Capítulo 1: Un Encuentro Inesperado

Mi nombre es Emily Thompson, una joven de veinticinco años con una vida tranquila y rutinaria. Desde muy temprana edad, me había acostumbrado a la idea de que mi existencia sería común y corriente, sin mayores sobresaltos ni emociones intensas. Trabajaba como mesera de medio tiempo en un acogedor café llamado "El Rincón del Aroma" en pleno corazón de la ciudad. Si bien mi vida no era particularmente emocionante, estaba agradecida por la estabilidad que tenía. Sin embargo, no podía imaginar que todo eso cambiaría en un solo instante.

Era una tarde soleada cuando ingresó al café un hombre alto y atractivo. Su presencia era abrumadora y magnética, y todos los ojos se volvieron hacia él al entrar por la puerta. Sus pasos eran seguros y elegantes, y el aura de misterio que lo rodeaba era casi palpable. Tenía una mirada penetrante y una sonrisa seductora que dejaba a las personas cautivadas al instante.

Mientras tomaba asiento en una de las mesas cercanas, sentí una extraña sensación de familiaridad. Como si lo hubiera conocido antes. Sin embargo, no podía recordar dónde ni cuándo. Traté de ignorar esos pensamientos y me enfoqué en mi trabajo, tomando las órdenes de los clientes habituales y sirviendo sus pedidos con diligencia. Sin embargo, algo en él despertó mi curiosidad.

El hombre, vestido elegantemente con un traje negro impecable, llamó mi atención y pidió un café negro. Nuestros ojos se encontraron por un breve instante, y sentí una extraña corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. Quedé momentáneamente paralizada, incapaz de apartar la mirada de sus intensos ojos oscuros. Fue como si hubiera algo más en su mirada, algo que trascendía lo humano y resonaba en lo más profundo de mi ser.

Traté de recomponerme y continué con mi rutina, manteniendo mi distancia profesional. Sin embargo, la curiosidad no dejaba de crecer en mí. ¿Quién era ese hombre enigmático? ¿Qué hacía aquí en un lugar tan sencillo como el café en el que trabajaba? Sentí la necesidad imperiosa de saber más sobre él, de desentrañar el misterio que lo envolvía.

Después de servirle el café, me acerqué a su mesa con cautela. Su voz, profunda y suave, resonó en mis oídos cuando habló.

"Emily, ¿verdad?", dijo, con una sonrisa enigmática que resaltaba sus perfectos labios.

Asentí con la cabeza, sorprendida de que supiera mi nombre. "Sí, ¿cómo lo sabes?", pregunté con curiosidad, sintiendo un cosquilleo de intriga recorrer mi espina dorsal.

"Digamos que tengo una memoria excepcional para recordar rostros y nombres", respondió misteriosamente, su voz cargada de un tono seductor. "Pero eso no importa ahora. Vine aquí para recordarte una deuda pendiente".

Mi corazón dio un vuelco al escuchar sus palabras. ¿Deuda pendiente? ¿Qué quería decir con eso? Traté de recordar si alguna vez lo había conocido, pero mi mente estaba en blanco. ¿Cómo podía tener una deuda con alguien que no recordaba haber visto antes?

"Lo siento, pero no tengo idea de lo que estás hablando", respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo tras una sonrisa forzada.

El hombre sonrio suavemente y negó con la cabeza.

"Oh, Emily, has olvidado tan fácilmente nuestra historia. Hace años, cuando estabas en peligro, hice un trato contigo para salvarte".

Mis ojos se abrieron de par en par, incrédula ante sus palabras. ¿Un trato con un demonio? Parecía algo sacado de una novela de fantasía, pero sus palabras resonaron en mi mente, removiendo algo en lo más profundo de mi ser.

"Lo siento, pero no tengo ningún recuerdo de haber hecho un trato contigo", respondí, tratando de parecer valiente a pesar de mi confusión interna.

El hombre se inclinó hacia adelante, acercando su rostro al mío, y pude sentir el aroma embriagador que emanaba de su piel. "Te daré tiempo para recordar, Emily. Pero ten en cuenta que pronto reclamaré mi favor. No puedes escapar de tu destino".

Dicho esto, se levantó de la mesa y se alejó, dejándome con más preguntas que respuestas. Mientras lo veía desaparecer entre la multitud, su figura se desvaneció en la distancia, como una sombra en la oscuridad.

Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba asimilar lo que acababa de suceder. ¿Quién era ese hombre enigmático? ¿Cómo podía ser cierto lo que decía sobre un trato? Mi mente se inundó de pensamientos contradictorios y emociones confusas. Estaba a punto de adentrarme en un mundo paranormal que nunca antes había imaginado, y no tenía idea de lo que me depararía el futuro.

En las noches venideras, mis sueños se poblaron de imágenes y fragmentos de recuerdos olvidados. Fragmentos de un pasado que desconocía, pero que parecían conectarse a ese hombre misterioso. Me sentí arrastrada por una fuerza irresistible hacia un abismo de secretos ocultos y promesas sin cumplir.

Esta historia Continuará...

los capítulos están edición, disculpen si hay fallos ortográficos

Capítulo 2: Entre el Olvido y el Destino

La noche cayó sobre la ciudad, y mientras caminaba por las calles iluminadas por las luces de neón, no podía apartar de mi mente el encuentro con el enigmático hombre. Sus palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza, creando un torbellino de confusión y curiosidad. ¿Qué había querido decir con eso de un trato y un favor pendiente?

Decidí investigar por mi cuenta, aunque sabía que las respuestas podrían ser elusivas. Me sumergí en horas de búsqueda en internet, esperando encontrar alguna pista que pudiera desvelar el misterio. Sin embargo, todo lo que encontré fueron mitos y leyendas sobre tratos demoníacos, pero nada que me relacionara directamente con lo ocurrido.

El día siguiente en el café transcurrió con normalidad, aunque mi mente estaba en otra parte. Mis compañeros de trabajo notaron mi distracción, pero no les dije nada acerca de mi encuentro con el hombre misterioso. No quería preocuparlos o que pensaran que estaba perdiendo la cordura.

Cuando llegó la hora de mi descanso, decidí dar un paseo para despejar mi mente. Caminé por el parque cercano, disfrutando del aire fresco mientras intentaba desentrañar el enigma. Fue entonces cuando escuché una voz familiar detrás de mí.

"Emily, te encontré".

Me di la vuelta y allí estaba él, el hombre enigmático, vestido ahora con un impecable traje gris. Su mirada penetrante parecía haberse vuelto aún más intensa, como si pudiera leer cada pensamiento que pasaba por mi mente.

"No puedes seguir huyendo de tu destino, Emily", dijo con su voz profunda y seductora. "El trato que hicimos en el pasado está a punto de cumplirse".

Tragué saliva y me armé de valor. No podía seguir ignorando la verdad. "Necesito respuestas", le dije con determinación. "Dime quién eres y qué fue ese trato que mencionaste".

El hombre suspiró y su expresión se suavizó por un instante. "Mi nombre es Gabriel, y soy un empresario exitoso en esta época moderna. Pero, en realidad, soy mucho más que eso. Soy un ser antiguo, un ser que existe en las sombras desde tiempos inmemoriales".

Me quedé boquiabierta, tratando de asimilar lo que estaba escuchando. Un ser antiguo... ¿un demonio? Gabriel parecía ser más de lo que aparentaba. Su presencia tenía un magnetismo inconfundible, una mezcla de peligro y atracción irresistible.

"El trato que hicimos fue en un momento de desesperación en tu vida", continuó Gabriel. "Hace años, cuando estabas en peligro, te salvé. Y a cambio, acordamos que yo tendría derecho a reclamar un favor en el futuro".

Traté de recordar esos momentos oscuros de mi pasado, pero todo era vago y difuso. "¿Qué favor? ¿Por qué no puedo recordar nada de esto?", pregunté, frustrada.

Gabriel se acercó a mí, con su mirada llena de compasión. "La naturaleza de nuestro trato es que olvides todo lo relacionado con él, hasta que llegue el momento en que reclame mi favor. Es una forma de protegerte y permitirte vivir una vida normal".

Me sentí abrumada por la revelación. No podía creer que hubiera estado viviendo mi vida sin saber que estaba unida a este ser antiguo. Mi mente se llenó de preguntas sin respuesta, pero una cosa quedaba clara: mi vida estaba a punto de dar un giro inesperado.

Gabriel extendió la mano hacia mí. "Emily, el momento de cumplir el trato ha llegado. Te ruego que confíes en mí y que cumplas tu parte del acuerdo".

Dudé por un momento, luchando contra el miedo y la incertidumbre. Pero algo en su mirada y en su voz me impulsó a darle mi confianza. Tomé su mano, sintiendo una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo.

"Está bien, Gabriel", dije con resolución. "Cumpliré mi parte del trato".

A medida que nos alejábamos del parque, caminando juntos hacia un futuro incierto, me di cuenta de que había entrado en un mundo de sombras y secretos. Un mundo donde el amor y el destino se entrelazaban en una danza peligrosa. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a descubrir quién era realmente y a enfrentar lo que fuera necesario para cumplir mi parte del trato.

La noche se cernía sobre nosotros, envolviéndonos en su manto de incertidumbre. ¿Qué me depararía el futuro al lado de Gabriel? ¿Qué oscuros secretos se escondían detrás de nuestros destinos entrelazados? Solo el tiempo lo revelaría, y en ese momento, caminaba hacia lo desconocido con la esperanza y el temor entrelazados en mi corazón.

Continuará...

Capítulo 3: una Propuesta Inesperada

Mi vida dio un giro inesperado desde el momento en que Gabriel, el enigmático hombre que resultó ser un ser antiguo, apareció nuevamente en mi camino. A medida que nos adentrábamos en las calles iluminadas de la ciudad, la incertidumbre se mezclaba con la curiosidad en lo más profundo de mi ser. ¿Qué me esperaba ahora? ¿Qué significaba cumplir mi parte del trato?

El viento susurraba entre los edificios altos, llevando consigo un aire de misterio y tensión. Gabriel caminaba a mi lado, su figura imponente y su mirada enigmática. Su personalidad parecía fría y enigmática a la vez, como si ocultara secretos y disfrutara de la incertidumbre que sembraba en mi interior.

Finalmente, encontramos refugio en un pequeño café apartado del bullicio de la ciudad. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, observando el ir y venir de las personas mientras el aroma del café llenaba el ambiente. Aunque me sentía nerviosa, decidí confrontar a Gabriel directamente.

"Gabriel, necesito saber más sobre este favor que debo cumplir", le dije, buscando en sus ojos respuestas a mis inquietudes.

Él tomó un sorbo de su café y me miró con una sonrisa enigmática. "Emily, el favor que reclamaré es que te cases conmigo".

Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendida por su propuesta. Nunca habría imaginado que el favor pendiente fuera un matrimonio. No había señales de enamoramiento ni de conexión emocional entre nosotros, pero parecía ser la única forma de cumplir con mi parte del trato.

"¿Casarme contigo?", repetí, tratando de procesar la información. "Pero, Gabriel, apenas nos conocemos. No hay amor ni un vínculo entre nosotros".

Gabriel soltó una risa suave y juguetona. "Emily, el amor no es un requisito para cumplir el trato. Nuestro acuerdo está basado en una antigua tradición que trasciende las emociones humanas".

Me sentí atrapada entre la incredulidad y la confusión. Aunque su propuesta era inesperada y desconcertante, una parte de mí sabía que no podía ignorar mi responsabilidad. Además, no quería que las consecuencias de no cumplir el trato me persiguieran.

"Entiendo que cumplir el trato es importante", le respondí con determinación. "Pero necesito tiempo para pensarlo. Casarme contigo es algo serio y no puedo tomar una decisión apresurada".

Gabriel asintió, mostrando una comprensión inusual. "Entiendo tus reservas, Emily. Te daré el tiempo que necesitas para considerarlo. Sin embargo, recuerda que el trato debe cumplirse, y pronto llegará el momento en que debas tomar una decisión".

A medida que salimos del café y nos sumergimos nuevamente en las calles de la ciudad, sentí un torbellino de emociones y pensamientos en mi interior. No había esperado que el trato implicara una propuesta de matrimonio de alguien a quien apenas conocía. La idea parecía absurda y desafiante, pero también sentía la presión de la responsabilidad.

Los días pasaron y cada vez que me encontraba con Gabriel, la tensión crecía entre nosotros. Aunque nuestra relación estaba envuelta en el velo de lo desconocido, hubo momentos en los que pude vislumbrar destellos de su verdadera naturaleza. Era un ser enigmático, con una presencia magnética que me atraía y me asustaba al mismo tiempo.

Pero, a medida que exploraba mis pensamientos y emociones, me di cuenta de que no sentía una conexión romántica hacia Gabriel. No había surgido el amor entre nosotros, y la idea de casarme sin ese componente emocional era desconcertante. Sin embargo, también sabía que la responsabilidad de cumplir mi parte del trato pesaba sobre mis hombros.

Cada vez que me encontraba con Gabriel, nuestros diálogos se llenaban de un juego sutil de palabras, una danza de intrigas y desafíos. Su personalidad fría y juguetona chocaba con mi búsqueda de respuestas y comprensión. Aunque era un ser antiguo, Gabriel se desenvolvía con destreza en la era moderna, como si hubiera aprendido a adaptarse a los cambios y ocultar su verdadera naturaleza.

Una tarde, mientras caminábamos por un parque tranquilo, decidí confrontar a Gabriel con mis sentimientos y preocupaciones. "Gabriel, entiendo la importancia de cumplir el trato, pero no puedo negar que no siento un amor romántico hacia ti. ¿Cómo podemos seguir adelante con el matrimonio si no hay un verdadero vínculo emocional entre nosotros?"

Gabriel se detuvo y me miró con una mirada intensa. "Emily, entiendo tus dudas y tus preocupaciones. Pero debes recordar que el trato se basa en una conexión que trasciende el amor humano. Hay fuerzas más allá de nuestro entendimiento en juego".

Sus palabras resonaron en mi interior, alimentando la llama de la incertidumbre. ¿Habría algo más en juego que solo el amor romántico? ¿Qué fuerzas misteriosas guiaban nuestro destino entrelazado? A pesar de mis dudas, sabía que la respuesta estaba dentro de mí, esperando a ser descubierta.

Continuará...