Una noche fría en la cuidad de Segovia, el invierno había sido abrazador en ese día en especial, este año había nevado más que los años anteriores, un baile de máscaras se estaba ofreciendo en honor a las 18 primaveras de Martina Del Monte, en el gran hotel "white Castle" la nevada esa noche había interrumpido la llegada de los invitados a tiempo sin embargo no sería un impedimento, todos empezaban a llegar poco a poco para la celebración de la hija del Difunto Frank del Monte.
Martina Del Monte
Martina Del Monte es una hermosa joven que había heredado la belleza de su madre, con solo 18 años ya era una famosa actriz y es que desde pequeña le gusto la actuación y gracias a su talento entro en la mejor académica para demostrar su talento siendo la protagonista del año entre todas las novelas promocionales.
Era una amante de vacacionar con su madre, tenían una hermosa amistad y complicidad, hoy sería la celebración de su cumpleaños y estaba esperando a un invitado especial Maximiliano King
Maximiliano King
Maximiliano King un aviador de 24 años con quien compartía una hermosa amistad desde muy pequeños, ahora el chico que ella había conocido era un adulto y profesional en la aviación, tenía una estatura de 1.90 de cabellos castaños, sus ojos negros, su contextura era atlética pues tenía un cuerpo de un Dios Griego bien definido, haciendo honor a su trabajo.
...Elizabeth del Monte ...
Elizabeth De Monte la madre de Martina, había enviudado cuando estaba embarazada a los 21 años, su esposo era piloto de la aviación y había tenido un trágico accidente, como toda una mujer guerrera, ella saco adelante a su hija desenvolviendo sus conocimientos en la alta sociedad, su esposo quién era un hombre respetado, le había dejado un buen apellido a ambas mujeres y una fuerte herencia, era una hermosa mujer de una gran estatura de 1,80 que la hacia lucir esbelta, su cuerpo era de una Diosa pues tenía las proporciones adecuadas, su piel blanca, su cabello castaño y sus ojos verdes, la hacían la mujer mas hermosa de toda la ciudad a sus 40 años.
Sin embargo Elizabeth guardo parte del dinero para la educación de su hija y trabajo como diseñadora de interiores toda su vida, dejando a un lado el amor..
Era hermoso ver cómo los invitados llegaban con grandes vestidos y sus antifaz, todo estaba remontado a la época antigua, así lo había querido Martina quien esperaba la llegada de su invitado especial.
Elizabeth se encargó de recibir a los invitados en la puerta mientras que su hija estaba sentada en un trono de flores recibiendo los regalos de sus amistades, todos llegaban con buenos deseos para la joven y uno que otro con la intención de emparejar a la joven con sus hijos.
Faltaba poco para el vals del inicio de la celebración, Maximiliano no había podido llegar a tiempo por la fuerte tormenta, aún así la fiesta inicio, siendo Esteban Alejandro quien bailo la primera pieza con la cumpleañera, un joven de buena posición que estaba locamente enamorado de la joven, pero ella solo pensaba en ser una profesional antes de enamorarse, había estudiado arte para seguir los pasos de su amada madre.
Mientras todos bailaba alrededor de la cumpleañera y los hombres se peleaban por ser el próximo afortunado de poder tocarla, Maximiliano hizo su entrada con una hermosa marcará negra que dejaba al descubierto sus carnosos labios y sus negros ojos, nadie podría reconocerlo, llevaba cinco años fuera de la ciudad y su cambio era del cielo a la tierra..
Elizabeth observaba como su hija era el centro de atención por su deslumbrante belleza, sintió una mano recorrer su cintura luego de un fuerte cosquilleo..
-Buenas noches Bella Dama, ¿me permite esta pieza?-
Maximiliano había estado locamente enamorado de la madre de su amiga desde que era un chiquillo y verla ahora aún más hermosa, lo volvía loco.
-Buenas noches, sería un placer- a Elizabeth no le pareció una mala idea bailar, además de que era una fiesta y todos tendrían que bailar, ella no reconoció a Maximiliano, pero sus ojos la atraían y la forma en que el hombre había situado sus manos en su espalda baja la estaba enloqueciendo.
-Sigues siendo la mujer más hermosa que puede haber en esta ciudad y el mundo entero- El la miraba fijamente a los ojos mientras le hablaba.
Los altos tacones que llevaba la mujer, le daban la estatura perfecta para estar a la par del hombre, ella se sintió en otro planeta, su tacto y sus palabras era un lindo lienzo..
-Gracias por tus palabras- ella lo miraba intrigada por saber quién estaba detrás del antifaz, la espalda ancha del hombre y sus brazos gruesos, le decían que detrás de ese gran traje había un espectacular cuerpo..
La fiesta era la mejor del año, todos los jóvenes bailan su música moderna y tomaban las bebidas que mejor les gustaban, las personas mayores que en un momento dado acompañaron a sus hijos, se retiraron por la fuerte bulla de la música y de los jóvenes..
A Martina se le olvidó la llegada de su amigo, podría ser que se le presento un inconveniente, ella estaba feliz disfrutando su noche al lado de Esteban Alejandro quien tenía un ritmo al bailar que la cautivo..
Maximiliano siguió la danza del baile con Elizabeth, cada vez que pasaba un mesero, ellos hacían una pausa y tomaban una copa de un trago, el fue llevando a la mujer hacia un lugar lejano en donde pudiesen tener más espacio y privacidad, Elizabeth se estaba dejando llevar por esos ojos negros que le eran conocidos y la cautivaban, la barba del hombre era perfecta, le daba un aliento de ser un hombre con más edad y eso fue lo que engaño a la mujer..
Maximiliano cantaba al oído de la mujer suave, haciéndola estremecerse con su fino aliento a menta..
-Me encantas, Bella mujer- El seguía conduciendo sus cuerpos a la oscuridad.
-¿Quien eres?- Elizabeth miraba enamorada los ojos del hombre que la estaba volviendo loca.
Tenía tantos años sin ser tocada por un hombre, solía desahogar ella misma su cuerpo, pero no era lo mismo que una caricia de un hombre que recorre cada centímetro de su cuerpo..
-Un hombre enamorado desde el primer día que te vi- las ganas de estar con esa mujer de la cual estaba enamorado desde pequeño, ya eran insoportables..
Maximiliano la condujo hasta su habitación y le sirvió una copa para refrescar sus cuerpo, las copas habían hecho un fuerte efecto en la mujer que estaba acostumbrada a tomar solo tres copas en reuniones, ahora había tomado diez copas y su cerebro estaba conectado al hombre que tenía en frente..
Como un lobo que asecha a su presa, Maximiliano beso los jugosos labios de la mujer, ella acarició el cabello del hombre mientras la besaba, una a una fueron cayendo las prendas hasta quedar solo con la ropa interior..
-¿Estas segura de querer hacerlo?- una pregunta que estaba formulada muy tarde, ella ahora estaba entregada al placer que el hombre se ofrecía.
-Si quiero hacerlo- el cuerpo desnudo del hombre era la perfección, la habitación tenía poca luz y al retirar los antifaz ella no logro reconocer el rostro del joven, pero ver el gran cuerpo desnudo y su gran tamaño, la hizo temblar del deseo..
Maximiliano la cargo y la llevo a la cama, en donde la acostó y empezó a quitar las dos prendas que a la mujer le quedaban, una vez desnuda, el la observó y no podía creer que era el afortunado que la había conquistado, utilizo sus suaves dedos para deslizar por la fina piel de la mujer, haciendo círculos en sus pecho, siguió bajando hasta llegar a su zona baja, ahí el jugo con su botón para luego introducir sus dedos seguido de su lengua, Elizabeth arqueo su cuerpo sintiendo el mayor placer de la vida, Maximiliano tomo sus jugos para luego posicionarse en su entrada, debía ser suave con ella, el sabía que ningún hombre la había tocado desde que había enviudado, jalo su cuerpo hasta la orilla de cama y se introdujo dentro de ella, dando suaves movimiento hasta que ella se adaptará, al sentir el agarre de ella, el entendió su petición, empezó las embestidas más rápidas y fuertes, ella logró venirse dos veces mientras el la cambiaba de posición, por último el acomodo el cuerpo de la mujer boca abajo y volvió a bajarlo a la orilla de la cama y así llegar juntos al éxtasis.
Una acto que se repitió en varias ocasiones hasta amanecer, Elizabeth estaba tan feliz por haber sido amada después de tanto tiempo, se quedó dormida encima del fuerte pecho del hombre, cuando abrió sus ojos ya era de día, el sol se colaba por una mínima ranura de la ventana, al lado de ella no había ningún compañero, solo una nota con una rosa al lado de ella.
la nota
Gracias por dejarme entrar en tu vida, eres la mujer más hermosa en todos los sentidos, regresare pronto por ti ❤️
Elizabeth no sabía cómo reaccionar a su situación, todavía podía sentir el tacto del hombre en todo su cuerpo y estremecerse, esas caricias que la llevaron hasta el cielo, cada beso quedo marcado en su piel y ese rico aroma a hombre la tenía loca, no lo había reconocido y esperaba no tener problemas en su vida por la desición que había tomado la noche anterior, si el aparecía pues bien y si no, solo quedaría en una noche casual..
Su cuerpo estaba marcado y adolorido, estaba joven pero no para tanto, se levantó y tomo una refrescante ducha, se colocó una bata de baño y salió en silencio hacia su habitación, gracias a los dioses estaba en el mismo piso, se cambió y bajo a desayunar, encontrando a su hija bien acompañada por Esteban Alejandro..
-Buenos días chicos, ¿que tal les termino de ir en la fiesta?- ella diría que por haberse sentido mal, se había retirado antes.
-buenos días Doña Elizabeth, permíteme- Esteban se levando y acomodo la silla para Elizabeth, debía ser cortes y atenderla, de ella dependía que su relación con Martina diera un paso adelante.
-Gracias joven- Elizabeth se sirvió un vaso de agua y es que la resaca la tenía enterita, agradecía que el maquillaje podía disimular las ojeras.
-Madre buenos días, desayuna con nosotros por favor- Martina queria hablar con su madre sobre Esteban Alejandro, aunque no era el momento ni el lugar.
-Esta bien, comamos- por ser la mayor en la mesa, sería ella quien iniciaba el desayuno..
Entre los comentarios de la fiesta y el desayuno, todo había transcurrido de maravillas, su madre había socializado con Esteban Alejandro sin ningún rencor y el diálogo entre los tres era agradable pero Esteban Alejandro debía irse a un viaje de negocios..
-Bueno les pido me disculpen, debo ir a trabajar- Esteban Alejandro se levantó de la silla para despedirse de ambas mujeres.
-Espero vuelvas pronto- Marina se había ilusionado por primera vez de un hombre y el destino los estaba separando, ahora ella debía esperar, miraba con ojos de amor al joven que tenía enfrente, lo abrazos muy fuerte y luego se colocó de puntillas para dejar un casto beso en su mejilla..
Esteban Alejandro Del Pilar era hijo único, sus padres vivían en el extranjero encargados de la sucursal principal de las empresa Del Pilar que se encargaba de las exportaciones de miles de empresas, El joven vivía en Segovia en donde era el CEO de una de las sucursales, Era un joven catire de cabellos dorados y ojos claros, su cuerpo estaba bien tonificado por el gimnasio con una estatura de 1.80 Tenía 26 años y se desvive por el amor de Martina, que al fin lo había mirado, viajaría con sus padres y luego regresaría a pedir la mano de la joven..
-Prometo volver por ti- Esteban Alejandro se inclinó para envolver a la chica en un fuerte abrazo, luego la soltó y sostuvo su mano para besarla.
-Buen viaje Esteban- A Elizabeth no le parecía muy bien ese tipo de escenas en público, su hija se debía dar a respetar, aún era una niña a sus ojos..
-hasta pronto- Esteban Alejandro se alejó, dejando un corazón roto y lleno de amor.
Después de dos años pretendiendo a la niña Martina, ahora tenía la gran oportunidad y no la iba a desperdiciar, mandaría a preparar una reunión para conversar con su madre, el pediría la mano y se haría cargo de Martina, pondría todos sus bienes a nombre de ella, como prueba de su honestidad.
Elizabeth y Martina subieron a la habitación del gran hotel "White Castle", debían descansar antes de ir a su hogar.
-Madre gracias por esta gran fiesta- la joven abrazaba a su madre mientras caminaban por los largos pasillos.
-Hija debes cuidar tu reputación, no quiero que andes en boca de la prensa- ella solo quería que su hija fuese respetada y que pudiese conseguir de un hombre respetable que cuidara de ella.
-No te preocupes madre, luego de la fiesta fui a descansar y no excedí en el alcohol, solo tome una que otra copa como me lo pediste- su madre le había pedido que no excediera la bebida, por que luego podría arrepentirse de sus actos.
-Me alegra que seas una niña obediente y cuides muy bien de ti, cuando no estoy presente- Ella era su hija única y su mayor orgullo.
Ambas entraron en la habitación y descansaron, estaban sumamente agotadas, por su parte Elizabeth había pasado toda la madrugada haciendo el amor con un extraño, mientras que Martina solo disfruto del baile con su compañero..
Por ser una mujer madura, Elizabeth no quiso darle importancia a su encuentro, el había dejado una nota muy clara, si era verdad todo lo que el hombre le había dicho, eso significaba que la conocía muy bien y que volvería por ella.
Debía ir al panteón y comentarle a su difunto esposo lo que había hecho, ella lo seguía amando como el primer día y ningún hombre había sido capaz de acercarse a ella por respeto al gran Frank De Monte, pero este hombre fue diferente con ella, su manera de hablarle, de mirarla y de tocarla, solo podría ser de un hombre experimentado, trato de hacer una siesta, pero solo logro dar vueltas por toda la cama, estaba sacando sus propias conclusiones de quién sería el hombre misterioso..
Luego de varias horas, ya debían regresar a casa, Elizabeth llamo a su chófer para que pasara a recogerlas..
-Madre quiero que aceptes mi relación con Esteban Alejandro- La joven estaba suplicando a su madre que aprobará la relación..
Elizabeth que se estaba terminando de retocar el maquillaje, volteo y la miró con cara de disgusto..
-Hija ven acá- Marina se acercó a su madre y se agarraron de manos para luego mirarse fijamente..
-Dime madre- sus labios temblaron por los nervios, su madre era una mujer muy dulce, pero cuando se lo proponía era cruel con sus palabras.
-Tu trabajo es ser una gran mujer en este mundo y el otro, nunca ruegues por amor, si ese joven realmente está interesado en ti, será el quien deba venir hablar conmigo, nunca lo vuelvas hacer- Elizabeth coloco los mechones del cabello detrás de la oreja de su hija, para luego darle un beso en su mejilla y abrazarla fuerte..
Ella aceptaría solo al hombre que fuese valiente y encare la relacion, ella valoraba a los hombres que todavía eran unos caballero, y no cualquiera se quedaría con el corazón de su hija..
-Gracias madre, siempre has sido la mejor- luego de un fuerte abrazo, ambas mujeres bajaron hasta el loving del hotel, un revuelo de periodistas estaban en la puerta aglomerados..
El chofer había llamado a su patrona en repetidas veces, pero ella tenía su celular en silencio, el joven quería alertar sobre lo que estaba sucediendo fuera del gran hotel, los paparazzi estaban presente y al ver a las dos mujeres salir, empezaron las preguntas..
-¿Doña Elizabeth quien era el hombre de anoche?-.
-¿A Rompido el luto que le mantenía a su difunto esposo?-
-¿Acaso es un empresario?-
-¿quien es el hombre misterioso que se escondía de tras de una máscara?-.
-¿Sabe que tenemos imágenes comprometedoras con el hombre?-.
Los Flash eran los principales protagonistas, los fotógrafos eran tan eficiente que podían tomar una buena foto y formular una pregunta a la vez.
Ambas mujeres estaban atrapadas entre la multitud, de pronto un grupo de guardaespaldas aparecieron y sacaron a ambas mujeres del lugar, fueron conducidas a una gran limosina..
Una vez dentro, solo podían compartir miradas, Martina saco su celular y empezó a navegar por internet, alli se podían ver los titulares vergonzosos sobre su madre, las imágenes eran tomadas en diferentes ángulos, en ella se veía a la pareja bailando muy íntimos y la mano del hombre estaba situada en una posición muy comprometedora..
-Hija en casa hablamos-. Elizabeth había educado muy bien a su hija, y sabía que ella al escuchar sus palabras iba a obedecer..
Sin embargo Martina estaba mirando cada titular y era la primera ves que veía alguna reseña negativa de su madre, no había ninguna noticia sobre su baile de cumpleaños..
La limosina las llevo hasta la Casa en dónde vivían.
-Le agradezco, ¿dígame cuánto le debo?-.
-.No se preocupen, estamos para servirle, el Señor nos envió para protegerlas-. Ambas mujeres se miraron, sería que Esteban Alejandro dejo a algún equipo de seguridad para que las cuidara?. o el misterioso enmascarado?.
-Muy Agradecida, pueden retirarse- Elizabeth entro junto con su hija a casa, solo llevaban su bolso de mano, por qué las maletas habían quedado en el alboroto, su chófer personal se encargaría de conseguirlas.
Martina subió las escaleras detrás de su madre, ella le debía una explicación y se la daría de alguna manera, elizabeth se metió en su baño para poder relajarse un poco dejando a Martina afuera, no dejaría que su hija viera las marcas que tenía su cuerpo, al salir la joven estaba impaciente caminando por toda la habitación..
-dime quien era ese hombre madre- ella la miraba fijamente, necesitaba detectar alguna mentira en su madre al momento de responderle..
-No se quién era el hombre misterioso, solo me invitó a bailar- sentada enfrente de su peinadora mientras aplicaba cremas hidratantes le daba cada respuestas a su hija..
-¿Te diste cuenta en la manera que colocaba sus mano en tu parte baja trasera? La joven tenía en mano al periódico en dónde su madre era el titular de la portada..
-Martina mi niña, fue solo un baile, no te preocupes- la mujer termino de aplicarse la última gota de crema y se metió en su enorme cama, era domingo y su único día libre, al día siguiente tenía la agenda repleta de citas.
-¿Estas segura de que no debo preocuparme?. la joven arropó bien a su madre, ya que el frío del invierno estaba presente..
-No debes preocuparte, ahora enciende la calefacción que muero del frío y ve a descansar, aprovecha que es tu día libre- se dio la vuelta para intentar dormir, la noche estaba hermosa con clara cantidad de las estrellas que ella podía observar por su ventanal..
-Esta bien madre descansa buenas noches-. ella también quería descansar y revisar sus celular a ver si Esteban Alejandro le había escrito, aunque tenían cinco horas de diferencia.
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