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Anmary Rumbo Al Éxito

Anmary rumbo al éxito información

Hola mis queridos lectores, les doy la bienvenida a esta historia, espero poder llegar a sus corazones ♥️

Cada historia que escribo son mías, uso de mi imaginación, creo, desarrollo con partes de la historia de vida cotidiana, todos tenemos un pasado, o vivimos un momento difícil, bueno mis queridos lectores, también quería pedirles disculpas por anticipación si encuentran errores, a veces me emociono tanto que me olvido de repasar, porque no soy de hacer borradores yo los escribo en línea, bueno es todo creo.

Saludos a todos... Especialmente a las mujeres que me acompañan en este tiempo, 💖 Cris tina gracias por tu amor y cariño, por animarme con cada comentario un abrazo enorme 💚 mi bella Elizabeth que me acompaña hace un tiempo, y no deja de decirle cuanto ama mis novelas gracias, por tanto cariño 🦋 los más hermosos mis hijos ellos que me acompañan y ayudan mucho para poder escribir ✍️ gracias a ellos yo puedo compartir las novelas 🦋ellos mis grandes amores...

🦋bueno ahora si ✍️ vengan conmigo porque aquí empieza...

Anmary rumbo al éxito 🦋 con cariño Mary 🦋

Esta novela está basada en los 70 y 80 usaremos personajes actuales, pero usaremos nuestra imaginación...

Anmary Sánchez, paso por mucho en su infancia y adolescencia, ella era muy humilde de escasos recursos pero trabajaba y estudiaba, su padrino le pagaba los gastos, ella se enamoró perdidamente de Massimo Russo hijo de un empresario Hotelero Eliot Russo, un hombre que no importaba nada más que su bienestar, ella limpiaba uno de los hoteles.

Anmary

Y el sol cayó. La enorme bola yacía en el suelo. Mitad en el riacho sucio. Mitad en la tierra gredosa. De las marañas de ramas y hojas pendían sus pedazos. Pingajos de mugrienta seda anaranjada. Sus rayos se habían doblado. Rotos como tentáculos de un pulpo monstruoso.

Ya ni luz, ni ojos, ni risa tenía, caminaban encima.

¡Pobre sol que ni quemaba!

Me había abrazado a un árbol gigantesco... Quería pedir ayuda. Estaba muda.

Escupí el sol y me hundí en la maraña. Las zarzas

Cortaron en tiras mi piel dorada...

Cuando quise abrirlos, una enorme esponja, caminaba

Sobre mis ojos de fiebre. ¿Qué importaba ya nada?

Había escupido al sol. A ese sol que yacía, mitad en la tierra, mitad en el río, mis ojos sin color, sin calor, sin luz...

Los coches enormes, grises, tristes, corrían sobre un asfalto sanguinolento. Yo estaba sola parada en medio de la bocacalle.

La cara gris, empapada y untuosa. Los autos seguían cruzándose a mi lado. Los conductores me gritaban cosas horribles, quise huir; corrí, corrí... Entré en una calle oscura, de paredes descascaradas.

Seguí corriendo, gotas gruesas, grasientas caían sobre mi pelo, sobre mi cara nublándome los ojos. Seguí corriendo... En la otra esquina los autos infernales...

"¡¡Ven aquí niña!!" Gritó uno mi corazón palpitaba acelerado

Todo caía en un foso enorme en el fondo del cual una luz brillaba encegueciéndome.

Allí abajo, sentada, con la cara hacia arriba estaba mi abuela Jacinta Sánchez. Pálida, amarilla, con los ojos saltándole de las órbitas.

Por un instante creí caer en el pozo. Alguien me tomó de un brazo, alguien claro, de mirada dulce. No tendría más de veinte años. Me arrastró hacia sí y me abrazó... ¿Extendí mi brazo y mis manos era él Massimo Russo, pero cómo? No le importaba que esté sucia, llena de barro me llevó al baño para que me pueda limpiar. Después de un tiempo salí, me dio un té y me quedé dormida.

Desperté en la cama de la pensión, pero Massimo dormía. A la clara luz del amanecer su belleza me impresionó de nuevo. También él despertó.

En mi boca sentí dibujarse una sonrisa; como si en aquel pobre muchacho me vengase de todo un mundo que había torturado mis últimos años de niña y mi adolescencia entera. Sobre las sábanas blancas, su cuerpo perfecto, tostado por el sol se estremeció al mirarme con sus grandes ojos claros. Algo de diabólico debió ver en los míos cuando musitó:"Gracias por cuidar de mí"

"No te preocupes, debo regresar mi padre no sabe que estoy aquí" murmuro Massimo me dejo un beso en la mejilla

"Massimo más tarde voy al hotel"

"Te espero allá, hoy mi padre no irá perdón por no llegar antes"

"No es más de lo mismo, siempre lo hacen"

Él se acercó a Anmary y la beso, "Anmary te amo, y odio verte pasar por esto"

"Yo lamento no tener alas para volar" habló Anmary con lágrimas en sus ojos, claro estaba la joven quería huir de la miseria, si de la miseria de la sociedad, de la mente pobre, que no hacía más que pensar en dañar a los que menos tenía. Pero Massimo Russo criado en medio de los lujos ,desde que conoció a Anmary la vio con ojos de amor.

Anmary dolor de su pérdida

Anmary, era una joven de 15 años ella podía ser pequeña de edad, pero su vida no era color de rosa, eso la llevó a trabajar desde muy pequeña, su abuela Jacinta Sánchez la trajo con ella cuando murió su madre Roberta, a causa de la violencia que vivía con Gerardo, ese día la abusaba de la niña de 7 años esa niña era Anmary, su madre llego y cuando vio esa imagen empujo a Gerardo que estaba a punto de violar a la niña, este comenzó a golpear y golpear a Roberta y de un momento a otro la mujer se desvanece al caer pego su cabeza en la mesa de luz, Anmary llorando se puso encima de su madre y con gritos desesperados la llamaba "mamá, mamá!!" pero yacía el cuerpo de aquella mujer sin vida en el suelo, Gerardo se tomaba de la cabeza, sentado en el suelo en un rincón , a él se lo llevaron preso, pero Anmary seguía allí con esas imágenes de Gerardo dando golpes a su madre después que su madre fue enterrada, doña Jacinta llevó con ella a Anmary, después de ese trauma terrible Anmary tenía muchas pesadillas, y siempre estaba rodeada de personas muy malas, que no hacían más que hacerle daño.

La tarde que Anmary salió de estudiar aunque eran poco los recursos, su abuela quería que ella estudie, su padrino que trabajaba en una tabacalera le enviaba una pequeña ayuda, su abuela Jacinta hacía tres años que dejó el puesto de limpieza en el hotel, pero era tanta la necesidad que Anmary entró a trabajar en lugar de doña Jacinta, ella salía del hotel a las 21 horas, esa noche tardó más de lo normal, ella salió caminando de regreso a casa cuando dos personas la agarran y llevaban a la orilla del río, la metieron al barro, escupiendo su rostro, y dándole golpes en el estómago, ella débil mal alimentada perdió el conocimiento y yacía en el suelo, Margarita y Germán salieron corriendo del lugar la dejaron allí.

Esa mañana cuando la aurora estaba llegando, y el sol estaba pintado ella se levantó, con poca fuerzas y corrió hasta aquella pensión donde ella vivía con su abuela, pero antes de llegar adentro, fue sorprendida por Massimo que al enterarse lo que estaba pasando la busco y no la halló, entonces la fue a buscar a la pensión, cuando vio que el sol estaba saliendo, él salió para irse pero vio a la dulce Anmary que venía, sucia de pie a cabeza con la ropa desgarrada, a él no le importaba que esté sucia, solo quería verla bien, la abrazó y llevo a que se bañe, mientras que Massimo preparo un té, su abuela Jacinta apreciaba al niño Russo, era como un nieto sabía que no haría nada para dañar a su nieta.

Massimo se fue esa mañana a su casa, y su padre tenía todo arreglado, no permitió que se despidiera de Anmary, pero él escribió una carta y le pidió a Jorge que le entregue a la joven.

Cartas de Massimo

Anmary, mi bella Anmary, te escribo para pedirte perdón porque no podré llegar esta tarde a nuestro encuentro. Mi padre se enteró de que voy a verte y se enojó ahora me van a llevar al extranjero, voy a volver lo prometo.

A ciencia cierta me he enamorado, de tu sonrisa y simpatía, de tus curvas y belleza singular, en cada noche encantada mientras las estrellas nos iluminan y veo tus lindos ojos brillar, te digo que encontré el amor.

A medida que pasa el tiempo y las sombras se apoderan de la noche, quisiera expresarte mis sentimientos, pero mi amor aún está en silencio, prefiero tomar tu mano y acariciarla mientras te susurro al oído… . Me he enamorado de ti.

Al paso del tiempo comprobarás, que mi amor es puro y real, por eso quiero plasmar en el papel estas cartas de amor, para que nunca me vayas a olvidar, sabiendo que este que te escribe, te ama y nunca te dejará de amar. Massimo Russo

Anmary, pensaba que ella se enamoró de Massimo, y que este la quería pero no pensó que era tanto lo que sentía por ella, lloro cada renglón guardo como un tesoro aquella carta.

Eliot, siempre la hacía trabajar más horas la empujaba y reía al ver como ella estaba desparramada en el suelo, mojada con el agua que ella estaba limpiando.

"Recuerda no eres nada, mi hijo nunca podrá estar contigo, eres un ser asqueroso, ja, ja, ja y tú creíste que los dejaría estar no eres nada y nunca me oyes nunca dejaré que él regrese por ti, mugrosa"

Don Eliot era malo, sin corazón. Ella sintió sus mejillas húmedas era por las lágrimas que brotaban y salían de manera precipitada, ella se levantaba y seguía limpiando, mientras que se decía así misma.

'Anmary eres hermosa, vas a ser una mujer exitosa, no importa esto ya va a pasar, pronto tendrás alas y volarás muy alto'

Así ella se decía para poder tener fuerzas y seguir adelante, soñaba y los veía como si ya se fueran a cumplir, se mentalizaba así durante un año siguió haciendo lo mismo, Anmary cumplía 15 años aún seguía trabajando en el hotel, el señor Eliot mandó a Massimo al extranjero, había revista Glamour que hablaban de Massimo Russo.

Ella salió de estudiar y fue al hotel, al terminar su trabajo ella caminaba pensando que será de Massimo, lo extrañaba era lo único bueno aparte de su abuela, soltó un suspiro rendido de cansancio llegó sin ánimo preparo de comer, cenaron y de pronto su abuela sacó una cajita con un dije.

"Mi niña, nunca dejes de soñar cuando no este más, corre y vuela alto, no dejes que nadie ponga sobre ti su miseria, eres una Jovencita hermosa y tienes derecho de soñar aunque haya miseria a tu alrededor, tú debes buscar tu éxito, feliz cumpleaños"

Anmary pensaba que su abuela había olvidado si cumpleaños, pero no fue así de sus ojos caían lágrimas, "abuela, gracias"

Su abuela se sentía cansada, después de cenar ambas fueron a descansar.

Anmary salió de bañarse, y envuelta en toalla camino a su cama, pero sintió que cubrieron su boca, y abrazaron por la espalda...

"shiiiii, soy yo Anmary" la voz ronca varonil la hizo estremecer

"Ma... Massimo Russo estás aquí" musitó ella y este la beso con delicadeza, ella cerró sus ojos cargados de lágrimas, llena de emoción al ver a su caballero de vuelta.

"Solo está noche, mi amor quiero que sepas cuanto te amo," murmuro él, soltó el nudo de aquella toalla y dejo caer al piso la luz tenue que entraba por aquella ventana, dejaba ver aquella figura, era perfecta, este la llevó a la cama y beso el cuerpo de ella, dibujó en ella todo su amor, él al irse siendo tan solo un joven de 19 años al estar rodeado de tantas mujeres hermosas él fue teniendo experiencia, aunque su mente estaba en aquella Jovencita.

"Te extrañé mucho, no tienes idea de cuanta falta me hiciste" murmuro ella entre lágrimas, él se acercó a ella y la volvió a besar quedando entre sus piernas, ella lograba sentir toda su ho*bría. pero él no dejaba de besarla, quería poseer todo su cuerpo "tu piel es tan suave Anmary " decía él mientras que su lengua danzaba su parte baja, habría con su lengua aquella raja y llegaba al cli*tor*s ,siguió hasta escuchar como los gemidos de ellas aumentaban, hizo un camino en su cuerpo con besos húmedos llegó a sus labios.

"Lo sé, te amo" fueron sus palabras, beso aquellos se*os ,y sus gemidos salían de sus labios, él entró en ella y se quedó quieto sintiendo como palpitaba su interior, después de un tiempo de faena ambos lograron una cosecha abundante.

"Es la primera vez, sabes, nunca había estado con nadie antes. Ya ves, no sé nada de todo esto" murmuro ella entre sollozos aún le dolía aunque ella sintió placer esta era su vez.

"Si, mi amor fui el primero, te amo feliz cumpleaños ahora eres mi mujer" habló él y entrego el regalo, ella agradeció y este la abrazó.

Ella se durmió en los brazos del hombre que ella amaba, este no la dejaba escapar de sus brazos su piel suave, sus manos delicadas acariciaba ka espalda desnuda de Anmary.

"Te amo, pero debo irme" susurro él se levantó dejo un beso en el labio de Anmary, se vistió y salió de la pensión sin ser visto por nadie, Jorge lo estaba esperando afuera, él subió al auto y fue llevado a la casa, su padre no noto su ausencia.

Como si fuera poco, la habitación silenciosa Anmary despertó por un estruendoso ruido que venía de la habitación de su abuela, ella se vistió y corrió cuando llegó su abuela yacía en el suelo, ella se acercó y su abuela Jacinta estaba con los ojos cerrados, corrió por las calles con desesperación en busca del doctor a 10 cuadras estaba la casa de aquel doctor, mientras que mucho la veían correr como loca, su cabello desparramados su ropa desgastada, "no mi abuela, no "eran las palabras ahogada de aquella Jovencita que pese a sus lágrimas y sus carencias en vestimenta lucia hermosa, su piel era como porcelana que brillaban a la luz del sol.

"Doctor, por favor abra, mi abuela se muere!" Grito Anmary el hombre que recién estaba tomando si desayuno, logró escuchar los gritos angustiados de la joven.

"Vamos Anmary, vamos corre," dijo el doctor, pero ella no podía sentía su cuerpo pesado, estaba entrando en shock, cuando un vecino vio al doctor y ofreció llevarlo.

El doctor revisaba a la abuela Jacinta, cuando una vecina muy amiga se acercó con té de tilo para la Jovencita, que tenía sus piernas abrazadas, y la mirada perdida, con lágrimas que humedecían sus mejillas.

"Mi niña, mira toma esto, es té de tilo" decía doña Matilde

"Lamentó mucho, pero no hay más que hacer sufrió un infarto" decía el doctor

"¡¡No, No!! ¡¡Abuela! ¡Porque me dejaste?! Noooo!" Gritaba con su voz ahogada.

El doctor le puso un sedante, mientras doña Matilde fue por ayuda tenían que preparar todo para el velorio, aunque Anmary estaba ahogada en tristeza, ella se encargó en vestir a su abuela.

"Abuela, volaré alto lo prometo lo haré por ti y por mí" susurro ella con su voz entrecortada y doña Matilde la abrazó, tenían un cariño enorme a Anmary...

Días después ella seguía trabajando, aun sin fuerza Eliot no le quiso dar día de luto, Massimo se había ido a Italia esa mañana que salio de la casa de Anmary, así que otra vez ella se encontraba sola.

"Mi niña te traigo sopa debes alimentarte, tu abuela estaría triste" dijo doña Matilde

"Gracias doña Matilde. Así quiero y así me gusta recordarla, como me imagino que, de existir, debieron ser las reinas del campo. Todo en ella era vida, vida clara. Todo olía a su alrededor a lavanda, a mieses, a frutas. Sobre los ladrillos colorados del patio, gastados de tanto ser lavados y que a mí me parecían la alfombra que llevaba a su trono bajo el parral, a su trono de ramas plantadas en medio de sus floridos y domésticos, los pájaros que cantaban a su alrededor mientras le pasaba en mano la verde bola caliente del mate. Yo adoraba a mi abuela. Mujer hermosa, de fuerte carácter. Nos comparábamos con las estrellas de cine del momento. Me decía vuela alto, cumple tus sueños, no dejes que nadie ponga nombres miserable, vuela alto." Decía Anmary con sus ojos llorosos.

Massimo Russo 19 años

Anmary Sánchez 15 años...

☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

Autora: Mis amores aquí dejo un capítulo más, les recuerdo que sigo escribiendo los últimos capítulos de ka novela El deseo de tenerte, me enamora, estaré dejando un capítulo diario hasta terminar mi otra novela, espero les guste dejen su me gusta y comenten, pueden seguirme en insta: @ mariarosalva23 subo las historias con los contenidos, desde ya agradezco su comprensión, un abrazo enorme 💖 Mary.

Buenos Aires Argentina mi primer apartamento

Italia

Massimo Russo

Mi padre logró su cometido, cuando fui a Argentina solo fue por 24 horas mi padre, durante el día pasé con él y madre Isabella, ella me cubría para que yo pudiera salir en la noche e ir a ver a mi bella Anmary, aunque ella sea pequeña de edad mentalmente es una mujer, es madura y muy valiente, cuando la conocí ella tenía tan solo 12 años, la abuela Jacinta, me contó todo lo que ella pasó, y con el paso del tiempo me convertí en su protector, hasta que la última vez Margarita y Germán fueron a golpearle y dejarle toda la noche tirada en medio del barro y el agua, al verla se me partió el corazón, esta noche que le fui a ver pude decirle cuanto la amo, es mi mujer aunque nos separa las distancias, hoy me llamo Jorge y aviso que falleció la abuela Jacinta, mi Anmary seguro está destrozada, prometo que te voy a sacar de allí...

Anmary

De repente, sola en el cuarto de la pensión av. Córdoba y San Martín, me pareció que todo se ensombrecía. Tirada en la cama vi la habitación llenarse de enormes telarañas grises, entre las cuales aparecían y desaparecían las caras de la gente de mi pueblo que refrán, gritaban, me acusaban haciendo gestos agresivos,"allí va la mujerzuela". ¿Creí que iba a gritarles, o lo hice?

"Ahora sí, ahora sí, he cumplido. He cruzado mis piernas y mis brazos con otras piernas y otros brazos. He sentido sobre mi pelo y sobre mis ojos el aliento de aquel chico, si soy una maldita prostituta tal como ustedes lo querían, tal como ustedes lo deseaban."

Al borrarse las horribles caras se dibujó de nuevo el rostro de mi abuela pero no pálido, ni triste. Sereno, con su mirada gris, comprensiva, fuerte y dulce a la vez. Por un momento pareció querer hablarme. Yo sé que no me reprochaba nada; que estaba allí casi al alcance de mi mano, tal como yo la precisaba en aquel momento. Seguí recostado. Eran las siete de la mañana. El otoño había, comenzado como comenzaban los otoños de la década del cuarenta, mi abuela me contaba que llegaba con precisión exacta. Por la ventana se veía un ciclo gris que tapaba el sol. Me pareció que era un día ideal para dibujar, para escribir, para pensar, para hacer todas esas cosas que uno quiere hacer un día de lluvia y luego no hace.

Mientras preparaba el café, en el calentador que escondía en un rincón entre el ropero y la pared, creí que estaba dado el comienzo de un especial aspecto de mi vida. Extrañaba al muchacho de ojos claros y asombrados pasaba a ser un recuerdo, un importante recuerdo que limitaba una época de mi vida, mi amado Massimo Russo, hoy hace 4 meses que mi abuela partió de esta tierra, y que te fuiste sin despedirte.

Salí de trabajar y cuando llegue a la calle esa noche oscura, el callejón que apenas le llegaba la luz de la luna Germán y Margarita, me agarraron y llevaron de mi cabellera a rastro dos chicos más me sujetaron los brazos y piernas mientras que Germán me violaba, "¡! Ayuda, ayuda¡!" Grité antes de sentir un golpe que me oscureció la vista, al día siguiente desperté en el hospital me dolía mi cuerpo, tenía muchos golpes y apenas si podía ver.

El doctor Víctor, llegó a mi habitación," pequeña Anmary lamento esta situación" yo solo negué con mi cabeza, él me revisa y poner analgésicos antes de irse, me dice:" Anmary afuera hay oficiales cuidando de ti, cuando estés recuperes tienes que irte a Buenos Aires, tengo mi hermana tiene una pensión, te irás sé que allá podrás salir adelante eres una niña, trabajadora y creo en vos" dijo el doctor con los ojos llorosos.

Yo únicamente lloraba, porque me odiaban que les había hecho para hacerme tanto daño, después un tiempo me quedé dormida, los días pasaron, don Eliot me vio en tan mal estado, yo le pedí que me pague mis dias de trabajo, pero el hombre parecía estar perdido, después vino con un sobre me pago los tres años de trabajo y vacaciones. Mi rostro estaba mejor el doctor Victor como mi boleto en tren , salí del hospital en compañía de él y su esposa doña Gloria eran muy buenos conmigo al llegar a la pensión tome lo mejor que tenia mis dibujos y mis cadenitas que me regalo mi abuela y Massimo, lo demás entregue a doña Matilde, tomé mi documento y salimos a tomar el colectivo, que me llevaría hasta, Garupa donde estaba la estación mis lágrimas caían, me siento impotente por no poder seguir aquí, pero volaré alto abuela lo prometo, acá no vuelvo más porque hasta no ser una diseñadora importante no volveré.

Llegué a Buenos Aires a los 15 , a punto de cumplir 16. Actualmente, no veo las cosas como las veía en ese momento. No digo esto porque ahora entienda mejor. En absoluto. Con el tiempo uno va comprendiendo cada vez menos de todo, y si dejo pasar un poco más, ya no voy a entender nada.

Esperé un rato para llamar a Rosa ,mi hermana y mi amiga. Tenía 15 años y vivimos en una pensión de Avenida de Mayo, -"la calle más linda de Buenos Aires", decía ella sí, ella me contaría la aventura. Él la esperaba y se reía de mí que le daba tanta importancia a un paso que al final, decía,

"lo harás cuando seas un viejo choto y gordo; y entonces, querido, nadie te va a querer acompañar en la caminata". le decía a Rafael

Corrí la pobre cortina de la ventana. En el balcón se deshojaban los malvones, los malvones de la mamá de Rosa, a mi pedido me había mandado. ¡Los malvones Rosa! ¡Cómo discutíamos con ella de chicos! A sus amigas les decía enfáticamente:

-"Tengo cuarenta y nueve, sí, cuarenta y nueve especies de malvones".

Nosotros, para hacerla renegar a doña Elvira corríamos por el gran patio y solamente contábamos doce. Entonces se enfurecía y nos quería hacer ver distintos matices de flores que eran exactamente iguales. Luego reía y decía algo que ahora me parece profético:

"No hay nada que hacer, estas dos mierdas van a hacer decir siempre lo que se les antoje. Nadie nunca podrá, hacerle decir a un hijo mío algo que no sienta o no vea".

Yo sé que estaba orgullosa que así fuera. Iba a dibujar. Tenía que empezar por lo menos las páginas que, semanalmente a través de Mundo Argentino, estaban popularizando mi nombre meteóricamente. Pero, no, no tenía ganas de hacer nada. Sentado delante de pequeña mesa, con lápices y papeles preparados, la "casabuela" me llenó la cabeza de recuerdos. Así llamábamos a la casa de la abuela Jacinta. Los muchachos más grandes de las casas vecinas a la nuestra, en la calle principal del pueblo nos preguntaban sonriendo al vernos salir:

¿Adónde van los ñeto?" Y ellos mismos contestaban:"Los muñequitos van a la 'casabuela' ellos me conocían como la nieta de doña Jacinta

"¿De dónde vienen los muñequitos 'casabuela?"

"De la casabuela vienen los muñequitos". Yo adoraba aquella pensión, luminosa, de enormes patios siempre limpios; aquellos muebles antiguos; aquella sala dorada, tapizada de gobelinos, cuyos pisos , enceraban con manía enfermiza, una tras otra, todas las mañanas, para abrir luego los balcones que daban a la calle polvorienta y tocar en el piano melodías que aún resuenan en mis oídos.

Tras el almuerzo, rito al que ninguno podía escapar y que solamente se podía alterar por la distancia y horarios de los colegios en que las tías, todas maestras, trabajaban, había hecho maravillas en la cocina ayudada por su vieja criada se bañaba. Se ponía batones floreados de suaves tonos rosados y grises y peinaba cuidadosamente su pelo plateado. ¡La estoy viendo! El último toque de su arreglo era enderezar los pitiquines, los antiquísimos, aritos de oro con rubies pequeñísimos incrustados en estrellitas de mil puntas. Entonces, al patio; al patio de atrás, entre la huerta y la casa. Allí se sentaba sobre un ancho tronco sobre el que los tíos ponían un colorido almohadón redondo, rodeado de altísimas ramas que hacían de respaldo. Todos, grandes y chicos lo llamábamos "El trono de ramas"; allí descansaba, levantando sobre una banqueta de madera su pierna derecha, siempre enferma. Cuando llegábamos a su casa después del almuerzo, la pregunta era siempre la misma: ¿La abuela ya está en su trono de ramas?... Y allí la encontrábamos a veces alegre, a veces triste, pero siempre fuerte y dirigiendo su mundo...

Su rostro de purísimas líneas, su altiva cabeza, sus ademanes, todo lo que pensaba hacía aparecer como una reina campestre.

Anmary caminaba pensando en mudarse, ya que había burbujas de humedad en las paredes descascaradas. Me bastó una mirada para sospechar goteras. La portera dijo una cifra. No soy la dueña. No puedo regatear. Lo toma o lo deja.

Me acordé de Rosa y la de pieza, de los horarios de la pensión, de las largas conferencias sobre la armonía del universo."Lo tomo" dije.

Al día siguiente golpee en el departamento de la portera para que me diera las llaves. Le pagué lo que habíamos arreglado.

"No es un departamento demasiado cómodo, pero le viene bien a un estudiante como usted. ¿Por qué usted estudia, no?"

Me gustaba que me tratara de usted. Pensé que a lo mejor mi cara había cambiado en los últimos días, imponiendo un poco más de respeto.

Todavía no, acabo de llegar a la ciudad. Pero pronto voy a entrar en la facultad.

"¿Viene de lejos?" doña Teresa era un poco chusma

"De Misiones" Le dije

Apreté las llaves en la mano. Había esperado mucho el momento de tener por primera vez un cuarto propio (un "departamento" como llamaba pomposamente la portera a esas cuatro paredes descascaradas). Era una ceremonia un poco triste esa entrega de llaves en comparación con lo importante que era para mí tener la habitación. subi enseguida, aunque no tenía nada que hacer

Arriba. Encendí la luz: era una lamparista de poco voltaje y tendría que cambiarla.

Me gustaba que el edificio estuviera tan cerca de la av. Corrientes. Había mucho ruido, pero yo estaba sola.

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