El Amante De Mi Padre.
Capítulo 1
—Dicen que la belleza es un rasgo genético. Y a la vez, permite que quien lo posea, tenga una influencia sobre los demás.
—De cierto manera, la belleza ceguese, impiedad ver comportamientos inmorales de quien lo posee.
Ismael Mitchell
Te presento a tu nueva madre, Isaac.
—Hombre cuya seriedad se veía reflejado sin mover ni una sola ceja, presenta a su amante al niño, quien era su hijo.
Elliot Ross
Hola, Isa. Un gusto, soy Elliot.
—la voz dulce y apacible de aquel Omega, cautivaba a quien lo escuchará.
—El niño de 10 años, no entendía el porqué su padre decía que aquel hombre era su nueva madre.
Elliot Ross
Seré tu nueva mamá, espero que nos llevemos bien.
—Le brinda una sonrisa al pequeño niño que permanecía tras las piernas de su padre.
Ismael Mitchell
Isaac, debes responder cuando un adulto te habla.
—Baja su vista a su costado, viendo a su hijo esconderse de su amante.
Elliot Ross
No lo regañes, Ismael.
Elliot Ross
Ya tendremos otro momento para conocernos.
Ismael Mitchell
Eres muy suave con él.
—Suspira el hombre, aparta a su hijo de sus piernas y arregla su abrigo.
Ismael Mitchell
Te lo encargo, Elliot.
Ismael Mitchell
Debo salir.
Ismael Mitchell
Llegó al atardecer.
Ismael Mitchell
Trata de que educarlo, ha estado desobediente desde que su madre falleció.
—Comenta el hombre antes de irse. Con llave y sombrero en mano, parte.
—Ya cuando se va el hombre, el joven de apenas 19 años se acerca al niño de 10 años.
Elliot Ross
¿Quieres ir a jugar?
—El pequeño niño niega con la cabeza y se aleja de él.
—El joven suspira y ladea su cabeza, criar a un niño ajeno tomaría tiempo.
—Suavemente, el joven camina buscando al niño, quien se había escondido rehusándose a tomar clases.
Elliot Ross
¿Dónde estás, Isa?
Elliot Ross
No deberías esconderte, niño.
—Aunque mantuviera un andar lento, su expresión estaba sería y su voz algo irritada.
Elliot Ross
Ya no eres un bebé para que te escondas.
Elliot Ross
Si no sales, le diré a tu padre que te portaste mal.
Elliot Ross
Y sé que odias qué tu padre se enoje contigo. ¿Verdad?
—Abre el armario de la habitación principal, observando el interior de este. Al no hallar al niño, sigue buscando.
—Un hipido bajo de llanto, lo hace girar.
—Una sonrisa se asoma por sus labios al caminar hacia aquel sonido de llanto.
—Se arrodilla y se acuesta para ver debajo de la cama.
Elliot Ross
Te en-con-tré~
—Extiende su mano para tomar la pierna de Isaac, pero este se remueve y se mueve hacia atrás.
Isaac Mitchell
N-No quiero salir...
—Acostado de medio lado recoge sus pies y piernas.
—El grito toma desprevenido al niño quien asustado, tiembla y salen lentamente.
Elliot Ross
Ves, si podías salir.
—Recobrando la compostura aquel joven, toma del brazo al niño.
Elliot Ross
Te has portado muy mal, voy a tener que castigarte.
—Pone resistencia, no le gustaba los castigos de aquel hombre.
—El tener que estar arrodillado con sus brazos extendidos y sosteniendo en cada mano un jarrón por una hora, no le gustaba.
—Pero parecía que nadie le importaba, ni siquiera a los sirvientes... Ni a su tutores de clase, a nadie.
Ismael Mitchell
¿Es tu decisión final, Isaac?
Ismael Mitchell
Si es así, no puedo detenerte.
Ismael Mitchell
Pero volverás cuando termines tus estudios.
—Exhala el humo del tabaco, sentando de piensa cruzadas en aquel sillón.
—Habían pasado ya 8 años.
—Responde el joven de 18 años, quien había culminado sus estudios y había decidido ir a estudiar al extranjero Ciencias políticas, como su padre.
Ismael Mitchell
Si es todo, puedes retirarte.
—Responde el hombre volviendo a lo suyo.
—A lo que el joven, hace una leve reverencia y se retira de la sala.
—Salir de aquella casa, era como un respiro para él.
—Una suave voz en el marco de la habitación se escucha.
—El mencionado gira al ver a su 'madre' y hace una leve reverencia a él.
—Aquello palabra sale con dificultad, fue obligado desde pequeña a llamarlo de esa forma, pero él aun se rehusaba a tratarlo como tal.
—Se acerca el Omega hacia él, pasando sus frías manos por las mejillas de Isaac.
Elliot Ross
Te voy a extrañar.
—Tras los años, Isaac entendió el porqué su padre se había emparejado con un hombre.
—Existían dos subgéneros aparte del hombre y mujer.
Isaac Mitchell
No me iré tanto tiempo, no debe preocuparse de mi.
—Aparta las manos de él de sus mejillas y le mira desde arriba.
Isaac Mitchell
Procure estar al lado de mi padre y cuidarlo.
—Alfa y Omega. Dos subgéneros caso inexistente en la actualidad. Los Omega, era una rareza por lo cual era tan cotizados como joyas.
Elliot Ross
Esperaré tu regreso, mi niño.
—Aquel Omega de extrema belleza, sonríe y se aparta.
—Con maletas en manos, el joven sale de aquella casa, sin mirar atrás.
Capítulo 2
—La voz aguda de aquel Omega resuena en la habitación.
—Su cuerpo estaba sobre el centro de mesa siendo follado por su amado, quien lo tenía en cuatro justo en la sala.
Elliot Ross
¡Oh! ¡I-Ismael!
—De sus labios sale el nombre de su marido al siendo embestido con violencia.
Ismael Mitchell
Mierda, Elliot.
Ismael Mitchell
Guarda silencio.
—El hombre quien subyugaba al Omega, gruñe.
—La voz ruidosa de aquel Omega estaba jodiéndole los oidos.
—Odiaba lo ruidoso qué podía ser ese tipo.
Elliot Ross
P-Perdon. ¡Mgh!
—Aprieta sus labios al ser sus glúteos azotados, se sostiene el borde de la mesa de vidrio y cierra sus ojos, jadeando casi como un animal.
Ismael Mitchell
¡Aprieta ese agujero!
—Otro azote es dado en el glúteo del Omega. El hombre, sujeta la cabeza del pelirrojo y la presiona en la mesa. Jadeando por la excitación, estaba por venirse.
—Un gruñido ronco en aquel hombre, hace que tenga que aumentar sus embestidas. Buscando disipar aquel placer al follarlo.
—No tarda en llegar al orgasmo, eyaculando dentro de Elliot.
—Pierde el agarre, soltando al Omega tras haber terminado. Sale con lentitud de su amante y jadea.
Ismael Mitchell
No lo disfrute tanto.
—Limpia su frente y limpia el sudor de su frente, se sube los pantalones y esconde su miembro entre sus bóxers.
Ismael Mitchell
Tu culo está muy suelto, no quede satisfecho.
—Habla, a la vez que arregla su ropa, abotona las mangas de su camisa y toma su abrigo.
—Señala a la señora de llaves quien ignorando previamente la escena, se mantenía limpiando.
Ama de llaves Míriam
Señor.
Ismael Mitchell
Limpia este desastre.
Ismael Mitchell
Y haz qué lleven a Elliot a bañarse.
Ismael Mitchell
No podrá ponerse de pie por un buen rato.
—Sonríe el Alfa y pasa del Omega quien agotado observa a su amado retirarse.
Ama de llaves Míriam
Si, señor.
—Se estira el Omega y bosteza con algo de pereza.
—Estando en la tina, una de las empleadas de aquella mansión, talla sus piernas con jabón, mientras él solo se dejaba bañar.
Elliot Ross
Otra vez se fue...
—El Omega pucherea, odiaba cuando Ismael se desaparecía por días y regresaba sin decirle en donde estaba, pasaba algunos días en casa y antes de que se fuera cogian.
—Llevaban juntos 14 años, él ya a sus 33 años seguía sin recibir el apellido Mitchell.
—El apellido de una reconocida familia de nobles aristócratas, siendo el cabecilla principal, el padre de Ismael. Un Alfa en todas las letras, teniendo mas de 5 esposas y numerosos hijos.
—Y siendo su marido, uno de los primeros hijos de aquel hombre.
—Y la razón del porque a pesar de haber pasado todo una vida como amante de Ismael, no tenía el apellido o la oficialidad de ser el esposo de él, era sencillo.
—No pertenecia a una familia noble igual su marido, tampoco tenía algún poder qué compensará lo del linaje.
—Por lo cual, no poseeria el apellido, sino es hasta que aquel anciano se muriera para su marido obtuviera su puesto.
—Tenía la esperanza de que Ismael, cumpliera su promesa. Y no importaba lo agresivo o frío que fuera, él estaba enamorado. Así cómo la primera vez que lo vio.
Sirvienta
Listo, Señor Elliot.
—La sirvienta que estaba encargada de limpiar su cuerpo, hace una reverencia al terminar. Le brinda la toalla y el Omega agradece antes de cubrir su desnudez.
Elliot Ross
Gracias, puedes retirarte.
—La sirvienta hace una reverencia una vez más y se retira de aquel espacioso baño.
—Él por su parte, camina hacia la habitación principal, un lugar espacioso, lleno de lujos desde esquina a esquina todo era de lujo.
—Rodeado de mucha riqueza.
Elliot Ross
¡Mhm ¡mhh! ¿Qué me pondré hoy?
—Tareando con una sonrisa, abriendo la puerta de su vestidor.
—El vestidor era inmenso, era coma habitación, se divisaban armarios con ropas de toda clases, zapatos en cada color y estilo, carteras, aretes y joyeria asombraba.
Elliot Ross
Hoy vendrá el hijo de Ismael.
Elliot Ross
Así que tengo que verme hermoso para recibir a mi pequeño.
—Expresa meloso y se quita la bata, en desnudez busca prendas para usar, descartando la mayoría.
—Su hijastro, Isaac Mitchell. No lo había visto en 5 años, la irse al exterior a estudiar para prepararse cómo su padre, le hacía emocionarse por volver a verlo.
Elliot Ross
¡Este me encanta!
—Sonriente el Omega ve el conjunto qué eligió, satisfecho va a prepararse para recibir a su niño.
—Exclama con una alegría tenue al ver a su padre, serio como siempre.
Ismael Mitchell
Isaac, bienvenido.
—El hombre se acerca a su hijo de la misma estatura a él. Lo abraza y ambos hombres intercambian palmadas en sus espaldas.
—Tanto padre e hijo eran una copia exacta del otro.
Ismael Mitchell
Sígueme. Quiero saber como estuvo el día de regreso.
—El hombre camina hacia la gran sala de aquella mansión, donde toma asiento.
Isaac Mitchell
Estuvo bien el viaje, nada complicado.
—Se sienta en el sillón frente a su padre, quien saca un tabaco y corta la punta, para proceder a prenderle fuego y así fumar.
Ismael Mitchell
¿No jodieron en la estación?
Isaac Mitchell
Estuvieron a punto, pero no pasó a mayores.
Isaac Mitchell
Ya extrañaba verlo, Padre.
—El Alfa de 23 años, sonríe y se endereza. Cinco años sin verlo y su padre seguía igual a como lo recordaba.
Ismael Mitchell
Lo mismo podría decir.
—Da una calada a su tabaco y expulsa el humo. El Alfa observa a su hijo. Estaba más bronceado y robusto.
Ismael Mitchell
Te has vuelto todo un hombre.
Ismael Mitchell
Es bien grato saber que mi hijo está nuevamente en su hogar.
—Habla sin mover ni una ceja.
—El joven Alfa pregunta por el amante de su padre, quien nunca lo volvió a ver después de irse. De hecho, no sabía si padre seguía con él.
Ismael Mitchell
Salió a comprar unas 'cosas' para tu llegada, piensa que llegas por la noche.
Isaac Mitchell
Entiendo. Padre.
Ismael Mitchell
Levántate, vayamos a la oficina, debemos ponernos al día sobre estos cinco años.
—Se pone de pie y con el tabaco en la comisura de su boca camina fuera de la sala. Pero antes de subir las escaleras, llama a su mayordomo.
Mayordomo Alfred
Dígame, Señor Mitchell.
Ismael Mitchell
Lleva las maletas de Isaac a su vieja habitación y llama a Elliot, dile que ya llegó su hijo.
Mayordomo Alfred
Cómo ordene, Señor Michell. Joven Michell.
—El joven Alfa sonríe al ver a Alfred, el mayordomo de la familia.
Isaac Mitchell
¡Alfred! ¡Es un gusto verlo!
Mayordomo Alfred
Igualmente a usted, joven Mitchell.
Ismael Mitchell
Basta de la habladuría, sube de una vez.
—El hombre con seriedad observa a Isaac, quien rápidamente se despide del mayordomo y sube las escaleras siguiendo a su padre.
—Tan pronto como recibió aquella noticia por llamada a cable, sonríe y suelta las bolsas de comprar. ¡Debía ir rápido a casa!
Isaac Mitchell
Se expandirá las sucursales en estas provincias, pero para ello, se necesitará la construcción que tardará algunos meses.
—Isaac, quien habla. Señala el mapa de aquella gran mesa, donde ubicada la ciudad.
—Señala algunas provincias del país, mostrándole a su padre la expansión de la franquicia que tenía Mitchell.
Ama de llaves Míriam
S-Señor Elliot, no tiene permitido entrar a este lugar sin permiso del Señor Mitchell.
—Los murmuró detrás de la puerta, hacen desconcentrar al joven que bajo la mirada de su Padre estaba por culminar su breve explicación.
Ismael Mitchell
Déjalo pasar, Míriam.
—Alza su voz lo suficientemente fuerte para que el ama de llaves lo escuche a través de la puerta. Y tan pronto esta se abre un pelirrojo entra a la oficina.
—Aquel pelirrojo camina con rapidez hacia su hijo, a quien estupefacto es recibido con un abrazo.
—Sin poder reaccionar correctamente, el joven queda pasmado. Aquel Omega que se hacía pasar por su madre, se abalanzó a él y lo abrazo ignorando a Padre.
Elliot Ross
¡Te extrañé tanto!
—El Omega sonríe al ver a su hijo no de sangre, pero a quien vio crecer y educó.
Isaac Mitchell
Yo igual, madre.
—Sonríe levemente, pero la tos al fondo, le impide continuar la sonrisa.
—El cuerpo del Omega tiembla ante su llamado.
—Se separa de Isaac y hace una leve reverencia.
Elliot Ross
Lo siento por interrumpir.
Isaac Mitchell
No lo hiciste.
—Le mira. Elliot, no había cambiado en esos cinco años. Seguía siendo el Omega más hermoso que ha visto, y eso que en donde vivió, existían Omegas. No muchos, claramente.
Ismael Mitchell
Entiendo tu emoción por ver a tu hijo.
Ismael Mitchell
Así que pasaré por alto ese comportamiento.
Ismael Mitchell
Terminamos la reunión.
Ismael Mitchell
Isaac, ve con tu madre.
—Recoge el mapa y lo organiza en el estante.
Isaac Mitchell
¿Usted que hará padre?
Ismael Mitchell
Tengo trabajo.
—Sin más el hombre toma asiento en el escritorio, dando a entender que quería que se fueran.
Elliot Ross
¡Vamos! ¡Debemos ponernos al día!
—Toma la mano de su hijo y lo lleva fuera de la Oficina, no pasando por alto la mirada oscura que da Ismael ante aquella agarrada de mano.
Elliot Ross
¡Hare que nos preparen algo de comer!
—Sonriente el Omega, lleva a su hijo al primer piso, quien sin poder negarse, se deja arrastrar.
Capítulo 3
—No habia cambiado nada, a su percepción aquel lugar que una vez fue su hogar, seguia igual.
—Solo habia leves cambios, no en la estructura de la mansión, sino cambios imperceptibles.
—Lienzos de su madre, él y su padre, que estaban enmarcados, habian desaparecido.
—Habia nuevos empleados distintos a los qué se acordaba, solo la ama de llaves Míriam y el mayordomo Alfred continuaban trabajando para esa mansión.
Elliot Ross
Mira, tu habitación sigue igual a como la dejaste.
—La voz de Elliot lo trae al presente.
—Eran las 3 de la tarde y Elliot continuaban dando el recorrido, mostrarle y hablando de los cambios para que se sintiera nuevamente en casa.
— Siendo el último lugar su habitación, la cual seguía igual a cuando se fue.
—El Alfa camina alrededor de la habitación, viendo como desde su cama a su armario, todo era mas pequeño de lo que se acordaba.
Elliot Ross
Decidimos mantenerlo así por si regresabas.
—El Omega se sienta en el borde de la cama de un cuerpo, observando a su hijo caminar y sostener alguno de sus juguetes, libros y artículos.
Isaac Mitchell
¿Decidimos?
—Ladea su cabeza hacia él, arqueando una ceja.
Isaac Mitchell
O decidiste.
Elliot Ross
A tu padre también le gustó la idea de dejarla tal y como está.
—Se defiende al ser descubierto.
—Murmura, regresando a lo que hacía.
Isaac Mitchell
No es un hombre que se aferra al pasado.
—Su padre, vivía casi en el futuro, desechando el pasado. No le sorprendía, sinceramente.
—El olvidar a su madre tan rápido y eliminar todo rastro de ella en casa, daba mucho que decir.
—El Alfa siente dos manos tocar sus antebrazos, fijándose que en su costado se asoma Elliot.
Elliot Ross
Para que no te sientas como un extraño en casa.
—Era normal para él que Elliot fuera apegado, desde niño fue así con él.
—Bueno... La mayor parte del tiempo, había momentos donde Elliot se comportaba algo controlador.
Elliot Ross
Te pareces tanto a tu padre...
—Aquel comentario lo saca de onda.
Isaac Mitchell
No me parezco.
Elliot Ross
Eres casi igual de alto a él.
—Detalla a su hijo, pasando sus manos a su rostro.
Elliot Ross
El mismo lunar.
Elliot Ross
El mismo color de ojos.
Elliot Ross
El mismo color de cabello.
Elliot Ross
La misma nariz y labios.
—Aquella comparación no le gustaba, no quería ser una copia de su padre.
Elliot Ross
No sacaste nada de tu madre.
—Pero el Alfa lo había escuchado fuerte y claro, toma las manos de Elliot y las separa de su rostro.
Isaac Mitchell
Te pido, Elliot. Que no hables de mi madre.
—Su voz sale neutra y levemente enojada.
Elliot Ross
No me hables de esa forma, Isaac.
Elliot Ross
Yo soy tu madre.
—Frunce su ceño ahora él molesto, se aparta de él y gira.
—Quería negarlo, quería decirle que no, no era su madre a pesar de que lo haya criado.
Elliot Ross
Sal, tu padre dijo que a las 4 pm quería verte en la puerta principal.
—Habla desde la puerta, pero no gira y solo sale de la habitación.
—Ahí estaba el Elliot que conocía.
—Se molestaba con la mención de su verdadera madre, estaba seguro que iba a contarselo a su padre y recibiera una reprimenda.
—Sale de la habitación frustrado, todo parecía indicar que su estadía no iba a ser pacífica.
Ismael Mitchell
Ajusta la Cincha como te enseñe.
—Su padre le explicaba como ajustar la silla de montar y el asiento del caballo.
— No era complejo, pero no era el mejor.
—La equitacion no era su fuerte.
Ismael Mitchell
Si no lo ajustas bien, no tendrás un buen soporte.
—El hombre explica al ver como su hijo terminaba por equipar al caballo.
Isaac Mitchell
Tranquilo, Marco.
—Acaricia la barbilla del caballo salvaje mustang.
—Todos los caballos de su padre tenían un nombre y el que él montaría se llamaba Marco, era joven y algo rebelde.
—El hombre ya sobre su correspondiente caballo, tenia todo el equipo de traje puesto.
—No estaba muy seguro si lo habia hecho bien, pero no importaba mucho.
—Responde antes de alejarse y asegurar que estaba todo correctamente. Ajusta su zapato en el estribo y de un impulso se sube sobre su caballo.
Ismael Mitchell
Sígueme el paso.
—Toma la rienda y la sacude antes de dar trote con su caballo y galopar.
—Agita la rienda y galopea con su caballo siguiéndole el paso.
—El campo de entrenamiento, era una zona verde ubicada en la parte trasera de la casa principal. Un lugar grande que daba acceso al bosque.
—Lugar donde se había perdido una vez de niño.
Ismael Mitchell
¡No te quedes atrás!
—La voz de su padre, lo hace agitar con mas fuerza la rienda.
—Su padre era perfecto en todo, deporte, artes, musica, política, estatus.
— A sus 48 años, su padre tenía todo lo que un hombre codiciaba.
—Pero, ya era hora de que su generación diera paso a la nueva.
—Adelantando a su padre, sonríe en grande y su caballo galopea hasta llegar a la zona de entrenamiento.
—La Equitación era un deporte que consistía en pasar obstáculo usando a caballos especiales para aquello.
—Y justamente los caballos que tenía su padre, habían sido criados para aquel deporte.
—Por lo cual al llegar a la carrera de zona verde donde estaba los obstáculos, su caballo logra pasar los obstáculos.
—Al llegar al recorrido su pie se resbala y pierde el control.
—Fue lo último que dijo antes de caer del caballo y golpear su espalda y cabeza contra el césped.
—Mierda... estaba seguro de que su padre lo iba a matar si no sé moria allí por el impacto.
—Había válido cada segundo, Joder.
Elliot Ross
¡Dios mío, Isaac!
Elliot Ross
¡¿Qué fue lo que te pasó?!
—Exclama con angustia cuando su marido entra con su hijo, con sangre saliendo de su cabeza y una pierna coja.
Ismael Mitchell
Deja el escándalo.
Ismael Mitchell
Llama al médico.
—El Alfa estaba enojado, sabía que era su culpa por no confirmar que estaba bien sujeto el asiento.
—Agitado y con las lágrimas desbordando de sus ojos.
—Llama a las sirvientas y pide que llamen al médico de la familia lo más rápido posible.
Ismael Mitchell
Te dije, Isaac Mitchell.
—Deja a su hijo sobre el grande y ancho sofá, este se ríe y exclama.
Isaac Mitchell
Al menos ya sé que se debe ajustar bien la Cincha.
Ismael Mitchell
Solo cállate.
Ismael Mitchell
Sigue hablando y juro matarte yo mismo.
—Molesto el hombre se cruza de brazos. Su hijo era un imbécil total.
—Alza su voz en un grito que provoca un escalofríos en los sirvientes y personas que trabajan en ese lugar.
Elliot Ross
¡Ya está por llegar!
—Se acerca hacia su marido y su hijo, se arrodilla frente a Isaac.
—Tenía sus ojos húmedos, estaba al borde del llanto.
—Toca la mejilla húmeda de su 'madre'. Prefería verlo enojado que verlo llorar, ya que le recordaba a su pobre madre.
Elliot Ross
E-Estarás bien. ¿Okey?
Elliot Ross
Mamá está aquí contigo.
—Aprieta la mano calida de su hijo y sostiene esta a pesar de estar temblando.
Isaac Mitchell
Madre estas borroso...
—Murmura el Alfa antes de perder el conocimiento, se había metido en un enorme lío.
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