Estaba en casa de mi querido amigo Akim en la parrila que su hermana y su novia organizaron. Me alegra ver a Akim tan feliz por compartir tiempo con su familia y la mujer que le gusta.
Malmcon y yo nos estamos tomando unas cervezas cuando entra la chica de Akim acompañado de dos hermosas mujeres, una pelirroja de ojos azules, pero la otra mujer es la que se roba toda mi atención. Es sumamente bella, con una piel que echa candela y unos labios que me están invitando a probarlos.
Latifa Collins
Ella también se me queda viendo fijamente, es una diosa de bronce, su piel brilla al sol y solo me tienta a querer probarla.
- Latifa Collins - se presenta con su voz melosa.
- Un gusto hermosa, soy Sasha Boesten - digo sonriendo de medio lado, sé que a las nenas les gusta - ¿y hace tiempo se conocen tú y Cindy?
- Desde que somos niñas, crecimos juntas las tres en el orfanato.
Su revelación me toma por sorpresa y me siento tonto por preguntar.
- ¿Acaso está mal que hallamos crecido en un orfanato? - la veo entrecerrar sus ojos.
- Para nada, es solo que me siento tonto por preguntar demás.
Esboza una linda sonrisa que muestra una hilera de dientes blancos.
- No tenías ni idea, además no me avergüenza mi pasado, gracias a dichas circunstancias Lourdes y Cindy ahora están en mi vida. Nada que lamentar.
Esta chica es un libro abierto, tan fresca como el viento en la pradera. Si ligo hoy, creo que tendremos mucha química esta damita de piel morena y yo.
- Entiendo preciosa, no conozco mucho a Cindy pero mi amigo está más que encantado con ella, al igual que sus hermanos y Agatha. Y la pelirroja debe ser igual de encantadora que ustedes...
No termino muy bien la frase cuando escucho una bofetada que nos hace mirar a todos para ver de dónde proviene el sonido.
Veo a la pelirroja con cara de pocos amigos y a un Malmcon sobando su mejilla. Parece un duelo de Mortal Kombat, yo le apuesto a la pelirroja, mi amigo está un poco flojo.
Y para completar el show entra una Queen con sus eternos aires de grandeza, la mujer es toda una bruja clasista y racista, además.
Empieza a insultar a todo el mundo, pero Akim la pone en su sitio, también Cindy porque se metió con la dulce Thonia. Definitivamente la castaña me cae muy bien por poner en su sitio a la vieja lagartona.
- Esa mujer va a ser un dolor de muela para mi amiga, lo bueno es que mi chica siempre se sabe defender y también nos tiene a nosotras - dice la morena a mi lado.
- Queen es una víbora con ponzoña que siempre a odiado a las personas que según ella no son de su clase social ni tampoco afro-americanos.
- ¿En serio existe gente tan retrógrada? - pregunta la morena como procesando la información.
- Pues Infortunadamente aún hay gente que piensa así, y es en todos los grupos étnicos. Pero yo no, al contrario, hoy he conocido a una bella morena que me hechizó desde que la vi.
Sasha, esta belleza tiene que ser tuya.
Luego de la parrillada, no volví a ver a ese sexy rubio, por alguna extraña razón no podía dejar de pensar en sus bellos ojos y esa sonrisa de lado que lo hace lucir muy caliente.
Estoy en mi empleo atendiendo a unas clientas de esas que te encantaría cortarles la lengua porque parecen cacatúas, cuando la campanita de la entrada anuncia la llegada de un nuevo cliente.
- Ah! Mira, quiero llevarme este par de vestidos.
Vuelvo mi mirada a una de las cacatúas para observar los vestidos que me indican.
- Por supuesto señorita, ya se los empaco - dije tratando de sonar cordial.
Digo trato, pues han sido poco gentiles, este tipo de clientes vienen mucho a la tienda, se creen de lo mejor porque tienen dinero, pero como siempre he dicho; cuando morimos nada nos llevamos.
Veo a las cacatúas mirar justo detrás de mí entre sorprendidas y fascinadas, una de ellas habla casi en un murmullo.
- Jesús, que hombre más sexy.
Llámase instinto, llámese curiosidad o yo qué sé, volteé a ver de quién se trata. Y ahí está él, el bombón del rubio amigo de Akim.
- Hola lindura! - me saluda torciendo un poco la cabeza - averigüé dónde trabajas porque quería verte de nuevo e invitarte a cenar.
Solo oía a las dos cacatúas murmurar, lo que sea que estaban diciendo.
- Eeh... eeh... mmmm... bien, una cena - solo salían balbuceos de mi boca y el esboza la sonrisa más hermosa que vi.
- Solo tienes que decir que si, primor.
Vaya voz, es lo más candente que he escuchado, ''Por favor alguien llame a los bomberos que me estoy quemando'', este hombre no debería salir a la calle con esa sonrisa, puede causar algún accidente.
- Vale! Acepto ir a cenar contigo - dije un poco más segura y luego de tragar varias veces saliva.
- Entonces paso por ti al término de tu trabajo - se acerca y me toma por mis codos, acto seguido, me da un beso muy sensual en la mejilla que me hizo sentir como una liebre a punta de ser devorada - nos vemos más tarde preciosa.
Y así como llegó, así mismo salió dejándome pasmada por su acción, soy consciente de que un tipo como él solo va tras de una cosa, creo que es caprichoso.
- Mira niña! - me llamó aún más pedante una de las clientas a las que estoy atendiendo.
- ¿Dígame señora? - respondo volviendo mi atención nuevamente a ellas.
- Es que como te distrajiste no escuchaste cuando te pedí que empacaras también esta blusa y esos pantalones en talla 6 - señala a mi lado.
- Como guste, ya mismo lo hago.
Me dirijo a la caja para sumar a la compra de la horrible mujer, no es que sea fea, no, al contrario, es lo que llamarías toda una belleza, pero solo por fuera porque su arrogancia mata todo eso.
- Se cree mucho porque ese bombón la invitó a cenar - murmura con evidente envidia la pelinegra que acompaña a la rubia.
- Así son, hombres así solo buscan una cosa y estas tontas caen porque creen que van a cambiar su miserable vida de empleadas de tienda - habla esta vez la rubia.
Algo que siempre me caracterizó es mi buen oído, las chicas dicen que parezco un lobo por mi oído agudo.
- Son US$30.000 ¿lo pagan con tarjeta o en efectivo?
- Obvio que tarjeta - vuelve a responder la rubia cabeza hueca.
Hago el cobro y ese par se van de la tienda llevándose toda su mala energía. No entiendo cómo es que hay mujeres que critican a las demás solo por un hombre.
Sasha
No sé qué me impulsó a buscar a esa bella morena a su lugar de trabajo, me encantó lo nerviosa que se puso cuando me vio frente a ella y cuando le besé la mejilla, es una linda conejita asustada que yo me quiero comer toda.
Detesté la forma en cómo la miraban un par de mujeres que estaban detrás de ella, como si fuera poca cosa.
- Eres toda una belleza pequeña Latifa y yo quiero probar de todo tu encanto - me digo mientras estoy sentado en mi oficina mirando por el gran ventanal.
El resto del día me la pasé entre papeles y firmas. Soy el vicepresidente de Lebreu Corporation desde que Akim tomó la presidencia, éramos solo un par de críos cuando asumimos nuestros cargos, mis padres estuvieron de acuerdo que apoyara a mis amigos cuando quedaron huérfanos. Los padres de los Lebreu y mis padres se conocían desde la universidad, fue entonces que nació y se forjó una gran amistad entre los cuatro, criándonos como hermanos.
Volviendo a lo que me interesa en estos momentos que es esa linda gatita a la que quiero devorar. Akim me mata si se entera que me estoy metiendo con una de las amigas de su Fresita, pero no tiene porqué enterarse ¿cierto?. Ella y yo somos dos adultos que podemos decidir qué hacer con nuestras vidas.
Ya son las las 6:45 de la tarde, le llamo a la gatita que paso a recogerla para ir a nuestra cena. Cuando llego a la tienda de ropa donde trabaja ese caramelito, la veo salir sonriente con una de sus compañeras. Ella tiene un aura que te deslumbra en cuanto la ves, pero yo ahora mismo lo que busco es pasar el tiempo.
Me bajo de mi auto y me recuesto en la puerta del copiloto con los brazos cruzados, ella se detiene a unos metros de mí y me observa como analizando la situación.
- Hola lindura ¿cómo estuvo tu día?
- Hola! Estuvo bien, no me puedo quejar - responde con simpleza.
Abro la puerta del copiloto para que ella ingrese al auto, camina hasta donde estoy y se sienta, yo cierro la puerta y me voy a mi puesto. Una vez abrochados nuestros cinturones, pongo en marcha el auto. Llegamos a un restaurante del centro de la ciudad, digo mi nombre y nos llevan a nuestra mesa para dos.
- Es muy bonito el lugar, pero para ser sincera prefiero comer hamburguesas en un restaurante sencillo - lo dice tan natural que creo que no se dio de su comentario. Luego me mira con cara de susto - lo siento, de verdad pensé en voz alta, lo siento, lo siento...
- No te preocupes, es mi culpa por no preguntar tus preferencias, a la mayoría de las mujeres prefieren estos restaurantes.
- Sí, comprendo perfectamente que me hayas estandarizado, pero no, no me interesa que me deslumbren.
Wow! la gatita tiene carácter.
Salvado por la campana, o mejor dicho, por el mesero.
- Buenas noches soy Mario y seré su mesero esta noche.
- Hola Mario, soy Latifa y gracias por tus servicios.
La veo sonreír y noto que el idiota del mesero se queda idiotizado con esa sonrisa que debe ser solo para mí.
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