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La Esposa Del Emperador II

Epilogo de La esposa del emperador

Hoy es mi cumpleaños número veinte, mis padres han estado organizando una gran fiesta para mí. No solo para festejar mi cumpleaños, sino también para darme por fin el trono.

Sé que todavía soy joven y mi padre tiene mucho tiempo por delante en su vida, pero él esta algo cansado y quiere disfrutar de lo que le queda de vida junto a su esposa, mi madre. Es increíble como fue el cambio de ella, cuando era un niño, apenas y me dejaba verla de lejos, pero luego de su accidente, el cual mucho tiempo después descubrimos que en realidad fue culpa de su hermana, su personalidad cambio radicalmente.

Su trato conmigo, fue distinto, tanto que hasta me salvo de un maestro que me castigaba físicamente, en aquel entonces, y yo no le decía a mi padre por miedo a que el maestro tome represalias conmigo. Desde ese momento, amo con todo el alma a esa mujer. Se ha transformado en mi modelo a seguir y cuando me encuentro con una mujer que quiere cortejarme, si no es de carácter fuerte como ella, pero noble, sin trampas ni delirios de grandeza, me alejo lo más posible para evitar dolores de cabeza.

Eso me ha traído fuertes problemas con las mujeres jóvenes del imperio, ya que todas tratan de atraer mi atención y ninguna lo ha logrado, por lo menos hasta el momento.

Mis padres hasta el momento no han dejado de amarse ni un solo segundo. Claro que han tenido sus problemas, como toda pareja, sin embargo, mi padre sabe como distraer a mi madre de las discusiones.

Hace unos años, en una conversación que estaba escuchando, sin que nadie se diera cuenta, entre mi padre y el tío Cristian, me enteré como es que mi padre distrae a mi madre de las discusiones. Enterarme de esto me causo mucha gracia, además que como ella también lo escuchó, se enojó y mi padre se la llevo sobro los hombros para distraerla.

En nuestra familia siempre hay momentos divertidos, por suerte. Quien más protagoniza estos son mis hermanos menores. Valeria, esta todo el día vistiéndose como una princesa, pero se expresa peor que mi madre y Mateo, es alguien por naturaleza delicado, pero por suerte no le rehúye a los entrenamientos, aunque sale corriendo de ellos a darse un baño.

Mi hermana, sin embargo, puede verse como una princesa, pero si te confías en un combate con ella te dejará sin alguna extremidad. A la muy mañosa, la entreno nuestro padre en el arte del combate desde los cinco años, luego de que un niño la jalara del cabello y que no pudiera golpearlo solo porque era un niño. Entonces se encargó de hacerla muy fuerte para que ella se pudiera defender por si sola, aunque ahora creo que se le fue un poco la mano, pero bueno es mi hermana y la amo.

Mi tío Cristian y mi tía Laura han tenido dos hijos más en estos años. A ellos se los ve muy felices como pareja y han dado lo mejor por sus cuatro hijos. Aunque me parece que la querida Lucia esta enamorada de Julian por la forma en que ella lo mira; sin embargo, no veo la misma mirada en los ojos de él cuando la mira a ella.

Pienso que ella se pudo haber enamorado, porque cuando sus padres se casaron ellos no fueron bien tratados por todos, hubo mucho rumores corriendo en torno a ellos y Julian más de una vez defendió a Lucia, así que creo que pudo haber sido allí cuando ella empezó a sentir cosas por él.

Me parece que sus padres no se han dado cuenta de esto, no sé que es lo que pasara cuando esto ocurra, pero tal vez, solo sean ideas mías y no pase nada.

Por otro lado, tenemos también a mi tío Fernando y a mi tía Clarisa, ellos después de tener a sus tres hijos, pararon de tener hijos. Al parecer no quieren tener más, ya que estaban todo el día cansados. Mi tío ha respetado y querido mucho a mi tía en estos años, sé que antes de casarse tuvieron problemas, pero al parecer después de eso ya no hubo ninguno.

Aún recuerdo lo mal que estaba por haber visto a mi tía Clarisa siendo violada, cuando era un niño solamente, a veces tengo ocasionales pesadillas con eso. Lo he hablado infinidad de veces con mi médico, pero no es algo que yo pueda sacar del todo de mi cabeza. Sin embargo, ya no me despierto con pesadillas ni ese suceso manda en mi vida como lo hacía hace años.

Ahora estoy bien, solo que a veces tengo estos recuerdos horribles de mi niñez y no los puedo sacar de mi mente con nada.

Ya estaba todo listo para la fiesta, solo me faltaba terminar de vestirme, cuando golpean la puerta de mi habitación. Le doy la autorización a pasar y era mi madre quien estaba allí.

-Hijo disculpa que moleste.

-Tú no molestas, madre. ¿Dime que pasa?

-Nada, solo quería decirte lo mucho que estoy orgullosa de ti.

Dijo mientras me acariciaba el rostro. Un poco sonrojado por las palabras de ella, le digo.

-Gracias madre, no sabes cuanto significan para mí esas palabras.

Mi madre se acercó más y me abrazó muy fuerte.

-Ahora tienes que ir y demostrarle a todos esos idiotas lo que vales, mi niño.

-No te preocupes, trataré de ser un buen emperador como lo fue mi padre.

-Yo no quiero que seas como tu padre, quiero que seas tu mismo. Quiero que busques a alguien que te haga feliz y que tú hagas feliz a esa persona también. Quiero que sean felices y formen una familia, además que sea tu apoyo en el trono.

-Te prometo que cuando la encuentre, así lo haré

-Bueno, esta bien. Pero por ahora deja que te ayude y vamos que nos están esperando.

Dijo y me ayudó a ponerme bien el cuello de mi traje. Después bajamos y nos encontramos a mi familia, quienes nos estaban esperando. Mi padre, saluda de un beso en la boca a mi madre y le dice lo hermosa que  ella esta. Ella muy coqueta le dice.

-Tú tampoco estás nada mal, cariño.

-Hay dejen la cursilería para otro momento.

Dice Valeria con el ceño fruncido, mientras los mira.

-Tranquila, cariño. No me robaré a tu padre. Te lo prometo.

Le dice mamá, poniendo los ojos en blanco. Esto es típico de las dos, una se pelea por las demostraciones de afecto y la otra le dice que esta celosa. Mientras mi padre, Mateo y yo nos reímos de las dos y sus ocurrencias.

Mi padre toma de la mano a mi madre y ambos ingresan al salón mientras el vocero los nombraba. Después ingreso yo seguido de mis hermanos mientras el vocero nos anuncia a nosotros también.

La velada es de lo más aburrida hasta que traen un gran pastel y lo partimos después de que pida mi deseo. Al rato me llama mi padre a lo más alto del salón para que todos nos puedan ver y es allí donde después de un lindo discurso para los nobles se quita la corona y la coloca sobre mi cabeza.

Después de dejar semejante responsabilidad en mí, mientras todos aplaudían, él me dice al oído.

-Estoy muy orgulloso de ti hijo. Eres una parte de mí y te amo con todo el corazón. Sé que no pude haber tenido mejor sucesor que tú.

Luego de decirme esas palabras, mi padre me abraza y anuncia.

-El emperador, Marcos Castelli

-¡Viva, el emperador, viva!

Fueron algunos de los gritos que dieron los nobles y mi familia por mi nombramiento.

.....

Poco después, en medio de la pista de baile, puedo ver a una mujer. Se nota que es de buen cuerpo, que tiene lindas curvas en los lugares correctos. Una cara de los dioses que demostraba una belleza sin igual. Sin embargo, lo que yo, más puede notar, no fueron esas cosas, sino sus ojos, que miraban con desprecio a un hombre, que estaba tomado del brazo de otra mujer y se sonreían mirándose a los ojos.

Pude ver sus manos, formarse puños y darse la vuelta para mirar hacia otro lado y ahí cuando nuestras miradas se conectan, durante unos segundos. Sorprendida por encontrarse con mi mirada desde tan lejos, se dio la vuelta y salió del sitio por uno de los balcones.

No podía quedarme ahí y dejarla desaparecer, necesitaba saber quien era y no entendía muy bien por qué. Cuando me dispuse a seguirla escuche unos comentarios sobre ella, que me detuvieron.

-¿Viste, ni por más que se arreglara así, el conde Victor no dejo de mirar a su hermana Luisa con ojos de enamorado?

-Lo de bastarda no se lo quita con nada. No entiendo como es que ella es la prometida de él; sin embargo, creo que ese matrimonio muy pronto se romperá.

-Dicen que le rogó a su padre para casarse con él, pero el conde no estaba de acuerdo. Él siempre estuvo enamorado de Luisa, Ema solo se metió en medio de ellos.

Cuando escuche esas palabras de esas jóvenes fui a buscar a esa mujer, Ema, para ver como estaba, no sé por qué, pero necesitaba saber que estaba bien.

Al salir, la veo mirando hacia la luna, muy triste, y unas lágrimas se derramaban de sus ojos.

-¿Esta bien señorita?

Exaltada se dio la vuelta y me miro.

-¡Emperador! Disculpe, si quiere me retiro y lo dejo tranquilo.

Dijo y se iba a marchar cuando la tome del brazo

-No, solo quería saber si usted estaba bien. No quería que se retirara.

-Oh, sí, estoy bien.

Le sonreí y le di un pañuelo, para que se limpiara las lágrimas del rostro.

-Gracias, majestad.

Dijo y me sonrió.

-Le gustaría acompañarme a la pista de baile y bailar una pieza conmigo.

Ella me miro sorprendida, pero asintió al poco tiempo con una pequeña sonrisa en sus labios. Así que tomados del brazo volvimos a ingresar al salón atrayendo la mirada de todos, incluso la del supuesto prometido y su hermana, que miraban desencajados hacia nosotros.

Bailamos durante un rato, después Ema, me presento a su padre. El hombre era cariñoso con ella, sacándole sonrisas sinceras, pero luego aparecieron el resto de la familia y la expresión de ella decayó. Al parecer, ni la esposa de su padre, ni su hermana y mucho menos su propio prometido son de su agrado.

Hubo muchos comentarios mal intencionados de parte de estos últimos tres, disfrazados de sugerencias y concejos, que no me gustaron nada. Para sacarla de esa situación sin ser descortez le pedi bailar otra vez y ella acepto gustosa.

Cuando acabamos la guie al balcon sin ser vistos y allí le pregunte que pasaba y me conto la verdad de su familia. Su padre la quería más su madrestra y su media hermana no la soportaban. Ella fue comprometida, pensando que el era un bien hombre pero en realidad solo queria a su hermana y a ella la trataba mal. Sin embargo decian que ella se metio en una relación y todos la ostigaban a cualquier reunion a la que iba.

Cuando terminó de decir esas cosas, me di cuenta de que mi deseo se cumplió. Ya he encontrado a la mujer que me acompañe en mi camino, ahora solo tengo que sacar de en medio a cierto prometido molesto. Me acerco a ella y limpio sus lágrimas con mis manos. Ella esta quieta mirándome, por mi acción imprevista, al tenerla así, acerco mi cara a la de ella y le digo.

-Tu seras mi emperatiz.

Sus ojos se agrandan por la impresión de mis palabras y le doy un pequeño beso. Pero cuando me alejo, soy sorprendido por que mi emperatiz me tira devuelta a ella para uno más largo.

1

Capítulo 1

Hoy era el último día difícil en la vida de Ema, hoy comenzaba una nueva etapa para ella. Mientras el sol se ocultaba por fin detrás de las nubes, dando paso a la fría noche, su cuerpo era sacado a rastras del sótano donde había estado encerrada durante días. Ese había sido su castigo desde que su padre había salido desde hace una semana, ya que iría a dar un paseo por sus tierras, dejándola, sin saberlo, a merced de su madrastra.

Ema siempre ha tenido una vida difícil. Claro, ha tenido buenos momentos, pero esos han sido pocos. Su madre murió cuando ella nació y al poco tiempo su padre, Rogelio, se casó con Antonia, quien desde entonces es su esposa para darle a ella una madre. Lo que él no sabía y jamás imaginó es que ella era la peor pesadilla de Ema desde muy pequeña.

Cuando Ema cumplió cuatro años, empezó su verdadero calvario, cada día en que su padre tenía que salir era un día de tortura para ella. A veces a Antonia le bastaba con solo unos cuantos golpes y la dejaba tranquila, había otros en los que ella era tratada como una simple empleada más de la casa y otros en los cuales era privada de su libertad como hoy. Nada de esto era dicho a su padre por los sirvientes, pues, le tenían mucho miedo a la mujer.

La única persona que se había atrevido a siquiera pensar que podía interponerse en los castigos, fue la vieja nana de Ema cuando ella tenía solo seis años, la cual Antonia eliminó de forma terrible enfrente de varios de los empleados y de la misma Ema alimentando más el miedo.

Ella tampoco le había dicho nada a su padre, pues, no quería amargarle la vida, ya que él amaba a su esposa y no quería ponerlo entre la espada y la pared en tener que elegir entre su esposa o su hija. Es por eso que ella con mucho esmero se esfuerza por tratar de hacer todo lo posible para que Antonia y su media hermana, Luisa, estuvieran cómodas y contentas con ella. Ya después el miedo fue muy grande, para siquiera pensar en abrir la boca.

Hace como un año su padre la comprometió, con quien ella creyó era un buen hombre y su posible escape de las garras de su madrastra; sin embargo, desde que eso pasó ella ha podido escuchar como se ha corrido el rumor que él estaba enamorado de su hermana y que ella se metió en medio. Ema no sabía nada de eso, y cuando quiso ir a hablarlo con él, lo encontró a los besos con Luisa, ya casi por tener sexo. Cuando les reclamó solo se burlaron de ella y la encerraron en el sótano hasta que su padre llegó en la noche.

Fue allí que ella se dio cuenta de que él también sabía todo lo que le pasaba a ella en esa casa, porque ni siquiera le preguntó a Luisa que hacía con ella, de una la agarró y la llevó bruscamente para encerrarla en el sótano. No necesitó pedir indicaciones.

Desde ese momento ella también lo odio a él, cada vez que lo veía por más que era en alguna fiesta no podía no expresar su descontento al verlo, él le causaba mucha repulsión. Delante de su padre, demostraba ser un hombre cariñoso y cortés. Cuando Rogelio no estaba, él en compañía de Luisa y de Antonia le hacían la vida imposible.

Esa fue su vida durante un año, hasta que de pronto hace un mes empezó a notar algo extraño. Los castigos que ella recibía cuando su padre no estaba solo estaban escalando y las horas en las que era dejada en el sótano se hacían cada vez peores, ya que ni siquiera un poco de agua o pan le daban y eso que llegaba a pasar la noche allí.

Cuando se dio cuenta de que era lo que pasaba, ya era muy tarde. Estaba tirada sobre el frío piso de ese mugroso sótano cuando su alma salió despedida de su cuerpo, mejor dicho de lo que quedaba de él. Como hace ya una semana entera que no comía nada, solo los insectos que rondaban por el lugar, ella estaba piel y huesos. Agua tampoco le habían dado, solo había tomado la que se filtraba por las paredes, pero eso no fue suficiente.

Como solo llevaba un vestido, el frío que hacía allí también le jugaba una mala pasada, por lo cual era normal que después de aguantar por casi siete días enteros, ella solo no pudiera resistir más y terminara muriendo.

Al cerrar los ojos, fue como si estuviera en otro lado, donde podía ver a una mujer acostada en una especia de altar de piedra. Sin ningún temor, ella se acerca hasta allí y justo cuando iba a tocar a la mujer, quien en realidad era una versión de ella misma más bella y sana, escucha una voz detrás de ella que le dice.

-Si la tocas, le darás a ella la oportunidad de vivir otra vida en tu cuerpo. Sin embargo, tú ya no tienes ninguna oportunidad más. Eras poderosa y no lo supiste aprovechar.

-¿Quién eres tú?

Preguntó extrañada por esa voz, que por más que la buscó por todos lados no pudo hallar la fuente. Solo podía ver espejos por todos lados, que antes no había notado. Su reflejo era diferente al que ella recordaba, ahora se veía como la mujer en el altar, eran como dos copias idénticas.

-Digamos que soy una deidad y dispongo de dar oportunidades a aquellos que en mi criterio si lo merecen y tú, mi niña, no aprovechaste tu potencial. Te dejaste matar como si de una simple lechuga se tratara. Estoy segura de que esa mujer sabrá como manejar tu vida y tus poderes.

-¿Qué poderes?

Preguntó confundidísima, Ema no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando.

-Eras una bruja, una muy poderosa y no te diste ni cuenta. ¡Qué decepción!

Después de un largo suspiro, la voz dice:

-Si la tocas, todo acabará bien. Estoy segura de que ella hará que las personas que te lastimaron paguen las consecuencias de sus actos y que tu padre sea feliz.

Sin más que pensarlo, Ema la tocó, haciendo que su cuerpo en el sótano abriera los ojos de inmediato.

2

Capítulo 2

En el sótano, Ema abrió los ojos, asustada a más no poder, pues, lo último que recordaba era morir de una enfermedad a los veinte años después de haberse vuelto una de las brujas más poderosas que había en el mundo, aunque esa información no muchos la supieran. No entendía como después de eso, es que había abierto los ojos y más en lo que parecía ser un viejo sótano.

No le agradaban nada estos lugares, por lo que su madrastra hacía al encerrarla allí desde que era una niña, por lo que no entendía que es lo que hacía allí precisamente. Mirando a los lados, podía ver que todo era oscuro y horrible, por lo que se preguntaba quien demonios la dejó allí.

-Yo te traje a la vida nuevamente, Ema.

Escuchó una vos, pero por más que mirara a todos lados no encontraba de donde provenía.

-¿Quién eres? ¡Muéstrate!

Dijo sin dejar de observar a todos lados, con su característica vos de mando

-Eso no puedo hacerlo, pero te diré que soy una deidad y te di la oportunidad de volver a la vida en esta realidad o en esta línea de tiempo como quieras verlo. La Ema que vivía aquí, acaba de morir. Los constantes abusos de su madrastra, de Luisa y del idiota del prometido, el conde Víctor, culminaron en esto.

-¿Qué? ¿Por qué solo no los mato y ya?

Preguntó como si solo eso fuera lo importante de las palabras rebeladas por la voz y no que una especie de dios la haya traído a la vida nuevamente.

-Porque ella no pudo despertar sus poderes, jamás se dio cuenta lo que era y lo poderosa que era hasta que yo le dije que si tú tomabas su lugar, harías justicia por ella. Tú viviste algo de lo que ella vivió toda una vida, sabes de lo que ellos son capaces.

-Lo sé, por eso los mate en mi vida pasada, sin un ápice de remordimiento.

-Bueno, espero que en esta vida, te sea igual de fácil. Cuando mueras nos volveremos a ver, espero sea en muchos años, Ema. Te deseo mucha suerte.

Después de despedirse, la deidad parece irse de allí porque no se volvió a escuchar nada más en ese sitio. Ema quiso pararse, pero estaba muy débil como para hacerlo. Por lo que trato de llamar a la oscuridad que habitaba en ella y hacer crecer una llama de fuego negro en su mano como hacía antes, cuando era su otra yo y lo logró, pero era una insignificante llama a comparación con las que sabía que podía llegar a hacer.

Pensó y pensó durante un rato y concluyó que tal vez era la debilidad y la falta de alimentos lo que restringía su poder de esa manera, por lo que tenía que irse de ese lugar de inmediato y recuperar sus fuerzas si quería obtener justicia para la Ema de esta línea. Solo tendría que aguantar un poco más hasta que la sacaran de aquí y buscar la manera de que su padre la sacara de esa casa con urgencia, antes de que Antonia la terminara matando.

Un rato más pasó y escuchó ruidos afuera, luego la voz de Antonia atravesó las paredes.

-Rápido, sáquenla y llévenla a su habitación. Si la maldita esta muerta, hagan como si pareciera un accidente, si no lo esta solo déjenla allí en su habitación y salgan, que su padre ya esta llegando.

Un momento después, la puerta del sótano era abierta desde afuera y unos hombres entraron. Al ver que estaba viva, le dijeron a Antonia:

-Todavía respira.

-Maldita. Bueno, ya saben, llévenla a su habitación, ya morirá en otra oportunidad.

Tomándola de los brazos, Ema era arrastrada por todo el sótano hasta sacarla de allí. Con un poco de dificultad la subieron por las escaleras del lugar hasta que, lograron sacarla y llevarla hasta su habitación. Sin miramientos, ni un poco de cuidado la tiraron en el suelo de su habitación.

Un momento después entró una sirvienta, quien con mucho pesar la ayudó a llegar al baño donde la desvistió y la adentró en la bañera donde la baño, pues ella olía muy mal y su padre no podía verla en ese estado. Cuando salieron, había una bandeja con un plato de sopa y agua que rápidamente le dio a Ema para que se alimentara.

Cuando Ema se acabó todo lo que había en el plato, la mujer tomo la bandeja y salió de allí, solo se detuvo en la puerta para decirle:

-Lo lamentó mucho, pero ya sabes que no te puedo ayudar, si lo hago ella me matará. Si pudiera lo haría, lo juro.

Ema levantó la mirada y le dijo mientras la miraba a la cara:

-Esta bien, sé que esto, no es tu culpa. Gracias por la comida.

En el tiempo que había pasado desde que llegó aquí a este mundo y el momento en que la sacaron de ese sótano, ella pudo acceder a las memorias de la Ema original y ver todo lo que sufrió. Esa mujer que acababa de salir era la única que curaba sus heridas y la alimentaba después de sus torturas, a veces incluso lo hacía mientras lloraba por la impotencia de no poder hacer nada para protegerla.

Un rato después, en medio de la noche, cuando ella ya se estaba durmiendo, logra escuchar, en medio del sueño tan pesado que tenía, la puerta de la habitación abrirse. Cuando ella logra despertarse del todo, alguien estaba sentado a su lado en la cama, por lo que rápidamente se sienta en la cama para ver quien era esa persona.

-Tranquila, Ema. Soy yo, papá.

Dijo la voz del hombre, quien ella reconoció que si era su padre, después de todo, aun a pesar de los años en los que seguramente ella estuvo muerta, la voz de él era la misma, por lo que no le costó ningún trabajo. Como si de una niña se tratara, se tiró a los brazos de su padre para abrazarlo con fuerza, mientras lloraba de la emoción de verlo.

-Papi, no sabes lo mucho que te extrañe.

-Yo también mi niña, pero no llores, solo me fui una semana.

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