El Rey Evan se encontraba disfrutando de la mañana en el jardín del palacio junto a su hijo el Príncipe Miler, quien entregaba a su padre informe detallado de las provincias lejanas a su Reino de Deira. Aquella población había sido invadida por bárbaros y se requería la presencia militar de los caballeros para mitigar a los bandidos y volver la paz a su gente. En ese momento ingresa el Marqués Esteban quien está al servicio del rey e informa: "Mi señor, el duque, del Ducado del Sol ha llegado sin previo aviso y solicita reunirse con el rey inmediatamente"
El Rey no podía sentirse más feliz al volver a ver al Duque del Sol, Así que ordenó al Marqués dejarlo pasar. Pero sin previo aviso este había ingresado sin autorización al jardín, se inclinó cortésmente y saludo al rey, en su rostro se veía la molestia que cargaba consigo mismo.
El marqués muy molesto por las acciones indecorosas del duque le señala que debe respetar las normas y protocolos de la monarquía aunque fuese la mano derecha del Rey.
El Rey Evan suelta una carcajada, no era la primera vez que el Marqués regañaba al Duque, pero este al parecer nunca le importaba sus palabras y menos las etiquetas. Así que el rey decidió indicar con su mano al Marqués, que todo estaba bien y que se podía retirar.
Mientras este se retiraba el duque expresó: "al parecer su Majestad cuenta con bastante tiempo libre para tomar el té con el Príncipe y escribir tonterías en una carta"
El Rey a quien no le importaba sus dardos afilados le responde: "pero esas tonterías fueron las únicas que te hicieron venir Duque Erik.. llevo meses escribiéndote y tú tienes la osadía de no contestar, ni asistir al llamado de su Majestad... me sentía muy solo y al parecer fue la única manera de hacerte venir y al evidentemente funcionó espléndidamente... mira solo tardaste un día para llegar".
El príncipe Miler quien escuchaba atentamente la conversación conocía el carácter del Duque y sabía que este únicamente asistía al palacio cuando era necesaria su presencia, no gustaba de sus modales y no entendía el aprecio de su padre por él, pero no podía difamar la lealtad de este hombre con su padre. Así que si el rey lo había convocado con urgencia personalmente a través de cartas, varías veces, algo estaba sucediendo y no había sido partícipe de ser informado, por lo que se dirigió al Duque Erik y le dijo: "Si mi padre ha insistido con tal devoción durante estos meses, porqué has rechazado su llamado y no has cumplido tu deber". El Rey intervino en favor de su hijo diciendo: "eso es exactamente lo que he querido en estos meses; tu presencia. Pero te has negado y me has obligado a tomar una decisión radical que hiciera traer tu rostro ante mí"
El duque Erik se acercó a la mesa dando un puñetazo sobre ella exclamando al príncipe: "porque al contrario de ti que vives perdiendo tu tiempo tomado el té con tu padre Príncipe de Deira, tengo cosas más importantes a que recurrir que al llamado de un rey que me solicita venir a tomar el té o a dar un paseo por el reino." El príncipe al escuchar la queja del Duque comprende que su padre definitivamente lo ha molestado por cosas insignificantes y él había caído en sus juegos al inmiscuirse en sus conversaciones.
El Rey sin ninguna molestia por las acciones del Duque tomaba su té tranquilamente. El príncipe al ver de su padre su descaro preguntó al Duque: "Duque Erik, no creo que una simple invitación a tomar el té y a salir de paseo por el reino es lo que te tiene molesto".
El duque no quitaba la mirada fija e intensa hacia el Rey y calmando sus ánimos expreso: "rey Evan espero que lo dicho solo sea un juego tuyo, ya que no pienso acceder a tus caprichos, solo vine a dejártelo claro su majestad".
El Rey dejó su té sobre la mesita y en tono molesto le respondió: "¡Duque Erik no es un capricho, es un mandato sellado por mí que debes cumplir, si desobedeces te despojaré de todo lo que posees y de tus títulos... yo te los otorgué y volverá a mí si no cumples con el mandato."
Erik molesto responde: "En primer lugar, su Majestad el ducado del Sol cuando me fue entregado era una pocilga que ahora florece gracias a mí, en segundo lugar ese fue mi pago por mi servicio durante años en la guerra así que no tiene derecho y en tercer lugar jamás le solicite ni me interesa sus estúpidos títulos. Así que no piense que por despojarse de todo accederé a tu mandato, es todo lo que he de decir, con permiso Rey Evan y príncipe Miler"
El duque Erik salió como alma que lleva al diablo, no podía creer que el rey se atreviera a involucrarse hasta en su vida personal, sabía que era caprichoso y manipulador, pero esto ya había rebosado su copa y cuando estaba a punto de retirarse del palacio su nombre fue pronunciado, Erik giró y se inclinó cortésmente saludando respetuosamente: "Reina Vera es un placer volverla a ver tan noble y saludable como siempre"
La reina se le acercó y notó la molestia del duque Erik así que le dijo: "Veo que al fin acudiste al llamado del Rey Evan, hasta cuando tenías planeado dejarlo esperando, mi esposo te tiene gran aprecio Duque y solo desea tu compañía y eres un ingrato".
"A caso el rey no tiene esposa e hijos para que se entretenga mi señora", respondió Erik
"Tienes razón, pero no somos lo suficiente, está encantado contigo al igual que mi hija", le contestó la reina Vera.
Erik se sentía agotado de discutir con la familia real que solo le daba la razón a los caprichos del rey, así que opto por decir: "majestad Vera agradecería que prestara más atención a su majestad Evan y así me evitaría a mí dolores de cabeza y evitaría que se metiera en decisiones de mi vida personal"
La reina ya conocía de antemano su molestia y lo que provocó que el duque se presentará al palacio y le dijo: "Erik eso hago, mi esposo estaba muy deprimido debido a tus desplantes así que le di una idea y que eso haría que tú te presentará ante él... y por lo que veo funciono a la perfección".
Erik no podía creer lo que sus oídos habían escuchado, ya se decía así mismo que tal idea no pudo habérsele ocurrido al rey.. Al parecer todo había sido orquestado por la reina.
La reina al ver su intranquilidad y molestia le expreso: "No fue una decisión apresurada y caprichosa de mi parte muchacho, pero si no lo hacía toda tu vida ibas a ser molestado por el rey y yo perdería su atención por tu culpa".
"Y yo que tengo que ver", respondió Erik molesto.
La reina caminó hacia la salida del gran portón del palacio solicitando a sus sirvientes y guardias que los dejaran solos. Erik la siguió esperando por su respuesta a tan absurda situación.
La reina se acercó a una de las rosas que embellecía el palacio y le manifestó: "Duque Erik nadie mejor que yo entiende el corazón de mi esposo, El te considera como una rosa, valiosa, bella pero muy espinosa que no deja que nadie se te acerque y tal vez es por eso que permite tanto irrespeto de parte tuya. Si tú estuvieses casado, él estaría tranquilo y no te volvería a molestar a menos de que el reino lo requiera"
"Y qué gano yo con todo esto", contestó el duque Erik
"Mi palabra de Reina que su majestad el rey Evan no te volverá a molestar y además haré que firme un decreto que ni siquiera el rey mismo podrá despojarte de tus bienes y tus títulos. ¿Qué me dices?", Respondió la Reina Vera
El duque Erik no le molestaba la propuesta de la reina, a sus ojos reconocía que la paz que vivía el reino de Deira en gran parte era por la astucia de la reina. Así que respondió: "Trató hecho, solo tengo una sola condición...no quiero ninguna relación familiar con la realeza".
La reina expresó una gran sonrisa juntando sus manos y aplaudiendo la decisión del duque, a su vez le dijo: "No te preocupes por lo demás, la candidata ya está elegida, viene de una gran familia, educada y muy inteligente. Además, la fecha de la boda está fijada solo tendrás que asistir elegantemente".
Erik no podía creer lo que escuchaba, al parecer había caído en la trampa de estos dos infames y se habían salido con la suya, sin contar con él. Todo estaba organizado incluso la forma de convencerlo, no tenía ánimos de discutir su descarades solo quería salir de allí, el oponerse lo llevaría a ser fastidiado nuevamente por el rey , tomó un suspiro profundo despidiéndose de la reina y salió del palacio.
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El Rey había quedado muy preocupado por la repuesta del Duque Erik de Cork, era un joven muy testarudo, que no cedía ante él a no ser de emplear decretos para obligarlo. Sin embargo, aunque todas las anteriores veces no objetó, esta vez si lo hizo, y estaba preocupado de que el muy desagradecido prefiriera vivir en la mendicidad que acceder a su petición. El Rey caminaba de un lugar otro en el jardín, su hijo se preguntaba qué era lo que su padre como rey había ordenado al duque para oponerse a su solicitud que rompería la fidelidad de este hombre con el reino.
El príncipe Miler curioso por dicha situación expresó: "Padre que has hecho, por qué has provocado la ira del Duque de Cork al punto que prefiere vivir en la pobreza que acceder a tu mandato".
Su padre sonríe colocando sus manos empuñadas sobre su cintura expresando orgulloso: "solo le he conseguido una esposa, para un hombre valeroso y rico lo único que le falta es casarse y tener hijos, a ver si su mal humor cambia un poco, no crees hijo"
El príncipe no podía creer lo que escuchaba, su Majestad pretendía obligar al Duque a casarse quien sabe con quién a través de un decreto real, tanta era la obsesión de su padre por este hombre que llegaba a tal punto. En ese mismo momento el rey se detuvo de dar vueltas al ver a su esposa que venía apresurada hacia el jardín. Al llegar la reina a su lado, el rey tomó su mano, la besó y le dijo: "dime esposa mía lo has logrado porque yo he fallado, el muy granjua prefiere ser pobre e inclusive que lo envíe a la horca antes de obedecer, a caso no es el matrimonio algo maravilloso"
El Príncipe pensaba que no podía sorprenderse más de lo que debía, pero su madre había llevado a que su corazón se agitara de la vergüenza que sentía y de solo pensar que el Duque Erik pensará desfavorablemente de la familia real y que él también fuera señalado por tal acto degradante a causa de sus padres.
La reina Vera tomó las manos de su esposo y lo llevó a los muebles que hacían juego con el jardín y le dijo: "ha accedido casarse sin problema solo ha impuesto una sola condición"
"Cuál condición esposa mía", respondió el rey.
"Que su futura esposa no tenga nada que ver con la sangre real", contestó la reina.
El Rey Evan no tomó por sorpresas lo mencionado por su esposa. El duque Erik se había ganado su título por su gran labor al dirigir las caballerías militares destacándose desde muy joven entre los caballeros y fue él quien llevó al reino de Deira a someter a sus opresores y vivir un tiempo de paz así que Erik no provenía de la sangre noble, pero por sus venas recorría la sangre de un guerrero que mereció todos los honores dados y privilegios. Erik ni en la administración de los bienes y tierras dadas lo decepcionó, multiplicó sus ganancias convirtiendo al Ducado del Sol en la segunda tierra más fértil y comercial del reino cuando no existía ni esperanzas. El rey comprendía el rechazo de Erik por la realeza y respondió a su esposa: "jajajajaja que miserable al rechazar a mi hija. Pero algo así suponía... no sé cómo lo hiciste pero eres maravillosa, cariño, ahhh envejeceré pero tendré una preocupación menos ... tranquilidad".
La reina respondió: "Cariño el Duque de Cork es muy joven y en su mente solo existe la palabra espada o negocios, así que no opté por luchar, sino negociar, le prometí como reina de Deira que si accedía tú decretarás que sus tierras y bienes no podran ser tocados ni siquiera por la realeza"
¡Madre!, exclamó el príncipe Miler, no podía creer como habían llegado a tanto solo por casar al Duque y continuó su oposición diciendo: "el duque de Cork es un hombre muy poderoso como sabremos que un día no se opondrá al reino y nos traicionará, si hacen eso no podríamos doblegar su voluntad"
La reina y el rey estaban seguros de algo y era la fidelidad de Erik, no podían olvidar la primera vez que lo conocieron, tan solo tenía 12 años y ya podía manejar una espada, había crecido en un mundo lleno de dolor, la muerte de sus padres por los bárbaros lo volvió un hombre impulsado por el odio a ser fuerte y hábil con la espada. Erik había salvado la vida de la reina cuando se dirigía en carruaje con la princesa a unos de los poblados a realizar obras de caridad a las familias afectadas por los bárbaros, el filo de la espada del enemigo estuvo a punto de cortar su garganta mientras abrazaba a su hija que tan solo tenía 6 años. Pero un niño salió en medio de los árboles y ágilmente acabó con todos ellos. El Rey Evan quedó sorprendido al ver tal escena de hombres en el suelo muertos, sin poder creer la historia contada por su esposa. Así que le ofreció a Erik una vida cómoda pero este únicamente pidió ser parte del ejército de Deira e ir a la guerra, era un alma sin vida que había cumplido en el trascurso de los años la venganza por la muerte de sus padres y ahora necesitaba otro motivo para seguir adelante... Y para los reyes de Deira el matrimonio era lo que le faltaba al duque Erik de Cork.
La reina tomó las manos de su hijo y le dijo: "hijo mío Erik jamás nos traicionaría, él tiene un lazo irrompible con tu padre y conmigo que si aún fuera despojado de toda su riqueza aún acudirá a nuestro llamado de auxilio. Así que trata de mantenerlo a tu lado, el debe convertirse en tu mano derecha también cuando seas rey".
El príncipe desconocía los hechos del pasado y el lazo que los unía pero sabía que sus padres amaban a Cork como otro hijo más, y a pesar de que el duque no era muy afable y esquivo al afecto de sus padres reconocía que los respetaba y daría la vida por ellos.
El príncipe al despejar todas sus dudas pregunta a sus padres: "madre y padre con quien piensan casarlo"
El Rey respondió orgulloso: "bueno hubo un momento en que pensamos casarlo con tu hermana, como sabes la pobre se desvive por él, pero solo sufriría rogando por un poco de afecto. Pero así como surgió la idea inmediatamente fue descartada, aunque pensamos en sus sentimientos. no estaba calificada. Además, el dejó claro que no quiere nada con la realeza"
"Entonces quien es su futura esposa", preguntó el príncipe
"Será la hija del duque de Lennox, la señorita Isabella", contestó la reina muy feliz.
El príncipe sintió ante su respuesta como si hubiera caído un rayo sobre él, a caso su hermana y él estaban destinados a sufrir por su primer amor, el príncipe solo sonrió pero su corazón sintió dolor al saber que Isabella sería la esposa del duque y no podía oponerse a la decisión de sus padres.
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La familia Real y los Duques quienes eran cercanos a la realeza tenían el privilegio de ser educados en todas las ciencias y artes, para así poder administrar los negocios de las familias, el primer varón nacido tenía el privilegio de heredar los mayores beneficios, entre estos obtener la mejor educación casi igual que la realeza, si la familia estaba cerca al Rey.
La familia de Lennox tuvo 3 hermosas hijas pero no hubo varón, así que la mujer mayor heredaría la fortuna y el apellido pero si se casa, su esposo automáticamente quedaría con toda su fortuna por ser hombre y al apellido Lennox desaparecía en el linaje, mientras todo esto ocurría, la mayor debía hacerse cargo de los negocios familiares. Esto llevó a que Isabella fuera educada con tanta pasión y el rey Evan hiciera una excepción con la familia Lennox al no poseer un varón para que Isabella pudiese ser educada con los demás, con la condición que en el momento en que la realeza solicitará un favor de la familia Lennox este fuera concedido. Ademas,Isabella al igual que sus hermanas al tener varón estos podrían heredar el apellido de su linaje para que no se perdiese.
En la escuela real el príncipe Miller conoció a Isabella una niña de tan solo 7 años que era llevada a diario para ser educada en medio de muchos varones, a pesar de que en un principio fue despreciada, con su encanto y su inteligencia logró ganarse el respeto de todos. Miler la admiró y se enamoró a primera vista, pero con Isabella únicamente cruzaba palabras de vez en cuando y atesoró en su corazón su amor y soñó en convertirla en la princesa heredera, no solo por su belleza e inteligencia, sino porque reconocía la dulzura de su corazón. Había dejado de verla desde que Isabella cumplió los 15 años, pues entró en edad de colocarse al tanto de los negocios de su familia. Y cuando Isabella visitaba el palacio, nunca estaba debido a sus compromisos por eso nunca tuvo la oportunidad de verla de nuevo.
Isabella también era muy apreciada por los reyes, que de vez en cuando la invitaban a tomar el té, situación que agradaba mucho a la familia Lennox y al mismo príncipe, incluso todo el reino pensaba que tal aprecio de la realeza sólo significaba que Isabella podría convertirse en la princesa heredera y futura reina, pero nunca de parte de los reyes hubo tal insinuación. Y al escuchar el príncipe Miler que ella sería de otro hombre rompió su corazón. Solamente podía observar como sus padres se alegraban por su gran hazaña, el rey se levantó y manifestó ir a buscar el Marqués para que enviar una carta a los duques Lennox solicitando su presencia en el palacio. Así que con un beso en la frente hacia su esposa se retiró, no sin antes de decir a su hijo: "habla con el duque de Cork y busca la manera que mueva su trasero a las provincias en frontera para contraatacar a esos bárbaros, debemos aprovechar su venida, es muy seguro que descansará pero se moverá mañana en la mañana a su ducado" terminado sus palabras se retiró".
La reina quien conocía el corazón de su hijo, sabía el dolor que como padres les había causado al príncipe que en silencio amó por muchos años a Isabella pero aquella joven ya había sido destinada para Erik desde niña así que debía ayudar a su hijo a seguir adelante. Tomó la tetera y sirvió té para su hijo y para ella, levantó su tacita y bebió e instó a su hijo hacer lo mismo.
Y después de organizar sus palabras expresó a su hijo: "una madre conoce siempre el corazón de su hijo... sé que desde el momento que conociste a Isabella la amaste en silencio, es una buena chica, inteligente, dedicada y responsable, tiene las características de sobra para ser la nueva reina de Deira y la mano derecha del futuro rey."
Miler desconcertado por las palabras de su madre respondió: "si madre conoce mi corazón y dolor porqué la arrojan a los brazos del Duque Cork, un hombre frío y de mal humor, a caso no soy yo mejor pretendiente para ella. Madre tu misma has dicho que Isabella tiene la fortaleza para ser una reina, explícame su Majestad tal decisión" el príncipe se sentía agobiado porque no solo había sido descubierto por su madre, sino porque ella misma reconocía lo valiosa que era Isabella, pero aun así no comprendía por qué eligieron a Erik por encima de él.
La reina muy tranquila y con cariño tocó el rostro de su hijo y le dijo: "No midas el amor Miler, tú, Anna y Erik son nuestros hijos , nada más que uno es testarudo y algo rebelde... Erik me salvó la vida a mí y a tu hermana hace 15 años, era solo un niño de 12 años que empuñaba una espada, vi tristeza en sus ojos pero también mucha venganza, tu padre por su acto tan valeroso le concedió una vida de lujos y tranquila pero la rechazó, solo pidió que se le permitiera unirse a la caballería militar, cómo un niño de esa edad podía pensar en ir a la guerra. Erik era diferente así que tu padre le concedió su deseo, de esa manera Erik fue fortaleciendo su espíritu por años en medio de la guerra. Y en medio de toda esta situación, un día los duques de Lennox solicitaron una audiencia con el rey, informando que no tenían heredero y solicitaban que su patrimonio fuera heredado por unos de sus nietos y no por el esposo de sus hijas como se acostumbra, ya que no deseaban perder su linaje. El Rey Evan miró a los ojos a Isabella que tan solo tenía 5 años, era una niña tranquila y obediente así que decreto que Isabella sería educada con la realeza y ella heredaría la riqueza del ducado de Lennox. La familia Lennox quedó sorprendida por la decisión del rey, al ver como vio favorablemente a Isabella, pero a cambio solicitó a la familia de los duques que en el momento que la familia real solicitará un favor a cambio, ellos deberán concederle sin objetar. Además de que Isabella no se comprometería con nadie sin su aprobación. Hijo mío, tu padre ya había elegido el destino de Isabella y Erik, antes de que tú la conocieras,".
El príncipe Miler conoció la razón de tanto aprecio de sus padres a Erik, no era que existiera un lazo irrompible en ellos. Sus padres habían creado los lazos dejando atrapado al duque Erik. Además de que ya había perdido en el amor desde quince años atrás, su corazón no pudo con tanta conmoción que su alma se desgarró en llanto sobre en el hombro de su madre quien le abrazo y le dio palmaditas de aliento, la reina sabía que en algún momento esto sucedería. Pero desconocía el profundo del amor de su hijo hacia Isabella, no había nada que pudiese hacer a menos de que Isabella se negase a desposarse con el duque.
Miler lloraba desconsoladamente desgarrando cada pedazo de su corazón roto, se aferró a los brazos de su madre intentando calmar su alma y decirle a su corazón que hasta allí había de llegar su amor por Isabella.
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