Narra Katherine
Soy Katherine Rizz y hago parte de una de las familias más influyentes de todo el país, mi vida es muy compleja, muchos dirían que tener dinero es tenerlo todo en la vida, pero la realidad es totalmente alejada a aquellas suposiciones, tengo tan solo 20 años y he vivido enamorada de mi cuñado por más de 5 años, es algo que tengo en secreto y que solo mi mejor amiga conoce. Pero mi hermana Kenia es la afortunada de tener su corazón, entre ella y yo hay una diferencia abismal, comenzando por nuestras madres, mi padre estuvo envuelto en una relaciona clandestina a tan solo 1 año de estar casado con mi madre, de esa relación nació Kenia, mi madre al darse cuenta de aquella situación se separó de mi padre y nos fuimos a vivir al extranjero por al menos 2 años, hasta que mi padre nos encontró, el lloro y suplico por el perdón de mi madre, según él nunca tuvo la intención de separarse, su relación clandestina nunca fue algo que el planeara, sin embargo dejo una hija que el reconoció y que tan solo hace 6 años después presento al mundo, mi madre en ese momento creyó en las palabras de su esposo y decidió perdonarlo. Mis recuerdos son vagos al respecto, solo sé que a mi padre le costó mucho volver a ganar un poco el cariño de mi madre, ahora son una hermosa pareja, sin juzgar la condición de cada uno de ellos agradezco el sacrificio que han hecho por mí, porque sé que yo fui la razón principal para que mi madre lo perdonara.
A diferencia de mi hermana, con la cual, desde que la conocí hemos llevado una vida de rivalidad, yo nunca he sido una mujer muy sociable, es más, los que nos conocen a ambas creen que soy una persona egocéntrica, altiva y engreída. Sí, soy selectiva con las personas que me relaciono, pienso que no todo el mundo es merecedor de mi confianza, no soy grosera, simplemente omito a las personas que no me generan confianza y que por lo generan son los amigos o los más allegados a Kenia.
Volviendo a la historia con mi hermana, entre ella y yo existe una energía negativa que se puede sentir en el aire y es que quizás soy la única que la conoce de verdad.
Cuando llegó a nuestra casa ella tenía tan solo 11 años y yo 13, se mudó con nosotros cuando su madre murió de una sobredosis, al principió mi madre se opuso rotundamente, pero al final cedió creyendo que hacía una buena obra y pensando que si fuese yo la que me quedara huérfana, querría que la persona que me recibiera lo hiciera con los brazos abiertos. Todo pensamiento de un padre es creer que el bien que hacen con los demás, será retribuido en sus hijos, en el caso de mi madre no fue así.
Años atrás
Tengo 16 años y hoy por fin estoy en el aeropuerto esperando a Jorge el conductor de la familia, he estado ausente por al menos 2 años para culminar la secundaria con honores, regreso a unas merecidas vacaciones y así poder enfocarme a cual universidad quiero asistir ya que estoy más adelantada que otros jóvenes a mi edad, mi sueño es algún día formar mi propia empresa, me gusta mucho la programación y por ende me encantaría enfocarme en ese gremio, pero mi padre tiene una gran empresa automotriz y quiere que mi hermana y yo nos hagamos cargo de ella después de su retiro, lo que él no sabe es que mi querida hermana no sabe, ni le gusta trabajar, para ella es mejor lo que obtiene sin ningún esfuerzo, mi madre le ha tomado aprecio, pero sabe que ella es un poco manipuladora con mi padre y con los demás, según mi madre es por su edad, pero, qué va, yo a esa edad era más madura y eso que no tenemos mucha diferencia de edad, nunca esperaba que todo se me diera a pedir de boca, siempre me encanto acompañar a papá a la empresa para conocer su funcionamiento y poder conocer lo que algún día seria mío.
Veo a Jorge al final de la fila, alzo mi brazo con alegría de verlo, salgo corriendo y le doy un gran abrazo
− Jorge, no sabes cómo te extrañe – le digo con nostalgia
− Señorita Kate, que alegría verla, no sabe cómo la hemos extrañado – me responde con alegría en sus ojos
− ¿y mis padres dónde están? ¿Por qué no vinieron por mí? – pregunto desconcertada
− No lo sé, es mejor que les pregunte usted misma – me responde evasivo
− Está bien, entonces vamos a casa – le digo alegre
Conduce por todo el camino y me cuenta todo lo sucedido en casa durante todo el tiempo que estuve por fuera, me cuenta de una nueva asociación que ha creado con una empresa llamada Roux motor´s, nombre que desconozco, así que solo proseguimos con la conversación pasando a mi querida hermana, la cual no ha hecho otra cosa que ocio, en el estudio no es la mejor, pero a su corta edad ya es la más popular de su escuela, cambio de tema sin querer dañar mi llegada desde ya. Llegamos en cuestión de una hora y el silencio se rompe al abrir la puerta y escuchar algunos gritos
− ¡Sorpresa! ¡bienvenida! – gritan todos, incluso algunos desconocidos
− ¡Gracias! – respondo sin ninguna expresión
− Hija te extrañamos tanto – dice mamá con llanto en sus ojos
− Yo también mamá – le digo con tristeza
− Hija estábamos ansiosos por verte de nuevo – dice papá al tiempo que se acerca para darme un abrazo
− Bienvenida hermana, no sabes cuánto te extrañe – me dice Kenia con un abrazo tan falso como ella
− Gracias hermana – le respondo seca
− Bueno, vamos todos al jardín en donde está dispuesta la barbacoa – dice papá con euforia
Dejo a los invitados para subir a mi habitación y cambiarme de ropa, pero al subir las escaleras choco contra algo firme, caigo al suelo desde el segundo escalón.
− Lo lamento, ¿te has lastimado? – me dice la voz más sensual jamás escuchada por mis oídos
− ¿No te fijas cuando caminas? – le grito molesta tratando de evitar que note mi inusual comportamiento nervioso
− Creo que la no se fija eres tú, pero te perdono – me dice coqueto
− ¿perdón…? Soy yo la que merece una disculpa – le digo ofendida
− Lo lamento Kate, ¿podrías tal vez perdóname? – me dice con una sonrisa de medio lado que me hace tragar saliva pues se me seca la garganta
− ¿Com… como…como sabes mi nombre? – tartamudeo como idiota
− Por las fotos – me dice burlón
− ¿fotos? – pregunto aun atontada
− Si, las fotos que están por toda la casa, además Kenia me ha hablado mucho de ti, de lo mucho que te admira y te quiere – menciona algo que me deja desconcertada
− ¿Kenia? ¿cuál Kenia? – pregunto cómo tonta
− ¡tú hermana! – responde con risa
− ¡ha, sí! Hablas de mi hermana – respondo como idiota
− Si, tú hermana, ¿quieres que te ayude a subir las maletas? – pregunta cortés
− No, gracias, solo estaba subiendo la más importante – respondo seria, pues los nervios me fallan, no sé cómo actuar, ni que hablar, hasta que unos minutos de silencio nos ganan
− Bueno… entonces nos vemos más tarde – menciona
− ¿más tarde? ¿nos vemos dónde? – pregunto sin entender
− Pues en el jardín, junto con todos los invitados – menciona tácito
− ¡ha, sí! Bajo en un momento – hablo y doy la vuelta para subir las escaleras
Narra Kate
Tonta, tonta, tonta Kate, es el chico más lindo del mundo y has quedado como una idiota, felicidades, has perdido el raciocinio y la capacidad de pensar antes de hablar. Me doy un golpe en mi frente en señal de frustración, abro la puerta y me tiro en la cama ahogando un grito en la almohada, trato de recomponerme y me doy una ducha rápida, busco entre mi ropa lo mejor, pero recuerdo que todo lo que está en mi closet ya no me sirve y que lo que tengo disponible están en mis maletas, las cuales he dejado abajo, así que opto por lo peor, pero lo único que me salva la existencia, al menos mientras bajo por mi equipaje para subirlo y cambiarme, me pongo una camisa ancha que es la que usaba para dormir y unos short súper cortos que hasta vergüenza me dan, miro mi dubitativa mi vestimenta y me rindo ante la falta de soluciones, salgo con sigilo y me asomo antes de bajar las escaleras, para evitar un encuentro desagradable y menos en estas fachas, bajo cada escalón con total silencio como si mi vida dependiera de ello, busco con mi maletas antes de terminar la última escala, pero no logro visualizarlas.
− Hermana, ¿Qué haces allí parada, todos te esperan? – grita Kenia
− Deja de gritar, solo necesito mi maleta – le digo molesta
− Espera te la traeré – me dice con una sonrisa burlona al ver mi ropa
− ¡Gracias! – le respondo y la veo ir directo a la cocina
− Bastián ven rápido que quiero presentarte a mi hermana – grita ella
− ¡Kenia! ¿Qué te pasa? ¡estas loca! – grito molesta y veo cuando el mismo chico de antes de asoma
− Ya nos conocimos – dice el pícaro al ver mis piernas casi desnudas
− ¿Por qué hiciste eso? – le pregunto ofendida a Kenia he ignorado al chico
− Yo solo quería que Bastián te conociera, que viera a mi gran hermana – dice ella casi llorando
− No llores, tal vez tu hermana no quiso gritarte, solo esta estresada por el viaje – le dice el consolándola con un abrazo y creo conocer sus verdaderas intenciones
− No, si quise – respondo furiosa y ambos me observan – claro que quise gritarla, es más me gustaría darle una bofetada – termino con una voz de odio
− Hermana lo lamento, perdóname – escucho la voz Kenia en mi espalda, pero no le daré más el gusto de hacerme quedar mal
Termino de subir las escaleras y tiro la puerta con furia, las ganas de llorar por la impotencia me vencen, quizás debí quedarme callada y seguirle el juego a mi hermana, pero no soy capaz de ahogarme en mis propias palabras y más cuando son injustas.
Me recuesto con mucha ira y al final logro quedarme dormida. Despierto cuando mi madre sube para llevar mi cena a la cama
− ¿Te sientes mal princesa? – pregunta mamá mientras deja mi cena sobre mi mesa
− No es nada, solo son bobadas – le respondo
− Por bobadas no te quedarías encerrada toda la tarde en tu habitación haciéndole el desplante a todos los invitados de tu fiesta – me dice mamá tratando de escuchar una explicación de mi parte
− Es solo que no subí mi equipaje y no tenía que ponerme para ser la anfitriona, me sentí incomoda – me excuso
− Tu hermana te ha dejado las maletas hace rato afuera de la habitación, Bastián le ayudo a subirlas – menciona mamá
− Esa tarada siempre tratando de aparentar lo que no es – respondo con molestia
− Sé que tu hermana es rebelde, egoísta y quizás caprichosa, pero estoy segura que te quiere y sería bueno que intenten mejorar su relación – me aconseja mamá
− Lo intentaré, pero no te garantizo nada – le respondo evasiva
− No sé qué hice para merecer una hija tan buena como tú – me dice con un beso en mi frente
− Pues trato de compensar un poco la carga que tienes con todo lo de Kenia – le respondo
− Gracias hija – me dice mamá
− Mamá ¿Quién es ese chico Bastián? – pregunto tratando de sonar indiferente
− Umm, es difícil no notarlo ¿no es verdad? – me indaga con una sonrisa
− No es lo que tú crees, solo tengo curiosidad – respondo seria y ella sonríe con mi actitud
− Él es el hijo del nuevo socio de tu padre, el señor Paul Roux, creo se ha hablado de un posible matrimonio entre las familias en un futuro – menciona mi madre
− ¿matrimonio? – pregunto con emoción
− Sí, es una opción ya que tu padre no tuvo hijos varones y ambos desean afianzar la alianza comercial, pero eso es solo un planteamiento, no será imposición para ninguno, además él tiene más hijos – explica mamá
− ¿más hijos? ¿Cuántos son y porque no los conocí? – pegunto curiosa
− Así es, son tres, Bastián es el mayor, tiene 22 años, Maya de 18 y está en la universidad en el extranjero y su hijo menor Nicolás quien está fuera del país con sus abuelos maternos – me explica
− Está bien, gracias por subirme la cena – le digo mi madre con un abrazo
− Descansa, te amo – se despide mamá
Paso parte de la noche organizando mis cosas y sacando lo que ya no me queda, no quiero pasar por mas situaciones vergonzosas, pongo un poco de música y me muevo al ritmo del compás, si algo que me relaje en la vida es el baile y cantar, no seré la más afinada, pero no suena tan mal, al menos no se ha quebrado ningún espejo al oírme cantar.
Algunas canciones de rock son mis compañeras de desvelo, mientras mi mente divaga en aquellos ojos azules que te obligan a ahogarte en sus profundidades, no sé si el amor a primera vez exista, pero en mi caso el amor tiene nombre propio y es Bastián Roux, que nombre más hermoso, al igual que su dueño.
Narra Bastián
Soy Bastián Roux y tengo 22 años, vivo con mi padre Paul, mis dos hermanos Maya de 18 y Nicolás de 16, ambos están lejos de casa por el momento. Mi padre siempre soñó con una gran compañía automotriz, pero su capacidad económica lo reducía, por esta razón busco asociarse con la empresa más grande en el país la automotriz Rizz, esta gran empresa pertenece a Roberto Rizz, su esposa y sus dos hijas, hace algunos meses conocí a Kenia quien es una niña muy linda y adorable, siempre busca atenderme lo mejor posible, al parecer está entusiasmada conmigo y más aún desde que se habló de la posibilidad de crear una alianza matrimonial, la cual fusionaría la compañía y nos daría más prestigio y acciones, sin contar el poder que lograríamos obtener. Pero Kenia es como una hermana pequeña que solo inspira ternura, en mis planes no hay nada romántico y menos con una niña, tal vez si tuviera al menos 19 años podría contemplar la posibilidad.
En los meses que hemos estado asociados con los Rizz he podido ver la calidad de persona que es cada uno de sus miembros, excepto su hija mayor Kate, quien según dice su padre es muy talentosa e inteligente, por las fotos que hay regadas en toda la casa puedo ver que es una niña muy linda al igual que su hermana.
Hoy estamos invitados a la bienvenida de la hija mayor del socio de papá, no es mi agrado asistir a este tipo de eventos, pero la formalidad en ambas familias es crucial para los negocios, así que debo hacer acto de presencia. Subo a mi habitación y me doy una ducha rápida para luego ponerme mi mejor ropa.
Conduzco derecho hasta la casa de los Rizz y después de esperar un tiempo y ver que no llega la festejada me retiro hasta la cocina para tomar una bebida, escucho un sonido en la planta del segundo piso y voy a inspeccionar y al no ver nada, escucho el bullicio en la parte de abajo, quizás es por la homenajeada, me dispongo a bajar después de indagar y sin darme cuenta de mis pasos siento que algo o alguien choca contra mí.
La chica se levanta furiosa alegando que fue mi culpa que cayera al suelo, verla enojada se me hace muy gracioso, mientras bufa molesta veo que es la famosa Kate, solo que un poco más grande que en las fotos, ver esos hermosos ojos color esmeralda me deslumbran, aunque su actitud altiva y altanera la empañan, pero no se será razón suficiente para juzgarla, después de discutir me disculpo esperando que ella haga lo mismo, al no recibir la respuesta esperada me despido y salgo para el jardín.
Después de un buen rato veo a Kenia a lo lejos conversando con Sara, su mejor amiga, ambas me observan y se ríen al ser descubiertas, segundo después voy nuevamente a la cocina, pero la voz de Kenia me distrae de mi camino llamándome para presentarme a su hermana, quien evidentemente está molesta, no puedo evitar reparar sus hermosas piernas y su voluptuosa figura, esa ropa poco formal la hace ver mucho más hermosa; sin embargo, tal parece que ella no piensa igual y se molesta demasiado con Kenia por hacerla pasar un mal momento, la grita y Kenia rompe en llanto y se disculpa.
Veo como Kate se da la vuelta furiosa sin siquiera aceptar las disculpas de su pequeña hermana, la mujer que deslumbra con su hermosura, desencanta con su prepotencia, no creo que en esta gran familia se concibieran tales actos de hostilidad entre hermanas.
− Lo lamento Bastián, no sé por qué mi hermana se molestó tanto – se disculpa Kenia
− No tiene por qué disculparte por la altanería de otros y en especial la de tu hermana – le consuelo
− Solo quería que la conocieras, yo la he extrañado mucho y quería que se conocieran, ella normalmente no es así, Kate es la mujer más sociable del mundo exceptuando con los que no le agradan – menciona, lo que me lleva a pensar que quizás he causado una muy mala impresión en ella y desde ya me condenó, de ser así es una persona que será mejor tratarla a distancia
− No te preocupes ven vamos a tomar un refresco – le convido
− Pero primero ayúdame a subirle sus maletas a la habitación – me dice ella
− Con su actitud es mejor que sea ella misma la que baje por sus cosas o dejar que los empleados las suban – le propongo
− Kate no es de las mujeres que le guste esforzarse, mis padres la han mal criado y le enseñaron a que es como una princesa y que todo lo tiene al alcance de sus manos sin el más mínimo esfuerzo, yo espero que con el tiempo ella mejore – me dice con amor en sus ojos
− Eres muy dulce – ese pequeño gesto de amor filial hacia alguien como Kate me hace ver la gran mujer en la que se convertirá Kenia
− Gracias – responde
− Está bien vamos, te ayudo – le digo y ella me observa con emoción
Subimos el pesado equipaje, pero Kenia decide no tocar la puerta para no interrumpir a la engreída de su Hermana, bajamos al jardín nuevamente y terminó la tarde entre conversaciones y risas, en los que Kenia se cuela muy fluidamente
− Mi hija será una gran oradora – dice su padre orgulloso al ver la forma como se expresa y la elocuencia con la que habla
− Así es padre, quiero ser de gran ayuda para la empresa – dice ella con un tono mucho más maduro a su corta edad
Pasan las horas y la festejada no se dignó a bajar para atender a sus invitados, se nota su nivel de egocentrismo, pasadas las 8 nos despedimos y salimos directo a casa para descansar, lo que papá no sabe es que no quiero descansar, espero que todo esté en silencio en casa y salgo nuevamente sin ser visto, voy a una nueva disco que justo está en inauguración y que pertenece a un gran amigo.
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