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Hola, soy Hika, la autora.
Solo ocuparé un pequeño espacio del 1er capítulo, para comentar que éste es el PRIMER libro de la serie. En cada 1er capítulo les pondré la secuencia, ya que no tienen los mismos personajes principales, pero están entrelazadas. De esa manera no habrá confusión.
Entregando Mi Corazón 1 - Mi Hacker
Sin más me despido y disfruten de la lectura.
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Mi familia, es una muy grande. Nuestra fortuna inicio con mis abuelos. Literalmente se rompieron la espalda, siendo comerciantes, caminando de pueblo en pueblo. Se establecieron en una pequeña ciudad y tuvieron 8 hijos: sí, parece que no les gustaba ver televisión. Cada hijo fue haciendo su vida, aprovechando el dinero que tenían. Eso si, el abuelo daba a manos llenas pero todo era prestado. De todos los hijos, la única que eligió el mismo rubro que ellos, fue mi mamá. Todo estaba bien, somos muy unidos y los primos, los nietos, como hermanos.
Una mañana, a mis 15 años, mis padres hablaban de cosas extrañas.
** Yo de joven le sacaba algo de dinero a mis padres, sin decirles - dijo Fernando, mi padre, mientras abrazaba a mi madre.
* Lo entiendo, pero una cosa es agarrar para comprar golosinas y otra que saquen millones - dijo mi madre, mientras hacía el desayuno.
No presté atención a lo que seguían diciendo, ya que no entendía ese tema y tampoco me importaba.
Mi madre se acerca y me deja el desayuno. Me extraña no recibir un beso en la cabeza, como siempre lo hace. La miro y ellos siguen con ese tema de conversación. Al ver que ni me miran, decido preguntar.
- ¿De qué tanto hablan? No contestaron mi saludo y ni me miran.
Mis padres se miraron entre ellos y luego vinieron a sentarse conmigo, mirándome fijamente.
** Layla, es normal querer aprender a mover grandes cantidades de dinero, pero todo debe regresar. Sé que solo estás probando tus habilidades de hackeo y prefiero que lo hagas con nosotros, a que te metas en problemas con malas personas. - dijo mi papá. Yo lo miraba con tranquilidad, ya que en ningún momento me metí con las finanzas de nuestra empresa y sí con muchas empresas dudosas.
- ¿Para qué entraría a nuestra empresa? No negaré que a veces retiraba dinero, pero era para separar libros o para tener en la semana de escuela, cosa que uds saben, ya que les hago llegar el detallado de lo gastado. ‐ dije mirándolos y siguiendo extrañada por su comportamiento.
* Amor, no me enojaré, sabes que nunca me molesto contigo, pero dime si te pusiste a jugar con el dinero. Se deben pagar muchos proveedores y no hay nada. - mi madre me habló con tristeza.
- Mamá, yo no saqué nada así de grande. - ya empezaba a ponerme molesta e indignada - ¿cómo pueden pensar que YO robaría? Uds me criaron y ¿piensan que sería capaz de ponernos en dificultades?
Después de un duelo de miradas, mi madre habló.
* Hija, he sido muy confiada. Han estado ocurriendo retiros de dinero grandes, por mucho tiempo. Lo único que hemos podido detectar es que esas operaciones salen de la casa. No sabemos cómo pasó, pero sí que no tenemos para pagarle al abuelo y a los proveedores. Lo neto ganado que teníamos se perdieron en unas malas inversiones...
- OSEA - la interrumpí - muchas personas entran a la casa y de quien sospechan, es ¿de mi?. Sé que no soy la más obediente y algunos extraños casi dan conmigo cuando desmantelé sus empresas turbias, pero pensar que sería capaz de dañarlos así me enoja. Me voy al colegio y no volveré hasta la graduación. Si necesitan algo, me escriben.
Me levanté y me fui bien molesta. Siempre he sido así. Quien me conoce sabe que paro alegre, pero cuando algo me pone triste, prefiero que me vean molesta. No quiero verme vulnerable para nadie, ya que me encanta ser la chica fuerte que puede con todo y todos. Soy la nieta mayor.
Van pasando los días y me entero que el abuelo no piensa esperar a mamá con lo que le prestó. Viendo que está con tantas cosas para pagar: el abuelo y proveedores, decide irse al extranjero, para juntar mucho dinero y poder pagar todo, Trabajando desde cero.
No quería eso y me metí a mi empresa. Tenía acceso directo e irrastreable desde mi laptop... y ahí me di cuenta. Mi madre no es la única confiada, yo fui igual. Dejaba mi laptop sin contraseña en casa, en mi cuarto que nunca cerraba.
Tuve que superarme a mi misma, para conseguir la información del perpetrador. Me sorprendió lo que encontré, porque pensé que fue alguien del servicio, pero no. Mi mirada estaba fría, ya que fue una prima, la que mis padres querían como otra hija. Le dejé lo recopilado a mis padres y abuelo, pensando que éste sería mas indulgente. Mi madre siempre pagaba a tiempo lo prestado.
Grande fue mi sorpresa, cuando mi abuelo no dio su brazo a torcer y mi madre nisiquiera la denunció. El padre de esa ingrata era Mayor del ejercito, hermano de mi madre, uno que ascendió solo por la posición de su familia. Imagino que por eso no hicieron nada contra Jazmin.
Lo peor de todo es que taparon lo que pasó, no toda la familia sabía la verdad. Lo único que hicieron los demás hermanos, fue darle dinero a mi madre para su bolsa de viaje. Ella no podría regresar hasta después de varios años, por la ley de ese país: Oriente.
Así empezó el gran resentimiento que tenía hacía esa familia. No despedí a mi madre, cuando viajó. Ganó mi inmadura adolescencia. Ella me habló fuerte, me inculpó, pero cuando tuvo las pruebas no le hizo nada a Jazmín.
Mi padre y mi abuelo lloraban cuando se fue, y en mi crecía cada vez mas odio hacía ambos. ¿Por qué? Porque mi padre se olvidó que era casado, que tenía una hija y se dedicó a buscar consuelo con otras mujeres; y a mi abuelo, porque el perdonó todo a mi tío Julian, padre de Jazmin, pero fue tajante con mi mamá. Recuerdo una de las tantas infracciones sinverguenzas de mi tío. Unos acreedores fueron a la casa grande de la familia, a buscar a mi abuelo. Según ellos, mi tío Julian les dijo que tendría una herencia enorme; lo que no les dijo era que mi abuelo seguía vivo. Nunca le dijo nada; ni una de las tantas veces que Julian iba a cobrar a los inquilinos y no devolvía lo recaudado.
Y la querida ahijada, dejada a un lado por su padre, Julian, quien fue tomada como hija por mis padres, quien fue apreciada por mi: Jazmin. No sabía ni qué adjetivo darle. Si mi madre no le hizo nada, no había algo que yo podría hacer.
Dejé de hablar con todos, incluso con mis tíos que eran buenos. Dentro de mi había resentimiento, porque todos cometieron errores, pero siempre mi madre intercedia para calmar al abuelo. Ahora que toco el turno de todos unirse e interceder por ella, se asustaron de su padre y solo le dieron dinero para que se fuera.
Así me aleje de todos, menos de mi madre. Ella siempre sería mi familia, mi hogar, y solo me bastaba contar con ella.
7 AÑOS DESPUÉS
Mucho había pasado en la familia Ogayar. Mis abuelos ya estaban avanzados de edad y de alguna manera todo fue consumido y derrochado. Mis tíos se quedaron con lo justo para tener una vida digna, pero sin lujos y mi madre seguía exiliada en oriente. Solo podía verla por videollamada. Ella no quería que fuera a verla, nunca me exigió nada, solo que sea feliz.
Solía preguntarme por mi padre y le decía que no sabía nada. Le mentía, nunca le diría que ese esposo abnegado cambió de manera radical. Tal vez debí decirselo, ya que lo último que supe es que se lo llevó a oriente con ella.
Con 22 años, era una chica bien sociable, pero con poquísimos amigos de confianza, contados solo con una mano y sobraban dedos. Cualquier gusto por un chico duraba menos de 2 semanas, me aburría facilmente o hacían algo que no me gustaba y adiós. No creía en el amor, ese sentimiento tan frágil, bastaba un golpe fuerte y se venía abajo: como mis padres.
Para la familia de mi madre, llevaba una vida muy liberal, sin estudiar y de fiesta en fiesta. La verdad, solo atinaron la mitad. No quiero llamar la atención y por eso nadie sabe de mi doble licenciatura en ingenieria y computación en la MIT. Sin contar que soy mas virgen que Steve Carell en esa película, sí paro de fiesta en fiesta. Solo no cruzo un límite autoimpuesto, y no porque espero al amor de mi vida, sino porque es mi cuerpo y no pienso dárselo a cualquiera.
Vuelvo a mi cuarto de estudiante y entro en mi closet. Atrás quedó la niña confiada. Ahora todo lo tecnológico lo guardo con mucho celo. Muevo mis abrigos y empujo una pequeña ranura, con la presión sale una pequeña pantalla para reconocer mi huella digital, retina y voz cantando believer. Borré del registro el cuarto de al lado y es mi pequeño y consentido cuarto de juegos. Monitores en 2 paredes, 3 teclados y 1 pared con centro de datos. Mi bebé, mi engreído, donde la magia ocurre.
Ingreso a la web oscura y a algunos foros de ayuda. Llámenme Robina Hood, pero ayudo lo que puedo a esas personas que están por ser estafadas o apuñaladas por la espalda, como pasó con mi madre. Esta vez no doy oportunidad a que sean buenas personas y perdonen, como mamá, sino que expongo todo y listo. En la web oscura, mas específicamente en la página de los sombreros grises (son los hackers que pueden hacer cosas buenas y malas, cada quién gradua cuánto de cada una), hay un nuevo concurso. Parece que están muy aburridos, al igual que yo.
Sin importar el premio, que es jugoso, lo que llama la atención es la oportunidad de alardear tu pericia. La carrera es simple, dar una vuelta completa por todo el sistema del Pentágono, sin hacer saltar ningún cortafuego. El que llegue a la meta primero, gana.
Al inscribirme, lo veo y, mientras achico los ojos, susurro:
- Conde
Este tipo es insufrible. A cualquier cosa que me apunte, él va al equipo contrario y a pesar de que yo tengo mas ganadas a mi haber, siempre suelta "no es perder, se llama caballerosidad". No lo conozco, pero tiene algo que me deja chispando de energía; y eso me molesta.
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