Yejun Park
Mis padres habían muerto en un accidente automovilístico y yo quedé tan solo en Corea a pesar de tener varias mucamas, una ama de llaves, un jardinero, un chofer y a mi nana. Mis abuelos se habían ido a vivir a Estados Unidos, así que solo estábamos mis padres y yo.
El funeral fue sencillo, mis abuelos vinieron para despedir a su hijo y a su nuera adorada, al finalizar los trámites de traspaso de vienes y herencia, yo me iría con ellos.
Recuerdo que estaba asustado, pese a ser un adolescente de 15 años, tenía miedo por lo que tenía que enfrentar allí afuera.
Mi abuelo Min Seok nombró un nuevo CEO en lo que yo cumplía la edad necesaria para volver por lo que me pertenece.
- Una vez lleguemos a Estados Unidos, te escribiremos en la escuela, debes prepararte para cuando tengas que asumir tu poder - fueron sus palabras.
- Tu abuelo tiene razón mi pequeño Yejun - me dijo la abuela Rosy.
Se me había olvidado comentarles que mi abuelo no es un gran fanático de las tradiciones, hace tiempo cuando era joven vino a América a estudiar a Harvard y se enamoró de una linda rubia norteamericana. Mis bisabuelos pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron que se había casado con ésta y que además esperaban un hijo. Mi bisabuelo lo desheredó, pero ni así renunció a su gran amor que es mi abuela Rosy. El padre de ella los ayudó a terminar la carrera y como estudiaban lo mismo, empezaron con un pequeño consultorio de abogados para después convertirse en el bufet número 1 de todo el país, ganando un sinnúmero de casos que parecían imposibles de ganar.
Mi padre y mi madre en cambio se conocieron en una tarde lluviosa de Seul cuando ambos esperaban el autobús. Él vio a mi madre desprotegida a la intemperie y le ofreció su paraguas, gesto que ella agradeció con una linda sonrisa, palabras textuales de mi padre.
Cuanto los extraño.
Mi madre era una chica huérfana que estudió con becas, no era exigente y era demasiado amorosa, mi abuela Rosy la quería como a una hija, al igual que el abuelo Min.
En fin, dos parejas, dos mundos y un sentimiento que los une.
Yo por ahora solo siento vacío en mi corazón, todo ha sido tan repentino, la muerte de mis padres, el sepelio, la herencia, en fin, solo espero que este dolor pronto pase o por lo menos pueda aprender a manejarlo.
El avión de mis abuelos aterrizó en suelo norteamericano y yo me sentí tan lejos de casa. Aunque mis abuelos son tan cariñosos como siempre, yo solo quiero regresar corriendo a Seul y resguardarme en mi casa.
Pero ya nada volverá a ser como antes, ya no volveré a abrazar a mis padres y decirles que los amo, porque los abuelos enseñaron a mi padre a expresar siempre sus sentimientos y él me enseñó a mí.
''Mamá, papá, voy a hacerlos sentir orgullosos de mí, es mi promesa''
Voy corriendo a toda prisa por los pasillos de mi nueva escuela cuando tropiezo con alguien, pero soy más rápido y la atajo con mis manos, una muy delgada jovencita, calculo debe tener mi edad. Sus ojos grades me miran con sorpresa a través de sus grandes lentes.
- Disculpa, no te vi, estaba entretenida leyendo - se disculpa mostrando un tierno rubor en sus mejillas.
- No te preocupes, yo también venía distraído, es que me he perdido y no sé dónde es mi próxima clase.
- Quizás pueda ayudarte, dime qué clase tienes y así te indico.
- Eh, sí, es la clase de química - le digo revisando mi horario en el celular.
- ¿De qué grado eres? - pregunta con curiosidad.
- Soy del décimo de preparatoria.
- Vamos, es justo la clase que me toca ahora, ah y soy Summer Duke ¿cuál es tu nombre?
- Soy Park Yejun, gracias por indicarme a donde vamos.
Entramos al salón y el profesor nos da un sermón por haber llegado tarde a su clase, luego nos pidió hacernos en grupos de dos, obviamente como no conocía a nadie me puse al lado de mi nueva conocida.
Después tuvimos la clase de geografía donde me tuve que presentar.
- Eh... Hola, soy Park Yejun, disculpen mi mal uso de su idioma, solo vine hace una semana... - hago una breve pausa - soy de Seul Corea del Sur, vine a Norteamérica para terminar mis estudios - no iba a decirles que mis padres murieron, no quería lástima de nadie - y soy fan de McDonald's.
La clase entera rió por mi última frase. Volví a sentarme al lado de Summer y alguien empezó a llamarme en los puestos de atrás.
- Hey, hey... chino...
Volteé para ver quién era tan estúpido de llamarme chino cuando acabo de decir que soy coreano.
- Soy de corea, no de China.
- Todos son iguales - dijo riéndose de su propio comentario.
- No les hagas caso, son unos idiotas - me susurró Summer.
- No deberías andar con la tonta de la nerd, comenzando y ya te haces mala fama - me dice una rubia que apestaba a perfume.
Miré a mi nueva conocida y estaba con la cabeza gacha.
- Pues prefiero andar con ella que tiene un cerebro nutrido y privilegiado, a andar con cabezas huecas.
- Acabas de firmar tu sentencia de muerte estúpido chino - me dice el primer idiota - así que te espero en la plaza a la hora de la salida.
Realmente no me gusta pelear, a pesar de saber taekkyeaon y hapkido, solo los aprendí porque papá amaba las artes marciales tradicionales, mi práctica en ello me hizo ganar varias medallas en mi país.
- Pelear no es bueno para nadie - trato de persuadirlo para no pelear.
- Eres un chino cobarde.
- No te dejes provocar, es un problemático - sigue susurrando Summer.
- Acaso tu noviecita la perdedora no te deja pelar chino mariquita.
Dos horas más tarde estaban cuatro imbéciles atados de pies y manos entre ellos pidiendo clemencia.
- Jamás debes subestimar a tu oponente, espero que hayas aprendido dónde queda Corea del Sur y dónde es China.
Summer
Por fin íbamos a ingresar a la universidad, Yejun y yo iríamos a la misma universidad, pero distintas carreras. Mientras él iría a derecho, yo iría a medicina, pero siempre nos podríamos ver a la hora del almuerzo y a la salida. Nos habíamos hecho los mejores amigos, desde que nuestra amistad inició, los chicos en la secundaria dejaron de molestarme pues siempre estaba él para defenderme.
Con el tiempo mis sentimientos cambiaron hacia él, para mi ya no era simplemente mi mejor amigo, él se convirtió en mi amor secreto. Sé que jamás me verá como mujer, pues solo soy su mejor amiga, la confidente a la que le cuenta todos sus romances fugaces, mientras yo muero por su amor.
- Hola Sum - me dice sentándose a mi lado, con las piernas a cada lado de la banqueta demasiado cerca para mi control mental.
- Hola Yen - trato de sonar relajada.
- Hoy habrá una fiesta de bienvenida a la facultad ¿quieres ir?, voy a ir con una linda chica que conocí ayer, Dan quiere que vayas, me dice que le gustas.
''Pero no es a él a quien quiero'', digo para mis adentros.
- No creo poder, debo estudiar, ya sabes, la beca no se sostiene sola.
- Estudias demasiado, sabes que si necesitas dinero yo te puedo apoyar, eres mi mejor amiga, como mi hermana.
Y ahí va otra vez con el asunto del dinero, lo que quiero de él no me lo ofrece.
- Sabes que jamás aceptaría tomar tu dinero, es lo que tus padres te dejaron y yo tengo mi beca, así que dile a Dan que no podré ir pues debo estudiar, para la próxima acepto una cita, quizás a tomar un café.
Me pongo en pie y me dispongo a irme, mi clase iniciará pronto.
Realmente no necesito dinero de nadie, mi padre es un gran empresario, pero debido a que mis ''abuelos'' jamás han querido a mi madre, no vive con nosotras; eso no quiere decir que no esté pendiente, puedo decir que es el mejor padre del mundo. Siempre ha tratado de llenar los vacíos de no vivir con nosotras y aunque mis supuestos abuelos han querido que se case, él les ha sacado el cuerpo olímpicamente.
Yo ingresé a la universidad becada pues mis notas fueron las más altas y tres universidades importantes me mandaron invitación para formar parte de ellas, pero era obvio que yo buscaría estar junto a mi amor imposible.
- Está bien pequeña Sum, le diré a Dan que no podrás asistir a la fiesta - se aleja de mi para luego darse la vuelta y decirme - nos vemos el lunes princesa de los libros.
Si tan solo Yejun supiera que a quien amo es a él, que en mi corazón no hay cabida para nadie más, no intentaría ligarme con su mejor amigo. Y no es que Dan esté mal, al contrario, es un chico demasiado guapo; es rubio, ojos grises, piel ligeramente bronceada y un bello cuerpo de jugador de fútbol americano, pero él no es ese tonto coreano dueño de mi corazón
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