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Prometido Falso

Una triste realidad

-¡Ay, mamá!Ya te he dicho que no voy a asistir a esa boda- exclamó Chiara casí fuera de sus cabales cuando Alba su madre le recordó la boda de su prima Amaía.

-Anda, cariño. Es una buena oportunidad para visitar a la familia- le dijo Alba intentando convencerla de asistir.

-¡No, no, no! Sabes muy bien que esa boda no es motivo de alegría para mi.- le dijo la muchacha a punto de caer en la desesperación.

Fue precisamente en ese

instante, cuando oyó el timbre de la puerta sonar, utilizando eso como excusa,

para asi aprovechar la oportunidad de cortarle a su

madre.

-Ya llegó mi comida mamá, mañana hablamos- le dijo apenas dándole tiempo a Alba de despedirse.

- Ok, pero ten en cuenta lo que te he dicho, adiós; cariño- se despidió finalmente la mujer.

-Yo no voy a asistir a esa boda ¡Jamás, jamás de los jamases va a pasar eso!- rezongaba la muchacha mientras iba camino a la puerta a recibir lo que había pedido para cenar.

A pesar de ser una mujer joven Chiara había conseguido triunfar en el mundo de la moda, sus comienzos como asistente en una prestigiosa casa de modas, mientras que terminaba su carrera de diseño, le abrieron paso no solamente a la experiencia si no también a muchos contactos útiles a los cuales recurrió una vez terminó sus estudios.

La muchacha tenía veintiséis años, era dueña de una marca de lencería y ropa pret a porte que ella misma se encargaba de diseñar. Su vida estaba dividida entre el trabajo...y...el trabajo. Pero esto a ella la hacía feliz por lo tanto saber que su exnovio James, estaba saliendo con su prima Amaía no le resultó una mala noticia. Pero apenas seis meses de saber que estaban saliendo le llegó la noticia de que ya se encontraban planeando la boda. Enterarse de esa noticia hizo que Chiara recordará cada una de las promesas que se habían hecho con James, cuando ella aún vivía en la pequeña ciudad donde nació...

Flashback:

-¿De verdad vas a esperarme, cariño?- preguntó Chiara, mientras tenía su cabeza recostada sobre el pecho de James su novio desde la adolescencia.

-Sí, amor. Voy a esperarte el tiempo que sea necesario- le respondió él jugando con un mechón de cabello de la muchacha entre sus dedos.

Fin del flashback

-¡Maldito mentiroso!- se quejó Chiara mientras abría la puerta al repartidor-¡Todos los hombres son exactamente iguales!- refunfuñó la chica, pero enmudeció al ver al muchacho frente a ella.

- Su pedido- dijo el joven al verla y le extendió la bolsa con la comida.

-Yo...lo siento- se disculpó la muchacha, después de todo sus últimas palabras no eran más que una expresión muy común, que salía de la boca de mujeres que como ella habían creído en las mentiras baratas de un hombre.

Ella tomó la bolsa, le dio al joven el dinero que correspondía, él tomó el dinero, caminó hacia la motocicleta en la que había llegado, Chiara lo observaba lamentándose en su interior por haber despotricado de esa manera frente a una persona que no tenía nada que ver con sus frustraciones.

Mientras estaba perdida en sus pensamientos el muchacho detuvo sus pasos, se dio la vuelta para mirarla y le dijo:

- No todos somos iguales, señorita.- se subió a la motocicleta y la encendió, alejandose, dejando a la muchacha sintiendose aún más culpable que antes.

Recuerdos tristes

Luego de que el repartidor se fuera, Chiara cerró la puerta y caminó hacia la cocina de su departamento con desconcierto, no entendía que había sido aquello. Bueno en realidad sí.

Los recuerdos de su pésima experiencia con James habían logrado que ella explotara ante un extraño que al parecer se había ofendido por causa de sus palabras.

-¡Guau! Eso sí que fue extraño- se dijo a sí misma mientras sacaba las fuentes térmicas de la bolsa donde venía su cena.

La muchacha se sentó en una de las banquetas que se hallaban junto a la barra de la cocina y comenzó a degustar el pollo frito con papas que había pedido, mientras lo hacía su mente la llevó al lugar donde no quería regresar.

Flashback

Chiara y James de apenas dieciocho años se encontraban recostados en el patio trasero de la casa de la muchacha, mirando el cielo estrellado, ella se sentía completamente enamorada del muchacho recostado a su lado, ¿y como no sentirse así? si él era sin dudas el joven más guapo de la pequeña ciudad donde vivían, alto, musculoso, rubio y de ojos color miel, su carisma, su inteligencia y su habilidad para convencer a la gente lo habían posicionado como uno de los chicos más populares del colegio. Chiara se sentía afortunada de haber sido elegida por él para ser su novia. Porque él la había buscado, el mismo se le había declarado una tarde luego de una pequeña reunión en la que los alumnos de la cursada que ambos compartían se hallaban planeando la fiesta de fin de curso. Ella jamás imaginó que un chico como él pudiera estar interesado en ella, una muchacha sencilla, igual a todas las demás.

Chiara nunca fue una muchacha fea, pero en su adolescencia y posterior juventud nunca se destacó del resto de chicas, llevaba sus cabellos negros a la altura de los hombros, sus ojos de color miel resaltaban en contraste con su piel trigueña, su cuerpo era "normal", aunque con algo de sobrepeso. Cosa que luego de sus veinte cambió, haciéndole lucir una figura más esbelta y llena de hermosas curvas.

La noche posterior a su fiesta de graduación la muchacha y su novio se hallaban recostados mirando el cielo estrellado, semanas después ella se mudaría a casa de una tía, para estudiar diseño de modas en una academia muy prestigiosa, por lo tanto debía dejar a James, su novio, y tras recibir la promesa de esperarla; Chiara no dudó en entregarse a él en cuerpo y alma.

La muchacha se sentía feliz, se había entregado al hombre que amaba y creía que él la amaba también, pero su burbuja de felicidad se rompió unos días antes de dejar la ciudad, ella se dirigió a visitar a su novio, estaba a punto de golpear la puerta de la habitación de este cuando se dio cuenta de que estaba entreabierta y entonces sin querer le tocó descubrir una triste verdad...

-¿Qué opinas de Ingrid?- le preguntaba James a Lucas su hermano.

-Es muy bonita, ¿por qué?- respondió el otro.

- Por qué estoy pensando que ahora que Chiara se va...podría divertirme un poco con ella- respondió James sin un rastro de culpa en su voz.

-¿Qué dices?¿te volviste loco?- indagó Lucas-¿como puedes ser capaz de algo así, luego de que ella te entregará su virginidad y le prometieras esperarla?- le recriminó el muchacho quién a pesar de ser menor tenía muchos más valores que él.

-¿No me digas que tu también te creíste ese cuento?- se burló James, sin saber que al otro lado de la puerta, se hallaba Chiara con los ojos empapados en lágrimas y su corazón hecho pedazos.

Sin que ellos se enteraran siquiera de su presencia la muchacha regresó a su casa y le pidió a sus padres adelantar el viaje. De esa manera al día siguiente la muchacha dejó la ciudad sin siquiera despedirse de sus amigos, ni de su novio.

Y ahora, luego de más de ocho años, esos malos recuerdos regresaban por el solo hecho de que James estaba por casarse con su prima y no era por que ella aún tuviera sentimientos por el hombre, si no porque al parecer a él jamás le interesó saber las razones de su partida y a ella le hubiera gustado al menos saber que había sido importante para James, cosa que para su pesar nunca fue así.

La muchacha terminó de cenar mientras una lágrima rodaba por su mejilla para luego ir a la cama, deseando que sus recuerdos regresaran al sitio de donde jamás debieron salir.

Sin saber que esos recuerdos no la dejarían en paz...

Las mentiras tienen patas cortas

Al día siguiente Chiara se sentía como si un tren le hubiera pasado por encima, había dormido pésimo, los recuerdos de su relación con James no la habían dejado en paz durante toda la noche, daba vueltas y vueltas en la cama teniendo la misma pesadilla luego de cada vez que despertaba y volvía a dormir.

En sus sueños se repetía una y otra vez el momento en el que oyó a James decir que ya había conseguido de ella lo que deseaba...

Esa mañana se levantó con mucho pesar, se dirigió al baño a meterse directamente bajo la ducha de agua caliente, para asi intentar que su cuerpo se relajará y poder presentarse a trabajar con mejor ánimo que el que tenía al levantarse.

Y así fue, luego de su baño matutino la muchacha se vistió con un pantalón de tiro alto, una blusa pegada al cuerpo con mangas a la altura de los codos, vio su reflejo en el espejo y murmuró:

-Si vieras todo lo que te perdiste, James- luego de sonreirle a su reflejo salió con rumbo a la empresa de modas de la cual era responsable.

Cuando llegó al lugar saludo amablemente a cada uno de los empleados que iban cruzándose por su camino, al estar frente a su secretaria la muchacha le informó que había recibido varias llamadas de parte de su madre, y que esta le había dejado dicho que la llamara con urgencia.

¿El motivo para que su madre la llamara al trabajo? Chiara había apagado su móvil para evitarla. La mujer era muy intensa, aunque la muchacha la amaba y respetaba había momentos en los que prefería no saber de ella, simplemente para no entrar en conflicto con ella, y ahora estaba más que segura que sería inevitable.

-Hola, mamá- dijo Chiara mientras entraba a su oficina, cuando su madre la atendió- ¿cómo estas?

-Bien, cariño. Aunque me parece algo desagradable que no me atiendas el teléfono- respondió Alba con un poco de frustración en su voz.

-Lo he tenido sin carga desde ayer mamá, recién lo acabo de encender- le dijo intentando excusarse.

-¡Sí, como no!- renegó la mujer del otro lado de la linea- Bueno, bueno, ya no importa. Solamente quería avisarte que tu prima dijo que te extendería las invitaciones para su boda hoy día.

-¿Qué?mamá ¿no le dijiste que no voy a asistir?-indagó la muchacha pasando la mano por su cabello y bufando para no enojarse, o que al menos no se notara.

-Bueno...en realidad, yo...- balbuceo Alba y de inmediato Chiara supo que algo no estaba bien.

-¿Qué pasó mamá?¿Tú qué?- le dijo controlandose a más no poder.

- Bueno, cariño- dijo la mujer y comenzó a explicar- tu prima llamó, yo le dije que no vendrías a la boda porque no querías dejar solo a tu novio...- y en ese instante Alba pensó que sus tímpanos estallarían al oír el grito de parte de su hija.

-¡Qué, que!- gritó la muchacha- ¿Cómo que novio?¿te volviste loca mamá?

-Tranquila, cariño- dijo la mujer una vez que Chiara logró calmarse- Ya esta solucionado; Amaía entendió lo que le dije así que ni siquiera va a enviarte la invitación.- terminó diciéndole Alba, trayendo alivio al afligido corazón de la muchacha.

-Entonces...¿ya no vas a insistir con que vaya?- indagó Chiara

-No, cielo. Aunque creo que es justo que sepas que mis intenciones de que vinieras eran solamente para que de una vez cerraras ese capitulo de tu vida- se excusó la mujer y Chiara comprendió que en definitiva su madre solamente estaba mostrando su amor y preocupación por ella- Pero como ves ya no será necesario, de igual manera sigo pensando que debes cerrar ese capitulo amor.

-Lo sé, mamá. Pero no será ahora y mucho menos en esa boda- respondió la muchacha y luego de hablar sobre cómo se encontraban otros miembros de la familia ambas se despidieron.

Ya mucho más calmada y con el problema de la boda de su prima y su ex resuelto, Chiara se dispuso a trabajar, comenzó por diseñar algunas prendas de lencería en encaje, las cuales en el papel se veían sumamente sensuales. Llamó a una de las jóvenes que se encargaban de los talleres para avisarle que haría ella misma las muestras y luego delegaria la producción en masa de las mismas.

Se sumergió tanto en el trabajo que cuando levantó la mirada del papel de diseño, se dio cuenta de que era más de mediodía, llamó a la empresa de comidas que siempre ocupaba, hizo un pedido de lasagna doble porque pensaba invitar a su amiga Hanna a almorzar con ella y luego continuó con su trabajo.

Se hallaba precisamente a punto de llamar a su amiga cuando su secretaria le habló por el interphone

-Jefa- dijo la secretaria- aquí hay una señorita que pide hablar con usted...

-Dile que estoy por almorzar, que me espere o venga más tarde, por favor- respondió la muchacha sin intención de averiguar de quien se trataba.

Chiara volvió a tomar su móvil para hablar con Hanna y la puerta de su oficina se abrió de golpe.

-¡Le he dicho que no puede pasar, señorita!- exclamó la secretaria entrando al recinto detrás de la mujer que pedía ver a la muchacha.

-¡Vamos, Chiara!- dijo la voz femenina y al oírla a la muchacha se le erizó la piel, alzó la mirada encontrándose con la persona que no tenía ganas de ver- ¡Dile a esta mujer que soy tu prima!

Chiara se congeló en su sitio, la observó sin poder gesticular palabra alguna, jamás imaginó que su prima vendría a verla.

-Lo siento, jefa- se excusó la muchacha- no pude detener a la señorita...

-Está bien, no te preocupes la señorita es mi prima- respondió Chiara tranquilizando a su secretaria, la cual salió de la oficina de inmediato.

-¿Qué?¿No vas a venir a abrazar a tu prima?- dijo Amaía con una expresión en su rostro que era una mezcla de alegría, picardía y...¿maldad?

-Vamos, Amaía- dijo Chiara viendo a su prima a los ojos- sabes muy bien que tu y yo jamás nos llevamos así...- agregó aludiendo al hecho de que desde niñas Amaía sentía celos, y había albergado una rivalidad absurda entre ellas, solo por ser Chiara la mayor.

-¡Qué mala eres, prima!- exclamó la muchacha haciéndose la ofendida- Vengo desde lejos pura y exclusivamente a verte ¿y así me recibes?

-¿Qué haces aquí, Amaía?- preguntó Chiara con su paciencia casi al límite e imaginando que nada bueno saldría de esa visita.

-Mi tía Alba, me dijo que no ibas a poder asistir a mi boda- dijo la muchacha enfatizando la palabra" boda" al hablar.

- Así es, lo lamento tanto- respondió Chiara con evidente sarcasmo en su voz.

-Sí, sí, ya sé que tienes novio ¡ya era hora!, también dijo mi tía que no vas a ir por no dejarlo solo- replicó Amaía casi en una burla, mientras Chiara seguía sentada en su silla apretando el lapicero en su mano con brusquedad, tratando de alejar el pensamiento de que fuera el cuello de su prima- Por eso hemos venido hasta aquí.

-¿Hemos venido?¿Quienes?- indagó la muchacha con un muy mal presentimiento.

-¿Cómo quiénes?¿De verdad pensaste que podría venir hasta aquí yo sola?- respondió la muchacha. Y como si se hubiera tratado de una mala comedia la puerta de la oficina volvió a abrirse.

-Jefa, hay un joven que dice venir con la señorita que quiere pasar a verla- dijo su secretaria y eso fue suficiente para que Chiara comprendiera las palabras de su prima.

-Hazlo pasar, por favor- le dijo y minutos después James se hacía presente en el lugar.

-Hola- dijo el hombre cuando entró al lugar y quedó boquiabierto al contemplar lo mucho que Chiara había cambiado, ya no era la muchachita regordeta que le había entregado su primera vez, ahora era una mujer con todas las letras, una mujer hermosa.

-¿Cómo estás, James?- preguntó ella sin intenciones de acercarse a él.

-Muy bien, gracias- dijo él, quedándose luego en silencio. Al notar lo extraña de la situación Amaía decidió intervenir.

-Amor- le dijo al hombre mientras se colgaba de su brazo- Le estaba diciendo a mi querida prima que vinimos a invitarla personalmente a nuestra boda.

-Lo siento, chicos, pero como mi madre te dijo Amaía, no pienso dejar botado a mi novio, por lo tanto no podré asistir. Deberán disculparme- respondió Chiara a la clara falsedad de su prima.

-¡Ay, sigue siendo igual de tonta!- le dijo Amaía mientras veía a James- Vinimos a decirte que no hay problema por eso- Chiara la miró sin entender- Queremos que estés allí, con nosotros, así que puedes llevar a tu novio contigo.

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