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Sólo En Tu Mirada

El encuentro.

CAPÍTULO I

Eran las 7 de la noche, de un día extremadamente caluroso, habían anunciado una ola de calor en el estado.

En casa ya todos en sus habitaciones, cuando se escucha un toque en la puerta.

- toc, toc.

- Escucho al mismo tiempo a nuestro perro Boby latir. - jau jau, jau jau.

Espero unos segundos y mi mamá no se levantó.

Escucho nuevamente tocar la puerta y decido levantarme y abrir.

Me levanto de mi cama y dejó a mi hijo entretenido en la televisión, salgo de la habitación y camino hasta la puerta, escucho a Boby latir más fuerte e inmediatamente abro la puerta para conseguirme de frente con los ojos más impresionantes que he visto en mi vida. Eran de un verde, tan, pero tan verde que sólo he visto en unos paisajes del campo después de la lluvia, me quede hipnotizada unos segundos, cuando escuché que me hablaban.

- Buenas noches, disculpa la molestia, estoy buscando a la señora Elena Maldonado.

¿Vive ella aquí?

- Yo... Yo, ( la voz no me salía de la garganta) estaba fascinada con la presencia de ese hombre.

- Disculpa. Me repitió - vive aquí la Señora Elena.

Apenada respondí - Sí, ella es mi madre.

Vi como el rostro del hombre se relajó y esbozó una pequeña sonrisa que lo hizo parecer más atractivo.

Se encuentra ella aquí - Preguntó - Necesito conversar, tengo una información muy importante para ella

Apartándome un poco lo deje entrar.

Nuestra casa es pequeña, un recibidor con unos cuantos muebles de madera ya gastado,pero bien limpios y brillantes gracias a los cuidados de mi madre.

Puedes tomar asiento.- Dije- Puedo saber para que la buscas?- la pregunta salió de mi boca con rapidez.

Él, que no había quitado los ojos de mí - respondió - La curiosidad mató al gato.- lo miré y de pronto vi una sonrisa en sus ojos que me pareció petulante.

Asentí di media vuelta y me dirigí por el pasillo a la habitación de mi madre.

Toqué suavemente y escuché su voz - Adelante -

Desde la puerta de la habitación le dije te busca un señor.

- ¿Quien es? - preguntó- no lo conozco - dije- viste con uniforme militar y es joven. Y cerré la puerta.

Esperé hasta que mi madre salió de la habitación y con mucha calma se dirigía al recibidor, yo veía la escena con algo de suspicacia, era extraño ese hombre, que me hizo sentir algo muy raro, no lo sé, mis emociones se agitaron y después de mucho tiempo creo que sentí que estaba viva. Y digo emocionalmente hablando.

Tengo una conversación extraña con mi conciencia, jajajaja.

Ya mi madre está instalada en el recibidor, haciendo las presentaciones correspondientes, aunque estoy muy cerca , no he podido escuchar el nombre del hombre, y mucho menos seguir la conversación.

Mi mente está en shock, jamás de los jamases pensé que sólo una mirada podía ocasionar esta tormenta de sentimientos y emociones que creí olvidados desde mi fracaso con el padre de mi hijo, el cuál no quiero ni deseo recordar.

Pero que me sucede? Me pregunto para mí Interior, acaso estoy necesitando compañía masculina urgente.

Me reprendo internamente.

Capítulo II Enrique Olivera Castillo.

Mientras aun estoy divagando con mis emociones revueltas escucho a mi madre, _ Hija, por favor, sírvele un jugo al señor Olivera,.

Volteo y observo directamente el rostro de mi madre y respondo con una expresión de asentamiento.

Doy media vuelta y me dirijo hasta la cocina sin mirar hacia atrás, siento como un escalofrío cruza mi espalda y estoy completamente segura de que él tiene su mirada fija en mí. Me rio para mis adentros, me parece gracioso que a mi edad esté actuando así.

Abri la puerta del gabinete saco un vaso y me dirijo hasta la nevera donde lo lleno de jugo, camino directamente al recibidor y a medio camino retrocedo y busco una bandeja para colocar el vaso de jugo.

"Seremos pobres pero con mucha clase" cito a mi madre, y como toda una buena anfitriona ahora si, me dirijo al recibidor con un vaso de jugo para la visita.

Siento algo muy extraño mientras camino, es un "no sé qué " no quiero verle a la cara, y por otro lado quisiera perderme en eso ojos verdes fabulosos.

Cumplo la tarea perfectamente, coloco la bandeja en la mesa de centro y ofrezco el jugo con mucha calma para evitar un accidente desastroso como estan mis nervios.

Mi madre dice: - Puede tomar su jugo, y así con más calma me explica mejor la situación.- Él asiente y se inclina hacia adelante para tomar el vaso.

Yo continuo de pie junto a mi madre observando ese cuerpo tan espectacular que se gasta, y ese uniforme que le queda como si lo hicieron con el. Sigo ensimismada observándolo,cada movimiento, como saborea el jugo; de forma disimulada creyendo que no se ha dado cuenta ya que escuchaba atentamente a mi madre.

Sin embargo, al levantar la mirada hacia su rostro y encontrarnos pude divisar una sonrisa irónica, casi sádica, supe en ese instante que se reía de mí, por la inspección que había hecho a su cuerpo y que en todo momento estuvo consciente de ello, sentí la peor de las vergüenzas creo que " me sudaron los dientes" frase que siempre utilizo.

Pero, como toda una mujer madura y empoderada levante mi rostro y sonreí muy divina.

Me di la vuelta y volví el paso hacia la cocina a inventar que hacer mientras transcurría el tiempo y él se marchaba, necesitaba conversar con mi madre y saber lo que sucedía. Entre ir y venir apenas he podido escuchar algunas frases que no tienen sentido para mí.

El tiempo se hizo eterno se escuchaban las voces a veces muy bajas casi un susurro y luego volvían al mismo tono de conversación.

Al fin escuche que se levantaban de sus asientos y el llamado de mi madre.- Daniela, ven por favor, trae mi teléfono y mis lentes.

Entre a la habitación y busque con premura los lentes y el teléfono que estaban sobre la cama , al mismo tiempo camine y me acerque a mi madre la cual tomó el teléfono y colocándose los lentes le dijo - dígame su número - el respondió dictando un número, que ella grabó en su celular.

Mientras observaba la escena pude darme cuenta que se encontraban nerviosos.

Bueno señora Elena. -Dijo con un tono cortés,- Espero su llamada a la brevedad posible, quizás mañana temprano, y sonrió.

A lo que mi madre respondió - No es fácil, déjeme asimilar la situación y le aviso,-

Necesito su número también señora Elena, le contestó, mi madre tomó su teléfono y marcó el número que acababa de guardar.

Se escuchó el tono alto y fuerte y el respondió "Copiado"

De pie, se dieron la mano y se despidieron y cuando ya estaba a punto de salir se regresó me ofreció la mano y me dijo: - Un placer conocerla señorita Daniela. - Teniente Enrique Olivera Castillo, a sus órdenes.

capitulo III cumpliendo una promesa

Enrique Olivera Castillo

Soy Enrique Olivera Castillo de treinta y tantos años, Ingeniero de Sistemas, el último de cuatro hermanos, provengo de una familia tradicional que durante muchas décadas se ha destacado en el ramo de las empresas de alimentos en los rubros cárnicos y lácteos, en la actualidad poseen un empresa sólida con varias sucursales en diferentes áreas del territorio nacional, los cuales gracias a la implementación de tecnología han superado con creces los dividendos económicos.

En particular mi familia siempre creyó que tomaría el mando en la empresa como tradición familiar, sin embargo, decidí estudiar ingeniería de Sistemas y tras un fracaso amoroso y problemas familiares me asimilé en las fuerzas militares, en donde me siento muy a gusto, lejos de mi familia y en constante movimiento en la geografía nacional a parte, me ha permitido especializarme en la aplicación de software en el ámbito militar.

Según mis expectativas voy creciendo en mi área, aunque es algo que no complace a mis padres.

En mi transcurrir de ir y venir por diversas ciudades, volví a compartir con una familia amiga de mi casa desde niños y a la cuál le debo muchísimo, mi gran tutor Luis Felipe Delmoral Sánchez siempre me apoyó en mi decisión de ser militar y convenció a mis Padres para eso, también me ayudó a conseguir una beca para una especialización en el extranjero.

Un día fui a visitarlo y para sorpresa mía se encontraba muy delicado de salud, ya los años no pasan en vano, conversamos varias horas y al despedirme, me preguntó si tenía acceso a viajar a diferentes sitios del país.

A lo que respondí - Obviamente sí. - y puedes localizar a una persona? Volvió a preguntar.

Si, depende de la persona. Respondí con una sonrisa.

Me tomó de la mano y me dijo:

-Hijo, te llamaré luego.

Me tomó por sorpresa esa actitud y tuve un sentimiento extraño pero asentí obediente.

Con una sonrisa me despedí y prometí volver.

Al final de ese mes tuve una llamada del señor Luis Felipe.

su voz se escuchaba bastante apagada, me dijo que estaba hospitalizado y necesitaba hablar conmigo.

- No estoy en la zona ahorita, sin embargo, solicitaré un permiso especial .

A la mañana siguiente me dirigía en mi auto de servicio al centro clínico.

Al llegar me presente y solicité en recepción información de la habitación donde se encuentra recluido el Señor Delmoral.

Me atendieron amablemente y me indicaron el número de la habitación y por donde debía seguir.

Al salir del ascensor me consigo en el pasillo con uno de los hijos de Luis Felipe, nos saludamos y esperamos unos minutos que salieran el doctor y las enfermeras que se encontraban haciendo la revisión.

Al salir - preguntó .- Doctor, ¿ Cómo se encuentra?.

El paciente está muy delicado, su corazón aunque coloquemos los tratamientos ya no aguanta más.

El concluyó.-Recomiendo dejarlo descansar y procurar hacerlo Feliz. Y se marchó

En ese momento no supe que hacer, coloque mi mano en el hombro de mi amigo y apreté como indicando "Estoy contigo".

Me pidió que entrara a la habitación, él buscaría algunas cosas para su padre.

Abrí la puerta y entré.

Estaba allí en cama con muchos equipos, y para nada el Señor fuerte y autoritario que conocía, jamás imaginé verlo así.

Tenía los ojos cerrados, pense que dormía.

Pero me habló:

- Muchacho sabía que vendrías.

Me ofreció su mano y la tomé.

Al cabo de una conversación larga y explicativa me entregó un sobre y me hizo prometerle que encontraría a esa persona y cumpliría su última voluntad.

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