...KILIAN CERVANTES...
Mi nombre es Kilian Cervantes y no he tenido una vida muy sencilla aunque el dinero jamás fue un problema. Estoy a punto de cumplir treinta años y dirijo una empresa que pertenece a los padres biológicos de mi madre adoptiva con quién tengo pocos años de diferencia.
Estoy comenzando una relación con Verónica Vilches, quien es dueña de un restaurante al que solía ordenar la comida de cada día. No tengo mucho tiempo en mi día a día y jamás aprendí a cocinar. Soy desconfiado por naturaleza, pero todo tiene un por qué y se los explicaré más adelante.
Tengo una familia que no vive conmigo compuesta por mi padre, mi madrastra quien es un ángel que daría mi vida por mi y también hermanos menores, Dalton y Victoria quienes aún están estudiando.
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MI HISTORIA
Hace muchos años yo tenía una familia compuesta por mi padre, mi madre y yo. Un accidente muy extraño le puso fin a la vida de mi madre, dejándome así solo con mi padre y posteriormente a eso aislado completamente en un internado con máxima seguridad.
Sentí mucho resentimiento, merecía vivir el duelo desde casa con papá pero eso no fue posible. Solo un día debe irme y eran pocas las ocasiones en las que podía volver a casa.
Dorian Cervantes, mi padre, hizo lo que cualquier padre responsable haría y eso fue ponerme a salvo. Le reclamé varias veces mientras era pequeño porque parecía haberme quitado de su vida y solo enviarme lejos para vivir tranquilo sin mi. Él tenía varias mujeres que solo calentaban su cama por cortos lapsos de tiempo y como él tenía mucho dinero todas buscaban ser la próxima señora de Cervantes.
Ninguna de sus conquistas logró capturarlo, pero con sus siguientes palabras si me producían daño a mí. Escuché infinidad de veces que no volvería a casa, que cuando se casaran con mi padre Yo estaría bien lejos para no entorpecer sus vidas. Cada potencial madrastra era peor que la anterior, las odiaba profundamente.
Me volví más frío y distante, odiaba mi vida y también a mi padre. Pasaron muchos años cuando realmente supe por que él tomó esa decisión de enviarme lejos y entendí que tenía muy poderosas razones.
Mi verdadera madre estaba involucrada en situaciones ilegales y muy cerca de personas peligrosas. El accidente no fue más que un asesinato que salió perfecto. Mi padre trabajaba demasiado y por esto no podía cuidarme. Tenía la incertidumbre y el temor de que alguien también pudiera hacerme daño y él no estar para protegerme. Lo más seguro era alejarme.
Todo cambió cuando una de las veces que regresé a casa la vi a ella, quien en aquel momento era Valentina Sierra. Ella tenía apenas 18 años, la mitad de la edad de mi padre. Ella podría haber sido su hija, pero me enteré de que era su esposa y no lo podía creer, no la quería cerca.
Ella era linda conmigo e intentaba ganarse mi cariño aunque yo me portaba realmente mal con ella. Comencé a apreciarla y a darme cuenta de que no era como las mujeres que estaban con mi padre antes cuando reaccionó de una forma exageradamente violenta contra una de las mujeres que más odiaba, y solo por defenderme. Era una de las que fue novia de mi padre y nos trató mal a los dos, pero en cuanto me nombró, Valentina aún siendo muy pequeña me defendió.
Me di la oportunidad de conocerla y aprendí a quererla. Ella era muy divertida y compartía mucho conmigo, nos encantaba jugar videojuegos, comer dulces, ver películas y hasta me llevaba de compras.
Comencé a ver a Valentina como la madre que no tenía. Pero la maldad acechaba y después gracias a eso pasé por una situación muy traumática. Salimos juntos un día y la diversión se transformó en terror absoluto. Los guardaespaldas se desplomaban enfrente nuestro con orificios de bala en su cuerpo y la sangre brotando de sus heridas, alguien nos había atacado.
Valentina tomó un arma y me tranquilizó lo mejor que pudo. Ella disparó para protegerme pero no sirvió cuando alguien me apuntó directamente y por eso debió soltar el arma. La querían a ella, era su objetivo y no puso resistencia con sus secuestradores con tal de que no me hicieran daño.
Creí que nunca más la vería. El tiempo que ella estuvo secuestrada se hizo eterno y fue de completa angustia para mí, hasta que mi padre cumplió su promesa y ella regresó con nosotros. Fue en ese momento en el que yo comencé a llamarla mamá.
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***NOTA DE AUTOR:
...LES AGRADEZCO POR ESTAR AQUÍ Y ACOMPAÑARME EN ÉSTA NUEVA HISTORIA, QUE ES LA CONTINUACIÓN DE "LA EMBOSCADA". ÉSTA VEZ CON KILIAN COMO PROTAGONISTA....
...HABRÁ ESCENAS +18, VIOLENCIA Y LENGUAJE SOEZ....
...ÉSTA ES UNA HISTORIA EN EMISIÓN QUE SE ACTUALIZARÁ A DIARIO. GRACIAS POR SU APOYO Y POR INSPIRARME A SEGUIR ESCRIBIENDO....
^^^CON MUCHO CARIÑO, SILVINATRACY***.^^^
...KILIAN CERVANTES...
Cuando Valentina volvió yo quería hacer distintas actividades con ella pero no era conveniente que salgamos de casa porque ella corría peligro. Yo creía que era una persona excelente que no debía tener restricciones en su vida pero no estaba enterado de toda la historia, ni en edad de saberla.
Viajamos a este lugar y conocí a quienes hoy son mis abuelos, los padres biológicos de Valentina. Ellos son excelentes personas que sufrieron mucho creyendo que su única hija había muerto al nacer.
Por algunos días ví poco a mis padres pero no daban información sobre donde irían o que harían allí. No me llamaba la atención estar rodeado de gente armada, aunque eso no es normal en otros niños preadolescentes como lo era yo.
Regresamos a casa después y tanto mi padre como mi madre estuvieron en contacto con la policía. Yo creí que alguno de esos oficiales vendría a buscarme por dispararle a un hombre pero jamás sucedió, creo que nadie supo que yo cometí un delito, aunque en defensa propia.
Después de que el peligro pasara para mi pequeña familia fue que mi madre decidió ir a la universidad y después se hizo cargo de una joyería a la que le llamó "Libertad" que no estaba pasando por un buen momento, al menos no dónde ella pudo colocarla con arduo trabajo. Sin aceptar la ayuda de mi padre, ella logró hacer crecer su joyería y así se expandió a distintas ciudades.
Cuando acabé el año escolar recibí una noticia, Valentina era quien me había adoptado legalmente. En los documentos era mi madre oficial y eso me llenaba de dicha, aunque para mí ya era mi madre así no tuviéramos la misma sangre.
El tiempo pasó y la familia se amplió trayendo a mis dos hermanos al mundo. Dalton y Victoria son buenos chicos que alegraron nuestra vida. Victoria era la consentida de papá porque tenía una apariencia frágil y delicada, pero era un diablillo y Dalton tenía un gran parecido a papá en todos los aspectos. Sentí inseguridad de creer que tal vez mi madre tuviera preferencia por ellos pero no sucedió.
Pude estudiar como un chico normal, hacer amigos y tener fiestas de cumpleaños con ellos. Valentina le trajo normalidad a mi vida e hizo que yo dejara el resentimiento de lado, aún más cuando entendí las razones que tenía mi padre para su accionar.
Estudie en la mejor universidad y decidí hacer algo por mi familia. Mis abuelos querían estar más cerca de casa pero la empresa los esclavizaba, querían disfrutar sus nietos pequeños y sus últimos años sin la demandante empresa. Yo tenía que irme y tomar el control. Se sorprendieron mucho cuando lo decidí pero sabían que lo haría bien. Mi madre me abrazó llorando, antes era más grande que yo pero ahora la veía tan pequeña en comparación a mi, quería protegerla y hacerla feliz, devolverle algo de todo lo que hizo por mi.
-Si crees que no es para ti regresa, no te quedes allí si no lo deseas. Buscaremos una solución- aunque yo había crecido creía que no lo acababa de aceptar porque seguía intentando protegerme
-Si mamá, me lo repetiste ya mil veces- se rió conmigo porque era verdad
-Lo haré las veces que sean necesarias. Quiero que seas feliz por ti, que hagas lo que desees- siempre que me decía esto lo hacía con algún recuerdo doloroso
Tardé tiempo en enterarme que ella fue criada para un propósito y hasta subastada. Su manera de cuidarme era normal, su preocupación excesiva y también que siguiera practicando tiro al blanco y defensa personal. Esa era la actividad que mis padres amaban hacer juntos, aunque ya eran muy buenos.
Yo no quise disparar nunca más. Los recuerdos de aquel día nunca se fueron. Me acompañaron hasta la adultez. Se todo lo referente a armas, funcionamiento, armar y desarmar hasta con los ojos cerrados pero me tiembla el pulso cuando intento dispararle a algo.
Intenté superar el miedo pero no pude hacerlo, me pongo demasiado nervioso y no soy capaz. Quisiera poder enorgullecer en eso a mi madre y demostrarle que también puedo proteger a la familia tanto como ella pero no soy capaz.
Me dijeron que no me preocupe, que realmente no había nada de malo en no portar armas y que cuando sintiera que había peligro yo solo no sentiría temor y haría uso del revólver o lo que tuviera en mis manos. Aún así se defensa personal, me ha servido para mantenerme en forma junto a varios entrenamientos de fuerza en el gimnasio.
Todo lo que he vivido ha marcado mi personalidad y me ha hecho crecer como persona.
De lo que no tenía conocimiento era de que alguien llegaría a mi vida para sacudirla por completo y cambiarla a su antojo. El amor, la lujuria y el deseo incontenible de venganza no deberían de mezclarse. No son afines, tampoco pueden sobrevivir en armonía y eso era algo que sabría cuando lograra ver la realidad y lograra quitarme la venda de los ojos.
...PARÍS OSORIO...
Me llamo París Osorio, tengo veintitrés años y estoy a punto de cumplir los veinticuatro. Soy delgada, pero una experta en defensa personal y en combate cuerpo a cuerpo. Mi contextura física puede engañar, así como mi rostro de ángel, pero nada es lo que parece.
Mido 1.65, tengo la piel clara y mi cabello castaño claro, aunque lo tiño más oscuro. Lo último que deseo es ser reconocida antes de tiempo.
Me preparé toda la vida para obtener Venganza y no descansaré hasta que eso sea una realidad. Estudié secretariado administrativo con un propósito pero no es lo que me interesa en la vida.
Todo lo he planeado con cuidado y la mayor calma que pude reunir. No tuve tiempo para tener relaciones sentimentales que me ataran a alguien y además me volvieran estúpida, mejor fue no involucrarme con nadie, cerrarme por completo a la realidad.
Mi vida está consumida por el odio y el desprecio. He averiguado todos los pasos de una persona algunos años mayor que yo. Me he grabado su rostro en la mente y aunque no lo he escuchado hablar se que hasta su voz odiaré.
Anhelaba partirle el cuello o dispararle pero debo pensar en frío y concentrarme en mis objetivos. Tengo que ir poco a poco, ganarme su confianza, quitarle todo lo que tenga, hasta sus ganas de vivir y después darle fin a su miserable vida. Me da igual lo que haga, lo que diga o lo que no. En el momento que nuestras vidas colisionen yo obtendré el control de la suya.
Mis padres biológicos se que murieron en diferentes circunstancias. Mi madre asesinada por alguien que creen fue su amante pero poco me interesa, ya que me abandonó el nacer, dejándome con mi padre.
Seco unas pocas lágrimas que se deslizan por mi rostro al recordarlo lo mejor que puedo, ya son muchos años los que hace que se fue, yo era muy pequeña cuando todo pasó. Miro su foto a diario y luego tengo el recuerdo de llevarle flores a su tumba, lo que hago cada año desde que se fue.
Acaricio su rostro en la fotografía y lo extraño aún más. Ya lloré su muerte por años pero crecí para vengarme de quién me arrebató lo que más quería y que jamás pagó por su crimen. Nadie hizo justicia y seré yo quien lo haga pagar por sus pecados con creces.
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AÑOS ATRÁS...
Mi fiesta de cumpleaños solo fue celebrada por mi padre y un pequeño pastel con unas pocas velitas. Cumplía 5 años y aunque no tenía una madre a mi lado lo tenía a él, quien se preocupaba por mi lo suficiente.
Recibí una muñeca ese día y aunque no era la más linda o costosa era especial, no había tenido muchas y esa era la más bonita de todas.
-Papi, ¿Vas a salir?- le pregunté sosteniendo la muñeca en mis brazos
-Tengo que hacerlo, pórtate bien en lo que regreso, no tardaré mucho- miré a la muñeca que sostenía y después a papá, estaba desilusionada, quería que juguemos juntos pero el no lo haría
-¿No puedes quedarte un poco más? No quiero estar sola- le sonreí en un leve intento de que se quedara más tiempo
-No puedo Cristel, necesitamos el dinero y hoy podré ganar mucho- me dió un beso y se fue
Cristel era el nombre que mi madre me había puesto y solo llevaba de mi padre el apellido. A ella no la conocía, apenas si ví una fotografía que rompí en pedazos por enojo.
Mi padre no sabía muchas cosas pero hacia lo mejor que podía por mi. El quería tener una gran casa pero fuera de la ciudad o tal vez del país, por eso cuidaba su dinero. Había visto que guardaba siempre varios billetes pero jamás le pedí nada, quería ser una buena hija y con que él estuviera a mi lado así sea viendo televisión yo era más que feliz.
Ese día fue el último que lo ví. Cuando cruzó por la puerta yo me fui a la habitación que compartíamos a jugar sola, pero no era lo mismo que hacerlo con el.
No sabía cuánto podía demorar pero el había dicho que regresaría, las veces que salía regresaba antes de la cena que era cuando estaba poniéndose de noche.
Jugué y acabé quedándome dormida abrazada a mi muñeca pero cuando desperté mi estómago sonaba y todo estaba a oscuras. Era completamente de noche y cuando llamé a papá el no vino a mi lado. Tampoco parecía haber cocinado algo, no había olor a comida.
Sentí miedo porque estaba oscuro y estaba sola. Encendí la luz y lo busqué pero no podía encontrarlo. Estaba aferrada a mi muñeca, asustada.
Llevé un trozo de pastel al cuarto y cerré la puerta creyendo que eso me protegería del peligro si alguien malo quería entrar a casa, muy absurdo pero lógico para una niña de apenas cinco años recién cumplidos.
Esperé que papá llegara pero no lo hizo, mucho tiempo pasó. Dormí habiendo cenado pastel, muerta de miedo aferrada a mi muñeca preguntándome cuando volvería papá.
Este fue apenas el inicio de una vida muy diferente para mí y eso estaba por descubrirlo. Estaría agradecida con eso, pero ¿Los cambios serían buenos o todo lo contrario?
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