“Doyunie, hoy he sentido algo de la amarga ausencia que inunda mi corazón cada que te encuentras lejos de mí, la preocupación por ser el origen de aquella risa tan armoniosa que sale delicadamente de tu boca aumenta con cada segundo que pasa, con cada momento en el que me percato de que deseo hacerte sentir bien. Eres mi amigo, ¿algo de esto está mal? Supongo que un pensamiento tan egoísta no es lo que debería estar presente en la mente de tu amigo, pero es un sentimiento que me domina más de lo que me gustaría.”
He cerrado mi pequeña libreta al escuchar la risa a la que tanto me refería en mi pequeño escrito del día, esa libreta beige que he atesorado tanto desde que comenzó el año, mi último año de secundaria.
— ¡Juwon! Te he estado buscando durante todo el recreo, pero últimamente has agarrado la maña de irte solo a cualquier lado, ¿Qué tanto haces? — Me preguntó paseando sus ojos a mi libreta mientras se buscaba sentarse junto a mí bajo la sombra del árbol e inmediatamente sentí como mi ritmo cardiaco comenzaba a acelerarse con su sola presencia.
¿Qué mierda me pasa?
— Sólo estaba repasando un poco para los exámenes, sí sabes que son para la otra semana, ¿No? — Le pregunté en un tono burlesco.
En su rostro se formó una pequeña mueca de enojo que en cualquier circunstancia me hubiera parecido bastante fea, pero ahora… ahora tal vez me gustaba un poco.
— Repasando, claro que sí, supongamos que en esa libreta te caben todos los temas de biología. Además, claro que lo sé, soy el que más ha estado estudiando de todos nosotros, lo sabes.
— Lo sé, sinceramente creo que deberías tratar de relajarte un poco, con tanto estrés no podrás dar el cien por ciento de ti — Le dije y me levanté tendiéndole la mano.
Se levantó con mi ayuda y limpió un poco su uniforme, sus manos se movían lentamente sobre su camisa y por alguna razón eso me parecía demasiado entretenido, enfocando mi vista en cada una de sus acciones.
— Estoy bien, me gusta ser aplicado.
Con esa sola afirmación cerró la conversación y caminamos directamente al salón para la siguiente clase, y tal vez, solo tal vez, ignoré un poco el hecho de haber escuchado como en esa última frase su voz se sentía apagada con cada una de las palabras que salió de su boca.
Las clases transcurrieron con normalidad, me despedí de Doyun cuando su padre llegó a recogerlo, vino en una de esas motonetas que utilizaba para repartir los pedidos del restaurante de pizzas en el que trabajaba todas las noches. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que el papá de mi amigo tenía más de un trabajo, pero desconozco los demás. Supongo que se podrían deducir demasiadas cosas sobre la situación económica de Doyun, no obstante, es un tema que ha preferido no tocar, al menos no conmigo, con seis meses de amistad no puedo juzgarlo por no confiar abiertamente su situación económica o familiar, pero puede que aquella idea de la escasez de confianza que existe entre nosotros comience a preocuparme.
Él no confía en mí.
El clásico sonido de las pisadas de mi amigo resonaba en mi cabeza, buscando entrar en mi mente para sacarme de los pensamientos que me arropaban.
— ¿Estás bien?
No, o bueno, no lo sabía, no sabía nada de nada y tal parece que mi mente se había dado a la tarea de ignorar cualquier tipo de pensamiento que buscara sacarme de mi zona de confort, pero debía confrontarlo algún día, ¿No?
— Sí — Respuesta corta, para salir del paso, pues es lo que todos decimos cuando no sabemos en realidad cómo nos estamos sintiendo, o tal vez sí, pero no sentimos que expresarlo sea lo correcto.
— Me preocupan tus notas Juwon, has estado demasiado distraído en clase y no eres un mal estudiante, pero puedes llegar a hundirte con los exámenes, no creo que quieras tomar clases de refuerzo durante las vacaciones.
— Estaré bien, más bien cuéntame cómo han ido las cosas con Jun — Le sugerí y en pocos segundos el rostro de Taewoo adquirió un leve color carmesí que delataba su nerviosismo.
Bingo, había dado en el blanco, pues en cuanto mencioné el nombre de su amado su boca comenzó a soltar todas esas palabras cursis tan conocidas y tan repetidas en todas partes, me parecía tierno ver a mi amigo enamorándose. Sin embargo, comencé a sentir aquella leve presión en mi pecho que denotaba la culpa que se apoderaba de mi mente, no me gusta mentir, no me gusta ocultar cosas a mi mejor amigo, pero lo estaba haciendo.
Pero, ¿Qué estaba ocultando realmente? ¿Qué comenzaba a sentir unas extrañas reacciones físicas cada vez que Doyun se acercaba a mí?
Eso no es relevante, no me estoy guardando nada importante.
Mi batalla mental por algo tan insignificante comenzaba a hartarme, me impedía prestar total atención a las palabras de Taewoo y eso me molestaba, pero el enojo no me duró mucho, pues el grito de mi acompañante hizo que me sobresaltara inmediatamente.
— ¡¿Qué mierda te pasa?! — Me quejé y le di un golpe en el hombro — ¿Cómo vas a asustarme a estas horas de la noche?
— Vamos Min, aquí no roban.
— ¿Crees que esta ciudad es tan segura? Eso es porque no has usado tu tiempo para ver valiosos videos sobre asesinatos.
Él no dejó de carcajearse y hacerme burla durante el camino. Ambos solíamos devolvernos juntos a nuestras casas, dado que aparte de ser amigo éramos vecinos, también acostumbrábamos a caminar junto al primo de mi amigo, el “ese” como yo le llamaba, pues nunca lograba recordar su nombre. Entre la voz fastidiosa de Taewoo y mis notorios quejidos y pisadas pesadas logramos escuchar algunos pasos ajenos provenientes de quien sabe dónde, crujidos de ramas y una risa extraña, más sofisticada de que la de Taewoo, también lograba escucharse. Mi amigo se detuvo al escuchar que los pasos se acercaban cada vez más.
— ¿Algo viene de atrás? No quiero mirar para saberlo.
— Se te borró la sonrisa, ¿no? — Sonreí con sorna.
— No es gracioso idiota, ¿y si viene alguien a robarnos?
— Pensé que aquí no robaban, pero nadie le hace caso a Juwon — Dije con una expresión de burla en mi rostro mientras pegaba mi puño a mi pecho, hasta que sentí como una mano fría y larga tomaba mi hombro con rapidez.
Me congelé inmediatamente y mi capacidad de hablar me abandonó junto con mi alma.
— ¡Jesús! Debiste ver tu cara — Al primo de Taewoo parecía que casi se le iban a salir los dientes de la boca de tanto reír.
Miré a ambos de mala gana antes de seguir caminando con dirección a dejar a esos dos tontos atrás.
— Vamos chico, fue solo un pequeño susto.
El “ese” me siguió junto con Taewoo y ambos comenzamos a caminar hacia nuestros hogares, no sin antes hacerle unas cuantas preguntas a él sobre su ausencia a clases y sobre como pensaba pasar los exámenes de la próxima semana, a lo que él solo respondió:
— ¿Alguna vez han copiado?
Dormir, la acción con menos acción de nuestro día pero que nos permite descansar de la agotadora jornada que dejamos detrás, para mí dormir es el regalo más grande que nos ha dado Dios.
Si es que existe.
Mi día comenzó con el pie izquierdo, de forma literal claro está, me levanté tambaleante de la cama mientras escuchaba el horrible y estruendoso sonido de fondo de la alarma, siempre escogía el sonido del gallo para asegurarme de no dormir veinticuatro horas seguidas, pero cada mañana me arrepentía. Con la mirada perdida traté de encontrar el interruptor de la luz, ignoré el desorden que era mi cama y fui al baño para lavarme los dientes.
— ¡Juwon! — El grito de mi madre rápidamente se hizo notar, sabía que debía apresurarme.
— Ya casi estoy — Le respondí, pero dudo que me haya escuchado.
Bajé con apuro las escaleras que llevaban al segundo piso en donde estaba la cocina y me senté en la barra mientras saludaba a mi madre con la mirada.
— Tardaste en escuchar la alarma, casi te quedas sin desayuno — Me dijo, obviamente bromeando, o eso quiero creer — Espero que aproveches el día para estudiar, no te quiero ver jugando en ese computador todo el día.
Rodeé los ojos y recibí el plato de huevos y tofu que me estaba ofreciendo, justo cuando estaba dando la primera probada entró mi padre a la cocina con su traje listo para salir a trabajar, se sentó junto a mí y no dijo una palabra hasta que mi madre le sirvió su desayuno.
— Hana, apresúrate o llegaremos tarde.
Eran apenas las siete de la mañana y ellos ya debían irse.
— No te preocupes cariño, mi hermana llegará pronto, decidimos ir juntas hoy.
Con ese solo cruce de palabras mi padre asintió y recogió su maletín para irse a toda prisa en su auto. Me levanté de la mesa agradeciendo el desayuno y subí a mi cuarto para tomar un baño, Taewoo vendría hoy para repasar junto a mí los temas más importantes del examen del lunes. No me encontraba solo en casa, pero así me sentía y cuando me siento de esta manera es cuando más comienzo a pensar en cosas que no debería.
Park Doyun, no éramos mejores amigos o algo por el estilo, pero nos habíamos vuelto algo cercanos durante los últimos meses pues hacemos buen equipo en los trabajos de la escuela, pero recientemente me había estado sintiendo extraño con su presencia. A veces siento que toda persona que se enfrenta a un momento de confusión en el que cree no tener ni idea de lo que sucede, tiene una pequeña voz en el fondo de su cabeza que le dice lo que pasa, pero por alguna razón todos ignoramos esa voz, tal como yo lo estoy haciendo ahora mismo.
Si no lo pienso no es real.
Sin darme cuenta estaba en mi cama con bermuda puesta y una camiseta blanca, con mi cabello mojado empapando mis prendas y la mirada perdida en la libreta beige que tenía en la pequeña mesa de noche, ¿Cómo llegó eso ahí?
— Que extraño, no suelo dejarla tan a la vista — Me dije, era riesgoso dejarla ahí, no es que tuviera algo malo pero mi madre suele malinterpretar las cosas.
— ¡Juwon, llegó tu amigo! — Gritó mi madre y los pasos apresurados de Taewoo no se hicieron esperar, entró a mi habitación sin preguntar nada y cerró la puerta mirando que no viniera nadie.
Caminó emocionado hacia mí con una sonrisa estúpida en su rostro, sonrisa que se borró en cuanto comenzó a escanear mi cuarto.
— ¿En serio Juwon? Hay una botella de refresco en el piso, el escritorio está lleno de papeles viejos y no has tendido tu cama, me niego a estudiar en un ambiente así.
— Oh vamos, luego habrá tiempo de limpiar, más bien dime que te tiene tan contento — Le dije con obvias intenciones de dejar el tema de mi desorden atrás.
Su mirada se exaltó y comenzó a hablar — Chismoso, pero mira, resulta que ayer cuando volví a casa con mi primo Jun me escribió y me dijo que nos viéramos mañana en la noche, como una cita — Me dijo emocionado mientras su rostro se enrojecía.
— Muy pronto serás el novio de Jun.
Pero los momentos felices siempre duran poco, talvez por eso los apreciamos tanto.
— ¿Juwon? ¿Quién es Jun? — La número uno de las chismosas alias mi madre se apareció repentinamente luego de haber abierto la puerta con sus sigilosas manos.
— Es una chica que le gusta a Tae, ¿Por qué la duda? — Respondí rápidamente, pues a mi amigo parecía que Elsa lo había congelado.
— No es nada solo me pareció haber escuchado que hablaban sobre un chico — Mi cuerpo se estremeció al escuchar aquello, mi mente se puso en blanco.
— Claro que no señora Min, hablábamos sobre Jun mi futura novia — Respondió repentinamente Tae mientras adoptaba una pose extraña para denotar seguridad.
Mi madre se carcajeó al ver los gestos y poses de mi amigo y con un leve asentimiento de cabeza abandonó la habitación, Taewoo y yo nos aseguramos de escuchar sus pasos en el primer piso antes de decir alguna palabra.
— Eso estuvo realmente cerca.
Ambos adoptamos un semblante serio luego de aquel momento tan tenso y optamos por comenzar a limpiar la habitación antes de estudiar, por lo que me dispuse a acomodar el escritorio en lo que Taewoo tendía la cama con dedicación. En mi escritorio había demasiadas hojas, la mayoría eran de los exámenes de inglés que había presentado hace unos meses para completar mi curso, mis padres habían pagado clases para que obtuviera un certificado y mejores salidas laborales, ver aquellas hojas con la palabra “aprobado” realmente lograba enorgullecerme un poco.
— ¿Nueva libreta?
Todo mi ser se sobresaltó inmediatamente al escuchar la palabra libreta salir de la boca de alguien que no fuera yo, Taewoo estaba sosteniendo mi libreta en sus manos con claras intenciones de revisarla. No lo culpo, normalmente no anotaba cosas demasiado personales en mis libretas, únicamente dibujos y listas de deberes, pero esta vez era diferente.
— No la abras — Dije sonando un poco más amenazante de lo que me hubiera gustado.
Él bajó la libreta y la puso de nuevo en la mesa de noche — ¿Desde cuándo nos ocultamos cosas Ju? — Preguntó y temí estarme viendo más rojo de lo que realmente estaba, la vergüenza se estaba apoderando de mí — Ya veo, sabes que puedes contarme lo que sea cuando te sientas listo.
Asentí y no dije una palabra más durante nuestra jornada de limpieza.
...「🌙」...
— ¿Se puede hallar la mediana de un conjunto de datos con variable cualitativa? — Me preguntó sosteniendo el viejo libro de estadística.
Con entusiasmo levanté mi mano para responder — Depende, si es una variable cualitativa ordinal sí, ya que podrías organizar todo según el valor asignado a cada variable, por ejemplo, “bueno, regular, malo” la mediana sería “regular” pero no es adecuado calcular la mediana en estos casos, únicamente lo es para variables cuantitativas.
Él asintió en aprobación a mi respuesta y me atacó con la siguiente pregunta — Si te piden hallar el coeficiente de Pearson y únicamente tienes en tus datos el coeficiente de determinación, ¿Qué deberías hacer?
— Sacar raíz cuadrada al coeficiente de determinación.
— Bien, estamos listos por ahora — Dijo antes de voltear a ver la computadora para confirmar la hora — Joder, ya es de noche, mi mamá va a matarme y tu padre también.
— No seas exagerado.
— Sé muy bien que no le agrado mucho — Afirmó mientras tomaba su chaqueta y su mochila para luego abrir la puerta de la habitación y bajar las escaleras hacia la sala junto a mí.
Ya estábamos a solo unos cuantos pasos de la puerta de entrada.
— A él no le agradan muchas personas, pero no quiere decir que desee matarte pues — Las palabras fueron arrebatadas de mi boca cuando la puerta se abrió de golpe.
Mi padre yacía bajo el umbral de la puerta con su serio semblante, sus ojos pasaban lentamente por nuestros rostros, examinando cada una de nuestras expresiones, casi como si quisiera ver lo que sucedía en el interior de nuestras mentes, buscando revelar cada secreto oculto, cada pecado. Sin decir nada nos hicimos a un lado y lo dejamos pasar, él caminó lentamente hacia la cocina no sin antes voltear a vernos, o bueno, voltear a ver a Taewoo con esa mirada tan fulminante que lo caracterizaba.
Tae no dijo una sola palabra, tan solo salió de mi casa no sin antes hacerme una mirada de “te lo dije”. La puerta se cerró en mi cara y la voz de mi madre no se hizo esperar, ¿Desde hace cuanto estaba en casa? Caminé con prisa a la cocina y pude verla sirviendo la comida de mi padre.
— ¿Hace cuanto llegó? — Le pregunté y fui a sentarme en el comedor junto a mi padre.
Mi madre puso frente a mí un plato de ensalada, arroz y un poco de atún, luego se sentó paralelamente a mí antes de decir palabra alguna.
— Hace unas dos horas, pero estabas tan ensimismado en tus estudios que no lo notaste — Enfocó su vista en mi padre para que la voltease a ver antes de hablar — Por cierto, hoy hubo un gracioso malentendido con el amigo de Juwon, creí escuchar que estaban hablando de que su amigo tenía un novio, pero al parecer hablaban de una chica — Reveló y comenzó a soltar la carcajada más fastidiosa de la vida, como si acabara de soltar un gran chiste.
Pero mi padre no sonrió.
— ¿Estás segura de que no hablaban de un hombre? Conociendo como es ese chico.
— Hablábamos de una chica, se llama Jun y va en nuestra escuela — Le dije sin tratar de interrumpirlo en el proceso.
Mi padre clavó la mirada en mí, sus ojos se mantenían quietos mientras yo trataba de no verlo, sabía de algún modo que me estaba mirando, que me observaba penetrante esperando que me atreviera a decir algo más.
Pero no podía.
El sonido que provocaba el tenedor de mi madre golpeando la cerámica logró hacer que él desviara su vista a otro lado. Traté de comer, traté de ocultar que la tensión no me estaba afectando, que no había perdido el apetito.
— Iré a mi cuarto a descansar un poco — Dije, unos minutos habían pasado y había logrado devorar todo el plato, pero sin haberlo disfrutado.
Traté de conciliar el sueño, di un par de vueltas en la cama, conté todas y cada una de las ovejas que cazaban los zorros en mi imaginación, preguntándome una y otra vez si los zorros realmente cazaban ovejas, pero con las pocas ganas de ir a buscarlo en internet. Finalmente opté por escribir algo, sorpresivamente cuando tomé la libreta y volví a la cama con ella y un lápiz para escribir el sueño comenzó a atacarme, pero eso no me detuvo.
“Una gran nube gris se ha posado sobre mi pequeña cabaña de compostura y ha logrado derribar una parte del tejado, pero sigo aferrado a la cama pensando que la nube se irá por su cuenta, pensando que si no la molesta no me hará nada. Mientras estoy en esa pequeña cabaña me encuentro solo, solo y listo para pensar en quien ha inundado mi mente últimamente, Park Doyun, se siente tan mal escribir sobre ti, sobre lo inteligente y aplicado que eres, sobre como te tomas tan enserio tus estudios y deseas dar siempre lo mejor, sobre lo bello que se ve tu cabello cuando el viento trata de hacer de las suyas desarreglándole el pelo. Admiro los gestos de nerviosismo que haces cuando estás apunto de exponer en clase, el como mueves tus manos para recordar mejor las cosas, como adoro todo eso…”
El sueño me había ganado.
De pronto observé como un chico de cabello castaño se acercaba a mí con pasos lentos, dándome el tiempo necesario para apreciar cada precioso detalle de su rostro, sus labios se mantenían cerrados, pero de algún modo trataban de incitarme a darles una probada.
— ¿Doyun? — Pregunté temeroso, el cuarto en el que nos encontrábamos se hacía cada vez más pequeño.
¿Doyun? ¿Por qué se acerca hacia mí?
Sus pasos se detuvieron cuando me tuvo acorralado a la pared, él no me miraba, solo parecía estar mirando directo a mi boca, listo para atacar…
— ¡Juwon, despierta!
Me levanté de un salto al escuchar la voz de mi madre, estaba parada justo ahí con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
— No pusiste la alarma hoy, ya son las diez de la mañana, es muy tarde — Se acercó para retirar la sábana que cubría mi cuerpo, pues yo todavía parecía estar algo desconcertado.
Mi madre detuvo sus movimientos en cuanto observó la libreta que reposaba sobre mi cama — ¿Te la compró tu padre? — Preguntó, mi padre solía traerme cosas de papelería de su trabajo.
Negué con la cabeza — La compré yo hace poco.
Tomé la libreta disimuladamente para evitar que fuera a tomarla o algo por el estilo, ella tan solo me miró una última vez haciéndome señas de que debía bajar y dejó la habitación.
¿Qué mierda acabo de soñar?
No tenía ganas de profundizar en lo que aquellos acontecimientos no reales pudieran significar para mi mente, después de todo el cerebro toma lo que quiere y lo mezcla para darnos una película mientras dormimos, solo espero que no piense repetir este tipo de contenido de forma frecuente. Por otro lado, era domingo, y la mañana transcurrió con normalidad, mi madre decidió encerrarse en su oficina para adelantar cosas de su trabajo y mi padre optó por dormir todo el día, yo en cambió debía salir para conseguir unos audífonos nuevos, los viejos se dañaron cuando decidí ser una persona amable y prestárselos a Tae, razón que me recuerda que no me gusta compartir mis cosas. Caminé por el centro comercial en busca de mi local favorito “Techno Mart”, una vez lo encontré pude salir felizmente con mis audífonos nuevos, listo para regresar a mi casa y aventarme un maratón de música en lugar de estudiar para el examen de mañana, excelente plan. Sin embargo, una voz en particular logró sacarme de mis pensamientos.
— Si quieres verlo será en casa, necesito asegurarme de que estés estudiando.
¿Señor Park? El padre de Doyun se encontraba hablando en con una voz relativamente alta frente a una casa en la que probablemente haya entregado algún pedido, pues portaba su uniforme de repartidor de pizzas.
— ¡Ni una palabra más, ya lo hablamos! — Gritó y alejando el teléfono de su oreja para colgar la llamada y traté de evitar esa calle lo mejor que pude.
¿Le estaba gritando a Doyun?
Me cuestioné un par de cosas sobre él y sobre la exigencia que podría estar ejerciendo su padre, pero con tan poca información era casi imposible sacar alguna conclusión, por lo que doblé en la avenida más cercana para llegar a mi casa y seguí mi camino como si no fuera nada.
...「🌙」...
Era el día, mi uniforme se sentía más ajustado que nunca y mis manos sudaban mientras las mantenía fijas en los bolsillos de mi pantalón, hacía buen clima en la ciudad, pero no en mi mente que divagaba entre un montón de conceptos y fórmulas que esperaba no olvidar en cuanto me entregaran el examen. El camino hacia el instituto se sentía más corto de lo que me gustaría, como si la vida me estuviera dando una cachetada para que lo enfrentara de una buena vez, no tardé en caminar por los pasillos de mi escuela, tampoco en encontrarme con mis compañeros más cercanos y el buen Taewoo alias destructor de audífonos.
Me acerqué a ellos y mi cara de nerviosismo cambió a una de desagrado cuando los vi repasando, Park Doyun estaba sentado en una banca mientras los demás a su alrededor le hacían mil preguntas sobre el examen, supongo que son las consecuencias de ser un chico listo, sinceramente no me sentiría cómodo si tuviera a tres chicos fastidiosos detrás de mí preguntándome como despejar una fórmula, pero estaba agradecido de saber lo suficiente como para no tener que ser uno de ellos.
— Deberíamos apresurarnos a escoger los asientos, el maestro no tarda en llegar — Les avisé a todos tratando de sacarlos de la vista de Doyun.
Cuando los demás se adentraron al salón pude ver el suspiro de alivio que dejó salir al estar solo al fin — Gracias por eso — Me dijo, pero no le respondí, pues mi vista se posó en sus labios.
Iguales a los del sueño.
Sin decir una palabra más entramos al salón y Tae ya había asignado un asiento para cada uno repartidos en las dos hileras de asientos más cercanas a la pared, todos en la parte del medio del salón. El primo de Tae se sentaba en el tercer asiento de la segunda hilera, a su lado estaba Taewoo y detrás estaba Doyun; yo me encontraba a su lado con el asiento pegado a la pared y detrás de Doyun estaba su mejor amigo, Hyun Jun. Pero la felicidad no nos duraría demasiado, en pocos segundos la presencia del maestro inundó los sentidos de todos en el aula.
— Silencio todos por favor, el día de hoy realizarán el examen de estadística descriptiva, sé que han estudiado así que no hay necesidad de tener malentendidos por copia, ¿No es así? — El salón rió, menos nosotros — Prosigo, este día habrá un pequeño cambio, debo estar a cargo de dos exámenes al mismo tiempo por lo que habrán momentos en los que ustedes estarán solos, por esa razón debo recordarles que este examen representa un cuarenta por ciento de su nota final y que en caso de que los encuentre copiando se anulará el examen, si eso llega a suceder sería muy difícil pasar la materia con solo el sesenta por ciento, el estudiante debería tener notas muy buenas, pero un estudiante con notas altas no necesita copiar, ¿verdad?
Luego de dar las indicaciones necesarias se paseó por el salón repartiendo cada uno de los exámenes, el maestro solía hacer tres exámenes diferentes como mínimo, por lo que copiar se convertía en una misión casi imposible. Cuando sus pasos se escucharon cerca de nuestros asientos nos repartió los exámenes a cada uno, asegurándose de entregar hojas diferentes. No obstante, su labor se vio interrumpida cuando su vista se fijó en Taewoo, observando cierta desconfianza en sus acciones.
— Kim, usted siéntese al frente — La expresión de mi amigo cambió por completo y todos nosotros comenzamos a reír.
“Suerte amigo” le susurré antes de que abandonara el fuerte de guerra que habíamos creado.
El examen había empezado, cada estudiante tenía su hoja de preguntas y su hoja de respuestas en donde debía poner todos y cada uno de los procedimientos utilizados para responder las preguntas y resolver los ejercicios, comencé a resolver y de vez en cuando echaba un vistazo a mis amigos para saber si alguno necesitaba ayuda, por el momento nada. Para este punto habían transcurrido alrededor de quince minutos, el maestro acababa de salir del salón y el primo de Tae fue el primero en voltear a ver a Doyun para hacerle preguntas sobre el procedimiento para resolver los ejercicios, él trató de ayudarle como pudo hasta que se escucharon los pasos del maestro regresando, les advertí y continué con mi labor.
— Doyun — Le llamé, ya había completado la mayor parte del examen, pero aún me faltaba algo — ¿Has logrado hacer la última pregunta? La de selección múltiple.
Él tan solo negó con la cabeza y volvió a lo suyo, por lo que decidí volver a leer a ver si algo me llegaba mágicamente a la mente, pero nada llegaba, me rendí y comencé a sacar sigilosamente el cuaderno de la mochila, lo abrí mientras me fijaba que el profesor no estuviera mirando, logré sacar algunas conclusiones al leer los conceptos que tenía anotados, pero aun no hallaba la respuesta, decidí esperar a Doyun.
Pero no retiré el cuaderno de mis piernas.
— Esto está imposible — Escuchaba los quejidos de Tae provenientes del frente del salón y no pude evitar reír, el maestro no se encontraba en el salón por ahora.
— Por fin terminé, pareció imposible — Afirmó Doyun, claramente todos escuchamos.
Hyun Jun fue el primero en pedir la ayuda de su mejor amigo y Doyun decidió intercambiar las hojas de preguntas, que no tenían nombre todavía, para resolver la pregunta de selección múltiple de su amigo y así lo hizo. Doyun volteó a verme y pidió mi hoja para poder ayudarme también, dudé por un segundo, pero terminé accediendo.
— Gracias — Musité.
Tenía su hoja en mis manos y me quedé examinándola, las preguntas eran muy diferentes y los ejercicios planteados también. Me sobresalté en mi asiento cuando me fijé que el maestro había vuelto, traté de actuar lo más normal posible, pero parece que eso no funcionó, pues el maestro se acercaba cada vez más a mí y no entendía por qué.
— Min, ¿Se puede saber qué es eso? — Preguntó fuertemente y creyendo que se refería al examen lo señalé temiendo lo peor, pero él negó con la cabeza — El cuaderno abierto sobre tus piernas.
El cuaderno abierto sobre mis piernas.
Sentí como un balde de agua fría caía sobre mi cabeza y como mi cerebro comenzaba a asfixiarse, estaba en problemas.
— Les he dicho que no estaba permitido copiar, se los dije muy claramente — Todos en el salón presenciaron como me arrebataron la hoja de preguntas — Sé que usted es buen estudiante así que le tendré algo de compasión.
Luego de hacerle algunos tachones a la hoja de preguntas me la entregó y vi que me había anulado la mitad del examen, o eso pensaban todos en el salón, pues Doyun y yo sabíamos lo que realmente había pasado. Una vez el profesor abandonó el salón volteé a ver a mi compañero y este estaba temblando en su asiento, agarró su lápiz dispuesto a re hacer el examen con mi hoja de preguntas. En ese punto era imposible que cambiáramos los exámenes y ya está, pues habíamos marcado las hojas de los procedimientos con la lapicera.
Solo podía hacer una cosa.
— Doyun — Su mirada inquieta se posó rápidamente en mí y noté lo asustado que estaba — No debemos re hacer los exámenes, quédate mi hoja de preguntas y toma la de respuestas también, yo me quedaré con tu examen y lo entregaré.
— Pero debemos borrar los nombres de las hojas de respuesta y sería muy extraño que ambos exámenes tuvieran corrector en la parte del nombre — Era cierto, pero algo debía hacer — No te preocupes, borra mi nombre de la hoja de respuestas con el corrector que a mí ya se me ocurrirá algo.
En estos momentos Doyun tenía todo mi examen y ya había escrito su nombre por encima de la mancha de corrector, pero que dos estudiantes hicieran lo mismo sería demasiado sospechoso, debía pensar algo rápido. Pregunté sigilosamente a otros compañeros para saber si tenían alguna hoja de respuestas extra, pero no había nada. Decidí entonces romper la hoja a la mitad para pasar las respuestas y procedimientos a la mitad que estaba en blanco, pero ahora necesitaría una excusa para estar haciendo eso por si el maestro llegaba a preguntar. Pensé por un momento y mi vista se perdió en la botella de agua que Hyun Jun había traído hoy a clases.
Bingo.
— Jun, ¿Me regalas un poco de agua?
Él aceptó sin problemas y comenzó mi operación, mojé la hoja de respuestas usada con precaución de que no se borraran en totalidad las respuestas y con mi coartada lista comencé a pasar todos los procedimientos a la hoja en blanco que había acabado de romper. Estaba claramente nervioso, pero sabía que debía ser rápido, ya nos habíamos gastado dos horas en el examen y no quedaba mucho tiempo para que comenzara a recoger las hojas. De vez en cuando cruzaba miradas con Doyun, pero trataba de apartarla lo más que pudiera por la vergüenza y culpa que sentía en esos momentos.
“Yo y mi estúpido cuaderno, tan solo espero que funcione”, eso fue lo último que pensé antes de dejar el salón luego de que Doyun y yo entregáramos nuestros exámenes.
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