Crecí rodeada de soledad, maltrato y falta de mucho amor por parte de mi madre, ella siempre me odio consciente o inconscientemente y todo era porque me parecía mucho a él, a mi padre, siempre decía que mis ojos la hacían recordar a ese patán, poco hombre como siempre se refería con desdén hacía él y muchas cosas más fuertes que no quiero ni recordar.
Yo nunca le pedí que me dijera de la relación que tuvieron entre ellos, pero aun así me lo grito en un día de sus arranques de locura, me dijo que ella se había enamorado tanto que acepto ser su amante, pensando que mi padre algún día dejaría a su esposa, pero nunca fue así y entre peleas y reconciliaciones que tenían ellos, nací yo.
Pero era más que obvio que mi mamá nunca sintió el lado maternal y de alguna manera me utilizaba para chantajearlo y su odio creció al ver que ni conmigo obtenía nada de él, como ella creía qué tendría a manos llenas, ya que mi padre es uno de los empresarios más famosos y ricos de todo Londres.
Así que solo por ser la bastarda del señor Williams pague por largos años, algo que yo no hice, pero su odio, desdén, golpes e insultos me comenzarían a dañar más de lo que yo pensaba y al tener toda esa información a mis tan solo trece años, era doloroso saber que solo vine a este mundo para intentar generar ingresos para mi madre y pues mi padre aunque sabía de mi existencia nunca se ocupó de mí, nunca me dio su apellido y mucho menos estudios, eso era lo que más me dolía que no pude sobresalir de mi miserable vida.
Pero también el saber que yo era producto de una infidelidad, que mi madre intento romper un matrimonio y una familia, que ella nunca sintió aunque sea compasión por mí, y solo me hacía sentir más vacía y rota por dentro.
Sentía que colapsaría en cualquier momento, mi vida miserable empezaba a hacer estragos en mí y tener más seguido las crisis existenciales y solamente un día salí de casa, caminando sin rumbo, perdida en mis pensamientos hasta que detuve mi andar y me di cuenta de que estaba a la orilla de la avenida más transitada de Londres, veía pasar los autos a alta velocidad.
Mis lágrimas salían como cascadas, me sentía nerviosa y mi ansiedad se hacía presente me repetía una y otra vez, nadie me quiere, ya que ni mi madre, ni mi padre se han preocupado por mí; y sabía que a nadie le importaría si en este momento vivía o no, limpie mis lágrimas con mis manos temblorosas, suspire, levante mi cabeza con vista al cielo y di el primer paso escuchando los claxon de los autos, pero mi dolor no me dejaba reaccionar quedándome parada esperando que alguno de ellos terminará con mi vida, pero sentí un jalón tan fuerte que caí sobre alguien.
Y todas las emociones, sentimientos y frustraciones me hicieron que estallará en un desgarrador llanto, sacando todo el dolor que había guardado por años en mi débil corazón.
Cuando escuche esa voz me hizo vibrar todo el cuerpo, al levantar mi vista me quedé perdida, él me veía más que preocupado me ayudo a levantarme y solo desde esa ocasión, comenzó a frecuentarme.
Mi corazón se sentía feliz y muy cálido, porque él se interesaba en mí a pesar de las diferencias abismales de la posición, dinero y poder, los días se convirtieron en semanas luego en meses hasta pasar tres años.
En donde tenía una relación formal con Aidan, a mi madre le daba igual si tenía una relación a mis dieciséis, pero agradecía que ya no molestaba porque para ese tiempo ella estaba ocupada en un nuevo romance con un hombre que inspiraba más que miedo.
Pero todo cambiaría en solo una semana, Aidan se había ido de viaje y solo estaba en casa viendo sus muestras de amor muy subidas de tono frente a mí.
Una noche como de tantas en la que tenía que estar en casa, se escuchaban los escandalosos gritos de mi madre, sabía que de nuevo estaban teniendo relaciones, cuando sus gritos cambiaron y solo me levante para saber que pasaba.
Toque a su puerta, pero solamente seguían sus gritos desgarradores, me sentía desesperada por no saber que hacer, sentía miedo y mucho terror, pero como pude forcé la perilla hasta que abrí la puerta, y solo vi en fracción de segundo como ese hombre apuñalaba a mi madre sobre la cama.
Me quedé en shock por la escena tan horrible y sangrienta, quedándome parada nada más observando, hasta que el hombre volteó sonriéndome tan terroríficamente, que mis sentidos reaccionaron y comencé a retroceder por instinto.
Al verlo venir hacia mí, corrí a la puerta principal, pero antes de poder escapar, él me atrapó tapándome la boca impidiéndome gritar acortando mi respiración, y en esa misma madrugada me violo cuantas veces quiso o porque solo se cansó de mí, me golpeó con fuerza y con tanta brutalidad que solo sentía que mi vida se me estaba escapando de mis manos.
La verdad nunca supe cuanto tiempo dure inconsciente junto a mi madre, pero al despertar estaba en el hospital y junto a mí estaba Aidan quien solo dijo que a mi madre la habían sepultado hace un mes.
Y que a mí me habían encontrado deshidratada y mi vida pendiendo de un hilo, solamente porque los vecinos denunciaron un fétido aroma provenir de mi casa, al solo recordar lo que sucedió lloré, porque aunque mi madre nunca me quiso, ella no merecía morir así, a manos de ese hombre que a consecuencias de los golpes muchas cosas las he olvidado y no sé que más secuelas aparezcan al avanzar el tiempo.
Al salir del hospital me fui a vivir con Aidan, él me ayudó a que pudiera tomar terapias e intentar llevar una vida normal, pero las imágenes de lo que vi y lo que viví, las revivía cada noche y sabía que ni con terapias podría sanar mi mente enferma.
Por qué presentía que desde el asesinato de mi madre todo colapsaría y comenzaría a empeorar aun mas mi vida.
ALINA COLLONY.
Una gran disculpa si tarde en subir esta novela, pero estuve enferma, gracias a Dios estoy mucho mejor y palante; espero les guste, un abrazo atte.: PAULINA CHÁVEZ.
...ALINA...
Los primeros meses intentaba adaptarme a la vida y a la sociedad que rodeaba a Aidan, él era un hombre de economía más que estable, él siempre me dijo que me daría la luna si yo se lo pidiera.
Pero aun así me sentía vacía aunque él me diera todo, fue avanzando las semanas, en donde yo siempre esperaba por él, como si fuéramos un matrimonio algo que estaría bastante lejos de poder serlo algún día.
Hasta que una noche volvimos a reanudar nuestro lado íntimo, después de meses que él me dijo que me respetaría por mi salud mental, en donde al sentir sus besos hacían que recordara a ese monstruo, me negué a parar por esas malditas sombras del pasado.
Y consumamos lo nuestro, quería sentirme viva de nuevo, pero ni con este momento tan esperado para mí lo pude lograr, me sentía tan frustrada que mis lágrimas salieron sin permiso, solo quería olvidar y comenzar a vivir nuevamente.
El tiempo siguió avanzando y nuestros encuentros eran seguidos, pero sentía que me faltaba algo más, me encantaba su romanticismo, pero a la vez no quería que fuera así conmigo, solo sabia y sentía que necesitaba algo más, pero no sabía aún a ciencia cierta que era lo que me hacía falta, me sentía tan perdida, porque aunque estuviera con él, la soledad seguía siendo mi fiel compañera.
Todos los días eran tal cual al anterior, nos levantábamos le daba de desayunar, se iba al trabajo, al llegar de su jornada le daba de cenar, nos duchábamos teníamos relaciones y a dormir, ya no había ese momento en el que él me preguntaba el cómo estaba, la monotonía era parte de nuestra vida y nuestra relación.
Hasta que todo cambio, él se comenzó a distanciar de mí, ya no venía por algunas noches y el miedo me invadía de solo pensar que él quiera dejarme, me había hecho tan dependiente de él, que no era por su dinero, ni nada de eso, solo quería tenerlo a él, en mi vida era como una necesidad para mí.
Me cansé de esperar una explicación o tal vez una justificación, quizás el trabajo, el cansancio, yo que sé, pero que me dijera algo, pero no sucedió, sabía que algo pasaba, por qué sus besos y sus escasas caricias me lo decían a gritos...
Una noche como de tantas, me canse de esperarlo para celebrar nuestro aniversario de noviazgo número no logro recordarlo, pero dieron las doce en el reloj de pared y jamás llegó, le llamé infinidad de veces y nunca atendió, hasta que solo sonaba apagado.
La ansiedad volvía, los sentimientos de dolor y los pensamientos pesimistas taladraban mi cabeza, lloré, reí, me llené de ira, tenía de nuevo un colapsó, me sentía como si mi sistema hubiera echo algún corto.
Subí a toda prisa hasta la habitación, tome un abrigo, las llaves de la casa y solo salí, no tenía ni idea de donde poder encontrarlo, seguí caminando sin rumbo bajo la nieve que comenzaba a caer, hasta que me di cuenta que estaba parada a las afueras de la casa del señor Williams.
No entendía como había venido a parar aquí, me acerque a la puerta y toque el interfono y solo segundos o quizás minutos se escuchó una voz femenina preguntando que quien era.
Y solo dije mi nombre haciéndose un silencio del otro lado, cuando ya no contestaron me di la vuelta para seguir caminando, pero una voz gruesa me hizo detenerme.
- ¿Alina?- gire y era él, mi padre, se acercó a mí hasta tocar mis hombros- entremos a casa, está haciendo mucho frío.
Solo asentí y camine junto a él, viendo la casa inmensa y muy hermosa, en la puerta estaba su esposa, a ella la conocía porque años atrás me busco solo para saber si yo era hija de él; me vio y abrió la puerta.
Al entrar, se escuchaban risas, aún mis sentidos estaban un poco perdidos, cuando cruzamos la sala para ir al comedor, pude ver que había gente, el señor Williams nunca me soltó, hasta que nos detuvimos viendo con detenimiento a las personas.
Pero había una en especial que me había causado asombro, era él, Aidan, él solo me observaba con sorpresa hasta que la voz de mi padre me sacó de ese trance.
- hijos les presento a Alina- me sorprendí al escucharlo decir ¿hijos?- ella es su media hermana,- volteó a verme con una pequeña sonrisa- Alina te presento a Darían y a Aidan.
Al escucharlo decir que Aidan era su hijo, mi medio hermano, solo comencé a sentir desesperación por la noticia, pero él volvió a hablar dándome la estocada final.
- y ella es Giselle, mi nuera, tiene unas semanas que acaba de llegar de Austria- abrí más mis ojos sintiéndolos más que acuosos.
Sabía que mis lágrimas no tardarían en salir, me separé de Williams sin dejar de verlo, él hacía lo mismo sin importar ser tan obvió frente a los demás.
- yo, yo, solo, solo- tocaba mi cabello con desespero, sabía que esto me estaba sobrepasando-, lo siento, necesito, necesito irme- él me vio sorprendido.
- no iras a ningún lado, te veo alterada, ¿te sientes bien?- negué casi al borde de las lágrimas.
- no, no estoy bien, pero tengo que irme- camine hacia la salida, cuando sentí que me agarro del brazo- ¡suéltame!, esta es tu familia, tu reunión, yo no encajo aquí, solo déjame ir Williams.
Al soltarme salí corriendo de la casa, la nieve estaba cayendo más fuerte, me moría de frío, ya que al salir había olvidado el abrigo en la casa de Williams.
Seguí caminando, perdida en mis pensamientos, él me mintió, él tiene esposa, su familia, pero lo que más me duele es que me enamore de mi medio hermano, pero que tonta, su apellido me lo gritaba en el rostro.
Grité con todas mis fuerzas dejándome caer al asfalto lleno de nieve, mis manos estaban rojas y ardían, hasta que sentí calidez sobre mis hombros, al voltear, me di cuenta de que era él.
- ¿por qué me mentiste?, ¿sabías que era tu hermana?, me lastima el saber que tienes esposa- él me abrazo y solo rompí en llanto.- ¿qué soy para ti, en tu vida?, yo no quiero ser como mi madre.
- Alina, te puedo explicar, solo que lo nuestro creció y se me salió de las manos, nunca creí sentir cosas por ti- me aleje de él dándole una bofetada.- de verdad yo te amo, mi vida, lo que empezó como un juego lleno de venganza, solo, ay Dios.
- lo abofeteé un par de veces- eres un cínico y un sinvergüenza, te odio Aidan, no quiero volver a verte en mi vida- él solo negaba.
Me quité el abrigo y me fui corriendo, sintiendo una gran punción en mi corazón, no tenía a donde ir, no regresaría a su casa y la casa de mi madre la perdí, solo caminé hasta llegar a un albergue.
Donde me dieron ropa, comida y un lugar cálido donde poder dormir, los días siguientes me hundí en mi tristeza y en la famosa depresión, tenía el alma rota, por la desilusión del que pensé que era mío, pero en realidad nunca lo fue.
Una semana paso para que según yo ya estaba repuesta y sanada de mi corazón, decidí salir a buscar trabajo, siendo tan difícil sin ningún grado de estudio, solo me cerraban la puerta, negándose.
Yo no quería vivir toda mi vida en un albergue, esperando a las almas caritativas a que me dieran comida y ropa, tenía que salir adelante a toda costa, de lo que sea, pero estaba segura que lo haría.
...ALINA...
Por dos largas semanas recorrí muchos establecimientos y solo me negaban la oportunidad de trabajar, camine por los barrios no tan bellos, pero los más solicitados de Londres y pude ver un cartel donde solicitaban mesera, no espere más y entre, dándome cuenta que era un club nocturno.
Y así como llegue esa misma noche me quede a trabajar en atender las mesas y para que fuera mi primera noche tuve más dinero de lo que pude ver en mi corta vida y tan solo en una semana pude salir del albergue rentando una pequeña habitación cerca de mi trabajo.
Las semanas seguían avanzando mientras seguía en el club atendiendo a los hombres y raras veces a mujeres, siempre que me acercaba a servirles no perdían la oportunidad de ofrecerme dinero a cambio de una noche a lo que me negué siempre que podía, pero nunca perdían la oportunidad de molestarme y solo aguantaba porque era el único trabajo que podía tener, ¿no?.
Pero lo que me sobrepasó fue cuando un hombre al pasar cerca de la mesa con un pedido me toco sin mi permiso y para no hacer escándalo fui directo en busca de Aníbal, necesitaba que solucionara este problema que me hacía sentir incómoda.
Al llegar podía escucharse gemidos provenir de su despacho, toque tres veces hasta que solo dijo que esperara y así lo hice; [el señor Aníbal, mi jefe, era un hombre de tal vez unos cuarenta y tantos años, alto, ojos grises era muy corpulento, tatuajes decoraban cada centímetro de su piel con una mirada que en verdad intimidaba a cualquiera y una voz tan grave que hacía notar su autoridad y dominación con solo chistar], se abrió la puerta y vi salir del despacho a una de las bailarinas, los vi despedirse y solo me hizo señas que entrará, al pasar se sentía el ambiente tan pesado que cualquiera se pondría nerviosa junto a él.
Me giré viéndolo a los ojos y solo me sonrió, era la primera vez que lo veía sonreír siempre tenía ese rostro malencarado, hasta que escuché que cerró la puerta, la verdad no sé, pero la piel se me erizo, trague grueso, se desabotonó los primeros botones de su ajustada camisa y comenzó a caminar hacia mí.
- dime, Alina- me veía de arriba abajo tan lento que me sentía nerviosa- ¿que necesitas?.
- es, es sobre los clientes- él asintió acariciando mi mejilla, ya para este punto me tenía acorralada en una esquina del despacho.- he tenido proble...- me interrumpe poniéndome sus dedos en mis labios, mientras él hace sonido con los suyos negando.
- te han dicho, lo hermosa que eres- negué, podia sentir que mi cuerpo temblaba como una gelatina.- pues soy afortunado de ser el primero.
Carraspie por que el momento era demasiado incomodo- bueno, señor Aníbal creo, creo que ya me tengo que ir- puse mis manos sobre su pecho para moverlo y poder irme, pero él tomó mis muñecas haciendo presión en ellas.
Hasta que me queje por el dolor que ejercía en mis manos, me acorralo de nuevo pegando su nariz en mi cuello hasta que me lamió desde el cuello hasta mi mejilla y solo me susurro en mi oído.
- veamos si también seré el primero aquí- toco mi intimidad y en automático en mi mente pasaban las imágenes de lo que me había sucedido hace tiempo.
Me quedé petrificada, podía sentir recorrer mi sudor más que helado por toda mi espalda y mi mente se puso en blanco complemente, hasta que un fuerte golpe me hizo volver en sí.
- mañana comenzarás a bailar, quieras o no, ¿entendiste?- me tomó de la barbilla ejerciendo presión- contigo Alina, sé que ganaré mucho dinero.
Me dio otra bofetada y solo salió, escuchando que cerro con llave, al ver a mi alrededor era una habitación mal oliente, me levante y vi mi reflejo en el pequeño espejo, estaba completamente desnuda y con mi piel enrojecida igual que mi mejilla.
Me sentía tan miserable, que esto no lo quería para mí, camine al pequeño baño y me di un baño con agua fría, restregué mi cuerpo con fuerza me sentía sucia, mis lágrimas salían sin descanso.
Dure mucho tiempo bajo la regadera, hasta que me envolví en una toalla y solo me acosté en el camastro, me sentía tan vulnerable y frágil nuevamente, que tenía miedo a tener de nuevo una crisis.
Después de martirizarme mentalmente logré dormir, hasta que un grito me hizo despertar de golpe y era Aníbal, quien me veía tan despectivamente, me aventó la ropa.
- muévete, que tienes que trabajar- me levante aún enrollada en la toalla hasta que de un jalón me la quito- carajo que te muevas.
Me tomó del cabello llevándome al baño, me duché y al salir nuevamente ya estaban unas personas en la habitación, me tomaron de la mano sentándome, me arreglaron y prácticamente me cambiaron.
En este momento quería desaparecer porque me vieron desnuda, pero ellas parecían no importarles nada, las vi salir una a una hasta que le tome la mano a una de ellas.
- por favor ayúdame- ella se soltó de mi agarre y solo negó.
- lo siento, mi familia es primero- me quedé sorprendida por lo que había dicho.
Cuando cerraron la puerta, por instinto intente abrirla pero fue sin éxito, hasta que de golpe se abrió la puerta y de nuevo era él, me agarro de la mano llevándome casi a rastras por un pasillo, pero entre más nos acercábamos, más podía escuchar la música del club.
- por favor- el volteo a verme levantando su mano y por defensa puse mi mano para taparme.
- cállate y camina que la gente te espera,- mis latidos iban a mil, llegamos tras el escenario- ahora mueve ese lindo trasero.
Me aventó y los hombres comenzaron a silbar, aplaudir y gritar, la música se escuchaba, mis piernas temblaban, hasta que vi frente al escenario, sentado a Aníbal solo hizo un movimiento con su mano y luego toco su pecho.
Por inercia bajé mi vista y pude ver una pequeña luz roja en mi pecho, sabía que significaba eso y era bailar o morir, por desgracias a pesar de lo que e vivido aun así amo vivir y quiero seguir respirando en este planeta.
Y solo comencé a moverme como podía, no sé si lo hacía bien o no, pero creo que era por supervivencia el que podía mover mis caderas al compás de la música, hasta que termino la música y salí del escenario.
Los hombres de Aníbal me llevaron a la habitación, pero esta era totalmente distinta, me aventaron y solo cerraron con llave, me levante y pude ver un pequeño armario donde solo había pijamas, no quería pensar, solo me duche cambiándome y me acosté haciéndome bolita, necesitaba ser fuerte aunque la verdad no sé si pueda serlo en estos momentos.
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