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LA NUEVA SOFÍA

1. El frío asfalto

El cielo es muy brillante esta noche, la cantidad de estrellas es impresionante, he tenido una vida llena de lujos y confort, he viajado por varios lugares elegantes y sofisticados, comprando artículos de marca lujosa, toda mi vida no he tenido que preocuparme de nada porque siempre existió alguien que hiciera las cosas por mí o para mí, y así nunca me había tomado el tiempo de poder disfrutar la belleza de las cosas que están ahí de manera tan natural; pero ya no hay tiempo para hacer eso ahora, la energía se va de mi cuerpo, estoy tirada en el pavimento, el dolor de mis huesos rotos ya no se siente, sé que son los últimos instantes de mi vida y siento tanto irme así, como la ilusa tonta a la que su esposo, su mejor amiga y socios engañaron, si pudiera retroceder en el tiempo habría tantas cosas que cambiaría y tantas injusticias que corregiría.

Esa mañana, del primer día de julio de 2023, algo me decía que nada resultaría bien, desperté muy temprano porque mi teléfono móvil reventaba, aún medio dormida me levanté de mi lujosa cama, y vi en la pantalla el nombre de quien me llamaba insistentemente, era mi primo Ignacio, quien siempre me ha caído pesado porque se ha pasado la vida diciéndome que deje de ser tan caprichosa y que el mundo no gira alrededor mío, el único capaz de contradecirme, y solo se lo soporto porque cuando era pequeña me salvó la vida.

- “Ignacio, ¿sabes qué hora es?”, le dije de mala gana.

- “Sofía, ¿viste las fotos que te envié?”, me respondió.

- “¿Qué fotos?, la verdad únicamente quiero dormir”, le repliqué ya molesta.

- “Son fotos de Fabián, entrando a una habitación con Melanie, tu supuesta mejor amiga”, expresó tan velozmente que mi cerebro apenas alcanzó a procesarlo.

Estoy muy confundida con lo que me dijo Ignacio, veo el móvil y ahí están las fotos de mi esposo Fabián, al único que he amado, a quien me entregué en cuerpo y alma, me ha traicionado de la manera más vil; con mi mejor amiga, Melanie, están de la mano y besándose, entrando a la habitación de un hotel; puedo reconocer aquel lugar, el mismo en donde Fabián y yo pasamos nuestra luna de miel; me negaba a creerlo y pensaba que debía haber alguna explicación, mi cerebro no puede concebir esto; escucho la voz de Ignacio en el teléfono, con la poca cordura que aún me queda, vuelvo a hablar con mi primo.

- “Viajaré ahora mismo hacia allá, ¿tú puedes mantenerme informada?”, le dije con la voz entrecortada.

- “Sofía, ¿podrás manejar esto?”, respondió Ignacio dudoso.

- “Soy Sofía March, ahora sabrán de lo que soy capaz”, le repliqué tajantemente y colgué la llamada.

Compré a través del móvil un pasaje de avión rumbo a Ibiza, no estoy muy segura de lo que voy a hacer, me puse la primera ropa que encontré, mi cabello castaño y ondulado estaba desordenado y no me importó, no había sombra alguna en ese momento de la siempre fashionista Sofía March, apenas unos lujosos lentes de sol cubrieron mis ojos rojos de tanto llorar, pedí al chofer llevarme al aeropuerto, llegando al aeropuerto recibí en el móvil unos correos, no entendía mucho lo que decían, era sobre una disminución de la propiedad de acciones de algunas de mis empresas; nunca me había preocupado de ello, eran Fabián y mis socios los que se encargaban de la administración de mis bienes, ahora sé que nunca debía ser tan confiada.

Cuando llegué a Ibiza, tomé una habitación en el mismo hotel donde estaba hospedado Fabián, en el lobby me encontré con mi primo Ignacio, quien me comentó que había llegado a ese lugar, acompañando a un amigo suyo, Cristóbal Tudela que estaba monitoreando algunos negocios en la zona, pero se había doblado el tobillo y tuvo que quedarse en el hotel, ahí se percató con lo sucedido.

Pagué una fuerte cantidad de dinero, para lograr entrar en la habitación en donde estaba hospedado mi esposo antes de que retornara con su amante; pasaron horas antes de escuchar que ellos entraran, me escondí en el closet y me quedé helada cuando apenas cerraron la puerta se comían el uno al otro y la ropa salía volando, estaba ahí mirando todo hirviendo de rabia, pero mi cuerpo no se movía ni un centímetro, mientras veía a mi mejor amiga encima de mi esposo gimiendo de placer; no sé si tenía que ver todo lo que sucedía para por fin ser consciente de lo que estaba pasando, hasta cuando empezaron a hablar.

- “Con la estúpida de Sofía, jamás podrás sentir como conmigo", dijo Melanie con la voz jadeante.

- “Ni menciones a esa idiota, me casé con ella solo por el dinero que le heredó su abuela, tú sigue con lo que estás haciendo, que me encanta”, replicó Fabián mientras con furiosa pasión la atraía hacia él una y otra vez.

En ese momento me armé de valor, salí del closet y empecé a tirarles todo lo que tenía en la mano, Fabián me miraba estupefacto mientras que Melanie trataba de cubrirse con las sábanas, lo que no permití, no sé de donde saqué las fuerzas porque Fabián ni siquiera pudo detenerme, pero tirando de su frondosa cabellera roja la saque de la habitación desnuda para que todos vieran la desvergüenza de la que creí mi mejor amiga, de aquella que se decía mi hermana y que no había dudado en meterse a la cama con mi esposo.

- “¡Abre Fabián!”, gritaba desesperada Melanie desde afuera, era lo mínimo que se merecía por traicionar mi confianza.

- “Si tú abres esa puerta Fabián, te aseguro que no solo vas a perder mi dinero, sino que te quitaré todo el tuyo”, le escupí en la cara al hombre por quien hace unas horas yo hubiese dado la vida.

Melanie golpeaba la puerta una y otra vez, los otros huéspedes ya habían salido de sus habitaciones y ella no sabía qué hacer para cubrirse, todo su cuerpo tenía las marcas que Fabián le había dejado ante sus apasionadas faenas, que seguro habían tenido mientras yo creía que él estaba en un viaje de negocios.

Adentro yo, había roto un florero y amenazaba a mi esposo con clavarle uno de los pedazos, mientras mis ojos estaban inundados de lágrimas que no quería que brotaran, pero no podía impedir; luego de un rato, él empezó a reírse.

- “No tienes el valor, niña estúpida, nunca has sido capaz de hacer algo por tu cuenta, no ves más de tu empolvada nariz, vamos haz que el escándalo sea más grande, ¿tus padres estarán felices cuando se enteren de todo esto?, a ellos más que a nadie le interesa que tú sigas casada conmigo, así que aguántate y piensa mejor las cosas, me necesitas Sofía, me necesitas para tu vida perfecta de apariencias, pensabas que iba a ser el esposo trofeo que compraste para terminar tú pantomima de perfección”, dijo Fabián sin el menor desparpajo.

- “¿Qué dices?”, le respondí incrédula.

- “Las mejores escuelas, las mejores universidades, todo lo mejor para Sofía, pero solo eres una niña tonta que sabe gastar y nada de negocios, que todo le tienen que hacer porque no tiene criterio para nada; este matrimonio nos convenía a los dos, al menos debiste esforzarte mejor en la cama, la inocencia únicamente servía para las primeras noches, luego solo te quedabas echada ahí esperando que yo hiciera todo, como todo lo demás en la vida, crees que un hombre como yo podría satisfacerse con una total insípida como tú”, continuó diciendo Fabián mientras me miraba de arriba a abajo haciendo sentir su desprecio.

Él me arrinconó contra la pared y me asqueó sentirlo sudado y oliendo a ella, ni siquiera había intentado ponerse algo de ropa seguía desnudo, quería vomitar mientras se acercaba más a mí.

- “Regresa a la casa cariño, yo tengo todo el control de tu dinero, y los negocios que pueda disolver con tus padres, los podría llevar a la quiebra, piensas que te van a dejar hacerlo, así que cariño regresa a la casa, haz tus cosas de siempre (hablando al oído) espérame bañadita”, expectorar el canalla de mi marido.

Lo empujé, no recuerdo bien lo que le grité supongo que fue algo como “que no tenía idea de con quien se estaba metiendo, que me valía si todo se iba a la quiebra y que no me volviera a poner una mano encima porque me daba asco”, abrí la puerta Melanie estaba completamente avergonzada mientras en el pasillo la gente la miraba, recuerdo haber levantado mi rostro y sin mirarla decirle “es lo menos que se merecen las zorras que se meten con hombres casados”, y salí de ahí con la frente en alto mientras ella corría metiéndose en la habitación.

Pasaron muchas cosas después de ello, hasta que terminé corriendo por las oscuras calles perseguida por las luces de ese automóvil, cuando me impactó y salí volando por los aires, pude ver claramente sus miradas, Fabián y Melanie estaban dentro del vehículo que me arrojó violentamente, rompiendo varios huesos de mi cuerpo, después de lo cual se fueron dejándome abandonada en aquel asfalto frío, la vida escapa de mi cuerpo, ya no siento nada solo miro las estrellas, imagen que poco a poco se va apagando, cuanto quisiera haber hecho cosas diferentes, ahora mi primo Ignacio murió tratando de protegerme y esos malditos se quedarán con todo mi dinero, que injusto ha sido todo eso, que injusto.

Ya no veo estrellas, solamente oscuridad, mucha oscuridad, luego siento una luz cálida y brillante posarse en mi rostro, es muy cálida y brillante, luego escucho la voz de mi nana Mercedes.

- “Niña ya es tarde, sus padres se van a molestar si llega tarde a la reunión con los señores Álvarez, vamos despierte”, decía mi nana Mercedes.

Abro los ojos, estoy echada en la cama de mi habitación en la casa de mis padres, aún confundida le pregunté a mi nana “¿Cómo llegué acá?, ¿Cuánto tiempo ha pasado?”, mi nana me mira sorprendida no entiende mis preguntas, me siento muy confundida me levanto y veo que mi cuerpo no tiene ninguna herida voy a mi espejo y me quedó aún más absorta, el corte de cabello que tengo lo llevaba hace como cinco años atrás, busco mi celular, encuentro mi viejo celular el que usaba hace como cinco años atrás, veo la fecha es el 7 de enero de 2018, la recuerdo bien es el día que me comprometí con Fabián, salgo presurosa de mi habitación y bajé velozmente por la escalera para ir a mi jardín, ahí está “Happy” mi hermosa perrita que murió cuando estaba de luna de miel, la llamé por su nombre y agitó su cola, y viene a jugar conmigo, no sé cómo ha pasado esto, pero he vuelto a la vida hace poco más de cinco años atrás, justo el día en que iba a comprometerme con Fabián, no sé si me merezca esta nueva oportunidad, pero la tomaré y seré una nueva Sofía.

2. El vestido manchado

Mi nana insiste en que ingrese a la casa que debo alistarme, que mis padres mandarán el automovil que pasará por mí en unas horas, recuerdo vivamente como fue la vez pasada, estaba emocionadísima porque ese día me iba a comprometer con Fabián, parecía el cuento de hadas perfecto ya que desde la universidad había estado enamorada de él; ahora que lo analizo la única que expresaba sus sentimientos era yo, él apenas disimulaba una sonrisa, yo tenía veintidos años entonces y me había esforzado en acabar mis estudios de post grado para poder ser la esposa adecuada para Fabián, después de todo me llevaba diez años y parecía un hombre sofisticado y caballeroso, pero ilusionada como estaba no había prestado atención a los detalles.

Fabián era alto, piel canela, de mirada seria y de aspecto agradable, sus misteriosos ojos grises siempre me cautivaron, solía usar ropa elegante, si bien era delgado tenía brazos fuertes, debo reconocer que era agradable a la mirada.

Ahora las cosas serían distintas, sabiendo que cinco años más tarde él estaría revolcándose con mi mejor amiga y prácticamente diciéndome que era una frígida, en efecto no había tenido nunca experiencia, él fue el único hombre con quien había estado en toda mi vida y creí que todo estaba perfecto, si él hubiese sido más claro yo hubiese intentado más cosas, ¿qué hago? me estoy culpando yo de su idiotez, no, no puedo permitirme eso, no seré yo la culpable; tomaré el control de mi vida, y no permitiré que nadie se burle de mí jamás.

Después de darme un baño, vi el delicado vestido palo rosa acomodado en mi cama, recuerdo que hace cinco años me arreglé como una angelical princesa, virginal y noble; ahora será diferente, me quiero sentir segura diciendo que pasaré por los ojos de Fabián lo que nunca podrá tener entre tus brazos, va a ver pasar lo que pudo tener y jamás será suyo; sonrio y busco en el closet aquel vestido que me compré aquella vez en Viena, mi amiga Lucía que a mi mamá nunca le agradó me convenció a comprarlo, pero no había tenido el valor de usarlo, creo que ha llegado el momento de ver que tan bien luzco con el puesto.

Horas más tarde, siendo medio día ya, cuando mis padres me vieron ingresar al hotel con aquel vestido, fueron los primeros en impresionarse, era un gris brillante en tela semi transparente de un solo tirante que dejaban mis hombros al descubierto, ceñido a mi figura, aunque el vestido era largo la enorme abertura a un costado hacía lucir mis largas piernas, si no tenía cuidado podría mostrar algo demás; tal vez no tenía el curvilíneo cuerpo de Melanie que siempre la hacía lucir sensual, con su espectacular melena roja y labios carnosos, pero mi cuerpo lo tenía tonificado debido a mis clases de aeróbicos.

Cuando mi madre me vio vestida así, me jaló del brazo a un costado, con una mirada severa.

- “Te has vuelto loca Sofía, ese no es el vestido que preparé para la ocasión, pareces una corriente”, murmuró entre dientes mi madre.

- “Señora Antonia, ¿no me están ofreciendo como mercancía?, así sale mejor”, repliqué enojada.

Nunca antes me había atrevido hablarle así a mi madre, pero si mi final iba a ser morir atropellada por mi marido infiel y por mi traidora mejor amiga, entonces preferiría cualquier otro a ese tan absurdo y desolador.

- “Te golpeaste la cabeza Sofía, tú has sido la primera interesada en este compromiso con Fabián Álvarez”, respondió mi siempre elegante madre.

- “Tal vez haya sido así, pero ya no, soy muy joven para comprometerme”, contesté amargamente.

De pronto sentí el terrible dolor en el brazo cuando mi padre me sujetó fuertemente, es la primera vez que siento que mi padre no estaba dispuesto a ceder a lo que quería.

- “Tú quisiste este matrimonio, niña insolente, y no voy a arriesgar todas mis inversiones y tratados que ya tengo planeado con los Álvarez por uno de tus caprichos, tú te vas a casar con Fabián y te vas a quedar con él hasta que mueras, quieras o no”, me dijo mi padre con voz ronca.

A mi cabeza se viene lo que me dijo Fabián cuando lo descubrí con Melanie en el hotel, “¿tus padres estarán felices cuando se enteren de todo esto?, a ellos más que a nadie les interesa que tú sigas casada conmigo, así que aguántate y piensa mejor las cosas”, miré a mi padre con rabia, pero su mirada era aún peor, me tomó del mentón y la sujeto con fuerza mirándome a los ojos.

- “Acá se hace lo que yo digo, y te vas a casar con ese hombre porque me asegura una fuente de inversiones con la sociedad de su familia, eras la principal interesada y ahora te aguantas, después de todo seguirá financiado toda la vida de lujo que conoces", dijo muy molesto mi padre.

Me estoy dando cuenta que solo soy una pieza de cambio para mis padres, que estoy sola para evitar mi fatídico destino, pues debo encontrar la manera de evitar este matrimonio a toda costa, aún tengo tiempo para cambiar mi futuro ahora que no estoy ciega y puedo ver los hechos sin los ojos de niña tonta que era antes.

Están llegando los invitados y debo ingresar con mis padres al salón, todo está tal como lo recuerdo, en una de las mesas está sentada Melanie sonriéndome, me preguntó desde cuándo empezó el engaño, quisiera salir corriendo, pero me tengo que contener y actuar inteligentemente, hay algo extraño en la mirada de Fabián ahora, nunca me había mirado con deseo y ahora era diferente, después de todo el vestido que llevo puesto había resultado como lo pensé, él me sonríe y se sienta a mi costado, antes eso me hubiese derretido, pero ahora únicamente está en mi mente como Melanie y él sostenían relaciones sexuales salvajemente ante mis ojos y solo siento repulsión, así que ni siquiera puedo mirarlo.

Todo está ocurriendo como sucedió la primera vez, los discursos de nuestros padres, pero puedo notar que Fabián me está desvistiendo con la mirada y únicamente puedo sentir repulsión, pronto él iba a hablar y vendría el pedido formal, me tengo que poner de pie y mirarnos frente a frente; en ese momento, disimuladamente hago caer la copa de vino y mi vestido queda manchado, Fabián trata de ayudarme, pero lo único que buscaba era rozar mis piernas, lo miro molesta y voy corriendo al baño; estoy demasiado nerviosa y no sé qué hacer, luego de unos minutos ingresa Melanie y con esa voz dulce que ahora me resulta molesta, dice algunas cosas para calmarme.

- "Debes haberte puesto nerviosa de tener tan cerca a Fabián, déjame ayudarte para que pronto salgas a verlo y formalicen el compromiso", dijo Melanie con una sonrisa en el rostro.

- "¿Te gusta Fabián?", le pregunto.

- "¿Qué dices Sofía?, sé perfectamente que es el hombre de quien estás enamorada, jamás me fijaría en él", me responde la muy hipócrita.

- "¿Estás segura?, él es un hombre muy guapo", le insisto.

- "Aunque fuera así, no podría fijarme en él, hoy estás muy extraña", replicó.

Ya no le insistí, porque mi madre ingresó y con su mirada hizo que Melanie saliera inmediatamente, mi madre me observó directamente y me dio una fuerte bofetada.

- "Siempre has sido estúpida, pero al menos antes te esforzabas porque no se te notara tanto, ahora vas a salir ahí, pondrás la cara de tonta de siempre y aceptarás la propuesta de Fabián", me dice mi madre sin ninguna expresión en el rostro.

Me quedo sorprendida mirándola, no puedo creer que mi madre me esté diciendo eso, apenas puedo responder "déjame arreglarme un poco", ella sale del baño y respiro profundamente, veo a través del espejo una ventana pequeña, hago un esfuerzo para saltar y salgo por ella, luego corro desesperadamente muy lejos de aquel lugar, no tengo idea ni siquiera a dónde ir, ni tengo nada de dinero, pero no puedo aceptar ese compromiso, ahora que sé cuál sería la consecuencia de todo ello, estoy tan desesperada que cruzo la calle sin mirar y un automóvil frena de golpe, casi fui atropellada y tiemblo nerviosa, de aquel vehículo baja un apuesto hombre alto, de cabello negro y mirada profunda, se acerca a mí diciendo "¿se encuentra bien, señorita?", ya no puedo sostenerme de pie y me desmayo en sus brazos, aunque su mirada queda grabada dentro de mí.

...... Sofía March ......

3. El espejo roto

Cuando despierto, me veo en la cama de un hospital, lo último que recuerdo es haberme desmayado en los brazos de aquel hombre guapo, no tengo idea de cómo llegué acá, hasta que escuché una voz familiar.

- "Sabía que no harías lo mismo que en tu vida pasada", me sorprende con esa expresión mi primo Ignacio.

Me quedo perpleja al ver a Ignacio, y a la vez me encuentro feliz de verlo con vida, como pude olvidar asegurarme que él estuviera bien, solo había pensando en cambiar mi destino con Fabián no lo quería para nada en mi vida; luego de dejar brotar algunas lágrimas siento paz de que Ignacio se encuentre bien; aún recuerdo lo que pasó ese día en que ambos pasamos por la muerte.

Aquel primer día del mes de julio de 2023 en mi anterior vida, después de salir de la habitación donde había descubierto que mi esposo me era infiel con mi mejor amiga, salí desesperada por el pasillo a tomar el ascensor que me llevó al primer piso, la noticia de la mujer desnuda en pleno pasillo estaba en boca de todos, escuchaba los comentarios sentada en el lobby del hotel llorando sin cesar sin saber qué más hacer, cuando de pronto siento que alguien posa su mano sobre mi hombro.

- “No te quedes allí, Sofía March nunca ha sido una llorona”, escuché decir a Ignacio, quien aún cojeando me sacó del hotel.

Estaba tan llorosa que apenas podía ver lo que pasaba a mi alrededor, nos acomodamos atrás de un lujoso automóvil mientras Ignacio se limitó a abrazarme, creo que si hubiese estado sola, mi corazón se hubiese detenido en el lobby de ese hotel; no sabía ni a dónde me dirigía hasta que llegamos a una hermosa casa al lado de la playa, se que me desmayé pero recuerdo que alguien me tomó en sus brazos y me llevó adentro, sé que no pudo haber sido Ignacio porque él no estaba bien del tobillo, además recuerdo el aroma amaderado con notas de piña, ruibarbo e iris, de quien me llevaba en brazos.

Cuando desperté estaba en una de las habitaciones de aquella casa, Ignacio se había quedado dormido en una de las sillas, me incorporé y me senté aún sin poder expresarme con fuerza, así que apenas pude pronunciar “Ignacio” dos veces, ví que él milagrosamente despertó y se acercó para sentarse a mi lado, mi primo era de sueño pesado desde pequeño.

- “Eres una dormilona Sofi, ¿cómo te sientes?”, me interrogó Ignacio.

- “Los odio, los odio tanto, tengo que hacerles pagar por lo que me hicieron. ¿Cómo pude ser tan tonta para no darme cuenta de lo que estaba pasando?, contesté muy triste.

- “Pues debes calmarte y pensar qué vas hacer. Fabián se ha pasado mandando mensajes”, me dice Ignacio, mientras me entrega mi teléfono móvil.

El sinvergüenza de mi marido me ha escrito muchos mensajes, solo amenazando sobre todo lo que me puede pasar si no me olvido de lo que pasó, ninguno de los mensajes tenía un comentario que expresara que él que se encontraba compungido, ninguno pidiendo perdón, ya ni siquiera ha pretendido hacer el papel de hombre infiel arrepentido; se nota entre líneas que lo que más teme es perder el dinero y las relaciones sociales que mi apellido le ha podido dar, cuando se arregló hace cinco años nuestro matrimonio su familia eran unos nuevos ricos pero no pertenecían a las familias de renombre de nuestro país, en cambio, mi familia pertenecía a una de las más prestigiosas, nuestro linaje abarcaba generaciones de gran fortuna; y para afianzarse como una familia poderosa necesitaba emparentar con los March, y tan idiotamente enamorada de él fui la victima perfecta.

En el último de los mensajes me citó en un reputado restaurante de playa con terraza sobre el mar, sabía perfectamente que para ese lugar debías reservar con anticipación, así que seguramente lo había tenido preparado para ir con Melanie, solo imaginarme eso me hacía hervir la sangre otra vez, quería responderle con una serie de improperios que incluso faltaban en mi vocabulario; pero después de conversar con Ignacio, decidí citar a Fabián pero en el Punta Arabí, un emblemático mercado jipi cerca de la playa ibicenca de S'argamassa, sabía perfectamente que mi detestable esposo odiaba ir a lugares que no sean elegantes y exclusivos, así que antes de terminar todo tal vez debía hacerlo sufrir un poco.

Ignacio y yo llegamos a Punta Arabí primero, y se aseguró posicionarse cerca de donde estaría esperando a mi infiel esposo, necesitaba grabar todo lo que Fabián dijera, nunca imaginé que estaría haciendo esas cosas, pero mi mundo había cambiado en cuestión de horas, nada volvería a ser igual en mi vida; cuando salimos, el amigo de Ignacio no estaba en casa, así que le dejó un mensaje de voz de los acontecimientos, al que le respondió con un "tengan cuidado", tal vez debimos prestar atención a ese mensaje.

Estaba justo afuera de una tienda de ropa, cuando sentí que alguien se paraba atrás de mí.

- “Tú, y tu incompresible gusto por estos ‘raros’ sitios; creía que no volverías a uno de estos”, me dijo con desdén Fabián.

- “Ese fue un error que cometí contigo, hacer lo que tú nada más querías para que estuvieras contento, pero al final de nada sirvió”, le respondí con un toque de amargura.

- “Compra lo que quieras, pagaré todos tus gustos, hasta estos tan estrafalarios, y sigue con tu papel de esposa amorosa”, dijo Fabián con una mueca de asco porque la gente pasaba muy cerca de él.

- “Piensas que volvería a estar contigo, luego de verte como te revolcabas con mi ‘mejor amiga’, no sentiría más que repulsión si me volvieras a tocar”, le respondí indignada.

- “A mí tampoco me hace gracia tocarte, pero lo seguí intentando para ver si podías darme un hijo, pero hasta para eso eres una inútil”, replicó Fabián con una cara de desdén innegable.

- “Entonces pretendes tener un hijo con Melanie, porque estabas muy contento en sus brazos”, le respondí intentando no llorar.

- “Ella no es un adorno en la cama, me da la satisfacción que tú realmente nunca has sabido darme, pero seamos francos, ella no es mi esposa con apellido de clase, así como ella sabe el lugar que ocupa en mi vida, tú debes saber cuál es tu papel, tú eres mi esposa querida, y así insípida como eres, por más que te vistas de marca y lujosas joyas, nadie te va a mirar, salvo que pretenda quitarte el poco dinero que te queda”, manifestó Fabián casi sonriendo.

- “¿Poco dinero que me queda?, ¿de qué estás hablando?; sin contar el dinero de mis padres, la herencia que me dejó mi abuela me basta para vivir tranquila”, le expresé muy segura de mí.

- “Ilusa, tonta, me dijiste que manejara la herencia de tu abuela como mejor me pareciera, y la verdad la invertí en mis negocios, tus socios estuvieron encantados con todo. El dinero que usas, es el que yo te doy, todo lo que compras y las actividades de caridad y cultura, las financio yo, no tienes nada Sofía, solo el apellido March, que es el único valor que tienes ahora y la única razón para que sigas siendo mi esposa; así que anda a casa, y espera a que retorne de mi viaje de ‘negocios’; recíbeme como siempre, trata de ponerte bonita, ahora que sabes la verdad, no hay necesidad de que lleve algún regalo o te diga algo dulce, solo sigamos intentando tener un hijo, te dejaré decidir si lo concebimos de manera natural o con ayuda médica, créeme te dará una ventaja más, aparte del apellido serás la madre de mi hijo, el heredero de los Álvarez, vez que no soy malo contigo”, expresó con cinismo Fabián.

Le doy una bofetada que resuena en todo el lugar, las miradas de los caminantes se posaron en nosotros, su cinismo es muy doloroso para mí, puedo ver en sus ojos la rabia que sintió, siempre lo había tratado con dulzura, amor y respeto, Fabián siempre había sido el mejor hombre del mundo para mí, pero en ese momento lo vi como verdaderamente era, alguien preocupado por su éxito y posición, que siempre menospreció mis sentimientos, incapaz de amar; podía mirar en sus ojos la rabia que sentía en ese momento, venía hacia mí y retrocedí un poco apoyándome en una mesa, provocando que un espejo cayera al suelo y se rompiera, me agache a recogerlo, pero solo pude coger una pieza cuando Fabián me tomó fuertemente del brazo y pretendía llevarme arrastrando, me presionaba tan fuerte que sentía que mis huesos se iban a romper; ya no le importaba que la gente estuviera viendo solo me jalaba del brazo para sacarme de ahí.

- “Suéltala imbécil, no te das cuenta de que la estas lastimando”, gritó Ignacio, acercándose aún cojeando hacia nosotros.

- “El estúpido de tu primo, entonces tú eres el responsable de todo esto, saliste de tu familia, porque jamás encajaste en el mundo de los negocios, y ahora pretendes arrastrar a tu prima a tu pobreza”, expectora Fabián con rabia.

Ignacio ni le respondió, solamente puso su mano sobre el brazo de Fabián obligándolo a soltarme; creí que Fabián solo se iba a ir de ahí cuando dio media vuelta, pero luego de un par de pasos regresó y le dio un puñetazo a Ignacio que lo hizo trastabillar, por su problema en el tobillo, cayendo pesadamente, para luego volver sujetar mi brazo ante lo cual le clavé a Fabián el pedazo de espejo que tenía en mi mano; si bien hizo una expresión de dolor, no había sido una herida grave; me miró con desprecio, pero al parecer notó el artefacto con el que lo estaba grabando y se alejó.

Estaba muy triste, por mi culpa Ignacio había resultado herido, lo ayudé a ponerse en pie, para luego sorprenderme porque empezó a carcajearse, y me miró con una gran paz.

- "Jamás pensé que Sofía March, atacaría a alguien en su vida, y menos a su amado esposo Fabián Álvarez, por fin veo en ti el potencial que tenías de pequeña, la fiera Sofi aún está ahí", me dijo Ignacio complacido.

Salimos caminando muy despacio de Punta Arabí, había oscurecido y por eso las calles donde caminabamos parecían estar más solitarias que nunca, de imprevisto un automóvil se estacionó a nuestro lado, del lado del conductor bajó Fabián, estaba visiblemente ardiendo en furia, las venas de su rostro estaban visiblemente gruesas, se acercó a nosotros empujó a Ignacio contra el suelo, provocando que mi primo se retorciera del dolor porque ya estaba muy sentido su tobillo, Fabían pretendía obligarme a subir al automóvil, como puse férrea resistencia, Melanie bajó del automóvil y empezó a jalar mi cabello.

- “Perra maldita, te voy hacer pagar la humillación que me hiciste pasar”, expresó con mucha rabia Melanie.

- “Solo quitale el equipo de grabación”, dijo con desdén Fabián.

Me aferré con todas mis fuerzas al equipo, pero en eso Fabían me tomó de la chaqueta jalandome hacia él, y sacó un arma de su bolsillo, definitivamente pensé que se había vuelto loco, todo su expresión corporal lo gritaba.

Supongo que tendré que prescindir del apellido March siendo tu viudo, mi imagen no la vas a arruinar, ahora esto solo será un asalto fallido a los primos March.

Fabian disparó pero no se en que momento Ignacio logró ponerse de pie y recibió el balazo por mí, y caí con él al piso, el disparo había sido fulminante, no respiraba y un montón de sangre brotaba de su pecho, empezaron a encenderse las luces de algunas casas, mis manos estaban completamente ensangrentadas; Fabián y Melanie se subieron al automóvil desesperados; yo solo gritaba muy fuerte pidiendo ayuda, sentía mi corazón latir muy fuerte, nadie venía a ayudarnos; me puse de pie y empecé a correr por las calles tratando de pedir ayuda; fue en ese momento, que el automóvil conducido por Fabián regresó y me atropelló lanzándome por los aires y terminando tirada en el asfalto.

Por eso, ver a mi primo Ignacio con vida me conmovió al extremo, y por lo que me dice, también recuerda lo que nos pasó.

- "¿Qué piensas hacer ahora Sofi?", me dice Ignacio.

- "Cambiar nuestro destino", le respondo.

Él me sonríe, cuando de pronto entra a la habitación el hombre guapo de cabello negro, que vi antes de despertar en el hospital, se acerca a nosotros, y siento aquel aroma amaderado con notas de piña, ruibarbo e iris, del dueño de la casa en Ibiza a donde me llevó Ignacio después de descubrir la infidelidad de mi esposo.

- “Te presento a mi amigo, Cristobal Tudela”, me dice Ignacio, “ella es mi prima Sofía March”, le dice a su amigo.

- “Mucho gusto, señorita March”; me dice Cristobal sonriendo.

Por alguna razón su profunda mirada me ha cautivado, es un hombre visiblemente apuesto, siento que lo he visto antes, pero no recuerdo dónde realmente, solo le sonrío y le digo “Gracias por ayudarme”, él solo sonríe; pienso que si es amigo de Ignacio debe ser una buena persona, pero luego me alejo de cualquier sentimiento romántico, la vida o mejor la muerte me había enseñado que es mejor mantenerse alerta, y no confiar sin realmente conocer todas las facetas de la persona.

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