Me llamaba Cecilia, tenía 30 años, era argentina y vivía en capital federal. Trabajaba como secretaria de un estudio jurídico y mi vida era bastante rutinaria, hacia horario corrido hasta las 17 hs y siempre salía con otros compañeros a tomar algo. Siempre me quedaba un rato y de ahí a leer a mi depto. las novelas que encontraba online, me gustaban especialmente las de reencarnación y las de época antigua. La última que estaba leyendo se llamaba "la vida no es bella".
La novela se trataba de la vida de un heredero de un ducado que vivía situaciones trágicas hasta encontrar el amor de una princesa. También aparecía un segundo hermano que era obligado a casarse con una princesa caprichosa, hija de una concubina. Esa princesa estaba enamorada de un archiduque, pero éste no quería saber nada con ella y se había ido a otro imperio a casarse con otra princesa. Ella entonces es utilizada por su padre como moneda de cambio para que sus arcas aumenten y quitarse de encima a esa hija caprichosa e inútil. Su madre tampoco la estimaba demasiado porque tenía ambiciones para su hija para que fuera emperatriz o al menos obtuviera un status más alto que esposa de un hijo de un duque que ni siquiera era heredero. Así la princesa es casada y olvidada por su familia, su esposo ni siquiera le prestaba atención, ya que vivía encerrado con sus libros y otras actividades donde no la incluían. Termina escapando del lugar y asesinada por bandidos para quitarle las pocas posesiones de valor que llevaba con ella al momento de escapar. No le importó a nadie y así fue olvidada, aunque era insufrible también no merecía ese final.
Al salir del pub donde estaba con mis compañeros de trabajo, me fui caminando un par de cuadras hasta llegar a una parada de taxis, pero sentí que alguien me estaba siguiendo. Apure mi paso pero el que iba detrás mío tambien lo hizo, me alcanzó y sentí algo en mi estómago, era un cuchillo. El desgraciado me apuñaló y se llevó mi cartera, lo último que vi fue al maldito corriendo con mi bolso, ya que me desmaye y desperté confundida en un lugar extraño.
Debería haberme ido con Paulo, un adonis hermoso de ojos verdes con el que a veces tenía relaciones, sin compromisos. Era uno de los abogados que estaba en el estudio, era algo tranquilo que habia surgido despues de mucho coqueteo e indirectas de parte suya y mía, porque negarlo. Pero esa noche, no estaba con mucho ánimo, mi hermano me había llamado antes un poco deprimido porque se había peleado con la novia así que lo estaba tratando de consolar un poco mandandole videos graciosos. En fin, se me habían ido las ganas y tenía ganas de leer. Que error ahora que lo pienso pero bueno por algo se dan las cosas. La cuestion que ahora estaba en un lugar que no conocía y parece que tampoco era yo misma. Había tenido la maldita suerte de despertar en el cuerpo de otra persona, para ser mas exactos en la princesa esa, caprichosa y olvidada en la trama. Tendria que cambiar mi destino.
Me desperté sobresaltada, insultando a ese maldito chorro que me mató y se llevó mi cartera. Tampoco era que tenía mucho, mi celular y algunos pesos nomas para el taxi.
Pero, ¿qué lugar era éste? No era una clínica u hospital. Parecía antiguo y como ¿de realeza? Mi cabeza empezó a doler de golpe, tanto así que me caí de la cama. Hice tanto ruido que entró de golpe una mujer, la reconocí de inmediato, era Carlota, una doncella. Más específicamente la doncella de la princesa olvidada... un momento¿, acaso soy ella? No, no, no. No puede ser posible, ¿qué está pasando acá? Empecé a insultar, tanto así que la pobre mujer se asustó y me miró extrañada.
Respire hondo, conté hasta dos mil en un milisegundo y me tranquilice. Me paré y fui al espejo. Era Griselda Murray Hamilton, la princesa de Bretaña que muere por bandidos cuando escapa de su matrimonio fallido con el hijo del duque. No solo eso, la pobre Carlota también muere con ella, su fidelidad le costó la vida.
A diferencia de cuándo era Cecilia, que era morocha de ojos negros y medía 1 65, rellenita y con algunas ojeras por el trabajo y la lectura. Ahora debía medir 1.75 aprox. por lo menos, pelo rojizo casi fucsia y ojos esmeralda, mi edad debía ser de 15 años. No podía negarlo, era bastante linda, el cabello me hacía acordar a un personaje que me encantaba- Gamora-, lástima que no tenía la piel verde también ja, ja, ja. Mientras pensaba eso Carlota me miraba como esperando algo, ahhh quizá algún berrinche, cierto que esta princesa era bastante caprichosa. Bueno, las cosas iban a cambiar de ahora en adelante.
En qué momento estaba de la novela, según los recuerdos que tenía, estaba pegada como chicle al archiduque y por su cara de fastidio, seguramente se iba a ir a otro imperio y me comprometerían con el segundo hijo del duque de Andrómaco. Si es que ya no me habían comprometido. En fin, primero lo primero. Le pedí a Carlota amablemente que me ayudara a asearme y vestirme. Se sorprendió de mi actitud respetuosa y me preguntó si estaba bien. Parece que había tenido un accidente después de seguir al archiduque Me había caído por una escalera y golpeado la cabeza, quedando dormida en mi habitación. Por lo cual habían pasado un par de días cuando finalmente desperté y ahí fue que entró Carlota a la habitación cuando escuchó mis gritos.
Me ayudó a bañarme, me puse un vestido liviano, por ahora tenía solo vestidos. Ya iba a cambiar la ropa, siempre usé jeans y pantalones de gabardina así que iban a haber cambios de vestuario.
Salí a recorrer el palacio y me encontré al primer estorbo de muchos, mi madre, Briseida Smith, la vizcondesa qué solo pudo aspirar a ser concubina del emperador. Una arpía, a quién únicamente le interesaban dos cosas, joyas y status social. Era su combo preferido, y su hija, ahora yo, era juzgada de acuerdo a esos estándares.
Iba caminando tranquilamente, observando todo, era algo nuevo y conocido a la vez por los recuerdos que tenía de quien antes era Griselda. La reconocí de inmediato, era mi madre.
Me miró con molestia y desprecio, quizá esperaba que reaccionara con miedo o vaya a saber que, se sobresaltó un poco al ver que le devolvía la mirada con frialdad, pero se compuso al momento. Le hice una reverencia perfecta diciéndole - Buen día, concubina.-
Mi sorpresa cuando me pegó una cachetada, diciéndome que era una maleducada. Me sobe la mejilla y la mire con odio. Pero aproveché la situación y me caí al piso llorando angustiada...
Briseida: - Pero, que crees que haces maldita hija inútil... me faltas el respeto primero y ahora te tiras al piso...
Griselda:- Discúlpeme madre, solo la saludé con respeto, le hice una reverencia. No sé por qué me insulta y me pega- Puse una mirada lastimosa y ojos llorosos..
Cuándo escuchó ruidos atrás suyo entendió todo, estaban pasando la emperatriz junto a unos nobles, por lo que aproveché la situación. Al menos para que vieran que era una pobre princesa maltratada por su madre.
La emperatriz se acercó corriendo para ayudarme a levantarme, lo que me sorprendió. Creí que también ella me ignoraba como lo hacía mi padre pero parece que encontré una aliada poderosa ja, ja, Ja.
Emperatriz Iliana: -Concubina, ¿qué crees que haces? Insultando a la princesa y golpeándola, cuándo ella solo te trató con respeto. Y no me inventes historias que vi y escuché todo.
Concubina: -Disculpe majestad, solo quise corregir su comportamiento inapropiado- Mientras decía eso, no podía evitar apretar su vestido con fuerza. Claramente estaba muy enojada.
Los nobles murmuraban, -pero que falta de respeto, maltratar así a la princesa.-
- Pobre princesa, estaba siendo educada con su madre y la trata así.-
Por mi parte, no podía evitar reírme por dentro y darle una sonrisa burlona de soslayo a la concubina. Sabía que no se quedaría así, que había represalias, pero por el momento tenía mi primer triunfo.
Emperatriz Iliana: - Concubina, su comportamiento es sumamente reprochable, se quedará en su habitación encerrada por una semana. Su doncella solo podrá darle los alimentos necesarios para que esté bien, pero nada más. No solo eso, voy a hablar con el emperador, porque si es así en público, no quiero imaginarme lo que ha vivido esta niña cuando no las vemos.
- Briseida: - Pero majestad no es tan grave, además tenía una fiesta de té, iban a venir mis hermanas e invité a otras nobles...
Emperatriz: -Tendrá que posponer todo, Me voy a encargar de avisarles a su familia y nobles invitados lo que acabo de presenciar.
No podía más de la emoción, no solo la castigaban sino que también su reputación se iba a caer por los suelos jajaja.
Me fui con la emperatriz, quien despidió a los nobles y me invitó a tomar el té en su palacio. La concubina fue llevada a su habitación por los guardias, ya que despotricaba por lo injusto de la situación.
Primer victoria que obtenía, ahora a conseguir aliados y ver si ya estaba comprometida o no. Debía seguir otro camino si quería sobrevivir junto con mi doncella, y emprender una vida independiente como estaba acostumbrada en mi vida anterior.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play