NovelToon NovelToon

Oscuro Secreto (Libro III)

Memorias

Recuerdo la primera vez que llegue a Vinter, tenía cinco años y el frío congelaba mi nariz; sin embargo, las manos heladas y el vapor saliendo por los labios era lo habitual aquí y con el pasar del tiempo me fui acostumbrando.

Ahora a punto de cumplir los diecinueve años, mi mentalidad ha cambiado y presiento que esta ciudad helada esconde muchos misterios. Mi nombre es Melanie Colleman, pero todos de cariño me dicen “Mel”

Vivo con mi madre y mi abuela en una cómoda casa a la final de la calle siete, nos mudamos allí después de que mamá firmará su divorcio con papá y decidiera rehacer su vida nuevamente.

—¡Mel! —Se escuchó la voz de mi madre desde la cocina, sacando mi mente de su espíritu narrativo.

—¡Voy! —dije levantándome perezosa de la cama, no obstante, antes de ir con ella, busque mi prótesis del dedo anular, porque ¡Si! ¡Me falta un dedo!

Un pequeño accidente salvaje qué tuve de niña en mi primera estancia aquí.

¡Gracias, animal hambriento por haberte llevado mi dedo!

Lo conseguí entre mis almohadas y lo aseguré en mi mano. Baje y mamá me esperaba con una taza de chocolate caliente.

—¿Iras a trabajar hoy? —preguntó.

— Si, hoy me toca medio turno. Parece que habrá tormenta —Contesté.

—¡Tormenta! —respondió ella en forma de burla— Hace semanas que dejo de nevar.

— Pues... Lluvia, granizo, hasta meteoritos ¿Quién sabe qué sucederá? —Esta ciudad tiene sus misterios.

—La niña tiene razón Mildred —dijo mi abuela apareciendo detrás de ella— Lo digo yo que he vivido toda mi vida aquí.

— ¡Ay mamá, tú y tus supersticiones! Mientras el centro metereológico no informe de nada, todo estará en orden —aclaró mi madre con voz autoritaria.

Y ese fue el comienzo de un gran debate entre las dos, debate qué decidí no participar. Me escabullí sin que se dieran cuenta y fui por mi bolso. Enseguida baje al garaje tome mi bicicleta y hui.

El pavimento estaba húmedo, pues el hielo restante del frío invierno ya comenzaba a desaparecer dejando así a su paso solo charcos de agua y lodo.

Tan pronto llegue al trabajo, estacione la bicicleta poniéndole un seguro y entre a la cafetería, fui por mi delantal y comencé a atender a las personas que se acercaban a la barra.

— ¡Orden quince! —dijo Josh pasándome el pedido de la señora Cassie— ¿Qué tal pitufina?

—¡Callate! —dije riendo.

Josh, considerado como el único ser humano neandertal y mejor amigo de esta servidora.

Lo conozco desde pequeña y hemos compartido la mitad de nuestras vidas juntos. Cordialmente, le mostré el dedo medio y me giré con el desayuno de la clienta, la cual me agradeció con su habitual sonrisa.

El día de hoy no había mucha clientela, así que, me apoye en el mostrador para unirme a la conversación de los que desayunaban a gusto en la barra.

—Es que el comisario no ha dicho nada al respecto —dijo Cassie al señor Thomas, un gentil anciano qué frecuentaba la cafetería.

— No ha dicho nada para que no haya pánico —respondió el anciano dando un sorbo a su café.

—¿Qué está pasando? —pregunté curiosa— Y disculpen que me entrometa.

—No tienes por qué disculparte querida, lo que pasa es que se está esparciendo un rumor —respondió Cassie.

—No es un rumor —Contradijo Thomas— Es la verdad, ha habido muchas desapariciones últimamente.

—¿Desapariciones? —

—¡Por Dios Thomas! —Exclamó la anciana— Hace tiempo que no se ven desapariciones en Vinter.

—Ese es el punto, hace trece años la ciudad comenzó a vivir una catástrofe. No solo por el frío invierno, también por las muertes qué hubo en aquel entonces —agregó Thomas —A lo que quiero llegar, es que si sucedió una vez, puede volver a repetirse.

—Pero Señor Thomas ¿Cómo sabe que ha habido desapariciones? —Consulte enseguida— ¿Cómo desaparece la gente?

—En el periódico, el periódico lo dice todo —Recalcó abriendo su evidencia— Mira.

Su dedo se posó en la hoja de clasificados y en la parte baja de la misma se encontraba un sinfín de publicados de "Se busca” con fotografías de personas.

— Está sucediendo y nadie de aquí se da cuenta — aseguró el anciano dando su último sorbo al café para luego levantarse y pagar su cuenta— Les aseguro que esto comenzará a empeorar.

Y Sin más se marchó dejándonos a Cassie y a mí, estupefactas.

— No hagas caso querida, la vejez nos vuelve paranoicos —Recomendó ella.

—Sí, supongo —dije un tanto dudosa, pues el tema parecía algo muy serio.

Las horas habían transcurrido y di fin al cierre de caja. Fui por mis cosas y me encaminé hacia la salida.

¡Ey, esperame! — dijo Josh alcanzándome — Ya qué salimos temprano ¿Por qué no vamos al cine? Y luego a la tienda de discos.

— Sabes que no puedo gastar, necesito reunir para el uniforme del decatlón académico— recalqué— Quiero verme impecable cuando acabe con esos malditos del instituto Zimur.

—¡Uy, pero que vengativa! —dijo burlándose mientras comenzábamos a caminar— No te preocupes, yo pago para que tu pobreza no te haga llorar.

—¡De acuerdo! —Exclamé dándole un punta pie.

Mientras íbamos de camino, nuestras conversaciones aleatorias se hicieron presentes.

— Te vi muy distraída en el trabajo —Admitió.

— Sí, fue por un tema de conversación entre cassie y Thomas— Revelé.

—¿Sobre qué? —preguntó.

—Pues... El señor Tomás asegura que la gente está desapareciendo —Informé.

—¿Y como? —Dijo Josh observandome extrañado— ¿Por arte de magia?

—¡Ay, no te burles! —Reclamé mirándolo con seriedad — La verdad si hay personas buscando a sus familiares, los puedes verificar en el periódico.

— El periódico puede decir cualquier cosa hasta malos chistes Mel, no te rompas la cabeza con esas cosas —Recomendó— Además de ser así, ya hubiesen dado una llamada de alerta en esta pequeña ciudad, inclusive la policía estuviera patrullando por las calles ¿No crees?

—Si, tienes razón —Dijo suspirando, dándole fin al tema para no seguir llenándome de supersticiones.

Parte de la tarde se nos fue en el cine y observando las tiendas cuyos artículos nos despertaba la curiosidad, cuando por fin habíamos finalizado con nuestras distracciones ya había oscurecido.

—Te acompañó — dijo Josh entregándome la caja de palomitas que había sobrado.

—¡No idiota! No hace falta, mi casa no queda tan lejos de aquí, al contrario de la tuya —Recalqué.

—Pero... —

—¡Pero nada! —le interrumpí— Nos vemos mañana.

Y sin dejarle responder monte mi bicicleta y me alejé velozmente.

Las luces de los postes alumbraban el asfalto escarchado y el olor a humedad inundaba el viento. No era la primera vez que volvía a casa con la oscuridad encima; sin embargo, el trayecto me parecía un tanto largo esta vez.

Un escalofrío recorrió mi espalda y los vellos detrás de mi cuello se erizaron de repente.

— ¡Vamos Mel! No seas cagada, solo sigue manejando —Me dije así misma.

Apresuré los movimientos de los pedales provocando que los músculos de mis piernas se tensaran un poco. A la velocidad que llevaba la brisa fría chocaba contra mi cara haciendo que al mismo tiempo el vapor saliera de mi boca, con el único objetivo de llegar a casa crucé en una esquina y justo allí escuché claramente como decían mi nombre.

Frene de a golpe haciendo que las ruedas chillara, mire hacia atrás y solo se veía la carretera desierta.

—¡Maldita sea! Ya estas alucinando —dije riendo como tonta.

De pronto como si lo estuviese esperando escuché de nuevo la voz, una voz cuya tonalidad varonil decía "Mel" no obstante esta vez la percibí delante de mí lo que me hizo voltear enseguida.

Inmediatamente mi corazón empezó a latir rápido, puesto que, junto en el faro de luz de la siguiente calle se observaba una silueta alta que aunque no se le distinguiera la cara estaba justo allí con su porte hacia mí.

Imaginación

Me hallaba presa de mi propio pánico, estaba quieta ideando ¿Cómo salir de esta? rápidamente miré hacia atrás; sin embargo, los faros de luz a mis espaldas se apagaron de repente dejándome sin visibilidad.

Volví mi atención hacia adelante con la esperanza de que aquella persona ya se hubiese ido, pero ¡No! Aún seguía allí al acecho.

En definitiva no iba a morir, pedalearía de manera recta lo más rápido que pudiese y si este corría hacia mí le pasaría la bicicleta por encima. Me armé de valor apreté el manubrio con fuerza y eché a andar como me lo propuse, no obstante, cuando ya estaba a punto de llegar un auto salió de aquella nada que iba detrás de mí. Tocó el claxon en modo de protesta y el conductor gritó: ¡Quítate loca! Cuando pasó por mi lado, lo que me hizo desviarme un poco. Luego de ese doble susto reaccioné y me di cuenta de que las luces del camino habían vuelto y aquella silueta aterradora se había esfumado como si nunca hubiese estado ahí.

¡Qué locura! ¿Qué acaba de ocurrir? ¡Lo abre imaginado todo!

Llegue a casa respirando a medias por la falta de aire y por toda la energía que usé para pedalear. Mamá y la abuela salieron de la cocina mirándome con cierto aire de preocupación y desconcierto.

—¿Pero que te ocurre Melanie? —preguntó mamá viendo el estado en que venía.

Y fue ahí en que me puse a pensar ¿Qué tipo de explicación le daría? «A madre vi una silueta que desapareció en la carretera» claramente me tomaría por loca así que decidí omitirlo todo.

—Nada — dije fingiendo una risita— Tome una subida muy agotadora.

—¿Estás segura, cariño? –Cuestionó la abuela.

—En efecto — respondí subiendo el primer escalón que daba hacia mi habitación— Iré a dormir estoy agotada ¡Hasta mañana!

Y sin más me marché refugiándome en mi morada.

Lo de hoy fue lo más extraño que me había ocurrido, Claro, aparte del suceso cuando perdí mi dedo. El terror que se vive, la adrenalina que se experimenta, es algo difícil de contener.

Los días pasaron y decidí guardarme ese evento, pues, relatarlo sería considerado como un paso hacia la esquizofrenia. Como cada viernes recibí mi pago y a completé por fin para mi uniforme del decatlón, fui directo a la tienda y lo pedí a mi medida, me lo entregaron de inmediato y de ahí me fui a casa en compañía de Josh.

—¿Estás bien? —preguntó mientras caminábamos con lentitud.

—Si ¿Por qué la pregunta? —

—Te he notado muy callada últimamente, y de hecho es muy raro en ti que lo estés —Respondió

Él sí me conocía, pero de alguna forma tenía que evadirlo.

—¡Oh bueno si! Es que estoy memorizando lo del debate del lunes, eso me tiene un tanto nerviosa —Mentí.

—¡Mmmm! De acuerdo, fingiré qué te creí —Se burló.

Nos detuvimos frente a mi casa mientras acabábamos con la conversación.

—Oye, sabes que cuentas conmigo, qué puedes confiar en mí —aseguró.

—Lo sé, pero estoy bien ¡Te lo prometo! —

De pronto hizo un gesto que jamás había hecho conmigo, se aproximó y besó mi frente.

—¿Qué fue eso? —pregunté extrañada— ¿Por qué estás siendo tierno conmigo?

Esté sonrió y solo negó con la cabeza retrocediendo poco a poco.

—Cuando triunfes en el decatlón, te llevaré a cenar para celebrar ¿De acuerdo? —

—Si tú vas a pagar, iré volando si quieres —

Se carcajeó y nos despedimos para luego meterme dentro de la casa.

—Se le nota lo mucho que le gustas —dijo mi abuela detrás de la puerta haciéndome saltar del susto.

—¡Por Dios abuela! Es mi mejor amigo, es como mi hermano —Aclaré.

—Él no lo ve así —Contradijo caminando despacio hasta la sala.

Rodee los ojos ante su comentario y fui por una ducha, para luego ponerme a estudiar. El día del decatlón llegó en un abrir y cerrar de ojos comenzaba a las cinco de la tarde, lo que me daba tiempo para prepararme un poco más. Mi madre y mi abuela asistieron también, así que, esperaría por ellas.

Me encontraba nerviosa y ansiosa al mismo tiempo, estar en un debate en medio de muchísima gente no era nada fácil. Al llegar nuestro equipo de cinco integrantes fuimos presentados al grupo contrincante que en su mayoría eran unos arrogantes.

—¡Listos para perder! —dijo el líder rubio llamado Marck, lo que provocó qué sus seguidores se burlaran.

—Sí, sí... Veamos si te sigues riendo cuando tu puntaje llegue a cero —Respondí segura.

Este quiso provocarme, aproximándose un poco más con una postura de gallardía; sin embargo, antes de querer meterle una manotada, Josh se atravesó de repente.

—Qué sea un juego justo ¿No es así gran líder?

El rubio miró a Josh con cara de desprecio y no tuvo de otra que marcharse con sus lacayos.

—Menos mal que llegaste, estuve a punto de reventarle el hocico —

—Y te creo muy capaz —Contestó mi amigo riéndose— Vine a desearte suerte pitufina.

—Gracias —dije accediendo a su abrazo al mismo tiempo que el timbre daba comienzo al evento— Nos vemos al rato.

Afirmó y fue a sentarse junto a mis familiares, mientras yo subía a la tarima posicionándome en mi lugar. El jurado dio comienzo a la ronda de preguntas, las cuales, eran variadas, no obstante, estaban dentro de los parámetros qué se habían estudiado. El líder de mi equipo, era muy ágil para apretar el botón de respuestas y pronto gracias al conocimiento de todos, nos fuimos a un empate.

Nos dieron unos cinco minutos para un breve descanso, algo que para mí, me cayó como anillo al dedo, pues necesitaba ir al baño.

Aproveche de avisarles con un gesto a mi madre que iría al baño y que pronto me reuniría con ellos. A la mitad del camino, me topé con Carla, una de las chicas de mi equipo, quien me informo que los baños estaban al tope de personas.

—¡En serio! — Exclamé sorprendida— ¡Maldita sea! Estoy qué me hago pis.

—Usa el baño del gimnasio, vengo de allá —Sugirió— Están completamente solos.

—¡De acuerdo! —

Me aleje casi qué corriendo, cruce el campus hasta llegar al sitio y si, afortunadamente la soledad rondaba. Entre al primero que hallé y descargue mi vejiga.

—¡Que alivio! —Susurre soltando un suspiro.

Salí del cubículo y fui directo a lavarme las manos, cuando de pronto escuche una extraña conversación del otro lado de la pared, justo en donde están los baños de caballeros. Me quede quieta, debido a que, una de esas voces se oía angustiada y llena de temor, además, de que se me hacía familiar.

—¡No por favor te lo suplico! Estado confundiéndome con alguien más —

Acto seguido se escuchó su quejido como si algo le doliera o lo estuviesen lastimando. De inmediato una voz varonil le respondió a sus súplicas.

—No, esto no es una equivocación —Recalcó—¿Eres Marck Mackenzie?

¡Marck! Con razón esa voz me sonaba odiosamente familiar ¿Qué estará pasando? La curiosidad le ganó a mi orgullo, entonces me subí en una de los lavabos para observar por la ventanilla que daba a la vista a cierta parte del baño de hombres.

Me percaté qué Marck estaba tumbado en el suelo con las manos protegiéndose como escudo ¡Realmente este se hallaba metido en problemas!

—Si, yo soy Marck, pero te juro que yo no hice absolutamente nada —Admitió— ¡Por favor no me lastimes!

Este se levantó y con los pantalones mojados de orina, trato de huir por la puerta, la cual, se perdía de mi campo de vista; sin embargo, puede oír un grito espeluznante, seguido de un alarido qué sonaba como "Auxilio” y luego todo quedo en silencio.

¡Algo malo estaba pasando! ¡Algo muy malo estaba ocurriendo!

No aguante más y fui hasta allá. La puerta parecía trabada con algún objeto, no obstante, aun así se podía empujar.

Cuando por fin logre abrir el paso, me lleve una desagradable sorpresa, pues el cuerpo sin vida y destrozado de Marck era el causante de dicha obstrucción y su atacante increíblemente ya no se encontraba.

Interrogatorio

Después de ver esa escena tan aterradora, mi adrenalina comenzó a fluir por mi cuerpo. Entonces abandoné el lugar corriendo velozmente de regreso al auditorio y al pisar la entrada con personas ya a la vista comencé a gritar.

—¡Auxilio por favor! —Exclamé— ¡Hay un cuerpo sin vida en el baño del gimnasio!

Y justo ahí se me quebró la voz.

—Es... Marck —

Enseguida la multitud qué me miraban como si hubiese enloquecido, se dirigió con rapidez al lugar de los hechos. De pronto, los gritos de múltiples voces comenzaron a sincronizarse dando a entender que el cadáver seguía allí y que no eran ideas mías.

Mi trauma fue mucha, pues no lograba reaccionar ante el llamado de mis familiares. Debido a lo ocurrido el evento fue cancelado y las sirenas de patrullas de policías y ambulancias hicieron acto de presencia.

A los pocos minutos me pidieron que subiera a uno de sus autos, debido a que, me llevarían a la comisaría para ser interrogada. No puse ninguna objeción, se necesitaba que se hiciera justicia y yo era la única que podía proporcionar respuestas.

Al cabo de un corto tiempo, estuvimos en el sitio, ya que, el establecimiento policial no se hallaba muy lejos de ahí. Me hicieron pasar a un cuarto cuya oscuridad albergaba de extremo a extremo, en medio de esta, se encontraba una mesa con una silla, en donde fui obligada a sentarme.

Encendieron la lámpara qué estaba sobre mi cabeza y un resplandor tenue baño mi espacio. De inmediato el comisario Hopkins, apareció con su habitual uniforme y aire de confianza.

— Buenas noches, señorita Melanie Colleman, soy el comisario Víctor Hopkins. Sé que nos conocemos de solo simple vista; si embargo, espero que te sientas en confianza conmigo —Pidió el hombre de unos cincuenta y tanto de años— Seré el encargado de formularte algunas preguntas referentes a lo sucedido el día de hoy, espero tu colaboración.

—Si, por mí está bien —Afirme.

Este se sentó frente a mí con una carpeta y un bolígrafo. Movió la lámpara y la luz se proyectó mejor sobre la mesa.

—Bien, comencemos —Carraspeo su garganta— ¿Qué hacías en el lugar de los hechos?

—Estaba en el baño del gimnasio, porque los demás baños del instituto se hallaban repletos —Respondí.

Mientras contestaba firmemente, él iba escribiendo lo que decía.

—¿Qué fue lo que vio exactamente? —preguntó y esta vez me miró fijamente.

—Escuché las voces de dos chicos discutiendo, tuve curiosidad, ya que, una de esas voces era la de Marck —Informe— Subí sobre el lavabo y lo vi lleno de temor enfrentándose a otro hombre.

—¿Cómo estás segura que el atacante era un hombre? —Consulto— ¿Lograste ver al atacante?

Pero que pregunta más absurda, aun así conteste.

— Pues... Aunque no logré verlo, sé que su voz era masculina comisario Hopkins —recalqué.

—Bueno, tendremos que buscar las pruebas para corroborar eso —

¿Acaso no me creía? ¿Es en serio?

—Si, pero... —

—Buscaremos las pruebas y ya cuando tengamos algunos implicados, la llamaremos para que venga a comparar las voces —Interrumpió.

—Pero es que no... —

—Eso es todo por los momentos señorita Colleman —Informó— Por favor, espere afuera para que firme unos documentos.

¿En serio eso era todo? Me levante incrédula y me senté en una de las sillas qué estaban en el pasillo.

—Linda, ya te paso lo que tienes que firmar —dijo muy amablemente una de las oficiales encargadas de la recepción.

Afirme, mientras imprimía no sé cuantas hojas. Al mismo tiempo ella discutía con una chica de tez blanca, cabello semi rubio y rostro angelical, la cual colmaba su paciencia con comentarios sarcásticos.

—Sabes lo que te hará tu padre si no me obedeces —

—Mi padre no me hará nada —Respondió riéndo— Aunque tenga dieciséis años, no puede dominarme.

—Pero si puedo castigarte durante un mes —Contesto el comisario Hopkins saliendo de su oficina — Así que guarda silencio Eimy.

Ella obedeció, no le quedo de otra que doblegarse ante la autoridad de su padre. La mujer me paso los documentos y me indicó donde firmar. Coloque la carpeta sobre mis rodillas de modo de apoyo y firme la primera hoja, al voltear para firmar la página que seguía un viento gélido se apoderó del entorno.

La puerta de la comisaría se abrió y un chico pálido de cabello grisáceo casi blanco entro. Este vestía todo de negro y cargaba una mochila en su hombro izquierdo.

Por una fracción de segundo, nuestras miradas se cruzaron y percibí como el vello de mi piel se erizó ante tal acontecimiento.

—¡Darren! —Grito la hija del comisario y corrió a abrazarlo con alegría.

—Hasta que llegas hijo —dijo el comisario desde el recibidor— Llévate a Eimy y supervísala para que no se vuelva a escapar sin mi consentimiento.

—¡Pero papá! —protesto ella, y su hermano le dio un leve coscorrón en la cabeza.

Así que el comisario Hopkins tenía dos hijos ¿Quién lo diría? Pensé que no tenía familia, ya que, hasta en los eventos de la ciudad siempre se le veía solo.

—¿Listo querida? —Preguntó la secretaria sacándome de mis pensamientos.

Me concentre en lo mío y firme con rapidez para luego pasárselo.

—Muy bien, ya te puedes ir —Concluyó sonriente.

Agradecí cortésmente y caminé hacia la salida.

—¿Quiere que la lleve señorita Colleman? —Preguntó el comisario lo que me hizo girar sobre mis talones.

En ese instante mi vista se desvió nuevamente hacia el chico que en ese momento se encontraba apoyado sobre el recibidor con su mirada puesta en mí. Sí, tenía que aceptar que era muy atractivo; sin embargo, desbordaba un aura de misterio y desconcierto.

Decidí apartar mi concentración qué tenia hacia él y respondí inmediatamente con un "No gracias”

—Mi madre me está esperando, de todas maneras muchas gracias —

—Muy bien, cuídate Melanie —

Salí hacia el estacionamiento en donde ubique el auto de mamá. Me subí y ella comenzó con sus preguntas recurrentes.

—¿Cómo estuvo el interrogatorio? –

—Extraño —dije suspirando al mismo tiempo que ella daba marcha al auto.

—¿Extraño de que modo? ¿Relataste todo? —

—Por supuesto, solo que fue demasiado rápido y parece que el comisario no quedo convencido —Revelé.

—No te preocupes cariño, ya hiciste tu parte —

Si, mamá tenía razón. Había dicho todo con detalle, ahora debía dejar todo en manos de la policía, qué ellos se encargarán de buscar al asesino. Y fue ahí qué mi mente se llenó de dudas ¿Y si no lo hallaban? ¿Y si comenzaba asesinar a más personas?

Ahora más que nunca debía cuidarme, pues era la único testigo qué sabía de su horrendo crimen.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play