NovelToon NovelToon

EN OTRA PIEL.

SABES QUIEN ERES.

La celda se sentía fría y oscura, Teresa era muy querida por sus compañeras y la cuidaban día y noche, pero algo las preocupaba y era que ella se negaba comer, Teresa sentía la necesidad de castigarse por todo lo que había hecho, pues no se sentía con derecho a vivir.

Cada día, cada noche se lamentaba por la vida que había tenido, por haber tomado malas decisiones que la llevaron a terminar en un agujero que la hacía asfixiaba cada día.

El desespero y la culpa fueron tan grande que Teresa decidió terminar con la angustia. Pero una sola cosa la tenía tranquila y era que le había podido expresar su arrepentimiento al amor de su vida.

Siendo las once y cincuenta y cinco de la noche, mientras sus compañeras de celdas dormían, Teresa tomo la sabana que cubría el colchón duro en el que se acostaba cada noche, y camino hasta los barrotes que la separan de la libertad.

La sabana hacían presión en su cuello, dejándola sin aire, dolía mucho, pero no se detuvo, su blanco rostro se enrojece, luego se fue poniendo morado, poco a poco iba abandonando ese mundo que había sido cruel con ella, mientras eso pasaba en su cabeza se repetía a sí misma “En la otra vida, debo hacerlo bien”.

Así Teresa dejo ese mundo, en el que no encontró la felicidad y en la que intento quitársela a los demás.

                                                                             …

                                                                         TERESA.

Me constaba respirar, sentía que mis pulmones explotarían por la fuerza que hacía para llenarlos de aire, poco a poco todos se fue oscureciendo, al tiempo que mis manos y pies hormigueaban.

De un momento a otro me levanto sobresaltada, llore de forma desgarradora, pues no había sido capaz de quitarme la vida, era una completa cobarde. Lleve mis manos a mi rostro, pues me sentía desesperada.

De un momento a otro escuché que tocaban la puerta, cosa que me sorprendió, ya que los barrotes no sonaban de esa forma.

Quite las manos de mi rostro para ver de donde provenían ese ruido, llevándome la sorpresa de que no estaba en mi celda.

Era una habitación, para ser más exacta de una niña, puesto que el color rosa reinaba en la decoración, a mi lado había un montón de peluches, no sabía qué pasaba y mucho menos donde estaba, la puerta volvió a ser tocada.

_ Siga.- dije, pero note que mi voz era diferente.

La puerta se abrió e ingreso una hermosa mujer, ella era alta, su cabello era cobrizo y su rostro llevaba algunas pecas, ella sonreía como si estuviera viendo a su persona favorita.

_ Cariño, porque no estás levantada.- dijo.

Yo miré para todos lados, pues no tenía ni idea con quién hablaba.

_ Vamos Violeta, se nos hace tarde.- ella se acercó al ventanal y abrió las cortinas.

Yo seguía muda, pues que podía decir ante lo que pasaba, si siquiera sabia quién era ella. Ella me miro y corrió a mí, cosa que me asusto.

Princesa, que ocurre por qué lloras.- ella me abrazo, luego llevo sus manos a mi rostro y seco mis lágrimas. tuviste otra pesadilla.- pregunto.

Yo asentí y ella me volvió abrazar, era una sensación increíble y nueva para mí, era cálido, podía sentir amor y protección a su tacto.

Amor, son solo malos sueños, todo está bien.- dijo besando mi frente. mama siempre estará para ti, ahora levántate, alístate, te veo abajo.

Ella salió de la habitación y yo quede peor que el inicio, me levante y camine a la ventana, lo que veía atreves de ella, no lo conocía, pero hubo algo que me sorprendió y fue ver mi reflejo en la ventana, corrí al baño y me mire en el espejo.

_, Pero que demonio.- grite.

Esa no era yo, ahora mi cabello es cobrizo y rizado, ojos claros y pecas en mi rostro.

Estaba en estado de shock, pues no podía creer lo que estaba viendo mis ojos. Unos grandes brazos me envolvieron, pero yo seguía sin reaccionar.

_ Cariño, te encuentras bien, que te paso.- decía el hombre.

Yo lo miré, pero tampoco sabia quién era, pero podía ver angustia en sus ojos.

_ Violeta, por favor contéstame. - me dijo él.

_ Quién es usted.- pregunte.

Él me miro, con los ojos abiertos, pues al parecer mi pregunta lo tomo por sorpresa.

_ Qué pregunta es esa Violeta.- me respondió.

_ Quién es usted.- volvía a preguntar.

_ No bromees, Violeta.- dijo la mujer de hace un rato, cuando entro al baño.

Ellos me miraron como buscando, algo que les dijera que estaba jugando con ellos, pero al ver que no era sí, su rostro cambio a una lleno de angustia y preocupación, Ellos me llevaron hasta la cama y me recostaron, pero seguíamos en silencio.

_ Violeta, no sé qué está sucediendo, pero este hombre que ves aquí, es tu padre, su nombre es Javier, y yo soy Margaret, tu madre.- me dijo la mujer en un tono suave.

A ver si estaba escuchado bien, ella acababa de decir que son mis padres, pero qué clase de sueño era este, si más no recuerdo, yo debería estar en estos momentos, en una morgue recostada en una placa de metal, fría como hielo.

_ Sabes quién eres.- pregunto el hombre.

Quién era yo, Teresa, una despreciable mujer que debería estar en la cárcel, por intento de homicidio y muchas crueldades más.

Como no supe qué responder, solo negué con la cabeza, ellos miraron el uno al otro, vi miedo en sus miradas y eso me hizo sentir mal, y no sé por qué, pues no los conocía.

Javier salió de la habitación, a pasos rápidos, la mujer me tomo de las manos y me las acariciaba.

_ Todo va a estar bien, cariño, mamá y papá te cuidarán.- me dijo.

“Mama y papá te cuidarán”, como me hubiese gustado, escuchar eso, años atrás, como hubiese sido mi vida, si esos bastardos que decían ser mis padres, hubiesen hecho su trabajo de cuidarme y protegerme.

Estas personas adoran a su hija, pero ahora estaba yo en su cuerpo, si eso era así, en donde estaba Violeta.

Ella estaría viviendo el sufrimiento que debería estar sufriendo yo, el solo pensar que habíamos cambiado de cuerpo y de vida con esa pequeña, me llenaba de angustia.

SOY TERESA.

                                                                           TERESA.

Mi cuerpo empezó a temblar de manera descontrolada, esa pequeña, estaría en una morgue, si no era así, en donde estaba, esos pensamientos invadieron mi cabeza, las lágrimas empezaron rodar por mi rostro.

_ Cariño.- me dijo Margaret mientras me daba un abrazo reconfortante.

Poco a poco me fui calmando, era lo mejor, con desesperarme, no iba a solucionar nada.

_ No estás sola, tu familia te ama.- dijo la mujer.

Yo estaba en silencio, pues estaba en blando, que era todo esto donde estaba, quienes eran estas personas y donde estaba su hija, y por qué estaba yo en su cuerpo.

                                                                                  …

Javier bajo corriendo y tomo el teléfono, algo andaba mal con su hija, así que llamo aún viejo amigo que era médico para que le ayudara.

_ Javier, amigo, qué milagro.- dijo el hombre, cuando contesto.

_ Santiago, amigo.- le respondió Javier.

_ Javier, que tienes, te noto extraño.- le pregunto Santiago.

_ Es mi hija.- dijo.

Javier le contó a su amigo los últimos acontecimientos con su hija, era evidente la preocupación que sentía.

_ Amigo, llévala a mi consultorio, ya salgo para allá.- contesto Santiago.

_ Gracias, amigo, ya salimos para allá.- le contestó Javier.

Javier colgó la llamada y subió de nuevo a la habitación de su hija.

_ Cariño, viste un amigo, te revisará.- le dijo Javier a su hija.

Teresa, ahora llamada Violeta, lo miro, con confusión.

_ No pasará nada, es Santiago, es un gran amigo.- le dijo Javier para tranquilizarla.

Javier salió y Margaret lo seguía, pero Teresa la detuvo.

_ Por favor, podría ayudarme, no sé donde está la ropa.- lepidio.

Margaret se sorprendió, pues la cosa era demasiado grave, como para que su hija, no recordara en donde estaba su ropa.

Margaret abrió una gran puerta, dejando verla la cantidad de ropa que su hija tenía, después de escoger algo cómodo lo puso sobre la cama.

_ Dúchate, si necesitas algo, no dudes en llamarme, estaré en la habitación de al fondo.- Margaret se acercó y beso la frente de su querida hija.

Al salir se derrumbó, su instinto de madre le decía que algo muy malo pasaba con su hija.

Teresa ingresó a la ducha, todo lo sentía tan irreal, todo su cuerpo era diferente, su larga cabellera negra ya no estaba, sus ojos negros ahora eran café claro, su rostro era hermoso, adornado con unas lindas pecas, que hacían contraste con su cobrizo cabello.

_ Debo estar soñando.- dijo en un susurro, mientras miraba su cuerpo desnudo en el espejo.

Dejando sus pensamientos atrás, se vistió, con lo que la mujer llamada Margaret había sacado para ella, recogió su cabello rizado en una coleta, todo lo hizo de manera mecánica, pues aún no entendía nada de lo que pasaba.

_ Estás lista.- escucho desde la puerta.

Estar lista.- se repitió a sí mismas. Estar lista para qué.- volvió y susurro.

Ella no respondió, simplemente abrió la puerta y salió, justo ahí estaban esas dos personas, que no dejaban de verla de manera extraña, era una mezcla entre preocupación, y algo llamado amor.

_ Vámonos.- dijo el hombre, al tiempo que tomaba la mano de su hija.

Teresa se sintió aún más extraña, ya que el toque de este hombre no le molestaba, no como esos clientes que tenía en el club nocturno, que le causaban náuseas, en cambio, de eso lo que sentía era protección y mucha calidez en su corazón.

Los tres subieron al coche, todo el camino estuvieron en completo silencio, pues que podían decir, si hasta ellos sentían que esa no era en realidad su hija, por suerte el camino no fue largo, al llegar ingresaron al parqueadero, bajaron y subieron hasta el consultorio del amigo de Javier.

Teresa ingresó al consultorio siguiendo a Javier y Margaret, pero su cuerpo se puso rígido al ver quién era la persona que la atendería.

_ Señor Santiago.- dijo ella en un susurro, que fue escuchado por todo.

_ Si lo reconoces.- le pregunto Margaret.

En ese momento Teresa empezó a llorar y se tiró al piso para arrodillarse.

_ Lo siento, señor, lo he decepcionado.- le decía Teresa arrodillada y con la cabeza agacha.

Santiago, la miro asombrado, pues no se imaginaba que Violeta estuviera tan mal.

_ Por Dios Violeta, cálmate, no me has hecho nada que pueda decepcionarme, solo estás confundida.- le dijo Santiago, mientras la ayudaba a poner de pie.

_ Señor, soy yo, soy Teresa.- le dijo ella.

_ Violeta, no conozco a ninguna Teresa, así que por favor respira profundo y cálmate.- le dijo él.

Teresa lo miro, sin entender, él no conocía a ninguna Teresa, o simplemente no quería hablar de ella.

Santiago la llevo hasta la camilla, Javier y Margaret estaban devastados, ellos no podían articular palabras, pues ver a su hija en tal estado era muy doloroso para ellos.

Teresa ya estaba más calmada, pero no podía dejar de seguir a Santiago con la mirada, y más porque noto que el hombre estaba más joven, de como lo recordaba.

_ Bueno, Violeta, ahora que está más calmada, cuéntame, quién crees que eres, o más bien quién eres.- le dijo Santiago, mientras le toma los signos vitales.

Mi hombre es Teresa Williams, tengo treinta años, trabaje en su casa para usted y su esposa carolina, y sus hijos Víctor, samanta y Manuel.- Teresa hizo una pausa. Ustedes me acogieron y los decepcione, estuve en la cárcel, por intento de homicidio y me suicide.- finalizo.

Todos estaban en shock, pues lo que Violeta les contaba era bastante turbio.

_ Bueno, Violeta, pues te cuento que no conozco a ninguna Teresa, y mi esposa carolina murió dando a luz a nuestro único hijo Manuel.- le dijo Santiago de manera tranquila.

Teresa no daba crédito a lo que escuchaba, como así que la señora carolina estaba mujer, entonces donde estaba Samanta y Víctor.

_ No miento, de verdad soy Teresa.- dijo ella con desespero.

No tienes que alterarte, no creemos que mientas, es solo que no eres la persona que dice.- Santiago la tomo de la mano y la llevo hasta el frente de un espejo que tenía en el consultorio. mírate, eres la persona que recuerda.- le pregunto él.

Teresa se miró con atención su reflejo, no lo era, pero sobre todo era joven.

VIOLETA.

Teresa se concentró en su reflejo, mientras en su cabeza se repetía, “que está ocurriendo”, santiago le siguió hablando, mientras la observaba, pues para él, siendo un profesional en la medicina, le era extraño el comportamiento de la chica.

_ Violeta, estas por cumplir los dieciocho años, este año culminas tu preparatoria, estas personas aquí son tus padres, en cuanto a lo que contaste, no te miento cuando digo, que solo tengo un hijo y que mi esposa murió hace veinte años y no conozco a ninguna Teresa.- le dijo él.

Teresa volteó a ver a Javier y Margaret, la mujer estaba en vuelta en llanto.

_ Hija, Santiago, dice la verdad.- le dijo Javier.

Teresa se quedó en silencio, pues no sabía qué decir, Javier y Margaret se sentaron al frente del escritorio con ella.

_ Bueno, los recomendaré con una psicóloga que es mi amiga, así que tomémoslo con calma, quizás en unas horas todo vuelva a la normalidad.- les dijo Santiago.

Teresa estaba perdida en su pensamiento, hasta que su mirada se fijó en el calendario que colgaba en una de la pared.

_ Esa es la fecha.- pregunto.

_ Sí.- contesto Santiago.

El corazón de Teresa se aceleró, pues según lo que decía el calendario era tres de agosto del dosmil trece, eso quería decir, que estaba diez años atrás en el tiempo.

Pero decidió callarse, era mejor así antes que la creyeran loca y la encerraran en un manicomio, pensó, después de eso volvieron a casa.

                                                                             ...

                                                                        MANUEL.

Me levanté tarde, ya que hoy no tendría clase en la universidad, sino hasta por la tarde, estoy cursando mi quinto semestre de medicina, carrera que odiaba, pero que elegí por darle gusto a mi padre.

Al principio me costó, pero con el tiempo le tomé amor, a mi carrera, ahora puedo decir que soy uno de los mejores de la clase.

_ Hijo, estás despierto.- me grita mi padre desde la puerta.

_ Sí.- le respondí.

El ingreso, ya vestido, no entendía a donde iba si me había dicho que no tenía paciente el día de hoy.

_ A donde vas.- le pregunte.

_ Javier me llamo, algo ocurre con su pequeña hija y desea que la revise, me quieres acompañar.- me pidió.

La verdad era que no tenía ganas de nada, solo deseaba dormir hasta el medio día si me era posible.

_ Es necesario.- le pregunté.

_ No, pero quería que al salir fuéramos a almorzar.- me dijo.

Acepte con un poco de pereza, tome una dicha rápida y me vestí, por suerte el consultorio de mi padre no queda muy lejos, en menos de quince minutos ya estábamos en el parqueadero.

_ Te esperaré aquí.- le dije.

_ Estás seguro, podría tardar un poco.- me advirtió.

_ Sí, no te preocupes, aprovecharé para hacer un par de llamadas.- mi padre salió del coche y yo llamé a mi novia.

Su nombre es Catalina y es mi compañera en la escuela de medicina, desde que la conocí cuando ingrese a la universidad, me enamore perdidamente de ella, al principio no me presto atención, pues estaba interesada en alguien mas, pero con el tiempo su relación fracaso y se fijó en mí.

Ya llevamos un año de relación, y ha sido el mas magnífico de mi vida, les cuento que ella fue la primera mujer en mi vida, saben a qué me refiero, se preguntarán por qué a mis veinte años aún era virgen, pues la verdad no lo sé, simplemente las cosas no se me dieron.

Catalina sí no era virgen, así que ella me enseño lo que ahora se sobre relaciones sexuales, y vaya que sí tiene experiencia, ya que es una bomba en la cama.

Al tercer timbrazo ella contestó, al parecer aún estaba dormida, le iba a hablarle, pero algo, o mas bien alguien llamo mi atención.

Un Mercedes ingresó al parqueadero, pero no fue el coche lo que llamo mi atención, sino la chica que se bajó de la parte de atrás.

Su cabello abundante y su blanco rostro era una cosa increíble, era hermosa, mas de lo que se pueden imaginar.

Olvide por completo qué Catalina estaba al teléfono, ya que toda mi atención estaba en esa hermosa mujer, sin pensarlo bajé del coche y los seguí, como les decía, estaba concentrado en ella, que no note, que el hombre que la acompañaba era mi tío Javier, el mejor amigo de mi padre, eso lo noté, hasta que escuche a mi padre saludarlo.

Así que era ella la chica que mi padre debía revisar, él había dicho que era una pequeña, así que me había imaginado una niña de unos ocho o diez años, pero esta chica ya era toda una mujer, y vaya que mujer, su cuerpo era hermoso, sus pechos y su trasero eran notorio en la ropa que llevaba.

Quería ingresar y saber que era lo que le ocurría, pues algo en mi pecho se comprimía al imaginar que estaba enferma, no sé qué demonios me pasaba, pero estaba preocupado por ella.

Después de un rato volví al coche, pues no quería demostrar mi interés en ella, una hora y media mas tarde, mi padre llego al parqueadero acompañado por ellos, ella tenía los ojos enrojecidos, señal de que había estado llorando. Yo me sentía ansioso por saber, lo que le pasaba, así que me llene de paciencia y lo espere.

Que tiene.- le pregunte a mi padre, cuando ni siquiera había ingresado al coche, él me miro con interrogación. Que tiene la hija del tío Javier.- volví a pregunta mas calmado.

Mi padre suspiró, era obvio que estaba preocupado, y eso me asusto, que podría tener, como para que mi padre estuviera así.

Javier ha sido mi amigo, por muchos años, hemos estado en los peores momentos del otro, él y Margaret siempre habían querido tener una niña, pero después de que sus dos hijos mayores, nacieran, Margaret perdía todos sus embarazos, hasta que el cielo los bendijo con la pequeña Violeta, hace diez años, cuando Violeta cumplía sus ocho años, él y Margaret, le hicieron una gran fiesta, su casa estaba llega de muchos invitados, así que era casi imposible caminar.- mi padre volvió a suspirar. En un descuido Violeta cayó a la piscina, ella estuvo sumergida por mucho tiempo, hasta que unos niños se percataron y dieron aviso a los mayores, yo estaba ahí, incluso tú también lo estabas.

La verdad era que no recordaba nada, pero ya me podía imaginar el caos que se formó.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play