que tal vez le podría afectar demasiado este mundo. 

—Su madre lo esta llamando —La llamada de mi madre fue lo que me hizo distraer de los pensamientos sobre Leda. 

—¿Sí, madre?

—¿Cuándo vas a volver?

—¿Tienes mucha prisa?

—Tus hijos están preguntando por ti —Suspiro mientras me peino el cabello hacia atrás, había otro problema en todo esto. 

Era un hombre viudo que se enamoro con locura en sus años de juventud y ahora tenía tres hijos que estaban como locos en la mansión de mi madre. 

—No sé cuando me iré. 

—¿A quién quieres?

—¿Qué?

—Cuando te quieres quedar en una ciudad es porque encontraste una mujer, ¿quién es?

—No te responderé eso. 

—Dímelo, Armin. 

—No, no voy a entrar a discutir contigo, porque me dirás "Acuéstate con ella y ya" 

—Ya conoces mis consejos, ¿por qué no lo haces?

—Ella es diferente. 

—Puedo apostar que no conoces nada de ella, ¿por qué apegarte? 

—Madre, te estas metiendo demasiado en mi vida. 

—Sí, cuando me dejas a tus hijos a mi cargo, haré lo que quiera. 

—Jodida mierda —Respondo mientras miro por el ventanal. 

—¿ya la investigaste?

—Sí. 

—Debes contarme tu o le diré alguno que me cuente —Suspire bastante estresado, estaba bastante consciente que ella era capaz de eso y más. 

—Se llama Lada, tiene 19 años, estudia pedagogía infantil, tiene un buen promedio en la universidad, es seria con gente desconocida, pero con amigos y familia es bastante risueña. 

—Es una niña de bien, ¿cierto?

—En pocas palabras —Le digo mientras observo como el sol se esta escondiendo luego de un largo día. 

—¿Qué piensas hacer? 

—¿no me darás el consejo de siempre?

—No puedo, ese consejo te lo digo con chicas que serán desechables —Suspiro por la forma de hablar de mi madre —En este caso a ella la vas a lastimar si te metes en su vida, puede que no terminé bien. 

—Lo sé, podría ocasionar mucho dolor a alguien que no estaba viviendo con eso —Un largo silencio se hace en medio de la llamada. 

—Tráela aquí —Es lo que dice mi madre —Ella será una gran madre para la economía no la dejes ir.

Cuelga sin más, y siento mi cabeza a punto de explotar, mi madre había sido la hija de la economía, de las pocas mujeres que fueron líderes en ese mundo, pero la más despiadada, sin temor a destruir a alguien dentro de la organización por traición. Era hermosa, inteligente y talentosa en todo lo que podía, dando lo mejor de ella, contrario a la madre de mis hijos. 

Sin pensarlo más le escribí a la chica, la cual contesto rápido, y pude ver su foto de perfil, bastante linda a decir verdad. 

Días y días llenos de mensaje, me había comentado que comenzó la universidad y estaba un poco estresada por este nuevo semestre, ya que tenía que tener buenas notas para tener la oportunidad de algo que quería. 

En la discoteca la había conocido sin lentes, me comentó que era por el montón de gente que había en ese lugar que pensó que lo mejor era irse sin ellos, aunque lo necesitaba por no ver de lejos. 

Era animada, era capaz de hablar de varios temas, como evitar otros, bastante llamativa, cuando reuní valentía le dije para salir, dudo en responderme, pero al final me pregunto "¿Dónde? ¿Cuándo?" 

Acordé una salida a un centro comercial para que estuviera calmada, ella acepto e indico cual le quedaba más fácil, quería recogerla, sin embargo, algo me decía que no le dijo la verdad a sus padres a donde iba, por eso no me quise entrometer demasiado. 

—Muchas gracias por invitarme a comer —Me dijo con una sonrisa cuando salimos del restaurante. 

—Con mucho gusto, Meine Königin (Mi reina) —Ella me miro y ladeo su cabeza. 

—¿Cuál es ese idioma? 

—Alemán. 

—¿Entonces eres alemán?

—¿Desde cuándo tuviste esa duda? —Puedo ver como su rostro se pone rojo mientras gira la cabeza —Sí, lo soy. 

Fueron otras dos salidas, ella poco a poco se fue abriendo a mi. En la tercera, me pregunto lo que uno siempre pregunta. 

—¿Usted y yo que somos?

—¿Qué quieres ser? —Me miro sorprendida por mi respuesta, suelto una leve risa mientras meto una cucharada de mi helado a mi boca —¿Por qué te sorprendes? ¿Soy el primero en decirte eso? —Ella me mira unos segundos y luego retira su mirada. 

—Sí, ¿por qué?

—Me gustas, me gusta la forma en que me cuentas algo, la manera en que te ríes, la forma en que miras lo que te gusta, me gustan muchas cosas sobre ti, ¿qué esperabas? Me pareces una mujer muy atractiva, y puedo decirte con seguridad que eres la más hermosa que he visto en lo largo de mis años. 

—Debería creerte, después de todo ya estás viejo —La miro con una ceja enarcada, para acercarme a su rostro. 

—Un viejo que te pone —Su rostro se pone totalmente rojo y baja la mirada para seguir comiendo su helado. 

Ambos estábamos jugando con fuego, y era algo peligroso seguir con este coqueteo, no estaba seguro si quería dañarle por completo su futuro. 

Le llevaba 11 años, que a la hora de verdad si preocupa bastante. 

Suspiro para decidir que hacer, tenía la opción de decirle que se fuera conmigo, que no perdiera el tiempo y se fuera a Alemania conmigo, que le iba a dar todo, que la iba a tratar como diosa. 

Una noche donde ella no me hablo en toda la tarde, recibí una llamada. 

—¿Qué sucede? —Preguntó al leer su nombre en la pantalla. 

—Ven, por favor —Escuché sus sollozos. 

—¿Dónde estás? —Me indico donde estaba y salí sin pensarlo dos veces, cuando la vi, me di cuenta que era una niña, una niña que conocía nada del mundo —¿Qué sucedió, Meine Königin? —Ella levanta su mirada al verme y me abraza mientras solloza en mi pecho, estaba fuera de su edificio, la agarre con cuidado y la subí al auto para llevarla al pethouse, estuvo encima mío, no se movió, solo cubrió su rostro con mi pecho. 

—Mis padres se dieron cuenta que estaba hablando contigo.

—¿Muy mal?

—Me dijeron que era una puta, que solo por ver un hombre con dinero y extranjero me acostaría con cualquiera, que era una fácil, ¿de verdad soy tan fácil? —Sus ojos se llenaron de lágrimas —¿lo soy?

—No, estás lejos de serlo —Acaricio su mejilla, tratando de contener la rabia que sentía por la forma en que la habían tratado, ¿qué padre era capaz de decir esas tonterías? Quería asesinarlos.

—¿Estás seguro? 

—Sí, muy seguro —Ella me mira unos segundos y apoya su cabeza en mi pecho.

—¿por qué? ¿por qué me tratas de esta forma?

—¿Quieres saber la verdad? —Ella asiente sin mirarme. 

—Quiero que seas mía, no solo en el sentido de acostarme contigo, quiero que cada sonrisa, que cada risa, que cada prenda que lleves puesta sea por mí, si quieres algo te lo daré, si quieres una mansión, te la daré —Levanto su rostro hacia mi sosteniendo su mentón —No sabes las ganas que tengo de indicarle al mundo que eres totalmente mía —Ella me mira y siento como su cuerpo tiembla. 

—No me digas eso —Susurra ella. 

—¿por qué?

—Porque te voy a creer, me voy a ilusionar y no quiero hacerlo —La mirada tan triste que me dio me hizo sentir un nudo en la garganta.

—Hazlo, porque te bajaré el cielo, y arrasaré con la tierra si eso me permite ver tu sonrisa —Vi como sus ojos se iluminaron al decirle esto, me gustaba de esa forma, hacerla sentir amada y respetada.

—¿Estás seguro? —Asiento mientras acaricio sus mejillas, ella cierra los ojos para sentir bien mis caricias. 

—A la mierda —Murmura ella, parar mirarme totalmente decidida, agarra mi mano y la lleva a sus piernas —¿No me puedes tocar un poco más? 

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