NovelToon NovelToon

Malas Decisiones

Sinopsis.

Después de casi dos años difíciles, Charlotte Evans se ve tomando un vuelo a Los Ángeles, para retomar su trabajo como guardaespaldas, donde pronto se ve asignada a la tarea de velar por la seguridad de uno de los empresarios más importantes del momento: Farid Gagnon, quien al verla pasar por el umbral de su despacho lo único que el hombre hace es destilar veneno, poniendo en duda las capacidades de la pelirroja, haciendo que a esta le hierva la sangre.

Estaba segura de que trabajar para él no iba a ser una tarea fácil, sobre todo cuando las diferencias entre ambos eran notables. Diferencias que causaban uno que otro encontronazo, de a poco convirtiéndose en un ridículo juego donde el deseo, la pasión y el peligro, hacían su aparición.

Charlotte no estaba dispuesta a caer en sus redes, menos cuando Farid lo único que intentaba era hacerla caer en un juego perverso.

Pero ella tenía que estar lo más enfocada posible, tanto en los que intentaban atentar con la familia Gagnon, hasta planear su propio objetivo y era dar con la persona que empezaba a molestarla; tenía que encontrarlo, sin importar los riesgos o todo lo que se pudiera encontrar en su camino.

Hola, bienvenido(a). Me presento soy Andie, y antes de que te aventures a la lectura, te invito a seguirme, y también a que no olvides votar y comentar sobre mi libro. ¡Realmente me gustaría saber si te está gustando!, por favor, házmelo saber.

Los comentarios y votos, nos incentivan a los escritores y nos hace dar cuenta que estás disfrutando de la lectura.

También pienso darte algunas ADVERTENCIAS y ACLARACIONES sobre mi libro.

¡Por favor, no te saltes y léelas!, que esto también te servirá para tener una lectura amena y que sea completamente de tu agrado.

⚠️⚠️⚠️

ACLARACIONES:

Posiblemente, te encuentres con fallas ortográficas, así que una disculpa de antemano, pero es algo que pienso arreglar.

ADVERTENCIAS:

No acepto copias o adaptaciones.

Este libro no tiene como fin de enseñarte algo, solo es para fines de entrenamiento. Así que LEE con DISCRECIÓN. [+21]

Este libro está enfocado para público ADULTO (+18), SI ERES MENOR DE EDAD ABSTENERSE DE LEER, pero si lo haces que sea bajo su propia responsabilidad.

Posible uso de lenguaje explícito.

No todos los personajes son perfectos, muchos tienen sus errores, posiblemente te parezcan tontos, pero es parte de la trama.

Si más que decirte, disfruta de la lectura.

Prólogo

—Adelante —dije, sin ánimos. Le di una calada a mi cigarrillo, mientras observaba la figura de mi padre, llevé mi cigarro al cenicero, y solté el humo.

Mi papá se dirigió a paso decido a mis ventanas, abriendo las cortinas y enseguida cerré los ojos enseguida por la luz del sol, abrió las ventanas y las puertas corredizas que daban al balcón.

Se giró sobre su eje y puso su mirada en mí.

—Te desconozco —reí sin gracia. Él negó y se apretó el puente de su nariz—. Charlotte, ya sé va a cumplir dos años desde que ambos partieron de este mundo, y mira en lo que te has convertido. ¿Crees que a ellos les gustaría verte así?dime ¿qué debo hacer para sacarte de esto? ¿Cómo puedo recuperar a mi hija?—sus ojos me imploraban.

Negué, intentando espantar las lágrimas. Me levanté de mi cama para dirigirme al balcón, mientras mi papá me seguía.

—No puedo papá, me siento culpable. ¿cómo es posible que ambos se hayan ido?—murmuré.

—¿Culpable? No tienes motivos para sentirte culpable —mi papá acarició mi cabeza, cerré los ojos ante su contacto—. No tienes la culpa de nada, y bien sabes que la vida es así. Un día estamos y al otro no—negué. Esta vez no contuve mis lágrimas—Hija, a ellos no les gustaría verte así.

—Papá yo lo sé, pero me parece que es tan injusto. Dos personas que eran tan importantes para mí, ¡me han dejado sola!—mi voz a este punto ya sé encontraba quebrada.

Mi padre suspiró.

—Cariño, no estás sola me tienes a mí, a Elena e incluso a Gael—sentí como sus brazos me rodeaban, apoyé mi cabeza en su pecho, cerrando los ojos.

Apreté mis ojos con fuerza, mientras mis lágrimas descendían.

—No pude protegerles.

—No puedes controlar todo, las cosas siempre pasan por algo.

—Desearía retroceder el tiempo...

Mi padre dio un suspiró.

—Ese deseo la mayoría de personas lo tenemos, cariño —Acarició mi cabello con delicadeza—. Necesito que vuelvas a ser tú, no quiero verte siempre encerrada—me llevó al sillón que se encontraba en mi habitación y tomó asiento junto a mí—. Aparte Gael te necesita, pronto estará cumpliendo dos años, Elena también te extraña y siempre necesita de ti y yo extrañó a mi hija, la que solía contarme todas las experiencias que tenía en su trabajo. La que se emocionaba por como estaba evolucionando en el boxeo, y a la le que apasiona el tiro al blanco.

Me mordí el labio inferior recordando todo lo que hacía y como lo disfrutaba, en cambio, ahora me sentía vacía.

—No creó estar apta para eso—dije, en un hilo de voz.

—Lo estás, solo que te estás limitando. Y sabes ¿por qué?—cuestionó, y negué sin saber, me sentía tonta—. Porque sigues aferrada a eso y tienes miedo, cuando siempre has sido una mujer audaz y perspicaz. Tú eres de las que nunca se rinde y va por todo.

Me levanté del sofá, dirigiéndome al espejo, me di un repasó dándome cuenta de lo delgada que estaba, las enormes ojeras que se encontraban debajo de mis ojos y lo pálida que me veía.

—¿Creés qué pueda?—me gire para observar a mi padre, quien en su mirada destilaba tristeza, pero plasmó una sonrisa en su rostro.

—Sé que puedes. Sí necesitas una ayuda extra también la buscaremos. Pero tú puedes salir de esta—su tono, me daba entender que confiaba en mí. Suspiré, mientras observaba mi entorno, ropa esparcida por mi habitación, cajetillas de cigarro y botellas de licor y cervezas, parecía un maldito nido de ratas.

Mi padre se había tomado unos meses libres de su trabajo, había dejado su trabajo a un lado por mí. Todos los días venía a mi habitación a animarme o a veces se iba totalmente desilusionado por mi actitud. Y yo era la culpable de todo eso.

Cerré mis ojos, no sabía si podía confiar en mi misma. La confianza que antes me tenía se había esfumado.

—No creó poder superar sus muertes—dije con tristeza—. Todavía no me entrá en la cabeza que ambos ya no están. Me siento destruida. Pero, papá la muerte de Greta, ¿sería realmente un accidente?—lo observé expectante.

Él volteó su rostro hacia otro lado.

—No tengo respuesta para eso Charlotte.

Apreté mi mandíbula, mientras las lágrimas amenazaban con salir, nuevamente.

—Tú y yo sabemos...

—Tú y yo, vimos lo mismo—dijo con hastío—. Hija, su coche se impactó con una pared y explotó. Fue lo que tú y yo vimos.

—Pero ese coche no era el suyo—mascullé.

—Charlotte, ¿te contó con quién salía?—negué.—¿Te avisó que saldría por la madrugada?—volví a negar y me crucé de brazos—. ¿Te contaba a donde se iba por semanas o meses?

—No—respondí entre dientes.

—Pues ahí lo tienes. No puedes seguir sobre pensando. Los policías te dijeron lo que sabían, no hay más nada en lo que puedas seguir escarbando.

—Pero si yo le hubiese apoyado un poco más—me quejé en un hilo de voz.

Negó.

—Nada hubiese cambiado—me tomó por los hombros, levanté mi mirada hacía la suya. Él estaba cansado, afligido y triste, todo por mi culpa, yo estaba causando esto—. Vuelve a ser tú, retoma tu vida. No estás haciendo nada con lamentarte y si es necesario te insistiré las veces que sean necesarias.

Asentí, él tenía razón, pero aún dolía. Yo le había escuchado salir aquella madrugada, y no me anime a salir de mi cama para cuestionarle a donde se dirigía o preguntarle si había sucedido algo.

Me dolía saber que en un mismo año, había perdido a dos personas muy importantes para mí. Nunca iba a poder llenar ese vacío que ambos habían dejado, al final tendría que aprender vivir con ese dolor.

El celular de mi padre sonó, sacándome de mi ensimismamiento.

—Puedes responder —su rostro reflejaba duda y preocupación—. Prometo salir de esto, no tienes que preocuparte.

—No quiero que lo prometas hija, quiero que lo empieces hacer realidad —tomó mi rostro entre sus manos—. No te pido que des pasos agigantados, tienes que hacerlo, poco a poco.

Sonreí sin ánimos.

—Lo haré—musité.

Asintió, dándome un abrazo.

—Confío en que lo harás. No tardó —con eso, dicho salió de mi habitación.

Pase saliva, dirigiéndome otra vez a mi espejo, mi aspecto era deplorable. Parecía muerta en vida.

—Eres un asco, Evans—murmuré, para mí misma, y pase mi mano por mi cabello que parecía un nido de pájaros, el brillo de mis ojos lo había perdido por completo.

Suspiré, me sentía muy cansada, pero debía encontrar una solución para que mi vida volviera a ser la misma o al menos intentarlo, aunque sabía que no sería un proceso fácil, haría el intentó.

Capítulo 01

^^^Charlotte Evans.^^^

Baje del auto, y rápidamente me abracé a misma para acariciar mis brazos en un estúpido intentó de darme un poco de calor. Era una noche helada y el viento soplaba fuerte. El puerto se encontraba desolado y muy silencioso, uno que otro farol parpadeaba y otros daban una lastimosa luz.

El silencio era muy abrumador.

Empecé a caminar mientras trataba de examinar mi alrededor. Tenía mis cinco sentidos totalmente en alerta, no podía darme la tarea de distraerme fácilmente. Di una respiración entrecortada, al percatarme que su auto estaba aquí.

¿Qué hacía aquí? ¿Por qué últimamente me ocultaba tantas cosas?

Seguí caminando, no entendía lo que realmente quería encontrar. Parecía moverme por inercia y el sonido de la marea siempre lo había considerado relajante, pero en este momento era todo lo contrario.

Dejé de caminar para empezar a trotar, mientras volteaba a todos lados, encontrándome con cientos de contenedores, parecía un maldito laberinto infinito. El grito que llegó a mis oídos hizo que me detuviera en seco, haciendo que el pánico y la ansiedad empezará a carcomer mis sentidos. Trague grueso, ese no era ningún tipo de grito de felicidad, era uno muy desgarrador. A pesar de que el miedo y el pánico me estaban nublando los sentidos, empecé a correr en dirección de donde provenían los gritos. Mi mirada se empezaba a nublar por las lágrimas. Toda la concentración que había tenido se había esfumado, y este sitio me empezaba a parecer interminable.

Los gritos estaban siendo mucho más estridentes. «Estaba cerca.»

Me detuve, percatándome de las grandes bodegas; traté de tomar un poco de aire, sentía una opresión grande en el pecho. Temía caer desmayada en cualquier momento, mi corazón parecía quererse salir.

Las súplicas no parecían detenerse. Mis lágrimas no tardaron en salir, ya que las había estado conteniendo. Saber que se encontraba en peligro y que yo no estaba haciendo nada, me estaba matando.

Corrí nuevamente, cuando un disparo resonó en el lugar y con agilidad me deslice por la cortina de metal que se encontraba medio abierta.

La risa malévola que el hombre soltó hizo que me paralizará, y que todo a mi alrededor pareciera ir en cámara lenta.

Tres disparos más.

Y un cuerpo inerte cayó al suelo, soltando un sonido en seco.

Me acerqué a este, mientras mis sentidos se veían completamente nublados, mi llanto era desgarrador. No entendía nada, no podía ver la cara del maldito que me había arrebatado a una de las personas más especiales para mí, todo mi ser dolía. Lo maldije, pero a él parecía importarle poco, ya que su risa era más estruendosa. El llanto de un bebé hizo que me congelará nuevamente, mientras intentaba enfocar mi vista, para poder dar con él.

¿Este maldito también había raptado a Gael?

No, no, no.

Con cuidado y temblorosa, me levanté, volteando a todos lados, intentando buscar a Gael. Quería preguntar donde lo tenía, pero mis cuerdas vocales parecían no querer colaborar. Lo único que podía hacer era llorar descontroladamente.

Caí de rodillas, mientras daba golpes con mis puños cerrados en el suelo, sintiéndome inútil e impotente.

El llanto de Gael se hacía cada vez más fuerte y se escuchaba más cercano, pero no podía levantar mi cabeza, era como si una presión la estuviera reteniendo.

Mis lágrimas no dejaban de bañar mi rostro.

Me levanté de golpe, mi frente estaba perlada en sudor y mi respiración agitada, mi corazón estaba latiendo frenéticamente y las lágrimas no dejaban de descender.

Me llevé una mano al pecho, observando mi entorno.

«Solo había sido una jodida pesadilla.»

Elena traía a Gael en sus brazos, está primera me observaba con ojos de preocupación.

Quería levantarme de mi cama, pero no tenía fuerza de voluntad, ya que mi cuerpo temblaba y el llanto no me dejaba.

Extendí mis brazos hacia Elena, pidiéndole a Gael, ella no dudo en pasármelo. Sus ojitos estaban algo enrojecidos al igual que su nariz.

Quería hablarle, pero los sollozos no me lo permitían.

—No te preocupes, cariño —Elena me acarició el cabello con ternura—.Te traeré un té de manzanilla.

Asentí, mientras mi mirada seguía en el hermoso bebé de grandes ojos mieles, que me observaba expectante.

Empecé a acariciar sus hermosos rizos rubios.

Mi ritmo cardíaco y mi respiración, ya empezaba a regularse. Todavía tenía mi rostro bañado en lágrimas. Tenía algunos meses sin tener pesadillas, pero parecía que mi subconsciente quería verme sufrir.

Elena regresó con una taza en manos y la coloca en mi mesita de noche.

Estiró sus manos para tomar nuevamente a Gael para luego colocarlo en su cuna.

—¿Otra pesadilla?—cuestionó preocupada, tomando asiento en la orilla de mi cama.

—Sí...—mi voz salió débil—. Supongo que grité.

Sostiene mis manos entre las suyas, mientras me da una mirada llena de cariño.

—Sabes que cuentas conmigo para todo. Y no sabes lo feliz que me hace que estés retomando tu trabajo nuevamente.

Sonreí, sin ganas.

—Me parece que fui un tanto manipulada—dije con ironía.

Aunque honestamente también me emocionaba un poco, pero no quería admitirlo en voz alta.

—No vi que pusieras objeción alguna. Quizás trabajando, mantengas tu mente ocupada y vuelvas a retomar cada cosa que te apasiona.

—Eso espero...

—No, no lo esperes; hazlo realidad. En un rato estaremos volando a los Ángeles, estás a nada de trabajar para una persona importante, cariño. No es momento para esperar nada. Empieza con hacerlo realidad —Elena tomó la taza con el té de manzanilla y me lo entrega, lo llevé a mis labios para tomar un poco de este—. Necesitamos que vuelvas a hacer esa mujer feroz, temeraria, audaz y apasionada que siempre has sido. No quiero que te sigas atormentando—depósito un beso en mi frente—. Descansa.

Elena se levantó y salió de mi habitación.

Dejándome sola, y sumida en mis pensamientos. Ella tenía razón, estaba harta de revolcarme en mi miseria. No podía seguir así. Tenía que volver a ser la Charlotte de la cual me sentía orgullosa. No podía seguir así.

Lunes, cuatro y cincuenta de la madrugada:

Llevé mis manos a mi cintura para observar con detenimiento el paisaje que me ofrecía Blair Park Hills, este tenía unos árboles frondosos, y en medio se encontraba un gran lago, en el cual se encontraba una familia de patos, y al otro lado estaban los juegos para niños. Me encantaría traer en cualquier momento a Gael a este lugar, pero me temía que él era algo pequeño para esto.

Me sentía un tanto estresada, ya que desde el domingo salimos de Miami a Los Ángeles, donde viviría indefinidamente. Tener que acostumbrarme a una nueva ciudad, me parecía una tarea un poco difícil de sobrellevar, cuando yo ya estaba acostumbrada a las calles de Miami.

También me preocupaba que el cambio afectará un poco a Gael, pero lastimosamente el trabajo que tomé lo requería. Si quería reponer todo lo perdido tenía que empezar retomando mi trabajo como guardaespaldas, algo me decía que no sería tan difícil. «O al menos eso esperaba.»

También había optado por retomar mi rutina, de salir a correr todas las mañanas, a veces sentía que estaba un poco fuera de forma, pero para mi sorpresa estaba más que bien, sudar hacía que mi cuerpo regresará a la vida.

Una vez que llegué al apartamento, lo primero que vi fue a Elena sirviéndose una taza humeante de café.

—Buenos días, Elena. ¿Ya te estás familiarizando con todo? —me acerqué a la barra de la cocina para apoyarme en esta, mientras observaba atenta a Elena—. ¿Gael sigue durmiendo?

—Buenos días, Lottie. Gael duerme profundamente—se da la vuelta para apoyar sus manos en la barra—no te mentiré, pero confundí el azúcar con la sal —estoy apuntó de reírme, pero me señala con su dedo acusador —.Prohibido reírse.

Levanté mis manos en rendición, conteniendo la risa.

—¿Necesitas etiquetas? puedo traerlos cuando regrese.

—Sería una gran idea. Es muy necesario—en Miami teníamos todo con etiquetas, para tener una mejor organización, así nos evitábamos confundir todo, y de paso no arruinabamos las comidas—. ¿Quieres algo de desayunar antes de irte?

Apenas eran las cinco y cuarenta de la mañana tenía que estar en Gagnon Corporation a las siete y media, por suerte la empresa no estaba tan lejos.

—Yogurt con fruta, unas nueces y un jugo de naranja me vendrían de maravilla.

—Perfecto, yo me encargo.

Ya me encontraba completamente lista para ir a trabajar, pero antes que nada, tenía que ver minuciosamente como me quedaba mi traje, y lo único que podía hacer era admirarme. Me veía hermosa, mi pecho se inflaba de lo orgullosa que me sentía de mí. Llevaba un pantalón de tela negro que no era ajustado al cuerpo, con mi camisa manga larga blanca junto a una corbata y no podía hacer falta el blazer, esté pensaba ponérmelo antes de entrar, mi cabello pelirrojo estaba recogido en un moño a la altura de las orejas, me había aplicado un poco de máscara de pestañas, haciendo que mis ojos verdes lucieran más hermosos.

Después de tomar mi desayuno y de tener una pequeña plática con Elena, hasta terminar de llenar de besos a Gael. Era momento de dirigirme a mi trabajo.

Según yo, había salido a correr para quitarme el estrés, pero eso parecía que había sido en vano, ya que se me ocurrido la fabulosa idea de meterme en un autoservicio para pedirme un café y al momento de salir estaba atascado de autos y al parecer ninguno quería ceder el pasó. Tomé un largo trago de mi café, sin azúcar. No podía permitir que mi día tomará un mal camino.

Observé como los autos empezaban a avanzar. Sin duda, esta era mi oportunidad para salir, así que con agilidad me metí al carril, haciendo que el de atrás me sonará el claxon, yo solo sonreí con altanería. Las clases de conducción con mi padre tenían que empezar a relucir.

Ya eran las siete y tres, no quería y no podía permitirse llegar tarde. Me percaté de la pantalla de mi auto, que me decía que estaba teniendo una llamada entrante. Se trataba de mi padre.

—Buenos días, General. ¿Ya anda entrenando a sus borregos?

Su risa, llenó mi auto.

—Buenos días, hermosa. Ya sabes que son gajes del oficio.

Sonreí, al recordar por todo lo que pase cuando estuve en el ejército.

—Espero y su estadía sea como estar en Disney Land.

—Será mejor que estar en Disney Land—empecé a avanzar, realmente esto estaba yendo muy lento—. ¿Cómo va tu mañana, lista para conocer a un gran empresario?

—Honestamente, ni me emociona conocerle, me mantiene sin cuidado. Lo que sucede es de que estoy a punto de volverme loca con el tráfico.

Vuelve a reír.

—Evita las rutas con restaurantes, apuesto a que no lo hiciste —gruñí en respuesta—. Pero estoy muy feliz que estés regresando hija y haciendo algo en lo que eres tan buena, admito que también me hacía mucha ilusión tenerte aquí.

—Gracias por ser mi mayor inspiración, aunque no aspire del todo para ser un soldado.

Al principio pensé que tendría una larga vida en una base, pero mis gustos cambiaron, ya no podía verme involucrada en alguna guerra. Aunque ser guardaespaldas no era tan distinto, pero no solía ser tan arriesgado como ser un soldado. O al menos eso quería suponer.

—Tú también eres mi inspiración, gracias a ti, abrí la agencia de guardaespaldas. Por cierto, ¿ya fuiste a ver las instalaciones?

Llevé mi café a mis labios y le di un sorbo.

—Lo hice. Anoche. Me sorprendió lo grande que es, pude conversar con algunos de los chicos.

—Me da gusto cariño. Pero todavía no te he preguntado, ¿Cómo te sientes?¿Gael y Elena? ¿El apartamento te pareció adecuado? —la preocupación en su voz, era un tanto evidente.

—No tienes por qué preocuparte padre, estamos bien. Sobre el apartamento, pues tenemos que acostumbrarnos. Pero de ahí, todo muy bien.

—¿Estás segura?

—Por supuesto.

—Confío en tu palabra. Anoche no pude llamarte porque estuve un tanto ocupado.

—No te preocupes, como dices, son gajes del oficio y entiendo que una persona como tú esté ocupada. Te quiero, pero intenta preocuparte menos por nosotros, debes concentrarte en ti y en el ejército—a veces su preocupación me parecía un tanto excesiva y no quería ser una carga para él.

—A veces resulta un tanto inevitable cariño, pero...—Un silencio se hizo presente en la llamada, seguramente ya lo necesitaban—.Tengo que irme, cuídate, cuídense. Espero pronto estar de visita.

—Cuídate padre, estaré esperándote con los brazos abiertos, te quiero.

—Te quiero, hija.

Colgué la llamada, mientras observaba pensativa la pantalla, extrañaba la presencia de mi padre, pero sabía que su trabajo era muy importante y él era un gran pilar para este. Llevé nuevamente mi café a mis labios, pero me detengo en medio camino, dándome cuenta de la hora, marcaban las siete con veinte, ya era muy tarde.

Que horror, el tiempo pasaba en un abrir y cerrar de ojos.

Veo que los autos empiezan a avanzar bastante rápido, así que intentó meter un poco de velocidad para poder adelantarme, mientras que en mi mano izquierda llevó mi café. Un chillido sale de mi boca al ver que un idiota da un frenón innecesario, a lo que yo también tengo que darlo, haciendo que el auto de atrás pegué con el mío. Del impacto, el café que llevaba en mis manos caen en una parte de mi estómago y pierna. Aprieto la mandíbula, llena de rabia.

¡Qué maravilla! Me había dañado la ropa, y de paso mi auto se llevaba un golpe.

Estoy intentando contener mi enojo, pero me veo en la obligación de bajarme de mi auto para encarar tanto al auto de enfrente, como al estúpido de atrás.

—¡Maravilloso!—expresé, a su vez me dirijo al tipo robusto y pelón que baja de su Jeep. Quería darle unas fuertes palmadas en su pelona, hasta dejarlo inconsciente. Ni tarde en sacar mi celular y tomarle una foto a su placa—. No tengo tiempo para entablar una conversación poco agradable con usted, pero quiero que sepa que esto no se va a quedar así. Espere la llamada de mi abogado, nos estaremos viendo pronto—me giré para ir a encarar al tipo del Lexus, pero este ya no se encontraba.

Maldije por lo bajo, viendo lo asquerosa que iba y lo jodido que había quedado mi auto por la parte de atrás.

Ya eran las ocho y diez, cuando yo apenas estaba ingresando al imponente edificio de Gagnon Corporation, todo aquí parecía ser muy ostentoso, pero no podía darme el tiempo de apreciarlo.

Me acerqué rápidamente a la señorita que se encontraba detrás del mostrador.

—Buenos días, ¿En qué puedo ayudarle? ¿Viene a las audiciones para modelo?

Le doy una sonrisa de boca cerrada.

Modelo ¿yo?, ¿Acaso una modelo vendría con una mancha de café en su traje?

—Buenos días. Y no, no vengo por ninguna audición de modelo, sino que soy del cuerpo de seguridad, para el señor Gagnon.

Ella me observa con sus orbes de par en par y con cierta admiración.

Carraspeé para sacarla de su trance.

—Señorita...

—Charlotte Evans.

—Señorita Charlotte Evans, el señor Gagnon detesta la impuntualidad, a pesar de que él llegó hace cinco minutos, los demás guardaespaldas ya se encontraban desde o antes de la hora pactada... —ella revisa su computador, como si estuviera observando algo importante—. Y realmente no sé si deba dejarle pasar.

Estaba a punto de soltar una maldición, pero decidí tragármela.

—Por favor, déjeme pasar. Sí la regañan, prometo que responderé por usted—le observé con mi cara más lastimera posible, haciendo que también su gesto se relajará.

—Aunque... —se levanta delicadamente con algo de coqueteo en sus movimientos, mientras se coloca un mechón de cabello detrás de su oreja. La observé expectante mientras mis dedos golpean el mostrador—. La dejo pasar con la condición de que esta noche me acepté una cena.

Arqueé mi ceja, mientras de soy una mirada estupefacta.

—¿Sabe? Ni siquiera sé su nombre y esto no es para nada profesional de su parte.

—Mi nombre es Daisy —juguetea con sus dedos—. Por favor, acepté solo es una cena. Yo invitó.

El tiempo avanzaba, luego pondría una queja sobre Daisy.

Le brindé mi sonrisa más falsa.

—Está bien, Daisy. Aceptó su invitación a cenar—me apoyo completamente en el mostrador, tomando su mentón en mi mano y endurezco mis facciones, haciendo que ella se vuelva un poco más pequeña ante tal gesto—. Ahora bien no me haga perder más el tiempo y dime como llegar a la oficina del señor Gagnon.

Ya me encontraba en el elevador, tenía que llegar hasta el sexto piso. No sabía si me cerrarían la puerta en la cara, y eso me era algo que me empezaba a revolver el estómago. Mientras tanto me puse a observar mi aspecto, en el espejo del elevador, había escondido muy bien la mancha de café, mi cabello seguía bien peinado. Y yo todavía me veía fantástica, era un punto a mi favor.

Las puertas se abrieron, dejándome ver a la secretaría, quién rápidamente se levantó de su puesto.

—Hola, buenos días. ¿Usted es...? —pregunta, mientras me da un vistazo descarado y un tanto juzgador.

—Buenos días, soy Charlotte Evans, seré parte del cuerpo de seguridad del señor Gagnon—esperaba no tener que repetir esto muchas veces. Me estaba resultando cansador.

Asiente, y con un gesto de su mano me invita a que la siga, a lo que parece ser la puerta del despacho de Farid Gagnon.

—Quiero decirle que ha llegado un poco tarde, por lo tanto, la reunión ya ha dado comienzo.

—Lo tengo muy presente—dije, con los dientes apretados. Ya me estaba cansado de que me recordarán que era tarde.

Dio tres toques en la puerta, cuando una voz masculina respondió: "Adelante"

—¿Qué necesitas ahora, Sophie?—esa voz se escuchaba tan varonil que hizo que mi piel se erizará, trague grueso cuando nuestras miradas chocaron, tenía unas facciones duras y sus ojos azules no tardaron en escanearme—. Sophie, te dije que yo no estaba recibiendo modelos. Tengo asuntos con los guardaespaldas.

Por el rabillo del ojo, vi a todos los guardaespaldas y al lado derecho de Farid estaba una señora. Rápidamente la reconocí era su madre, con la cual tenía un cierto parecido y a su izquierda estaba otra mujer; sí mal no recordaba era Makenna, y atrás de Farid estaba otro hombre, él cuál si no me equivocaba era su asistente.

Podía sentir las miradas de todos lo presentes en mí, así que alcé mi mentón y llevé mis manos hacía atrás, en una pose que me hiciera ver muy confiada.

—Discúlpeme señor Gagnon, pero la señorita aquí presente también es uno de sus guardaespaldas.

Su cara de incredulidad estaba como para enmarcarla y ponerla en todos lados. Realmente disfrutaba de esas reacciones.

—¿Ella? —volvió a escanearme con su mirada y empezó a negar—. Leo, dime que esto es una maldita broma.

—No señor, no lo es. Ella también es parte—por el lenguaje corporal del asistente, se podía percibir cierto nerviosismo. Pobrecito.

La madre de Farid, soltó una carcajada burlesca, que se escuchó tan forzada al punto de ser desagradable para mis oídos.

—Leo, hoy amaneciste muy divertido, ¿Cómo piensas que esa mujercita, cuidará de mi hijo?—dijo, dándome una mirada despectivamente—. Es patético—la señora había tirado cada palabra como si fueran dagas, pero lo único que yo podía hacer era observarles seriamente, sin dejarme intimidar.

—También pienso que es patético —menciona Farid con sorna, inclinándose en su mesa y me observó con superioridad—. ¿Cómo se supone que alguien que luce como una jodida muñeca, vaya a protegerme?—sonrió—. Es patético, ridículo y lo peor de todo que es una jodida pérdida de dinero. Me niego aceptar algo así—ladea su cabeza y me da un descarado repaso—. Es más para que tu camino hasta aquí no haya sido en vano, puedo considerar hacerte modelo. Para que no sigas perdiendo el tiempo, quizás tu imagen podría dejarnos mucho dinero.

Vaya, me estaba topando con un estúpido machito.

Esté idiota, ponía en duda mi trabajo, y de pasó ¿¡Se atrevía a decirme que debía considerar ser modelo!?. Esto era un gran insultó para mí. Por suerte yo siempre estaba lista para contraatacar. Le borraría esa sonrisa de superioridad de su rostro.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play