Al despertarme me di cuenta que el ya no estaba a mi lado, solo era como un excitante sueño que al despertar solo quedaban los recuerdos y el delicioso aroma de su fragancia impregnada en las sabanas blancas.
Me levanté directa a la ducha dándome un baño con agua fría, necesitaba asimilar que era lo que había pasado anoche.
Al salir me cambié con mi ropa de oficina y sin perder más tiempo salí del departamento para ir a la agencia, pero antes de tomar un taxi pude darme cuenta de una camioneta negra con vidrios oscuros estaba estacionada frente al edificio.
Al llegar a la agencia me entregaron miles de carpetas con reportes pendientes de las misiones.
Y solo me sumergí acomodando, sellando y archivando cada carpeta, así pasaron los ultimos dos días de los cinco que estaría aquí en Londres, y así como llegue me fui en un vuelo comercial, aún no podía entender por qué la agencia me limitaba a todo, en portar mi arma, mi placa, los viajes privados y el vehículo que me trasladaría en las diferentes ciudades.
Y antes de abordar los mismos agentes que me habían recibido me entregaron mi teléfono, sin decir ni una palabra subí al avión y después de algunas horas de vuelo por fin aterrizaba, al salir por los corredores me recibió Dennis con un abrazo afectuoso.
- te extrañé Mérida, estos días me hiciste mucha falta- asentí separándome de él hasta darle un golpe en el hombro.
- aunque por protocolo no tenía mi teléfono pudiste llamar a la agencia y no lo hiciste Dennis, eres un mal amigo- sonrió tomando mi pequeña maleta.
- lo siento bonita, para compensarte te invito a comer a donde tú quieras, ¿aceptas?- asentí con una gran sonrisa en mi rostro.
Caminé a la par de él, subí a su auto y nos fuimos por las hermosas calles de Brescia, al entrar al restaurante ordenamos de inmediato.
Le conté los cinco días más aburridos y largos de mi vida, [omitiendo el bello encuentro con;] él solo se reía negando a la vez, trajeron la comida y sin decir una palabra más me concentre en comer.
Después de la deliciosa comida, me dejo en mi departamento donde me tome el tiempo necesario para relajarme, ya que mañana me tenía que presentar dando mi reporte de estos días con mi jefe, el señor Romano.
Era muy temprano cuando desperté con un fuerte dolor de pecho, me sentía sofocada, no entendía que era lo que me pasaba me levante tomando un poco de agua y abriendo una de las ventanas para respirar un poco el aire puro.
Hice respiraciones hasta que me calme y el dolor desapareció, al ver la hora me fui de inmediato a bañar y alistarme para ir a la agencia.
Cuando salí solo sentía que me observaban, volteé para todos lados, pero estaba tan tranquilo que se notaba la hora que era, me subí a mi coche manejando hasta mi trabajo.
Al entrar a mi oficina sobre mi escritorio había una carpeta color verde, la tome y comencé a leerla, era información sobre la mafia Rusa, para ser específica hablaba de los hermanos Vasilev, busque entre las hojas, no había fotos, ni nombres de los hermanos.
Pero al pronunciar Rusa, Rusia, me recordó al gran amor de mi vida, que tuve la dicha de verlo por algunas horas y en verdad me conformaba aunque sabía que lo nuestro siempre fue un espejismo.
Me senté aún teniendo entre mis manos la carpeta cuando escuche la puerta abrirse, levante mi vista y era mi jefe, de inmediato me levante dejando la carpeta sobre mi escritorio.
- buenos días, capitán- me sonríe acercándose hasta que se sienta frente a mí.
- sabes que no tienes que ser formal, eres como una hija- asentí, acatando la indicación de sentarme- bueno, ya que leíste la información me ahorras tiempo, iras a Rusia la próxima semana y mañana saldrás en un convoy con varios agentes, estarán por dos días en Ravena, es clasificado y son órdenes de más arriba.
- está bien capitán, pero, ¿me devolverá mi arma y mi placa?- el asintió levantándose del asiento.
- si, Antonella tiene tus cosas- sonreí acompañándolo a la salida- cuídate Mérida.
Él se fue, recogí mis cosas y gran parte del día me estuve en la oficina, dándome cuenta que Dennis no estaba por ningún lado de la agencia.
Al salir y manejar al departamento, me intrigaba saber por qué iría a Rávena, ¿que era eso tan ultra secreto que no podía saber?, al bajar sentía la misma sensación de ser observada.
La noche se fue tan rápido, que ya íbamos en camino, pude notar que los agentes que venían junto a mí eran novatos, ellos no tenían mucho que habían entrado a la agencia, por lo tanto, aún no tenían misiones en su historia, ni tampoco experiencia, así que de cierta manera me sentía muy nerviosa.
Ajuste mi chaleco y revise mis armas que tuvieran suficientes municiones, cuando se escuchó un fuerte estruendo, por el parabrisas pude ver una de las camionetas volar por el aire.
Al voltear estaban en shock, sabía que esa escena era impactante y parecía sacada de una película de acción, pero en este momento los necesitaba centrados, corte cartucho y les hablé fuerte dándoles órdenes.
- creo que hoy será su día, enseñenme lo aprendido en la academia- asintieron tomando sus armas- ¿listos?.
- listos Ek- sonreí, mientras se escuchaban los disparos, respire profundo y salimos de la camioneta.
Nos pusimos en guardia, avanzando cubriéndonos nuestras espaldas y disparando a los que nos atacaban, entre los disparos cruzados una bala había rozado mi brazo provocando un dolor intenso, me toque la herida y tenía sangre en mi chaqueta, pero al girar dos de los novatos que venían conmigo estaban tendidos sobre la tierra.
Corrí a su auxilio, toque el cuello de Marcel y no tenía pulso, me levante al escuchar toser a Valery, tenía una gran herida en su abdomen de donde brotaba mucha sangre, con mis manos traté de detener el sangrado.
Siendo imposible detenerlo y solo mis manos se teñían cada vez más de rojo, veía sus ojos y sabía que estaba muy asustada.
- escúchame, Valery tranquila que saldremos de aquí, por favor resiste- ella solo asintió tomándome del brazo.
Por un momento solo me centré en ella, bajando la guardia por completo olvidándome de lo que pasaba a mi alrededor por un segundo, cuando sentí un arma sobre mi cabeza, me quede paralizada al instante, los ojos de Valery al verle el rostro, podría jurar que era de total sorpresa.
Se escuchó cortar cartucho, por inercia cerré mis ojos, sabía que aquí terminaba todo, hasta que un disparo se escuchó cerca de mí causando un ligero pitido en mi oído y en cuestión de segundos vi caer el cuerpo de, ¿Evan?, pero, ¿que está pasando?.
Reaccione sacando mi arma de la cinturilla de mi pantalón, ya que mi ametralladora estaba al otro extremo, con agilidad me levante girando, estaba lista para disparar, mi dedo índice estaba sobre el gatillo.
Al verlo era Dennis quien asintió y siguió su camino, me olvidé de la guerra que se vivía en este momento, tome de los hombros a Valery y me la lleve jalando hasta una casa en ruinas que estaban casi a la entrada del bosque.
Al acomodarla en el rincón de inmediato quite mi chaqueta de mi blusa arranque un pedazo de tela, tome la mano de Valery para que se calmara un poco.
- Valery, escúchame esto dolerá, pero te ayudará- asintió, la vi respirar profundo, posó su mano en mi pierna- ¿lista?.
- hazlo Mérida- asentí.
Introduje mis dedos en su herida, la escuchaba gritar con desesperación y con rapidez con la tela que ya tenía preparada la metí a la herida poco a poco hasta sacar mis dedos, solo rogaba que con esto el sangrado se detuviera, limpie con el resto de mi blusa su vientre.
- estarás bien, solo tengo que pensar como salimos de aquí sin ser vistas- ella solo asintió.
- Mérida, ¿por qué el agente Batch te encañono?,- me encojo de hombros- ¿que sucede?.
- eso mismo quisiera saber yo Valery, no sé que esta pas...- me quede en silencio al escuchar ruidos cerca y le hable en susurro- no hagas ruido.
Ella asintió, me levante apunte con mi arma y comencé a avanzar atravesando el marco donde una vez hubo una puerta, estaba alerta y en guardia cuando dispararon a mi dirección e hice lo mismo, seguí avanzando cuando al pasar por otra habitación me jalaron.
Al ver el rostro era otro agente, luche contra el, pero así como yo lo golpeaba también recibía golpes, seguíamos en lucha cuando vi mi arma cerca de mí, le di una patada y corrí a tomarla.
Cuando de un movimiento me tumbo al suelo, me deslice para alcanzarla cuando me agarro de la pierna, gire y sin pensarla le di una patada en el rostro, al tener en mis manos mi arma apunte hacia el jalando el gatillo.
Me levanté camine hasta su cuerpo y dispare dos veces más yéndome de nuevo con Valery, caminaba con dificultad porque mi pierna se había lastimado, cuando escuche pasos acercarse a mí.
Sostuve firmemente mi arma me di la vuelta apuntando a la dirección del sonido, pero al darme cuenta de quien era me quedé estática, aún seguía apuntándole cuando el tomo por el cañón mi arma llevándola hasta su pecho.
- malyshka, ¿serias capas?- mis manos me temblaban por la sorpresa y la adrenalina que corría por mis venas- vine a protegerte, aquí no estás segura.
Aún estaba en shock y Mikhail solo accionó su arma escuchándose el disparo, al ver hacia donde había disparado estaba en el suelo el cuerpo era Kenia, cada vez me confundía más cuando vi por un el hoyo donde era un gran ventanal venían varios agentes a nuestra dirección, pero una bomba de humo hizo su aparición y solo sentí que tomaron mi mano jalándome.
- espera, no puedo dejar aquí a Valery- seguía caminando sin detenerse- Mikhail.
- volteó a verme y solo me sonrió- no te preocupes por ella.
Salimos de la casa y al ver había cuerpos tendidos por todo el lugar corrimos y tras nosotros aún se escuchaban disparos hasta que un gran estruendo hizo cimbrar el suelo provocando mi caída me levante para seguir avanzando.
Llegamos a la carretera donde hombres armados estaban alertas y uno de ellos abrió la puerta de la camioneta.
Mikhail me subió a ella, tomó mi mano dejando un sutil beso entre mis nudillos- pronto nos veremos mi amor, llévensela.
Cerro la puerta sin darme la oportunidad de contestarle, nos fuimos alejando de aquel lugar donde al ver por la ventanilla trasera era un campo de guerra donde el desastre y las llamas adornaban aquel lugar.
Al bajar la mirada vi a Valery quien solo me sonrió, tome su mano y seguimos en camino, no sabía en verdad que pasaba, ¿por qué Mikhail estaba ahí?, ¿por qué los agentes me atacaron?, ¿por qué me querían matar?, y aunque me siguiera haciendo miles de preguntas no sé si les encuentre respuesta o explicación a lo sucedido.
Parte de mi infancia fue más que bonita, mis padres y yo estábamos a la espera de mis hermanos, en donde me encantaba siempre tocar el vientre de mamá para sentir los movimientos de mis hermanitos, era tanta mi felicidad solo de pensar que yo sería la hermana mayor donde mi deber lo tenía más que claro y era protegerlos a ellos de todo y de todos.
Y solo a pocos meses de poder conocerlos mi mamá tuvo complicaciones, los médicos intentaron salvarlos e hicieron de todo, pero lamentablemente no soportaron y ni mi madre, ni mis hermanos lograron sobrevivir, mi papá se deprimió demasiado ante tan devastadora noticia dejándome a mí de lado, sin importarle, ni detenerse a pensar el cómo me sentía yo, al saber que jamás vería de nuevo a mi mamá quien cada noche me cantaba con su dulce voz para que pudiera conciliar el sueño y dejara de temerle a la oscuridad.
Sufrí su ausencia las primeras semanas en donde tuve ansiedad, nerviosismo y los primeros síntomas de depresión, ya que me hacía falta mucho mi madre y no solo porque ella me ayudaba a dormir, sino porque aún a mi corta edad dependía mucho de su presencia, de sus abrazos, sus besos y sus cálidas palabras que siempre reconfortaban mi corazón, así que a pesar de todo esto pude aprender a sobrellevarlo a mi manera, junto a mi soledad y mi melancolía.
Pero también gracias a mi entorno, los buenos vecinos, mis compañeros y los maestros de mi escuela me ayudaban de cierta manera a sanar un poco mi dolido corazón y poder olvidarme por un momento de que estaba sola en esta vida.
Hasta que un día mi padre tomó la decisión de que era hora de irnos de México, él decía que ya nada nos ataba a este lugar y nos fuimos dejando todo atrás para comenzar de nuevo en su país natal, ahora viviríamos en Estados Unidos a pretender tener una vida un poco diferente, afortunadamente papá pudo encontrar trabajo de lo que él amaba y se dedicaba cuando éramos una familia feliz y completa.
Él siempre fue detective, pero al estar aquí en Estados Unidos se dedicó en cuerpo y alma a su corporación hasta que logró escalar mucho más arriba y se unió a las filas de la C.I.A., donde todo cambiaría más aún nuestras vidas, su nuevo trabajo era demandante provocando que sus ausencias fueran por más tiempo, en donde claramente él nunca pensó en mí en cada decisión que él tomaba tanto en su carrera como en su vida.
Así que cada que pasaba un día, una semana, un mes y más años, me pesaban cada vez más por la gran indiferencia de papá, el desamor desde que nos dejó mamá y la prioridad que deje de ser para el hace bastante tiempo.
Pero aunque sus acciones hablaran por si solas, seguía admirándolo por la fascinante dedicación y devoción a su trabajo, siendo un gran héroe para mí, aunque el distanciamiento entre nosotros seguía, él siempre seguiría siendo mi héroe aunque pasar los años.
Y a si como él pudo moverse con facilidad y destreza en el país que lo vio nacer, yo, por otra parte, tardé un poco en adaptarme, no era fácil vivir gran parte de tu niñez en otro país, donde toda la gente era cálida, amable y sonriente.
Y de la noche a la mañana perder a tus seres queridos, dejar todo en el pasado y prácticamente en el olvido para viajar miles de kilómetros a un nuevo lugar donde el idioma era una gran barrera para mí, las costumbres eran distintas y la calidez en la que siempre estuve rodeada, aquí jamás la sentiría.
Pero después de todo pude hacerlo por mi misma y comencé a estudiar, terminé la primaria y los demás grados, tratando de ser optimista aunque mi vida, mi mente y mi corazón en ocasiones sintieran que esto no mejoraba, ni avanzaba y cada día soleado siempre para mí era gris o hasta oscuro porque lo pesimista terminaba ganando en mi cabeza y en mi día a día.
Donde la tristeza, depresión y la melancolía jamás se apartaron de mí, pero aunque por dentro estuviera rota y desecha, yo tenía que seguir dándole una buena cara a la vida, continúe avanzando donde decidí estudiar la universidad, la carrera que cursaría no era de mi total agradó, pero sería el escape perfecto para evadir y olvidar mis sentimientos por algunas horas.
Aunque sabía muy bien que al llegar a casa después de cada clase la depresión me abrazaría junto a la tristeza y la melancolía donde la ausencia, el desamor y desinterés por parte de mi padre nuevamente harían estragos en mí, donde la soledad volvía a tocar mi puerta y jurando jamás irse de mi lado.
Mérida Smith Ek.
Al año de haber comenzado la universidad, eran tan aburridas y estresantes las clases donde a pesar del tiempo aún no tenía amigos, yo, si me preguntaran ¿cómo te describirías?, sería simple de responder soy una joven solitaria, seria, distraída y demasiado reservada, en donde todos siempre me veían como si fuera extraña, así que por esa razón prefiero seguir en mi burbuja.
Pero cada que venía a clases de alguna manera las utilizaba como una especie de terapia para seguir en busca de sanar este dolor que al pasar de los años se rehusaba a desaparecer estando tan arraigado en el fondo de mi corazón.
Hasta que un día y el menos esperado para mí, estábamos en la explanada la mayoría de los alumnos, recorrí con mi vista el lugar hasta que lo vi a lo lejos al muchacho que había flechado al instante mi corazón y donde solo intercambiamos miradas, pero al día siguiente fue que me enteré que había sido mutuo el enamoramiento.
Y así fue que conocí a Mikhail por casualidad, él estaba estudiando negocios internacionales y a la semana de conversar, reír, tomar el desayuno juntos, él me pidió que fuera su novia y sin dudar le dije que sí.
Al estar a su lado me sentía viva y la vida sombría y melancólica que llevaba de la nada había sido reemplazada por la alegría, donde por fin mi corazón se sentía completo y reconstruido.
Él sabía mi historia dolorosa y que aún arrastraba mi pasado, pero él con su amor, comprensión y apoyo me ayudó a sanar en tan poco tiempo, lo que yo nunca conseguí en años de intentar resanar aunque sea una sola fisura.
Nuestra relación se podría decir que fue muy intensa, en tan solo un año teníamos planes a un futuro y donde ambos pensábamos seguir juntos por mucho tiempo.
Cuando me entregue a él por primera vez fue mágico y maravilloso, me hizo sentir tan especial que sin duda sabía que él era el indicado, sus besos borraron cicatrices, sus caricias me moldearon a su modo, donde desde nuestra primera noche juntos nos juramos amarnos aunque pasara el tiempo, tanto así que nos hicimos un tatuaje como símbolo de nuestra promesa.
Pero así como todo fue bello y tan irreal en dos semanas sería su graduación, estaba por culminar sus estudios y yo aún seguiría aquí por dos años más, donde solo de pensar que nos alejaríamos volvía la tristeza, pero el juro nunca separarse de mí.
Al día siguiente de su graduación pasamos todo el día juntos, pero a Mikhail lo sentía extraño, esa noche sin dudar de nuevo hicimos el amor donde lo sentí más como una despedía, no quería prestarle atención y comenzar a martirizarme de que mi sentir se volviera realidad.
Hasta que por la mañana un toque insistente de la puerta principal me hizo bajar a prisa, al abrir era él, mi hombre perfecto, donde solo me veía, tomaba mi mano y solo la apretaba, sabía que algo pasaba y lo que presentía hoy se haría realidad.
Después de un gran silencio pude escuchar su voz donde solo me suplicaba que nunca lo dejara de amar y que lo que hoy hacia no era por el, ni por mí sino porque había alguien detrás de todo esto; le supliqué que fuera claro a todo lo que me decía, pero al decirme "malyshka", entendí que era de verdad la despedida, el siempre me decía así de cariño o cuando quería que entendiera las cosas.
Él repitió las palabras que se quedarían grabadas en mi corazón y donde por primera vez lo vi al borde de las lágrimas donde solo me dijo que él siempre me amaría aunque pasarán mil años, sé arrodilló sacando una pequeña caja con un hermoso anillo de promesa y solo me pidió que nunca lo olvidara, que no borrara nuestra historia y que con este anillo el siempre estaría presente en mi vida, estaba en silencio porque en realidad estaba muy confundida por lo que decía y lo que hacía, a lo que yo veía y entendía.
Donde él con su voz grave y rasposa volvió a decirme que me amaba y que él sabía que el destino nos volvería a juntar y cuando pasara eso si yo aún conservaba el anillo el entendería que mis sentimientos por él aún existían y prometió que esta vez jamás nos volveríamos a separar, derrame lágrimas por sus palabras y de mi boca solo salieron dos palabras llenas de mucho dolor y tristeza donde solo le dije, "TE EXTRAÑARE", el se levantó tomó mi mano besándola infinidad de veces.
Me puso el anillo nos abrazamos por un largo rato y al separarnos nos dimos un largo beso que duro minutos hasta que nos quedamos sin aire, acaricio mi mejilla limpiando con su pulgar mis lágrimas y donde solo me dijo "TE AMO", con su voz rota, dio media vuelta subió aún taxi y solo se fue, quedándome más que devastada por su partida, estuve por casi un mes refugiada en mi habitación, sin querer comer solo quería dormir y durar por horas viendo el anillo que Mikhail me había dado.
Papá cuando llego de su largo viaje, no soporto verme así, tan depresiva al grado de darme de baja en la universidad movió sus contactos, para que me fuera a Italia y entrar a la academia para ser una agente como él, nunca me opuse sabía que en algo me ayudaría con esta depresión que tenía desde la triste partida de Mikhail.
Fue tan rápido que en una semana tuve que preparar mi equipaje; me despedí de papá y solamente aborde el avión de la agencia, las horas pasaban y mis nervios crecían porque no sabía que me depararía el destino de ahora en adelante.
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